𝙅𝙪𝙡𝙞𝙚𝙩𝙩𝙚
-¿Cuál es tu plan? -Pregunto la mujer.
-No puedo decírtelo.
-Dime.
-Si cambié. Ya no voy a complacerte, no te lo diré.
-Sabes, tal vez esa misión no fue tan mala, porque en esa misión aprendí algo nuevo, aprendí nuevos métodos para hacerte hablar, no te haré daño, se que detestas el dolor, por el contrario Dazai me pedirás que no me detenga. Ahora tengo una manera muy eficaz de hacerte hablar.-dijo la rubia, sentándose en el regazo del castaño.-No me ves en mucho tiempo y esto pasa...ja, tu lo sabes, yo lo sé, todos lo sabemos pero nadie se atreve a decirlo en voz alta.-La mujer mordió el lóbulo de la oreja de Dazai, encendiendo la exitacion en éste. -Nadie excepto yo. -La mujer movió sus caderas contra la parte baja del castaño, empezó un lento vaivén del que disfrutaban ambos.
-Está es la reacción que siempre e provocado en tí.-Susurro lentamente en el oído del castaño, notando su gran erección. -Justo ahora, sabes que no puedes negarlo, mucho menos porque lo estoy sintiendo.-Dazai coloco sus manos en la cadera de la Renard y pronto aceleró el ritmo.
Los gruñidos y gemidos de parte de ambos eran imposibles de acallar, Dazai descendió sus manos hasta las piernas de la Renard más concretamente a sus muslos, los apretó y tomo con fuerza, en un instante se levantó con la rubia siendo sujetada de sus muslos. -Aunque me encantaría que me enseñes esos métodos, no tengo intención de tomarte, porque no me apetece tomarte en el suelo, prefiero empotrarte en mi escritorio.- Camino hasta el susodicho y tiro los documentos que le había ordenado a Maddie organizar, sentó a Juliette en el escritorio y atacó sus labios.
La pelea entre sus lenguas comenzó, ambos odiaban perder, por lo que el beso se volvió más intenso, más apasionado, más fogoso, pero el oxígeno les impidió continuar dejando todo en un empate.
Dazai con su respiración agitada, descanso su cabeza en los pechos de la mujer. -Me encantan tus senos. -Dijo apretando los con ambas manos.
-No, te encantan las mujeres.-Corrigió, en medio de un suspiro a causa del manoseo del castaño.
-Si, también. -Afirmo. - creí que estabas molesta, incluso llegaste a golpearme, pero mira la situación en la que estas conmigo, tu jefe.
-No es la primera vez.
-Puede que no sea la primera pero esta vez deseas saber que planeo y para averiguarlo estás haciendo esto, eso vuelve diferente este encuentro.
-Cállate o no abriré mis piernas para tí.
-Dime que no dijiste lo que escuche.-Pidio con un tono frío y ronco.
-Ya me escu-...-La rubio fue interrumpida por el brusco agarre del castaño en sus mejillas, el agarre no era tan fuerte como para hacerle daño pero si lo era como para formar un ocho con sus labios.
-No me amenaces de esa forma. -La mujer intento zafarse del agarre pero sus muñecas fueron sujetadas impidiendo su cometido, el castaño empujó su espalda, como producto de esta acción la fémina quedó acostada en el escritorio con sus muñecas siendo apretadas por el de ojos marrones. -O tendré que ser duro contigo. -Colo su rodilla entre las piernas de élla, produciendo le un escalofrío. -Te follare tan duro que no podrás caminar, te lo haré en todas y cada una de las posiciones. -Sus palabras cargadas de lascivia, no solo enrojecieron a la mujer, también la llenaron de éxtasis. -Follaremos una y otra vez hasta dejar nuestros fluidos en cada parte de esta habitación. -Dijo sin vergüenza alguna.
-¿Eso quieres?¿Quieres que yo, tu jefe y un hombre casado te folle tantas veces hasta descargar mi esencia en ese bonito y apretado coño que tienes?
Su pregunta ocasionó que el sonrojo notorio en las mejillas de la mujer aumentará a gran escala, él contento con su reacción decidió darle una probada de lo que haría, deslizó su lengua por el pálido cuello femenino, luego repartió besos húmedos por este, logrando estremecer a la mujer.
Dazai sonrió de forma ladina encantado de ser él y solo él, el único que podía tener encuentros sexuales con élla.
Porque era así, solo Dazai podía dormir con Juliette.
-Sí eso es lo que quieres solo debes hacer una cosa. Juliette pídeme lo.
La rubia conciente de lo que quería el castaño se negó.-No, no voy a rebajarme.
-Hazlo. -Con una de sus manos jugo con los pechos de la mujer y de manera feroz se apoderó de los labios de ésta, ahogando el gemido que estaba por salir, su mano libre la acerco al borde del vestido negro de la fémina -en ese momento agradeció que no llevará pantimedias- y con sus hábiles dígitos se deshizo del panti que estaba obstaculizando su pase a ese botón.
-Dazai, no. -la mujer mostró su negativa pero no le impidió seguir.
-¿Segura? -Dazai sabía lo que hacía, prueba de ello era el fuerte carmín en las mejillas de la rubia y todo era producto de sus dígitos.
-S-segura. -Aunque trato de ser firme el movimiento de los dígitos de Dazai la hicieron flanquear y sucumbir ante la lujuria.
La respiración de la joven no fue lo único que se descontroló, la lujuria se apoderó de su cuerpo y de su mente, borrando todo a su paso desde su molestia hasta el propósito de su insinuación pecaminosa.
Juliette solo pudo disfrutar de las sensaciones que Dazai provoco en su cuerpo.
Una vez la mujer alcanzó su límite, el castaño con lascivia susurro en su oído:
-Debes terminar lo que empiezas. -Dazai señaló la erección en sus pantalones, dejando claro lo que quería.
-D-de acu-erdo.
Dazai dejo de estimularla e invirtieron sus papeles, ella se arrodilló ante él y empezó a deshacerse de todo aquello que impidiera el pase al miembro de Dazai.
Una vez los pantalones del castaño llegaron a sus rodillas y su miembro quedó expuesto, élla le devolvió el favor, comenzó a tocarlo, tal y como Dazai quería.
-Er-es mi zorra y eso ni siquiera Maddie lo podrá cambiar...hum... Pero... Así...hum... ¿Así querías diferenciarte de todas mis putas?-sonrió de forma divertida.
La rubia al escucharlo detuvo sus movimientos y le dirigió una mirada fría al de ojos avellanados.
-Eres un bastardo.-se levanto, dejando al castaño con ganas de más.
-¿Porqué te detuviste? Yo no te lo ordene.- Aunque la voz del castaño estaba ronca y lograba excitar a la rubia, élla no cambio de opinión.
-No voy a hacerte una felación. -La rubia se volvió a poner su panti, acomodó un poco su vestido y al estar casi presentable caminó a la puerta.
-No es la primera vez que me haces una.
La rubia se detuvo y volteo a ver al castaño.-No me hables Dazai.
-No puedes simplemente venir a mi oficina a excitarme y luego dejarme con una erección ¿Porqué no quieres encargarte de lo que hiciste?
-No te importa, no quiero y ya.- Antes de poder salir de la oficina, Juliette se dirigió una última vez a Osamu.-Quiero que dejemos algo claro.
-¿Que cosa? ¿El porque te irás dejando de esta forma a tu jefe? -Dijo sarcásticamente.
-Tu no amas a Maddie, en realidad tú nunca amarás a una mujer.-concluyo la rubia.
-No puedo contradecir te. Pero sabes que hay una excepción.
-¿Me dirás qué planeas?
-Solo quiero que el demonio venga por su hermana.-Revelo él, recibiendo una mirada de pánico por parte de la mujer.
-Dazai ¿Tienes un matrimonio con la hermana del demonio?
-Mas claro no podías decirlo.
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