30


El día está extrañamente más caluroso de lo normal, para ser pleno invierno. Hoy le dan de alta a Yeonsoo, de hecho, mientras Yoongi retira todo del asiento del copiloto donde va a sentarse ella, Haneul termina de firmar los papeles de su salida. No tiene idea del porqué después de las insistencias de parte de Jimin porque permanezca alejada, ahora es la misma Yeonsoo quien parece no soltarle.

Yeonsoo pidió estrictamente que él no se bajara del auto. Yoongi no tuvo problema alguno, de hecho, luego de pedirle el auto prestado a Namjoon creyó que este iba a estar ordenado y limpio, en cambio, está lleno de papeles regados por todos lados, sin mencionar la pila de ropa innecesaria que hay en la parte trasera.

Yoongi aprovecha el tiempo para mover todas las cosas a la cajuela. Haneul sale del hospital con Yeonsoo sobre una silla de ruedas y él baja del auto de inmediato hasta llegar a ella.

—¿Cómo te sientes? —Yoongi la mira preocupado, está más pálida de lo normal.

—Bien, solo llevame a tu casa porque no aguanto estar tanto tiempo sentada —susurra ella haciendo muecas de dolor. Yoongi sin protestar la guía hasta la puerta de copiloto y con mucha delicadeza la ayuda a sentarse para luego colocarle el cinturón de seguridad.

—¿Te llevo? —le pregunta a Haneul.

—No. —Niega con la cabeza—. Tengo mi turno hoy aquí, así que...

—¡Oh! De acuerdo, espero verte pronto. 

—Recupérate pronto —murmura con amabilidad, inclinándose sobre la ventanilla.

—No seas estúpida, y recapacita lo que te dije —masculla de vuelta Yeonsoo.

Yoongi prefiere no preguntar demasiado sobre el extraño cambio de palabras y hace una reverencia en dirección a la castaña agradecido de que se quedara con ella durante algunos días, así podía seguir con su trabajo. Mete la llave en el encendido y mira a Yeonsoo para decir:

—Vamos a casa, amor.

⭒❀⭒

Yeonsoo no dijo nada en todo el viaje, el hecho que haya dicho «a casa» en vez de «mi casa» le dejó en el suelo. Sin mencionar, claro, que al llamarla «amor» terminó por ablandar su duro corazón. Se sentía expuesta a pesar de no haber contestado.

No pudo dirigirle ni una sola palabra a Yoongi aunque él intentó iniciar una conversación más de una vez, pero al ver que solo quedaban en el aire por falta de respuesta, prefirió mejor mantenerse callado. Después de todo, Yeonsoo seguramente no se sentía con ganas, o al menos eso pensaba él.

Tampoco era de su desagrado no hablar, había muchas cosas en su cabeza en ese momento, desde que tiene que renunciar a su trabajo que le quita mucho tiempo y la paga es demasiada mal, hasta la absurda charla con Taehyung. Sin duda lo último lo tenía de mal en peor.

Ya no puede negar sus sentimientos cuando se trata de ella, pero en definitiva no puede decirle a su amigo que es él quien está ocupando el lugar que a Tae le gustaría. Sin duda es una de las cosas que más le daña con respecto a Yeonsoo; no le gustaría elegir entre su amigo y ella, porque al final, él será quien salga lastimado.

El recorrido hasta la pequeña casa no es tan largo como ambos creían, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba estacionado frente a la casa.

—Déjame que te ayudo a bajar. —Yoongi se desabrocha rápido el cinturón de seguridad.

—Puedo sola —farfulla Yeonsoo sin mirarlo. 

Se saca el cinturón sintiendo cada músculo tenso, las malas fuerzas y sumándole el hecho de que ya no tiene morfina circulando su sistema, su cuerpo se siente sumergido en un dolor sordo.

A pesar de eso, tiene la necesidad de tratarlo indiferente, de la misma manera que hacia antes, solo y únicamente para recordarse a sí misma que él no tiene poder sobre ella.

Yeonsoo baja del auto con una mueca de dolor, a pesar de haberle dicho a Yoongi que no necesita su ayuda él le ha ignorado y ahora está parado al lado de la puerta intentando ayudarla.

El pelinegro estira los brazos pero ella lo rechaza.

—Dije que puedo sola. —Lo mira indiferente y entra a la casa a puras penas. Se saca la chaqueta y la deja caer al suelo, camina guiada de la pared y entra a su habitación.

—Puedes dormir en mi habitación, es más cómodo —menciona Yoongi que la sigue de atrás.

—Estoy bien —farfulla entre dientes mientras se sienta en la cama y lo mira esperando a que la deje sola.

—¿Qué sucede? —Yoongi se afirma en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

—No sé de qué hablas —responde con desdén y se tira a la cama sintiendo su cuerpo arder.

—Si es por lo del hospital no hay necesidad hablarlo. —Yoongi camina a paso lento hasta Yeonsoo y la toma por la espalda baja y las piernas—. No me hables si así prefieres, pero esta cama no es muy cómoda.

La levanta por los aires como si estuviera cargando un bebé y sale hasta la habitación de él. Y a pesar de que el agarre es firme, no le daña en lo absoluto. El corazón de Yeonsoo da un vuelco; no puede evitar sumergirse en el olor inconfundible de Yoongi: una suave mezcla a colonia, cigarrillo y jabón. Es embriagante.

—No te vayas. —Lo toma por la playera, cuando la deposita con cuidado sobre el edredón. Yoongi pasa uno de sus brazos por los hombros de Yeonsoo y se recuesta a su lado dejando que la cabeza de ella descanse en su pecho—. No hagas eso.

—¿Hacer qué? —El pelinegro acaricia las hiedras del cabello de ella.

—Tratarme de esa forma, como si me lo mereciera —habla con desdén, pero al mismo tiempo tortuosa.

—¿Porque dices que no te lo mereces?

—No lo sé, será por toda la mierda que traje a tu vida y a la de tus amigos —musita.

—También son tus amigos, y no creo que tu seas una mierda —murmura y besa su cabeza con delicadeza—. Además, todos merecemos ser tratados bien.

—Eres un adulador. —Ríe seca, mira a Yoongi desde abajo, sus ojos se encuentran cerrados, y aún así sigue moviendo sus dedos de su cabello—. ¿Dónde están tus padres, Yoongi?

—¿Ahora seremos íntimos? —murmura y sonríe divertido.

—Tal vez —susurra—. No vas a dejarme y no quiero dormir.

—De acuerdo, pero tendrás que responder todas las preguntas que me hagas luego —dice él apretando más el abrazo, con su mano libre toma una manta y se la hecha encima de los dos.

—Me parece justo —habla ella. Después de todo no hay secreto que pueda ocultar ahora mismo a Yoongi, a excepción de uno, claro.

—Mi padre murió hace años, se suicidó cuando las deudas le llegaron a la médula —masculla con la voz apagada—. Me dejo y a mi madre además de una deuda enorme, tuve que dejar mis estudios para trabajar y mi madre se esforzó mucho. —Chasquea la lengua—. Esa deuda ya la pagué y en cuanto mi madre tuvo la oportunidad volvió a Busan.

—Lo siento —dice incómoda, sabía que historias así iban a llegar tarde o temprano, pero no creía que se sentiría así se incómoda.

—No lo hagas. —Delinea con las yemas de sus dedos el brazos desnudo de Yeonsoo.

—Yo nunca conocí a mis padres, desde que tengo memoria he rebotado de una casa hogar a otra. Supongo que no puedo extrañar algo que en realidad nunca tuve. —Suspira—. Aunque tal vez me gustaría la sensación de pertenecer a una. Hyun es lo más cercano a una familia que he tenido y no es la gran cosa. 

»Supe que tengo un hermano mellizo, pero a él lo adoptaron de pequeño. Literalmente podría estar en cualquier parte del mundo —murmura.

—¿Nunca lo buscaste?

—No lo podría encontrar aunque quisiera —murmura—. Los registros de las personas que lo adoptaron se quemaron en un incendio hace casi veinte años. Si tuviera la oportunidad, me gustaría irme lejos con él y rehacer mi vida. 

Yeonsoo sonríe de lado, sintiendo un remolino de emociones acumularse en su pecho. 

—¿Cuál es tu historia con Chan?

El cuerpo de Yoongi se tensa y todas las caricias delicadas paran en seco. Yeonsoo se cuestiona si es buena idea seguir con esa pregunta.

—De acuerdo, voy a contarte toda la historia. —Yoongi traga duro y se acomoda mejor, para poder así comenzar a contar la historia—: Yo conocí primero a Jungkook, no a Chan. Volvía de mi trabajo y vi un grupo de chicos peleando. No quise acercarme porque estaba muy cansado para sumarle una pelea. —Ríe ante los recuerdos.—. Pero algo me detuvo y me acerqué, estaban golpeando a Jungkook de una manera brutal. Lo saqué a rastras, el chico estaba enfurecido y a pesar de que le estaban dando una buena paliza quería quedarse.

»Recuerdo que lo lleve a rastras hasta su casa —continúa Yoongi después de una pausa—. Chan salió hecho una furia con Jungkook y en vez de enojarse por meterse en problemas solo lo abrazo. Recuerdo verlo llorar mientras abrazaba a su hermano, sabía que no me incumbia estar ahí así que solo me di la vuelta para irme, pero Chan no me dejo. —Sonríe sin dientes sumergido en un mar de recuerdos—. Me quedé solo porque no quería hacerlo sentir peor de lo que ya estaba, desde ese entonces me hice amigo de Chan, fue raro en realidad. No era alguien con amigos, de hecho no tenía ninguno antes de él. Me hizo entender que era mejor obtener dinero de una manera honesta que lo que hacía para Hyun. —Yoongi vuelve a pasar las yemas de sus dedos por brazo de Yeonsoo—. Fue difícil pero no imposible, tiempo después conseguí un trabajo en un restaurante y me mantuve en el «camino correcto», hasta que mi madre no pudo pagar unas cuentas. Necesitábamos dinero y no me pagarían hasta dentro de semanas. —Vuelve a suspirar, pero ésta vez más melancólico—. Me contacté con Hyun y le pedí que me diera un último trabajo, pero él no tenía mucho que ofrecer. Me dijo que vendiera droga y me dejara el dinero. 

Yoongi hace una extensa pausa, como si los recuerdos de lo sucedido esa noche lo torturaran más de lo que puede soportar.

—Llevé droga a la fiesta dónde se suponía que nadie iba a salir lastimado; Jimin se encargó de llevar a Chan a la fiesta. Le vendi droga a Jin, en ese momento no lo conocía, y él la puso en un vaso, fue pasando de mano en mano hasta llegar a Chan. Antes de irme de la fiesta vi que alguien le pegaba a un chico, preferí no meterme, ya tenía el dinero para pagar la deuda que llevábamos atrasada así que me fui. —Su cuerpo se tensa. Yeonsoo decide que es tiempo de reconfortarlo y lo abraza con todas las fuerzas que su cansado cuerpo le permite—. Al otro día me enteré que a quién golpeaban era a Hoseok, y Chan totalmente drogado lo quiso ayudar; Taehyung se bloqueó por completo y Namjoon... —calla.

—No fue por estar follando. —Ella termina la oración.

—¿Cómo sabías? —murmura con una pizca de diversión.

—Namjoon me lo contó una noche. 

—Fue un suceso en cadena. Ninguno de nosotros provocó su muerte, porque en realidad murió en la pelea, un mal golpe.

—¿Qué pasó con el sujeto que lo golpeó?

—Esta en prisión, pero de alguna forma sentimos responsabilidad por todo lo que pasó; todos ayudamos a que eso pasara. —Yoongi se muerde  el labio.

—Jungkook, ¿lo sabe?

—No, nunca pudimos decirle la verdad —se sincera—. Aunque creo que en el fondo sabe que algo no anda bien; cuando dieron los resultados de Toxicología descubrieron droga. Él jamás se hubiera drogado, ni en mil años.

—Eso no significa que sospecha. —Intenta consolar de alguna forma a Yoongi.

—Lo sé, pero me parece curioso que nunca haya preguntado el porqué de todo; desde Chan en una fiesta hasta la droga en su sistema —murmura con inquietud—. Quiero creer que sospecha y nunca ha dicho nada, o tal vez hay una parte de Chan que sí lo hizo y solo Jungkook sabía.

—Nunca terminas de conocer a las personas, en realidad. —Yeonsoo se atreve a levantar la cabeza y se encuentra con el rostro de Yoongi, mirando hacia un punto en la ventana totalmente perdido en sus pensamientos. Tiene los ojos cristalizados.

Ella levanta su mano y acuna su rostro llamando su atención, Yoongi la mira con media sonrisa y ella no tarda en unir sus labios. Hay muchos sentimientos expuestos, él sacó cada capa dura y se desnudó por completo ante ella.

—¿Porqué Isilo? —Yeonsoo pregunta sin filtro. Exponiendo más la verdadera cara de sujeto que la envuelve en un cálido abrazo.

—¿Preguntas qué hacía realmente para Hyun? —modifica totalmente la pregunta, Yeonsoo asiente—. Cuando las personas no pagaban a tiempo era el encargado de saldar deudas, ya sabes. —Hace un mohín para completar la oración.

—¿Haz matado a alguien? —Yeonsoo se tensa ante esa pregunta.

—¿Cambiaría algo si te dijera que si? —responde en un susurro. 

Yeonsoo se pregunta si realmente quiere saber sobre si el chico de sonrisa dulce fue capaz de darle fin a la vida de una persona. Hyun nunca fue bueno con las personas que le debían dinero, y cuando estaba a su lado supo sobre uno que otra persona a la que tuvieron que hacer «desaparecer», y el hecho de imaginar a Yoongi acatando una orden así de su exnovio le provoca estragos. Pero al final, Yoongi sigue siendo él mismo, y su pasado no le importa realmente. No es como si ella no cargara sangre en sus manos.

—No —responde al final.

—¿Alguna vez escuchaste el nombre de Jakoc? —menciona Yoongi acariciando su brazo.

Yeonsoo frunce el entrecejo haciendo una rápida repasada por las personas que conoció al lado de Hyun y al final asiente.

—Sí, el sujeto que andaba contigo. Se decía que solo era puro músculos, que el único que era capaz de matar eras tú —menciona recordando los rumores—. Hablé con el en pocas ocasiones, era muy amable.

—Sí, lo era. Pues él era en realidad quien hacía el «trabajo duro» —confiesa—. Se encargó de dejar el rumor de que fui yo quien había matado esas personas.

—¿Por qué no lo desmentiste?

—Supongo que era más fácil así, si me creaba una reputación como esa, cuando iba a hacer mi trabajo la gente no peleaba conmigo y nadie salía lastimado.

—Sigo sin entender porqué Isilo.

—En Zulu significa bestia —menciona—. No estoy orgulloso de lo que hacía si es lo que realmente te preguntas. Pero no quiero deshacerme de esa reputación.

—¿Porqué?

—Porque ayuda a personas como tú. Si no fuera por esa reputación Hyun no me tendría tanto miedo —formula con pesadez.

—¿Es cierto? —murmura insegura.

—Ya hiciste una pregunta y no respondiste —susurra Yoongi entre risas—. Pero lo dejaré pasar solo porque estás drogada. 

Yeonsoo ríe por lo bajo y se aferra más al cuerpo de Yongi.

—¿Tú mataste a Akaria? —murmura en un hilo, sientiendo las palabras quemar contra su paladar.

Los recuerdos de esa noche le hacen cerrar los ojos con fuerza, pero se las arregla para mantener la compostura y no caer en un mar de lágrimas. 

Yoongi se tensa, la idea de que siga que si fue él le causa tanto temor que no tiene idea de lo que sentirá al respecto.

—No sabía que le conocías.

—¿Al menos sabes porqué Hyun le mandó a matar? —pregunta con melancolía. Yoongi niega y es entonces que se permite hablar—. Akaria estaba ayudándome a escapar cuando Hyun nos vio. Me encerró y antes de irse me dijo que la mataría, y así fue.

Yoongi se tensa ante los recuerdos de esa noche y todo lo que la rubia le pedía esa última semana. Decide que antes de aventurarse en recuerdos tortuosos sobre la muerte de Akaria, le responderá a Yeonsoo a su primera pregunta.

—Fue un accidente —confianza Yoongi—. Cuando Hyun dio la orden no sabía que era ella y mandé a uno de los chicos de seguridad que se encargasen. Hyun me había mentido, dijo que era un sujeto ebrio, no que era ella.

—Pero no fuiste tú —susurra Yeonsoo más relajada que antes.

—Yo di la orden. 

Un escalofrío recorre el cuerpo de Yeonsoo, si bien es cierto que solo son habladurías, el hecho de que él ni siquiera pestañara ante la orden de acabar con la vida de alguien la asusta. Pero no lo suficiente para huir, si no, para replantearse quién es en realidad el chico que la abraza y la hace sentir segura.

—¿Y tú? —pregunta Yoongi luego de ver que Yeonsoo se ha quedado pensando.

—¿Yo qué? —Ríe seca. Saliendo de su ensimismamiento.

—Todas esas cosas que dicen, ¿son verdad?

—Lo son —afirma ella y sonríe penosa, no está orgullosa de su pasado pero en definitiva no va a negarlo—. Si te refieres a la multitud de personas con las que me acosté es cierto; si hablas de las peleas en las que estuve también; incluso de las veces que estuve a un pelo de morir por sobredosis.

—¿Qué te hizo cambiar?

—No cambie —formula entre risas y lo mira.

—¿Aún te sigues acostando con muchas personas? —pregunta Yoongi divertido.

—¿Acaso dijimos que esto era exclusivo? —Ella lo mira burlona. Yoongi ríe por lo bajo y niega.

Yeonsoo no puede sentirse más a gusto con esa reacción, lo normal es que un hombre se volviera loco y obsesivo, la llamaría zorra solo por tener una vida sexual activa; en cambio Yoongi, solo lo ha aceptado y no le ha dejado.

—¿Quieres que cambie? —Yeonsoo arquea una ceja.

—Por supuesto que no, así te conocí. —Toma su rostro con cuidado y besa los labios de ella—. Solo dime que soy tu favorito.

—Lo eres —musita y sonríe contra los labios de él, y vuelve a besarlo—. Pero ya no lo hago.

—¿El qué?

—El acostarme con muchas personas —confiesa—. La última vez fue hace dos meses.

Yoongi asiente entendiendo que su embarazo fue producto de solo una noche. Una ola de alivio lo invade al saber que al menos no fue Hyun.

—¿Y las drogas?

—Nada de lo que hacía antes hago ahora. Ni siquiera me reconozco. Ahora soy dócil y... —calla al darse cuenta de lo expuesta que está.

—Me gusta ambas Yeonsoo —admite Yoongi reconfortándola—. Cualquiera que elijas está bien si está bien para ti.

Yeonsoo solo sonríe, sintiendo un extraño calor recorrer su pecho. Se acurruca más contra su pecho. El apremiante sonido de una llamada entrante suena y Yeonsoo estira su brazo para alcanzar el celular y atender.

—¿Hola?

—Hay una pelea. —masculla la voz de Hyun con desdén. Yeonsoo sonríe de lado orgullosa de lo que ha logrado y mira a Yoongi quién solo arruga el entrecejo.

Ella se retira el móvil del oído y lo coloca en voz alta.

—¿Ya no me saludas, gatito? —Ríe burlona.

—No estoy para juegos, eres una puta enferma. —Hyun suena furioso.

—Estoy en cama, ¿sabes? Adivina con quién estoy. —Afina la voz superior. Yoongi niega con la cabeza.

—No me interesa.

—Di hola, amor —lo invita a Yoongi.

—Hyun —habla Yoongi tomando el móvil—. A partir de ahora vas a comunicarte conmigo respecto a las peleas.

Yeonsoo articula un silencioso «¿Qué haces?» Pero Yoongi la calla levantando una mano, la azabache levanta una ceja incrédula y sonríe de lado.

—El trato era...

—El trato sigue igual, solo que ahora vas a comunicarte solo y únicamente conmigo. —Yoongi saca su móvil del bolsillo y anota el número de Hyun para escribirle—. Ya tienes mi número.

—¿Qué pasó? —Ríe burlón Hyun—. ¿Acaso Yeonsoo te tiene de perro faldero? ¡Oh no! —Ríe a carcajada—. Yeonsoo, eres tú la perra faldera. 

Yeonsoo frunce los labios furiosa y masculla—: Para nada gatito, somos un equipo. ¿Sabes qué es eso?

Intenta dañarlo, pero sabe que esta vez ganó Hyun, más que nada porque Yoongi antes le hizo callar y ella obedeció. 

—Bien, Isilo. Hay una pelea esta noche. Tres peleadores —dice y cuelga. 

Un pitido con un mensaje entrante con la dirección y hora del lugar le llega.

—Si te atreves a hacer eso una vez más voy a volarte la cabeza. —farfulla Yeonsoo furiosa, intentando levantarse. Yoongi arruga el entrecejo confundido y la detiene del brazo. 

—¿De qué hablas? 

—Hablo de que me has callado. —Lo mira con desprecio—. No eres mi dueño, no tienes poder sobre mí para callarme y mandarme. —Ella logra sentarse y encararlo—. Nadie te dijo que te encargues de las peleas, yo puedo. 

—De acuerdo, tienes razón. —Yoongi suspira—. No debía callarte y en definitiva no debí decirle todo eso sin consultarlo contigo, es mi error —dice agarrando sus manos con cuidado—. Por favor solo quédate. 

Yeonsoo siente calor en su pecho, a pesar que no quiera admitirlo Yoongi tiene más poder sobre ella de lo que en realidad creía. 

—No vuelvas a hacerlo —señala. Yoongi asiente y ella se tira en sus brazos, uniendo nuevamente sus labios en un profundo y suave beso. 

—¿Qué harás? —menciona Yeonsoo acomodándose de nuevo en los brazos de Yoongi. 

—¿De qué hablas? —Ladea la cabeza y besa su frente. 

—¿Quién peleará? No está Taehyung, y no puedes pelear dos peleas, ni siquiera Namjoon. Necesitan un tercer peleador. 

—No lo sé, ya veré —murmura Yoongi suspirando. 

—A menos qué... —admite ella mirándolo. Yoongi arruga la frente y cuando logra entender lo que Yeonsoo quiere decir niega con la cabeza. 

—No. 

—Por favor, podría ser...

—He dicho que no. —Niega con la cabeza interrumpiéndola. 

—Solo escúchame. —Yeonsoo acuna el rostro de Yoongi con sus manos y lo obliga a mirarla—. He visto a Jimin entrenar, pelea mejor de lo que crees, solo dale un par de consejos. —Ella se encoge de hombros—. Podrías intentarlo, si le dan una buena paliza entonces no lo metes más. 

—No lo sé. —Yoongi frunce los labios. 

—Solo prométeme que vas a pensarlo. 

—De acuerdo, lo prometo.










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