🌗 Leyenda del sol y la luna.


Esto no es un cuento de hadas. Era la vida real.

Aquella que toda la vida había estado protegiendo sus sentimientos, terminó siendo atraída como una polilla hacia la luz.
Quería ser la protagonista de su propia historia. Dejar de ser el personaje secundario en la vida de su padre.

—Princesa—habló con voz suave llamando la atención de la contraria

—¿Si?—contestó levantando su mentón para mirarle

—Mil preguntas se juntan, me abruman y nunca se escuchan—soltó mirando hacia el cielo infinito—Quiero respuestas

—¿Respuestas?—se cuestionó la princesa a su lado

—¿Por qué?—soltó de pronto—¿Por qué aquella rivalidad entre nuestros reinos? ¿Se lo ha preguntado alguna vez?

—La verdad es...que no—respondió con sinceridad—Jamás

—Princesa...no puedo—hablo nuevamente acercándose a ella—No puedo no estar cerca de usted, creo...creo que la amo—continuo tomándola de las manos con suma delicadeza—Y sé, que viviré infeliz y me voy a volver loco por el resto de mi vida si usted no me corresponde.

—Temo que...—se soltó con suavidad de su agarre—Vivirá sus últimos días, cuerdo, porque no...no puedo corresponder—mencionó dándole la espalda.

—¿De que habla?—le preguntó—Se que su sentir se asemeja al mío.

—Es verdad—respondió mirándole por fin—Pero nuestros padres, no van aceptarlo, temo que, nunca aprobaran lo nuestro.

—Debe haber una forma, la encontraremos.

Cuentan, que el sol nunca dormía desde la primera vez que conoció a su gran amor.

Aquel día, en que se dió cuenta de lo inalcanzable que era, cuando quiso demostrar que su intención no fue hacer daño, pero sin embargo era inevitable y se alejó.

Myeong Suk quien contenía una luz pura en su interior, sintió celos de que su futura pareja pudiera querer a alguien más de una forma tan intensa. Bajó para demostrar que su romance no era verdadero.
Furiosa por no haber sido capaz de conquistarle, dio la orden de separar a los amantes para siempre.

Convirtió al joven en el astro que iluminaría el día y a la mujer en el que iluminaría la noche, por lo que nunca coincidirían en el firmamento. Estaba convencida de que así su amor se extinguiría.
Como su reino dictaba, para él no quedó otra opción más que contraer matrimonio. Trayendo al mundo a Jung Hoseok. Príncipe del reino de Akira.

Sin embargo, cada vez que recordaba su infeliz vida, su amigo el cielo estaba ahí a su alrededor, esté lloraba. Y...en un desesperado intento para volver a verla. El sol cerraba sus ojos por unos instantes que se sentían como infinidad. Se contenía, resistía el deseo de correr a sus brazos, pero ella, su amor incondicional, acariciando su rostro le daba aliento de vida, lo sostenía brindándole su fuerza para aferrarse a sí mismo. Para desahogar su angustia.

Si.
El sol y la luna estaban enamorados.

En el inicio del tiempo el Sol y la Luna compartían el cielo, llenándolo de brillo y calor.
No obstante, el mundo no funcionaba en absoluto; el día era luz pura y la noche oscuridad total, por lo que se decidió separarlos.
El Sol ardía de pasión por la Luna, por lo que lamentó amargamente la distancia.

La Luna se ahogaba en nostalgia y perdió su luz sin el Sol a su lado, contrajo matrimonio con el ahora rey Jun, trayendo al mundo a la princesa de la Oscuridad Lee Harumi.

Y ahí estaba, el amor más imposible del mundo.
Y así seguiría siempre, siempre prohibido, más allá de la muerte, si es que había más allá.
Porque en esa vida, si había otra vida, se mirarían nuevamente de lejos y nada más.

¿La historia volvería a repetirse?
Ojalá pudiesen tener el coraje de estar solos, de ser desobedientes.

El universo estaba dentro de ellos, estaban hechos de misma materia que las estrellas. Gracias a eso el universo se conocía así mismo.
Era como un meteorito que impactaba en su planeta. Y como una estrella fugaz se quemaba. Quedando solo cenizas.
El universo para él, sin su princesa, no sería para tanto.

Princesa, si la tengo a usted...no creo necesitar nada más.

He aquí...su respuesta.

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