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Era como un espejismo, sí, ver como aquel omega de cabellos bonitos cargaba a su cachorro mientras se perdía entre todos los transeúntes. No le miró aún cuando él tenía la esperanza que aunque lo insultara, al menos podría recibir algo de la persona que más amó y de la misma forma dañó.

No tenía cara para reclamar algo que jamás mereció, no podía caer más bajo de lo que estaba e ir en contra de lo que aquel juez declaró. Le daría el espacio necesario para poder sanar y que si bien no tendrá su perdón ni alguna reconciliación, algún día verá a su pequeño Yeonjun y la reluciente sonrisa de Jungkook.

Limpió torpemente las lágrimas acusadoras de sus mejillas y bufó cuando su alfa se manifestó: El aroma del omega Jimin me repugna y tú insistes en seguir ahí. Es un caso perdido lograr que me obedezcas, ya ves lo que lograste, estúpido humano.

—Demonios, ¿qué más puedo hacer si ya lo perdí todo? —avanzó cabizbajo esquivando rápidamente a las apresuradas personas yendo de un lado a otro. —Ninguno me quiere cerca, al diablo con ello.

El omega Jungkook era mi destinado, estaba escrito en las estrellas que él sería mío por toda la eternidad. Sin embargo, preferiste buscar lo prohibido y todo salió mal.

—Dime algo que no sepa.

Se detuvo en seco cuando sentía la leve voz Jimin llamándole mediante el lazo, hizo una mueca al sentir como su alfa gruñía y se volvió raramente inquieto.

Jimin está sufriendo por no tenerte a su lado, su desagradable omega preñado es tan molesto. Maldito seas, humano.

Había perdido la custodia de su cachorro con Jungkook, si Jimin lograba avanzar con el embarazo tras las rejas, tampoco podría conocer a sus hijos ya que tampoco tenía el derecho de reclamar por ellos. Era responsable de muchas cosas y en todo el tiempo que se encargó de arruinar su matrimonio por un adulterio, jamás se había sentido tan podrido.

Pero él no importaba, no era relevante su existencia en la vida de los omegas que le conquistaron.

¿Valdría la pena luchar por algo que no podrá recuperar?

Espero que la luna se ampare de mi por tener un humano tan idiota.

Y Taehyung nunca estuvo tan de acuerdo.

En su corta vida, jamás había conocido el verdadero terror a la soledad y a la supervivencia. En los peores escenarios de sus pesadillas, ni loco se imaginó dormir con un arma blanca por si alguien llegaba a hacerle daño a sus cachorros.

Era una mierda de persona, sabía que no merecía ni la más mínima muestra de misericordia y alguna bondad. Pero, cuando sintió los primeros movimientos de sus crías, juró que aunque estuviera podrido por dentro haría lo que el prototipo de omega debía lograr en su vida: dar luz a cachorros.

Ellos no tenían la culpa, sabía que había planeado quedar preñado para así lograr que Taehyung no se fuera de su lado. Consiguió la marca, que estuviera solo para él, pero aquella fantasía fue por tiempo limitado.

Un omega detestable, repudiado por todos los pares de ojos maliciosos que le acompañaron durante ocho meses hasta que dio a luz a sus bebés.

Deseó que Taehyung pudiera contemplar la única buena acción que logró efectuar: traer al mundo a dos pequeñas mellizas de ojitos rasgados.

Sonrió entre lágrimas al verlas alimentarse de su pecho, eran tan pequeñas y frágiles que sé odió por no ser lo que ellas merecían.

—Desearía poder verlas por más tiempo, son lo mejor que pude recibir cuando solo hice daño —apretó sus labios con fuerza, su lobo omega estaba devastado. No tenía fuerzas para comunicarse con su alfa, ya se había rendido hace meses.

Cuando la puerta de aquel cuarto se abrió, Jimin apresó contra su pecho a sus hijas, comenzando a sollozar.

—Señor Park, su hora de lactancia ha acabado. Las mellizas deben volver al departamento de cuidado de menores.

Cuando Jungkook escuchó risas infantiles detrás de la puerta, abrió la puerta principal de su hogar con una cálida sonrisa.

—¡Papi!

Un Yeonjun de siete años se lanzó a los brazos de su progenitor con una sonrisa que se asimilaba mucho a la de un conejito.

—¿Te divertiste, mi amor?

—¡Sí, Chowon y Chohee son muy tiernas!

Jungkook asintió a lo que su ya no tan pequeño cachorro le decía, besando su frente, levantó su mirada hasta el alfa de cabellera oscura que tomaba de un brazo a las inquietas mellizas de cabello oscuro y encantadora sonrisa.

—¿No tuviste ningún problema cuidando de tres niños?

Taehyung con una leve sonrisa nostálgica, negó con suavidad ante el omega de cabellos claros y rico aroma.

—Si puedo con dos pequeñas revoltosas, uno más no es problema —acotó con amabilidad.

No podía decir que tenía una estrecha relación con Jungkook, apenas y había logrado acercarse por su hijo con muchos papeles de por medio y amenazas también.

Yeonjun no le llamaba papá –aún sabiendo que lo era–, pero el pequeño cachorro que aspiraba a ser un alfa, no lo consideraba como tal: era como una especie de amistad que Jungkook decidió aceptar luego de ver como Taehyung trataba de arreglar su vida.

Estaba lejos de perdonarlo, su lobo seguía resentido con el humano que controla a su alfa, pero tenían una cría de por medio y –aunque su orgullo no le permitiera decirlo– tenía derecho a conocerlo.

—Sabes que Yeonjun nunca será un problema —agregó, observando por última vez los brillantes ojos que en un tiempo le miraron con amor. —Las niñas son muy felices con su hermano mayor, ¿no es así?

—¡Sí! —respondieron al unísono.

Jungkook sonrió enternecido ante las expresiones de las pequeñas, tenían un gran parecido a Taehyung en su época adolescente, pero podía notar la esencia de Jimin.

—¿Has tenido noticias sobre él?

El alfa asintió, desganado.

—Se está tratando, pero no ha querido ver a las mellizas por miedo a hacerles daño —suspiró cansado, bajando la mirada hasta ellas. —Supongo que no lo veremos por un largo tiempo.

Jungkook desvío la mirada, recordando la última vez que vio a ese omega siendo arrastrado fuera de la Corte mientras lloraba desconsolado.

Él se merecía todo lo malo, sus cachorras no.

—Creo que será mejor que me vaya, nos vemos el próximo mes, Jungkook. Adiós, campeón.

El pequeño cachorro agitó su manito, escondiéndose detrás de la pierna de su padre omega, quién con una sutil sonrisa se despidió de aquel alfa que solía amar.

—Adiós, Taehyung.

FIN

A ver, lloren
WGAJDSDJA


Agradezco muchísimo a la autora original por permitirme la adaptación, amé esta historia por las emociones q me hizo sentir, espero q ustedes la amen tanto como yo <3

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