𝙸𝚇
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— ¡Lo tengo! — la Tachibana mayor regresó con una caja en sus manos. — Es para ti.
— No hace falta que me des nada. — Mika rechazó el regalo mientras ella se lo acercaba.
— Acéptalo, por favor. — insistió, poniendo la caja en las manos de la contraria. — Me sentí mal porque pensé que eras aterradora sin conocerte antes, así que pensé que podía darte esto como... disculpa y para empezar de cero.
— De verdad no es necesario.
— Insisto, me costó mucho pensar en algo que pudiera gustarte. — la pelirroja miró la caja en sus manos, aún sin intenciones de abrirla. — Me hubiera gustado ver tu reacción, pero no tienes que abrirla ahora si no quieres.
— Gracias. — le sonrió, decidiendo que abriría el regalo al llegar a su casa.
Alguien llamó a la puerta en ese momento, interrumpiendo su conversación.
— Me pregunto quién será.
Tanto Mika como Naoto acompañaron a Hinata a abrir la puerta principal, encontrándose con que se trataba de Takemichi. Una sorpresa para todos, la verdad.
— Um, hola... — saludó, casi asustado por ver a Mika allí también. — A decir verdad, venía a ver a Naoto.
— ¿A mí? — el menor preguntó.
— Volveré adentro. — Hinata mencionó. — Tú puedes quedarte aquí, Mika.
— Naoto, ¡vamos a darnos la mano! — Takemichi extendió su mano hacia él, esperando que la tomara.
— ¿Te estás sintiendo enfermo o algo? — Mika le preguntó. — Has estado actuando raro desde hace días. — otra vez tenía un chicle en la boca; ya se le había hecho costumbre hacer burbujas con eso.
— No, yo... ¿y esa caja? — señaló el objeto que la contraria estaba sosteniendo entre sus manos.
— No me cambies el tema; estoy sospechando que hay algo que no me estás diciendo.
— ¿Quéeeee? — como si su voz no fuera ya muy aguda, cometió el error de querer sonar inocente y terminó sonando aún más sospechoso por el cambio de voz repentino a uno aún más agudo.
— No te molestes en negarlo; ya te conozco lo suficiente como para saber cuándo me estás diciendo la verdad. Dímelo lo que estás ocultando antes de que sospeche todavía más.
— ¿Yo? ¿Ocultar algo? — se trató de hacer el inocente una vez más. — Yo jamás haría algo como... como eso. — la forma en que Mika seguía masticando y haciendo burbujas con el chicle y su mirada expectante por una respuesta no le ayudaban a calmar sus nervios. — Te prometo que no es nada malo; sólo no preguntes, por favor.
— Bien, pero me debes un favor. — accedió casi demasiado fácil, a ojos de Takemichi, pero se sentía aliviado porque ya no la tendría preguntando al respecto. — Se pueden tomar las manos o lo que sea, aunque no sé por qué.
— ¡Gracias! — trató de pensar en algo que pudiera darle que compensara el hecho de tener que mentirle. — Te compro un telescopio nuevo.
— Eso es suficiente, por ahora, pero me sigues debiendo un favor. — después de todo, sí le vendría bien uno de esos.
Takemichi regresó a su presente con un objetivo: Buscar a Osanai. Lo bueno es que lo logró bastante pronto y pudo hacer lo que necesitaba rápidamente; lo malo es que no tenía muchas respuestas. Lo único que sabía con certeza era que debía impedir la muerte de Draken, es decir, detener el conflicto con Moebius.
Pero antes de regresar al pasado, tenía curiosidad sobre una cosa más.
— Naoto, ¿te acuerdas de Mika? — preguntó. Sabía que la conoció en el pasado puesto a que había visto a la fémina en la casa de los Tachibana, pero no sabía si Naoto se acordaría de ella después de tanto tiempo.
Para su sorpresa, en vez de una respuesta, vio a Naoto sonrojarse.
Eso le decía todo.
— Era amiga de mi hermana; a veces venía a nuestra casa para hablar con ella. — explicó, no queriendo que Takemichi saque conclusiones apresuradas de su reacción. — Y yo estaba un poco... flechado por ella. Mucho, en realidad. — admitió.
— Eso explica mucho. — no pudo evitar querer reírse, a lo que Naoto lo regañó con la mirada, aún con la cara roja.
— Como sea, — continuó explicando. — Mika también organizó el funeral de mi hermana.
— ¿Hizo eso? — le pareció recordar que Mika dijo que los de su familia sólo organizaban el funeral personalmente a una persona que haya tenido mucho peso en sus vidas, pero no tenía idea de si ese había sido el caso en esa situación. — ¿Y ella se ofreció a organizarlo personalmente?
— No, no se ofreció; yo se lo pedí. — después de la aclaración, su mirada pareció entristecerse un poco. — Ella me trató como un cliente normal; nada especial.
— Entonces Mika sí está viva en esta línea de tiempo.
— Ella sí, pero su hermano no lo está. — eso lo sorprendió bastante.
— ¿Y sabes lo que pasó?
— Aparentemente falleció en el 2009 durante un incendio. Él no vivía en el edificio, pero un gato había quedado atrapado y el entró a ayudar porque no habían llegado los bomberos.
— Wow... — tenía algo de sentido. Después de todo, el hermano de Mika era veterinario.
— Ella nos invitó a todos al funeral y le dimos nuestras condolencias; él era su tutor legal y ya no tenía más familia que pudiera cuidar de ella. Fue un largo proceso hasta que pudo demostrar que podía vivir por su cuenta con los ahorros de su hermano y los suyos sumado al salario que ya ganaba trabajando en la funeraria; la suerte es que acababa de cumplir los 18 años, así que tenía edad para ser independiente. — explicó los hechos con rapidez, pero también de forma breve. — Es una lástima que el año de su fallecimiento esté muy lejos como para que lo puedas salvar.
— Debió haberla pasado muy difícil.
— Eso es lo raro. — volvió a captar la atención de Takemichi con eso. — Ni antes, ni durante, ni después; no lloró la muerte de su hermano, ni una sola vez.
— Tratándose de Mika, no me sorprende tanto.
— En fin, ¿asumo que preguntaste por ella porque quieres verla?
— ¿Sabes dónde está?
Y ahí lo tienen, a Takemichi parado y viendo con la boca abierta lo alto que era el edificio donde Mika trabajaba, casi sin poder creer que todo eso fuera sólo para una funeraria.
— Si ya terminaste de quedarte parado como estatua, me gustaría poder entrar de una vez. — Naoto se quejó.
— Ah, sí. — ambos entraron, Takemichi teniendo cuidado con todo lo que tocaba porque todo se veía muy costoso. El edificio parecía ser más grande por dentro que por fuera; la estructura parecía querer ser lo más simétrica posible, pero también podía notar que había una gran cantidad de pisos, oficinas y diferentes departamentos para cada equipo que trabajaba allí.
Las paredes eran grandes y blancas, al igual que algunos de los muebles. De hecho, casi todo allí era color blanco, negro o dorado; se sentía como si estuviera entrando en la oficina del cielo por el ambiente tan calmado, limpio y angelical. Hasta los empleados se vestían con traje y corbata para lucir más elegantes, por no decir que parecían tener una tecnología muy avanzada allí.
Se acercaron a la recepción, donde una mujer joven que parecía haber terminado de pintarse las uñas de color rojo los recibió con la sonrisa más cálida que pudo poner.
— Buenos días y bienvenidos a la funeraria “Tamashi no niwa”. ¿En qué les puedo ayudar?
Nota: Busqué en Internet cómo se dice “Jardín de almas” en japonés para ponerle ese nombre a la empresa y salió esto. Incidentalmente, el apellido de Mika también es Tamashi, pero me gustaba que quede así.
— Vinimos a ver a Mika Tamashi. — le contestó Naoto, ya que Takemichi no entendía nada.
— ¿La jefa de equipo? ¿Tienen cita previa? — volvió a preguntar la mujer, aún en tono amable y manteniendo su sonrisa.
— No tenemos, pero-
— Entonces me temo que no les puedo ayudar.
— Nosotros-
— Gracias por venir, por favor recomienden nuestros servicios y vuelvan pronto.
— Señorita, es un asunto urgente. — insistió, pensando que así quizás acceda.
— La señorita Tamashi es una mujer ocupada y tiene un rango muy alto en nuestra jerarquía, apenas un paso atrás del CEO; no puedo dejar pasar a nadie que no tenga cita previa. — en tono más severo, la recepcionista borró la sonrisa de su rostro y los miró fijamente.
— ¿No se puede comunicar con ella y avisar que estamos aquí? — miró hacia donde estaba el contrario esperando. — Mi acompañante, Takemichi Hanagaki, es amigo suyo desde la infancia; seguramente ella lo dejará pasar a él.
— ¿Él? — podía notar que se estaba riendo en silencio, como si no le creyera. — Como quieran, pero la señorita tiene una agenda muy apretada y no creo que tenga tiempo para recibir a nadie. — tomó el teléfono fijo en su escritorio con cuidado de no dañar sus uñas, lo puso sobre su oreja, sosteniéndolo con su hombro para evitar usar sus manos, y esperó a que contestaran. — ¿Jefa de equipo Tamashi? Le hablo de recepción. Sí, soy consciente de que se encuentra muy ocupada. Llegaron dos personas que dicen conocerla; dicen que se llaman Takemichi Hanagaki, que dice ser su amigo de la infancia y... ¿cómo era tu nombre? — preguntó tapando el micrófono del teléfono.
— Naoto Tachibana, ella organizó el funeral de mi hermana Hinata.
— Unos tales Takemichi Hanagaki y Naoto Tachibana. ¿Los echo? — esperó por la respuesta. — ¿Está segura? Quizás están mintiendo, parecen ser unos cualquieras. No, no digo que esté mintiendo, señora... No, tampoco fue mi intención ofenderla... no lo dudo, señora. Sí, señora; los dejaré pasar. Enseguida, señora. — terminó la llamada. — Aparentemente, la señorita Tamashi sí los conoce... Su oficina se encuentra en el decimotercer piso; última puerta al final del pasillo. — les pasó a cada uno una hoja con una especie de formulario y un bolígrafo. — Por favor, escriban aquí sus nombres completos, fecha y hora de nacimiento junto a su motivo de visita y pueden pasar; recuerden que deben ser específicos en los datos y no deben contener ningún error. Siéntanse libres de utilizar el ascensor para visitas, sin embargo, les recuerdo que deben alejarse tanto del ascensor como el resto de habitaciones cuyo acceso está reservado para los empleados. Tengan un buen día y disfruten de su visita.
Tremendo cambio de personalidad después de haber hablado con alguien de un rango mayor al suyo. Por lo menos tenían la satisfacción de que la mujer en la recepción fue regañada por haberlos juzgado mal.
Se alejaron de la recepción, viendo a la mujer volver a concentrarse en sus uñas, y volvieron a hablar entre ellos después de asegurarse de que no los estaba escuchando.
— Era como una mujer dragón. — Takemichi opinó, imaginándose la escena en su cabeza.
— Más importante, ¿no crees que es raro que nos pidan nuestra fecha y hora de nacimiento exactas para una visita? Con nuestro nombre y motivo debería bastar. ¿Para qué usarán esa información?
— ¿Y me lo dices hasta ahora, después de que ya les di esos datos? — empezó a entrar en pánico.
— No iban a dejarnos pasar sin esa información. — le explicó antes de que haga un escándalo. — Además, vamos a ver a alguien que quizás nos pueda dar la respuesta.
Entraron al elevador para visitas — aunque no entendían por qué los tenían que diferenciar — y Naoto presionó el botón del piso número 13. El viaje fue silencioso, pero la ansiedad le comenzó a llegar a Takemichi cuando se dio cuenta de que la Mika del presente no lo habría visto como en 10 años mínimo; seguramente lo iba a regañar.
Una vez en su destino, vieron el gran pasillo completamente limpio y pulcro junto a lo que parecían al menos dos docenas de puertas distribuidas entre izquierda y derecha; la puerta que estaban buscando era la que podían ver de frente al final del pasillo. En realidad eran dos puertas que daban a la oficina de la fémina, y parecían ser bastante grandes y elegantes.
Por lo menos uno de los dos tuvo éxito en la vida.
Caminaron por el largo pasillo, la ansiedad creciendo en el interior de Takemichi con cada paso que daba y se acercaba a la puerta; parecía estarse haciendo mucho más grande y aterradora.
— Espera. — detuvo a Naoto antes de que pudiera tocar la puerta. — Tengo miedo. — vio al contrario alzar una ceja.
— ¿Por qué? ¿No se conocen de toda la vida?
— Sí, pero creo que me da miedo después de lo que pasó con Akkun. — Naoto asintió en entendimiento.
— Bien, pero recuerda que nos dijeron que ella es una persona ocupada. Lo que sea que vayas a hacer, debes hacerlo rápido.
— Sí... sólo dame un segundo para prepararme. — inhaló y exhaló profundo, tratando de convencerse de que todo iba a salir bien. — Estoy listo.
— ¿Quieres tocar la puerta tú?
— Está bien. — con las manos un poco temblorosas, Takemichi tocó la puerta con cuidado, casi como si fuera a explotar o algo así. Se escuchó un “pase”, y abrió apenas un momento después.
Mika, ahora siendo una adulta que conservaba casi todos sus rasgos físicos — excepto por el hecho de que se veía mucho más madura, grande y usaba un traje formal —, levantó la vista de los papeles en su escritorio para mirar a los dos visitantes. Podía ver que Takemichi estaba nervioso, así que sonrió para hacerle saber que estaba bien.
— Lamento si la recepcionista fue mala con ustedes; no es tan amigable como parece a primera vista.
— Era como un dragón.
— ¿Un dragón? — repitió, riéndose en el proceso. — Sí, supongo que Yumiko es como un dragón del castillo. Aunque si eso fuera el caso, supongo que el CEO sería el rey del castillo y los jefes de equipo seríamos los príncipes y princesas, o sea que los empleados regulares serían los caballeros de brillante armadura o los guardias del castillo... el caso es que tienen un rango más bajo.
— Um...
— Lo lamento, me desvié del tema. — se concentró, aún manteniendo su sonrisa. — No ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi a Naoto. ¿Cómo estás?
— Bien. — Takemichi pudo notar que hasta Naoto cambiaba su actitud alrededor de Mika. Increíble, pero cierto; se veía todo nervioso y sonrojado apenas habló con ella. — ¿Cómo estás tú?
— Oh, yo estoy bien, aunque un poco cargada de trabajo; tú seguramente sabes de lo que hablo, ¿no? Ya que trabajas con la policía. — el contrario asintió, sin saber bien qué más decir.
— Me preguntaba-
— Retomaremos esta conversación en otra ocasión, ¿sí? No tengo tanto tiempo como parece. — lo interrumpió la de ojos grisáceos. Era curioso como, en vez de estar molesto por no haber podido hablar, se había puesto a pensar en que había olvidado lo bonitos que eran sus ojos. — Me interesa ponerme al día con Takemichi. ¿Te molestaría dejarme a solas con él? — aún un poco embobado y perdido en sus pensamientos, asintió, aunque casi se le olvida de hecho entender lo que había dicho y por un momento se le había olvidado cómo entender japonés.
— Voy a... voy a esperar afuera un rato. — miró una vez más la sonrisa amable de Mika antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de él, dejándolos solos.
Hubieron un par de segundos de silencio después de eso.
— Ha... pasado mucho tiempo, ¿verdad? — Takemichi tomó la iniciativa.
— Sí, así es.
— Lamento mucho lo de Shikei... — no sabía de qué más hablar; no lo culpen.
— No te preocupes, ya pasó hace mucho tiempo y me ha ido bastante bien desde entonces. No me habría convertido en la persona que soy ahora de no ser por él; es una pena que no hayas podido ir a su funeral por estar ocupado buscando empleo.
— Sí, lo siento por eso.
— Te atrapé. — la miró con clara confusión después de escuchar eso. — Sí estuviste en el funeral. Eres ese Takemichi; por eso no lo sabes.
— ¿Eh? ¿De qué hablas? — se comentó a asustar en serio; quería salir corriendo de allí.
— Fue una prueba para saber si eras el Takemichi que viajó en el tiempo, y sí lo eres; confirmaste mi teoría.
— ¿Qué? — no podía seguir su línea de pensamiento; estaba genuinamente confundido.
— Me pareció raro tu cambio de actitud repentino porque parecías mucho más maduro, recordé lo que pasó ese día cuando me llamaste a mitad de la noche para preguntar dónde estaba la casa de tu propia novia, luego me di cuenta de que buscabas a Naoto para tomar su mano sin ninguna razón, que actuabas como si tuvieras una personalidad totalmente distinta, como si ya hubieras vivido toda una vida, así que comencé a pensar en eso, uní los puntos y pensé que quizás los viajes en el tiempo no eran tan locos; sólo necesitaba pruebas. La cosa es que no sabía a qué rango podías viajar en el tiempo; ahora sé que deben ser exactamente 12 años, ya sea hacia atrás o hacia adelante. Porque buscas estrechar la mano de Naoto de la nada, supongo que él es el detonante, y por ende asumo que él también sabe de tus habilidades. Luego pensé en una razón: ¿por qué viajarías en el tiempo 12 años exactos? Eso le podía dar fuerza a mi hipótesis y llegué a dos conclusiones. Primero, no lo puedes controlar; viajaste en el tiempo... “aleatoriamente”, 12 años exactos. Segundo, lo mismo que antes, pero estás buscando salvar a alguien; alguien que, yo deduzco, debe ser Hinata considerando que Naoto te está ayudando. Y eso es todo; ¿estoy en lo correcto?
— Rayos, sabía que eras inteligente, pero esto es... demasiado.
— Creo que me llevó bastante confirmar mi teoría; no lo descubrí de inmediato. La yo de hace 12 años apenas debe estar empezando a formular su teoría. Pero, más importante, hay algo que necesito pedirte; recuerda que me debes un favor.
— ¿Y qué es?
— Tienes que dejar de tratar de salvar a Hinata Tachibana.
🌙 Estaba emocionada por este capítulo porque aparece por primera vez la empresa donde trabajaba Mika. Me encanta el diseño que le puse.
De hecho, hay un k-drama que lo explica- xd.
Mmm me emociona lo que viene más adelante.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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