Tercer capítulo: Marinera Trujillana

----I-i can't do this [N-no puedo hacer esto] ----Dijo de pronto, escondiéndose detrás de su amigo tricolor, quién acariciaba su cien harto de que la misma situación se repitiera.

Con el sombrero tapó su rostro, no era bueno bailando cosas tradicionales, nisiquiera tenía una cultura concreta como para sentirla en sus raíces, se sentía un poco inseguro.

Perú suspiró, sonriendo para su conforte, suponía que el contrario no tenía ni idea de los pasos, aunque los rumores decían que el estadounidense solía bailar bien la música callejera como el breakdance.

----Está bien, te voy a dar una pequeña presentación para que te guíes. ---- Dijo girando a mirar a cierto latino de parche, quién se mantenía distraído en su propio mundo. ----Chile, hazme un favor y sé útil.

Cuando el nombrado le dió su mirada, le hizo un ademán con la mano, ordenándole que se acercara al escenario, el de extraños modismos le dió un manotazo al aire, en señal de que no quería que lo fastidiara.

El peruano se enfureció, pero no iba a quitar la sonrisa de su rostro, el momento era muy importante como para que su rebelde hermano lo arruinara.

---Avanza Chile, no seas huevón.--- Aún así el menor lo ignoró, siguiendo con la vista en la ventana, Perú chisteó la lengua perdiendo la paciencia, no quería quedar como un idiota frente al estadounidense. --Mira csmr, te subes o te saco la mieeerda ah. Apúrate. -- advirtió logrando que el chileno casi por obligación se levantara, rodando los ojos.

Dió un salto para quedar sobre la superficie del escenario, guardó las manos en sus bolsillos acercándose al bicolor con desgana.

----Permíteme. ----Pidió retirándole con suavidad el sombrero al de lentes oscuros, aprovechando para achinar sus ojos en una sonrisa que estremeció al mayor.

Se la puso a forcejeos al otro latino, éste aburrido se puso en posición, con los zapatos ya puestos, Perú repitió la acción, colocando un pie enfrente y el otro atrás, una mano elevando el vestido y la otra moviendo el pañuelo.

México encendió la cámara, la luz roja que indicaba la grabación continua se encendió, les dió una señal a sus hermanos para que activarán el Bluetooth y pusieran la música.

[▶] ➠ Marinera Trujillana - Al golpe del cajón.

Iniciaban los rítmicos toques del tambor, el bicolor movía la cadera hacia enfrente al zon de estos, su mano levantada en el pañuelo, colocó la otra que llevaba el vestido en la cintura.

El de parche daba pasos hacia él, al estar lo suficiente cerca uno del otro giraron, dando una vuelta en la dirección contraria, cada uno por su lado, regresando a encararse.

Haciendo una reverencia con su pañuelo, el chileno le sonrió sin pensarlo, acercándose a él y luego alejándose, representando el cortejo del baile, sus pies daban pasos firmes en el suelo, al ser el varón debía conservar siempre la gallardía.

El peruano, quién con sus pies descalzos giraba con entusiasmo, siempre dejando con ganas de más al otro latino, quién lo rodeaba a pisadas elevadas mientras el perucho bailaba con gracia.

En un peligroso acercamiento, ambos daban vueltas en la misma dirección, el peruano sonriendo como un ave que sabía perfectamente que el macho la buscaba y orgullosamente lo ignoraba.

Chile se sacó el sombrero para esconder sus rostros mientras giraban en lateral, no con el objetivo de darle un beso, sino porque era parte del baile.

Llegó el momento del zapateo y ambos se alejaron, siempre bailando, ambos hermanos movían sus pies enmarcando el cepillado, cruzando el pie hacia delante para cruzarlos por delante del pie opuesto, al compás y a una distancia de cinco metros, pero mirándose.

Todo esto, al ritmo siempre de la canción, las trompetas y los tambores.

La expresión de ahora del estadounidense no tenía precio, debía ser ÉL el que estuviera bailando con el peruano, quería hacer lo mismo que el chileno, deseaba estar así de unido con Perú.

La pareja volvía a juntarse, ésta vez mucho más cerca, escondiendo sus rostros en el contrario mientras hacían el cepillado al mismo tiempo, el bicolor quitó la cara con una sonrisa coqueta, haciendo chistar al chileno, quién también sonreía de costado.

Terminaba la canción, y el peruano sabía que tocaba perfectamente, se alejó al igual que su hermano, dieron unos pasos más fuertes sobre el suelo, girando los pañuelos muchos más rápido.

Chile se arrodilló hacia el peruano al mismo tiempo que el mismo se quedaba en la misma pose con la comenzó, con el pañuelo arriba y una mano agarrando el vestido en la cintura, entonando un final perfecto.




----¡Pucha, mejor chapense! ----Todos los presentes, quién hasta el momento tenían el corazón acelerado y uno realmente intrigado, por el baile, giraron a mirar a cierto boliviano, quién ingresaba junto al asiático al auditorio.

Con la respiración agitada, Chile se acercó al bicolor para darle un dulce y suave beso en la mejilla, dejándolo asombrado por esto, la verdad tenía muchas ganas de hacer eso.

Se bajó del escenario por las escaleras, el de bandera blanquirroja se sentó para reposar unos minutos, aunque realmente no estaba tan cansado.

----¡Alto Perú, tanto tiempo!----
----Andate a la mier-

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