30. Si (Final)

Pensar en lo que estaba ocurriendo hasta ahora era emocionante, todo iba bien con su "relación" con Killua, aunque no eran novios se sentía como ello.

Simplemente la confianza que había crecido en estos meses era sorprendente y eso le gustaba. Le gustaba compartir cualquier mínima cosa con Killua y a pesar de que fue difícil y doloroso hablar de Kenji con el albino fue necesario y ahora sabía que tenía todo ese apoyo a su lado y que Killua no lo soltaría.

Recordar aquel día era bueno y triste, porque ese día le mostró a Killua esa parte de él que solo Kurapika y Bisky habían visto de él.

- ¡Gon! —un gritó se escucho en el lugar.

- Dime, Bisky —respondió el moreno.

- ¿Cuándo tienes cita con la psicóloga?, Deberíamos salir —hablo la rubia con los brazos cruzados.

- Mañana tengo cita, me vendría bien salir —respondió el joven, regando las flores de su local.

- ¡Bien! —dijo con una sonrisa.

Ambos amigos siguieron hablando hasta que una de las pacientes de Gon llegó junto a su dueña, una perrita dálmata. Bisky espero a que su amigo terminara con la consulta, cuando un albino bien conocido para ella entro al local.

- Oh, Hola Killua —habló la ojirosa con una sonrisa.

- Hola Bisky —el chico sonrió.

Para Killua venir a ver a Gon era algo que ya se le hacía costumbre (claro, cuando no estaba ocupado), no eran "novios" pero su relación tampoco era de amigo tratando de volver a conocerse. Sabía que había algo ahí, ambos lo sabían y ahí estaba esa sensación, esa en la que sabían que estaban el uno para el otro, que se querían demasiado y que Killua había prometido no hacer llorar de nuevo a Gon.

Ya no, porque Gon merecía ser feliz, merecía que le repitieran lo hermoso que es, lo maravilloso que es, lo feliz que le hacía y lo feliz que quería hacerlo, se prometió así mismo que nadie volvería a lastimarlo porque aquel día que su Gon se había roto en sus brazos, ese día en el que explico todo lo que se guardaba, ese día en el que sus ojos perdieron ese brillo característico, ese día se prometió a que jamás volvería ver esa mirada en su precioso rostro y desde aquel día su relación simplemente fue mejorando y lo amaba.

Divagando un poco se dió cuenta que el moreno salió del consultorio, hablando con la señora que llevaba a su dálmata.

Era hermoso.

Gon era hermoso, no solo lo decía por su físico, simplemente era una persona hermosa, una que con una sonrisa podía hacer su mundo mejor, podía dejarlo feliz, tranquilo, en paz.

- Oh, hola Killua —su voz lo saco de sus pensamientos, quien se acercó a su amiga y a ese albino que tanto quería.

- Hola —respondió con una sonrisa.

- Bueno, bueno creo que estoy siendo mal tercio aquí —dijo la rubia con una sonrisa divertida — Aunque me alegro que estén recuperando el tiempo perdido.

- Si, es muy bueno —respondió el más alto.

- Bueno, Gon, no te dejare escapar otra vez, tenemos que salir —la chica hablo tomando su suéter.

- No me volveré a escapar Bisky —respondió el moreno con una sonrisa.

- Bien, nos vemos tortolitos —la chica abrió la puerta saliendo del local, dejando a ambos chicos solos.

- ¿Y como te fue hoy? —preguntó el moreno.

- ¿Bien?, La verdad estoy muy apurado con muchas cosas —dijo con un rostro afligido, ser el vicepresidente de una empresa era bastante cansador.

- Te ves muy cansado, ¿Haz dormido bien? —preguntó el moreno con voz preocupada. Killua era muy pálido por lo que las ojeras se le veían mucho más.

- La verdad no, ¿Puedo dormir en tu casa hoy? —preguntó con una sonrisa ladina, a lo que Gon rodó los ojos.

- No —dijo sin más.

- ¿Por qué no? —preguntó sorprendido — Siempre me dejas dormir contigo.

- Cállate Killua —dijo el chico tapando con una mano la boca de su "amigo" al ver que una mujer con una niña entraban en el local.

Killua sonrió al ver que Gon miraba a Nagisa para que atendiera a la señora, una vez que vio que la chica hablaba con la señora tomo el brazo del moreno y entraron al consultorio.

- ¿Entonces si o no? —preguntó el chico de nuevo mirando al más chico que lo veía con una ceja alzada.

- ¿Para que me trajiste aquí? —preguntó el moreno evadiendo la pregunta quería jugar un poco más con el albino.

- Por un beso —respondió el ojiazul.

- ¿Así? —preguntó el azabache sonriendo.

Los besos ahora eran... Algo que hacían pero siempre son ¿Diferentes?, Por lo general Killua siempre le robaba los besos, algunos eran solo picos, otros se alargaban un poco más, pero jamás pasaba de eso.

- Claro, Illumi estuvo muy pesado hoy y de verdad necesito uno —el chico hablo con un leve puchero que hizo sonreír a Gon, y antes de que siguiera hablando, el azabache tomo la iniciativa.

Beso a Killua.

Besar a Killua era tan... Lindo, sus labios encajaban como si fueran dos piezas de rompecabezas destinadas a estar juntas. Cargado de tantos sentimientos.

Sus labios danzando en un baile que no querían que acabará, porque cuando se besaban era como si el tiempo se detenía, como si con un simple roce todo volvía a la normalidad, todo volvía a ser hermoso y perfecto.

Se separaron con una sonrisa en sus rostros.

La "pareja" caminaba por el parque, uno bastante grande al que Killua había llevado a Gon varias veces, el moreno miraba los grandes árboles y a pesar de que estaba un tanto nublado para Killua ver a ese azabache sonriendo era lo mejor que le podía pasar.

Así que viendo que no había nadie por ahí, tomo la mano de Gon entrelanzandola, sintiendo como se tensaba un poco para luego mirarlo sonreírle, entrelazando ambos dedos y siguiendo ese recorrido por los bellos árboles de cerezo.

🍂

Mirando la ventana, las gotas que caían en ella, con aquella taza de café en su mano, la frazada cubriendo su cuerpo, un resfriado que lo atormentaba y un Ryu hablando de todo y nada.

- Me alegra que vayas a irte —el moreno hablo con sinceridad, porque eran amigos y ese sueño que le contó poco a poco se empezaba a lograr.

- Y yo estoy feliz de saber que estás bien, que te estás tomando tus medicinas y que estés feliz —el chico sonrió, una vez que Gon volteo a verlo sintió esa calidez en su pecho. Ryu era un amigo increíble.

- Gracias —respondió.

- No agradezcas, eres mi amigo me preocupo por ti —el joven doctor hablo con una sonrisa viendo cómo Gon le daba una de esas sonrisas que hacían iluminar la habitación entera.

- Eres tan bueno —camino y se sentó en el sillón enfrente de él — Espero que me mandes mensajes y que me digas todo lo que hagas.

- Por supuesto créeme que serás el primero en saber todo, pero debes prometerme que lucharas por tu felicidad —el chico tomo la taza de café que había dejado en la mesa para tomar un sorbo.

- Mi felicidad, no te preocupes por mi felicidad tonto —rió el moreno negando con la cabeza — Deberías preocuparte por la tuya.

- Tu felicidad es mi felicidad y si la tienes alado de ese tal Killua yo seré infinitamente feliz —el castaño hablo con sinceridad, porque era obvio que esa pisca de amor estaba ahí, no podría borrarse de su corazón a una persona tan maravillosa como Gon, mucho menos después de haber tenido la fortuna de amarlo.

Gon sonrió enternecido por aquellas palabras, poco a poco su vida mejoraba de una forma tan linda y eso le agradaba, le agradaba estar aquí con su amigo, como en los viejos tiempos. Ryu se iría en un mes a Australia a seguir su sueño en medicina y él estaría para apoyarlo y verlo crecer. Dios.

Ahora que lo pensaba todo esto era tan extraño, en que momento su vida cambio así.

Ambos chicos se despidieron y Ryu salió de la casa. Killua por su parte caminaba hacía el departamento de su chico, viendo que por las escaleras bajaba este chico. Su cabeza dió un click cuando lo recordó. Ryu.

Oh, Ryu. Aquel chico que andaba atrás de Gon, se alegraba de que fueran amigos. Su moreno necesitaba el apoyo de sus amigos.

- Oh, ¿Eres Killua, cierto? —el castaño pregunto estando frente a frente con el albino.

- Así es —el albino contesto.

- Solo, parecerá extraño que lo diga, pero solo, solo cuida a Gon —el castaño hablo con una sonrisa amable, esperaba que este chico le diera todo lo que Gon se merecía — Ya sabes, él es único y se ve que realmente te quiere, cuídalo que una persona igual a él no la encuentras dos veces.

- Ten por seguro eso —el albino contesto, la forma en la que este chico hablaba de Gon, tan sincera, tan transparente.

- Bien, me voy, nos vemos —el castaño siguió su rumbo hacía su camioneta que estaba estacionada afuera del departamento del moreno.

Killua se quedó pensando en ello, era una gran fortuna que se encontrará al moreno y que este lo aceptará en su vida otra vez. Y esque de verdad ahora era evidente que Gon no se libraría tan fácil de él. Subió las escaleras y al llegar al departamento saco la llave que el azabache le había dado, abriendo el lugar al que consideraba su hogar.

- ¡Llegas a tiempo! —gritó el moreno desde la cocina — La comida está lista.

Con una sonrisa entro a "su hogar" el calor dentro lo acogió después de que afuera hiciera tanto frío. El gato negro se pasó por sus piernas ronroneando esperando una caricia del albino. El cual se agachó y cargo al felino comenzando a acariciar su cabeza, con felicidad, camino a la cocina y ahí lo vio, tan lindo, su... Y ahí las palabras se quedaron ¿Su que?

Exacto aún no eran nada, y sinceramente una sensación en su pecho le decía que una vez que ese hermoso ser de luz que se encontraba volteado, una vez que podría llamarlo novio, y viajando aún más esposo. Ahí estaría feliz.

Pero dale tiempo al tiempo.

Aunque eso no evitaba que su cuerpo (con el aún gato en brazos) caminara hacia el moreno el cual volteo encontrándose un albino enfrente de él, con la sonrisa más linda que algunas vez le haya dado, Gon se quedó pasmado sintiendo los labios contrarios besarlo con ternura, amor, como tantas veces lo hacía.

El gato maullo en disgusto, y con sus patitas golpeaba el rostro del albino.

Claro una cosa era que se sintiera agusto cuando le diera mimos otra muy diferente era que besara a su padre enfrente de él.

Gon comenzó a reír durante el beso, viendo a su gatito que de verdad ¿¡Cómo carajos un animal podía tener una expresión tan clara!?

- Los dos a comer —dijo el moreno empezando a servir con una sonrisa en el plato del albino, mientras esté le servía su croqueta al pequeño gato enojón en su traste — ¿Y, cómo te fue?

🍂

En serio que ya parecía más su casa está que su propio departamento.

Pero es que simplemente pensaba que dónde estuviera Gon ahí sería su hogar. Así que como todas las noches en las que se quedaba con él, abrazarlo por la cintura recostando su cabeza en la espalda contraria. Sintió con las delicadas manos de su moreno tomaban las suyas que estaban envueltas en su pequeña cintura.

- Ves, estás muy cariñoso —la voz adormilada de Gon sonó en la habitación.

- Me gusta abrazarte —fue lo único que contesto, Gon se libero de su agarre y se voltio, recostando su cabeza en el pecho de su... Bueno por el momento de su Killua. El albino lo abrazo de vuelta dándole un beso en la cabeza a su querido azabache de sonrisa preciosa.

- Te adoro Killua —el susurro que dió el chico con su ojos cerrados hizo que simplemente muriera de ternura, dios, que perfecto y lindo era.

Cerro los ojos durmiendo con el sonido de la lluvia, la respiración tranquila del moreno, y un gato acostado en los pies de la cama (arriba obviamente).

🍂

La noche había caído sobre Tokio, Gon se encontraba comiendo junto a Killua hablando del día de mierda que había tenido el último y como moría por llegar a verlo y comer su excelente comida.

- De verdad esa mujer es tan desesperante —dijo con un rostro de fastidio.

- Para ti todos son desesperantes —dijo el azabache con una sonrisa divertida.

- Pero ella más, ¡No sé porque demonios me odia! —dijo con hastío.

- Bueno, pero solo la verás cuando hagan tratos con su empresa —dijo Gon.

- Aún así —respondió, viendo cómo el moreno se levantaba con los platos y  los dejaban en el fregadero para empezarlos a lavar. Killua lo miro ahí, tan paciente, tan tranquilo, de verdad que podría verlo así todos los días y se sentiría en su hogar.

Porque Gon era eso, su hogar.

Se levantó y camino hacia el abrazándolo por atrás, recostando su quijada en su hombro, sintió como su moreno se tenso un poco.

- ¿Killua? —preguntó siguiendo lavando los trastes.

- Mm —un sonido salió de sus labios.

- ¿Pasa algo? —pregunta de nuevo.

- No, solo quería abrazarte —dijo con una sonrisa al ver que Gon soltó una risita.

- ¿En serio?, Andas muy raro —dice el moreno — Ayer que fuiste a la veterinaria estabas muy cariñoso.

- ¿No puedo estarlo? —preguntó.

- Claro que puedes, pero es poco común en ti —dice siguiendo lavando los pocos trastes que le quedaban.

- Gon —hablo.

- Dime —sintiendo como el albino lo hacía voltear a verlo, quedando con la espalda pegada al fregadero y sintiendo como Killua lo abrazaba fuertemente hundiendo su cabeza en el hueco de su hombro — ¿Estás bien?

- Te quiero —respondió.

- Yo también Killua —hablo el moreno acariciando ese cabello blanco tan suave que amaba tocar.

- Quiero estar contigo, no solo como un ¿Amigo?, Ni siquiera se que somos, pero estando aquí contigo, yo, yo de verdad quiero llamarte novio, te quiero, no sabes cuánto, y no sabes lo feliz que me siento cada que estoy aquí contigo, no puedo de verdad creer que siempre que estás tú se sienta como un hogar, sin importar que, haces que de verdad mi corazón lata como si fuera un crío de 15 años, no me veo sin ti. Sé que te dije que quería que sanaras, que te amarás y luego de eso podíamos empezar una relación. Pero ahora simplemente no puedo, quiero cargar con tus penas, cuidarte, que este proceso no lo hagas solo y me dejes acompañarte en el, por eso Gon, me dejarías ser la persona que te acompañe en tu vida a partir de ahora —la voz de Killua salía pequeña, quería que Gon terminara con todo aquello que ya había empezado.

Recuperar la confianza, el amor a si mismo era difícil y él no quería dificultar ese camino. Pero con cada minuto, cada hora, cada día, cada mes que pasaba alado de esta maravillosa persona, simplemente necesitaba estar con él, saber que ese título de novio le pertenecía a él, hacerle saber a Gon que él, Killua Zoldyck le pertenecía, que lo amaba, que haría todo porque esas cicatrices que aún no se cerraban en su corazón se curaran.

- Ki-killua —hablo con la voz entrecortada.

- Gon, quiero cuidarte, quiero que ambos nos cuidemos, quiero que estar juntos sea... Para bien, cometí un error en el pasado y no quiero volver a cometerlo, no quiero volver a dejarte solo, nunca más, muchos menos volver a perderte, porque de verdad Gon, no puedo apartar mis ojos de ti —el albino se separó para ver a Gon, quien tenía sus ojos con lágrimas, y una leve sonrisa.

- Si, si, Killua —el moreno lo abrazo por el cuello, pegandose al cuerpo contrario — Gracias, en serio gracias.

El albino lo abrazo, como si fuera la última vez que lo haría, como si al soltarlo ya no estaría ahí con él, porque ahora mismo se sentía tan feliz. El hombre más afortunado del mundo al tener a su lado a este chico, a este grandioso chico. De por fin tener un lugar al cual llamar familia.

Porque ese departamento pequeño, de una sola habitación, un baño, comedor y cocina juntas, una sala pequeña, un gato y un moreno dentro de él se sentía un hogar, no como cuando llegaba a ese lugar horrible, a su departamento y no sentía el calor que lo acogía casa que entraba aquí, porque no había un moreno sonriendo y preguntando cómo le fue en su día o que él mismo escuchará todas las cosas que su lindo moreno de ojos de oro le contaba, incluso el gato al que ya amaba.

Al separase, Gon beso a Killua, un beso frágil, tierno, lleno de promesas que el moreno planeaba cumplir, el ojiazul siguió con aquella danza, porque ahí mismo Gon sentía que el albino lo besaba como si fuera la única estrella en ese lugar, porque parecía que si se separaba de él aquella estrella se alejaría, se sentía tan amado, y él podía confirmar el como se sentía, amaba besarlo, pero ahora era un momento mágico, uno del que no quería despertar, uno tan perfecto como lo perfecto que sus labios encajaban como dos piezas de rompecabezas listos para fundirse en una sola y forma una linda imagen.

Una en la que el amor no faltaría, una que simplemente se estaban prometiendo con cada beso que se daban.

- Te adoro Killua —el moreno dió un susurro con las mejillas sonrojadas porque ahora podía llamar amor a Killua, podía tomar su mano sin importar nada. Y aunque está historia juntos apenas empezaba Gon y Killua estaban más que listos para soportar lo que sea por estar alado de su amado.

Eso era lo que se prometían, recordarse, amarse, respetarse.

Porque esto apenas comenzaba, y ambos no podían estar más que felices, tontos, enamorados y felices.

El uno al otro sin poder ya apartar los ojos del contrario.

- Y yo también, cariño.

AHHHHHHHHHHHHH ❤️

NO LO PUEDO CREEER, SE TERMINÓ AHHHHHHH ❤️🥺.

OMG, jamás pensé que este fic tuviera el apoyo que recibió y que recibe, es sorprendente que por fin lo acabe y que he quedado satisfecha por todo ❤️.

En serio gracias por seguir esto desde el principio por esperar cada capítulo con calma, por sus bellos comentarios que me hacían sonreír literalmente todo el día ❤️.

Las/los amo ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️.

Ahora ya puedo decir que se viene nuevo fic porque osi no se libraran de mi tan fácilmente ❤️🥺.

Y siiii ya se que tengo otro fic xd, pero me gusta trabajar así que se le va a hacer 🥴.

¿Les gusta la portada 😳? (La verdad siento que es la más bonita que he hecho xd)

Ahora siiii, aunque si este es el fin de esta linda historia 🥺, habrán extras. Tal vez sean 4 y uno de ellos nos hablarán más de fondo acerca de la relación tóxico de Gon, y los otros tres son sorpresa jiji ❤️.

Las amooo de nuevo ❤️.

Nos seguimos leyendo y de nuevo gracias por el apoyo tan grande que me dieron 🥺❤️.

Bye bye.

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