1. Perdido.
A veces... solo tienes que ser tú mismo. Y dejar que todo siga, porque no somos iguales, y sí lo fuéramos, no seríamos lo mejor, ni lo peor. Sino lo incomprensible. Estamos mal diseñados, y eso está bien, porque así... nada nos detendrá, nada nos frenará, solo así. Seremos, nosotros mismos.
Siendo sincero, no creí que las bajas temperaturas heladas serían un infierno en un inicio, pero eso resultó ser el menor problema, ya que lo peor, fue lo de adentro en aquellas montañas del Himalaya.
Solo estaba explorando, y cumpliendo una misión... encontrar una reliquia antigua perdida... de la misma humanidad.
En estos momentos me sentía sin orientación, solo, desolado, muy solitario y... perdido.
Simplemente vine entre comillas "solo" porque me acompañaban otros 2 en total, que nos decidimos separar para cubrir más terreno. Grave error, pero tampoco tan jodido.
Pensé que moriría o algo los mataría, pero aún sentía su magia, y tenía la fe de volver a verlos, por lo cual, comencé a seguir avanzado... sin miedo, poca preocupación, y una determinación tan fuerte, que me permitía seguir luchando, sin descanso.
Zhang: Mathías.... Fabián, Mirael, Freya... -Dije aquellos nombres en mí cabeza, porque pensaba en ellos aún.
Con destreza bloqueaba cada ataque y evadía cada corte de la criatura que me enfrentaba, una mujer enorme con garras, ojos verdes y un cabello extremadamente largo que lo usaba como tentáculos y látigos para hacerme daño me atacaba.
Con mi cuchilla que ahora estaba hechizada con energía que se prendía en fuego azul, lograba ya rebanar cada tentáculo y repeler sus ataques.
Di un gran salto para disparar de mi varita un hechizo que prendió en llamas sus tentáculos, luego giré en mi propio eje logrando cortarle un brazo con el resto de tentáculos sobrantes.
Y finalicé con sacar aquella pistola... Con la cual le disparé en la cara, y acabé con la vida de la criatura.
Zhang: listo... cada vez siento que estamos más cerca de la reliquia.
Seguí explorando el lugar hasta llegar a zonas más calientes y con templos más rudimentarios como antiguos.
Di grandes saltos para llegar a varios lugares, hasta al final estar en una zona ya más cálida, más natural, y fresca. Eso ya me relajó, pero no por mucho tiempo, justo escuché un grito... que me hizo muy, pero muy conocido, no, más bien... Familiar.
Zhang: ¡Mathías! -Grité para así echar corrida veloz para llegar hacia él.
Con solo tocar mi pecho y en las partes donde me hicieron aquellos tatuajes, sentí como se encendían y respondían mis canalizadores de magia, con eso listo. Prendí una mejor corrida casi a lo estilo Naruto, y con mi cuchilla en llamas azules, salí disparado hacia donde hacía mí hermano en apuros.
Apenas divisé una luz, corrí hacia este, volviéndose más y más blanca hasta atravesarla y viera el hermoso entorno y ecosistema que rodeaba aquel lugar grande.
Ahí fue cuando lo vi... Mathías. Justo en el lago lleno de cascadas, cerca de un gran árbol gigantesco, del cual descendía una misma serpiente gigante de un ojo, que no le quitaba la mirada de encima fijamente.
Mathías: ¡Ayuda tengo serpiente fobia! o no sé si exista eso... ¡solo no me comas!
Antes de que la gigantesca criatura se lo pudiera comer, rápido yo me columpié por medio de unas lianas cercanas y lo salvé justo a tiempo.
Llegando a caer juntos cerca de unas ramas cercanas para así preparara mis armas.
Mathías: ¡Hermano! que alivio verte al fin...
Zhang: lo mismo digo, pero no me agradezcas aún... tenemos que matar a esa cosa antes de que seamos su cena.
Mathías: bien... Yo la distraigo y tú la atacas ok?
Zhang: solo ten cuidado ok?
Mathías: lo tendré, además que mi magia curativa ha aumentado bastante.
La razón de aquello, no era porque él quisiera estudiar medicina mágica o algo así, era porque sentí pena al tener mucho poder y deseos, y él, que pece a no ser mi hermano de sangre, ya lo considero como mi gran hermano, así que decidí usar otro deseo en él, y era tener magia curativa y poder ser capaz de mejorarla.
Pudiendo ya llegar a curar varias fracturas o heridas severas, aunque queda algo cansado luego de eso, igual nos será muy efectivo en el futuro.
Procedió a llamar su atención transportándose de rama en rama, y la criatura trataba de morderlo y comerlo. Yo corría a gran velocidad saltando y usando mis quinesis ya mejor desarrolladas.
Disparé un fuerte rayo que la electrocutó, luego salté y usé mi cuchilla donde le hice varios cortes, y luego de hacerle uno grande, Mathías procedería a tacarla por de frente, tenía un miedo, y fue lo que me dio a entender de la capacidad y de lo que está constituido este ser mágico.
Zhang: *sacando un pergamino* veamos, veamos... ¡Aguanta un poco!
Mathías: ¡Eso intentaré HAAAAA! -Diría esquivando las mordidas y embestidas de la criatura.
Zhang: lo tengo, esta es una serpiente del miedo, se creían extintas, y fue hecha por un mago que disfrutaba del miedo de otros antes de morir solo en prisión casi a finales de la edad media, esta debe ser una de sus últimas criaturas que vino a parar aquí ¿el como? no sé, pero la forma de vencer a esta cosa... Es ser fuerte y demostrarle una fuerte valentía sin miedo.
-La clave es no tenerle miedo.
Llegué donde Mathías, rápido le solté una estocada a la serpiente que le hizo retroceder rápido, sin mostrar nada de miedo... Solo coraje y fuerza, lamentablemente Mathías tenía aún miedo, y la criatura contra atacó con fuerza, haciendo que ambos cayéramos al agua mientras las piedras y escombros pequeños de las ruinas cayeran cerca.
Zhang: ¡Hermano! Debes calmarte, esa cosa se alimenta del miedo, sí le demostramos una fuerte valentía, la podremos matar con solo un disparo.
Mathías: estás seguro?
Zhang: absolutamente... Y porque lo dice el pergamino antiguo de Flamel -En ese momento salimos del agua rápido evitando otra embestida de la serpiente.
Mathías/Zhang: ¡Vamos! -Sacamos nuestras varitas.
Nos transportamos hacia las simas de nuevo, donde Mathías disparaba varios rayos por medio de su varita café con algunas raíces a sus alrededores, y yo disparando rayos eléctricos por medio de aquella varita oscura en forma de rayo, que alguna vez perteneció a esa mortífaga que nos atacó hace tiempo atrás.
Con fuerza y sin retroceder nos defendíamos, hasta ya ver como los ataques de aquella criatura se volvían más y más lentos.
Mathías: ¡Es hora hermano!
Zhang: saca.... ¡El arma! -Exclamé mientras repelía un ataque fuerte.
Mathías hizo caso, no era necesario pensar o preguntar cual era, y rápido sacó de mi mochila aquella pistola, aquella arma que en el pasado fue del viejo.
Con velocidad fui hacia él, y con la valentía, frente en alto y los 2 unidos... Lo terminamos.
Tomé la pistola cargando una fuerte luz azul, que sin dudarlo. Disparé.
Con aquel disparo cargado de magia, la criatura se desvaneció en humo y polvo. Y ya con eso, fue un obstáculo superado.
Mathías: lo logramos.
Zhang: sí... juntos ¿lograste descubrir algo?
Aquella cambió su sonrisa a una neutral, pues solo fue unas simples palabras, no lo abrazó o se felicitaron más, comprendía que se había vuelto algo serio y reservado, pero sí creí que se merecían más palabras que solo, al final no dijo nada y solo respondió a su pregunta.
Mathías: logré encontrar la entrada a lo que buscamos, las inscripciones lo muestran justo ahí -Señaló a una cascada doble, entre esas dos, hacía la misma entrada con inscritos que buscábamos, solo que estaban algo destruidos- Iba a entrar, pero esa cosa salió de ahí y procedió a atacarme, pero te juro que es ahí.
Zhang: no tranquilo, pece a que sí está algo destruido algunos símbolos he inscripciones coinciden, es el camino -Dije viendo el dibujo en el que se veía las puertas hacia la reliquia.
Así con decir un "vamos" Nos adentramos, y sí, tal como los últimos dibujos del pergamino decían, ahí mismo se dividían en 2 caminos.
Zhang: tú por la izquierda, yo iré por la derecha.
Mathías: de acuerdo, solo espero y el viejo de Flamel tenga razón conque lo último ya es suave y sencillo.
Zhang: ya pasamos lo peor, solo hay que abrir esas puertas al mismo tiempo... Y rogar para que esa luz sea dorada, y no la roja que nos mate.
Así él se quedó con algo de escalofríos, iba a decir algo pero yo ya me había sumergido en la oscuridad del pasillo.
Dejando a un Mathías todo nervioso, que continuó así por el lugar, pasamos así por unos minutos, hasta al fin tocar una pared, entendiendo que ese era el final del camino, con su varita alumbró la pared para verlos inscritos y señales que había.
Mathías: creo que ya llegué.
Zhang: ¡Yo igual! -Eso lo espantó, pues no creía que la voz de Zhang se escuchara pece a estar lejos.
Mathías: ¡Zhang! Al parecer hay resonancia...
Zhang: idiota que es una pequeña recamara donde está esa cosa, por algo se nos escucha, estamos a solo unos metros, y eso quiere decir...
Mathías: que ya la encontramos.
Zhang: bien... Ahora estate tranquilo, solo toca las inscripciones, léelas sin equivocarte en el idioma que nos enseñó tanto Mirael como el Flamel ese, apenas sientas como se afloja... despacio lo abres.
Mathías: d- dijiste que había 3 tipos de luces no? La blanca que quiere decir que no es la recamara, la dorada que es la que tiene la reliquia, y la roja q- que, que *tragando saliva* ¿Nos mata?
Zhang: hey... escúchame, yo estoy aquí, y tú estás aquí... Nosotros existimos, todo va a estar bien, te lo prometo... hermano.
Eso le hizo ganar más confianza y tranquilidad a Mathías, el cual, tomó un leve suspiro y comenzó a leer la inscripción y tocarla. Yo hacía lo mismo mientras las puertas comenzaban a aflojarse y abrirse por sí solas.
Y en ese entonces... Fue cuando vimos la luz.
Dorada.
1 Hora después.
Ya hacíamos saliendo de entre las montañas y la nieve, ya todo estaba calmado y tranquilo, aunque el frio era horrible, parecía que después de una tormenta interior, vino la calma afuera.
Zhang: nunca creí visitar este lugar... Lo creía imposible, y más sí es a una edad temprana como mis 14 años... Y pece a ya conocerlo, sigo sintiéndome.
Perdido.
Mathías: ??? ¿Con quién hablas?
Zhang: nadie más que solo conmigo mismo... Como sea, ya tenemos lo que necesitamos, volvamos con Po antes de que haga una burrada y nos salga a buscar.
Mathías: tienes razón, según el mapa no estamos muy lejos... Una media hora de caminata y podremos encontrar la casa en la que nos hospedamos.
Zhang: bien, andando.
Mathías: espera hermano... antes te quiero preguntar ¿Sí estás bien? Porque a veces me es extraño escucharte hablar solo, sé que es contigo mismo y está bien si te hace sentir mejor, pero no paro de pensar en sí estás seguro... o algo roto.
Simplemente reí un poco para regresarlo a ver mientras ponía mi cuchilla en la espalda.
Zhang: sí... Estoy bien, porque cada vez llegamos más lejos, ahora camina, se hace tarde.
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Siguiente cap: La tumba.
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