Capítulo 11

El auto estaba estacionado en el estacionamiento del departamento. Gracias a YuGyeom que había usado sus poderes a favor, no había ningún auto en el estacionamiento.

— No puedo creer que esté haciendo esto. —Dijo YuGyeom con los brazos cruzados apoyado de una pared del gran lugar vacío. Seguía sin poder creer que hay pinchado los neumáticos de mayoría de los autos, y que a los demás les haya arruinado algún que otro motor, por ende, todos llamaron a mecánicos que se llevaron los autos.— Yo diciéndoles que no hagan delitos, pero ahí voy yo arriesgando mi trabajo en el cielo con delitos por ustedes —Hizo una mueca.— Si cuando termine el tiempo de prueba no me dan una buena calificación, les juro que vengo y los mato. —Frunció su ceño haciendo un mohín. Lo último dicho por YuGyeom llamó la atención del par de chicos.

— ¿Tiempo de prueba? —Preguntó HoSeok. Esa pregunta solo hizo que su cuidador soltara un suspiro frustrado.

— Realmente no leyeron el contrato. —Pasó sus manos por su cara.— El contrato es de un año, lo que significa que por un año estarán a prueba. Si logran pasar la prueba ya estarán completamente vivos, y en el caso contrario, morirán. —Se alzó de hombros.

— Espera, ¿Cómo podemos pasar la prueba? —Preguntó esta vez JeongGuk.

— Cumpliendo las reglas que ponían en el contrato. —Dijo de forma obvia, como si estuviera diciendo lo más claro del mundo.— ¿Pueden empezar ya? Yo vigilaré mientras.

HoSeok apretó las llaves que estaban en sus manos, mordió su labio inferior y abrió la puerta del auto, sentándose en el asiento del conductor. Por otro lado, JeongGuk abrió la puerta de copiloto ocultando su nerviosismo.

Ambos cerraron las puertas al estar ya dentro del vehículo, tomaron aire preparándose para lo que venía al girar la llave que estaba en su lugar con un llavero de pollito colgando.

— Bien, puedo hacer esto, ¿cierto? —Preguntó HoSeok esperando una respuesta afirmativa de JeongGuk. El pelinegro asintió seguro mirándolo.

— Puedes hacerlo, confío en ti. —HoSeok asintió mirando al frente. Apretó con fuerza el volante y tragó fuerte. Giró la llave y el auto prendió listo para empezar la práctica.

El auto empezó a avanzar de a poco, lentamente. HoSeok relamía sus labios nerviosos, no quería ni imaginarse cuando tuvieran que practicar en la calle.

— Eso, ahora daremos la vuelta completa al estacionamiento, ¿listo? —Habló JeongGuk. HoSeok asintió.

Mordió su labio inferior mientras giraba el volante para empezar a dar la vuelta en el estacionamiento. El auto fue dando la vuelta de forma lenta.

Al completar todas las vueltas que tuvo que dar para volver a donde estaban antes, HoSeok suspiró.— ¡Bien! Lo hiciste, HoSeok. —Felicitó el pelinegro.— Vamos, puedes hacer otra, ¿no? —El pelirubio asintió. Con más confianza, fue aumentando la velocidad solo un poco, tampoco de forma exagerada.

Estuvieron como dos horas dando vueltas en el estacionamiento, y aunque JeongGuk ya estaba mareado de tantas vueltas, decidió seguir sentado ahí hasta que HoSeok logró dar una vuelta con una velocidad normal.

— ¿Lo hice? —Y aunque lo preguntó en voz alta, era más una pregunta para sí mismo.— ¡Lo hice! —Alzó los brazos emocionado.

— Sabía que lo lograrías. —Le sonrió JeongGuk. Se sorprendió al ser abrazado por el pelirubio.

— Gracias, Seok. —JeongGuk sonrió enternecido correspondiendo el abrazo.

Se separaron al sentir unos golpes en el vidrio del lado del copiloto. JeongGuk bajó el vidrio.— No es por interrumpir, pero hay alguien que los está mirando. —Avisó YuGyeom apuntando al chico que estaba en la puerta del estacionamiento. HoSeok reconoció de inmediato a su mejor amigo, Taehyung, y una pregunta se le pasó por la mente: ¿Qué hacía aquí?

El peligris se encaminó a ellos, y el par que estaba en el auto salieron.— Hace mucho que no les veía —Miró a HoSeok.— HoSook —Y esta vez miró al pelinegro.— JeongGaek. —Ambos jóvenes se sorprendieron, al igual que YuGyeom.

— Uy, su amigo sabe mucho... es raro. —Dijo como si nada. HoSeok y JeongGuk lo miraron mal.— Tranquilos, el no me puede ver ni escuchar. —Sonrió victorioso.

— Oh, sí que puedo escucharte y verte, YuGyeom. —Miró fijamente a YuGyeom, el cual si que ahora estaba sorprendido.

— Ay, mamá. —Exclamó con miedo el pelicastaño.

(♡)

JeongGuk puso un vaso de agua frente a Taehyung.

Todos se habían ido al apartamento para hablar de lo sucedido, más cuando Taehyung podía ver a YuGyeom, cuando se suponía que no era posible ya que solo las personas que murieron y tuvieron una segunda oportunidad lo podría llegar a ver.

— ¿Cómo es que sabes quienes somos? —Preguntó HoSeok sorprendido.

— No, lo más importante es, ¡¿Cómo es que me puedes ver?! —Dijo exaltado YuGyeom.

Taehyung sacó de su bolsillo un papel de diario, lo desdobló mostrando una noticia de un accidente aéreo además de unas fotos con las víctimas.

— Fue cuando tenía catorce años, iba con mi familia en ese avión. —Apuntó la foto de un niño de nombre "Seo HyunJin" de catorce años quien salía en las fotos de los que murieron en ese accidente.— Ese era yo.

Los otros que estaban en el salón asintieron comprendiendo.— Espera, ¿pero cómo te diste cuenta que éramos nosotros? —Preguntó JeongGuk esta vez.

— De la nada YoonGi te da un puesto muy importante, como si te conociera de hace mucho. Y a HoSeok le habla con total confianza, y lo pude comprobar ahora al ver a YuGyeom. —Dijo simple.

YuGyeom frunció el ceño.— ¿Cómo siquiera sabes mi nombre?

— Ah, JaeBum habla mucho de ti. —HoSeok y JeongGuk miraron interesados y burlones a YuGyeom el cual se había puesto raramente nervioso.

— Uh, ¿Quién es, YuGyeom? —Preguntó burlón JeongGuk.

— De seguro es su novio. —Le siguió el juego HoSeok.

— E-Es un colega. —Dijo de forma nerviosa. — ¿Por qué siquiera sigue cuidándote? Ya pasó hace años tu muerte, ¿no?

— Decidió "venir a verme" justo cuando ustedes volvieron a la vida. —YuGyeom rodó los ojos, bien que conocía a su colega.

— Ese tonto. —Se cruzó de brazos con un mohín.

El celular de Taehyung empezó a sonar, dejando a la vista el nombre de su cuidador y el que le volvió a la vida. — Bueno, es hora de irme. Bienvenidos a la vida, chicos. —Se levantó de su asiento y les palmeó la espalda a ambos dándoles la bienvenida.

Bueno, uno menos a quien demostrarle que habían vuelto a la vida. 

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