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Una mujer de no más de un metro sesenta, cabello color ónix largo, con ojos grandes y pestañas largas del mismo color; sus labios no pasan desapercibido, mientras que el inferior en grueso y casi redondo, el superior a penas si se alcanza a ver en una fina línea. Su nariz respingada hace contraste con sus mejillas rojizas, aunque, la sombra que rodea su pómulo por lo bajo, demuestra cuán delgada es en realidad. Unas definiciones llamativas, que sin duda hacen girar a cualquiera para contemplarlas, pero no es el prototipo ejemplar, simplemente es bella, una belleza particular.
Goo Yeonsoo entra al departamento quitándole de un solo movimiento el bate a Namjoon quien queda perplejo ante la pequeña mujer. Esta juguetea con el bate en una mano mientras que con la otra, pasa sus huesudos dedos por los polvorientos muebles. Observa con determinado cuidado el lugar, como si ningún detalle del lugar se le fuese a escapar. Yoongi no puede evitar observarla a detalle. Se había olvidado de su apariencia, ni siquiera recordaba que fuera tan pequeña, tan delgada, y tan... intimidadora. Solía ser una chica callada, que apenas levantaba el rostro para encarar a alguien, siempre en la sombra, pero a la vista de todos. Pero ahora, no hay rastro de timidez en sus movimientos, no hay rastro alguno de la chica que su destartalada memoria recuerda.
-Escuché que estabas buscándome, Isilo -dice la mujer y deja el bate al lado del sofá donde estaba descansando Yoongi, y mira con burla a Namjoon-. Hasta me sentí halagada. -Ríe seca.
Se saca la chaqueta grande que lleva quedando solo en una blusa de manga corta, unos short de cuero y en los pies unas viejas botas militares llenas de barro.
-¿No crees que lo haces muy difícil? -dice Yoongi recomponiéndose. Cierra la puerta y se encamina a la ventana pasando de largo a Yeonsoo que ahora se encuentra sentada en el sofá. Enciende un cigarrillo y vuelve a mirarla.
-Tal vez, pero no sería divertido si fuera... -hace un mohín buscando la palabra correcta-fácil.
-Como sea, Yeonsoo. ¿Qué haces aquí? -Yoongi la mira de pies a cabeza deteniéndose en las visibles, pero no tan escandalosas cicatrices.
Yeonsoo tiene unas tres en las piernas, una en el cuello que se pierde dentro de su blusa y otra en el brazo izquierdo. Claramente esas cicatrices tienen más historia de lo que parece. Se pregunta si ella fue capaz de autolesionarse, o si aquello fue a causa de su escape; también se cuestiona si fue el mismo Hyun quien se atrevió a marcarla así, pero de inmediato descarta esa idea. Ella era su diamante en bruto, no podría lastimarla.
«Pero lo hizo, y tú lo sabes», se recuerda.
Ella mira por unos segundos a Taehyung que a pesar de todo el ruido no se ha movido ni un poco. Sigue con la boca abierta de par en par y todo desparramado por el colchón.
-¿De qué hablas? Tú me buscas a mí, Isilo. -Ella se levanta de su lugar y pasa a la cocina.
-Quiero darte dinero para Hyun. -Yoongi la sigue con la mirada.
Namjoon, quien aún seguía al lado de la puerta, camina con sigilo hacia el bate para tomarlo y dejarlo donde lo sacó. Mira a Yoongi un poco inquieto. La verdad es que la mujer impone carácter y a leguas muestra que no es alguien con quien te gustaría meterte. Sus cicatrices hablan por ella, y aunque tal vez estén equivocados es mejor seguir con cuidado.
-No sabía que aún trabajabas con él. -Abre las gavetas una por una, ceñuda.
-No trabajo para él, es una deuda que tiene un conocido y quiero pagarla. -Yoongi inhala dejando que el humo se apodere de su pecho para luego sacarlo por la nariz.
-¡Oh! Ya veo... -Yeonsoo abre el refrigerador y ladea la cabeza al encontrar sobras de comida y tres pack de cervezas-. ¿Eres tú el deudor, grandulón? -Señala con un dedo a Nam quién aún sigue a la defensiva-. Porque dudo que sea este caballero. -Ella ríe señalando a Taehyung dormido y abre una lata de cerveza para darle un enorme trago-. ¿Qué harás por mí a cambio?
-Dame tu precio. -Yoongi tira la colilla por la ventana y va por una cerveza.
Yeonsoo se sienta nuevamente en el sofá y mira a Yoongi y Namjoon quienes están frente a ella afirmados en la pared.
Primero recorre la vista de pies a cabeza a Namjoon quien se inquieta ante su mirada penetrante. Ella ríe y pasa a su siguiente víctima, Yoongi sostiene su mirada y es ella quién se inquieta un poco. Se muerde la boca seductora y moja sus labios con la punta de su lengua.
-Podría conformarme con una noche contigo. -Señala a Namjoon y le guiña un ojo.
-Yeonsoo, basta de juegos. Le darás el dinero a Hyun, ¿o no? -Yoongi se impacienta y termina la cerveza de un solo trago.
-Aunque me gustaría ayudarte, no puedo. Salí de la vida de Hyun hace meses. -Su actitud soberbia cambia drásticamente a una más tranquila. Su rostro es más serio ahora-. Estoy huyendo de él hace meses.
-¿Qué haces aquí entonces? -Yoongi se rasca la nuca exasperado. Ella era la única que podría llegar a él. Ahora la única alternativa es hablar directamente con Hyun.
«¡Maldito Jimin!», piensa Yoongi.
Hay demasiados asuntos pendientes cuando se trata de su antiguo jefe, cosas que no se atrevió a resolver y teme que aquello lo arrastre de nuevo.
-Creo que estamos en el mismo bando. Necesito...
-No soy guardaespaldas de nadie -la corta Yoongi.
-Bájate de tu caballo, príncipe. -Ella arruga la frente y niega-. No estoy aquí porque necesite protección. Quiero ser libre. Estoy cansada de esconderme. -Ella tira su cabello hacia atrás-. Y a pesar que lo hago bien, ya no quiero seguir haciéndolo.
El sonido de una llamada entrante interrumpe el momento. Ella mira directo a los ojos neutros de Yoongi esperando alguna clase de respuesta, pero no sabe qué decir, ni lo que ella pretende con él. Yeonsoo pone los ojos en blanco y saca su celular para contestar.
»Sí, Watson, estoy viva. No, no van a dañarme... -Vuelve a rodar los ojos divertida y mira al par de amigos-. Uno parece que ya se mea en los pantalones. -Ríe mientras mira a Namjoon-. Sí, sí, ese mismo. El otro duerme mejor que tú. -Se escucha del otro lado de la llamada una escandalosa risa-. Isilo... pues él está igual de apetecible.
Yeonsoo le guiña un ojo a Yoongi que ni siquiera se inmuta y vuelve a la llamada para cortarla.
»Creo que podemos llegar a un acuerdo. -Yeonsoo mira seria a Yoongi.
-Por supuesto que no. Ahora vete. -Yoongi camina hacia la puerta y la abre-. No haré tratos contigo porque no pienso hacer nada para Hyun. Solo entregaré el dinero.
-Estás loco si crees que Hyun te dejará ir tan fácilmente. -En las palabras de Yeonsoo se filtra la desesperación.
-Ya lo hizo. Estoy seguro que lo volverá a hacer si le llevo el doble de dinero -dice Yoongi haciéndole una señal con la cabeza para que salga.
-Sabes que no lo hará, y me vas a necesitar.
-Ahora la desesperación es más que clara.
-Vete.
Yeonsoo toma una bocanada de aire para replicar, pero se arrepiente de inmediato.
Cierra los ojos y respira hondo unos segundos. Levanta la cabeza, ahora con una media sonrisa en su rostro y se acerca a Namjoon quien se tensa ante su cercanía, ella toma su mentón y deposita un suave beso en su mejilla para dirigirse hacia Yoongi y hacer exactamente lo mismo. Sus labios húmedos y fríos impactan con su mejilla provocando un escalofrío. Se separa de él y desaparece, entre el pasillo oscuro y los relámpagos de la tormenta.
Namjoon suelta todo el aire contenido y mira a Yoongi inclinado, buscando una respuesta que él no tiene y duda que pudiera llegar a tenerla.
-No lo sé -responde a su silenciosa pregunta-. He trabajo mucho tiempo con Hyun, sé que puedo persuadirlo -dice Yoongi cerrando la puerta y caminado al sofá donde estaba recostado antes.
Namjoon lo imita en silencio y ambos se quedan mirando la puerta por donde desapareció la menuda mujer de carácter prepotente y mirada amenazante.
⭒❀⭒
-Buenos días. -La dulce voz de Haneul espabila a Jimin quien se encuentra en la silla de ruedas mirando hacia el cielo. Ella asoma la cabeza por la puerta y, al ver que Jimin se encuentra ya despierto, entra-. No puedo creer que hoy te irás.
Haneul se sienta en la punta de la cama mirándolo con tristeza en sus ojos. No lo conoce mucho, ni siquiera lo suficiente para llamarlo amigo o conocido. Pero aquel chico de mirada dulce y triste de alguna manera logró ocupar un mínimo lugar en su corazón, ya que ella lo visitaba a diario y pasaban horas hablando. En definitiva, será alguien que realmente va a extrañar.
-También voy a extrañarte -bromea Jimin y gira para poder mirarla a los ojos.
-¿Quién viene por ti?
-Jungkook dijo que vendría.
-¿Quién de la manada de amigos extraños que te has conseguido cuidará de ti? -Haneul se levanta de la cama y se para del otro lado de la ventana para ver la calle.
-¿De qué hablas? -Jimin confundido, arruga la frente.
-Hablo de que a pesar de que te han dado de alta tienes que tener a alguien ayudándote a moverte en el departamento. A bañarte y esas cosas -dice inequívoca.
-¡Oh! Eso no lo sabía -masculla y se rasca su nuca, avergonzado.
-¿Sabes?, puedo ir a ayudarte algunas horas si no te molesta -dice Haneul ignominia.
-Estaría abusando de tu generosidad -niega con cierto rechazo.
-¡Por supuesto que no! Además, podría pedir al hospital que lo registre en mis antecedentes. Se vería muy bien en mi currículum. -Ella sonríe forzosamente ante la idea de hacerlo por caridad y no porque realmente lo quiera hacer.
-En ese caso estaría bien. -Jimin sonríe de la misma manera. Haneul asiente lento.
-Iré a hablar con el encargado de servicio comunitario. Volveré con un cronograma para arreglar los horarios en los que te voy a ayudar -dice rápido y sale al mismo tiempo que la puerta se abre dejando a la vista un sonriente y risueño Jungkook.
-¿Estás listo? -sonríe Jungkook.
Jimin piensa en lo raro que se había vuelto su conversación con Haneul. Ciertamente la chica es una risueña sin remedio, encantadora, piel clara, ojos pequeños, cabello hasta por debajo de los hombros y el mismo simétrico perfil que su hermano; sin duda alguien que queda en la mente de cualquiera que la viera por siquiera unos segundos. Pero algo parecía fuera de lugar, tal vez ella se siente responsable de alguna manera y por eso quiere hacer caridad con él. Jimin, ante esa idea, se siente desilusionado; no sabe por qué, pero se siente enfadado y decepcionado.
-Ya casi, solo tengo que guardar un par de cosas -responde Jimin y espabila sus pensamientos respecto a Haneul, toma su cuaderno donde hace garabatos para guardarlo en la mochila-. Debemos esperar a que Haneul venga, me va a dar unos horarios.
Jungkook asiente y saca su móvil para tirarse en la cama y empezar a juguetear en espera de la menuda chica.
»¿Cómo conociste a Haneul? -suelta Jimin sin voltear a verlo.
Jungkook baja el teléfono para mirarlo, Jimin se encuentra sumergido en sus pensamientos. Jungkook deja el móvil un lado, se acomoda en forma india sobre la cama y coloca la almohada sobre sus piernas.
-En primer año de secundaria. -Jungkook ríe antes los recuerdos-. Estaba siendo amenazado por un grupo de niños de quinto año, querían mi dinero y a pesar de que en otras circunstancias se los hubiese dado ese día tenía mucha hambre -dice y se pierde en un punto fijo en la pared que tiene en frente, al mismo tiempo que Jimin se voltea a verlo-. Me dieron una paliza que hasta hoy me duele. -Larga una carcajada-. Pero no lograron llevarse mi dinero. Ellos se fueron y de toda la multitud que estaba viendo ese día, entre toda esa gente alta una pequeña niña se acercó y comenzó a gritarles a todos. ¡Demonios!, cuando se enoja da miedo. -Ríe de nuevo y mira a Jimin que tiene toda su atención en la anécdota que cuenta-. Ese día cuidó de mí en la enfermería. Se dio cuenta de que mis notas eran bastantes bajas así que no solamente me cuidaba de esos matones, si no que me ayudaba en las calificaciones.
-Así se hicieron amigos. -Jimin asiente.
-No, de hecho, no la veía como amiga. Era bastante mandona. -Lo mira sonriente y recuerda aquella época donde sus preocupaciones eran mucho mayores de lo que son ahora-. Un día iba camino a casa como de costumbre, pero ese día en particular decidí tomar otro camino. Encontré un grupo de chicas discutiendo, no le tomé mucha importancia. Hasta que me di cuenta de que en realidad era un grupo de chicas contra una sola persona -masculla y se pone serio ante los recuerdos-. Haneul estaba siendo acorralada, recuerdo que tenía golpes en el rostro. Ese día descubrí que Haneul no tenía amigos, y que la golpeaban porque ella no les quería dar su mochila donde solo había un táper con comida.
-¿Peleaba por comida? -Jimin parece confundido. Eso en definitiva no suena para nada a Haneul.
-No -niega con la cabeza Jungkook y hace una breve pausa, puede notarse a leguas lo mucho que le cuesta continuar con la historia-. Esa comida era para mí. Haneul, sabía que era una persona pobre y que había días en los que no comía.
El corazón de Jimin se encoge al escuchar aquello, y no puede negar que entre Jungkook y Haneul en realidad hay mucha más historia de lo que pensaba.
«¿Cómo competir contra eso?», piensa Jimin.
-Ese día me di cuenta de la hermosa persona que es. Desde entonces, prometí que jamás dejaría que nadie le hiciese daño. -Jungkook se encoge de hombros-. A medida que crecimos fuimos aprendiendo del otro.
-¿Qué pudo aprender ella de ti? -dice Jimin mordaz.
-Que la vida no es color de rosa como ella creía -asiente pensativo.
-Bien, Jimin, ya tengo tus horarios -dice Haneul entrando en la habitación con una libreta-.Hola Wonie -lo saluda mientras le da unos horarios a Jimin-. Te veré hoy a las nueve de la noche.
-¿Están saliendo? -suelta Jungkook sin filtro ocasionando que ambos lo miren sorprendidos.
-¡No! ¡Qué cosas dices Jungkook! -chilla ella espantada. Jimin la mira ante ese tono y luego agacha la cabeza.
Es imposible que alguien como ella se fuese a fijar en él. Ella es un ejemplo de hija, de amiga, de ser humano, mientras que él es todo lo opuesto a lo correcto. Jimin sin duda echaría a perder a Haneul si ella lograse acercarse a él.
-¿Estás listo ahora? -masculla Jungkook y mira con la mandíbula apretada ante la reacción desmesurada de Haneul.
Jimin fija su mirada en la postura erguida de su amigo, que cambio después de su sorpresiva pregunta. La incomodidad lo invade y debe apartar la vista de aquellos dos amigos para no decir algo equivocado.
-Aún no, necesito guardar unas cosas.
-Déjame ayudarte...
-¡No! -Jimin le aparta las manos-. Puedo hacerlo.
Jungkook solo asiente y se aleja de él.
-¿Podemos hablar un segundo, Wonie? -Haneul toma de la campera a Jungkook y tira de él fuera de la habitación.
Jimin, con sus pensamientos desencajados por lo idiota que se siente por romantizar a Haneul, que claramente debe de querer a un chico mejor de lo que él podrá ser en diez vidas. Y no es que de pronto un amor inquebrantable creció en su corazón, ni nada parecido, solo que ella le ha dado atención que no sabía que le faltaba. Tal vez quiere poder devolverle todo aquello, pero nada podría darle él que no le hayan dado antes. Decide dejar sus pensamientos a un lado por un momento y guarda las cosas con cuidado, y con una mano gira la silla de ruedas y se mueve hasta la puerta donde, sin querer hacerlo, escucha a Haneul y Jungkook hablar.
-Es suficiente -chilla Haneul en un susurro.
-Te dije millones de veces que no te metas -responde Jungkook más serio de lo que jamás lo había escuchado antes-. Si en algún momento se salía de control iba a salir, te lo dije, ¿o no?
-Me prometiste que si algo no andaba bien salías. -Su voz se quiebra y Jimin siente la necesidad de abrazarla, pero se contiene. Algo en su conversación no suena bien.
-Nada ha pasado. -Jungkook se toca el cabello y lo tira hacia atrás con frustración-. No eres mi madre, ya no decides por mí.
-Deberías contarle a tus amigos. -Haneul se cruza de brazos.
-No puedo.
-Tal vez yo lo haga. -Haneul parece segura y enfadada.
-Haneul, basta. Ya no somos niños. -Jungkook se gira sobre su eje-. Tus amenazas ya no me afectan. Ya no me puedes acusar con Chan como solías hacer. Está muerto.
⭒❀⭒
-¿Seguro que si vas, Hyun te dejara ir fácilmente? -Namjoon parece inquieto ante la idea de Yoongi frente a Hyun. Si bien jamás conoció a Hyun, los rumores en las calles hablan por sí solos. Para que Yoongi sienta temor de ir, en definitiva, no es una persona con la que quieras cruzarte todos los días.
-Sí, llevo el tripe de la deuda de Jimin, gracias al dinero que pusimos entre todos. -Yoongi guarda el fajo de dinero en la mochila-. No quiero que vayan ustedes.
-¡Eso no está a discusión! -Taehyung niega con la cabeza al mismo tiempo que se acomoda la chaqueta.
-No vamos a pelear, ¿de acuerdo? -Yoongi mira fijamente al par de amigos que están dispuestos a acompañarlo-. Si la cosa se pone fea, se largan.
-Ni...
-Se largan. -Yoongi corta a Namjoon antes de que siga-. Ellos no andan con juegos. Si deben ponerles una bala en medio de la frente, créanme que no dudarán en hacerlo.
-Yoongi se masajea la sien.
-De acuerdo -dicen al unísono el par de amigos.
Los tres salen del bocho viejo de Namjoon y se encaminan por un largo laberinto de oxidadas bodegas pequeñas. El camino se hace eternamente largo, al tiempo que los nervios y el miedo crecen en Yoongi; la idea de tener a Hyun en frente no lo atemoriza tanto como la idea de que Hyun sepa de la existencia de Namjoon y Taehyung. Él podría utilizar al par a su favor, chantajeándolo a su antojo con tal de no lastimarlos.
Al final del laberinto se ve un grupo de chicos jugando a las cartas y bebiendo. Yoongi les susurra que mantengan la vista abajo, pase lo que pase, y ellos le obedecen sin cuestionar.
El grupo de chicos quedan atónitos al ver al viejo Isilo pasarles sin vacilar, con confianza y total seguridad; seguido de un par de chicos encapuchados. Otro grupo de chicos lo ven, pero estos, en cambio, lo detienen poniendo una mano sobre el pecho de Yoongi.
-No eres imbécil, sabes quién soy. -Yoongi respira profundo. -Si quieres conservar tu mano, retírala.
El chico, prepotente, vacila, y luego de pensarlo unos segundos decide no jugar con fuego y retira la mano de su pecho.
-Ya no eres bienvenido aquí. ¿Qué quieres?
-La voz ronca del chico se escucha fuerte e insegura.
-Eso a ti no te importa. ¿Está Hyun?
-S... Sí... -dice el acompañante del chico frente a Yoongi.
-Voy a pasar, y puedo ir con ustedes escoltándome, o arrastrándolos. -Yoongi saca de su bolsillo un cigarrillo, lo enciende e inhala.
-Sabes el camino -El grupo de chicos se aleja sin quitarle la vista de encima y Yoongi continúa su camino.
Sus manos sudan hasta no dar más, mil ideas erróneas cruzan su cabeza en ese momento y aunque trate de llevarlas lo más lejos posible no logra hacerlo. Es mala idea haber traído a Namjoon y Taehyung; esto, en definitiva, no saldrá bien. Yoongi se arrepiente inmediatamente y para en seco.
-¿Qué haces? -Namjoon susurra.
-No puedo. Los va a dañar. -Yoongi coloca una mano en cada pecho de los chicos dispuestos a echarlos y continuar solo, o al final, irse con ellos.
-Ya estamos aquí, ¡maldición, Yoongi! -El pánico se filtra en las palabras de Taehyung.
Yoongi mira la cara aterrorizada de Taehyung y decide echarlos. No será buena idea que ellos sigan adelante, nunca es buena idea seguir adelante cuando Hyun está al final del camino.
-Vaya, vaya. ¿Mira qué tenemos aquí?
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