|²|
□□□□□□□
Escoger que ponerse había sido un martirio. Las opciones eran interminables y el tiempo no era el suficiente, por lo regular cuando Chuuya iba a asistir a algún tipo de evento formal y elegante, se preparaba al menos desde una noche antes.
Justo ahora se encontraba en la fiesta de cumpleaños de la protagonista, él decidió alejarse de todos puesto que no conocía a nadie y solo quería quedarse al lado de la mesa de aperitivos como un inadaptado social.
"Es mejor que hacer el ridículo" se repetía, no estaba cómodo en ese ambiente por el hecho de no saber exactamente que hacer o como actuar.
—Joven Nakahara –escuchó a sus espaldas–.
Una chica de cabellos color caramelo y ojos de azul más oscuro que el propio se acercó hacia él con una sonrisa. Creía suponer que ella sería Ember Woodville, la protagonista, hija adoptiva del Barón Woodville y próximamente prometida del Duque de Yokohama.
—Uh... buenas noches, señorita –dio una leve reverencia–.
—Muchas gracias por los regalos que envió, fue un lindo detalle, me encantaron –sonrió y se giró para alejarse–.
—¡Señorita Ember! –la chica se giró para prestarle atención–.
Él quería advertirle sobre todo lo malo que pasaba en el libro, que no aceptará nada de parte del joven Nicolás, que el día antes de su boda no saliera de casa aunque le llamasen diciendo que había una emergencia con su vestido de boda, entre muchas otras cosas.
—Feliz cumpleaños.
—Muchas gracias –con una última sonrisa compartida, se alejó perdiéndose entre la multitud–.
Bien, apenas era la fiesta de cumpleaños número dieciocho de la protagonista, lo que significa que nada pasaría hasta dentro de medio año. Por ahora solo debía de disfrutar de todos los beneficios de los que goza y por un momento preocuparse únicamente por su felicidad.
—¡Cielos! Este vino está exquisito –dijo al terminar una copa–. ¡Mesero, un poco más de vino por aquí!
"Si voy a disfrutar, que sea en grande", no pasaría nada si bebía hasta emborracharse ¿no?, no tenía que asistir a ningún otro lugar, podía permitir tomar cuanto alcohol quisiese, no podía desaprovechar el tomar algo de tan alta calidad como lo era ese exquisito vino de los nobles.
—Al final, esto no es tan malo.
□□□□□□□
Abría los ojos con un poco de dificultad y dolor de cabeza. Estaba acostado boca arriba, no recordaba nada de la noche anterior, probablemente cuando se acabó la fiesta llegaron a recogerlo y justo ahora se encontraba en sus aposentos... o eso quería creer de no ser porque el techo de su habitación no era de ese estilo que parecía mil veces más caro.
—¿Ya despertó la bella durmiente?
Una voz algo ronca se escuchó a su lado y se enderezó de golpe dándose cuenta por la fria brisa que sintió que no traía nada puesto en la parte superior de su cuerpo. Su angustia incrementó y siendo un manojo de nervios, giró hacia su izquierda encontrándose con un cuerpo recostado a su lado, un hombre alto, de cabellos castaños desordenados y una sonrisa de burla junto a unos ojos color caoba, nada más ni nadie menos que Dazai Osamu.
—¿Me estás jodiendo? –el contrario solo rió–. ¿De qué mierda te ríes imbecil?
—Sabía que conforme la clase social descendía la educación se volvía más escasa, pero nunca imaginé que el hijo de un conde tendría ese vocabulario tan vulgar.
—¡Oye!, ¡puedo hablar perfectamente, pedazo de escoria! –se lanzó hacia arriba de él para tomarle del hombro y enderezarlo para propinarle un golpe, pero se detuvo a media acción–.
—Vaya, vaya, ¿quieres otra ronda? –sus ojos pasaron del tono dorado a uno rojizo que recordaba bien–.
¿Dijo otra ronda?, se había quedado estático, ¿aquello significaba que la caballa y él habían...? No, imposible, en primera estaba casi seguro que el castaño no se sentía atraído hacia los hombres y en segunda, él nunca caería tan bajo como para haber hecho algo de ésa índole con él. Pero de nuevo, eso explicaría porqué estaban semidesnudos, el hecho de no recordar la noche anterior no le ayudaba en nada.
—Es una broma joven Nakahara, pero si sigue en esta posición, no me haré responsable de lo que suceda después.
Rápidamente el pelirrojo se bajó y se sentó en su extremo de la gran cama, trataba en vano de revivir los sucesos después de haber bebido todas esas copas de vino, nada.
—¿Qué me pasó?
—Fue sorprendente, el educado y correcto hijo del Conde Nakahara borracho hasta más no poder, seduciendo al frío y desalmado Duque de Yokohama, sin duda alguna un chisme que durará un buen rato entre la nobleza –se burló al ver la expresión del de ojos azules volverse cada vez más preocupada–. Quise hacer mi buena acción del año así que te traje a mi hogar para descansar, no había cuartos de huéspedes preparados, la servidumbre dormía y tu te habías desmayado en mis brazos, simplemente te coloqué en mi cama y te quité el chaleco y la camisa porque la temperatura de tu cuerpo era muy alta –se encogió de hombros–. A mi me dio calor e hice lo mismo y me dormí, fin de la historia.
—No puede ser... yo-...
—Da igual, ahora puedes volver a tu hogar o quedarte a desayunar si gustas.
El mayor negó, buscó su ropa restante y se la puso, inmediatamente saliendo de la habitación después. Bajó varias escaleras hasta llegar a la que parecía ser la entrada del lugar.
—Señorito Nakahara –escuchó a sus espaldas y se detuvo de golpe–. Solo le avisaba que afuera ya le espera un carruaje preparado para llevarle de vuelta.
—Muchas gracias, Akutagawa.
Ni siquiera había registrado haber dicho su nombre, lo único que tenía en mente era salir de ese lugar, llegar a su habitación y encerrarse hasta que muriera.
El viaje se le hizo eterno, una vez que entró en la mansión Nakahara, frente a las escaleras le esperaban sus supuestos padres.
—Chuuya Nakahara –se encogió en su lugar, nunca antes nadie le había hablado con ese tono autoritario que llevaba una mezcla de decepción–. ¿Se puede saber que sucedió anoche?
Tenía ganas de llorar, ¿así se sentía decepcionar a tus padres? Era de lo peor, no podía ni pronunciar palabra, tenía veintidós años y aún así se sentía de aquella manera a pesar de nunca antes tener ninguna figura paterna.
—Paul, cariño –habló en tono leve–. Debe de estar agotado, deja que descanse un poco y después le interrogas ¿si?
Le miró todavía con el ceño fruncido, Chuuya trató de aguantarle la mirada lo más que pudo pero empezaba a flaquear, al final, el rubio fue quien rompió aquel contacto visual con un suspiro.
—Bien Arthur, como digas... estaré en mi oficina –y se alejó–.
Con rapidez, el pelinegro se acercó a su hijo y lo acunó en un abrazo paternal, el pelirrojo sentía los ojos húmedos.
—Ya, ya está mi niño –le murmuraba al oído mientras acariciaba sus cabellos–. Sabes cómo es tu padre, él solo se preocupa por ti, eres todo lo que tenemos.
El menor solo se quedaba allí, aceptando el abrazo, se permitiría aquel lujo de ser consolado incondicionalmente, algo que siempre deseó tener. No sabía que decir ni como actuar, solo recibía las caricias en silencio, al final terminó dormido una vez más.
□□□□□□□
He decidido actualizar dos veces por semana, siendo miércoles y sábado. Probablemente más de alguna vez me vean publicando un capitulo de más o uno de menos, pero prometo que al menos tendrán un capitulo por semana.
Recién empiezo esta historia y ya tengo el concepto y lo que quiero que pase en la profundidad de la trama, pero no se muy bien como guiarme hasta ella así que escribiré a como mi mente me presente las ideas (lo digo por si al principio no tiene tanta trama o va muy rápido).
En fin, por el momento es solo eso, si tienen preguntas no duden en hacerlas y disfruten de su lectura!! ♡
—Sincerely Asher
SOUKOKU'S WIFE♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top