Capítulo 8 Un Nuevo Amanecer ꪜ

Han pasado dos semanas desde aquel fatídico día en que se perdieron a muchos seres queridos y personas importantes de los templos que protegían el sello, fácilmente podía percibirse el vacío y la tristeza que inundaba el santuario, Athena había hecho el intento de animar a las jóvenes sacerdotisas hablando con ella o dándoles ánimos sin éxito alguno.

— Shion... ¿qué puedo hacer? —inquirió— estoy muy preocupada por la chicas —soltó Saori sin dejar de suspirar

— Athena, sinceramente yo no sabría decirle que hacer, esto es un tema muy delicado, y debemos tratar de entender a las señoritas —se limitó a responder el peliverde

— Creo que debemos hablar con todas, hay muchas cosas que aclarar —añadió

— Entiendo, enseguida les llamaré —declaró mientras se retiraba.

— ¡Que vengan con los caballeros también! —exclamó

Luego de esto, Shion mando a convocar a las siete sacerdotisas junto a los demás caballero al templo principal de Athena, una vez que todos llegaron, Athena entró en la sala, echando un rápido vistazo a las jóvenes, ademas de observar a Shion para verificar que todo estuviera en orden.

— Me alegra ver que todas vinieran —hablo, más al no obtener respuestas, decidió seguir— el motivo, por el cual las he llamado es porque sé muy bien que no podemos estar tranquilos con lo que paso hace dos semanas —añadió ahora si captando la atención de las jóvenes rápidamente

— Pues... es bueno que se haya dado cuenta —respondió Kari algo animada— ya han pasado dos semanas, deberíamos hacer algo en su honor o vengarles —soltó

— No creo que debamos precipitarnos... —se unió Elizabeth refutando sobre la opinión de su compañera

— ¿Entonces que propones? ¿qué nos sentemos a esperar que maten a más personas? —hablo Kari por primera vez seria y fría

— ¡Detente Kari!, sabes que Elizabeth no quiso decir eso —le defendió Rin.

— Es verdad, por más que nos duela la perdida de nuestros familiares... no debemos actuar por impulso —acotó Hiruda— no lo digo por nuestro bien, sino por las demás personas que no tienen nada que ver en esto...

— Sabemos muy bien eso, pero tampoco deseo estar aquí sin hacer nada... —intervino Ainhoa— ¡es desesperante! —bufó mirando seriamente a los presentes.

— Al menos nos gustaría saber que están haciendo, donde se encuentran... ¡lo que sea! —se quejó Arley

— Athena... dejemos a algunas sacerdotisas investigar sobre esto, se lo pido —rogó Evelyn al ver que la situación estaba lejos de calmarse.

— ¡No sean insensatas! —exclamó Saori sorprendiendo a los presentes— ¡eso es lo que está buscando ella! que vayan a perderse y caer en sus redes... ¿acaso no lo entienden? Si van y mueren, el sacrificio de su familia, de su sangre, será en vano... —añadió evidentemente molesta— mi deber como diosa es protegerlas a ustedes y el sello ¿acaso creen que obteniendo su sangre se acabó todo? ¡No! Luego de eso, ¡las matará sin piedad por ser descendientes de quienes la sellaron! —finalizó sin bajar la mirada, en sus ojos brillaba una luz de enojo.

— Lo que dice Athena es cierto —se unió Shura— a pesar de ser capaces de controlar su poder, nunca han peleado en campo abierto —negó

— Es cierto, primero deben pulir sus habilidades y luego vayan a buscar problemas —acotó Aioria

— Concuerdo con Shura y Aioria, si se van ahora encontraran una muerte segura... de eso no lo duden —soltó Saga

— ¡Creo que también nos están subestimando! —bufó Arley

— ¡No seas insolente, solo nos preocupamos por su bienestar! —le reprendió Afrodita

— Déjalas Afrodita, las mujeres son conocidas por ser tercas —se limitó en responder Milo ganándose varias miradas asesinas en el intento

— De nada sirve que hagamos planes —negó Elizabeth— menos cuando hay una barrera alrededor del santuario —añadió para sorpresa de las demás

— ¿¡QUE!? —exclamaron todas

— ¿Por qué creen que estábamos tan tranquilos escuchándolas? —inquirió Mü divertido al ver sus caras, Arley parecía a punto de ahorcarlo con su lazo.

— Eso quiere decir que la reunión aquí... —unió cabos Evelyn— ¿era solo una distracción...?

— ¡Ustedes desde un principio planeaban encerrarnos aquí! —exclamó Jenn enojada

— Disculparán, pero ustedes mismas nos forzaron a tomar medidas que son necesarias para su seguridad —habló Shaka concentrando su energía

— Señoritas... entendemos que estén molestas y solo quieren vengar a sus familias, pero... esta no es la forma, deben pensar y es mejor si entrenan y así, nosotros los caballeros también las ayudaremos, y no es por dudar de su poder, sino para evitar pérdidas, ¿les parece? —finalizó de hablar Aioros con una cálida sonrisa provocando un ligero rubor en las sacerdotisas, además de clavar su vista al suelo

— ¿Por qué están rojas? —inquirió Death Mash confundido, aunque grande fue su sorpresa al ver a Arley teniendo una hemorragia nasal.

— Nunca lo entenderías —soltó Evelyn.

— Death Mash, como siempre dañando los momentos desde tiempos inmemorables —se unió Dohko mientras negaba con la cabeza.

— Concuerdo contigo Dohko —respondió Shion soltando un suspiro.

— Creo que todas entendimos lo que dijo Aioros, por lo que no haremos nada —habló Kari en representación de todas

— Aún si dicen eso, la barrera permanecerá —declaró Saori

— Athena... hemos decidido no actuar, pero por favor concédanos entrenamiento, para aprender a defendernos ¡se lo ruego! —pidió Elizabeth

— No se preocupen, eso haré —soltó Saori— sé muy bien la incertidumbre que sienten, pero descuiden... mis caballeros las ayudarán, para que así liberen con mayor facilidad su poder —añadió Evelyn

— A partir de mañana, por hoy ha sido suficiente —respondió— mejor descansen, porque mañana será un día pesado —les advirtió

— ¡Exactamente, ni crean que habrán descansos! —soltó Milo confiado

— Tampoco se te preguntó —negó Jenn.

— ¡jajaja! —rompió en risas Death Mash— te dejó mal parada amigo, tu protegida tiene una lengua bastante peligrosa

— Sigue y te clavo mis agujas escarlata en el trasero —le amenazó Milo.

— Solo era una b...broma —soltó nervioso

— Entonces confiamos en ustedes, para que nos entrenen —habló Ainhoa

— No se preocupen, eso haremos —les prometió Shaka

— Entonces está decidido, mañana comenzarán su entrenamiento... ¡les deseo suerte!, por ahora pueden retirarse —les concedió Athena

— ¡Si! —respondieron todos abandonando el recinto

Luego de que todos los caballeros se retiraran con su protegida, La diosa se permitió suspirar y observar el cielo lleno de estrellas con cierta preocupación y temor... intentando hallar respuestas en las constelaciones, pero en esa oscura noche no le respondieron nada... solo brillaban indicando el peligro que se cernía sobre el santuario, haciéndole sentir impotencia, más no se permitiría tener esperanzas

— Oh, padre ¿qué puedo hacer? —inquirió hacia el cielo nocturno— necesito respuestas, debo luchar de lo contrario todo será destruido...



Octavo capítulo revisado y corregido uwu

Att: Andysakurai15 

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