13








Del otro lado de la puerta está Haneul, su cuerpo tiembla por completo. Tiene el labio partido, un ojo por completo hinchado y el vestido que llevaba puesto roto y con sangre. El rostro de Jimin se desfigura por completo ante la escena de horror que tiene frente a él y no puede evitar culparse por no haberse quedado con ella, a pesar de que lo echara, a pesar de que dijera esas cosas horribles, él debió quedarse.

—Debo llamar a Yoongi —dice Jimin corriendo hacia su teléfono.

Yeonsoo mira a la chica frente a ella de pies a cabeza con incomodidad, su apariencia habla por sí sola. Yeonsoo no puede evitar pensar que en algún momento ella se vio así.

Humillada, golpeada y con el orgullo por el suelo.

—Pasa. —Se hace a un lado y la deja entrar. Ella no habla, solo se mantiene mirando al suelo, con su cuerpo temblando—. Debes ducharte para saber qué tan herida estás —dice neutral Yeonsoo.

Ella se pregunta a sí misma, qué hace una chica como ella en la puerta de Jimin a esta hora, porque era claro que no es una desconocida, no después de cómo reaccionó Jimin.

—¡Yoongi! —Se altera Jimin cuando el azabache de mirada felina atiende—. Ven a mi departamento rápido.

—Park, estoy durmiendo, ¡joder! —dice Yoongi con la voz ronca.

Jimin lo ha puesto en alta voz mientras busca algo en los cajones de la cocina. Él para en seco y se golpea la cabeza intentando pensar en algo para que Yoongi realmente quiera correr hasta el departamento de Jimin.

—Es Yeonsoo —dice rápido mirando a la pequeña mujer que lo mira furiosa—. ¡Joder! ¡Si no fuera una puta urgencia no te llamaría! —grita exaltando a la chica parada al lado de Yeonsoo.

—Llego en dos minutos —dice y corta.

Yeonsoo no puede evitar sonreír por lo bajo. Algo dentro de ella se calienta cuando se da cuenta que Yoongi corre cada vez que ella está en problemas, a pesar de que la amenaza con destruirla y le recuerde siempre que la odia, a la sola mención de que está en problemas Yoongi corre.

—¿Dónde está? —dice Jimin a la chica ensangrentada.

Ella no habla, solo tiembla y solloza por lo bajo.

—Aún está en shock, no va a decir nada —dice Yeonsoo desinteresada.

—No llamen a Hoseok —dice en un susurro casi inaudible.

Yeonsoo frunce el ceño y tan pronto dice eso entiende que la pequeña mujer a su lado es la hermana de Hoseok.

—Pero... —comienza Jimin.

—Por favor. —Levanta la voz Haneul—. Por favor, te lo suplico. —Se arrodilla entrelazando sus dedos, suplicándole a Jimin que no lo llame.

Yeonsoo la mira asqueada, una parte de ella quiere abofetearla por humillarse de esa manera, pero la otra solo quiere salir corriendo y vomitar la poca comida que ha metido a su cuerpo. Los vívidos recuerdos de ella en la misma posición que Haneul la asquean por completo.

—Levántate —Yeonsoo la patea suave.

Jimin está tan concentrado buscando algo que no se ha dado cuenta de la acción de Yeonsoo, porque de seguro se lanzaba contra ella.

Haneul se levanta con lentitud y Yeonsoo la encamina hasta el sofá donde se sienta. La puerta se abre con brusquedad sobresaltando a todos los presentes. La silueta erguida de Min Yoongi se hace presente.

Trae el cabello mojado por la lluvia, un pantalón deportivo negro y una remera impermeable del mismo color. Su mirada se ha oscurecido unos tonos y su boca está entreabierta intentando regular su respiración. Yeonsoo no puede evitar morderse los labios, no importa cuánto Yoongi la insulte, la menosprecie o la amenace. Es increíblemente guapo y sabe imponerse.

—¿Qué ha pasado? —Yoongi evita la mirada con Yeonsoo y pasa directo a Jimin.

—Mira —dice este señalando a Haneul que se encuentra en una equina del sofá acurrucada sollozando. Yoongi se acerca a ella examinándola a detalle—. Sé quién lo hizo.

—Vamos —dice Yoongi.

Jimin ha llamado a Yoongi, no para que sea su perro guardián, ni siquiera para que pelee por él. Si no, porque no quiere pasarse, necesita a alguien que sepa detenerlo como lo ha hecho antes Haneul. Yoongi es el único que puede traerlo a la realidad cuando está completamente enojado.

—Vístete —dice Yeonsoo con una sonrisa pícara.

Con todo el revoloteo de la chica golpeada no se han percatado de la situación en la que se encontraba Jimin y Yeonsoo. Yoongi frunce el ceño y mira a Jimin quien se encuentra sin playera y luego pasa la vista por Yeonsoo que se encuentra con la ropa de Jimin y con las piernas al desnudo.

Haneul mira a Jimin y luego mira a Yeonsoo y no puede sentirse más humillada, después de todo Jimin sí tiene novia y ella solo ha llegado a interrumpir el momento; solloza aún más contra el sofá. Recordando cómo antes la había descrito, cómo hablaba de la chica y de lo ingenua que es al pensar que tal vez podía ser ella. Ahora viendo a Yeonsoo, entiende que realmente existe la chica, y no es ella.

Jimin mira su torso desnudo, pasa de la vista confundida de Yoongi a los ojos cristalizados de Haneul, es claro que debía explicar la situación, y aunque en realidad no le debía explicación alguna a ninguno de los dos, sentía por dentro que, aunque sea Haneul debía escucharla. Corre a la habitación a colocarse una playera.

—¿Jimin? ¿En serio? —dice Yoongi cruzándose de brazos frente al pecho—. ¿No te basta con Namjoon y Taehyung?

—Demasiado buenos —le responde Yeonsoo haciendo un mohín.

—Te dije que...

—Sí, sí —dice ella cortándolo—. No pararé, sabes qué quiero —susurra Yeonsoo relamiendo sus labios, recorriendo a Yoongi de pies a cabeza con descaro; pero él no se inmuta.

Jimin sale de la habitación rápido y se va seguido de Yoongi. Pero antes de atravesar esa puerta Hane grita:

—¡Lo siento, Jimin! —Este para en seco, pero no la mira—. Lamento lo que dije, no fue en serio —solloza Hane, pero Jimin asiente y sale seguido de Yoongi.

—¿A dónde van? —dice Haneul viendo la puerta por la que acaban de salir.

—Buscarán al bastardo que te hizo esto —dice Yeonsoo mirándola—. Y le harán cosas peores.

El rostro de Haneul se horroriza aún más ante las palabras de Yeonsoo, pero no dice nada, una parte de ella desea que puedan darle una golpiza, pero esa parte humana, comprensiva y bondadosa, espera que Jungwoo ya esté a kilómetros de distancia, así Jimin y Yoongi no puedan hacerle nada.

—Debes bañarte. —Yeonsoo tira del brazo de Haneul con brutalidad haciéndola chillar de dolor. Si bien no era su intención provocar más dolor en ella, tampoco puede tratarla mejor. Guía a Hane hasta la ducha y abre el agua caliente climatizándola con el agua fría, empuja a la pequeña mujer dentro de la ducha con ropa y todo. Ella, sin embargo, no dice nada. Solo se mantiene en silencio obedeciendo todo lo que Yeonsoo dice.

Yeonsoo, le quita la ropa y la tira a la basura, comienza a jabonarla con muy poca delicadeza, recibiendo quejidos de parte de Hane, pero no se detiene. Lava su cabello y cuando se ve limpia, salen de ahí. Entra a la habitación de Jimin y toma un pantalón, una playera y ropa interior. A pesar de que la chica podía cambiarse tranquilamente sola, Yeonsoo prefirió hacerlo, es más rápido y puede verificar que no tenga ningún hueso roto.

No es que fuera doctora, ni mucho menos, pero su experiencia al lado de alguien violento y con poca paciencia como Hyun la obligó a aprender cosas para sobrevivir, y cuidarse.

Busca un botiquín y aplica alcohol en la herida del labio y el pómulo de Haneul, ella vuelve a quejarse, pero sin moverse.

—¿Qué le dijiste a Jimin? —dice Yeonsoo limpiando su herida. Ella no habla, parece avergonzada ante las palabras que anteriormente dijo—. No creo que le hayas dicho algo peor que yo.

Haneul abre los ojos sorprendida por las palabras que acaba de decir, pero también, por la forma en que lo hizo, sin pena, ni vergüenza. Mucho menos sin culpa, incluso hasta parece orgullosa.

—Le dije que se fuera, que no lo necesitaba, que... —traga duro—, que se fuera a drogar y que me daba lástima —dice ahogando un sollozo.

Yeonsoo para y la mira por un momento a los ojos. Está a punto de quebrarse, es entonces cuando ella se da cuenta de lo frágil que es la chica.

—De acuerdo, tú me ganas. —Frunce los labios y sonríe maliciosa.

Haneul deja escapar un par de lágrimas sintiéndose peor que antes.

—No sabía que Jimin tenía compañía —dice Hane una vez que Yeonsoo pasó a colocarle parches analgésicos sobre sus hematomas.

—Hubieses preferido que no esté, ¿eso quieres decir? —A pesar que entiende a la perfección la situación, Yeonsoo no puede evitar enredar a la chica vulnerable frente a ella.

—¡Oh, no! —dice rápido Haneul—. No sabía que hoy estaría con una chica.

—¿Ahora soy prostituta? —Yeonsoo sonríe de costado.

—¡No, no! Me refería a que no sabía que tenía novia. —Hane mira al suelo—. Eres buena en esto, ¿eres enfermera?

—No, pero en este mundo aprendo cosas —dice Yeonsoo parándose. La mira con orgullo al ver que curó y limpió todas sus heridas.

—¿Este mundo?

—No seas idiota. —Golpea la frente de la chica—. Sabes que nadie se relaciona con Jimin a menos que tenga una mierda de historia. —Ríe tirando los residuos en una bolsa.

—No es cierto. —Ella frunce el ceño—. Yo no tengo una mierda de historia.

—Claro, se nota. —Ríe irónica Yeonsoo señalándola—. No quiero ofenderte, cariño, pero se nota que tú no perteneces aquí.

—No me conoces —dice Haneul, y a pesar de que quiere sonar dura, su dulce voz la delata.

—Por favor, no hay mucho que conocer. —Yeonsoo se sienta frente a ella mirándola fijo—. Tus padres están juntos y se aman, se van todos los años de vacaciones. Tienes un hermoso perro, tienes amigos, vas a una universidad prestigiosa. —Enumera con los dedos—. Que tengas un novio abusivo porque tú eliges tenerlo no te hace parte de este mundo. Estoy segura que todos te dijeron que te alejes de él, pero preferiste no hacerlo por tu ética moral y toda esa mierda de que las personas cambian. —Yeonsoo se levanta y se dirige al refrigerador por una cerveza.

Haneul queda atónita por las palabras de Yeonsoo, y a pesar de que quiere gritarle, no puede hacerlo. Todo lo que ha dicho es vedad.

—¿Lo ves? —Yeonsoo vuelve a sentarse frente a ella y la mira—. No te compares a nosotros, no eres de este mundo. Deberías mantenerte lejos de él.

—Tú no...

—Cariño —la corta de nuevo—. Lo entiendo, es excitante un chico malo, con un pasado oscuro, y tú eres buena y pura. —Ella ríe seca—. Pero esto es la vida real, aquí no hay príncipes azules, ni finales felices. No lo busques, no intentes descubrir más allá de lo que puedes ver —dice refiriéndose claramente a Jimin—. Él no es una persona con la que puedas jugar al detective, a la misteriosa. Vas a destruirte, y al final lo destruirás a él.

Ha pasado casi media hora desde que los dos hombres de carácter totalmente opuestos decidieron salir en busca del causante de los hematomas de Haneul. Yeonsoo ha mantenido distancia de ella, fumando en la ventana preguntándose si han logrado encontrarlo, si han podido vengarse, o solo lo han dejado escapar. Después de todo solo ella podría ponerle una bala en la cabeza, no esos dos chicos.

Haneul, por otra parte, se ha mantenido acurrucada en una esquina del sofá llorando en silencio, como si eso fuera a ayudar. Como si todo se solucionara con solo llorar. Yeonsoo no puede sentir empatía, y no porque no quiera, si no, porque se refleja en ella, en sus tiempos de debilidad. Prometió no volver a verse así, nunca más. Por nada ni nadie, y de pronto aparece esta chica, recordándole que alguna vez fue eso, y aunque a pesar de que ahora es alguien totalmente diferente no puede ocultar su pasado, su historia.

De pronto se encuentra pensando en qué hubiese pasado si nunca hubiera escapado de ese lugar, si ella hubiera tomado la decisión de quedarse al lado de Hyun. Tal vez ahora estaría bajo tierra, siendo comida por gusanos por causa de algún berrinche de Hyun que acabó con su vida.

Las imágenes de esa noche, donde Hyun pudo demostrar que aún sigue siendo lo que más teme en el mundo aparecen haciéndola retroceder de la ventana, respira hondo y le da otra calada al cigarrillo.

La puerta es golpeada con brusquedad, Yeonsoo frunce el ceño y mira a Haneul. Sus ojos brillan ante la idea de Jimin al otro lado, sano y salvo. Pero Yeonsoo sabe que Jimin no tocaría a su puerta, y es demasiado tarde para que sea alguien bueno. A menos que sea algún vecino pidiendo azúcar, debía ser alguien malo.

—Agacha la cabeza y no hables —le ordena Yeonsoo a Haneul.

—Podría ser Jimin —dice esperanzada.

—No seas ridícula. Jimin no tocaría a su puerta —dice y camina con sigilo hacia la puerta una vez que ve a Haneul agachar la cabeza manteniéndose en silencio—. ¿Quién? —pregunta sin abrir la puerta con un cuchillo en su mano.

—Jimin, soy tu vecino, ¿me puedes brindar un poco de azúcar? —dicen del otro lado.

Yeonsoo ceñuda y sin bajar el cuchillo se acerca un poco a la mirilla de la puerta, pero se encuentra tan sucia que no puede ver con claridad. Las ganas de golpear a Jimin son tan grande que teme abrir la puerta para buscarlo.

—Él no se encuentra, regresa más tarde —contesta Yeonsoo, tomando distancia de la puerta.

—Oh, no sabía que tenía compañía —dice abochornado—. En realidad, no te molestaría, pero mi novia está a punto de llegar y... por favor.

Yeonsoo larga todo el aire contenido y duda ante sí debería abrir o no. Sin embargo, asiente para poder rechazarlo de frente, deja el cuchillo a un lado y abre la puerta tranquila.

De un golpe seco, la puerta se estalla contra el rostro de Yeonsoo tirándola al suelo. Dos hombres fornidos entran a la habitación riendo.

—No puedo creer que siga funcionado lo del vecino —dice uno al otro—. Te debo cuatro mil wons.

—¿Quiénes mierda son? —dice Yeonsoo intentando parar la sangre que ha comenzado a brotar de su nariz.

—¡Demonios! —chilla uno mientras da pequeños brincos de la emoción—. ¡Es Yeonsoo! Vinimos por Jimin y nos encontramos con Yeonsoo —chilla.

—Felicidades, fórmate para que te dé un autógrafo —dice Yeonsoo incorporándose.

—No deberías hablar así. —Uno de los hombres golpea a puño cerrado en el rostro a Yeonsoo quien cae al suelo de nuevo. Haneul ahoga un grito y es entonces cuando los dos hombres se dan cuenta de la presencia de la pequeña mujer. Yeonsoo se maldice mentalmente por lo estúpida que es—. ¡Vaya! Tenemos doble premio. —Uno de los hombres se sienta al lado de Haneul y toca su muslo.

—¿Vienen en nombre de Hyun? —Yeonsoo se vuelve a reincorporar mirando el cuchillo, analizando cuáles son sus posibilidades de tocarlo y poder atacar a los hombres con este. Pero está tan desesperada que no puede disimular su mirada.

El hombre frente a ella se da cuenta y toma el cuchillo entre sus manos para poder tirarlo lejos.

—Ni lo sueñes. —Sonríe de lado.

—Son unos imbéciles, no saben con quién se han metido. —Ríe Yeonsoo limpiando la sangre de su rostro con la manga de la playera—. Voy a matarlos. Y voy a disfrutarlo.

—No me amenaces. —El hombre jala el cabello de Yeonsoo tan fuerte que ella chilla—. No te tengo miedo a ti, solo eres un conjunto de rumores. —Camina arrastrando a Yeonsoo del cabello. Estampa su rodilla contra el rostro de Yeonsoo y esta cae en un golpe seco al suelo.

Intenta mantenerse consciente no por el miedo a morir, si no, por miedo a perder la conciencia y que ellos, la lleven de nuevo con Hyun. Se para tambaleando.

»Eras toda una reina, mírate ahora. Una perra regalada —le escupe el mismo hombre a la cara, Yeonsoo aprovecha su exceso de confianza y se abalanza contra el volteándolo de espalda. Comienza a golpear su cara a puño cerrado sin dejarlo escapar. Con la respiración agitada y la mente nublada; tiene tanto miedo que su único objetivo es terminar con la vida del hombre debajo de ella, que intenta cubrir su rostro como puede.

El otro hombre, que se encontraba manoseando a Haneul se para rápido y toma de la cintura a Yeonsoo separándola de su amigo.

—¿En serio? ¿Tú me agarraras mientras él me golpea? —Ríe irónica Yeonsoo, sabiendo perfectamente que juega con fuego—. Son demasiado cobardes.

—No importa lo que diga tu asquerosa boca —dice y la toma de los brazos para que no pueda cubrirse, el hombre que estaba en el suelo se levanta limpiando la sangre que escurre de su nariz y labio. De un solo movimiento golpea el estómago de Yeonsoo dejándola sin aire. Ella siente que está a punto de desmayarse.

—¡Déjenla! —grita Haneul intentando llegar a ella, pero el hombre es más rápido y la abofetea dejándola en el suelo.

—Estas son unas perras locas y salvajes —dice el hombre que aún tiene de los brazos a Yeonsoo—. Me encanta. —Restriega su miembro contra el cuerpo tembloroso de Yeonsoo.

Ella fija su vista entre los hilos de sangre que cubren su rostro, en la horrorizada mirada de Haneul; y por unos segundos puede verse a sí misma, cuando no podía escapar de su vida pasada. No tiene fuerzas para seguir peleando, y lamenta mucho lo que vayan a hacer con el cuerpo de Haneul, porque en realidad no le importa mucho si ellos abusan de su saco de huesos y carne tembloroso. El hombre sube su remera negra dispuesto a pasar una mano por su intimidad. Yeonsoo hace un puchero involuntario, le gustaría no estar consciente en el momento en que pase todo; le gustaría desmayarse ahí mismo, para nunca despertar. Para poder estar en paz de una vez.

El apremiante sonido de una llamada entrante interrumpe el momento. El hombre toma el teléfono y lo pone en alta voz para volver a golpear a Yeonsoo en el estómago. Esta tose y escupe un poco de sangre, perdiendo todas sus fuerzas.

—¡Salgan de ahí! —grita del otro lado un hombre.

—¿Por qué? No sabes lo divertido que es esto —dice y vuelve a golpearla.

—¡Isilo va entrando! ¡Va entrando con Park! ¡Salgan ya! —grita.

Los dos hombres se congelan en su lugar. Uno tira a Yeonsoo al suelo y antes de salir corriendo con su compañero, golpea con su pie la espalda de la chica que se encuentra totalmente desorientada por el dolor.

Haneul se acerca a ella lloriqueando.

—Deja de llorar —dice Yeonsoo a duras penas—. O te mataré.

Quiere sonreír de felicidad, de que ha sido salvada, pero no es cierto. Tal vez aún respire, pero todo lo que acaba de pasar, quedará en su mente, en aquella caja con el hombre de «Hyun», y ya no sabe si cabe otro incidente más, ya no tiene las fuerzas para que aquellos pensamientos no la desborden por completo y terminen con su cordura; ya es suficiente.

La puerta vuelve a abrirse, pero esta vez entran Jimin y Yoongi hablando por lo bajo, quienes se congelan al ver el departamento desordenado, a Yeonsoo ensangrentada en el suelo y a Haneul intentando ayudarla.

—¡¿Qué demonios pasó? —El par de amigos corre hasta las chicas en el suelo.

—Unos hombres...

—¡Cállate! —dice Yeonsoo a duras penas intentando sentarse. Yoongi la toma entre sus brazos, pero ella se suelta de su agarre cayendo al suelo de nuevo—. No me toques, hijo de puta —dice ella con los ojos cerrados. Yoongi la mira por unos segundos, pero hace caso omiso a sus palabras; la toma entre sus brazos con más fuerza y la pone en el sofá.

—¿Quiénes? —insiste Yoongi.

—Eran...

—¡Cierra la puta boca o te pongo una bala en el cerebro! —chilla Yeonsoo y mira a la castaña amenazante, esta se calla de golpe y ve a Jimin asustada.

El castaño niega con la cabeza intentando darle seguridad.

—¡¿Porque siempre complicas las cosas?! —grita Yoongi.

—Nadie está pidiendo ayuda, Min —Yeonsoo está a punto del colapso mental.

—¿Quiénes fueron? —Jimin habla más tranquilo.

—No importa con cuánta suavidad hables, no les diré una puta mierda.

—¡Venían por ti, Jimin! —dice Haneul en un grito de desesperado.

Yeonsoo la mira amenazante y cierra los ojos con fuerza, Jimin y Yoongi la miran confuso un momento, pero no tarda demasiado en caer en cuenta, quién sería el único que se atrevería a tocar de nuevo a Jimin.

—Hyun —dice Yoongi sacando su celular del bolsillo totalmente embravecido.

Yeonsoo, de un movimiento, tira el celular de la mano de Yoongi al suelo y este la mira.

—¡¿Yeonsoo...?!

—Cállate y escucha —dice completamente serena. Se levanta a duras penas y toma del rostro a Yoongi—. Hyun venia por Jimin porque sabe que él es tu debilidad, él y cualquiera de tu grupo de amigos. Me encontró a mí y yo me les enfrenté. No necesito que te hagas el caballero porque estoy perfecta. Solo ocúpate de entrenar y ganar. —Suelta su rostro con brusquedad y se deja caer en el sofá—. Deja de fingir preocupación por mí. No puedes ayudarme, no puedes salvarme.








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