𝚇𝙸𝙸𝙸
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𝟹 ᴅᴇ ᴀɢᴏsᴛᴏ, 𝟸𝟶𝟶𝟻
— Estoy en posición. — la noche estaba tranquila; la luna brillaba con intensidad sobre el cielo despejado de aquella noche, a pesar de que la gente estaba yendo de aquí para allá y el tráfico estaba desorganizado por el alboroto del evento de esa noche. Ella, por su parte, estaba concentrada en una llamada telefónica. — Ahora deben estar en el festival; estoy vigilando desde el estacionamiento trasero. No, no sé qué hora es, ¿ese no es trabajo tuyo? 4 horas con 58 minutos, anotado, pero me niego a revisar el reloj; no me servirá de nada. No, no voy a fallar; ¿con qué clase de novata crees que estás tratando? Es en serio; nombra una vez en que haya fallado y entonces escucharé tu queja. Ni siquiera hay forma de fallar en este empleo y tú lo sabes. Deja de decir que soy yo la que busca pelea; a veces puedes ser muy desesperante... Estoy calmada. Bien, está bien... adiós, me mantendré en contacto; llamaré si hay problemas. “Yo sabré si hay problemas” lo que sea, pero no te vayas a aparecer de la nada; yo sé hacer mi trabajo.
Volvió a guardar su teléfono; esa persona a veces la podía poner de muy mal humor, aunque técnicamente no se llevaban mal.
De cualquier forma, en ese momento tenía cosas más importantes de las que preocuparse.
Observó en silencio el estacionamiento desde un lugar seguro, llegando a aburrirse mientras vigilaba el lugar. El cielo empezó a nublarse y la lluvia comenzó de forma repentina; empezó a haber movimiento en el área. Draken y Emma estaban pasando por ahí.
La hora estaba llegando.
No trajo sombrilla, pero poco le importaba mojarse en ese momento; se había puesto uno de los abrigos de su hermano y eso debería mantenerla a salvo de un resfriado. También se había puesto zapatos que sabía que podía usar para correr en caso de que las cosas se compliquen y un pantalón para un poco más de comodidad, por lo que la lluvia era la última de sus preocupaciones.
Sintió las gotas de lluvia empapar poco a poco su vestimenta y sobre su piel, dejando su cabello mojado y ella con un poco de frío mientras continuaba en posición; aún faltaba algo de tiempo.
Como odiaba cuando su trabajo la hacía esperar tanto. ¿Por qué no podía llegar 5 minutos antes?
Igual no había nada que pudiera hacer al respecto, así que se dedicó a seguir esperando.
Una llamada le llegó. Takemichi. Lo tenía agregado como “Imán de problemas”
— ¿Qué pasa? — preguntó apenas contestar la llamada de su amigo. — ¿Te fue mal con Hina o algo así?
— No. Bueno sí, pasó algo, pero eso no es lo que iba a decir; pasó algo más grave. Resulta que estaba... — y le explicó todo lo que ella ya sabía; alguien estaba planeando asesinar a Draken esa noche. —...Y luego me encontré con Mitsuya y ahora vamos camino al segundo estacionamiento. Sé que estás trabajando, pero necesito ayuda y tú sabes de artes marciales, ¿verdad? ¿Puedes venir a ayudar? Es muy importante.
— Está bien, lo entiendo. — Mika fingió ignorancia. — Bueno, en realidad no entiendo mucho de lo que estás diciendo, pero voy en camino; llegaré lo más rápido que pueda.
— ¡Gracias! — y así terminó esa llamada.
Luego Mika seleccionó otro contacto y llamó.
— ¿Reporte de estatus? — fue lo primero escuchó al otro lado del teléfono.
— Sigo en posición; las cosas van según lo previsto. Me veré envuelta en el conflicto para no levantar sospechas y los acompañaré hasta el último segundo.
— Repórtate de nuevo cuando estés camino al hospital; un mensaje de texto será más seguro. ¿Me copias? No actúes precipitadamente.
— Copiado. Tú no vayas a aparecer en la escena; será sospechoso si alguien llega a verte, ¿me copias? — hubo un pequeño silencio. Él no quería hacerle caso. — Repito la orden: No aparecer en la escena hasta que llegue tu momento, ¿me copias?
— Copiado. Pediré refuerzos y me mantendré en contacto en caso de que surja algún problema.
— No hace falta, lo tengo controlado.
— Jefa de Equipo Tamashi, ¿le recuerdo su posición? Las
órdenes fueron estrictas; debemos trabajar los dos en este caso.
— ¿Tú necesitas que te recuerde tu posición? Este es mi territorio. Agradezco el apoyo, pero avisaré si hay problemas y tú vas a intervenir sólo si ese es el caso.
— Bien, haz lo que quieras.
— El conflicto ya comenzó; tendré que entrar en escena pronto. Antes de que la verdadera pelea comience, de ser posible; tengo que colgar ya.
— Estaré esperando, y vigilando también.
— Como quieras. — hubo un pequeño silencio en la línea hasta que el contrario volvió a hablar.
— Cuídate.
Y la llamada terminó.
Tenía que calcular bien el momento en el que iba a intervenir, por lo que decidió esperar un poco más a que el escándalo aumente para poder justificar su llegada repentina.
Una motocicleta se escuchó a lo lejos; esa era su señal. Tardaría un poco en llegar, así que tenía tiempo.
Tomó el chicle en su bolsillo y se lo metió a la boca.
Corrió desde una distancia segura hasta acercarse a Takemichi, quien estaba acompañando de Mitsuya, y notó que Draken ya estaba sangrando de la cabeza; quedaba fuera de combate. La gente de Moebius los sobrepasaba en número, además de eso; el resto de la noche definitivamente sería agotadora.
— Lamento haber tardado. — le habló a Takemichi, tratando de lucir cansada por correr. — ¿De qué me perdí?
— De mucho, pero llegas a tiempo para ayudarnos. — le contestó Mitsuya. — Resulta que el que comenzó todo esto fue Pehyan.
— Entiendo.
— ¿Creen que pueden ustedes solos contra nosotros? — uno de los miembros de Moebius preguntó.
— Cierra el pico, imbécil. — le contestó Mitsuya.
Otra vez el sonido de la motocicleta a lo lejos.
— Hasta que al fin llega. — habló Draken.
— Ese tubo de escape...
— Es la CB250T de Mikey.
El mencionado llegó a la escena con rapidez, una clara expresión de seriedad en su rostro, y caminó con tranquilidad entre todos los presentes mientras hablaba.
— Ya veo, me enviaron a otro lugar para que pudieran atacar a Kenchin. — mencionó. — Y luego iban a culparme por esto para dividir a la ToMan.
— ¡Hago esto por Pahchin...!
— ¡Tú no eres así! — Mikey interrumpió a Pehyan. — ¿Quién te incitó a hacerlo?
El silencio inundó el estacionamiento durante algunos segundos; nadie parecía querer decir nada más.
Una llamada le llegó a Mika en el momento más inoportuno. Tomó su teléfono con rapidez y de forma disimulada para ver de quién se trataba; por suerte lo tenía en vibrador. Vio la pantalla y miró el nombre con el que tenía agregada a la persona.
“Pedazo de amargado”.
Rechazó la llamada y siguió prestando atención al conflicto.
— Vaya, pero qué sorpresa. — una persona caminó con pereza entre la multitud con un cigarrillo en la mano. — Parece que no eres puro músculo.
— ¿Quién eres? — Mikey le preguntó.
El contrario le dio una calada a su cigarro para luego exhalar el humo.
— Que aburrido. — se acercó Mikey. — Realmente no importa quién soy, pero digamos que de momento dirijo a Moebius; soy Hanma.
— ¿Tú eres el miserable que está detrás de todo esto?
— Eres realmente un fastidio, Mikey... — fue interrumpido cuando le intentaron dar una patada a la cabeza, pero la bloqueó apenas a tiempo, dejando caer su cigarro a un charco y a la vista uno de sus tatuajes donde se podía leer “pecado”. — Eso dolió. — sacudió la extremidad con la que detuvo el golpe. — No tengas tanta prisa, Mikey; nuestra meta es acabar con la ToMan. Hubiera sido mejor que se autodestruyeran, pero esto otro tampoco está tan mal. Al fin y al cabo, esto me permitirá... — puso su otra mano, donde se podía leer “castigo”, sobre la mitad de su rostro. — ¡matar al invencible Mikey con mis propias manos! ¡Moebius cuenta con más de 100 hombres y ToMan tiene sólo 5! Bueno, 4 y una mujer. — miró un momento en dirección a Mika y luego siguió hablando. — ¿Quién es, por cierto? Se ve interesante.
— ¿Sí? No te pregunté. — Mika le respondió. Sin embargo, eso sólo pareció despertar más interés en él.
— ¡Ni se les ocurra acobardarse! — Hanma gritó a los presentes de Moebius. — Yo no soy tan permisivo como Osanai.
— ¡Sí, señor!
— ¡Perseguiré a los que huyan y los golpearé hasta dejarlos sin dientes!
— ¡Sí, señor!
— Tanto Mikey como Draken... son hombres muertos.
Más motocicletas se escucharon a lo lejos; una gran cantidad de ellas.
— Llegaron a tiempo... — habló Mitsuya.
Los demás miembros de la ToMan llegaron inesperadamente para ayudar. Uno por uno, bajaron de sus motocicletas y se acercaron al lugar donde la pelea se iba a desencadenar.
— ¡La Tokyo Manji ya está aquí, imbéciles!
— ¿Quién quiere morir primero?
— ¡Peh! ¡Serás el primero al que mate!
— Una enorme pelea callejera el día del festival... — Draken se levantó para caminar hasta el lado de Mikey. — hace que a uno de hierva la sangre. ¿No, Mikey? — el mencionado se rió.
— Tienes razón, Kenchin. — por fin, el conflicto estaba por comenzar. — ¡Vamos!
Las personas de ambos bandos empezaron a correr. Para cuando se dieron cuenta, ya había gente golpeándose en cada esquina. Mika se preparó mentalmente para lo que venía y se quitó la poca ansiedad en su cuerpo masticando el chicle y haciendo una burbuja.
Uno de los hombres de Moebius se acercó a ella, pero la fémina no tenía mucho interés y el tiempo era esencial; necesitaba acabar rápido. Se puso en postura de combate mientras aún tenía tiempo, recordando todo lo que su madre y su hermano habían enseñado sobre pelear: los pies se separan con el dominante en la parte posterior para poder golpear, las rodillas flexionadas y el abdomen tenso. La cara debe taparse con el puño dominante. Por supuesto que esto no era una pelea formal y la guardia no parecía tan importante, pero su hermano siempre solía decir “Una guardia débil hace a un luchador débil”; sentía necesario seguir esa rutina.
Apenas el desconocido de Moebius se le acercó, volvió a repasar las reglas en su mente mientras lanzaba un puñetazo. Los hombros deben estar relajados al igual que los brazos, el puño se aprieta antes de golpear, se exhala aire y se lanza el puño para luego volver a la posición de defensa. Crochet, un golpe lateral, dirigido hacia, en este caso, la cadera de nuestro oponente. El movimiento va acompañado de una rotación de la cadera del que lo ejecuta. Le funcionó bastante bien.
Alguien se acercó por detrás, a punto de darle un golpe, y Mika decidió ir por una patada esta vez; una patada circular. Repasó las instrucciones en su cabeza a la vez que lo ejecutaba: “Ponte a un paso de tu rival, con la pierna trasera a un ángulo de 45º. Levanta el arco del pie del suelo y gira el pie y a continuación da una patada fuerte, usando la espinilla”. Esta vez, el golpe fue dirigido al cuello y logró derribarlo fácilmente.
Al que había golpeado antes se levantó, en busca de venganza, y Mika utilizó la técnica de la rodilla hacia arriba. Esquivó un golpe, y cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, tomó su cabeza con las manos y le dio rodillazo; una y otra vez hasta que no pudiera levantarse.
Necesitaba moverse; no podía quedarse ahí peleando contra toda esa gente.
Continuó caminando entre la gente, algo preocupada porque había perdido de vista a Takemichi y él no sabía pelear, e ignorando a cualquiera que se le acercaba.
— A un lado, no tengo tiempo para esto. — habló mientras se abría camino entre la multitud.
Aunque no se había dado cuenta de el sub-capitán de la primera división, Chifuyu Matsuno, se había dado cuenta de su presencia y se distrajo durante un momento ante la sorpresa de ver a una chica peleando. Y era buena, además, muy buena; era increíble.
Y muy bonita... como salida de un manga.
Los ojos le brillaron y sus mejillas se tiñeron de rosa ante ese pensamiento
— Chifuyu, ¿ya terminaste de soñar despierto? — Keisuke Baji llamó su atención, causando que se sobresalte.
— ¡Lo siento! ¡Estoy concentrado!
Ahora, Draken ya debería haber sido apuñalado y debería estar... cerca; Mika todavía podía llegar. Sinceramente, no se esperaba que Takemichi se viera envuelto en el conflicto, pero no podía hacer mucho con respecto a eso. Lo vio a lo lejos junto al cuerpo inconsciente de Draken, ya apuñalado y con una cantidad considerable de sangre, por lo que se acercó con rapidez.
— ¿Necesitas ayuda? — llamó la atención de Takemichi.
— Tú sabes algo de medicina, ¿no? ¿No puedes... aplicarle primeros auxilios o algo?
— No sé primeros auxilios. — le mintió.
— ¿Qué hago...?
— Takemichi, cariño. — se agachó hasta donde él estaba agachado. — En su estado, es bastante improbable que sobreviva; poco puedes hacer a estas alturas. Debería sacarte de aquí antes de que termines lastimado. — lo último era verdad; le preocupaba que su amigo no dure mucho tiempo intacto antes de que alguien le quiera dar una paliza.
El rubio teñido entonces recordó la actitud que tenía la Mika del futuro, el como sus viajes en el tiempo afectaban su trabajo de alguna manera y que no quería que siguiera salvando personas. En ese momento, parecía que la Mika del pasado pensaba algo parecido.
Ella sabía algo.
— Ayúdame a cargarlo.
— ¿Hm? — se confundió; no esperaba que dijera eso.
— Llama una ambulancia; ayúdame a cargarlo y llevarlo a un lugar seguro donde lo puedan encontrar más rápido.
Mika se quedó en silencio durante unos pocos segundos, mirándolo fijamente, y luego asintió.
— Bien, te ayudaré. — contestó al fin. — Tú ve adelante; yo te alcanzaré después de llamar a la ambulancia. Me apartaré de este lugar donde no me vean para hacer la llamada tranquila.
— Está bien.
Se apartó de Takemichi y procuró alejarse lo más que pudo del lugar de la pelea; él estaba actuando raro. Ya lo había notado y tenía un par de sospechas, pero su actitud era definitivamente algo con lo que tenía que ser cautelosa; no quería problemas en su trabajo por lo que sea que él estuviera tramando.
Se paró en un lugar donde no la veían, soltando un fuerte suspiro y masticando el chicle que aún tenía en la boca; se estaba empezando a desesperar. La ropa la tenía empapada, sentía que iba a enfermarse si seguía así y ahora estaba de mal humor.
Sacó el teléfono de su bolsillo y lo miró. Se suponía que en ese momento ella estaba llamando a una ambulancia. Pero incluso con el tráfico generado por el festival, si Takemichi iba en esa dirección... quizás hasta podría salvarlo.
Sacudió su cabeza, dejando de lado esos pensamientos imposibles, y pasó una mano por su cabello en señal de frustración; estaba como recién lavado.
De pronto dejó de sentir las gotas de lluvia sobre su piel, pero no porque hubiera cesado; una presencia había aparecido atrás de ella y estaba cubriéndola con un paraguas mientras él mismo evitaba acabar empapado. Para algo estaba seco y tenía un paraguas grande.
La pelirroja miró a la persona detrás de ella con disgusto; hizo una mueca y volvió a mirar al frente.
— ¿Eres un gato o por qué tan delicado sobre mojarte? — ella le preguntó.
— No me gusta la lluvia, lo sabes. — se quedó en silencio por un par de segundos. — Parece que apareció un factor inesperado que te está complicando las cosas. ¿Cómo fue que dijiste...? “No hay manera de fallar en este empleo y lo sabes” “Nombra una vez en que haya fallado y entonces escucharé tu queja”. Fue así, ¿verdad?
— Te puedes burlar lo que quieras, lo merezco.
— Todavía no has fallado. — la contradijo. — Ya vi a las otras dos chicas llamar a una ambulancia, así que no se darán cuenta de que no hiciste la llamada; sólo regresa e improvisa. Tendrán más problemas que los van a retrasar.
— ¿No te había dicho que no te aparecieras de la nada, Seikyu? — miró a su compañero de trabajo. Iba vestido con el mismo traje y corbata de siempre, a pesar de ser un adolescente y poder vestirse como quería; su cabello rubio estaba bien peinado y sus ojos afilados y azules la observaron con detenimiento. A veces, cuando lo veía, no podía evitar poner atención al lunar cerca de uno de sus ojos; siempre se ponía a la defensiva si preguntaba sobre eso.
— Vine porque no contestaste mi llamada.
— Me puedo cuidar sola.
— ¿Estás segura?
— Sí, regresa. — otra vez el silencio entre ambos; ya empezaba a ser agobiante.
— Como quieras, pero de todas formas va llegando mi hora.
Se fue del lugar con la misma rapidez con la que llegó, haciendo a Mika soltar otro suspiro de cansancio.
🌙 Buenas noches o lo que sea en el país donde estén. Tuve que investigar un montón sobre el Muay Thai porque no sé nada sobre peleas; una disculpa por la narración en ese sentido.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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