10. Un joven mago poderoso.

Solo pasó un día. El claro del bosque estaba silencioso, roto únicamente por el susurro del viento entre los árboles. Estábamos reunidos ahí, los magos sicarios: Briana, Riot, Freya, Zack, Chop, Rin y yo. Frente a nosotros, como si fuera el centro de atención en un teatro oscuro, estaba Manuel Black.

Lo observé. Su presencia era desconcertante; ese chico sabía más de lo que parecía, y su arrogancia estaba tan bien calculada como sus ataques en nuestra breve batalla. Mientras hablaba, su sonrisa ladina me irritaba.

Zhang: entonces, Manuel -Rompí el silencio con un tono seco- ¿por qué demonios dejaste que Harry recordara mi existencia? Podrías haber borrado todo de su mente.

Manuel giró hacia mí, y esa sonrisa suya se amplió como si estuviera disfrutando de la conversación.

Manuel: Ah, Zhang, ¿acaso no es obvio? -Dijo, con su voz cargada de falsa inocencia- Lo hice porque quiero que Hogwarts sepa que ustedes los magos sicarios están aquí, ver como eso afecta el siguiente año, quiero que sientan su presencia, que se preparen para algo grande. Así volvemos esto un poco más... interesante.

Fruncí el ceño. Esa actitud despreocupada era exasperante, y sus motivaciones no hacían más que complicar nuestra ya delicada existencia en este mundo.

Zhang: ¿Más tensión? -Le espeté- ¿Eso es lo que buscas? ¿Un caos innecesario?

Manuel: exactamente -Se encogió de hombros, como si estuviera hablando del clima- Pero, no cualquier caos, Zhang. Un caos con propósito.

Sentí la mirada de los demás en mí, pero ninguno intervino. Freya estaba alerta como siempre, mientras que Riot observaba con su sonrisa burlona, claramente disfrutando de la situación. Rin y Chop estaban confundidos, pero cuando apenas miraron a Manuel, viéndolo usar su sharingan y emitiendo una presencia pesada en ellos, se cagaron del miedo abrazándose con fuerza. Briana, en cambio, tenía los brazos cruzados y una expresión de incomodidad.

Manuel: aún así, les prometo que cambiaré mis métodos de ser ante ustedes, ya que todos están aquí -Continuó paseando lentamente como si estuviera inspeccionando a su audiencia- tengo algunas preguntas para ustedes. Y quiero respuestas honestas.

Su tono cambió, volviéndose más autoritario. Me crucé de brazos, esperando a ver qué dirección tomaría esto.

Manuel: ¿Por qué hacen esto? ¿Qué los llevó a convertirse en magos sicarios? -Preguntó, mirando al grupo- No hace mal entrar primero en confianza no creen?

Briana fue la primera en responder.

Briana: nosotros lo hacemos por lo correcto y el equilibrio del poder -Dijo con firmeza- Los magos sicarios surgimos como una respuesta al abuso de poder en el mundo mágico. Somos una fuerza neutral, pero con reglas claras: castigamos a los que cruzan la línea, sin importar quiénes sean.

Manuel la escuchó claro y con atención, luego se giró hacia Riot.

Manuel: ¿Y tú?

Riot soltó una carcajada baja, claramente disfrutando de la atención.

Riot: ¿Yo? Yo lo hago por la buena paga, también diversión -Respondió sin rodeos- Este mundo necesita a veces más caos, y los magos sicarios me dan la libertad de ser quien soy-

Rápido Freya le dio un golpe para que se callara. Yo me mordí la lengua. Esa actitud despreocupada de Riot era lo último que necesitábamos en este momento.

Manuel: ¿Ustedes dos? -Preguntó serio ante Chop y Rin 

Rin: por lo correcto ¡Lo justo! Proteger desde las sombras a los demás.

Chop: yo por la paga, el mantenimiento y para que no sea yo el que lo asalten, ósea Manuel no preguntes tonteras y hue-

Rápido se calló cuando este volvió a activar sus ojos bien rojos, encendiendo un leve Chidori, Chop del miedo saltó sobre Rin para abrazarlo y por su peso lo llevó pa el suelo y lo aplastó.

Zhang: calma, así son estos pendejos -Le respondí señalándolos y tranquilizándolo, cosa que hizo caso.

Rin: ele vuelta ¿Cómo que pendejos?

Chop: pendejo tú jilipo- -Rápido se calló cuando me vio activar mi electricidad morada- Jejeje, perdón.

Zhang: piensa bien lo que vas a decir.

Manuel: bueno ya, siguiente pregunta ¿Cómo y por qué surgieron? -Preguntó Manuel, ahora dirigiéndose a Freya.

Freya inclinó ligeramente la cabeza, analizando al chico antes de responder.

Freya: surgimos de la necesidad, Manuel. La necesidad de justicia donde el Ministerio de Magia no llega. Donde los magos corruptos y los mortífagos aún tienen influencia. Alguien tenía que llenar ese vacío, y lo hicimos nosotros.

Manuel parecía satisfecho con esa respuesta, pero sabía que estaba buscando algo más.

Manuel: okey, pero sabiendo lo que me dijo Zhang, tú y él son los guerreros de Elite más fuertes sino me equivoco -Freya y yo le asentimos, logró atinarle a esa conclusión- Entonces me lleva a la siguiente pregunta: ¿Quién es su líder?

Nos preguntó, clavándonos más esa mirada rojiza, que solo atemorizaba a Rin y Chop bastante, incluyendo a Briana.

Antes de que alguien pudiera responder, tomé la palabra.

Zhang: eso es algo que no necesitas saber, Manuel -Mi tono era frío y cortante- Hay cosas que incluso tú no puedes controlar.

Hubo un momento de silencio, una pausa que sentí cargada de tensión. Finalmente, Manuel esbozó otra de sus sonrisas y siguió con su interrogatorio.

Manuel: muy bien, Zhang. Pero aquí viene la pregunta más importante: ¿somos aliados... o enemigos?

Ese comentario me hizo fruncir el ceño. Miré a mis compañeros, buscando alguna señal de cómo abordar esto. Freya, sin embargo, tomó la palabra.

Freya: eso depende de ti, Manuel -Dijo con calma, pero su tono estaba lleno de advertencia- Si tus acciones alinean con nuestros principios, podemos coexistir, sino intervienes ni nos atacas cuando hagamos nuestros trabajos y misiones, todo puede estar bien. Pero si cruzas la línea, no dudaremos en enfrentarte.

Miré a Manuel, esperando su reacción. En lugar de ofenderse, pareció... satisfecho.

Manuel: interesante... -Respondió, su sonrisa más amplia que nunca- Será divertido ver cómo se desarrolla todo esto.

Cuando la reunión terminó, no pude evitar un mal presentimiento. Manuel era impredecible, un factor que podía inclinar la balanza hacia cualquier lado. Lo único que sabía con certeza era que nuestra relación con él estaba algo lejos de ser estable.

Antes de irnos Manuel se quedó de pie, observándonos como si ya estuviera planeando su siguiente jugada. Me aparté un poco del grupo, apoyándome en un árbol, mientras trataba de procesar todo lo que acababa de ocurrir. Era evidente que Manuel sabía más de lo que decía, y su actitud despreocupada me resultaba tan irritante como intrigante.

Entonces, Manuel dirigió su atención a Briana.

Manuel: Briana, ven conmigo -Dijo, su tono más suave de lo habitual, lo que me hizo levantar una ceja- Dumbledore quiere verte, él tiene algo importante que decirte.

Vi cómo Briana se tensaba de inmediato. Sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y desconfianza. Era natural; después de todo, Manuel no era precisamente alguien en quien confiaríamos ciegamente. Freya dio un paso adelante, colocándose entre Manuel y Briana.

Freya: ¿Y por qué debería ella ir contigo? no podemos ni confiar en ti aún -Preguntó con esa mirada de acero que siempre usaba cuando algo no le cuadraba.

Manuel levantó las manos, como si estuviera rindiéndose, y su rostro adoptó una expresión más seria.

Manuel: porque esto no tiene nada que ver con mis planes ni con los magos sicarios -Dijo con un tono de voz que incluso yo encontré sincero- Esto es algo bueno para Briana. Y, además, le debo una disculpa.

Eso último me hizo fruncir el ceño. ¿Manuel, disculpándose? Era una rareza, por decir lo menos. Todos estábamos atentos mientras continuaba.

Manuel: lo siento, Briana -Le habló mirándola directamente a los ojos- Por lo que te hice.... Fue cruel, injusto, y no debí hacerlo, te juro que tenía muchas dudas ahí, tuve que actuar por la seguridad de mis amigos, y aún así reconozco que no fue lo correcto. Te prometo que no volveré a lastimarte.

El silencio que siguió fue casi ensordecedor. Freya no bajó la guardia, pero Briana finalmente dio un paso al frente, aunque seguía dudando.

Briana: ¿Y por qué debería creerte? -Preguntó, teniendo una voz temblorosa pero firme.

Manuel sonrió, pero no con esa arrogancia habitual, sino con algo más... humano.

Manuel: porque, aunque no lo parezca, ahora somos casi aliados, o por lo menos estamos en buenos términos, confía en mí, Briana. Esto es algo bueno para ti.

Por alguna razón que no pude entender del todo, esas palabras parecieron calar en Briana. Ella lo miró fijamente, como si tratara de ver más allá de sus ojos, buscando alguna verdad oculta. Finalmente, tomó su mano con cautela, como si estuviera probando el agua antes de sumergirse.

Cuando se giraron para irse, Freya cruzó los brazos y me lanzó una mirada de advertencia. Yo simplemente asentí. Si Manuel intentaba algo, no dudaría en intervenir.

Desde la distancia, vi cómo Briana y Manuel desaparecían entre los árboles. Sabía que algo importante estaba ocurriendo, pero no podía seguirlos sin arriesgarme a que la situación se volviera más tensa.

Más tarde, cuando Briana regresó, su rostro era completamente diferente. Estaba iluminado con una alegría que rara vez habíamos visto en ella.

Freya: Bri, ¿Qué ocurrió? -Preguntó, sin poder evitar la curiosidad como preocupación.

Briana: Dumbledore... -Comenzó, con una sonrisa que parecía difícil de contener- Me ofreció una beca para estudiar en Hogwarts el próximo año.

Por un momento, todos los magos sicarios nos quedamos en silencio. Era un privilegio raro, uno que pocos obtenían. Briana parecía estar en las nubes, pero luego, como si la realidad la golpeara, su expresión se volvió más seria.

Briana: dijo que tengo todo el verano para pensarlo. Que lo piense bien porque no todos tienen una oportunidad así.

No dije nada, pero no pude evitar sentir una punzada de orgullo por ella. Briana había pasado por mucho, y quizás esta era su oportunidad de encontrar algo más allá de la vida que habíamos elegido como magos sicarios.

Freya puso una mano en su hombro y le dio una leve sonrisa.

Freya: sea lo que decidas, estaremos contigo.

Briana asintió, su sonrisa volviendo a iluminar su rostro. Mientras tanto, yo no podía dejar de pensar en Manuel. Ese chico sabía más de lo que dejaba ver, y su forma de jugar con las piezas en el tablero era inquietante.

No obstante, si esto significaba algo bueno para Briana, quizás, solo quizás, valía la pena darle el beneficio de la duda... por ahora, seguiremos teniéndole el ojo en la mira.


Me quedé observando a Manuel mientras nos daba la espalda, su andar despreocupado y confiado como siempre. Había algo en él que no terminaba de cuadrarme, algo que no podía decidir si era admirable o detestable. 

Pero esta vez, había hecho las cosas bien. Había traído a Briana de vuelta sana y salva, y su conversación con Dumbledore había sido más que un simple encuentro. La alegría en el rostro de Briana cuando nos contó sobre la beca lo confirmaba. Aún así, ella como el resto y yo, no podíamos dejar de ser cautelosos.

Zhang: estamos en buenos términos... por ahora -Le dije mientras se alejaba. Su sonrisa altanera no se desvaneció al voltearse.

Zhang: eso dependerá de Briana y de ti, Manuel... Si el próximo año veo que eres digno, si cuidas de ella y no haces ninguna de tus jugadas locas o egoístas, tal vez considere hacerte un aliado, o, al menos, un socio.

Manuel asintió lentamente, como si mis palabras fueran música de fondo para sus propios pensamientos. No respondió. Simplemente se dio la vuelta y siguió caminando para desaparecer en varios cuervos, una manera extraña como inquietante para el resto.

La hora de irse llegó para los estudiantes de Hogwarts, y lo seguimos con la mirada mientras se acercaba a la estación. 

Allí estaban dos figuras esperándolo: una rubia de ojos grandes y soñadores que no podía ser otra que Luna Lovegood, y un chico de cabello blanco y ojos verdes, por el membrete en su gabardina supe que ese era Zacarías, uno de Hufflepuff por la bufanda y signo. Era un grupo curioso, aunque parecía encajar bien con Manuel y su naturaleza impredecible.

Desde las sombras de la azotea donde estábamos ocultos, lo vi girarse de repente. Manuel levantó la mano, despidiéndose en nuestra dirección.

Freya: ¿Cómo demonios sabe que estamos aquí? -Susurró Freya, claramente molesta.

Briana estaba más tranquila, aunque una chispa de duda cruzó por su rostro. No dije nada. En cambio, me aseguré de memorizar cada detalle de su despedida.
Desde donde estábamos, podíamos oír vagamente su conversación.

Luna: ¿Manuel? ¿De quién te despides? -Preguntó Luna, con esa voz soñadora que siempre parecía al borde de un susurro.

Zacarías: Hagrid está abajo, no hay nadie por ahí amigo -Añadió su amigo entre cruzando los brazos. Manuel soltó una risa ligera, estaba todo despreocupado.

Manuel: nada, nada... Solo creí haber visto al Fénix de Dumbledore volar por ahí, pero me equivoqué. Jeje, soy un poco torpe.

Esa respuesta me hizo apretar los dientes. No era torpe, y lo sabía perfectamente. Esa despedida no era un error ni un gesto casual. Era un mensaje de despedida para nosotros. Supongo que al tener su Sharingan y ser un prodigio en la magia le da una mejor visión como mejores sentidos.

Cuando el tren comenzó a moverse, con Manuel y su peculiar grupo a bordo, dejé escapar un suspiro.

Zhang: te estaré vigilando Manuel Black, te estaré vigilando -Dije, para después desaparecer en un destello eléctrico que cubrió todo mi cuerpo.

Uno a uno, los magos sicarios se desvanecieron, cada uno usando su propio método de transporte. Briana fue la última en irse, con una mezcla de emoción y duda aún en sus ojos.

Desde las sombras y el silencio del bosque, me quedé unos instantes más, contemplando el humo del tren que se alejaba en el horizonte. Sabía que el próximo año nos traería más desafíos, tanto dentro como fuera de Hogwarts. Pero también sabía que, sin importar lo que ocurriera, Manuel Black no dejaría de ser un misterio. Y yo no dejaría de observarlo.

Así finaliza esta primera entrega, no hubo mucha intervención aquí, pero aunque no lo crean, muchas de las cosas, en especial para mí, estaban por cambiar desde ese momento.






Lugar desconocido.

(Pov: Narrador).


Música para el ambiente.

https://youtu.be/4o9_6ykX4T8

En el corazón de un desierto con aguas cristalinas reflejaba el cielo nocturno como un espejo perfecto. La luna llena dominaba el firmamento, bañando el paisaje con su luz plateada mientras algunas nubes oscuras cruzaban perezosamente. Era una noche inquietante, cargada de silencios rotos únicamente por los gritos ahogados de criaturas malditas y los chillidos de magos corruptos.

Bajo la brillantez lunar, una figura solitaria se movía con una precisión letal. Su katana, desenvainada con un movimiento tan rápido que parecía invisible, silbaba con cada corte, decapitando a las criaturas deformadas por las drogas mágicas que las habían condenado a su miseria. Eran seres que alguna vez fueron libres, ahora esclavos de la ambición y crueldad humana.

Líder: ¡Piedad! ¡Piedad te lo ruego! -Gritó el líder de la mafia, arrodillado en el suelo y todo ensangrentado.

El viento jugaba con la gabardina negra del tipo, mientras este permanecía inmóvil, observando al hombre con una mirada fría como la misma noche. Cuando habló, su voz fue como un cuchillo, cortando cualquier esperanza.

???: la piedad para seres como tú no existe, lo único que existe para ustedes, y solo para personas malditas como tú... -Hizo una pausa, dejando que el peso de sus palabras cayera sobre el mafioso- ¡Es el infierno!

Con un movimiento firme, la katana trazó un arco mortal, y la cabeza del líder rodó por el suelo. Llamas oscuras surcadas por un brillo pálido envolvieron el cuerpo, reduciéndolo a restos pequeños antes de que pudiera tocar el suelo.

Uno de los últimos magos corruptos, apenas sosteniéndose en pie, intentó un último ataque desesperado. Su varita temblaba mientras pronunciaba un hechizo, pero la figura se movió con una velocidad sobrehumana. Antes de que el hechizo pudiera completarse, el brazo del mago fue arrancado y consumido por las mismas llamas oscuras.

Mago: ¡No! ¡No! -Gritó, huyendo en un intento inútil de salvarse. 

Pero una llamarada oscura con una estela blanca lo alcanzó, envolviéndolo en un fuego purificador que lo redujo a cenizas antes de que su cabeza fuera cortada con un golpe certero.

El desierto quedó en silencio, solo el susurro del viento y el reflejo de las estrellas en las aguas rompían la inmovilidad. La figura, con su katana aún goteando sangre, caminó unos pasos más, deteniéndose en una parte tranquila y alejada de toda la masacre que hizo.

???: primera vez que llueve aquí -Murmuró, observando el reflejo de la luna en el agua- Se parece al salar de Uyuni.

Con un movimiento pausado, se quitó la capucha, dejando que su largo cabello negro se agitara bajo la brisa nocturna. En una de sus manos, sostenía un collar con dos fotos: de un lado, Mirael, su sonrisa cálida y ojos llenos de vida; del otro, Riot y Freya, más jóvenes, radiantes en su inocencia.

Una leve sonrisa cruzó sus labios mientras contemplaba el horizonte.

???: bueno, es hora de volver a reunirme... pero no visitándolos.

Guardó el collar y levantó la mirada hacia la luna, su sonrisa se tornó desafiante.

???: porque sé que ustedes... ¡Me encontrarán!

Sin más, el hombre desapareció en un destello de oscuridad, dejando atrás un desierto silencioso, testigo de de lo que podría ser su llegada. 

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Próximo capítulo: Nymphadora Tonks.

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