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Capítulo 2. Algo que ocultar

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El relajante tintineo de los utensilios de la cafetería a esas horas se mezclaba con las risas suaves y delicadas de Janet. Ambas se mantenían en silencio, intercambiando miradas sin poder detener ese impulso por sonreír.

Bonnie sostenía la mano derecha de Janet entre sus manos. Observando como su hermana disfrutaba de la malteada que había ordenado. Janet miraba por la ventana como si alguna cosa interesante hubiese afuera, intentando apaciguar esas emociones dentro de su pecho.

La mirada interesada de su hermana sobre ella no hacía más que hacerle una mala jugada. Su mente estaba fuera de lugar, provocando que actuará con torpeza frente a Bonnie. Casi derramando la malteada sobre ella.

Janet se avergonzó por sus acciones, llevo su mirada a su hermana, jugando con sus manos, sonriendo de forma nerviosa, disculpándose, Bonnie al percatarse de aquello le dedicó su mejor sonrisa, haciéndole saber que todo estaba bien.

Fue suficiente para Janet, ella agradeció internamente la comprensión que Bonnie siempre le tenía cuando se trataba de sus comportamientos fuera de si. No se sentía juzgada, pero era vergonzoso comportarse de formas tan tontas frente a su hermana.

Janet dejo caer su rostro contra sus antebrazos, en un intento por ocultar su rostro y dejar de lado todos esos pensamientos, producto de la vergüenza que sentía.

—¿Estás bien?.—Preguntó Bonnie con una ligera expresión de preocupación en su rostro. La acción anterior de Janet le había llamado la atención.

Janet alzó la mirada, logrando mirar esa expresión en su hermana, que demostraba la sinceridad de lo que sentía, soltó un suspiro cansado.

—No es nada, estoy bien...—Desvió ligeramente la mirada, odiaba tener que mentir, pero no tenía más opciones. Solo no deseaba arruinarlo.

Janet sintió la mirada de Bonnie sobre ella, odiaba tener que mentirle de esa forma a su hermana, de verdad lo odiaba.

—...Bonnie.—Un sentimiento de culpa recaía en ella por no ser lo suficientemente sincera.

—Janet, está bien, solo quiero que sepas que estaré para ti.—Bonnie interrumpió, mostrándose comprensiva con su hermana.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Janet, era confusa su situación.

—¿De verdad soy tan importante para ti?.—Janet preguntó.

—¿A qué te refieres?.—Bonnie la miró con duda, no entendía a qué iba todo eso.

—Es solo que... ¿Porqué siempre estás cuidando de mi?.—Janet suspiró.—¿Porqué eres tan amable conmigo?.

—Porque me importas y eres especial para mí.—Bonnie le dedicó una sonrisa.—Y eres mi hermana.

La tristeza y desilusión se vieron reflejadas en su rostro, Bonnie acababa de darle un golpe bajo de realidad. Se lo merecía después de todo, pero no había peor dolor que ese.

—¿Janet...?.—Bonnie llamó a su nombre.

—Eso es lo que somos, ¿Verdad?.—

Janet entrelazó sus dedos con los ajenos, observando detenidamente sus manos. Su alma dolida no podía encontrar el consuelo que necesitaba, Bonnie había tocado un tema dolorosa para ella.

—¿Siempre seremos hermanas?.—Janet preguntó casi en un susurro.—Nada va a cambiar, ¿Cierto?.

—Nada cambiará jamás, tu siempre serás mi hermana.—Bonnie intentó consolarla con lo que podía, sin pensar en lo mucho que afectaba a Janet esas simples palabras.

La mayor guardó silencio, no había nada que decir, su silencio era la mejor forma de hacerle entender a su hermana que la conversación había terminado. Bonnie lo entendió, no mencionó nada más al respecto para no incomodar a su hermana.

Un silencio se formó entre ambas, llegando a ser incómodo por la situación en la que se habían envuelto, minutos atrás. Janet se sentía estúpida por la forma en la que había actuado, no siendo la más correcta.

—Quizas deberiamos pagar la cuenta.—Janet rompió el silencio, queriendo salir de esa incómoda situación.

—Eh, si, iré a pagar la cuenta.—Bonnie sin pensarlo mucho dejo el lugar en el que estaba, buscando la oportunidad de huir de la situación.

Janet suspiró, no había sido su intención incomodar a su hermana, fue su error haberse dejado llevar desde un principio, sabía a dónde iba la situación y sin embargo siguió preguntando. Quería gritar de la frustración que sentía, nada de lo que había practicado sirvió de algo.

Aún así, hizo un último intento para cuando llegó Bonnie, su hermana ya había pagado la cuenta, significaba que podían irse y seguir con sus planes.

—Gracias por pagar esta vez, prometo que la próxima vez, pagaré yo.—Agradeció Janet sin más, sonriendo ligeramente.

—Pero Janet, yo te invité, no tienes que preocuparte.—Bonnie respondió con una sonrisa adornando su rostro.

—Lo se, pero siempre pagas, creo que no es demasiado justo.—Mencionó haciéndole recordar a su hermana, todas esas ocasiones.—En serio, dejame pagar la próxima vez.

—Podría aceptarlo, si es que me invitas a salir, no estaría mal verte tomar la iniciativa está vez.—Bonnie desvío la mirada antes de mirarle.

—Muy bien.—Janet rodó los ojos casi burlándose de la situación.—Seguire tu consejo.

—Estare esperandote.—Bonnie le dedicó una sonrisa ladina por la repuesta afirmativa que había recibido.—Aunque esperar no sea mi fuerte, se que valdrá la pena.

—¿De verdad?.—Janet desvió la mirada, avergonzada por lo que había dicho su hermana.

—Si, te doy la completa oportunidad de sorprenderme.—Bonnie estiró su mano, ofreciéndola.— Así que, ¿Nos vamos?.

Janet asintió enternecida por la acción, posó su mano en la ajena, tomándola, disfrutando del cálido tacto que le ofrecía.

Ambas salieron del lugar, ignorando a las personas de sus alrededores. Sin importar el incómodo momento que habían pasado, siempre encontrando la forma de reparar las cosas y seguir estando juntas.

Caminaron sin rumbo alguno, paseando por la iluminada y maravillosa ciudad en la que se encontraban. Tenían una vista espectacular, Bonnie tenía planes para llevar a cabo, cada uno de ellos con su adorada hermana.

—Hace tiempo que no veía la ciudad, es maravillosa.—Mencionó Bonnie.—Nada como salir de noche, ¿No lo crees?.

—Si, es una sensación única.—Respondió Janet con tranquilidad.

—¿Te gustaría elegir nuestro próximo destino?.—Bonnie le señaló todas las opciones que tenían.

Janet suspiró, las opciones eran muy buenas, pero ninguna parecía ser lo suficientemente tranquila, ella mejor que nadie sabía como era Bonnie, siempre buscando como divertirse. También le gustaba eso, pero deseaba algo tranquilo en ese momento. Decirle la verdad a su hermana era lo mejor, sabía que lo entendería.

—Sabes, me encantaría poder ir a un lugar más tranquilo, todas son muy buenas opciones y de verdad amo divertirme contigo, pero creo que necesito otro tipo de ambiente, más relajado.—Se sinceró, sintiéndose apenada por lo que pedía.

Bonnie la escuchó atentamente, y sin que Janet lo esperará, ella aceptó su petición.

—Podría mostrarte la maravillosa vista en la colina, la luna se ve hermosa, la ciudad es espectacular, todo es perfecto.—Bonnie conocía a su hermana mejor que nadie.

—Me encantaría ir contigo, apreciaría muchísimo si tu me guiarás a ese lugar.—Janet aceptó esa dulce invitación, todo era mejor cuando estaba la persona que más amaba a su lado.

La más alta guío a su hermana a ese lugar del que hablaba, tantas veces queriendo tener la oportunidad de ir con ella, pero siempre sentía que no era una buena ocasión. Al fin su oportunidad había llegado.

No tardaron demasiado tiempo en salir de la ciudad y llegar a su destino, una pequeña y hermosa colina, con una excelente vista a la ciudad.

Cada una tomó lugar en el suave pasto, acercándose a la contraria, buscando sentir esa cercanía a la que acostumbraban.

—Tenias razón, desde aquí tenemos una vista espectacular.—Janet sonrió.—Gracias por traerme aquí, no sabes lo feliz que me haces sentir Bonnie.

—Por ti haría cualquier cosa Janet, quiero verte feliz y si puedo hacer algo para lograrlo, entonces lo haré.—Bonnie admitió avergonzada.—Se que te lo digo todo el tiempo Janet, pero quiero que sepas que eres muy importante para mí, eres mi hermana, mi mejor amiga de toda la vida.

Janet no sabía como sentirse, era como ser amada y lastimada al mismo tiempo, una sensación extraña que le encantaría sentir siempre, solo así conocía el lugar que tenía. Sin falsas ilusiones que su mente le hacía creer, Bonnie ya le había asignado un lugar que debía aceptar, por más doloroso que fuese.

—Es muy lindo de tu parte decirme todo esto Bonnie, aprecio tus palabras .—Janet llevó su mirada al cielo nocturno.—Tu también eres importante para mi, hermana.

El aire frío hizo contacto con la piel de la mayor, provocando escalofríos, está se envolvió con sus brazos, protegiéndose del frío. Ahora mismo estaba recibiendo un golpe de realidad sin siquiera buscarlo, el ambiente era lo menos que debía preocuparle.

Bonnie rápidamente se deshizo de su chamarra, colocándola en los hombros de su hermana. Como una forma de calmar el frío que ella sentía. Janet intentó reclamar.

—Dejame cuidar de ti, como tu cuidas de mi.—La menor pidió.

Janet derrotada se recargó en el hombro de su hermana. Bonnie admiró el paisaje. Cada una se perdió en su mundo.

Te sonrío y te digo que nada sucede, cuando estoy muriendo por dentro. No sabes cuánto duele mentirte.

—Tu eres todo para mí.—Janet se aferró a su hermana, pronunciando esas palabras en un inaudible y suave susurro. Bonnie siempre fue la única que le hacía sentir dolor y felicidad al mismo tiempo. Solo Bonnie tenía ese derecho de hacerle sentir esa agonía.

Me llevaré este secreto hasta el día de mi muerte. Por nuestro bien.

... ___________ ×

-×Gracias a todas las personas que leen está historia, agradezco mucho su apoyo, me animan a seguir escribiendo para ustedes.

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