Ultima gota de esperanza
Capitulo cuatro
KakaHina
Historia corta| Mundo Alterno
Ningun personaje me pertenece todos son propiedad de Kishimoto yo los utilizo para darle vida a esta historia.
Cuando Hinata fue presentada ante Rasa-sama, el actual gobernante de la nación. Tuvo que ser obligada a rendirle respeto, un respeto del que no creía merecedor.
— Asesino — le grito, sin temor alguno.
Dejando a más de uno boquiabierto por su atrevimiento.
Pero aquel despreciable hombre solo se había reído y le había dicho que le gustaba su personalidad fuerte y luego se le había acercado descaradamente, olfateo su pelo, la obligo a mirarlo y luego al tomar su mano se mantuvo quieto por un momento.
— ¿Qué significa este anillo? —
Le pregunto directamente, pero Hinata guardo silencio no tenía intención de revelar todo lo que había hecho durante su ausencia, de ese modo podría proteger a Kakashi.
— Si tu no lo recuerdas, Entonces no significara ningún problema —
Luego de decir aquello Rasa-sama lo tomo y lo lanzo lejos.
— Pensé en mandarte a la horca al igual que a tu Hermano —
Hinata sintió la necesidad de alejarlo, su aliento era pestilente al igual que sus palabras.
— Pero no lo hare, sobre todo ahora que mi querida y primera esposa ha muerto — la miro — Puede que no lo sepas, pero este es el momento donde agradeces tanta generosidad —
— No lo hare — grito a viva voz.
Se lo había prometido, había dicho que prefería morir antes de ser usada a la conveniencia de aquel asqueroso hombre.
— No hables tan apresuradamente, mi querida niña... Pronto serás tú la que venga implorando por un poco de afecto —
— He dicho que no lo hare — se sintió frustrada estaba gritando a todo pulmón, pero nadie parecía poder escucharla — He dicho que no lo hare —
— Me iré ahora, háganse cargo del resto —
— Si, su Majestad —
Rasa-sama salió del lugar y de pronto ya estaba siendo sujetada a una silla por dos hombres que hasta el momento mantenían su identidad oculta.
La tortura estaba por dar inicio.
— ¿Quién te ayudo a escapar? —
Hinata guardo completo silencio, no importaba cuantas veces se lo preguntaran jamas lo diría
— Solo dilo y serás recompensada. Además lo ha escuchado su Majestad ha puesto sus ojos en Usted, no existe mejor bendición que esa... ¿No son esas buenas noticias? de princesa a Reina —
— Nunca — le escupió directo al rostro.
— ¡Maldita Bruja! — exploto y quiso golpearla pero un pálido chico lo detuvo.
— No puedes, Rasa-sama ha solicitado enviarla a sus aposentos —
— Bien, llévatela ahora antes de que termine matándola —
— Me hare cargo mi señor — le reverencio al verlo salir, luego se dirigió hacia Hinata.
— Me rehusó — apenas y pudo hablar estaba muy asustada, aunque intentara demostrar lo contrario.
— Por favor Princesa, deje de luchar. Solo lograra lastimarse así misma —
— No soy más una princesa — estaba harta de recordárselo al mundo, a Kakashi.
— Ante mis ojos y los del pueblo, usted sigue siendo la princesa de esta nación —
Hinata quiso llorar, aquel guardia era el único que no parecía conocer su condición actual y por esa razón seguía tratándola con respeto.
— Yo no deseo verlo —
Aunque estaba segura que sus deseos no serían tomados en cuenta.
— No puedo hacer nada por esta vez su Alteza —
Por inercia se alejó, pero él le sonrió amablemente y la ayudo a ponerse de pie.
— Estas mujeres están aquí para alistarla —
Dos doncellas salieron de quien sabe dónde y la miraron con completa lastima.
— Por aquí, su Alteza — le indicaron, Hinata suspiro no había nada que pudiera hacer estaba demasiado debilitada como para siquiera oponerse — Primero le daremos un baño — era comprensible no podían permitir que apareciera ante su majestad en tremendas fachas y oliendo de esa manera.
A Hinata se le sumergió de pies a cabeza, se le tallo con insistencia el cuerpo y bueno al final le agregaron un sinfín de esencias aromatizantes al agua mientras que una doncella le recortaba las uñas.
Cuando pregunto por la razón de aquello, ella simplemente comento.
— Es para que no pueda dañar a su Majestad —
No había dicho más, pero Hinata lo entendió. La estaban preparando para compartir el lecho conyugal con aquel hombre.
Al final ambas mujeres le colocaron un lindo atuendo color turquesa y se fueron no sin antes desearle una vida prospera al lado de su Majestad.
Quiso discutirles, pero aquellas mujeres no parecían demasiado mayores como para siquiera comprender que todo lo que estaba haciendo Rasa-sama era en contra su voluntad.
— Por aquí — un guardia apareció y por fortuna era él mismo chico amable de hace un rato — Debería escoltarla, hasta... —
— Descuida no es tu culpa —
Le palmeo la espalda. Hinata sabía que todas sus acciones buenas o malas recaían en los demás, así que no se la pondría difícil iría con él por su propia voluntad.
— Su Alteza, lamento ser tan inútil — se disculpó y aunque le agradeció, no servirían de nada.
Hinata se mantuvo a una distancia prudente del guardia, camino por pasillos que solo le habían pertenecido a su Padre y se sintió nostálgica.
Su padre al igual que su hermano habrían dado todo para mantenerla alejada de un loco como lo era Rasa, pero ellos ya no estaban y Hinata tenía que sobrevivir al menos el tiempo necesario como para asegurarse de que Kakashi no intentará cometer una locura.
Quería escuchar que había huido, deseo que por una vez en su vida fuera un ser egoísta y la abandonara a su suerte, quería que... fuera a salvarla.
— Es aquí, por favor entre —
Hinata asintió luego entro lentamente, por fortuna Rasa-sama no había llegado y ella tendría la oportunidad de pedirle perdón a su esposo por su enorme falta.
— Lo siento, lo siento, lo siento — susurro.
Entregarse a aquel hombre no le resultaría tan difícil si tan solo, Kakashi no se encontrar en su mente todo el tiempo.
— ¿A quien le pide perdón con tal insistencia, Hinata-dono? —
Aquella voz era inconfundible, giro de inmediato y desde las sombras Kakashi se materializo.
— ¿Qué hace aquí? — fue lo único que atino a decirle.
— Es mi esposa no es así, de ninguna manera iba a permitir que ese bastardo me la arrebatara, por muy Majestad que sea... —
Se acercó un poco más Hinata pudo notar un rastro de sangre en su mejilla. Inmediatamente corrió a su lado.
— ¿Qué te ocurrió? —
— No es importante — intento alejarla.
— Hay mucha sangre, además... parece fresca... —
No pudo continuar lo que vio a continuación la dejo muda, a Kakashi le faltaba el ojo izquierdo.
— Ya se lo dije, no me ha pasado nada —
Hinata quiso tocarlo, pero él no se lo permitió.
— Debería estar molesto con Usted — la tomo del mentón.
— Pero que dices, no es momento para tonterías... —
— Entrar a la habitación de otro hombre con tanta facilidad no habla muy bien de mí, pareciera que no logro complacerte adecuadamente — se burló de esa manera tan despreocupada que lograba relajarla.
— ¿Cómo es que...? — no pudo contenerlo más y comenzó a llorar lanzándose encima de Kakashi.
— Fue realmente difícil pero a... —
— Hatake-san, no se haga el tonto conmigo — Kakashi le acaricio la cabeza — Puedo haber muerto —
— Entonces estoy de suerte, solo he perdido un ojo —
— Es Usted un completo imbécil —Le acaricio gentilmente aquella enorme herida que iba desde su ceja hasta la mitad de su mejilla — Parece muy dolorosa, al menos deberíamos limpiarla un poco —
— No es necesario —
— Podría infectarse —
— Hinata-dono — y la seriedad con la que la llamo le indico que debía prestarle toda su atención — Me las ingenié para poder entrar hasta este lugar sin ser detectado, pero no podremos salir... —
Fueron interrumpidos, los pasos de quien se suponía debía ser Rasa-sama estaban acercándose muy rápidamente.
— Hinata-dono, por Usted y por mi... solo no haga nada yo me encargare del resto ¿De acuerdo? — la beso justo en la frente, Hinata se apresuró a limpiar la sangre que tenía en sus dedos.
Luego lo vio perderse entre la obscuridad era una suerte que apenas los rayos del sol lograra filtrarse por el lugar.
— Veo que estas aquí — sonrió asquerosamente. Hinata simplemente asintió, haciendo todo lo posible por olvidarse que en la misma habitación estaba Kakashi — Por un momento creí que tu orgullo sería más grande que tus deseos por vivir —
— Puede ver que no es así — reverencio, Rasa-sama sonrió gustoso.
— Sirve el vino — le ordeno, mientras se quitaba la primera capa de su Kimono, Hinata noto con desagrado que solo ha ella se le había preparado — Demasiado complaciente para mi gusto —
— Entonces desea que le escupa —
— Jajaja, eres realmente un espectáculo, Niña — bebió el vino hasta el fondo — En el pasado pedí tu mano —
Hinata arrugo el entre cejo, luego vertió un poco más de vino en su copa.
— Pero que es esa expresión, nunca dije que conmigo — volvió a reír — Te considere para mi hijo Gaara, pero su Padre no lo permitió, en pocas palabras dejo en claro que éramos menos que nada ante sus ojos. Pero ahora ellos dos están muertos —
Hinata recordó el cuerpo inerte de aquel pelirrojo y se preguntó si es que aquel hombre conocía la verdad detrás de su apresurado fallecimiento.
— Y yo podre tenerte ¿No es, eso ser afortunado?—
Rasa-sama la tomo del cuello y la beso. Hinata sintió la necesidad de vomitar, su mal aliento acompañado con aquel amargo vino le pareció repulsivo, sin embargo permaneció inmóvil, tal como se lo había pedido Kakashi.
— Eres tan linda, eres tan joven —
Comenzó a tocarla con desespero, Hinata cerró los ojos o de lo contrario no iba a poder soportarlo.
Se había imaginado tantas veces del mismo modo con Kakashi que incluso había comenzado a soñarlo, pero nada había ocurrido, las malas lenguas decían que Kakashi se había vuelto impotente, pero Hinata sabía que no era así pues por muy firme que Kakashi se comportara, reaccionaba a sus caricias simples.
— Me atreveré cuando nos sienta libres —
Libres para amar, libres para navegar, libres de formar una familia sin el miedo constante de ser descubiertos.
Pero ahora eran unas sucias manos las que la tocaban, en zonas que ni siquiera Kakashi se había atrevido.
— Recuéstate — le ordeno y Hinata deseo que Kakashi no se tomara su tiempo o realmente lo lamentarían.
Rasa comenzó a quitarse la ropa, perteneciendo solo en su ropa interior, el hombre era realmente delgado con hematomas enormes por toda su piel, parecía gravemente enfermo.
— Por qué me miras tan directamente, maldita descarada —
Hinata aparto su vista, sintió todo el cuerpo temblarle y luego las manos de aquel hombre subieron hasta su cintura desatando sus listones, tenía miedo.
— Solo debes comportarte de esta manera y podre olvidarme que eres la hija de un traidor —
Parecía demasiado ansioso, pues aunque Hinata no intervenía en nada era incapaz de desatarle adecuadamente la ropa.
— Hazlo tú —
Para cuando Hinata termino, aquel hombre ya se había hecho espacio entre sus piernas.
— Desde hoy puedes considerarte, dueña y ama de este país y del mundo si quieres —
Estaba diciendo locuras pero Hinata pasó de él, desvió la mirada rogando al cielo que Kakashi se apresurara.
— No lo hagas, quiero que mires —
Le tomo el rostro con fuerza, Hinata se quejó.
— Si, así, no te pierdas de ningún detalle —
Procedió a bajar el pantaloncillo y liberar su parte intima. Se recostó confiado sobre su pecho y luego sin previo aviso Kakashi salió de su escondite tan rápido como el viento.
— Maldito — apenas y Rasa pudo girar a verlo.
— Así que, estuviste aquí todo el tiempo ¿Disfrutaste de ser un espectador?... — la filosa espada de Kakashi lo atravesó justo donde se suponía estaba su corazón — Jajaja — rio desesperadamente, mientras un hilito de sangre emanaba de su boca — Fuiste tan estúpidamente ingenuo Kakashi, creíste que no notaria la ausencia de uno de mis mejores guardias —
Tanto Hinata como Kakashi prestaron atención.
— Solo debíamos esperar y así lo hicimos y afortunadamente apareciste... Yo podre morir, pero mi único Hijo seguirá reinando, portando mi apellido, continuando mi legado... Ustedes son los jodidos ahora, si creyeron que Garra estaba enfermo, kankuro fue el maestro... Ellos deben estar por llegar y espero verlos en el infierno... Hijos de pu...ta —
Kakashi profundizo más el corte dejándolo incapaz de seguir maldiciéndolos, rápidamente y como pudo Hinata se apartó.
— ¿Estás bien, logro lastimarte? — corrió a su lado.
— Estoy bien, no debes preocuparte — con desespero intento más de una ves quitarse la sangre fresca.
— Hinata, yo no pretendía... — estaba a punto de disculparse.
— Deberías callarte — cubrió sus labios — Si lo que dijo es cierto, ellos no tardaran en llegar y descubrirte, debes irte — lo empujo.
— ¿Qué pretendes? — hablo calmo — No te dejare, no vine hasta aquí solo para irme solo —
— Es que acaso no lo entiendes — volvió a empujarlo — No permitiré que pierdas aún más —
— Te perdí a ti y eso fue más que suficiente para entender que mi vida, no tendría ningún sentido si no estás a mi lado —
— Eso no tiene sentido —
— Hinata-dono este será el último favor que le pida, así que escuche —
— No, escúcheme Usted a mí — le tomo el rostro — Debe irse, yo me las arreglare... estaré bien, soy una princesa, puedo negociar —
— Porque es tan jodidamente terca... —
— Solo busco protegerlo... —
— No lo necesito, no lo quiero. Si Usted no ira conmigo —
— ¡Morirás! — le grito.
— Estamos muertos, siempre lo estuvimos pero nos negábamos a creerlo —
— Yo, lo lamento tanto, lamento haberlo arrastrado a esto —
— No lo haga no se atreva. Desde el principio a fin, no me atrevería a cambiar ni un solo detalle —
— Es tan torpe, cuando intenta ser romántico — ambos sonrieron — Finalmente me canse, me canse de luchar —
Kakashi la abrazo fuertemente, al fondo se podían escuchar claramente a los guardias tomando sus posiciones.
— En mi siguiente vida, no dejare de buscarla. Es una promesa — ante lo dicho Hinata asintió — Creo que es el momento — rebusco en su chaqueta hasta dar con su pequeño secreto, Hinata pertenecía atenta.
— Hatake-san... — sonó temerosa.
— Se lo aseguro, no dolerá... Como usted lo ha dicho me canse de luchar —
Finalmente lo mostro dos pequeñas capsulas, que en apariencia lucían inofensivas, pero en realidad eran muy letales.
— Las llaman jaulas de noche, son dadas a los soldados en tiempos de guerra y su función es... —
— Brindar una muerte rápida e indolora —
— Así es Hinata-dono —
Hinata dudo un poco antes de tomarla.
— No la obligare a nada, si Usted lo desea yo podría luchar contra todos ellos y... —
— Solo temo al castigo del creador —
— Deberá ser el quien nos pida disculpas, tanta injusticia, tanto dolor... Se olvidó por completo de sus hijos — dentro de su reproche incluía a su madre a su príncipe y a su majestad.
— Aunque le temo más a Neji-Niisan, suele ser bastante severo cuando se molesta —
— Ni que lo diga... —
Hinata suspiro profundamente entendía que el final había llegado y ya no había nada más por hacer.
— Estoy lista —
— A la cuenta de tres ¿De acuerdo? —
Hinata asintió y Kakashi comenzó el contero.
— 1 — se miraron a los ojos, aun les quedaba tanto por vivir.
— 2 — Kakashi la beso dulcemente en los labios, como un recordatoria de que estaba ahí, para ella.
— 2 y medio — se sonrieron con melancolía.
No tendrían un final feliz pero al menos partirían juntos, dispuestos a encontrarse en su siguiente vida.
— 3 — sin dudar se colocaron las capsulas en los labios y se besaron.
Aquel beso era tan amargo como dulce, tan diferente del resto.
Era un beso que conllevaba una promesa.
Era un beso de despedida.
Hinata comenzó a toser sangre, no parecía asustada aquello relajo un poco a Kakashi quien comenzaba a sentirse debilitado.
— Espero algún día poder amarlo tanto, como lo quiero ahora —
Pero para ese momento a Kakashi le era imposible articular, una sola palabra, así que solo le acaricio el rostro.
Hinata fue la primera en caer, como pudo Kakashi se acercó aunque no parecía asustada quiso serle de apoyo.
— Duele — admitió, aunque era demasiado tarde como para retractarse.
Con la poca fuerza que le quedaba, Kakashi la tomo entre sus brazos.
— Hina... — acaricio su cabello, la sangre comenzaba a brotar de sus oídos también.
Debido a sus años de entrenamiento el efecto del veneno estaba actuando más lentamente en Kakashi, pero él no parecía ansioso por morir primero, antes quería asegurarse que su pequeña esposa partiera, ese era su único requisito.
Hinata comenzó a ahogarse con su propia sangre y Kakashi tuvo que resistir sus ganas de llorar.
— L..o a..mo — Kakashi la apretó sobre su pecho, no tenía el valor para verla sufrir.
Y finalmente lo sintió, el cuerpo de Hinata ya había perdido su alma, ahora era más ligera y sus brazos caían a sus costados inertes.
Supo que era el momento, dejo de resistirse se entregó al creador, sin arrepentimientos, sin odio.
Y Hinata estaba ahí, sonriente esperando por él pacientemente, Kakashi giro un poco, la escena a sus espaldas era demasiado grotesca pero finalmente habían conseguido ser libres, libres para amar como siempre lo habían deseado.
— Hinata-dono —
— Hatake-san —
— ¿Nos vamos, Ahora? —
— De acuerdo —
Se tomaron de las manos y siguieron su camino.
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