O3
A la mañana siguiente, Jungkook se levantó con un mensaje en su móvil perteneciente a un número desconocido. Con el jazz suave de fondo, observó la foto de perfil del extraño, pero sólo se veía un paisaje atardeciendo. Suspiró vencido, y decidió abrir el chat, para encontrarse con una imagen y un mensaje.
〚 Número desconocido:
Hola, Jungkookie
Soy Kim Taehyung, supongo que me recuerdas ;)
Te dejaste esto aquí, precioso
Puedes venir a por él cuando quieras. 〛
La foto que había junto a este mensaje era una donde se podía ver perfectamente el perfecto rostro de Taehyung, haciéndose un selfie con su carpeta, la cual había olvidado allí tirada tras el último suceso. Jungkook dirigió instintivamente sus dedos a su cuello y gruñó en cuanto se percató de que todo lo ocurrido no había sido un sueño.
【Jeon Jungkook:
¿Cómo conseguiste mi número, acosador de mierda?】
〚Número desconocido
Te dije que tenía contactos, pequeño. No fue difícil obtener tu teléfono.
¿Y bien? ¿Vendrás por ella? 〛
Jungkook se quedó pensando unos segundos. ¿Tenía opción de declinar la oferta? No, por supuesto que no. Necesitaba aquella carpeta para su trabajo, pues allí tenía los albaranes de todos sus clientes de la semana. Aquel día no trabajaba, así que le sería sencillo pasarse rápidamente por ella y luego volver a sus libros de texto, ya que tenía que continuar su proyecto de fin de semestre.
【Jeon Jungkook:
Ugh, está bien. En una hora estaré allí.】
No le dio opción alguna a Taehyung de negarse; no podía perder más tiempo en aquello, y tampoco quería. Deseaba sacar de su vida a Taehyung lo más rápido posible.
Se dirigió a la ducha con rapidez, queriendo acabar con aquello cuanto antes.
〚Número desconocido:
¿Tanto me extrañas que ya quieres verme? Awww
Está bien, lindo, aquí te espero ;) 〛
Jungkook resopló ante la actitud chulesca de Taehyung. Le molestaba que tonteara con él todo el tiempo, como si no supiera mantener una conversación sin coquetear. Enjabonó su pelo con fuerza, recordando la marca que había dejado en su cuello.
—Maldición —masculló el chico, sintiéndose patético al no haberse resistido siquiera.
Sin embargo, la imagen de un tímido Taehyung cruzó por su mente con rapidez. Tal vez, y sólo tal vez, el chico no era tan malo. ¡Pero aún así no se dejaría engatusar! No por nada el hombre era un actor premiado, podía fingir perfectamente y engañar a Jungkook.
—¿Por qué lo estoy pensando tanto? —se preguntó, saliendo de la ducha. Odiaba que Taehyung tuviera el poder de hacerle perder la cabeza incluso a distancia.
Ya subido en su moto, y sin haber tenido tiempo a ingerir algo, fue a la máxima velocidad que era permitida, pensando en lo que estaba haciendo.
Aquello, en su mente, era como ir directamente a la boca del lobo. Pero, ¿qué otra opción tenía? ¿Quedar en otro sitio? ¿O en su casa? No conocía a Taehyung, pero por su modo de actuar sabía que él no querría eso. El actor lo que deseaba era engatusar al joven, y Jungkook lo sabía muy bien.
Sin embargo, aún sabiéndolo, se estaba dirigiendo hacia él por tercera vez, aunque fuera por trabajo. Taehyung tenía ese tipo de carisma atrayente que parece obnubilar a todo el mundo, y por mucho que el rubio quisiera negarse, él era uno más.
Cuando quiso darse cuenta, la residencia de Taehyung quedaba un kilómetro más alejada, ya que se había pasado debido al torrente de pensamientos que lo inundaba. Maldijo por lo bajo y dio media vuelta, respirando profundamente. ¿De dónde nacía aquel nerviosismo? Sólo tenía que recuperar su carpeta e irse.
Sonaba tan fácil...
—En cuanto salga de aquí, no volveré a traer nada a esta zona —se juró Jungkook mientras cruzaba el umbral de la puerta, saludando cordialmente al guardia de seguridad y suspiró con alivio al reconocer en él uno de sus rasgos característicos. Con la aparición de Taehyung sentía toda su personalidad tambaleándose y aquello le dio algo de esperanza.
Llegó ante la puerta lo más rápido que
pudo, deseando acabar con todo, mas cuando estuvo delante, su decisión se evaporó y sólo dejó hueco a la inseguridad, que aumentaba junto a su sudor. No había sido buena idea, de pronto le surgió la necesidad de huir a toda prisa de aquel lugar, pero no le fue posible. En aquel mismo momento, su móvil comenzó a sonar, poniéndolo aún más estresado. Lo descolgó con dificultad debido a sus dedos resbaladizos y su voz se rompió cuando respondió al teléfono.
—¿D–diga?
—¿Piensas venir hoy o mañana? ¡Estás tardando siglos! —le regañó Taehyung. Jungkook se habría molestado si no estuviera aún estresado por ver al mayor. —¿Buscas hacerte el interesante conmigo, pequeño?
—Estoy fuera —confesó con simpleza. Era Taehyung, por Dios, el mismo imbécil de los dos días anteriores. ¿A qué demonios le temía? —Abre.
El mayor no dijo nada más, colgando la llamada, y pocos segundos después la gran puerta se abrió mostrando al dueño de la casa con unos pantalones largos y el pecho al descubierto. Jungkook puso los ojos en blanco con molestia.
—¿Sabes? Sería un honor verte con toda la ropa puesta más a menudo, ¿qué te parece? —le sugirió irritado, considerando que Taehyung hacía aquello sólo para fardar de su físico (el cual, no podía negar, era envidiable).
—Bueno, tengo otra oferta mejor —contestó el moreno dejando sitio para que Jungkook pudiera pasar. Cuando estuvo justo a su lado, se aproximó a su oído y susurró: —Puedes verme sin ninguna si lo prefieres —el rubio lo apartó de su lado con molestia y Taehyung soltó una carcajada. Le encantaba ver a Jungkook con el ceño fruncido.
—¿Dónde está mi–? —un olor hizo que dejara de hablar para prácticamente babear. No había comido nada desde el día anterior, y aquel suculento aroma no ayudaba en nada.
—¿Te parece si primero desayunamos? Así te compenso las molestias —propuso Taehyung señalando hacia un pasillo el cual, supuso, llevaría al salón.
Jungkook habría disfrutado negarse; le habría encantado coger su carpeta, despedirse del hombre y marcharse para, al llegar a casa, borrar su nombre de contactos y bloquearlo. Tal vez incluso cambiar de número telefónico, aunque sabía que a Taehyung no le constaría volver a conseguirlo.
Pero el rubio no hizo nada de aquello, y con una tímido reverencia se adentró en la enorme casa, seguido de un Taehyung sonriente, que tarareaba feliz de poder encontrarse con Jungkook de nuevo.
El actor no era una persona que gozara de grandes amistades o lazos afectivos intensos. Los más destacables habían sido los de Jung HoSeok y Min YoonGi, pero nunca había conocido a alguien que le suscitara tal curiosidad. El menor le producía cierta ternura cuando sacaba su faceta tímida y cortés, y le encantaba ver cómo se tomaba las confianzas de echarle la bronca muchas veces. Jeon Jungkook, a su parecer, era un sujeto malditamente atractivo.
Cuando el rubio entró al salón y vio la mesa llena de comida, su estómago rugió. Sin dudas, no había sido buena idea salir sin desayunar. Taehyung soltó una carcajada al escuchar el ruido, a lo que Jungkook lo fulminó con la mirada.
—¡Estúpido, no te rías! —protestó él más joven con un fuerte sonrojo en sus mejillas. El mayor picó una de ellas, lo que hizo que el menor enrojeciera más, dando un golpe a la mano de Taehyung.
—Es raro verte sin tu uniforme —cambió de tema el mayor, indicándole que se sentara frente a él. Jungkook admiró como había tanta comida que no alcanzaba a ver el rostro de Taehyung por la torre de croissants que se ubicaba delante de él. —Aunque con ropa casual sigues siendo bonito.
—Deberías ahorrarte esos cumplidos para HoSeok hyung —le aconsejó mientras engullía un bollo. En cuanto lo saboreó supo que aquel sería el mejor desayuno de su vida, pero algo le hizo detenerse. —¿Acaso planeas ganarme con comida?
—Debo admitir que habría sido una gran idea, pero no, pequeño, no necesito la comida para conquistarte —por el tono que había utilizado Jungkook predijo que Taehyung había acompañado aquello con un guiño coqueto. —Quería saber más de ti.
—¿Tus espías no te han dicho ya todo? —preguntó con sorna mientras bebía algo de café. Taehyung hizo un ruido con su lengua y rio.
—Touché —Jungkook sonrió débilmente y dio gracias a que el contrario no lo hubiera visto, o aquello sólo habría hecho aumentar su ego. —Pero prefiero hablar contigo así, de tú a tú.
—¿Por qué demonios quieres conocerme? —preguntó finalmente el rubio, ya que no encontraba el sentido de todo aquello. —Eres jodidamente famoso, hyung —Taehyung se sorprendió al escuchar el honorífico salir de los labios del contrario, pues la última vez que usó aquella palabra fue para continuar su coqueto descarado. Sin embargo, en aquel momento, lo usó con respeto, demostrando que era un joven educado. —Podrías conocer a miles de personas interesantes y sexys hasta la médula. ¿Qué demonios haces desayunando con un repartidor mediocre.
—Te estás infravalorando, Jungkookie —respondió Taehyung, levantándose de su silla para después agarrarla y sentarse al lado del menor, que lo miró interrogante. —Puede que sí tengas razón; podría estar desayunando ahora mismo con el mismísimo presidente si así lo deseara, ¿sabes? —comenzó a hablar, paseando su mirada por la mesa —, pero tienes algo... —el mayor sacudió la cabeza, como desechando su propio pensamiento. —Y además, recuerdo que prometí continuar algo.
—Maldición, ¿puedes estar un segundo sin coquetear? —le preguntó dándole un golpe en el hombro, ahogando una sonrisa en sus labios. Comenzaba a acostumbrarse a la personalidad del mayor.
—Jungkook —lo llamó con voz y gesto serios, lo que hizo que el nombrado prestara gran atención, pues no acostumbraba a estar de ese modo. —Nadie en todos mis años de profesión me había hablado así, tan... descarado —admitió con una sonrisa. —Todos me tratan como el gran actor Kim Taehyung. Pero tú —señaló a Jungkook tocando su pecho con el dedo índice —, tú has visto a Taehyung, el chico que aún va al taller de actuación y no ha ganado un premio en su vida.
Jungkook se ruborizó ante la emoción que parecía embriagar al hombre que tenía frente a él, sintiéndose extrañamente triste por él. ¿Ese era el precio de la fama?
—Quiero conocerte, Jungkook —declaró con firmeza Taehyung —, quiero saber qué o quiénes te han hecho ser lo que eres hoy en día, el joven repartidor que veo ante mí —sonrió afable. —No me interesa lo que cuatro detectives privados puedan decirme de ti, quiero oírlo de ti mismo —se sinceró, con los nervios a flor de piel. ¿Y si pensaba que era un puto pirado y se iba de su casa? No quería que su relación acabara allí; iba totalmente en serio con toda aquella palabrería. Quería seguir viéndose con Jungkook, no sólo por el coqueteo, si no porque parecía una gran persona y no quería desperdiciar la oportunidad de estar a su lado, aunque fuera como un amigo.
—¿Has contratado a cuatro detectives para stalkearme? —fue lo único que comentó Jungkook antes de soltar una carcajada. —Vaya, Kim Taehyung es alguien que se toma las cosas en serio —bromeó el joven, pero al ver el semblante tímido del contrario, decidió ir al grano. —Si tantas molestias te tomaste, tal vez sea bueno darte una oportunidad.
Taehyung sonrió ampliamente al escuchar las palabras del menor y Jungkook se sorprendió al ver que no lo hacía con picardía, sino que era una sonrisa sincera. Y el rubio se sorprendió aún más cuando se descubrió pensando en lo adorable que era su hyung sonriendo.
—Va a sonar patético, pero hacía años que no conocía a alguien... así, en el modo terrenal —reconoció el mayor, haciendo reír a Jungkook.
—Hagámoslo bien entonces —dijo serio, antes de levantarse y hacer una débil reverencia a Taehyung. —Me llamo Jeon Jungkook, tengo diecinueve años y estudio para convertirme en un director de cine famoso, aunque gracias a ti comienzo a plantearme la parte de la fama —el mayor lo miró algo sorprendido, pero se levantó e hizo el mismo gesto que él.
—Es un placer conocerte —le dijo, ahora sí, con su habitual sonrisa coqueta. —Soy Kim Taehyung, tengo veintitrés años y soy actor, actualmente en un pequeño hiatus —realizó una pequeña reverencia al rubio. Ambos volvieron a sentarse, mas el mayor no abandonó el lugar junto al contrario.
—Bienvenido al mundo de los mortales, hyung —le dijo el menor y Taehyung formó una mueca extraña con sus labios. Jungkook le miró confuso, ¿había hecho algo mal?
—Oh, lo siento —se disculpó al ver el gesto confuso del menor —, es que no me llamas mucho hyung, y cuando lo haces se siente extraño —Jungkook recapituló a la primera vez que lo llamó así, y sintió sus mejillas al rojo vivo, cosa que hizo que la sonrisa traviesa de Taehyung aumentara. Apoyó una mano en el respaldo del rubio, y la otra la posó en su muslo, haciéndole entrar en tensión en cuestión de segundos. —Creo que te prometí algo, ¿no es así?
Oh, por Dios. No lo iba a hacer, ¿verdad? Pero... ¿realmente Jungkook quería que parara? Maldición, no lo sabía; no tenía ni idea, y aquello le aterraba aún más.
Había que estar ciego para no ver lo atractivo que era Taehyung, pero ¿estaba bien querer acostarte con alguien que no conoces en su totalidad? ¿Acaso todo aquel escenario estaba bien? Taehyung había manifestado con claridad su deseo de conocer en profundidad al joven, ¿y él? Bien, aquel hombre le suscitaba curiosidad y una increíble atracción, no le importaría conocerlo, pero tener sexo con él era un paso algo más grande. Bastante más grande, en realidad.
Jungkook contempló el rostro del mayor a unos centímetros del suyo, sus alientos eran capaces de entremezclarse, y sin embargo, el joven se sentía extrañamente cómodo en esa situación. Alzó la vista a los orbes oscuros de Taehyung, y bajó la mirada a sus labios, cosa que hacía algunos segundos el mayor ya hacía.
Jungkook era un forofo de la rutina. Le gustaba despertarse con música, tomar siempre el mismo desayuno y llegar cinco minutos antes al local de su tío. Amaba tener su mente ocupada de varias cosas a la vez para no desaprovechar el tiempo que tenía.
Jungkook prefería no mantenerse sin hacer nada, o sentía que desperdiciaba algo importante.
Sin embargo, en aquel momento su mente fue invadida por la nada, sin tener cabida de algo más que el rostro de Taehyung, y las zonas en las que éste había apoyado sus manos, que quemaban con su toque.
—Pequeño, no voy a hacer nada que no quieras —dijo con la preocupación patente en él; no iba a forzar a al chico a nada, no era ese tipo de persona.
Jungkook no era un gran fan de salirse de la rutina. Le gustaba tener todo bajo control y saber que nada podía salirse de eso. Pero en cuanto la mirada de Taehyung chocó con la suya, supo que muchas cosas iban a cambiar.
En ese momento no se reconoció a sí mismo. No ahí, cuando una de sus manos se posó encima de la que Taehyung tenía en su muslo. Ni ahí, cuando otra de sus manos se coló por su nuca. Y mucho menos ahí, cuando juntó ambos labios ante la mirada atónita del mayor, que rápidamente se recompuso y continuó el beso.
Jungkook, horas más tarde, pensaría que estaba loco. Incluso en ese momento lo pensaba. Pero nunca se había percatado de lo bien que se sentía estar un poco demente.
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