Relato 9: La Obsesión Final
La mente de Henry estaba al borde del colapso, cada día, cada momento, era una repetición interminable de dolor y control, George se había vuelto más abusivo, los golpes, la humillación, el hacerlo sentir tan inhumano en dónde le decía que si escapaba de él en el mundo exterior lo iban a tratar peor, que lo amaba y era la forma de amar y que lo que hacía era por su bien.
George había logrado su objetivo, su chico estaba completamente sometido a su voluntad, una marioneta en las manos de su captor.a
Harrison decidió llevar su obsesión a un nuevo nivel, una mañana llevó al chico de ojos azules a una habitación donde había preparado un altar.
En el centro, una fotografía de Richard rodeada de velas y flores, era un lugar que lo atemorizaba y un espantoso escalofrío lo recorrió de la cabeza a los pies.
── Hoy es un día especial... Otro día aún más especial.── Anunció George en un tono de voz llena de una emoción inquietante. ──Hoy celebramos nuestro amor.──
Richard se sentía débil y confundido, apenas podía procesar lo que estaba viendo, si había visto lo obsesionado que estaba George con él... Ésto era un nivel totalmente demencial y muy enfermo.
Sus ojos azules muertos vieron el lugar preso del miedo pero el frío tacto de la mano de George que envolvió su muñeca entera se dejó guiar hasta ese tétrico altar en dónde veía su foto enmarcada siendo iluminada por aquellas velas en dónde la cera caía de forma paulatina por toda su longitud.
No supo cuando fue que George lo obligó arrodillarse enfrente de la fotografía y sentía que era cuando de más pequeño iba a misa y se arrodillaba a rezarle a Jesús, se sentía extraño, los escalofríos y temblores se apoderaron de su cuerpo, no podía creer que lo estaba viendo.
──Esto es para que nunca olvides lo que significas para mí.── Dijo George arrodillándose junto a él. ── Eres mi todo, Ritchie, mi amor por ti es eterno.──
[...]
Las ceremonias se convirtieron en una rutina diaria, George obligaba a participar en rituales cada vez más elaborados donde proclamaba su amor y devoción.
Starkey atrapado en una mezcla de miedo y desesperación, seguía cada instrucción, su mente cada vez más fracturada, el adorar aquel altar en dónde veía como George parecía casi poseído en esas ceremonias al ver cómo le hablaba a la fotografía y la tocaba como si fuera su mayor tesoro y eso le daba más miedo que cualquier otra de sus palizas.
La agresión física y sexual continuaba sin cesar.
George encontraba nuevas maneras de imponer su control, asegurándose de que Richard nunca tuviera un momento de paz.
── Eres mío Ritchie... Cada parte de ti me pertenece.──
Una noche tras administrarle aquella droga que Richard le había rogado de rodillas ante un ataque de abstinencia abreviada lo llevó de forma mansa a la cama y comenzó a susurrarle al oído mientras que sus frías manos pasaban por debajo de su ropa viendo como no ponía resistencia, la droga lo convertía en otro hombre dispuesto a ser suyo y disfrutar del sexo, querer tener sexo y es que con drogas todo era mucho más sencillo de lo que uno podía llegar a pensar.
── Eres mi ángel caído, mi amante eterno, no hay vida para ti sin mí y cada día, cada noche, es una prueba de nuestro amor.──
Starkey sintiendo el peso abrumador de su situación comenzó a llorar silenciosamente al sentir que los efectos de la droga habían bajado y se percató de todas las cosas que hizo bajo el efecto de la misma y George se dió cuenta de ello por ende lo abrazó, susurrando palabras de consuelo y promesas de un futuro juntos.
── Esto es solo el comienzo, mi amor... Nuestro amor perdurará más allá de todo.──
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top