Relato 5: La Fractura Del Alma

La línea entre el día y la noche se había vuelto borrosa para Starkey, las horas transcurrían en un flujo interminable de control y sumisión, su voluntad, antes fuerte y resistente, ahora estaba quebrada.

George había conseguido lo que quería, un amante cautivo, doblegado por el miedo y la desesperación.

Una tarde, mientras la luz del sol se filtraba débilmente a través de las cortinas cerradas, George decidió llevar su control a un nuevo nivel.

Tras haber rebuscado en sus gavetas del escritorio tomó dos objetos en sus manos las cuales ocultó detrás de su espalda y con un extraño buen humor se encaminó a la habitación en dónde aún mantenía encerrado a su novio por su mal comportamiento al querer escapar.

Estaba harto de su resistencia, de sus gritos, de sus negaciones, era hora de acelerar las cosas, debían hacer muchos avances en un periodo de tiempo muy corto.

──Hoy es un día especial, Ritchie. ── Dijo el colnilludo con una sonrisa inquietante. ──Voy a ayudarte a ver las cosas con más claridad.──

Richard no dejaba de ver fijamente lo que el otro sostenía en sus manos, una jeringa y una ampolleta con una sustancia transparente, eso lo asustó mucho ¿Acaso lo iba a drogar? Si ese iba a ser uno de sus sucios fetiches iba a huir, no quería que le inyectaran nada, era un chico sano, no se drogaba, nada de eso.

Trató de retroceder al ver como su captor llenaba la jeringa con aquella extraña sustancia pero no había adónde ir, George lo sujetó con firmeza e inyectando el contenido del frasco en su brazo.

──¡Suéltame! ¡Alejate de mi! ¡George!.──

La sensación fue inmediata, una mezcla de adormecimiento y euforia se apoderó de su cuerpo y volvió a sentir miedo, ya no era ni dueño de su propio cuerpo y sentir.

Los pensamientos se volvieron confusos, sus sentidos se distorsionaron, se sentía algo mareado mientras que sus pupilas se dilataban.

──Esto te ayudará a relajarte y aceptar el amor que tengo por y para ti.── Murmuró el de ojos pardos acariciando el rostro del otro. ──Verás, el mundo puede ser un lugar doloroso, pero aquí, conmigo, estás seguro.──

Ahí lo supo, supo que era lo que le estaba haciendo, quería que todo fuera más rápido y en su mente todo era confuso, se sentía liviano, se sentía perdido y odiaba dejarse besar de aquella forma en dónde le permitía meter su lengua en su boca para que hiciera lo que quisiera, sentía ese cálido aliento posesivo apoderarse de su cavidad bucal y esos largos dedos recorrer todo su cuerpo, que imbécil... Se estaba dejando desnudar por el otro, se estaba dejando abusar y sin saberlo comenzó a disfrutar el sexo con el otro, era violento, era posesivo, le dolía... Pero le gustaba sentir el dolor en su entrada irritada por la brusquedad que tenía el otro a la hora de penetrarlo.

"Te amo, nadie te amará como lo hago yo"
"Eres mío Ritchie, solo mío"

La fractura de su alma estaba casi completa, le dolía admitir que su secuestrador había conseguido lo que quería, ya sentía que no podía luchar ni podía seguir resistiendo su cautiverio, se había roto, fue moldeado a su imagen y semejanza, esa droga se sentía muy bien en su sistema... Fue lo peor que pudo hacer, volverse dependiente de una sustancia que el otro controlaba, se había convertido en su títere.

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