Capítulo O6
JeongGuk miró desde la entrada de la cafetería a su mejor amigo terminando de limpiar para cerrar el lugar. Eran las 20:37 p.m., YoonGi se veía desanimado, y su sonrisa ya no era la misma que tenía antes, aquella sonrisa que parecía alegrar el día de cualquiera, se había transformado en una sonrisa triste y nostálgica.
— Yoon Yoon. —El silencio sepulcral había dado fin. El mencionado levantó la mirada, viendo sorprendido al desconocido.
— Uh, la cafetería está cerrada. —JeongGuk caminó viendo cada parte de aquella cafetería.
La cafetería había sido una herencia del padre difunto de YoonGi, el cual con ayuda de, en ese entonces, JeongGaek pudieron sacar adelante. Ambos se repartían el trabajo; A veces JeongGaek era la que pasaba parte del día administrando, a veces le tocaba a YoonGi, pero los demás días administraban juntos.
JeongGuk se dio cuenta que YoonGi llevaba su anillo colgado por una cadenita, lo estaba ocupando como collar.— Llevas mi anillo —Apuntó al cuello del más alto.— Decías que no te gustaba usar collares, ¿Cómo fue que lo conseguiste?
YoonGi estaba confundido— No sé de qué me está hablando. Por favor, necesito que se v-
— El día del accidente llevaba solo un anillo, estaba en mi dedo anular. Sabes que solía ocupar frecuentemente anillos de plata, y ese día no fue la excepción. —YoonGi cambió su semblante a uno triste, con un poco de sorpresa.— Ese anillo tiene escrito "Seesaw", además del número 93 por el año en el que nací.
— ¿Cómo es que sabe todo eso? —JeongGuk le sonrió nostálgico.
— Porque soy JeongGaek, YoonGi.
(♡)
— Entonces moriste, y luego te dieron la oportunidad de volver a la vida con algunas condiciones, y entre esas estaba cambiar de cuerpo —JeongGuk asintió— Debes decirme más cosas si quieres que te crea —Se cruzó de brazos serio.
JeongGuk bufó— ¿Qué más quieres que te diga? ¿El cómo en kínder no alcanzaste a ir al baño y te hiciste pipí en los pantalones, y tuve que pasarte mi chaqueta para ayudarte a ocultar el desastre que hiciste? ¿O como has intentado declararte millones de veces a Taehyung, pero eres tan desconfiado que piensas que estaba enamorado de HoSook, cuando es claro que babea por ti? ¿O también quieres que te cuente el cómo cada vez que veíamos una película de terror, o veías un bicho, gritabas fuerte para luego correr y aferrarte a mí? ¿Quieres que te cuente cosas más vergonzosas? —YoonGi tenía las orejas rojas. Todo lo que "el desconocido" le decía, solo lo sabía su mejor amiga.
— Esta bien, entonces, si es verdad de que eres JeongGaek, dime por qué esta cafetería se llama "Cafe of the sun".
— Fue en memoria de tu papá. El tío SeokJun le gustaba el sol, sobre todo ver el amanecer. Decía que el sol era radiante, y te decía que tú eras su pequeño y lindo sol radiante, ya que siempre llevabas una sonrisa, incluso cuando era el peor día. Cuando el cáncer terminó por matarlo, te dejó la cafetería y me dijiste que querías cambiar el nombre a uno en su memoria. El sol en el nombre es para representándolo a él. —YoonGi abrió un poco su boca para decir algo, pero no pudo hablar. Sus ojos estaban cristalinos, apunto de dejar caer algunas lágrimas.
— ¿N-No estás muerta?
— Uh...bueno, algo así —El pelirrojo se acercó a JeongGuk para darle un abrazo fuerte, sonriendo. Su mejor amiga estaba de regreso.
(Separador)
HoSeok miraba las decoraciones de la tienda. Eran decoraciones lindas, simples y baratas. Tomó algunas y las dejó en la canasta. Siguió recorriendo los pasillos, mirando atentamente qué comprar y que no.
Se detuvo en el pasillo donde había muchos cuadernos. Tomó uno de tapa de cuero negro, no era tan grande, era del tamaño de una agenda. Se lo regalaría a JeongGuk, a él le gustaba escribir y desahogarse mediante letras.
Poco a poco se iba acostumbrando a su nueva vida. Sabía que sería un camino difícil, pero quería pensar que llegaría ese día donde todo vuelva a ser como antes, y no se refería a volver a ser una chica, sino que, a volver a poder ir los fines de semana a cenar con su familia, o llamar a su madre cuando estaba confuso, volver a tener esas charlas de horas con su progenitora era algo que realmente quería volver a tener. Y el hecho de pensar que su madre podría no creerle, llegaba destruir la poca esperanza que iba construyendo con el paso de los días.
Sintió una mirada sobre él. Miró hacia el final del pasillo, donde estaba una mujer pelinegra mirándolo fijamente, la cual era su madre.
Quería correr hacía ella y abrazarla, pero sabía que eso podría parecerle extraño a su mamá. Le dedicó una sonrisa que hacía que sus ojos se vean como medias lunas.
Por el lado de la mujer, al ver esa sonrisa, pudo ver a su hija en él. Y, por alguna razón desconocida para ella, podía sentir que su hija estaba frente a ella, aun cuando no estaba una chica al frente, sino a un joven muchacho pelirubio.
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