38
Yoongi abre lentamente sus ojos, tiene tanta pesadez en ellos que lo único que quiere es poder a cerrarlos y seguir durmiendo. Se siente exhausto, su cuerpo duele y sus músculos están tensos. No puede evitar recordar la noche anterior, ha pasado tanto desde que ha estado así con una chica que su cuerpo necesitaba de el de ella.
Abre un ojo mientras se refriega el otro con su mano, gira lento y encuentra el cuerpo dormido de Yeonsoo. Su cabeza descansa en el pecho de él dejando que su larga melena color petróleo caiga en su rostro. Yoongi retira un par de mechones para poder tener una mejor visión de la chica que le ha dado la mejor noche de su vida; sin duda, han estado complaciéndose mutuamente, hasta que el sol saliera y sus cuerpos no dieran abasto.
El pelinegro delinea el hombro hasta la mano de Yeonsoo con la yema de sus dedos, que reposa en su pecho con mucho cuidado. Hay marcas visibles en sus brazos producto de la brutalidad que ha ejercido la noche anterior. Sin poder evitarlo arruga el entrecejo al ver con como aquellas marcas violetas y amarillentas escandalizan su lechosa piel. Yoongi acaricia la zona sensible, provocando que ella respingue aún dormida.
La culpa lo invade de repente y las ganas de querer golpearse con fuerza le pican Sabe que pudo haber evitado esa brutalidad, en algún momento de la noche, perdió por completo la razón, incluso él mismo se sorprendió de lo bruto que puede llegar a ser con ella.
Barre el cuerpo desnudo de la azabache para encontrarse con más marcas, pero ésta vez son dedos, en sus muslos y espalda baja. Sin duda han sido provocadas por él.
—Deja de verme. Me pones incomoda —susurra ella sin moverse ni un centímetro.
—Lamento eso —murmura Yoongi con la voz enronquecida volviendo a tocar la piel sensible. Yeonsoo levanta levemente la cabeza y lo mira adormilada, sin poder abrir por completo los ojos.
—No lo arruines. —Ella se sienta, tiene todo el cabello desordenado y levantado. Yoongi sonríe ante tal visión—. No saques tu lado moralista ahora.
—Pero ya lo hice, al provocarte esto. —Corre un mechón que cae sobre su pecho y deja expuesta una gran masca violeta sobre uno de sus pechos.
—Yo no lo lamento, así que por favor no lo lamente tú —menciona Yeonsoo, al mismo tiempo que pasa lento las yemas de sus dedos por la piel sensible de Yoongi, provocando que arrugue la nariz.
No fue el único que aplicó un poco de fuerza la noche anterior, y en realidad espera que el chico a su lado no lo lamente, o tendrá que enviar una de sus mejores noches -en años- a la caja de recuerdos tortuosos; en el que Hyun reina. La idea de tener en el mismo lugar al hombre de mirada felina y al psicópata detrás de ella y todos sus amigos, la tortura más de lo que creía. Y aunque quisiera, no puede. Yoongi no es Hyun. Y Hyun no es ni la sombra de lo que es Yoongi.
Yoongi sabe que decirle a Yeonsoo lo mucho que lamenta las marcas que dejó, desataría una discusión entre ellos que en realidad no quiere tener. Por eso, solo se limita a asentir, y reprimir las ganas de besar sus marcas para más tarde llenarle de promesas sobre no volver actuar así.
—¿Qué hora es? —Yeonsoo deja salir un gran bostezo estirando los brazos hacia los lados, liberando un poco la tensión de sus músculos.
Yoongi toma el celular de la mesa de luz y lo enciende. Abre los ojos de sopetón al ver que pasan de las cuatro de la tarde, en realidad no esperaba que fuera tan tarde.
—Va a ser las cinco de la tarde. —Ríe Yoongi y deja el celular de dónde lo sacó.
—¡Vaya! De verdad estábamos cansados. —Ella ríe y se tira sobre el pecho de Yoongi sintiendo su corazón latir con fuerza. Besa sus labios y comienza a jugar con su cabello negro.
—¿Vas a decirme por qué estabas tan rara ayer? —Yoongi intenta encontrar su mirada, pero tan pronto como dice aquello ella se tensa y se aleja.
—No arruines el momento, Yoongi —masculla por lo bajo y traga duro, sabe que no puede decirle más de lo que ya ha dicho, o todo va a empeorar.
—Estabas mal. Se supone que debemos hablarlo —murmura él y se sienta. Yeonsoo se levanta de la cama y toma la playera que la noche anterior llevaba puesta Yoongi para colocársela, además de su braga—. No puedo pasar por alto eso.
Yoongi le imita maldiciéndose por dentro. Es tarde para evitar una pelea, y lo sabe por la distancia que ella toma de él, como si aquello que le tortura no pudiera escapar de su garganta y le estuviera ahogando. Se coloca su boxer y encima un pantalón deportivo.
—¿Se supone que debemos hablarlo? —Ella ríe por lo bajo y se sienta de forma india en la cama.
—No lo sé, dime tú. —Yoongi la señala sin verla—. No sé qué demonios somos, no se si tengo derecho o no a preguntarte sobre tus pensamientos.
—Yoongi...
—Lo sé, lo sé -la corta y se sienta a su lado—. No es necesario hablarlo, pero me importas y cada vez que te veo de esa forma, así, conmigo, siento que no tienes la suficiente confianza para contarme qué sucede y me... me duele —susurra—. Porque te he mostrado todo de mí, incluso conoces a mi familia y jamás he dejado que nadie lo haga, te demuestro que me importas y...
—¡Ey! —Yeonsoo llega hasta a él y lo abraza por la espalda dejando un beso en ella—. Tranquilo, si quieres saber te lo diré.
—No quiero que te sientas obligada.
—¿Quieres que te cuente o no? —farfulla con genuina advertencia de que comienza a enojarse.
—Solo si tú quieres.
—Cuando todo termine, voy a extrañarte —susurra ella melancólica.
—¿De qué hablas? —Yoongi gira para verla directo a los ojos y la abraza por la cintura para tenerle más cerca.
—De que cuando lo de las pelea por fin llegue a su fin, tú... volverás a tener tu vida de antes. —Ella sonríe forzada.
—No quiero mi vida de antes —murmura él frunce el ceño—. Quiero mi vida de ahora. ¡Ésta vida! Contigo.
—¿Estás loco? —Ella ríe por lo bajo.
—¡Sí! por completo —anuncia obvio y acuna su rostro para besarle—. No importa qué vida tenga, si es contigo.
Las ganas de decirle que lo ama le pican pero se contiene. No es momento de empeorar las cosas, más cuando Yoongi está así de expuesto. Pero sabe que en cuanto la verdad explote en sus caras todo eso que ahora él le susurra sobre el oído, así de dulce, así de honesto y tierno, será reemplazado por rechazo. Tal vez, el cambio de trato que hizo con ellos le ayudará a Yoongi y a los demás a superar la verdad; o tal vez, solo es una excusa para no ver ni escuchar todo lo que ellos le dirán. Porque al final le odiarán y n hay nada que pueda hacer para evitarlo.
—Espero que sigas pensando eso cuando todo termine —murmura en un hilo.
Yoongi le toma por la barbilla y levanta su cabeza con delicadeza. Le sonríe triste porque una parte de él teme el final. Y es que la verdad no tiene idea de a quien se enfrentará en la final, pero de lo que está seguro es que puede ser alguien letal. Ni siquiera es capaz de imaginar lo que puede pasar con ella si muere durante esa pelea. Tal vez, esa es la razón por la que debe prometerle un futuro juntos. Necesita que ella tenga esperanzas para ambos, porque la de él se agota a medida que pasan los días; al mismo tiempo que su amor por Yeonsoo crece. Solo espera poder terminar todo para decirle que le ama y que se quede a su lado el resto de sus días, aunque solo sea momentáneo.
—No puedo hacer esto sin ti, Yeonsoo —confiesa—. No sé cómo hacerlo.
—Terminemos con Albutula de una vez por todas.
—Terminaré esto por los dos, y luego nos iremos de vacaciones a la isla Jeju por una semana entera —promete entre una sonrisa triste.
Yeonsoo rodea el cuello de Yoongi con sus débiles brazos y une sus labios en un triste beso. Yoongi le corresponde al mismo tiempo que a puerta de entrada es tocada tres veces. Yoongi se separa a regañadientes y le susurra a ella que le espere en la cama. Sale de la habitación y mira a temperatura en el termómetro de la casa. Está tan cálido el lugar que no tiene la necesidad de colocarse una playera, pero está completamente seguro que afuera hace un frío del infierno. Abre la puerta aún sonriendo triste y la vivida imagen de Taehyung aparece de pronto.
—¡Oh! —Taehyung mira a detalle el torso y cuello de Yoongi—. ¿Qué te sucedió? —Frunce el ceño divertido. Yoongi hace un mohín para restarle importancia porque en realidad no sabe qué decir—. Jimin no está en casa y los demás viven un poco lejos. —Tae levanta un pack de cervezas de seis.
La espina dorsal de Yoongi se estremece al darse cuenta que en otra habitación, se encuentra semidesnuda la chica del que Tae está enamorado. Pero él también lo está, y no puede pelear con él por ella, porque no solo tendrá que tomar una de las decisiones más difíciles, sino que, comenzará la lucha campal interior más grande de todos sus años vividos.
—Claro, pasa. —Se hace a un lado y lo deja entrar—. Déjame que me cambio y salimos a tomar a un bar, yo invito.
—De acuerdo —dice el castaño, Yoongi se gira para irse pero Taehyung lo detiene—. ¡Madre santa!, ¿con quién demonios te acostaste?
—¿De qué hablas?
—Tienes toda la espalda completamente lastimada. —Frunce el ceño preocupado.
Yoongi se acerca a un espejo de pared cerca del pasillo e intenta ver las marcas. En realidad son muy escandalosas, no duda que pudo haber salido una que otra gota de sangre de ellas. Sonríe por lo bajo y se va directo a la habitación dedicándole una mueca a Tae para que no se preocupe. Al entrar a su cuarto encuentra a Yeonsoo jugando con su móvil a algún tipo de juegos de armas.
—Es Taehyung —susurra. Yeonsoo abre los ojos sorprendida y lo mira bajando el celular—. Quiere que tomemos cerveza.
—No quiero esconderme por él, ¿sabes? —murmura ella y suspira—. Creo que voy a decirle la verdad.
—No, él es mi amigo. —Se acerca a su closet, saca una playera térmica color negro, un pantalón de mezclilla y un buzo canguro encima del mismo color.
—¿No tienes ropa que no sea negra? —Yeonsoo arquea una ceja divertida.
—¿Y tú sí? —responde divertido cambiándose.
—Touché —farfulla y chasquea la lengua. Toma su móvil y vuelve a su juego de armas.
—Voy a hablar con él, intentaré que todo quede de la mejor manera posible, después te cuento como me fue. —Gatea hasta donde está la pelinegra y deja un húmedo beso sobre sus labios.
Yeonsoo lo toma del cuello para profundizar su beso, al mismo tiempo que se recuesta sobre la cama, dejando que Yoongi caiga encima de ella, afirmando su peso sobre sus manos en el edredón. Ella abre la boca un poco más y Yoongi introduce su lengua profundizando aún más el beso. Yeonsoo mete una de sus manos bajo la remera, erizando su piel, pero tan pronto como Yoongi jadea sobre su boca, se detiene colocando una mano sobre la muñeca de ella y separando sus labios.
—Espera —musita con los ojos cerrados, Yeonsoo vuelve a unir sus labios al mismo tiempo que él se despega como si solo ese acto quemara todo en su ser—. Yeonsoo... espera. Taehyung me está esperando.
—Solo serán unos minutos —ronronea ella sobre sus labios.
—Vamos, cariño —susurra él y le mira—. Tenemos mucho tiempo para esto.
Yeonsoo deja salir un suspiro pesado y le suelta cayendo seco sobre las almohadas. Le mira con el entrecejo arrugado. Yoongi vuelve al filo de la cama y le mira ladeando la cabeza.
«Perderé la cordura por ti», piensa Yoongi y le toma por los tobillos y jala de ellos hasta tener a la menuda mujer debajo de él, con las piernas hacia los lados. Se inclina tanto como puede y vuelve a besarla. Profundizando el beso.
Yeonsoo gruñe contra sus labios y coloca una mano en su pecho para tomar distancia.
—Si no terminarás, no sigas —le señala.
Yoongi jadea antes de dejar un corto beso sobre sus labios y se despega. Antes de atravesar la puerta, mira a Yeonsoo que se vuelve a acomodar sobre la cama, tomando el móvil entre sus dedos. Vuelve a la sala de estar donde Taehyung espera tecleando en su celular.
—¿Está Yeonsoo? Podemos invitarla.
—Hay un lugar que han abierto hace poco. Tienen muchos tragos interesantes que quiero probar —esquiva su pregunta, Tae asiente y ambos salen de la pequeña casa.
Yoongi enciende un cigarrillo a penas salen del pequeño lugar. El frío lo choca de frente, tanto así que un escalofrío lo estremece. No tiene idea de lo que le espera, pero lo que sea que pase, esta noche debe terminar con él diciéndole la verdad sobre su relación con Yeonsoo.
—De hecho, hay un sitio al que quiero ir —dice Taehyung—. Supe que tiene buena reputación.
—Claro, vamos —murmura Yoongi dando otra calada.
Ambos se montan al bocho de Yoongi y conducen por las largas y estrecha calles de Seúl. Yoongi le cuenta el pequeño drama entre Jimin y Haneul, de lo idiota que es al comportarse así y que las cosas en realidad son complicadas para el castaño; también le cuenta que desde que se fue, Jimin fue quien se ocupó de su lugar en las peleas. Claro que Taehyung se sorprendió mucho de eso, pero Yoongi lo reconfortó al decirle que no debe preocuparse mucho; sabe dar buenos golpes además de ser rápido.
Taehyung, le cuenta que tuvo una pequeña visita de sus padres hace unos días. Yoongi sabe la historia detrás de esos dos seres humanos, pero no es quien para juzgar las decisiones de los demás. Sobre su madre y su lucha diaria con la adicción.
De alguna manera sus conversaciones se dirigen hacia la dirección opuesta a la que quería el pelinegro. Intenta buscar el momento adecuado para decirle que es él quien está con Yeonsoo.
Finalmente, llegan a un pequeño lugar, sin cartel, sin nombre, solo una puerta de chapa negra con un hombre de dos metros en ella.
—¿Qué es este lugar? —pregunta inseguro Yoongi.
—Ya lo verás. —Tae sonríe de lado y se acera hasta el hombre para saludarlo con la mano. El hombre asiente y se hace a un lado abriendo la puerta.
La oscuridad proviene desde el interior, Yoongi no quiere entrar pero Taehyung se ve tan seguro que lo único que puede hacer es confiar en él. Ambos entran al reducido lugar, iluminado por una luz negra. Al final, la música llega hasta los oídos de Yoongi, Taehyung abre una segunda puerta y el olor a cigarrillo, sudor y colonia lo invade de repente haciéndolo pestañar.
—¿Me trajiste a un burdel? —Yoongi frunce el ceño confundido.
—¿Hay algún problema? —Ladea la cabeza.
Yoongi niega suave. No cree que el mejor momento para decirle la verdad sea en este lugar, por lo que opta por mantenerse callado y seguir su juego, después de todo, sabe perfectamente que el castaño nunca lo llevaría a un burdel sin una razón válida. Algo trama y debe descubrirlo.
Una moza que viste solo ropa interior de encaje rojo, Yoongi no puede evitar pensar lo bien que Yeonsoo se vería con ese conjunto. Los lleva hasta una mesa cerca de un escenario, da unas pequeñas caricias en la espalda de Tae y este le hace una seña para que se acerque. Le susurra algo al mismo tiempo que ella se relame los labios y clava su mirada en Yoongi.
Él traga duro y se remueve incómodo. No es la primera vez en un lugar como ese, pero de alguna forma, las cálidas caricias que Yeonsoo le brindó antes de salir todavía queman contra su pálida piel. No se siente preparado para reemplazarlas por unas frías y calculadoras caricias de alguna desconocida. Y duda que en algún momento pueda tocar a alguien más que no sea la piel marcada de la menuda mujer.
—¿Qué le dijiste? —Yoongi le habla por lo bajo una vez que la mujer se va.
—Nada, no te preocupes.
—¿Qué demonios hacemos en este lugar? —dice entre dientes, ya comienza a sentirse fastidiado.
—Vamos a disfrutar un poco —murmura—. Solo es un show.
Yoongi asiente con la mandíbula apretada y se tira sobre la silla. Taehyung le imita, sin embargo, saca su móvil y comienza a teclear en él como si no supiera en donde se encuentra, o con quien.
La misma chica vuelve con dos cervezas grandes, una botella de whisky y dos vasos.
—¿Qué intentas? ¿Embriagarme? —masculla Yoongi frunciendo el ceño. La mujer al dejar las cosas del lado de Yoongi, comienza a acariciar sus piernas sin vergüenza. El pelinegro da un respingo y traga duro.
—Es hermosa, ¿verdad? —dice divertido Tae cuando ella se va—. Espera a ver el espectáculo. —Sonríe de costado y llena los vasos.
Después de al menos dos horas y media y haberse tomado tres cervezas y un poco más de la mitad del whisky, Yoongi está oficialmente ebrio. Taehyung ni siquiera se siente mareado, claro que es por el hecho de que ha dejado de que Yoongi tome sin cesar mientras él solo se limitaba a dar pequeños sorbo; aunque mejor dicho, solo se mojaba lo labios con el líquido.
Yoongi está ebrio pero no lo suficiente para poder olvidarse al día siguiente. Arrastra su lengua al hablar y está seguro que no va a poder mantenerse de pie ni un segundo sin ayuda de alguien.
—Ya quiero irme. —Yoongi termina el último sorbo de su vaso.
—Está por empezar el espectáculo. —Tae vuelve a servir en su vaso al mismo tiempo que las luces se apagan.
Una canción sensual comienza a sonar, los hombres en las mesas continuas aplauden y gritan por ver a aquellas sensuales chicas. Unas cinco mujeres comienzan a balancearse en el escenario, mientras que abajo, cerca de las mesas las mujeres se acercan a algunas mesas. Claro que no podía faltar esas dos mujeres que los veían de lejos acercarse hasta ellos.
Una chica morena se sienta en las piernas de Yoongi tocando su pecho y cabello. Él despabila totalmente cualquier signo de ebriedad. Mira a Taehyung asustado, pero este solo se encarga de susurrar cosas y sonreirle a la chica que está frente a él.
—Perdón pero no quiero esto —murmura con genuina honestidad. La chica tira la cabeza hacia atrás y ríe—. No eres tú, eres hermosa pero hay una chica esperándome afuera.
—No nos acostaremos.
—Lo siento —responde.
Desde que la chica se sentó en su regazo, mantuvo las manos detrás de la silla, sin intención de querer tocarle. Y es que no tiene ganas de hacerlo, mucho menos en esas circunstancias.
—Conozco a Yeonsoo —suelta de pronto, paralizando al pelinegro. Toda la sangre se acumula en los pies de Yoongi y el pánico se instala en su sistema—. Tranquilo, los he visto juntos así que le llame a penas te vi aquí.
—Va a matarme —dice Yoongi y traga duro.
—Para nada. —Niega con la cabeza—. Dijo que dormirías en el sofá pero que entendía el juego de tu amigo.
—Oh... —susurra él mirado a Taehyung. De alguna forma ya lo sabe, y con esto quiere demostrar que en realidad Yoongi no es para Yeonsoo—. Gracias —dice él y la chica decide irse.
Destapa la botella de whisky y comienza a tomar directamente de ella. Dejando que el dulce líquido queme su garganta de manera despiadada. Taehyung sabe que él está con ella, y eso empeora las cosas; tal vez debió abordar el tema desde un principio y no dejar que las cosas llegaran hasta este punto. De cualquier forma ya es tarde y en cuanto salgan del lugar debe decirle toda la verdad. De cómo no pensó en él y se terminó enamorando de la chica que quería.
—¡Demonios, Yoongi! —masculla Taehyung quitándole la botella. Toda ebriedad que antes creyó haber espabilado ha vuelto, pero aún peor—. Es hora de irnos.
Cruza uno de los brazos de Yoongi sobre su cuello y coloca su otra mano en su cintura para poder ayudarlo a caminar, Taehyung le quita las llaves del auto a Yoongi y lo sube de copiloto. Gruñe por lo bajo y cierra la puerta con fuerza.
—¿Por qué hiciste esa estupidez? —escupe el castaño y arranca el auto.
La noche ya ha caído y el reloj marca cerca de las ocho de la tarde. Yoongi se deja caer contra el asiento, tirando la cabeza hacia un costado, listo para lanzar todo lo que consumió en estas pocas horas. No tiene nada sólido, lo sabe, pero tiene mucho contenido alcohólico en su sistema. Lo suficiente para dejarle una resaca por la mañana siguiente.
—Lo sabes, sobre Yeonsoo y yo —murmura arrastrando las palabras.
—¡Claro que lo sé! —farfulla y niega con la cabeza enojado—. Lo sé mucho antes de que ustedes estuvieran juntos.
Yoongi lo mira expectante. No puede evitar recordar las palabras de Jimin y Jin, al decirle que estaba enamorado. Mucho antes de que se diera cuenta. Eso le hace cuestionarse cuan obvio fue, y si fue lo suficiente para que incluso Taehyung lo supiera.
—No soy un niño, entre ustedes hay una química que nunca habrá entre Yeonsoo y yo —confiesa Taehyung.
Da vuelta en la siguiente calle y acelera, Yoongi ya ha comenzado a hacer arcadas, es probable que no falte mucho para que devuelva todo el alcohol que le ha metido a su cuerpo, sacando el hecho que desde que se levantó no ha comido nada. Sin embargo, incluso aunque es consciente de que el alcohol puede hablar por él, dice—: Solo respondeme algo, ¿la amas?
—Como no tienes idea. —Yoongi deja caer su cabeza hacia un costado exhausto—. Pero no me hagas elegir, porque sabes que te elegiré a ti.
Taehyung frunce el entrecejo pero no dice nada, si la ama tanto debería elegirla a ella, sin embargo, Tae sabe que Yoongi es alguien fiel a sus amigos. Nunca le gustó pelear con alguien por una chica, siempre sostuvo que hay que ser demasiado idiota para elegir a una chica antes que a tus amigos. Prefiere no seguir pensando en eso y baja la ventanilla del copiloto para que se espabile un poco. Al final, es en vano pelear con un ebrio que lo único que pasa por su mente es vaciar su estómago.
Al final, llega a casa de Yoongi y lo ayuda a bajar.
—Soy un muy mal amigo, lo siento tanto —murmura Yoongi arrastrando las palabras totalmente consumido por el alcohol.
—¡Cállate! —Tae niega con la cabeza y lo carga para entrar.
La puerta de la pequeña casa se abre lo que Tae agradece demasiado. Yoongi es casi peso muerto y debe usar sus dos manos para moverle. De la casa, sale Yeonsoo vistiendo una remera que le vio usar demasiado a Yoongi en el pasado, unos shorts que se camuflan debajo de la prenda grande y el cabello atado. Si bien Tae ya sabía lo que pasaba, verle así le causa estragos. Una parte de él, pensó que se equivocaría, pero ahora sabe que Yeonsoo siempre será «ella» para Yoongi.
—¿Qué sucedió? —chilla en busca del vulnerable chico.
—Se tomó una botella de whisky. —Lo arrastra hasta la habitación con ayuda de ella.
—¿Por qué lo hiciste? —Yeonsoo le saca los zapatos y lo tapa con una frazada. Antes de irse a la cocina con Taehyung deja un balde cerca de la cama, sabe que en algún momento su estómago no va a dar más y va a vomitar.
—Yo no hice nada. —Taehyung se defiende.
—Sabes que si lo hiciste. —Tae se dirige a la salida pero Yeonsoo lo detiene, lo toma del brazo y lo dirige a la cocina. Le da un plato de mandu y cerveza—. ¿Por qué acorralarlo hasta ese punto?
—No lo sé, tal vez quería demostrar que en realidad no es para ti —suelta Tae y come una empanada.
—¿Lo lograste? —Yeonsoo toma un sorbo de cerveza, él niega aún con la boca llena—. ¿Qué piensas?
—No tengo voz ni voto respecto a su relación —se sincera—. Realmente quise hacerle elegir, entre tú y yo.
—¿Sabes qué pasará si lo haces elegir?
—Sí, ¿y tú?
—Claro que lo sé, y estoy totalmente de acuerdo. —Ella se encoge de hombros—. Yoongi es alguien demasiado fiel a sus amigos.
—Por esa razón no puedo hacerlo elegir. —Toma cerveza y se hecha para atrás—. No creo que sea necesario perder a dos personas que me importan por un capricho mío.
—¿Entonces?
—No voy a ser un estorbo para su relación, y tampoco voy a dejar de hablarles. —Sonríe ampliamente—. Sin embargo, si el idiota te daña, o hace cualquier cosa que te moleste voy a partirle la cara y voy a luchar por ti.
Yeonsoo tira la cabeza hacia atrás divertida.
—Es bueno saber que si fallo en ésta relación tengo una de vanguardia.
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