𝚅𝙸𝙸

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— ¡Ya no te soporto! — Draken exclamó, dirigiéndose al Mikey dormido. — Pareces un anciano durmiéndote después de comer.

— ¿Esto sucede muy a menudo? — Mika preguntó.

— Bueno, ya sabes cómo es Mikey.

— Hmmm...

Takemichi, aún escondido, miran a atentamente los movimientos de Mika. Era claro que Mikey tenía un interés especial por ella, pero no sabría decir lo que su amiga pensaba al respecto; casi siempre evitaba formar relaciones muy cercanas a excepción del mismo Takemichi, a quien mantenía protegido como un hermano menor.

Ahora que se ponía a pensar, jamás le preguntó a Naoto si sabía qué fue de la Mika del futuro. Él sólo esperaba que no haya corrido la misma suerte que el resto de sus amigos por los que había preguntado.

Pero era Mika, ella era fuerte; ella no moriría tan fácilmente.

Más que nada le intrigaba si llegó a tener algo con Mikey o si sólo se quedó como un interés platónico por parte de él. Sabía que su amiga fácilmente atraía la... atención de muchas personas, pero jamás la vio tener interés por una relación amorosa; tenía algo de curiosidad por saber si eso cambió en el futuro.

Antes de darse cuenta, Draken subió a Mikey a su espalda y se despidió de Mika; ya estaban por salir del edificio y él todavía divagando en sus pensamientos.

La pelirroja vagamente mencionó que no tenía más tiempo libre y que debía regresar a trabajar, a lo que Draken comprendió y la dejó irse, no entendiendo mucho sobre ella y pensando que quizás estaba ocultando demasiado como para no sospechar. Es decir, ¿qué clase de adolescente trabaja en una funeraria porque sí? Aún peor, el hecho de que esté ocupada sólo significa que es buena en su trabajo, lo cual le causaba un poco de miedo.

— Finalmente... — la de ojos grisáceos suspiró aliviada; había terminado con todo el trabajo que tenía... del día, aún tenía muchas cosas que hacer antes del 3 de agosto y no podía perder un sólo segundo; las cosas tenían que salir como estaban programadas a suceder o todo sería un gran dolor de cabeza para ella, teniendo que lidiar con su jefe.

Su teléfono sonó mientras caminaba de vuelta a su casa, y ella revisó el dispositivo para ver de quien se trataba.

Un número que no conocía, igual contestó.

— ¿Quién es? — preguntó de forma directa, casi alerta.

— Soy Hina. — la contraria respondió con un poco de temor en su voz; ella sonaba molesta por algo. — Takemichi me dio tu número.

— Ah. — se relajó de inmediato. — ¿Y necesitas algo?

— ¿Quieres venir a mi casa un rato? Naoto no deja de preguntar por ti. — le pareció escuchar que se acercaba un poco más al teléfono para susurrar. — Él está escuchando justo ahora; insistió en que quería que te llame.

— Iría, pero en realidad iba a visitar a alguien más hoy. — le contó la verdad, recordando que Izana se pondría como loco si no lo visitaba en las próximas 8 horas.

— ¿Estás segura? Naoto está bastante insistente; creo que ya perdió la paciencia.

— Um... — pensó por un momento, y decidió que Izana quizás estaba poniéndose muy caprichoso con ella. — Bueno, le haré saber a mi amigo que iré mañana. No estará feliz, pero tampoco sería justo que lidies con un berrinche de tu hermano nada más porque no voy.

— Es raro que se comporte así, en realidad, me parece un poco extraño.

— Iré ahora, recuerdo el camino del día en que acompañé a tu hermano.

— ¡Gracias! Le avisaré que ya vienes para que se calme.

10 minutos llevaba ahí y Naoto no había dicho ni una palabra; empezaba a desesperarla.

— Tú querías que viniera, ¿no? ¿Querías decirme algo en especial? — le preguntó, esperando que él dijera algo pronto pero intentando ser amable; tampoco lo quería espantar.

— B-Bueno... — lo cierto era que tenerla en frente lo puso mucho más nervioso de lo que desearía; no era capaz de decirle nada coherente. — Quería... verte...

— ¿Eso es todo? Porque si eso es todo, me puedo quedar un rato. — normalmente no buscaba relacionarse con niños muy pequeños, pero técnicamente Naoto era dos años menor que ella; no era un niño pequeño.

El menor asintió, sintiéndose conforme con haber logrado que Mika se quede un rato.

— Gracias por venir, Mika. — le habló Hinata. — Ahora que estás aquí, podrías contarme más de lo que sabes sobre Takemichi ya que tú lo conoces de más tiempo; él no habla mucho sobre su vida.

— No hay nada muy interesante que contar; él es bastante promedio en casi todo, excepto su capacidad para llorar, que creo que supera los límites humanos.

— Y... ¿qué clase de cosas le gustan?

— Cosas muy promedio como andar en bicicleta o armar rompecabezas.

— ¿A ti no te gustan ese tipo de cosas? — fue turno de Naoto de preguntar.

— Sí tengo una bicicleta, pero casi siempre prefiero caminar; sólo la uso a veces como ejercicio.

— ¿Y qué tipo de cosas te gustan a ti? — volvió a preguntar, sintiendo curiosidad por lo que a la chica podría gustarle.

Es decir, cuando la conoció pensaba que daba miedo, pero por tenía que ser bastante amable para ayudar a un desconocido y tolerar a Takemichi; estaba bastante seguro de que era buena persona y eso lo hacía sentir aliviado, por alguna razón.

Ella era inteligente, podía decirlo con sólo verla, pero también era bonita; como una combinación de características que se consideraban atractivas. Era intrigante y misteriosa, lo cual también era algo, pero Naoto sentía mucha curiosidad por ella; curiosidad y... otras cosas.

— No me acuerdo. — contestó con sinceridad. — Después de varios... eventos, me quedé sin prácticamente nada; no había lugar para quejarse de lo que tenía ni de pedir lo que quería. Además, trabajo desde los 8 o 9 años, así que no tuve mucho tiempo para definir mis gustos de forma tan concreta; aprendí a ser agradecida con lo que tengo y ya está.

— Pero deben haber cosas que no te gusten. — opinó la Tachibana mayor.

— No me gustan los abrazos ni las cosas que me hagan distraerme de mi trabajo; me molesta que las cosas no salgan como quiero y no me gusta que la gente me haga perder el tiempo.

— Ya entiendo... entonces eres una chica ocupada. — se sintió un poquito arrepentida de haberle pedido venir cuando ella le dijo que tenía otras cosas que hacer; parecía valorar bastante cada segundo de su día.

— ¿Así que no tienes pasatiempos? — Naoto volvió a preguntar.

— No, todo lo que hago tiene un propósito más útil que sólo... pasar el tiempo. Incluso venir aquí; no piensen que están molestándome con esto.

Eso fue un alivio.

— Bueno... la última vez no me pudiste contar cómo conociste a Takemichi. — Hinata cambió el tema, recordando que antes le había preguntado por eso. Naoto también miró a Mika expectante, claramente interesado.

— ¿Cómo explicarlo? Fue más o menos cuando tenía unos cuatro años...

🌙 En el próximo capítulo, más recuerdos porque me encanta meter relleno (lo siento, genuinamente)

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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