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Cabello de un tono cálido, casi como el Sol, ojos de un color extravagante, piel blanca pura como porcelana, joyería de oro resaltando el color de su cabello y un vestido de un color que nunca usó antes, pero que sin duda le hacía resaltar.

Ember Woodville era la estrella de aquella fiesta aunque no fuese sobre ella y todo por ser el pequeño proyecto de su mejor amigo.

"¿Vieron eso? Esa si es una verdadera protagonista, la gente no deja de mirarla embobados." Pensaba con orgullo Chuuya. "Ni en una mierda de años Ágatha podría compararse."

—¡Oh, Lord Nakahara! –exclama sonriente–.

El pelirrojo la saluda con una gran sonrisa y ojos cerrados hasta que siente la presencia de alguien frente a él, al abrir los ojos no pudo pensar otra cosa más que quién sea que estuviese a cargo de su vida, lo odiaba.

—Duque Dazai...

Era la primera vez que se veían después del incidente de aquel día. El castaño no se esforzó en contactarlo incluso después de haber dicho tales idioteces como que no dejaba su pensamiento.

—La noche se encuentra pacífica, ¿no lo cree? –menciona con una sonrisa forzada–.

¿Por qué es que la momia no le respondía? Lo miraba solamente con un gesto ente la indiferencia y el disgusto. Chuuya no podía dejar de pensar en aquel día y Dazai actuaba como si nunca hubiese pasado.

—Parece que no está de humor para una conversación...

—¿Por fin lo ha notado?

Con gran irritación y él está seguro de que si estuviera en alguna animación tendría las pequeñas venas rojas dibujadas en su cabeza, le reclama.

—¡¿Entonces por qué mierda estás frente de mi?!

Varias personas voltearon al escuchar tal exclamación con gran volumen, él se sonroja.

—¿Es que acaso no puede hablar sin vulgaridad? –se burla–. Contestando a su pregunta, es un buen lugar para poder tener vista de todo alrededor.

Habla volteando la cara. Está siendo infantil y Chuuya ya no puede con eso.

—Bueno, en ese caso creo que estoy en su camino –dijo con sarcasmo–.

—Veo que está consciente de ello.

Con la sonrisa más amable que pudo hacer, y siendo honestos, era la más fingida, decidió simplemente alejarse sin decir algo más.
Apenas había dado unos pasos cuando alguien pasa corriendo a su lado.

—¡Oh, querido Duque! –una voz melosa y chillona se escucha–. Me hubiese avisó en cuanto llegó, ha sido ya un tiempo...

No podía creerlo, Ágatha Christie llegó corriendo a abrazarse del brazo del Duque y éste se lo permitía. ¿Qué hacía esa arpía con él?, ¿qué acaso Dazai no recordaba lo que le hizo?
Chuuya pensó que después de lo de aquel día, ambos estaban en mejores términos, peor parece que no era así.

Más disgustado de lo que hubiese aceptado, se alejó dando pasos fuertes y tomando la primera copa de licor que encontró.
El castaño solo lo vio de reojo.

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—Parece que ya es el momento adecuado para visitar el interior del barco. El proyecto es algo grande y no pude participar activamente en él, pero conozco la estructura, podría mostrarle personalmente todo el lugar, estaríamos los dos solos.

Chuuya estaba muy ocupado comiendo un pedazo de cheesecake y escuchando la conversación que la hija del Conde Christie tenía con el castaño.
¿Por qué mierda Dazai no la alejaba? Que si, obviamente no empujarla porque era la hija de su socio de negocios, pero al menos podía, con esa actitud suya, apáticamente alejarla.

"Por una mierda, caballa estúpida." Sin pensarlo, extendió su mano para agarrar una de las copas de vino en la mesa junto a los bocadillos y se la tomó de un trago agarrando otra enseguida.

Cuando iba ya por su tercera copa, se escucha una gran explosión; fuegos artificiales.
Después de ponerse en alerta más por costumbre que por otra cosa ante un ruido tan fuerte, decide que era mejor buscar a Atsushi e irse a su casa. Al voltear para alejarse de la mesa, choca contra alguien.

—¿Estás borracho?

Era oficial, moriría por úlceras.

—¿Me veo como si lo estuviera?

—Un poco.

Ambos se miraron a los ojos, Chuuya levantó la cabeza para poder tener aquel contacto visual.

—...tú también lo estás.

—¿Eh?

—Me dijiste que no te conozco verdaderamente, pues parece que tú a mí tampoco –se gira hacia la mesa, estirando su mano para recoger algo–. No estoy borracho, si no sobrio.

Antes de que pudiese agarrar algo más, Dazai se acerca de un lapso y lo toma por la muñeca.

—¿Por qué no puedes parar de tomar compulsivamente? Terminarás borracho y con pésima reputación si sigues de ésta manera.

—¿De verdad crees que me emborracharé con esto? –lo mira con una ceja alzada y levantando su mano la cual tenía un cupcake–.

De un movimiento, el mayor tira de su brazo para librarse del agarre. Su contrario lo deja hacerlo sin resistencia.

—¿Por qué me sueltas?

—¿Qué? –preguntó confundido–.

—Dijiste que no me querías dejar ir... así que, ¿por qué razón me sueltas ahora?

Con ojos algo llorosos y rostro sonrosado, el de menor estatura lo fulmina con la mirada.

—No me dejes ir, bastardo.

—¿Crees que eso es lo que estoy haciendo? –se burla una vez más–.

Oh, aquella sonrisa de sorna que vio entre sueños más de una vez y que nunca admitiría lo hacía ver más atractivo.
Pero ahora no estaba para fantasear, orgullo líquido le corría por las venas y tenía una misión; reclamar por respuestas.

—No correspondiste mi saludo y mi siquiera volteaste a mirarme en toda la noche. Lo único que hiciste fue pasear por todo el barco con la bruja de Ágatha que estaba colgada de tu brazo y con la que andabas muy meloso –empezó a golpearlo con un solo dedo en el pecho, recriminándole–.

—¿Estás... celoso?

Y deben creer que si Chuuya Nakahara verdaderamente hubiese estado en sus cinco sentidos, las cosas hubiesen salido muy diferentes a como pasó.

—Sí, lo estoy.

—¿Lo estás?

Tal vez no contaba con la cordura suficiente para darse cuenta de lo que estaba haciendo, pero sí con la necesaria para darse cuenta que la expresión del castaño se suavizó, un gesto más relajado en todo su rostro y hombros caídos, sus ojos se abrieron un poco más, sorprendidos y sus pupilas se dilataron. Si se ponía a pensar, recordaba ver esa expresión fugazmente cuando tenían apenas quince años.

—Dazai. Yo...

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CHAN, CHAN, CHAAAAAN...

¡Suspensoooo!

¿Adivinen cuantos capítulos más voy a actualizar hoy?

BESOOOOS

—ASHER.