Capitulo 11: Notas Musicales/La iluminación vs La perfección.
Thor caminó lentamente por aquella sombria habitación hasta llegar a su destino, detrás de él venía su mensajero y secretario más cercano, el enano Forseti.
Hacía menos de diez minutos que la primera ronda del Ragnarök había acabado con la victoria del Emperador Romano, un resultado esperable para él.
Mentiría si decía que no se sintió identificado, tenía muchos recuerdos y sentimientos encontrados con respecto a su combate pasado. Una vez llegó a su destino, observó la puerta dorada que tenía delante. Una suave melodía podía oírse desde adentro.
— Mi señor, hemos llegado.— Anunció Forseti con algo de nerviosismo y torpeza en su voz.
— ¿Estás seguro de que es aquí? — Quiso saber el pelirrojo, ganándose una ferviente respuesta afirmativa por parte de Forseti.
— Si señor, ella solicitó ser llevada a una biblioteca y esta es una de las más grandes salas de lectura del coliseo.— Thor suspiró con aburrimiento y pesadez.
El pelirrojo tocó y cuando recibió la afirmativa, entró. La sala olía a libros viejos, y había mucho eco, aunque lo más que sonaba era una suave melodía musical.
En el centro de la habitación, una mujer flotaba mientras tocaba una guitarra.
Era rubia, con un largo y abundante cabello que llegaba incluso más abajo de sus pies y una tersa e inmaculada piel blanca que brillaba como el sol. Tenía sus ojos cerrados, concentrada completamente en una melodía dulce que envolvía toda la habitación.
Vestía con unos jeans ajustados, rasgados en los muslos y rodillas, un top de corset con escote de corazón y en su espalda cargaba una larga piel llena de plumas marrones.
— Es...una hermosa melodía.— Susurró Forseti.
Thor observó a su alrededor y observó como cientos de notas musicales flotaban a su alrededor y danzaban suavemente por toda la biblioteca. No pasó mucho tiempo para que la rubia abriera sus ojos y se encontrara con la presencia de Thor y Forseti.
— ¡Thor, eres tú! — Chilló emocionada y feliz.
— Buenos días, Freyja.— Saludó el con formalidad.
La rubia dejó de tocar y descendió rápidamente, una vez en el suelo, se lanzó sobre el pelirrojo para abrazarlo. Dicho abrazo no duró más de un segundo pues Thor se liberó rápidamente, no pretendía dedicarle más tiempo del necesario esta reunión.
— La primera ronda ha terminado, un victoria para los Dioses.—
— Si, lo sé; estuve al pendiente de la batalla desde aquí.— Respondió y rápidamente tomó su guitarra y comenzó a tocarla suavemente.
Ante su melodía, un luz brillante se materializó enfrente y adoptó la forma de una nota musical que resplandecía. Dicha nota musical tenía una pequeña aura que recogía todo el sonido y ruido y lo almacenaba dentro.
Thor no mostraba mayor sorpresa, pero Forseti estaba realmente intrigado por este tipo de magia.
— Es un hechizo simple, las ondas de sonido son recolectadas y solamente yo puedo oír lo que está ocurriendo en lugares específicos de la isla; usé este hechizo para oír todo lo que ocurría en la pelea.—
— No me interesa nada de eso, Freyja, solamente he venido a informarte que tú turno para pelear no será pronto; en una reunión previa al primer combate decidimos que tú serás de las últimas peleadoras.— Y no bromeaba, las palabras de Thor sonaban realmente duras.
Freyja mostró señales de enojo, pero antes de poder hablar, dos proyectiles entraron en la biblioteca e hicieron un desastre al volar de un lugar a otro. Freyja tuvo que alzar su mano para detenerlos, y sonrió abiertamente cuándo vio que se trataba de sus dos hermosos gatos pequeños.
Uno de ellos era negro con una enorme mancha dorada en el estómago y el otro era café con la misma mancha pero esta era de color verdoso.
— ¿¡Dónde habían estado ustedes dos!? ¡A puesto que estaban causando desastres en el coliseo! — Exclamó ella emocionadas — Con respecto a tus palabras, Thor; no lo acepto.—
Y ante esa respuesta, el sonido de un rayo se escuchó a la distancia, haciendo que Forseti temblase de miedo y que los dos gatos tomaran asiento en cada hombro de Freyja.
Thor observó atentamente a la mujer rubia quién no cambió su expresión sería y juguetona al mismo tiempo.
— Thor, tu padre y yo fuimos compañeros cuando tú apenas eras una mota de partículas que vagaba por el inmenso cosmos; él y yo estuvimos en muchos campos de batalla y presenciamos los eventos más importantes del universo.— Y conforme hablaba, tocaba su guitarra y los gatos danzaban al compás de la melodía tenebrosa y oscura de ella.
— Freyja yo entiendo totalmente como te sientes pero-- — No terminó, ella lo interrumpió.
— Y aún sabiendo vienes y me impones el deseo de otros Dioses mientras que el asesino de Odin camina libremente por este coliseo.— Se detuvo en seco.— Mataré al asesino de Odin y no puedes hacer nada para detenerme.— Sentenció ella.
Y en ese momento se libró una lucha de egos, la autoridad de Thor como rey de Asgard y los sentimientos y palabras de Freyja como la mejor amiga y compañera de Odin.
Sin embargo Thor suspiró y pasó una mano por sus cabellos, no tenía ganas de tener esta conversación nuevamente con Freyja, por lo que simplemente extendió su teléfono mágico hacía ella. En la pantalla se podía ver claramente la nueva lista de participantes de este Ragnarök.
Sin duda, era completamente diferente a lo que había visto antes, muchos Dioses de diferentes panteones habían sido llamados, lo más sorprendente era ver la escasa o nula participación de algunos panteones presentes en el Ragnarök anterior.
— Impresionante.— Comentó ella, rápidamente le lanzó una mirada de sospecha al pelirrojo.— ¿Cómo es que tú no estás entre los participantes de este Ragnarök? — Y aquella era una pregunta muy válida.
— No quise participar, habría sido una mala estrategia para los cielos. Además, el mejor combate ya lo viví.
— Ugh...eres desagradable.— Espetó ella con una expresión muy comica de asco.
En ese momento, Forseti tiró de la camisa de Thor y cuando obtuvo su atención, le extendió un mensaje; Apollo había convocado un reunión para decidir quién sería el siguiente Dios en salir al combate.
Thor suspiró, sabía claramente que no podía faltar aunque quisiera.
— Debemos atender una situación importante, ya hablaremos más tarde.— Y con esto, Thor cerró toda charla y conversación con Freyja y abandonó la habitación.
En soledad, la rubia miró por la ventana y nuevamente tocó su melodía, suave y lenta haciendo danzar a sus amados gatos voladores.
[...]
Apollo descendió, lleno de gracia y elegancia en el pasto verde que me llegaba hasta la planta del los pies, agradecía estar llevando botas.
Caminó unos cuantos metros hasta llegar a su destino, un enorme árbol viejo y lleno de hojas verdes y llenas de vida. Buddha estaba sentado al pie del árbol, con una mano abierta apuntando al frente y la otra mano debajo de su estómago, como si estuviese cargando a un bebé.
— Siddartha Gautama.— Murmuró él, ronco y serio.
— Deseché mi nombre de mortal cuando ascendí a los cielos, Siddartha Gautama ya no existe.— Respondió con firmeza el adolescente más poderoso de los cielos, no abrió sus ojos en ningún momento.
Apollo tomó asiendo delante de él, cruzando sus piernas y colocando sus manos sobre sus piernas, de modo que sus pulgares se tocaran entre sí. Buddha seguía en lo suyo, sin abrir los ojos pero sin ignorar al DPDC. Su cara cambió, tenía una expresión sonriente muy jovial y brillante.
— ¿Crear un segundo Ragnarök, destruir a la humanidad? Tu corazón es egoísta y oscuro.— Dejó salir él, Apollo no tardó en contestar.
— Me importa poco lo que le ocurra a la humanidad, mi plan no se basa en eso.— Y ante esto, alzó una mano del mismo modo en que Buddha lo hacía.— Sonriente y amable, iluminado y pacífico; así debe ser un buen Buddha.
— Ve al grano, Apollo hijo de Zeus y Leto.— Escupió Buddha cambiando su expresión a una más seria y menos turbada, aún no abría los ojos.
Apollo lo miró fijamente, como un depredador que mira a su presa. El león contra la presa, pero la verdadera cuestión es quién es quién.
— Hace mil años enfrentaste al Nostradamus, el hombre que adivinó y dominó el futuro con sus habilidades de magia negra; aborreces a las leyes, ignoras las doctrinas y no obedeces a ningún dios, solamente tus leyes y tú propio camino. Yo quiero darte eso, un cosmos en dónde solamente seas tú, en el que nadie más te diga que hacer y puedas hacer tu voluntad.
» — Únete a mí y todo lo que deseas, será tuyo.— Finalizó.
En ese momento, Buddha abrió los ojos y observó fijamente al DPDC con su mirada brillante, dos lotos resplandecientes que miraban fijamente el reflejo solar que brotaba de los ojos de Apollo.
En su larga vida, Buddha había visto tal despliegue de oscuridad y maldad, ni siquiera Mara, su enorme y más grande enemigo portaba tal deseo egoísta y cruel.
Y supo con pocas palabras que Apollo no buscaba simplemente la extinción de la humanidad.
— ¿Y si me niego? —.
— Yo te asesinare.
No había duda en sus palabras, ni vacilación, ni miedo. Los segundos posteriores pasaron como si fueran horas, pero no era necesario que ninguno dijera nada; ya todo estaba bastante claro.
Y en un despliegue veloz, tanto como la propia luz, Apollo desenfundó su espada dorada y apunto al cuello del iluminado. Con la intención de matarlo definitivamente, de acabar con una de sus mayores preocupaciones en los cielos pero el iluminado fue mucho más veloz y ágil que Apollo y con un desliz hacía atrás, evadió el ataque por un palmo.
Sin acelerarse, Buddha se puso de pie y fijó su vista en Apollo y no dudó ni un segundo en arremeter contra él. Su cuerpo brillo en dorado y un par extra de brazos emergió de su cuerpo, los cuales lanzaron una ametralladora de puños que viajaron a gran velocidad contra el DPDC pero este los esquivó todos sin mayor preocupación, como si él también tuviese la habilidad de la visión futura.
Ambos atacaron al mismo tiempo, liberando un gran chispazo de luz que agrietó el suelo; la espada de Apollo choco contra uno de los brazos dorados de Buddha.
Apollo lo supo, Buddha era capaz de moverse y evitar cualquier ataque incluso aquellos que él no podía ver. La visión futura es una habilidad que permite al portador ver los movimientos del alma, del mismo modo, el cuerpo reaccionará y mantendrá a salvó al portador; el cuerpo de Buddha se mueve sin que él lo quiera, de este modo es capaz de evadir cualquier ataque.
Nuevamente Buddha tomó la ofensiva, lanzando nuevamente un torrente de puñetazos dorados que Apollo tuvo que bloquear con su espada.
— El título de Buddha me ha permitido ver la verdad del universo, moverme con él y ser parte de la esencia de la existencia misma; el universo y yo somos un mismo ser y aunque tu propuesta me parezca sumamente ardiente, jamás aceptaré ser parte de tu conquista egoísta.— Exclamó él, mirando fijamente a su oponente.
Apollo no respondió, simplemente guardó su espada y contempló a su rival quién mantenía su porte serio y determinado. Y en ese momento, cambiaron completamente las tornas de la batalla, pues Apollo aún tenía un haz bajo la manga.
Desenfundó su arco divino y preparó una flecha la cuál disparó hacía el cielo.
Buddha no entendió esto del todo, pero cuando la flecha se perdió en el sol, supo lo que realmente significaba este movimiento. De la nada, un torrente de serpientes echas de luz y fuego cayeron sobre Buddha quién usó sus brazos dorados para protegerse y destruir a las serpientes que iban cayendo hacía él.
En este momento, Apollo atacó pero Buddha retrocedió ante el ataque. Y observó fijamente a su rival.
No sé detuvo pese a lo que Apollo había hecho y se preparó él para la ofensiva. Antes de poder acercarse para atacar, un dolor muy fuerte invadió su cuerpo y lo hizo caer al suelo de bruces, como si alguien lo hubiese derribado. Se arrodilló en el suelo sujetando su pecho, como si su corazón fuese a explotar.
Giró su cabeza y ahí se dió cuenta, de la verdad, su pierna izquierda estaba teñida de morado y el color iba subiendo poco a poco por su pierna. Sentía su sangre quemarse y no pudo evitar lanzar un alarido de dolor a la par que sangre corría de su herida abierta. Había sido envenenado por Apollo.
No supo exactamente como ni cuando, pero el veneno había llegado hasta él.
— Pobre y engreído.— Susurró Apollo guardando su espada y arco, mientras limpiaba su cara del sudor que le había ensuciado y acomodaba sus cabellos — Al final solamente eres mierda.—
— ¿C-Como...? ¡N-No te dejaré i--- — Pero Apollo silenció al iluminado con un movimiento rápido y certero de su espada.
La hoja cortó el cuello de Buddha, dejando salir litros y chorros de sangre a borbotones, la mirada del Dios se apagó lentamente y lo último que vio antes de caer, fue la silueta de Apollo alejándose del lugar.
El rubio limpió la hoja de su arma y la guardó en su vaina, poniendo punto final al asunto.
Buddha tosió con fuerza y miró al cielo, el sol brillaba con todo su esplendor sobre Delos.
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