Capitulo Único
Advertencias: Homofobia, tradiciones cuestionables, contenido sexual explícito. Esto en realidad es muy soft.
Esto es un regalo para una amiga desde lo profundo de mi corazón. Te mereces el cielo
~•~
Las hebras rebeldes de color naranja entorpecían su vista, aunque la sangre que bajaba por su frente lo agravaba. Las heridas en las plantas de sus pies ya no dolían, la adrenalina las atenuaba. Aunque eso sí, todavía sentía frío y gran temor de adentrarse al bosque donde se hablaba de criaturas malignas que habitaban esperando una víctima.
"Chuuya es mi amigo favorito" curioso que esa persona cargará una lanza para atravesar su pecho ahora mismo.
Días atrás Chuuya cometió un terrible error. La aldea no perdonaba las faltas morales, lo sabía bien, pero al conversar con su pequeño grupo de amigos dentro de la comunidad, se le ocurrió defender a un punto de vista curioso.
"¿Oyeron que la señora Kōyō se mudó a otro pueblo con la doctora Yosano?" El tono repleto de asco hizo que la mayoría riera "Es terrible, ojalá Dios las castigue a ambas".
"¿Por qué lo haría?" Preguntó el de ojos azules.
"Chuuya, es como si los caballos fornicaran con los perros" agregó otro muchacho "Si Dios no las castiga, lo haremos nosotros" eso llamó la atención de varios "Deberíamos enviar una carta contándoles a todos sobre sus fechorías, tal vez hasta las maten".
"¡¿Estás loco?!" Nakahara perdió los estribos "¡No hay nada de malo en eso!".
Silencio y después murmullos fueron lo que obtuvo "Chuuya las defiende mucho porque les hablaba...puede que seas igual".
No le habría avergonzado decir la verdad, que desde niño se sintió atraído por varones, especialmente los de bonita cara, pero en ese momento en que todos lo miraban con repudio fue un golpe seco "Y-yo..."
"No puedes negarlo" dijo alguien "Chuuya también es un desaliñado".
Así fue como terminó en este problema. Toda la aldea se enteró, y lo acosaron por días, hasta que pasaron al contacto físico. Lo arrastraron fuera de su casa para hacerlo confesar a punta de golpes, y cuando lo hizo, decidieron matarlo. Solo fue necesario un momento para que saliera corriendo a toda prisa, sin mirar atrás, solo siguiendo una línea recta hasta los espesos árboles.
Su respiración se volvía difusa, y las lágrimas comenzaron a brotar, hasta que literalmente sus piernas colapsaron frente a un templo abandonado, estaba lo suficientemente lejos para no escuchar nada, pero no podía darse el lujo de llorar en voz alta. Se arrastró como pudo para acostarse sobre las débiles maderas del piso.
Se abrazó a sí mismo tratando de calmarse, cuando en ese momento la lluvia comenzó a caer y se filtró por la madera sobre su cabeza—. Debí dejar que me matarán a golpes, es mejor que morir congelado —el joven dormitababpor estos, y estaba a punto de cerrar los ojos y dejar su destino a la voluntad de la naturaleza, cuando escuchó algo más que simple lluvia, era un ruido humano.
Pequeñas pisadas para ser identificables como una sola persona lo hicieron voltear en todas direcciones. Si era un solo aldeano, podría hacerse cargo de una pelea cuerpo a cuerpo, pero no había nadie. "Debe ser la fiebre" pensó el pelinaranja.
—Vaya, tenemos una ofrenda interesante —una suave voz sonó con eco por todo el bosque—. Ahora me dan cosas lindas, que agradable.
Chuuya se puso de pie rápidamente sujetando una rama para defenderse en caso de ser necesario, aunque el agua no lo dejaba ver claramente—. ¿Quién eres?
—La verdadera pregunta es qué soy —una figura más espesa que la noche se apareció a unos metros, y se fue acercando a paso firme—. No me digas que eres un niño, me rompería el corazón... entonces tampoco eres una mujer virgen, solo un muchacho —su rostro era hermoso, con el cabello castaño revuelto por ambos perfiles, y esos labios rosados que invitaban a pecar—. Hueles a sangre, ese olor me disgusta —pese a sus palabras, el ente seguía sonriendo—. ¿No deberías rogar por tu vida ahora?
Chuuya dejó de sentir miedo, pero al verlo menear unas cuantas colas detrás de él la angustia subió hasta su garganta—. T-tú eres...la cosa del bosque —su respiración se volvió irregular.
—Respira, muchacho —dijio el que tenía orejas de zorro—. Hace unas generaciones era llamado Dios, es una pena que las bonitas costumbres se pierdan con el tiempo —llegó a lado de Chuuya para revisar que estuviera medio vivo—. Vete a casa, el bosque es un lugar peligroso para humanos y no tengo interés es un hombre tan bajo.
Chuuya no pudo evitar comenzar a llorar, solo que ahora era una mezcla de miedo, tristeza y rabia—. ¡No te atrevas a ponerme una mano encima! ¡No dejaré que me comas!
El más alto pudo ver las heridas de Nakahara, distinguiendo que se trataba de golpes intencionales—. No como babosas, menos una tan pequeña —y pronto comprendió que el menor le tenía miedo—. Puedes quedarte en mi templo por hoy, pero mañana te vas cuando salga el sol —su risita aturdió al otro.
El pelinaranja soltó un sonido de alivio. Incluso si le mentía y moría a manos de la bestia era mejor que darle ese gusto a su pueblo—. ¿Qué demonios eres?
—Dazai Osamu —contestó emocionado por al fin tener tanta interacción con un humano—. Soy un espíritu ancestral y vivo en el bosque desde hace un siglo...pero eso no quiere decir que sea viejo. Tú aparentas ser joven, ¿Cuál es tu edad?
Nakahara se alejó unos centímetros por los nervios que le daba tener al mitad zorro junto a él—. Cumplí veintidos.
—Adorable —interrumpió el mayor—. ¿Cómo te llamas?
—Chuuya —se limitó a decir. La llovizna se hizo un poco más intensa, por lo que Nakahara temblaba sin parar. El castaño no dijo nada, simplemente abrió la puerta para que pudiera pasar y suspiró agotado cuando examinó la terrible condición de la entrada. Siguió el paso del menor y con ayuda de sus habilidades encendió un par de velas—. ¿No vives aquí? —el castaño negó. Intentó decir más, pero de verdad tenía fiebre, así que se recostó sobre ella fría madera para descansar.
Dazai se acercó cuateloso al cuerpo—. Sigo creyendo que es una trampa para cazarme, nadie es así de hermoso —dijo en voz alta al momento que sus manos se posaron en la cara del muchacho—. Chuuya, eres extraño.
.
.
.
Los rayos de sol se colaban por las grietas en la madera e iban directo a la cara de Chuuya, cuando abrió los ojos lo primero que encontró a su lado fueron dos bolas de arroz junto a un vaso de té. Lo olfateo un poco antes de devorarlo todo en tiempo récord, llevaba horas sin comer o beber algo. Se talló los ojos para retirar cualquier rastro de sueño y a pasos lentos salió por la parte trasera del templo.
"Debió ser una visión" sonrió tenuemente, pues el joven castaño era una visión en todo sentido.
—Buenos días, pensé que Chuuya se quedaría todo el día durmiendo, casi es medio día —la suave voz del ento hizo que Nakahara temblara levemente—. Lamento el desayuno tan austero, lo robé de una casa humilde —pudo ver la preocupación en el rostro de su invitado—. No necesito comer, solo lo hago por placer...por cierto, deberías bañarte antes de irte.
El de ojos azules era precavido, siempre se distinguió por su gran cautela ante cosas nuevas, pero este hombre-espíritu lucía como cualquier cosa antes que peligroso. Era hermoso, y de apariencia frágil. Chuuya no supo en qué momento sus manos se estiraron lo suficiente para tocar sus orejas con delicadeza. Se alejó apenas salió del trance—. Y-yo...
Dazai estaba sonrojado, tanto que su cuello comenzó a ponerse un poco colorado—. ¡Los humanos nos extraños! —exclamó con ímpetu. Y después permaneció en silencio, esperando que el otro dijera algo pero cuando no sucedió, él volvió a tomar la iniciativa—. Hay un río cerca, vamos a limpiar tus heridas.
—¡Puedo ir solo! —el joven estaba un tanto apenado por sus acciones, así que lo último que necesitaba era estar desnudo frente a ese espíritu.
Dazai señaló sus heridas en la cara—. Si ellos vuelven a buscarte, morirás. No se trata sobre defenderte, simplemente no quiero que sangre humana sea derramada en mi bosque —comenzó a caminar en dirección al cuerpo de agua que él podía sentir fluir, esa era su habilidad singular, podía estar en contacto con la naturaleza tanto como si fuera su propio cuerpo—. ¿Por qué intentan matarte?
El más bajo lo seguía con la cabizbajo—. ¿Qué importa?
—Me da curiosidad, los humanos suelen empezar guerras por motivos tontos —explicó alzando las manos como si fuera algo obvio—. Pero en fin, eso es lo que los hace humanos.
Chuuya respiró profundamente—. Mis preferencias son inmorales.
—¿Por qué es así? ¿Te gusta asfixiar niños? ¿Violas mujeres? —cuestinó el mayor con cierto tono desagradable en su voz.
—¡No! ¡Dios, eso es horrible! —apretó los puños con tanta fuerza que esperaba dejar sus uñas pegadas en sus propias palmas—. Simplemente me gustan los hombres...¡No todos ellos! Solo algunos.
La sonrisa de Dazai creció—. Los humanos hacen problemas donde no los hay. Es bastante común que hombres forniquen con hombres, y mujeres con mujeres, hace algunos siglos también ocurría y creo que en tiempos futuros también será así —su sermón cesó al llegar a la orilla del río—. Apresúrate.
Chuuya dudó un poco, pero al final razonó "Esta cosa tiene sabiduría según las leyendas sobre él, no siquiera debe ver a los hombres como iguales" y desató su camisa dejándola a la orilla junto al de facciones animales, así fue con el resto de su ropa—. No entiendo cual era la necesidad de cuidarme mientras me baño —se metió lentamente sacudiendo un poco las manos por el frío del agua, pero rápidamente se acostumbró.
El castaño de semblante serio por dentro se derretía, la razón era ver al hombre mojar su rostro y retirar los restos de sangre seca, revelando que era aún más guapo que la noche anterior. Su alma tembló cuando sus ojos se encontraron nuevamente, aunque está vez Chuuya hizo un suave gesto. Sin esperar mucho comenzó a retirar sus ropas para saltar al río junto a él.
—¡¿Qué mierda haces?! —preguntó el más joven acercandose a la orilla para salir.
Dazai se sumergió totalmente, solo para salir con las orejas mojadas al igual que el cabello—. Hace dos días que no tomaba un baño —dijo con ese tono audaz—. A propósito, Chuuya es alguien muy zagas, tenme un poco más de respeto.
Nakahara guardó sus distancia tanto como pudo, aunque la curiosidad de tocar sus colas mojadas era bastante. Se mantuvo así, solo viendo al mayor jugar con el agua, parecía tan inocente que el saber que se trataba de un espíritu viejo eran descorsentante.
Salieron al poco rato de tallarse, ambos se vistieron tan rápido por la vergüenza de verse un segundo más expuestos. Y ninguno dijo nada de caminó al templo.
El canto de cierto pavo hizo que Dazai pudiera sus sentidos al máximo; no acostumbraba cazar animales, pues eran vida a fin de cuentas. Pero Chuuya necesitaba proteína. Se alejó rápidamente de su acompañante para tomar al animal y romper su cuello con tanta facilidad—. ¡Tengo la cena!
El semblante de Chuuya palideció—. ¿Por qué hiciste eso? —su labio temblaba ligeramente—. No me quedaré al anochecer...
Osamu abrió la boca tratando de decir algo, en cambio no salió ningún sonido. Se quedó quieto con el ave sin vida en sus manos sintiendo mucha culpa, pues al parecer fue en vano—. Oh, ya veo —dijo apenas en un hilo de voz. Antes de poder decir otra cosa, Chuuya sostenía al animal con cierto asco.
—Desplumar esto tardará bastante, es mejor que empezemos ya —era pesado, pero lo llevó hasta el interior del templo. Su ceño se frunció nuevamente—. Esto está muy sucio, ya sé, tú limpia y yo cocinaré.
El castaño soltó una risa soberbia—. Un humano no me dará órdenes en mi propia casa...
—Entonces tu casa está jodidamente sucia —su boca formó una sonrisa burlona—. Limpia este lugar.
Dazai no se pudo negar, era la primera vez que un humano lo ridiculizó y pese a eso, le gustaba que lo hiciera. Como un cachorro siguió sus indicaciones usando un trapo viejo para sacudir y limpiar la madera, incluso se ayudó de sus habilidades para manipular el viento haciendo que los lugares pequeños quedarán sin rastro de polvo. Mientras tanto el joven pelinaranja picaba algunas hierbas que encontró, y fue hasta el río por un balde de agua, puso todo a hervir y desplomó al animal para así cortarlo y dejarlo en la olla junto a los demás ingredientes. Un estofado simple, pero no podía quejarse, no estaba en condiciones.
—Ya termine —dijo el zorro con cierto entusiasmo—. ¿Te ayudo a otra cosa?
Chuuya alcanzó a ver una de sus colas con un rastro de telaraña, la apretó suavemente para sacudirla—. Esperemos a que esto esté listo...¿Qué pasa?
La entidad tenía los ojos cristalinos, y la cara hirviendo de vergüenza y placer—. N-nada, solo pienso que es emocionante ver a Chuuya.
El de ojos azules sintió una gran necesidad de volver a tomar su cola entre sus dedos para seguir acariciandola—. Seguramente viviendo tanto tiempo has visto de todo, y cosas verdaderamente emocionantes.
Dazai negó—. Ninguna de la naturaleza similar a Chuuya. Los hermanos, no puedo entenderlos, me asustan un poco. Su forma de ser y su alma no van de la mano, pueden ser malvados, pueden ser aprovechados y tontos, pero eso los hace entretenidos...
Nakahara suspiró—. Habría creído que pasaste años con humanos adorandote.
El más alto asintió—. Lo hacían, hasta que no quise que lo hicieran más, y desaparecí para ellos. Hace muchos años este templo era visitado todos los días por fanáticos, me daban frutas, me llenaban de flores y dejaban a jóvenes vírgenes para que las tomará, o devorará. Pero siempre esperaban algo a cambio, que cuidará sus cosechas, que curará sus enfermedades. No me adoraban, adoraban lo mucho que podía darles.
Chuuya planeaba decir otra cosa, pero el fuego de la leña se apagó dejando ver mucho humo—. ¡Demonios! ¡Tardé un montón!
El castaño se acercó poniendo su mano sobre las brasas para que una llama de gran tamaño saliera nuevamente—. Ya está encendido.
—¿Cómo puedes hacerlo? —cuestionó el más joven.
Dazai señaló los árboles de los alrededores—. La naturaleza me da sus poderes, puedo controlar la mayoría de elementos, exepto la tierra.
Chuuya tomó asiento en la madera del templo—. Oye.
—Te escucho, humano —Dazai imitó su acción.
Chuuya jugueteaba con sus dedos lentamente—. ¿Podría quedarme aquí? No tengo a dónde volver y sinceramente me parece un mejor lugar para vivir que otro pueblo.
Dazai se quedó en silencio, pero asintió. La conexión que tuvo con Chuuya fue tal que ya había considerado planes para el futuro junto a él.
—Y así cuidaré que tu hogar este limpio, eres un desastre sin importar lo poderoso que seas.
El ente posó una mano sobre el hombro del menor—. Hay algo que he querido decirte desde que te ví.
Chuuya jadeó fuertemente—. Dímelo.
—Eres muy pequeño para tu edad...te llamaré chibi-Chuuya, hasta combina —y así fue como terminó con la mejilla roja por un golpe del otro.
[✧♡✧]
Hace dos meses que vivan juntos, Dazai básicamente no hacía nada, a veces buscaba cultivarse leyendo escrituras más viejas que el tiempo en pergaminos gastados y en diferentes lenguas. Por su parte, Chuuya tampoco tenía mucho por hacer, limpiaba, cocinaba y descansaba, aunque en ocasiones jugaba con su compañero damas chinas, a los palillos o otras destrezas mentales.
Por sus necesidades no había nada de que preocuparse, el zorro viajaba kilómetros enteros para escabullirse a diferentes pueblos y conseguir ropa para Chuuya, también le llevaba algunos dulces e infusiones para cada mes. La comida la cazaba, o buscaba vegetales a lo largo de todo el bosque.
Era una vida de en sueño.
El espíritu no dormía, no lo hacía al menos por necesidad, en cambio se pasaba las noches sobre un árbol divagando en temas complejos, a veces observaba a Chuuya dormir. Pero últimamente había tenido bastante inquietud con lo último, quería abalanzarse sobre el menor y morderlo, besarlo y acariciar su cabello con suavidad.
Ese día no fue diferente, ya estaba anocheciendo, por lo que Chuuya cerró las puertas y tendió las mantas que el zorro le dió para su comodidad—. Descansa, Dazai.
Dazai estaba recargado en la pared cercana, y planeaba salir, sin embargo se detuvo cuando Nakahara se deshizo de su camisa quedando solo en ropa interior—. ¿Qué haces?
—Hace calor —respondió con simpleza—. Hasta estoy tentado a tomar un baño ahora mismo —sus palabras fueron dichas con cierto tono lascivo. No era indiferente a la belleza de Osamu,y cada noche fantaseaba con tomarlo y apretar esas lindas colas mientras lo follaba cómo un animal.
El castaño tragó en seco—. De acuerdo, como quieras, pero ahora mismo es peligroso, podría haber una bestia cerca —mintió pues él se llevaba bien con cada creatura del bosque.
Chuuya salió así del templo—. Entonces volveré en media hora.
El mayor lo siguió sin apartar la vista de su espalda, había unas cuantas marcas, pero era hermosa, la piel se veía tan tersa—. Debiste bañarte en la tarde.
—Tenía cosas que hacer, te recuerdo que me dejaste esas cosas polvorientas para que las limpiará.
—¡Son esculturas de metal! —clamó irritado. No estaba enojado con Chuuya, al contrario, estaba enojado con él mismo. Cuando pudo ver el agua a unos metros se detuvo esperando a su compañero.
Chuuya botó la poca ropa que llevaba y se adentró al agua disfrutando de la corriente sin fuerza que chocaba contra su piel. Ciertamente llevaba toda la tarde pensando en como debía sentirse tener a Dazai sobre él, especialmente cuando por los efectos del calor estaba con esa actitud más seria que otras veces. Soltó un jadeo por la erección que era estimulada por el agua. Tenía tiempo sin atenderse a si mismo debido a la nueva compañía que tenía.
Dazai se sentó sobre la tierra aún más cerca que antes, justo en la orilla como aquel día que por primera vez vió a Chuuya desnudo. Su entrepierna lo incomodaba por la presión que su ropa ejercía.
El pelinaranja frotó sus muslos tratando de obtener más estimulación, y al fallar disimuladamente se acarició apenas rozando su mano contra su pene—. ¿No planeas meterte? Estás sudando —dijo lamiéndose los labios.
—Chuuya dijo que no tardaría nada —aclaró con un todo más áspero que antes, pero de igual forma se quitó el kimono que usaba y se adentró junto a él, quedando solo un par de centímetros entre ambos—. Oye , chibi-Chuuya, tu ritmo cardíaco está aumento, ¿Seguro que te sientes bien?
El de ojos azules asintió—. Solo hace mucho calor.
El castaño fue inundado por una tranquilidad maravillosa, por lo que recargo su cabeza en la de Chuuya. Sintió la mano del más bajo apretar su cadera por debajo del agua, y no puso resistencia alguna, incluso intentó que descendiera más para obtener calma en su dura erección. No fue necesario que ninguno dijera nada más, pues Nakahara lo ayudó apretando la base de su miembro arrancándole un jadeo ruidoso.
—Creí que habías dicho que tú no tenías necesidades humanas —aclaró el menor.
Dazai soltó un gemido, mientras sus colas se meneaban debajo del agua golpeando a Chuuya en la cadera—. N-no- las tengo, pero tu mano es buena —apretó sus labios cuando el de ojos azules lo apretó aún más—. S-se siente bien…se siente tan bien.
Chuuya lo acercó para que quedará frente a él, y sin esperar más, junto ambos penes frotandolos entre sí por debajo del agua, y apretándolos con ambas manos. Gemidos y jadeos salían de los dos varones, estaban cerca del éxtasis, y temblorosamente intercambiaban besos húmedos. Dazai salpicó una pequeña porción de semen, que rápidamente fue arrastrada por el canal de agua. Se puso suave, pero seguía necesitado, era un sentimiento nuevo.
Chuuya tomó la base de su miembro metiéndolo entre los muslos del más delgado—. Lo pondré aquí…
El castaño negó—. Se supone que va dentro de mí —jadeó al repentino movimiento de Chuuya—. Puedes ponerlo dentro.
El pelinaranja gruñó—. No quiero lastimarte…
—¡No lo harás! —aclaró levemente enojado por no obtener lo que quería a la primera—. Lo haré bien, lo prometo, si te da miedo es porque seguramente no eres lo suficientemente bueno.
Eso bastó para que Nakahara lo cargará por la cintura haciendo que enredara sus piernas en su espalda baja—. No te caigas —abrió sus glúteos con ayuda de sus manos y al estar seguro que Dazai se aferraba fuertemente a su cuello con las manos guío su propia mano hasta su pene para alinearlo contra el castaño, no sin antes meter un dedo y moverlo en círculos para dejar que el agua lo relajará.
Cuando la cabeza roja estuvo entre sus pliegues lo dejó caer lentamente, un poco arrepentido cuando el castaño gimoteaba en su oído—. ¡Muy grueso! ¡Me voy a partir!
Chuuya se detuvo al segundo de escucharlo—. Está bien, podemos hacer otras cosas…
Dazai negó rápidamente apretando más su cuello y dejándolo sin escape por sus largas piernas—. ¡No! ¡Quiero tenerte dentro! —soltó un quejido cuando quiso seguir bajando hasta tenerlo totalmente clavado en su interior y fracaso porque Chuuya lo sostenía con firmeza—. Hagámoslo delicado, pero te juro que estoy listo…¡Por favor! ¡Me va a gustar si es contigo!
Embelesado por sus palabras lo dejó caer un poco más dándole tiempo de respirar. Podía oirlo maldecir contra su cuello, solo para después mordisquearlo dulcemente—. Mierda, me estás volviendo loco —lo llevó hasta el final, cuando su cadera chocaba con sus glúteos—. No me moveré, así que trata de relajarte.
Pequeñas lágrimas se faltaban por las largas pestañas de Osamu—. S-sí…¿Lo estoy haciendo bien?
El más bajo subió una mano hasta su cabeza para acariciar sus orejas lentamente, como si fueran de cristal delgado—. Estás perfecto, pero no te preocupes, seguramente lo hiciste antes —lo vió vacilar—. ¿Entonces solo con mujeres?
—Solo con alguien de mi especie, pero fue hace tanto, no me gustó hacerlo con ella —dijo entre gimoteos—. Me siento muy caliente, me voy a quemar —los dedos se sus pies se enroscaban tratando de resistir el temblor que se extendía por todas sus piernas.
Chuuya sintió la necesidad de marcarlo de vuelta, así que lo levanto hasta que sintió solo la punta enterrada en su agujero, y volvió a dejarlo caer, de igual manera intentó ser dulce, aunque a medida que Dazai se acostumbraba a su tamaño comenzó a aumentar la rudeza de sus movimientos. Era placentero ver a este semidios siendo transformado en una muñeca de trapo entre sus manos, cada que aflojaba el agarre en su nuca, el joven lo sostenía—. Agárrate fuerte…no quiero que te caigas.
Dazai temblaba más que antes, la razón era que Chuuya golpeaba un lugar rugoso dentro de él, era dolorosamente placentero. Clavó sus uñas en los hombros del más bajo y clavó sus dientes en su cuello para callar el grito gutural.
Chuuya chilló de dolor, pero lo superó fácilmente al sentir como Dazai se apretaba a su polla con tanta fuerza que no podía moverse fácilmente—. J-joder, relájate, me estás chupando, ah, mierda, es tan cálido.
El zorro movía las colas por debajo del agua y se apoyó de ellas para apretarse más a su amante—. Mío, Chuuya es mío —dijo con la poca coherencia que le quedaba, y afortunadamente obtuvo la respuesta que esperaba. Nakahara golpeó con más fuerza, haciendo que el agua chapoteara ruidosamente—. ¡Más! ¡Más! ¡Chuuya! —otra vez semen se filtró por la hendidura de su miembro, aunque esya vez fue mucha más cantidad y más espeso.
El de ojos azules siguió abusando de su próstata sin siquiera saberlo, ahora solo se enfocaba en terminar también—. Muy bien, eres jodidamente magnífico…eres un buen dios para mí, mi dios, solo para que yo te adore.
El castaño lloraba y arqueaba la espalda pidiendo clemencia, pues se sentía al borde de la muerte por la sobre estimulación. El agua se filtraba a su agujero dejándolo sentirse aún más lleno, pero fué totalmente distinto a la mezcla viscosa que entró de golpe hasta el fondo de él. Dazai podía jurar que su abdomen se distendía para acomodarlo todo dentro de él, pero probablemente estaba tan borracho por la sensación.
Chuuya soltó un grito ahogado cuando terminó. Se dió unos minutos para seguir empujando suavemente dentro de su compañero—. ¿Te sientes bien?
Dazai aún seguía en trance, tratando de contestar—. Perfecto —contestó lentamente, tan cansado que se quedó dormido con Chuuya enterrado en él.
Desde ese momento no había día que no estuvieran juntos..
Por ejemplo, ese día que Dazai hizo enfadar a Chuuya al decirle que su gusto era horrible. Empezaron una pelea verbal que terminó en besos fogosos. Fue extraño que después de eso le permitiera penterarlo en el templo.
—¡Ya casi! —Dazai era quien se derretía al sentirlo apretarse—. C-chuuya es muy apretado…me encanta follarte.
Chuuya también gemía, aunque se contenía para escuchar claramente al castaño—. Termina dentro, apresúrate.
O la vez en que Dazai lo llevó a recolectar flores y al apenas verlo sonreír tan hermoso bajó su ropa y se inclinó para que lo tomará.
Era hermoso y pecaminoso cómo Chuuya era enrollado por las colas de Dazai, y en respuesta tiraba de alguna haciendo que el castaño sollozara fuertemente, hasta el punto de babear y poner los ojos en blanco.
Pero algo les aterraba: la inmortalidad de Dazai.
Estaba bien si Chuuya moría, él sabía que era algo natural. Pero el dejar solo a Dazai era terrible, ¿Qué pasaría si se sentía solo? ¿Y sí lo extrañaba? ¿Qué haría cuando tuviera que enterrar su cuerpo en el bosque que ambos llenaron de recuerdos.
A casi un año de vivir juntos, Dazai ya había contemplado todo eso, y estaba buscando la manera de solucionarlo, había una, pero Chuuya se enfadaría tanto con él que lo terminaría odiando.
—Oye Dazai, sabes que yo no soy inmortal —comentó mientras el otro besaba su hombro desnudo.
El castaño se dió unos segundos para contestar—. ¿Y qué pasa con eso?
Chuuya sintió su corazón aplastarse—. Que moriré en lo que para tí es poco tiempo.
Dazai acarició su abdomen—. Yo estoy dispuesto a darte mi corazón y alma, solo debes aceptarla…y te seré tuyo por el mismo tiempo que Chuuya será mío.
El más bajo tardó en entender lo que decía—. ¿A qué te refieres?
—Quiero decir que dejaré mi inmortalidad por Chuuya, solo necesito que me aceptes —sonrió pero se desvaneció rápidamente por las lágrimas que Chuuya dejaba caer por sus sienes—. ¿Qué ocurre?
—¿Quieres que me sienta feliz si dices eso? Vas a morir —dijo reprimiendo un alarido de dolor.
—La muerte no me asusta si Chuuya está conmigo. Será algo glorioso hacerlo junto a tí —besó sus mejillas y así rodó para quedar sobre Chuuya—. Quiero ser parte de la eternidad con Chuuya. Solo somos nosotros dos, no me rechaces, te lo ruego.
De mala gana, el menor asintió—. Solo promete que no te irás antes.
Osamu sonrió lleno de felicidad—. Lo prometo. Te amo Chuuya.
Los labios del joven temblaban, pero también lo dijo—. Te amo, Dazai.
Una de las colas comenzó a desaparecer, y luego otra, hasta que solo quedaba una. Dazai había reducido su esperanza de vida hasta los cincuenta años. Y no podía ser más feliz.
—Prepárame algo de comer, estoy agotado por todo esto.
Chuuya asintió aún llorando—. ¿Quieres estofado? ¿O te aparece frijol dulce con arroz?
—¡Frijol dulce con arroz!
Solo debo agradecer conocerte, Lu. Eres una magnífica amiga, y de gran corazón, estoy eternamente feliz de aceptar colaborar con Akai (en ese momento) y coincidir contigo. Un poco después de tu cumpleaños, espero que cumplas más y sigas siendo tan amorosa.
-Honey
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top