15
Para Hoseok y su infinita lista de cosas que hacer, ser encarcelado por posesión de drogas, no es una de ellas. Por eso, mientras su cuerpo tiembla en respuesta a la patrulla que los sigue de cerca, se replantea si sería buena idea abrir la puerta y aventarse. Aunque de nada serviría, después de todo, igual lo arrestarán. En su voz se filtra el pánico que comienza a crecer en su interior. Sabe que tiene que estacionarse, pero es tanta la presión que la idea de acelerar lo tienta.
-Estaciónate -dice ella mirando hacia atrás, Hoseok la mira estupefacto.
-L... La droga -masculla con la voz temblorosa y Yeonsoo lo mira.
-No te preocupes. -Ella coloca su mano en su antebrazo para tranquilizarlo-. Solo actúa normal.
-Creerán que te golpeé -dice a punto de colapsar. Hoseok se estaciona y mira por el espejo retrovisor al policía que se baja y camina hacia el auto-. Voy a ir a prisión.
-Cálmate. -Golpea con el puño cerrado el antebrazo de Hoseok haciéndolo chillar.
El policía golpea suavemente el vidrio del piloto, por lo que Hoseok lo baja con los pelos de punta. Dispuesto a encender el auto y acelerar hasta el fondo, aún si se convierte en un prófugo.
-Buenos días -saluda cordial-. ¿Sabe que la luz trasera está rota?
-Oh. No me había percatado -dice Hoseok disimulando muy mal.
El policía ceñudo se inclina un poco más para ver a su acompañante.
Sus ojos se abren de sopetón al ver el rostro golpeado de Yeonsoo, quien a pesar de que ha intentado ocultarlo no ha podido. Yeonsoo sabe que debe hacer algo, o todo se irá al caño, y no por el hecho de que los encarcelen; más bien, porque todos se enterarían de lo que intenta ocultar.
-¿Se encuentra bien, señorita? -dice el oficial.
-Oh sí, solo fue una tontería -contesta Hoseok nervioso.
-Hablé con ella. -El tono amable del hombre se esfuma y en su lugar suena cortante y pedante. Sabe perfectamente que algo no cuadra.
-Estoy bien, oficial -dice ella ahora encarando su mirada-. Tuve un accidente hace unos días. -Hace un mohín para restarle importancia-. Intentaron asaltarme y no me dejé.
-¿Segura que fue eso?
-¡Sí! -Ella ríe-. ¿Cree que él podría hacerme algo? -se burla, Hoseok la mira ofendido-. Por favor, mire sus brazos, ni siquiera puede mover un sofá de un lado a otro. Todo lo hago yo. -Ella ríe a carcajadas convenciendo al oficial-. Créame, él no sería capaz de dañar ni a una mosca, es más probable que la mosca lo dañe a él.
-Bueno, creo que ya entendió -dice Hoseok aún ofendido por las palabras de Yeonsoo.
-Solo mire su piel, suave y aterciopelada. Es obvio que no mueve un dedo. -Ríe nuevamente ella ahora acompañada de la risa del policía.
Yeonsoo se da cuenta que por fin lo ha convencido por completo, él asiente y se despide advirtiéndole a Hoseok que debe cambiar la luz rota y se va.
-¿Era necesario? -Hoseok la mira serio.
-¿Lo viste? -Ella señala el auto de la policía que se va-. A pesar de que se ha reído no se la ha creído del todo, anotó tu matricula -ella niega y vuelve a tomar agua-. Debía dejarte mal para que se vaya y podamos irnos.
-Como sea -dice desinteresado ante las excusas de Yeonsoo y arranca nuevamente, de vuelta a la casa de Yoongi.
-¿Por qué no me has preguntado sobre Taehyung? -dice ella mirando por la ventana.
Hoseok la mira de reojo.
-¿A qué te refieres?
-Sabes a lo que me refiero, ayer salí del almacén con Taehyung y hoy amanecí golpeada en casa de Yoongi.
-No lo sé. -Se encoge de hombros-. Sé que Taehyung no te hizo eso, pero sobre como apareciste en casa de Yoongi es un misterio, y aunque te pregunte no me contarás.
Yeonsoo sonríe de lado ante lo último.
Todo el camino de vuelta a la pequeña casa es silencioso. Claro que no faltaban esas miradas acusadoras de parte de Hoseok por llevar en su auto un paquete con sustancias, Yeonsoo lo ignoraba, pero no dejaba de molestarle, si bien entiende por qué está tan enojado, no puede aceptar que alguien la señale y la acuse sin conocer realmente todo el contexto de las cosas. Pero no puede decirle la verdad, no ahora. Y probablemente para cuando lo haga, ninguno de ellos querrá escuchar su versión de la historia; es por eso que no se molesta en explicar algo que no valdrá la pena al final del día.
Al llegar a la casa de Yoongi, Yeonsoo baja rápido y entra sin ser seguida por Hoseok, observa por la ventana como el auto de él tarda al menos cinco minutos en arrancar e irse, de seguro ya le marcó a Yoongi informándole todo respecto a lo sucedido con la policía y en la casa de ese extraño. Ella niega con la cabeza sonriente y gira sobre su eje para analizar a detalle la pequeña vivienda.
En la estancia hay un sofá de cuero marrón desgastado, una pequeña televisión enfrente y en medio de estas dos una mesa de madera polvorienta. Yeonsoo camina a paso lento hasta la cocina donde hay sobras de comida en la mesa redonda de en medio, un par de platos en el fregadero y al lado una heladera blanca y vieja. La abre para encontrarse con escasos productos, y la mitad vencidos. Yeonsoo ríe internamente.
Sigue caminando mirando todo a meticulosamente, asegurándose que nada se le escape, ni el más mínimo detalle. Una pequeña repisa con dos fotos le llama la atención, en una sale Yoongi con la madre de adolescente, el aura de inocente se nota a leguas; en la otra foto se encuentra Yoongi, un poco más grande con el mismo chico que salía en la foto que guardaba Namjoon. Los mismos risos, la sonrisa radiante y los ojos grandes. Yeonsoo prefiere no sobre analizar aquella foto y sigue, llega al pequeño pasillo que lleva a la estancia de nuevo y se encuentra con tres puertas, abre la primera encontrándose con la habitación donde ella durmió y sonríe de lado. El sentimiento de familiaridad la invade por unos segundos y la idea de llamar este lugar hogar la conmueve, pero tan pronto como llegan esos pensamientos, los borra, llevándolos a lo más profundo de su mente, donde no puedan volver a invadirla de esa manera tan repentina.
Continúa con la siguiente puerta, en ella se encuentra el baño, aún está tirada la playera ensangrentada que le prestó Jimin la noche anterior. Vuelve al dormitorio donde están sus cosas y saca todo de su bolso. Deja los zapatos y el arma dentro de las cajoneras que están vacías y huele la ropa. El olor a ropa mojada la invade haciéndola retroceder. Toma una canasta que hay en una de las esquinas de la habitación y coloca toda la ropa con olor a descomposición y la otra la guarda en las cajoneras. Vuelve al baño y toma la playera para colocarla dentro del canasto. Mira que hay un par de gasas en el cesto de basura, frunce el ceño y se mira al espejo examinándose, para verificar que en definitiva no tiene ninguna lesión que pueda provocar esa cantidad de sangre, vuelve a mirar el cesto y piensa internamente si Yoongi está tan herido.
Prefiere no pensar en eso por el momento y sigue con el canasto a rastras. Toca la perilla de la última puerta sabiendo que es la habitación de Yoongi, algo en ella le dice que es mala idea entrar, y a pesar de que anteriormente hubiese ignorado aquella voz ahora lo reconsidera. Yoongi no es Namjoon ni Jimin, ni Taehyung, Yoongi es diferente, es tan inesperado que la idea de pensar en cómo va a reaccionar cuando se entere que Yeonsoo ha estado dentro de su habitación la atemoriza. Pero es un miedo diferente al que está acostumbrada. Hyun la golpearía sin dudar, la policía la arrestaría y la metería en un calabozo donde no pueda ver la luz del día, tal vez un grupo de chicos abusarían de ella; pero Yoongi... él no la tocaría y lo sabe porque ha visto ese destello que emanan sus ojos, porque incluso en sus enfrentamientos mantuvo la distancia, porque cuando la tocó por primera vez, lo hizo para salvarla de Hyun; y porque la noche anterior lo hizo una vez más. Tal vez, su miedo es que él deje de hacerlo; deje de correr por ella.
Respira hondo y abre la puerta levemente pero antes de siquiera mirar algo de adentro la cierra arrepintiéndose por completo. Gira sobre su propio eje y vuelve a la cocina en busca de jabón para lavar ropa. Luego de una larga lucha con los viejos gabinetes que se atascan encuentra un paquete de detergente y vuelve al baño. Llena la tina con agua tibia y jabón, para así empezar a lavar toda la ropa maloliente y la playera ensangrentada de Jimin, después tendría que hacerle una visita para que al menos le cuente sobre la chica golpeada y devolverle la prenda.
El tarareo de una canción que resuena en su cabeza, es interrumpido por el apremiante sonido de una llamada entrante, se seca las manos con una toalla cerca de ella y atiende colocándolo en alta voz.
-Diga -dice Yeonsoo en cuclillas frente a la tina mientras sigue lavando.
-Soy yo, linda. -La voz incomparable de Hyun suena del otro lado-. Quería saber cómo estabas.
-De putas maravillas -dice Yeonsoo parando de lavar en el acto, para poder concentrarse en la llamada-. ¿Qué quieres?
-Quería que sepas que esos imbéciles no volverán a tocarte un pelo -se escucha como suspira.
-¿Salió mal la jugada? -Ella ríe irónica.
-Sabes que no dejo que nadie te toque. Eres mi diamante, Yeonie, recuérdalo.
-No estoy para juegos, di que quieres -amenaza ella, exasperada, se escucha como Hyun ríe del otro lado.
-Ya está programada la siguiente pelea.
-Tengo a mi peleador -dice ella tomando el teléfono.
-Peleadores, querida. Pelean dos de los míos así que espero ver a dos de los tuyos. -Yeonsoo arruga la frente, pero no dice nada. Ya estaba dicho que Namjoon pelearía y a pesar de que le gustaría incluir a Taehyung en esta pelea, por lo sucedido ayer lo mejor será no involucrarlo-. Después de eso hay una fiesta a la que estás invitada. Estarán varios peleadores y sus capitales.
-¿Cuándo?
-En dos noches más -dice Hyun.
Yeonsoo espera a que le dé la dirección y cuando lo hace no espera más y corta. Larga todo el aire contenido y se queda sentada en el suelo del baño mirando un punto fijo en las baldosas blancas. Debe asistir a esa fiesta a como dé lugar, pero después del comportamiento de Hyun simplemente no puede hacerlo sola. Deberá llevar a sus peleadores, por si acaso; sin mencionar que debe decirle a Yoongi que pelee, pero si está tan herido como ella cree, la única forma es que pelee Taehyung. Suspira cansada y vuelve a tomar el celular para marcar el número de Yoongi.
-¿Sí? -se escucha agitado.
-¿A qué hora sales de trabajar? -dice ella y se muerde el labio nerviosa. Si bien su voz está por completo tranquila y segura, por dentro los nervios comienzan a ser cada vez más fuertes.
-No lo sé, como en tres horas más -dice él. De fondo se escuchan gritos de algún jefe enojado y platos.
-Ve directamente al almacén cuando salgas. -Ella vuelve a morderse el labio-. Debo hablarles de algo.
-Claro, adiós -dice y cuelga sin dejar que ella se despida.
Yeonsoo mira su móvil unos instantes, tal vez no significó nada, pero es la primera vez desde que conoce a Yoongi que se despide. Siempre corta en medio de una oración de ella, o viceversa, pero esta vez él se despidió.
Ella niega con la cabeza y se deshace de todos esos extraños pensamientos. Vuelve a tomar el celular, pero esta vez manda un mensaje a Namjoon para que reúna a los chicos dentro de tres horas. Espera que le responda con un «De acuerdo» y sigue con su tarea.
Si tuviera un poco de efectivo podría ir a la lavandería y ahorrarse el trabajo de lavarla con sus propias manos, pero todo su dinero está mojado, nadie lo aceptará. Se maldice así misma y a Taehyung por haberse comportado como un idiota, si tan solo hubiesen hablado como personas adultas y él lo hubiera entendido o al menos no haber actuado como patán llevando una chica desconocida al departamento, ella no hubiera salido de la casa en plena lluvia monstruosa por lo que su dinero no estaría mojado, y para mejorar las cosas, no estaría golpeada.
⭒❀⭒
Haneul se levanta de la cama sintiendo su cuerpo totalmente paseado y adolorido. Camina tomándose la cabeza fuera de la habitación y se encuentra con Jimin dormido todo desparramado en el sofá, sonríe ante esa escena y pasa directamente al baño. Se mira unos instantes en el espejo viendo las marcas escandalosas en su rostro. Frunce el ceño y vuelve a la cocina para tomar agua y buscar en la cocina de Jimin cualquier analgésico que pueda ayudar a calmar ese dolor insoportable. Ella toma un par de pastillas que ya conoce para el dolor de cabeza y se sienta en el desayunador con la cabeza entre sus brazos.
La puerta del departamento se abre de un sopetón asustando a Haneul quien ahoga un grito de sorpresa. Jimin se para de golpe del sofá viendo como Jungkook entra embravecido a la estancia cerrando la puerta de un solo golpe.
Camina rápido y furioso hasta Jimin, lo toma por el cuello de su playera y lo levanta.
-¿Dónde está? -dice furioso.
Jimin aún está adormilado y un poco confundido con todo lo que está pasando por lo que le cuesta entender lo que sale de la boca de Jungkook.
-¡¿Qué haces?!-dice alterada Haneul acercándose a Jungkook, este la mira y el pánico le inunda todo el rostro, las facciones de Jungkook palidecen.
Suelta a Jimin y lo golpea con el puño cerrado tirándolo al suelo, este se queja y se espabila del sueño pesado que no lo dejaba entender las cosas.
-Si vuelves a tocarla prometo que te mataré -dice Jungkook amenazando a Jimin.
-Él no fue -dice Haneul al borde del llanto-. Fue Jungwoo. -Comienza a derramar lágrimas.
Jungkook la toma por los hombros y la sacude sin hacerle daño.
-¡Te dije que lo dejaras! ¡Te dije que te alejaras de él! -Está por completo fuera de sí.
-¡Estas lastimándola! -dice Jimin tomando de los brazos a Jungkook, pero este lo ignora.
Jimin automáticamente golpea al castaño en las costillas y luego se sube encima de él para darle dos puñetazos en el rostro. Si bien su intención no era comenzar una pelea, no pudo controlar la fuerza con la que lo golpeó.
-¡Jimin! -grita Haneul empujándolo fuera de Jungkook.
El castaño se sienta en el suelo limpiándose la sangre de su labio y mira a Jimin que se encuentra sentado cerca de él observándolo a detalle.
La estancia se inunda en un silencio desgarrador, las respiraciones agitadas de Jimin y Jungkook sobrepasan el sonido de los sollozos silenciosos de Haneul. Esta está alerta de que los dos chicos en el suelo no intenten empezar una pelea.
-¿Cómo demonios se te ocurre pensar que yo podría hacerle eso? -Jimin se levanta y le tiende una mano a Jungkook, este la mira por unos segundos pensando si realmente sería buena idea tomarla o no, pero después de unos segundos la toma y se levanta-. Jamás sería capaz de ponerle un dedo encima, ni a ella ni a ninguna mujer. -Jimin parece asqueado ante la idea de eso. Mira a Haneul que se abraza a sí misma completamente asustada-. Iré a comprar un par de cosas. Creo que tienen muchas cosas de que hablar.
Toma sus zapatillas y sale, no sin antes recoger su chaqueta del perchero de la entrada. Jungkook tiene que hablar con Haneul, y ahora que está tranquilo puede dejarlos solos, y no porque crea qué él puede dañarla, si no, porque cuando está enojado y fuera de sí puede decir cosas realmente hirientes.
Haneul camina hasta la cocina y saca una gasa con alcohol del mismo lugar de donde sacó por la noche para limpiar las heridas de la novia de Jimin. Vuelve y se acuclilla frente a Jungkook que ahora se encuentra sentado en el sofá mirando al suelo. Acuna el rostro de su amigo con sus diminutas manos y comienza limpiar la herida en su labio.
Un par de lágrimas comienzan a deslizare por las mejillas de Jungkook, Haneul lo mira preocupada creyendo que la causa de eso es el alcohol en su herida, pero cuando lo mira fijamente a los ojos su corazón da un vuelco con fuerza. Él la mira directamente a los ojos, en su mirada refleja la tristeza que lo inunda. Su labio tiembla y no puede evitar reprimir un sollozo que se le escapa.
-Pudo matarte -dice él.
Ella lo abraza recibiendo un abrazo aún más fuerte de parte de él.
-Lo siento...-solloza.
-No puedes dejarme así. -Jungkook no reprime más los sollozos y los deja salir-. Eres lo único que tengo en esta vida. No puedes dejarme así.
-Lo siento tanto. -Ella se separa y acuna su rostro con las manos para mirarlo directamente a los ojos.
-Me prometiste que nunca me dejarías. -Jungkook la mira destrozado-. Me prometiste acompañarme toda la vida, y por poco Jungwoo te mata. Yo...-Se quiebra nuevamente y agacha la cabeza mordiéndose el labio inferior.
-No lo volveré a ver, lo prometo. -Ella intenta conectar las miradas de nuevo, pero cada vez que Jungkook la mira, parece más destrozado que antes.
-Me prometiste eso la última vez que terminaste en el hospital -dice secándose las lágrimas-. Solo mírate... -Acuna el rostro de su amiga con sus grande manos-. ¿Por qué me haces esto? Te he cuidado todos los días de mi vida desde que te conocí, te he protegido. Te he querido con toda mi alma... -Un sollozo lo corta-. Peleé por ti contra todo el mundo, incluso me hice esto por ti. -Señala un punto en su pecho-. ¿Por qué te empeñas en seguir estando con personas como Jungwoo? ¿Acaso no es suficiente lo que te doy?
-Jungkook...
-Haneul. -Él toma las manos que acunan su rostro y las retira con mucho cuidado-. No puedo seguir así, mi corazón no es tan fuerte para resistir perder a otra persona. -Muerde su labio con fuerza sintiendo el sabor metálico de la sangre-. Necesito que tomes una decisión. Me eliges a mí o a esto... -dice Jungkook señalando todo a su alrededor.
-¿Qué quieres de mí? -Ella estalla-. ¿Quieres que me aleje de todo el mundo para qué?
-¡Para estar conmigo! -Jungkook explota-. Te quiero conmigo, quiero que me veas, quiero dejar de ser invisible para ti. No quiero seguir siendo tu guardaespaldas, quiero que se te ilumine el rostro cuando me veas, quiero que sientas lo mismo que yo, que me correspondas.
-Jungkook, yo...-Traga duro-. Lo siento...
Jungkook asiente completamente destrozado, ya sabía la respuesta, pero muy dentro de él esperaba que ella le correspondiera, esperaba que ella pudiera decirle lo mismo.
-Lo sé -él suspira y se seca las últimas lágrimas que lo abandonan-. Y también lo siento.
Gira sobre su eje dispuesto a irse.
-No te vayas, Jungkook -dice ella en un susurro.
Él para en seco, sabiendo a la perfección que ella siempre será su debilidad, no importa con quien esté, ni cuánto tiempo pase. Jung Han-Eul siempre será la perdición para Jeon Jungkook.
»Por favor, no me dejes...
-¿Qué quieres de mí? -dice incapaz de girar para encararla.
Ella no responde, solo se mantiene en silencio, observando la ancha y erguida espalda de su mejor amigo, de ese chico que la cuida todos los días desde la secundaria, quien siempre estuvo para ella cada vez que lo llamaba, que curó sus heridas de los golpes de Jungwoo, que se metió entre un asaltante y ella provocándose así, una herida en el pecho. El mismo chico que la sorprendía cada cumpleaños, navidad y año nuevo. Ese chico que jamás permitió que alguien se volviera a burlar de ella como lo hacían antes.
Ese mismo chico, que ahora está parado frente a ella, con lágrimas en sus ojos, con los labios temblando y el corazón en la mano. Esperando que ella corra hacia él.
»Siempre supiste que estaba enamorado de ti -Jungkook traga duro-, pero nunca lo aceptaste, y es mi culpa, porque nunca te lo dije. Está bien que no me correspondas -él suspira-, pero necesito tiempo, no puedo permitir que me destruyas así, Hane. Por favor, cuídate mientras no nos vemos. Nunca me perdonaría que alguien vuelva a ponerte un dedo encima. Y no te preocupes por Jungwoo, no volverá a molestarte. -Hace una reverencia y se va, dejando a Haneul un mar de lágrimas, la cabeza confundida y el corazón latiendo a mil.
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