🌕 Un hermoso final.
"Erase una vez."
La mejor manera de empezar las historias. Sin embargo, esta historia comienza con un final.
Los dos reinos se hallaban mezclados entre sí. El caos en este festival de Artemisa reinaba, los tres cuerpos se encontraban perfectamente alineados. La felicidad se había disipado, cuando aquel amor, aquel pacto de muerte entre esas dos almas puras e inocentes había salido a la luz.
Los guardias del sol, los guardias de la luna, les pisaban los talones mientras corrían desenfrenadamente por el bosque. Sin embargo, todo principio, tiene un final, y este bello relato no era la excepción. Y ellos los sabían perfectamente.
Ambos se detuvieron frente al borde de aquel acantilado que mostraba un bello río, con una gran corriente.
—¿Estas lista?—le cuestiona aquel príncipe tomando sus manos entre las suyas.
Eso era todo. Así terminaría.
—¿No volveremos a vernos?—exclamo la joven con angustia.
Ambos anhelando la muerte, para poder vivir de verdad.
—Temo que esto es una verdadera despedida.
Sucumbiendo a un amor prohibido, que mantenerse dentro de un infierno prometido.
—Nunca intentaré olvidarte, y aunque así lo hiciera, sé de sobra que no lo conseguiría, eres el amor de mi vida, de mis días, de mi momento...no importa que estemos destinados a no ser—exclamó aquella princesa sin dejar de mirar esos bellos orbes cafés.
Ambos sintiéndose estúpidamente felices por imaginar algo que sabían, era imposible.
—Volveremos a reencontrarnos en otra vida— le aseguro el.
Pues había un millón de razones por las que debían perder la esperanza, pero no establecían dominio alguno en lo que a su corazón le concierne.
—¿Crees que exista otra vida?
—Por supuesto mi princesa, y aunque el sol y la luna hayan cambiado, o la tierra se vuelva redonda, no nos amaremos solo por esta vez, sino por todas las veces anteriores.
Pues el amor era la esperanza viva que hacía latir sus ritos corazones.
—Tengo miedo—susurró aferrándose a un último sentimiento.
—Cierra los ojos, voy a verlo todo por ti —menciono pegándola a su pecho mientras la envolvía entre sus brazos.
Y aprovechando esa cercanía. No dudo en juntar sus labios.
Le rogó a su Dios que le concediera al menos un instante para que ella no se fuera sin saber cuanto la había querido por encima de las dudas de ambos. Y fue por esa plegaria, que yo, la Tierra, impidiese que la luz del sol llegase hasta la luna. Formando un eclipse lunar, impidiendo ser atrapados antes de tiempo.
Y sin más, ambos saltaron.
Ella sintió un apremio de empezar la vida con él, para decirle todo lo que se quedó sin decir.
Y así, cuando volvieran.
Hacer bien cualquier cosa, que hubiesen hecho mal en el pasado.
Sin tomar en cuanta que, la reencarnación es el eterno renacer de la existencia.
Es una fuerza unificadora. Que se difundirá siempre, por todo el universo.
Llegaría el amanecer y la luz sería su abrigo. Él sabía que la había perdido, pero, la buscaría. Siempre estaría buscándola, tengan por seguro que lo haría.
La encontraría formando su "erase una vez".
Y tendrían una oportunidad más de amarse.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top