Capitulo 9: Allá Arriba.

Respiró y contuvo el aire en sus pulmones, el mínimo ruido podría alertar al animal y perdería su comida del día.
Cuando la bestia estuvo lo suficientemente cerca, él se movió despacio y preparó una flecha desde la oscuridad de su escondite.

Era un ejemplar de cabra grande y fornida, un macho ejemplar de gran cornamenta y un gran peso de alrededor de unos 60kg. Tenía suficiente carne como para comer por dos días, y junto a los otros animales que había cazado, podría sobrevivir más de dos semanas sin problemas.
Contuvo la respiración y finalmente dejo salir la flecha que viajó a grandes velocidades y perforó el cuello de la cabra, el animal comenzó a correr asustado, gritando y ahogandose con su propia sangre.

Pero el niño salió de su escondite y lo agarró de los cuernos para evitar que escapara, y haciendo acoplo de su fuerza, lo tiró al suelo y lo dejó inmovilizado, amarrando su cuerpo con un pedazo de cuerda. La cabra eventualmente murió desangrada.
El ánimo cargó el cadáver y lo metió en una cesta que tenía cerca donde tenía otros animales; unos peces, un par de patos, cuatro pollos y dos cabras; de más esta decir que la cesta era muy, muy grande.
Pero él se la echó al hombro sin ningún problema.

Salió de la maleza y entro al pueblo donde habitaba, un poblado de no más de 100 personas que vivían de la agricultura y la caza; aunque las especies de animales comestibles estaban haciéndose cada vez más escasas. Pero poco o nada le importaba al pequeño, él quería llevar a su hogar, comer y punto final.

- Mira... ese es el niño que sobrevivió a la inundación de Henan.- Cuchicheó una mujer algo gorda con un hombre tan delgado que parecía un esqueleto viviente.- Lleva dos cabras en esa cesta.- Dijo en un tono aún más bajo, espantada y sorprendida.

- Imposible...cada cabra debe de pesar 96kg - Susurró él hombre, igualmente impresionado.

Las personas de la ciudad solían hablar de él a sus espaldas, siempre lo veían caminando por las calles del pueblo lleno de sangre y suciedad, como si acabase se matar a una persona con las manos. Jamás se le pudo acusar de ningún delito, no había ningún tipo de pruebas, pero seguía siendo una figura misteriosa.

Hacía más de dos años, Yue Fei y su madre habían llegado a ese pueblo, luego de que su primer hogar fuese destruido por una inundación que no dejó ningún superviviente; su madre, Yao Shi, había sido escondida en una vasija de porcelana, la cuál Yue llevo sobre su espalda día y noche hasta su nuevo hogar.

Llegarían a Henan, y ambos se hospedaron en una rústica cabaña a las afueras del pueblo, en una colina que quedaba al final del pueblo. Desde entonces, Yue Fei se dedicaba a la cacería y la venta de carne para pagar la comida y las necesidades de su madre, quién enfermó luego de haber llegado al pueblo.
Yue llegó hasta el puesto de un hombre viejo y barrigón, quién cortaba un pescado con un gigantesco cuchillo y acto seguido de arrancaba la entrañas para luego masticarlas.

Cuando Yue dejó caer los patos y un pollo encima del mostrador, el viejo se percató de él y se acercó con su cuchillo en mano.

- Vaya vaya, que buenos ejemplares tenemos aquí; parece que tenemos un trato.- Escupió él con la boca llena de sangre y vísceras de pescado.

- Tus plantas medicinales no están sirviendo, necesito otra cosa.- Le espetó Yue Fei.

- ¿¡AHHHH!? Mocoso no tienes idea de lo que hablas, el mismísimo Dios de las cosechas bendijo esas hierbas.- Y ante la mirada de escepticismo de Yue, el anciano soltó una risa.- No tengo más que ofrecerte, llévate los vegetales y vete al demonio.

Y acto seguido, el hombre le tiró un costal lleno de algunas verduras y plantas medicinales que Yue Fei siempre compraba, todo para preparar los alimentos de su madre enferma.
Cogió sus cosas y se marchó, rumbo a su hogar el cuál estaba en la cima de una colina a las afueras del pueblo, no se tardó nada en llegar.

Apenas entró, fue recibido por un quejido de dolor que su madre le había soltado, luego está misma dama se puso de pie a duras penas y se acercó a él para abrazarlo con fuerza, feliz de verlo nuevamente.

- Haz regresado, me alegro muchísimo.- Exclamó ella con amor en sus palabras, su hijo recibió el abrazo aunque tuvo que ser muy delicado pues no quería lastimar su cuerpo con su abrumadora fuerza bruta.

Rápidamente ella tomó el costal con los vegetales y los puso sobre un mesón rústico de madera, Yue se quitó la cesta dónde llevaba todo lo recolectado y se sentó en el suelo cruzando los pies. Su madre volvió rápidamente con él y le ofreció algo de beber, un poco de agua limpia.

- ¿Estuvo muy complicada la cacería? - Quiso saber ella, pero Yue negó.

- Fácil...muy fácil.- Murmuró con aburrimos en sus palabras, acabo de beber y se puso de pie.- Deberías estar en la cama, descansando.

Pero ella negó, viéndolo fijamente.- Estuve todo el día en la cama y yo...- Pero perdió las fuerzas y se cayó al suelo, temblando y con un inmenso dolor sacudiendo su cuerpo.

Yue la sujetó como pudo y la llevo a la cama, la recostó y la abrigó del clima exterior, de igual manera le tocó la frente y vio que estaba hirviendo. Ella no debía sobre esforzarse o acabaría teniendo una nueva recaída.
A su manera, Yue elaboró una rápida sopa con hierbas y plantas medicinales naturales para su madre, aunque realmente no eran muchos vegetales, tenía que usar todo cuanto estuviera a su alcance.
No demoró mucho en ir con su mamá, con un tazón de sopa caliente y una cuchara rústica de madera. La mujer sonrió, daba gracias al cielo de tener a su hijo que siempre había cuidado y dado todo por ella.

Yue Fei había cazado su comida, le había cuidado cuándo enfermó y siempre estuvo para ella cuando las crisis y los miedos por la inundación de su hogar la golpearon, él siempre fue un pilar y su razón de existir.

Yao Shi se sentó en la cama y aceptó la comida de su hijo, una simple sopa de vegetales, que tenía muy buen sabor para ella y él siempre se aseguraba de usar la cantidad exacta y necesaria para dicha sopa.

- Eres un niño increíble, Yue - Dijo ella sonriendo, su hijo se detuvo.

- Vas a recuperarte, descuida.- Sabía que su madre podía lograrlo, aunque no tuviera oportunidad.

Yao Shi siguió comiendo un rato hasta que finalmente decidió hablarle de nuevo.- Me haz cuidado mucho desde que llegamos aquí, a pesar de que no tenías que cargar con una anciana enferma como yo.

- No digas esas cosas, lo hago por qué eres mi mamá.- Respondió y continúo dándole la comida.- Todo hijo que ame a su madre, debe acompañarla hasta el último momento.- Y estás palabras conmovieron a Yao Shi, quién dió las gracias a los Dioses por el hijo que tenía.

Yue jamás dejaría abandonada a su madre, no sería capaz de tal acto.

[...]


Pasaron unos cuantos años y al pueblo llegó una noticia, la corte imperial solicitó a los hombres más capaces y fuertes de China unirse al ejército para luchar contra el ejército de los Yurchen.
Eventualmente, la noticia llegó al pueblo de Yue Fei a mano de un pelotón de reconocimiento y muchos aldeanos le hablaron del niño demonio que podía llevar tres cabras de 50kg en la espalda como si nada, del niño demonio que usando sus manos podía romper árboles y rocas.

Los soldados llegaron al hogar de Yue Fei y ahí encontraron a un chico de no más de 14 años de edad. Dicho adolescente vivía solo, su madre había muerto hacía tiempo.

- Tu, muchacho, ven aquí.- Ordenó uno de los hombres encima de un caballo.

Pero Yue Fei no se movió, apretó con más fuerza su herramienta de agricultura, preparado para cualquier situación o problema que pudiese surgir en ese momento.
Ladeó la cabeza y les dijo:

- Están invadiendo nuestra casa, por favor vayanse ahora.- Simple y firme, pero en sus ojos se podía ver el fuego de su alma con estas palabras.
Pero no fue suficiente para los soldados.

Uno de ellos, el más tranquilo, se bajó de su caballo y camino hasta detenerse un par de metros cerca de él, extendió una pequeña carta y le dió la explicación necesaria.- El emperador está buscando soldados que puedan servir, solamente buscan lo mejor de lo mejor y los pueblerinos anuncian que tú eres el más fuerte del pueblo.-

Yue Fei ladeó su cabeza y apretó con más fuerza su herramienta de jardinería, no se sentía nada cómodo con la presencia de esos sujetos en su casa. Se acercó lentamente y lo miró a los ojos, el guardía sintió que la gravedad había aumentado, una presión lo movió hacía abajo y su cuerpo tembló ligeramente ante un niño pequeño.

- No iré con ustedes, aunque quiera hacerlo.-

- ¿P-Por que? - Preguntó él, trataba de controlar su respiración.

- Tengo que cuidar nuestra casa, se lo prometí y no me iré de aqui. Aunque quiera ir con ustedes, me necesita.- Contestó y el guardía quedó sorprendido.

No tenía idea de lo que hablaba, pero podía intuir de que se trataba de algo importante. Se puso de pie y se alejó unos metros, dónde sentía que su vida no corría ningún riesgo.

- Bueno, tal vez lo hayas prometido...pero tal vez, esa persona habría querido que hicieras lo correcto.- Fue todo lo que tenía que decirle, y dicho esto, ordenó la retirada de su pelotón.

Sus hombres no entendían bien esta actitud, pero algo en el líder le pedía abandonar la presencia de Yue Fei cuanto antes.
El niño quedó solo en sus tierras, no pudo evitar mirar hacia la tumba de su madre, la cuál acababa de recibir el trabajo de jardinería; Yue le había arrancado la malas hierbas y las flores que salían de manera invasiva.

Desde el fallecimiento de su madre, se sentía muy solo y aburrido en ese pueblo; cazar, comer, dormir...rutina diaria. Se sentía solo, entonces tomó el hábito de cazar por diversión más que por alimentarse.
Y entonces ninguna criatura fue capaz de derrotarlo.

Su madre antes de morir le había pedido que fuese fuerte, que protegiera a todos del mismo modo en que lo hizo con ella, con su hogar; que de ser necesario, protegiera a toda China.
Tal vez esta era la oportunidad, la forma en poder cumplir con eso, de hacer lo que su madre siempre le pidió que hiciera.

Alguien que proteja a los demás.

[...]

- ¡YA CASI LLEGAMOS, PREPÁRENSE! - Gritó el soldado con potencia y fuerza, los hombres que habían sido reclutados como soldados alzaron la cabeza al ver la imponente muralla imperial que se asomaba en la lejanía.

Yue Fei miró con asombro la imponente muralla, pues lo más grande que había visto en su vida había sido un animal que alguna vez cazó, pero esto era otra cosa.
En su carreta habían muchas personas, hombres cazadores, antigüos prófugos, pescadores y más personas que buscaban unirse al ejército y llegar a sacar tajadas de esto. Pobres diablo, ignorando que iban a un campo de batalla en dónde estaban expuestos a morir, y ellos pensando en la remuneración.

El llegar, las murallas se abrieron y las carretas entraron. El enorme bullicio del interior hizo que Yue no supiese a dónde debía ver; carretas por doquier, soldados gritando órdenes, algunos hombres entrenando sin descanso en lugares específicos, mujeres poco vestidas entrando a tiendas con otros soldados.

No entendía bien, pero ciertamente era un lugar que le parecía por demás extraño. Se sentía como...un animal salvaje en un gallinero, sin saber realmente por qué.

- ¡Muy bien soldados, aquí comienza su entrenamiento de un año entero; más les vale mejorar o serán tirados a la calle como mierda! ¡Los mejores soldados y más leales serán elegidos para formar parte de la guardia del emperador! - Grito un hombre chino, justo después de que la carreta se detuvo.

Yue Fei vio a sus alrededores, y su mayor sorpresa fue ver cómo un hombre lanzaba una patada tan rápida que apagó una vela encendida, la vela estaba a casi seis metro de distancia.
Supo en ese momento, que las cosas serían muy difíciles.

[...]

Un año pasó, de manera lenta y sumamente pausada para Yue Fei; un año entero de puro y duro entrenamiento.
En todo este transcurso, Yue Fei aprendió el manejo de las armas nobles y destacó mucho en el manejo del arco y la abalarda, pero era especialmente malo en usar armas más duras como las hachad, irónico ya que él era un chico de gran fuerza.

Sin embargo, una cosa era graciosa, y es que Yue Fei jamás fue derrotado por ningún otro recluta del ejército. Había tenido algunos combates brutales pero nadie había logrado nada contra él. Aunque esto se demostraba más con sus puños que con las armas, pero poco a poco iba progresando.

Hasta que finalmente llegó el día, el día en que haría la prueba para pertenecer a la guardia imperial, para servir junto al emperador y proteger su vida. El día de la prueba él estaba sentado alrededor del enorme cuadrilátero en dónde se llevaría a cabo los combates.
El hijo del emperador era el luchador a vencer, y hasta ahora, nadie había sido capaz de ganarle.

Uno a uno, fueron cayendo, y aún faltaba un buen puñado, pero el panorama pintaba difícil pues el hijo del emperador era una bestia en batalla.
Justo en ese momento, un sujeto acababa de ser sacado de la arena tras haber luchado contra el hijo del emperador.

- ¡Saquen a ese pedazo de mierda campesina de aquí! - Bramó el joven enfurecido.

- S-Si señor...¡Llevenselo! - Ordenó uno de los hombres.

El joven heredero escupió al suelo y se acercó a un pequeño grupo de personas para tomar una jarra se barro y beber un largo y profundo trago de agua pura. El sudor corría por su cuerpo, pero poco le importaba este hecho; estaba terriblemente decepcionado de las personas que los soldados de su padre había reclutado y peor aún, elegido para formar la guardia imperial.

- Son todos basura.- Escupió.

- Así es señor, todos son basura - Exclamó una voz, se trataba de Zhang Xiang. Quién en ese entonces era un joven mayordomo, un par de años mayor al hijo del emperador y a Yue.

- ¿De dónde sacaron a estos tipos? Parecen un montón de campesinos.

- Ciertamente son campesinos, en su mayoría son hombres de bajos recursos de pueblos lejanos.- Respondió, se había tomado sus palabras enserio.

El heredero soltó un bufido y regresó al campo de batalla, era el turno finalmente se Yue Fei.

Yue Fei había crecido, y su cuerpo musculoso también, no aparentaba la edad que tenía gracias a su musculatura desarrollada y su cabello abundante y desordenado, como grandes pinchos y su desordenada barba apenas creciente; cosa que más tarde sería su rasgo más característico.

Estaba realmente sucio y olía algo fuerte, como si no se hubiese bañado hace un día, cosa que llenó de asco al hijo del emperador. El pequeño heredero se acercó a él, alzando su espada larga y apuntando con desdén a su oponente.
Yue no reaccionó, simplemente se limitó a mirarlo fijamente.

- ¿Cuál es tu nombre, sucio campesino? - Demandó saber con soberbia en su voz.

- Yue Fei, y he venido a ser al emperador.- Respondió él con determinación, sin saber realmente por qué quería servir al emperador; ¿Su madre? ¿Diversión? No tenía idea.

Miró al cielo, como si estuviese buscando algo.

Divertido el heredero escupió al suelo y luego exclamó.- ¿Y quién te crees para pensar que mereces ser la guardia real de mi padre? ¿Crees que un cerdo asqueroso como tú es digno de servir al imperio? Ni siquiera te haz bañado para venir aquí.-

Yue Fei suspiró con fastidio, esto se estaba alargando mucho más de la cuenta y lo que tenía previsto.- Si que te gusta hablar; no me importa lo que dices, ¿Merecer, bañarme, digno? Nada de eso importa en una guerra real.- Y acto seguido adoptó su posición de combate, no era nada novedoso solo imitó la postura de uno de los hombres del pueblo.

- Tienes agallas, odio eso.- Y dicho esto, el heredero se lanzó contra Yue Fei blandiendo su arma con elegancia y maestría.

Por otro lado, el cabeza pincho solamente esperó hasta tenerlo lo suficientemente cerca como para preparar su siguiente movimiento. La abalarda del niño voló directo al pecho de Yue quién puso una mano para detener el avance de la cuchilla y la otra para lanzar un golpe ascendente con la palma abierta y romper el palo de esta. Asombrados todos vieron esto, sin creer lo que estaban mirando realmente.

El heredero sorprendido se alejó rápidamente y examinó su arma destruida, Yue Fei no solamente detuvo el avance de una hoja afilada, también rompió un palo de madera lo suficientemente duro como para romper hasta una roca.
Esto no hizo más que enfurecerlo.

- No soy un mago, pero... cuando un toro embiste hacía tí, solamente una fuerza igual y mayor puede detenerlo; y yo soy el más fuerte de este lugar.- Dijo Yue Fei con tanta normalidad que todos quedaron mudos.

- ¿Acaso se proclamó el más fuerte?

- Dijo lo de los toros, ¿Habrá luchado contra alguno? -

- Ese mocoso.-

El heredero se lanzó con la cuchilla en mano, blandiendo su arma con elegancia y lanzando cortes y golpes de manera fluida. Ahora Yue Fei se movía de manera diferente, pues en un combate a una distancia tan corta era complicado; después de todo, él no sabía cómo pelear correctamente.

El heredero lanzó una cuchillada a su cara, la cuál tubo que evitar pero luego recibió un golpe en su estómago que lo hizo doblarse y posteriormente un golpe en su mandíbula que lo hizo caer de rodillas al suelo. Jamás había sido golpeado de esa manera, ni siquiera por un jabalí de 90kg al cuál mató en menos de un minuto.
De ahí lo supo, no luchaba contra un animal, sino contra un humano con habilidades y entrenamientos especiales.

El heredero lanzó un ataque que Yue no pudo evitar al estar aturdido y su brazo fue apuñalado, haciéndole saltar un chorro de sangre y logrando que Yue soltara un grito de dolor. Pero el dolor fue algo bueno, pues pudo despertar y ponerse nuevamente en posición.
Busco en sus memorias alguna batalla o pelea que haya tenido con alguna bestia que como él heredero, pero era un poco complicado.

Yue Fei se preparó para atacar y una vez que el heredero se lanzó contra él, movió su cuerpo hacía adelante pero bajó su tren superior para esquivar otra apuñalada que pudo haberle atravesado el pecho. Cuándo estuvo cerca y vió que tenía pase libre, Yue atacó con un cabezazo poderoso que hizo retroceder al jóven ya que le había roto la nariz.
Pero observó como el joven se lanzó al ataque pese al dolor y el estarse ahogando con su propio líquido, así que la batalla continúo, Yue atacó ahora dándole un golpe en la mano al heredero y haciéndolo perder su pedazo de arma.

Pero el golpe había sido lo suficientemente fuerte como para romper la mano de su oponente quién no dudó en gritar de dolor. Posterior a eso, le atacó con un puñetazo limpio directo en la mandíbula y esto hizo que el cerebro del heredero golpease salvajemente su cráneo y cayese al suelo inconsciente. Dejando a todo el mundo impactado y sorprendido, pues había sido el primer hombre en ganar contra el hijo del emperador.

- ¡Imposible, ha ganado! -

- P-Pero él...-

La gente no podía dar crédito a lo que estaban viendo, mientras que Yue Fei simplemente suspiró, otro que venía y caía. Zhang Xiang, el ayudante del heredero se acercó a su cuerpo inconsciente y se acercó para ver si aún estaba vivo y se alivió completamente al ver que solamente estaba desmayado.

- Él estará bien, pero ese último golpe lo dejó fuera de combate...¿Quién eres? - Exclamó él, viendo a Yue hacía arriba, como si fuese alguna especie de cosa extraña.

- Me llamo Yue Fei y quiero servir al emperador.- Respondió con simpleza, casi indiferente, cosa que ofendió a Zhang Xiang.

Enojado se puso de pie y lo tomo de los hombros, mientras lo zarandeaba y gritaba con furia.- ¿Quién crees que eres para hablar así? ¡Pertenecer a la guardia real no es un juego! -

- Mi mamá me dijo que siempre debía proteger a mis seres queridos y a las cosas importantes; pertenecer a la guardia imperial es una manera de honrar su memoria.- Respondió él, se soltó del agarre de Zhang solamente con mover sus brazos.

En ese momento, una sonora carcajada bribona y jocosa reverberó en el aire, un pequeño grupo de soldados se acercaba al campo de batalla, en medio venía un anciano burlón, rechoncho de pelos canosos y mejillas rojas como un tómate; daba la impresión de un hombre amigable.

Cuando llegó al lugar, los soldados se arrodillaron enfrente de él, dejando que este se subiera al cuadrilátero para posicionarse justo enfrente de Yue y Zhang. Era más alto que Yue Fei y aunque iba encorvado y ataviado en ropas holgadas y elegantes, se podía apreciar que no era del todo un portento físico.
Sonriendo, se acercó más a Yue quién de alejó unos centímetros por reflejo, cosa que lo hizo sonreír más.

- Eres habilidoso muchacho, haz logrado derrotar al hijo del emperador.- Señaló lo evidentemente y luego llevó una mano en su barbilla para pensar por unos segundos.- Hmm... podrías llegar a ser un gran soldado o comandante, con un poco de trabajo.-

- Gran maestro...no puede estar hablando enserio.- Balbuceó Zhang Xiang temblando ligeramente.- Este salvaje no puede ser tan habilidoso.

El sujeto bostezó y movió su mano con fastidio como si estuviera espantando una mosca.- Que flojera me da tu voz; claro que estoy hablando enserio, mocoso.-

Y en ese momento, un sujeto mucho más alto, musculoso y completamente vestido de poderosas y gruesas armaduras se acercó al tumulto de gente reunida en el centro del cuadrilátero. Tenía una cara ruda y unas facciones severas, aunque esto no hizo nada en Yue Fei.

- ¿Que sucede aquí? Nos han comunicado que un campesino ha derrotado al hijo del emperador.- Gruñó él, sin duda era un sujeto de temer.- ¿Haz sido tú, muchacho? - Le habló a Yue quién asintió.

- Fue una exhibición asombrosa, este chico tiene madera para soldado.- Se metió automáticamente el sujeto llamado "gran maestro".

- Muchacho, felicidades, serás llevado para ser parte de la guardia rea--.- Ni terminó de hablar cuándo recibió un golpe en el estómago por parte del gran maestro.

- ¿Acaso eres estúpido? Alguien como él no puede ser llevado ante el emperador, sería ejecutado sin lugar a dudas; hay que entrenarlo.- Y dicho esto, el sujeto lo miró nuevamente.- Te llevaremos a la casa de Wang Ming y servirás como empleado doméstico, en seis meses estarás listo para ir a la batalla.-

- ¿¡Que!? -

[...]

- ¡El humo y el vapor hacen imposible ver, ambos oponentes han chocado sus armas y el ardor no deja que podamos observar! ¡Tigre contra Aguila, Dios contra hombre al disiparse el humo la verdad será revelada! - Gritaba Heimdall desde su posición.

- ¡Maldita sea Yue, mas te vale estar de pie! - Gritó Brunhilde.

- ¡Maldición, Marte, tienes que ganar! - Gritaron Minerva y Diana.

Lentamente, el humo fue disipandose, el calor iba disminuyendo y el temblor se detuvo, dejando todo en una tortuosa y horrible calma y quietud.
Pero pronto la verdad salió a la luz.

Yue Fei estaba de pie, pero el daño en su piel había sido atroz. La mitad del cuerpo de Yue había sido quemada, dejando inutilizado el ojo que previamente había sido dañado por Marte, la piel de su brazo estaba destrozada y rota, dejando únicamente un tumulto de carne y sangre quemada.
Su cuerpo estaba lleno de pequeñas heridas sangrantes, otras heridas habían sido cauterizadas por el calor pero esto no lo hacía menos doloroso.

Su abalarda se destrozó en pedazos, dejándola inútil y totalmente reducida a nada. Escupió una gran cantidad de sangre al suelo y comenzó a respirar con agitación, estaba muy herido y realmente debilitado.

- Hijo mío...- Espantada, Yao Shi se tapó la boca mientras lágrimas caían de sus ojos. Horrorizada del enorme daño que su bebé había recibido.

- Hermano...- Exclamaron los tres chinos al mismo tiempo.

Por otro lado, Marte no estaba perfectamente. Su armadura se fundió completamente y en su pecho tenía una herida abierta tan enorme que el fuego no fue suficiente para cauterizarla. Su mano derecha había explotado tras absorber el retroceso de su lanza y el ataque de Yue Fei.

La mitad de su cara estaba destrozada, tan quemada y lastimada que parte del cráneo era visible. Su lanza se había roto, quedando solamente un pedazo afilado unido al palo y otros fragmentos tirados en el suelo.

- H-Hermanito...- Diana y Minerva estaban horrorizadas.

- M-Marte... él, luchó con todo.- Susurró Ares.

- Aún no se ha terminado, ellos seguirán.- Dijo Hermes, Ares lo miró incrédulo.

- ¿¡Q-Que!? ¡P-Pero Marte ha perdido una mano y Yue Fei esta a punto de morir, ninguno puede luchar a la par del otro! - Pero Dionisio se metió.

- Ares...es todo lo contrario; al perder sus armas y estar tan lastimados, ellos usarán sus últimas fuerzas para luchar hasta la muerte, usando sus manos.- Y ante esto, Ares miró incrédulo.

En el palco Nórdico, Thor sonrió levemente ante la batalla, una lluvia de recuerdos llegó a su mente y este se sintió emocionado; habría amado una pelea mano contra Lu Bu.

- En contra de todo pronóstico, ambos rivales siguen de pie y listos para seguir luchando.-

Yue Fei aún tenía trucos bajo la manga, y lanzando un alarido de dolor, se arrancó la mediocre tira de brazo que le colgaba y lo tiró lejos al campo de batalla. Posicionó uno de sus brazos en alto a forma de lanza y dobló ligeramente su figura.

- 尊貴武器 - 空手:鷹爪 -
[Arma noble - Mano Desnuda: Garra de Aguila]

- ¿¡Que mierda!? - Gritó Brunhilde histérica y rabiosa.- ¡TIENES UNA MALDITA ESPADA, PEDAZO DE...! -

- Hermana, cálmate por favor... -

Atónito el Dios de la guerra lo miró, como si su oponente se hubiese vuelto completamente loco.- ¿Planeas seguir luchando en ese estado? -

- No pienso perder.- Respondió Yue determinado y firme.- "Finalmente he encontrado a un rival digno de mi poder, estoy muy feliz de luchar con todo lo que tengo; mi alma se encuentra libre y la emoción invade mi ser".- Fue lo que pensó Yue Fei en ese momento.

"Alla arriba, se encuentra mi verdadero oponente. Algún día, deseo encontrar en el cielo lo que no hallé en la tierra."

Marte sonrió y negó suavemente con la cabeza, alzó su puño y su brazo su mano, dando a entender que iba a corresponder y conceder el deseo de Yue Fei; el también deseaba y anhelaba un combate con sus manos desnuda, con él, con ese hombre que era capaz de enfrentarlo como a un igual.

- Eres increíble, humano.- Y él también adoptó una pose de combate mientras su cuerpo comenzaba a arder y a emanar vapor como antes.- ¡Que nuestros puños sean los que hablen! -

Y en se momento, Marte se lanzó al ataque contra Yue Fei con un soberbio puñetazo que dió de lleno en el pecho del rival, pero el chino dió un cabezazo directo en la nariz de Marte y luego remató con un golpe con la palma abierta en su plexo solar.
El golpe había sido tan poderoso y fuerte, que Marte perdió el aliento por varios segundos que Yue no dejó pasar.

Dió un poderoso salto y lanzó una patada en línea recta con la punta de sus botas, justo en cuello de Marte, el Díos cayó al suelo de rodillas aturdido y casi inconsciente de los ataques del humano. Los humanos saltaron de alegría y emoción, viendo como Yue Sometía a un Dios usando únicamente sus cuerpo.

A pesar del daño, Yue no había perdido sus armas físicas, aún le quedaba uno de sus guantes y sus botas de hierro para combatir.

- ¡Marte está acabado! ¡Ese humano lo está haciendo papilla! - Exclamó Ares.

- Está en desventaja, pero algo me dice que ese humano no está del todo sobrio para luchar.- Agregó Hermes.

- Su cuerpo está lleno de heridas, ha perdido un brazo y está perdiendo mucha sangre; dos minutos a lo mucho.- Y ante las palabras de Dionisio, Ares dudó.

- Pero...¿Por cuánto tiempo podría soportar Marte? -

La batalla de los dos minutos ha comenzado, Marte contra Yue Fei; solamente uno quedará de pie cuando la cuenta llegue a cero.

SNVLOR.

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