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CAPÍTULO DIECISÉIS
PETIT LOUP
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SIGUIÓ SU CAMINO ignorando la presencia a su lado hasta que esta se interpuso en su camino haciéndola detenerse de manera abrupta a la vez que respiraba hondo evitando hacer una escena a medio pasillo.

— Ya, deja de seguirme. — Dijo harta — Necesito silencio, iré a la biblioteca. — Masajeo sus sienes.

— Pero ¿Para qué?

Nicolette miró a la peli blanca de manera obvia.

— A comprar una licuadora ¿Tu a qué crees? — Expresó de manera sarcástica mientras se cruzaba de brazos y al notar que la ex rubia no tenia más que decir se dio la vuelta prefiriendo ir por el camino largo antes que seguir soportando a Addison.

Y esta última no hizo más por seguirla al caer en cuenta de que no ganaría nada con ello. Suspiro rendida recayendo rápidamente en la presencia de su mejor amiga que se posicionaba a su lado. Le lanzó una mirada rápida.

— Intente hablar con ella sobre las propuestas y hacerla entrar en razón... — Comenzó sin muchos ánimos en su tono de voz.

— ¿Y? — Bree preguntó insistente.

— Creo que... Está de mal humor. — Jugó con sus dedos nerviosa.

— ¡Que sorpresa! — Exclamó sarcástica mientras que Addison rodaba los ojos — ¿Sabias también que el agua, moja?

— Tu sarcasmo no me ayuda, Bree.

— Como sea. — Bufó cruzándose de brazos — Así como están las cosas, si esa loca quiere crear tantos disturbios ¿Sabes quiénes serán las primeras en ser atrapadas, verdad?

Addison asintió temiendo por las lobas. En ese momento, las autoridades solo buscaban cualquier excusa para privarlas de su libertad en busca de la bestia que ha logrado crear un nuevo toque de queda en la tranquila ciudad. Y si capturan a las lobas obviamente los lobos macho las querrán ayudar y ahí también los podrían atrapar.

— Hay que seguir intentando. — Respondió con determinación sin estar dispuesta de que algo malo pudiera ocurrirle a sus amigas mientras que Bree asintió poco convencida.








Tiempo después de aquella penosa escena. Addison y Bree nuevamente interceptaron a la temible peli negra para intentar convencerla de que cambie su método de protesta.

Esta vez, con lentitud se acercaron al casillero de Nicolette, la cual se encontraba charlando animadamente con una chica rubia de baja estatura y gafas. Pero en el momento de la vampira noto a ambas femeninas acercarse su rostro cambió a una mueca de desagrado.

— ¿Ahora que quieren? — Preguntó arisca sin dejarlas pronunciar palabra alguna, mientras que Valerie se escondía detrás de ella — Creí dejarte claro que no iba a detener esto. — Se dirigió a Addison.

— Es que no lo entiendes. — Bramó desesperada la ojiazul — Las lobas, ellas-

— También están conmigo, Addison. — Sonrió presumida — ¿Y saben qué? No dejare que el elenco de Bring it on me diga que hacer.

— Pero-

Nicolette iba a seguir replicando pero antes de emitir sonido alguno el chico que la hacía soñar despierta se acercaba a pasos nerviosos por lo que sin poder evitarlo el fastidio en la cara de Nicolette cambio a una ansiosa que extrañó a las presentes.

— Hey... Nikki. — La llamó el de mechón blanco.

— Wyatt. — Soltó en un suspiro con su melodiosa voz.

Se miraron sonrientes por un largo instante con cientos de mariposas en la boca de sus estómagos ignorando a las personas a su alrededor.

— ¿Alguno de ustedes dirá algo? — Bree miró confundida en ambas direcciones después de largos minutos de silencio en los que ambos se veían casi chorreando saliva.

Ante la interrupción, la pálida le lanzó una mirada mortal, pero al escuchar la risa nerviosa del hombre lobo nuevamente su expresión cambió a una tranquila llevando su atención completamente hacia él.

— Yo... Quería saber, confirmar, más bien... — Enredo un poco sus palabras luciendo adorable para la pelinegra — Si ¿Lo de hoy seguía en pie?

— Por su puesto, te veré a las seis.

El de vestimenta púrpura asintió emocionado.

» — Fuera del bosque prohibido ¿Si?

Wyatt aún sin detenerse siguió asintiendo extasiado.

— Estaré ahí.

Sin saber que más decir ni cómo despedirse se enredaron en palabras y un abrazo mal dado hasta que segundos después optaron por chocar los cinco y así el hombre lobo se retiró de aquel círculo dejando a una sonriente Nicolette.

— Hasta la noche. — Habló alto para que él pudiera escucharla.

El moreno giró rápidamente sacudiendo su mano igual en forma de despedida.

— Si, yo, adiós.

Sin darse cuenta, Wyatt por ir de espaldas chocó con el locker abierto de una chica que lo observo molesta por lo que rápidamente se disculpo de forma torpe haciendo reír a Nicolette, la cual, al notar que el chico ya estaba lo bastante lejos regreso su vista al dúo de porristas cambiando su semblante a uno para nada amable.

— ¿Siguen aquí?

Ambas chicas, aún anonadadas por la anterior imagen de una Nicolette siendo amable y sin desearle la muerte a otro ser, quedaron sin respuesta, entonces la ex condesa simplemente rodó los ojos yéndose del lugar llevándose de Valerie con ella.

Segundos después de su huida, Bree y Addison giraron a verse boquiabiertas.

— ¿Acaba de pasar... Lo que creo que acaba de pasar?— Exclamó sin aliento Bree y Addison asintió ausente.

Al poco tiempo donde ambas miraban la dirección en donde se había dirigido la italiana, Addison abrió los ojos de más y sonrió cuando el foco de las ideas se encendió en su cabeza.

— ¿Estás pensando lo mismo que yo? — Bree igual asintió.

— Nicolette se enamoró de Wyatt.

— Finge ser amable frente a él.

Hablaron al mismo tiempo, pero ante el comentario de la morena, la ex rubia la miró mal.

— Ah... — Se cruzó de brazos insatisfecha la de lentes — De verdad creí que pensábamos lo mismo.

— Como sea, — Agitó sus manos extasiada — tengo un plan.







— ¿Qué quieren que yo... Qué?

Ambas rodaron los ojos al ser la tercera vez que le explicaban su plan.

— Mira, es simple, no hay demasiada ciencia en esto.

Wyatt la miró obvio mordiéndose sus uñas sin estar completamente convencido.

— Odio la clase de ciencias. — Addison asintió rodando los ojos al saber aquello, pero teniendo en cuenta que no tenia nada que ver con el tema.

— Mira, es fácil, solo tienes que convencer a Nicolette de que no haga tanto escándalo con el caso de Amanda, — Explicó lenta nuevamente — y debes meterle la idea de que puede hacer cosas igual de significativas pero... Por debajo del agua ¿Entiendes?

Wyatt asintió sin poder fingir demencia por más tiempo, a estas alturas supo que no lo dejarían ir tan fácilmente.

— Todo esto... ¿Es por qué no se hizo a su manera? — Pregunto dudoso — ¿O por qué no quieren que...?

— Es por el bien de los lobos. — Aclaró rápidamente Bree y Wyatt la observó interesado.

— Conozco a mi papá, Wyatt. — Ahora habló Addison — Como están las cosas, buscará cualquier detalle para privarlos de su libertad, recuerdas lo qué pasó en la fábrica, ¿verdad? — el  chico afirmó abrumado por el recuerdo.

Pese a que las cosas se arreglaron poco después, eso no desapareció el dolor que le produjo respirar por dos semanas, pues aquel gas con plata afectó su garganta y pulmones, su manada tardó en recuperarse al no ser heridas superficiales, sino con su peor debilidad.

— Es que... — Las chicas bajaron sus ánimos al ver la duda en su amigo — ¿Y si Nicolette se molesta conmigo? Parecía emocionada con sus planes.

Inicio una caminata lenta queriendo dejar el tema sin entrometerse, era asunto de las chicas y sabía que no tenía voz ni voto ¿por qué forzarlo? Además, lo que sea que comenzaba a tener con la pelinegra aparentemente iba de maravilla y no quería arruinarlo. Pero su consciencia e instinto protector con su manada no lo dejaba tranquilo.

Las porristas lo siguieron de cerca sin querer concluir el asunto.

— Seguro lo entenderá Wyatt. — Intentó animarlo Addison.

— Si, y si no lo hace, entonces no le importas. — La anterior nombrada volvió a mirar mal a su mejor amiga por soltar aquellas palabras tan bruscamente. Bree rodó los ojos — Lo que quise decir, es que si se preocupa por ti, también verá por tus amigos.

Wyatt sintió aquello caerle de golpe. Tal vez podía ser alguna clase de prueba con el amor de Nicolette, pero esa idea no le fascinaba del todo. Era todo tan complicado, el juro ser un buen beta, y el poner los sentimientos de su mate (por más que su instinto se lo gritara) antes que nada no era parte de ser un buen líder.

Estaba por responder pero justamente pasaron a lado de las decoraciones con flores y listones negros que los estudiantes de Seabrooke High le armaron al casillero de Brad, guardaron silencio por respeto unos instantes.

— ¿Ya saben algo de él?

Wyatt admitía que no le agradaba, pero tampoco deseaba que algo malo le hubiera ocurrido para que sus labios dejaran de estar sobre su Nicolette.

Addison trago duró. Brad ya no contaba como una víctima desaparecida.

— Encontraron sus restos en el bosque. — Musitó bajo, con pena y la cabeza gacha — Por eso está el altar.

El hombre lobo palideció y cierta culpa lo invadió. Solo esperaba que la pelinegra no creyera que fue él, el culpable por un arranque de celos o algo parecido.

— ¿Y sobre los demás casos? — Cuestionó Bree — ¿Haz sabido algo más?

El que el papá de Addison estuviera al frente de la investigación los mantenía a un paso adelante de la policía, o algo así.

— No tienen ninguna pista hasta ahora, por eso no se han ido sobre los lobos... Pero últimamente se han estado dejando llevar por las habladurías. — Sus amigos le dirigieron una mirada llena de preocupación.

— ¿P-Pero y sobre lo que escuchó Eliza? — Hizo memoria a su conversación en el autobús. — ¿Y si hay algo en el pueblo que no nos hemos dado cuenta?

— Solo nosotros sabemos eso. — Señaló Bree.

— Y nosotros averiguaremos que es. — Afirmó con determinación la peli blanca a lo cual el licántropo junto a ella asintió de igual manera.

Harían lo que sea para terminar con esa pesadilla.










Mordía la larga uña de uno de sus dedos despreocupada de maltratar su esmalte o incluso de llegar a romperla, pues su mente en ese momento estaba dividida en muchas cosas y a la vez en ninguna.

Lo que más resonaba era la triste historia de Valerie, la chica rubia que hace poco tuvo la confianza de contarle su historia de abuso y tal como la de lentes dijo, ella no quería un consejo o palabras de consuelo, solo buscaba apoyo y credibilidad, puesto que según mencionó, intento hablar con sus padres pero ante la perfecta conducta del tal maestro, creyeron que era un cuento suyo para dejar de hacer gimnasia y cargo con ese trauma hasta que tuvo el valor de acudir con la consejera de la escuela, la cual, tampoco ayudó mucho; lo mejor que tenía para decirle era que perdonara y pasara de página. Pero está igual le confesó que por más que quería superarlo, no quería dejarlo pasar y sentirse pisoteada, quería que el malnacido pagara y desde que el asunto con Amanda inició, supo que ella podría ayudarla con algo.

Y eso era lo que tenía tan frustrada a Nicolette, Valerie era una chica muy dulce y tierna que ni siquiera ella pudo hacer uno de sus típicos comentarios, además, el hecho de que sus discursos la hayan animado a hablar le daban satisfacción que no presumiría en voz alta, pero que si le mantenían cierta presión para no defraudarla, pero aún no sabía que hacer con el tipo. Matarlo sería lo más fácil, pero de ser así la primera sospechosa sería Valerie o cualquier otra persona que haya sufrido bajo sus garras o lo adjuntarían a los lobos y no era como si quisiera seguir echándoles tierra a estos últimos.

Bufó ante su último pensamiento cambiando de posición a una menos cómoda en aquella oxidada banca.

Su último crimen fue hacia el chico zombie en la fiesta de Zed y ni siquiera pudo comerlo, pues era carne muerta y no era apetitosa ni ingerible, de haberlo hecho tal vez tendría algún malestar estomacal. Ese era otro de sus problemas, tenía ya tiempo sin cazar o tomar algo de sangre pues se negaba a seguir contribuyendo a que abuchearan a cierto lobo.

Y aquello era aún peor que su creciente apetito. Se odiaba y regañaba a si misma por su estúpida terquedad con esa postura con los pulgosos por culpa de los sentimientos que le causaba Wyatt siendo que se suponía que los odiaba y seguía en una misión y compromiso con su propia raza.

Pero ver la cara llena de tristeza y el olor de melancolía emanar del chico de mechón blanco cada que un humano pasaba cerca de ellos y soltaba pequeños gritos aterrados con solo mirarlo hacia qué un fuerte malestar se incrustara en su pecho, como si compartiera su miseria pero más que concentrarse en ello, imaginaba como se cenaba a aquellos que lo juzgaban y lo herían con sus tontas acciones.

Entonces llegó a la conclusión, de que cuando los campitos acabaran con los lobos, ella podría proteger a Wyatt, tal vez si hablaba con Vlad... No tenía certeza de cómo lo lograría pero antes tendrían que pasar sobre su cadaver para tocarle un pelo, de eso estaba segura.

Suspiro mientras sus tensados hombros se relajaban extrañamente ante la imagen del hombre lobo.

Ya no había forma de negarlo, no importaba cuánto se concentrara, evitara o regañara. Él había hecho algo con ella, algo que aún no podía definir como bueno o malo. Pues pese a que sentía cierta felicidad mezclada con mariposas cuando estaba cerca de él, sabía que estaba mal.

Era tan extraño todo lo que sentía su cuerpo estando a su alrededor que cada vez temía más de que lo dicho por Willa en la fiesta zombie no haya sido una broma para molestarla. Aún peor era que intento investigar aquella cosa de los mates y no pudo encontrar nada, su única salida era preguntarle a Wyatt y no es como si esa idea le fascinase.

No se entendía a sí misma, menos a la situación. Incluso su pie tamborileando ansiosa por la llegada del chico a su cita le tomaba una mala jugada, ni siquiera importaba el hecho de que lo había visto el día anterior y el anterior a ese y a ese, en fin, su presencia ya era familiar y las emociones más fuertes que cuando no lo tenía cerca era un martirio, puesto que aquel hormigueo por todo su cuerpo era adictivo, casi como una droga, pero para ella era más un gusto culposo.

Dejo de hacerse la tonta cuando fingió que su auto estaba averiado "obligándola" — porque realmente no tenía necesidad — a ir caminando a la escuela y de esta a su hogar solo para que el lobo la acompañara, ya que, en sus propias palabras, no podía dejarla vagar por ahí sola cuando hay un loco asesino suelto.

Y aunque Wyatt ignoraba el hecho de que paseaba junto a la mismísima muerte, se sentía en paz protegiéndola y Nicolette dejo de poner resistencia a ello, aunque de sobra estaba decir no la requería.

Hasta dejaba pasar el cansancio que le provocaba caminar en tacones — aunque trataba de usar calzado más cómodo — largas distancias, pero eso no  era lo que también amenazaba su tranquilidad, pues era muy raro que sintiera cansancio o dolor por sus zapatos con su inmortalidad, que, con la cual, podía correr miles de kilómetros, a toda velocidad, en las plataformas más altas que se les puedan ocurrir y apenas soltar un suspiro.

Tallo su cíen hastiada y con creciente migraña cuando un pequeño estruendo junto con el ruido de destrozo de hojas secas se oía a unos metros de distancia, justo en la entrada del bosque prohibido de dónde iba saliendo un moreno de camisa púrpura jadeante sacudiendo sus manos y ropas.

— Perdón por llegar tarde... — Intentó recuperar el aliento llegando frente a ella, que tenía expresión seria — Últimamente hay muchas trampas de cazadores y tuve que tomar el camino largo, cuando...

Nicolette dejo de escucharlo al nuevamente sentir aquel magnetismo entre ambos, era como entrar en una zona reconfortante pero no vacía y lo único que importaba eran ambos sintiéndose pero sin tocarse, compartiendo más de lo que creían sin siquiera hablarlo.

» — ¿Estas... molesta? — Preguntó temeroso al ver que la pelinegra seguía con aquella mirada helada, logrando sacarla de sus pensamientos.

Agitó su cabeza reaccionando y contuvo una mueca evitando hacer un berrinche por todo lo que atravesaba en su mente, más cuando hizo contacto visual con el castaño el hielo que quemaba en su interior se apaciguó, sonriendo, sin saber porqué.

— No, para nada. — Se puso de pie con la elegancia que solo ella portaba comenzando a andar por el camino de concreto alejándose de la vegetación — Vamos por froyo... — Hizo un ademán con su cabeza llamándolo para después soltar una leve risa al ver que el chico lo hacía sin replicar posicionándose a su lado en menos de un segundo.

— ¿Crees que pueda agregarle muchos caramelos? — Cuestionó dudoso — No quiero elegir entre huesos y gomitas.

Nicolette sonrío divertida.

— Tal vez pueda hacer algo al respecto.

Wyatt asintió feliz y emocionado por la cremosa mezcla y el estómago de la vampira dio un vuelco al verlo tan contento.












Llegando al famoso puesto de helado, la pareja pidió su respectivo postre, que para suerte del castaño, podía llevar hasta cinco ingredientes los cuales eligió gustoso creando una mezcla poco común de sabores.

Más no fue hasta que cuando el chico encargado les estaba preparando sus yogurts congelados, que el de ropas descuidadas noto un pequeño gran detalle.

— ¿Y el entrenador? — Susurró no tan bajo hacia su acompañante, la cual se encogió de hombros.

— Oh, conocen a mi tío. — Señaló el moreno de delantal — ¿Eres del equipo? — Preguntó hacia Wyatt, que negó incomodo.

— Lo conozco más por sus famosos froyos. — El amable chico sonrió entusiasta.

— Que bien, eso significa que vamos por buen camino. — De un momento a otro cambio a una nueva pose curiosa para el de mechón blanco mientras seguía sirviendo los helados — ¿Y qué te trae por aquí, Nicolette?

Esta vez de dirigió a la pelinegra en un tono que le desagradó al lobo.

— ¿Nos conocemos? — Atacó en su tono usual.

— ¿Cómo no hacerlo? — Exclamó divertido — Eres una celebridad local. De hecho, es un honor que vinieras a mi puesto. — Rió leve — Bueno, en realidad es de mi tío, yo lo cubro ciertos días.

Nicolette rio leve y sin gracia pero disimulando por cortesía, admitía que el moreno frente a ellos era bastante apuesto para ser pariente del entrenador de su escuela, pero no sintió la más mínima atracción por él. Por otro lado, Wyatt dejo de sentir la magia del yogurt comenzando a fruncir su ceño en dirección al chico que no paraba de sonreírle a Nicolette ni tampoco de dejaba de verla igual que él.

Lo sorprendente era que Nicolette no lo notaba o simplemente lo ignoraba y aquello no sabía cómo hacerlo sentir, si aliviado o más preocupado ¿Cuántos chicos más habrían igual que este charlatan y ella no se daba cuenta?

Eran peculiares ese tipo de situaciones en la manada y cueva, cuando tienes a tu pareja está ya debería estar marcada y los demás lo saben y era de lo peor intentar meterse con la mate de otro, cosa que raramente ocurría ya que cada quien vive feliz con sus seres amados sin tener ojos para nadie más. Lastima que en el mundo de los humanos no era así

Aún no podía morderla para marcarla, y tampoco podía orinarla. Un lío total.

Nicolette pago por ambos yogurts helados, cuando estaban por retirarse una pequeña presencia se aferró a la pierna de Wyatt.

— ¡Wyatt! — Saludó una pequeña de coletas verdes, la cual la vampiresa reconoció de inmediato, buscando la presencia de Zed igual, pero no había rastro de él.

Zoey, en cambio, miró a la pelinegra embobada, era como si hubiera un hechizo alrededor de ella y su extraña belleza.

— Hola bonita. — Ambas sonrieron.

— Hola Zoey.

— ¿Se conocen? — El chico las observó curioso.

— Poco tiempo, mucha historia. — Se encogió de hombros la mayor algo divertida.

— El es mi amigo lobo. — Ahora corrió a abrazar la pierna de la del piel de porcelana — Siempre quise tener uno. — Explicó.

— Pues, hiciste una buena elección. — Nicolette se agachó a su altura para luego sonreírle a Wyatt, quedándose en esas raras ensoñaciones.

Lo cual no paso desapercibido por la menor que los observó curiosa.

— ¿Son novios?

La chica se paró de golpe nerviosa al igual que Wyatt.

— Ah...

— Pues...

Balbucearon sin saber que responder por lo que la menor rió divertida.

— Son como Zed y Addison. — La pequeña recordó el nerviosismo de su hermano y nuera con esa pregunta tan simple, cuando entonces recordó que estaba jugando al escondite con una niña de su clase por lo que se despidió rápido del par, para luego irse corriendo pero a medio camino regresó con Wyatt jalándolo leve de su camisa y que este se agachada un poco para alcanzar su oído — Es muy bonita — Susurró.

— Ya lo sé. — Susurró de vuelta sabiendo que era escuchado por su cita.

Nicolette se removió ansiosa, supo que de tener sangre recorriendo en su cuerpo está se hubiera ido directamente a sus mejillas causándole un sonrojo.

Finalmente, Zoey se marcho a quien sabe dónde dejándolos nuevamente solos.

Suspiró sonoramente — Ja... Niños... — Habló ella en un tono extraño.

— Si... — Él suspiró igual sonrojado.






Regresaron al bosque, lejos de las miradas curiosas y otras de espanto. Al fin de cuentas ya nadie se acercaba a ese territorio.

Charlaban de todo y nada a la vez, cosas amenas hasta que pequeñas cuestiones sobre su pasado fueron saliendo a flote sin querer.

— Yo... Tenía un perro. — Comenzó y él seguía oyendo atento — Era enorme, una cruza entre Gran danés y San Bernardo, era hermoso. Jugábamos mucho a la pelota. — Relató melancólica.

Al escuchar el repentino cambio de voz por parte de su acompañante, quiso cambiar de tema.

— ¿Cómo se juega a eso?

— ¿Es en serio? — Abrió los ojos sorprendida y él simple se encogió de hombros.

— Básicamente la lanzas y el perro debe ir por ella y traerla. — Explicó rápido haciendo dicho movimiento — Así sucesivamente.

Sonrió emocionado.

— Suena divertido. — Meneó los pocos caramelos que quedaban en su helado sin detener su andar — Es como cuando entre los lobos hacemos el torneo de esconder tesoros, quien lo encuentre primero gana.

— Eso si suena más divertido.

El par rió hasta que ella se detuvo abruptamente ladeando un poco su cabeza. De manera que él la contemplo curioso.

— ¿Qué tienes en mente?

— Vamos. — Lo tomó de la mano algo eufórica conduciéndolo hacia las profundidades el oscuro bosque dejando sus vasos de yogurt de lado ahora haciendo que él se detuviera soltando su mano y tirando los vasos de cartón en un contenedor de basura cercano.

Nicolette lo analizó desconcertada.

— Bucky me amenazo que iría tras de mi si se enteraba que era un criminal ambiental. — Explicó inseguro volviendo a tomar su mano, por ello la chica ignoró ese extraño dato.

Se adentraron un par de kilómetros más entre los árboles donde ella estuvo segura de que no podían dañar a ningún humano.

Nuevamente se detuvo mirándolo ansiosa mientras jugaba con sus manos bajo la atenta mirada desorientada del chico mitad lobo.

— Se que puede ser apresurado pero... Como ansias cada que pienso en ello. — Entrecerró los ojos ofuscado — Podría... Ya sabes... ¿Verte? — Frunció más el ceño sin saber a qué se refería la chica — Es decir, cómo eres, como viniste al mundo.

Wyatt retrocedió lento. ¿Acaso insinuaba que quería verlo desnudo?

— ¿Qué quieres ver exactamente? — Habló con sospecha.

No quería crear un mal entendió con los pantalones abajo.

— Tu interior, tu otra cara... — Trató de explicar sin querer ser tan grafica o tosca pero al ver que el de mechón blanco no entendía, rodó los ojos — Yo... — Carraspeó— ¿Puedo ver tu transformación?


— Ahh... — Respiró aliviado — Lo hubieras dicho y ya, no tengo problema con eso, es parte de mi y de lo que me enorgullezco. — Ella asintió comprensiva. Por instantes deseo ser igual de confiada que él en ese aspecto, aunque sabía de antemano que no sería lo más adecuado pues su naturaleza era más compleja y oscura que la de los hombres lobo, su raza era asociada directamente con demonios y bueno, no había mucha diferencia — Pero, ¿estás segura de esto?

— Me siento lista. — Se removió enérgica.

El hombre lobo afirmó con su cabeza pero antes de hacer cualquier movimiento se acercó lento y cuidadoso a pocos centímetros de su rostro.

— No quiero asustarte. — Habló bajo, con preocupación, Nicolette pudo sentir su aliento chocar contra su cara — ¿Prometes... No alejarte de mi después de esto?

Ante el evidente miedo del chico, sin problema alguno colocó su mano en dónde alguna vez estuvo su corazón.

— Lo prometo.

No se alejaría exactamente por eso. Pero aquellas palabras lograron inspirarle la confianza suficiente al de vestimenta púrpura que comenzó a alejarse a una distancia considerable con una pequeña sonrisa.

— Solo recuerda que... Soy el mismo que ves ahora, solo con otra forma, ¿de acuerdo? — Asintió impaciente.

Pese a su gran curiosidad, también quería ver a lo que se enfrentaban.

Entonces, en cuestión de segundos, las orejas, colmillos y vello comenzó a crecer de su cuerpo de forma sobrenatural hasta que el sonido de los huesos quebrarse y acomodarse a la estructura ósea de un lobo inundó el silencio espectral que los rodeaba. Primero, Nicolette estuvo frente a una imponente figura lobuna de dos patas que se colocó en cuatro dejando atrás cualquier silueta humana hasta finalmente ser un lobo convencional, de aproximadamente dos metros de altura.

Lo que anteriormente fue un apuesto chico, ahora era una criatura feroz de grandes colmillos y pelaje café cobrizo, soltó un gruñido inhumano haciendo que Nicolette retrocediera precavida lista para salir volando en caso de cualquier inconveniente pero esa idea se esfumó rápidamente de su mente cuando aquel terrorífico animal cambió su postura atacante por una tierna, sentándose en la tierra y moviendo su cola en su dirección.

Nicolette soltó una risa nerviosa dudando sobre si acercarse o no, sus manos y piernas temblaban, no podía evitar comparar aquel sentimiento igual a estar en el océano frente a un tiburón blanco sin una jaula de por medio. Pese a que estaba segura de que él no tenía intenciones de lastimarla, por ende se relajó lo más que pudo y por fin decidió acercarse con precaución para acariciar su pelaje, sorprendiéndose de lo suave que este resultó ser.

Más algo mantenía intranquilo al licántropo. Sus sentidos eran aún más agudos en aquella forma y le resultó bastante extraño no escuchar latido alguno de su mate. Temiendo lo peor, chillo en su dirección esperando otra reacción, cualquiera que le indicara que seguía viva. Se restregó en su pecho buscando el famoso palpitar pero este simplemente no sonaba. Y Nicolette ante los alaridos del lobo y sin saber que ocurría, musitaba pequeños "estoy bien" con miedo.

Pero él, sin estar convencido, rápidamente volvió a su forma humana tomándola entre sus brazos buscando alguna índole de supervivencia.

— ¿Estas bien? — Preguntó espantado esperando por una respuesta.

Nicolette, aún anonadada por el gran espectáculo que presenció y la extraña y fuerte atracción que sintió en su interior — más de la usual — hacía él. No que fuera zoofilica, pero algo simplemente la jalaba hacia su persona o animal, lo que sea.

Asintió aún ausente repitiendo su bienestar. Pero él, aún angustiado se alejó culpable.

— Lo lamento, perdón, perdón. — Se sentó en una roca tapando su rostro para extrañeza de Nicolette — A veces las personas se impresionan mucho, no lo pensé bien y perdón...

Nicolette, conmocionada por su reacción, se acercó tomándolo de las manos alejándolas de su rostro dirigiéndole una mirada de ternura. Era adorable como siempre veía por ella y su bienestar.

— No te preocupes, — Pronunció aún algo agobiada por lo vivido — no soy fácil de asustar o impresionar. Estoy bien. — Soltó con un deje de burla y alivianar el ambiente. No quería hacerlo sentir responsable de nada.

— ¿Segura? — Ella asintió firme brindándole seguridad — ¿Entonces no te asustaste? — Ahora negó.

— Muchas películas de terror... — Rascón su nuca sin saber que decir, solo bastaba con verse al espejo realmente, no necesitaba más. — No le temo a nada.

— ¿Ah, no? — Bramó divertido relajándose considerablemente — Pruébame. — Habló mas confiado.

La pelinegra alzó su ceja y rió sarcástica.

— Eres un chico que cambia de forma a un lobo de más de dos metros de alto. — Dijo obvia — Cruzaste el límite, no hay algo más que puedas hacer.

— Ya lo veremos. — Asintió lento y seguro dejando el ambiente en misterio, a lo cual, ella al verlo tan decidido ahora soltó una carcajada burlona contagiándolo en el proceso.

Cuando ambas risas se calmaron, esta vez fue turno de Wyatt se mirarla nuevamente serio y preocupado, no podía dejar pasar el tema así como así.

» — Pero... ¿De verdad estás bien? — La observó intenso y ante aquellos ojos Nicolette sintió su perdición — Casi no pude oír tu corazón latir.

Aquel golpe la tomó desprevenida. No tuvo porque escuchar siquiera algo, no había un corazón en su pecho de cualquier modo. Trago duro. Tuvo lanzar la misma mentira desde que fue inmortal.

— Si, ehm... — Llevo un mechón de cabello detrás de su oreja — Es una condición médica, cuando nací tuve problemas cardíacos, pero vivo bien. — Soltó lo último con pesar — Igual que una persona común y corriente.

Wyatt, enternecido por aquella información no dudó en abrazarla compasivo mientras que la pelinegra a sus espaldas sonría torcida sintiendo el corazón de su acompañante que iba a la par del suyo.

¿¡Por qué carajos palpitaba su pecho!?








Maldijo un par de veces más a Wyatt en su mente mientras observaba con pena al conjunto de chicas frente a ella sentadas en las gradas.

A este punto no sabía si el hombre lobo era muy bueno persuadiendo o ella muy débil.

— ¿Y bien? — Vociferó en voz alta la alfa impaciente — ¿Nos dirás por qué nos llamaste o solo veremos tu cara otros quince minutos más?

Nicolette rodó los ojos, tampoco le dejaban aquella tarea fácil.

— Mira — La chica la observó con ambas cejas alzadas y el codazo que recibió de Addison a su derecha la detuvo de iniciar un nuevo pleito. La pelinegra tensó su mandíbula y se tragó el orgullo  — Debemos buscar otra manera de manifestarnos.

Los murmullos y exclamaciones sorpresivas no se hicieron esperar por parte de la mayoría.

— ¿Cómo, que ocurrió? — Se levantó Valerie entre el público confundida — Ya estaba todo listo.

— Es que, Addison... — Balbuceó, de verdad no quería decirlo.

— ¿Qué? — Preguntó impaciente Amanda.

— Tiene... razón. — Dijo bajo.

— ¿Ah? — Bree fingió no escuchar posicionándose a su lado colocando una mano sobre su hombro, lo estaba disfrutando y Nicolette nefasta quito de manera brusca su brazo haciendo que la morena musitara un casi inaudible "perra".

— ¡Que tiene razón. Okey! Ya lo dije. — Lanzó sus brazos al aire para dejarlos caer a sus costados — Debo lavarme la boca con jabón. — Bramó con asco.

— ¿Y qué haremos ahora?

Rodó los ojos fastidiada, ya no quería saber nada pero puso su palabra en ayudarlas, pese a que ahora deban hacerlo a la manera aburrida de la peli blanca.

— Que Addison les explique el nuevo plan, — Dijo rápido — tengo algo que hacer.

Sin más que decir se fue del gimnasio echando chispas y dejando fuego sobre sus pasos, a lo cual Eliza y Bree chocaron los cinco conformes mientras que Addison organizaba el nuevo proyecto, no harían desastre pero si ruido, al final no desecharía las aportaciones de Nicolette; cada una tenía puntos a favor y en contra. Ya que el asunto no era una disputa sobre quién gana y tenía razón, era cosa de hacer algo bueno todas y para todas.

Mientras tanto la cabeza de Nicolette dolía por darle bastantes vueltas al asunto. Se apegó a la filosofía de Eliza y terminó creyendo que era bueno hacer disturbios por una buena causa. Incluso de esa forma atraparían a las lobas y por ende después a los lobos, Addison ya se lo había explicado decenas de veces y todo se acomodaba perfectamente a su plan, los humanos tendrían la culpa y ella podría seguir con su plan debajo del agua para cuando sea hora de atacar habrá menos y será sencilla una victoria. Tampoco le hubiera importado que Wyatt la desprecie por poner a su manada, su familia, en riesgo a pesar de su advertencia, al fin y al cabo ya tenía toda la información que necesitaba.

Pero simplemente no podía hacerlo, no quería hacerle eso a él. No era capaz de herirlo así.

Y eso la molestaba bastante.

Esos sentimientos florecientes que le causaban náuseas arremetían cada vez más fuerte contra ella y el aceptarlos no hizo más que hacerla más débil frente a ellos y sin darse cuenta poco a poco los dejaba entrar.

Y el dejar a las lobas fuera del asunto de Amanda y planear una mejor estrategia que gritar por la justicia era un acto de amabilidad que no a cualquiera le daba el gusto de brindar, mucho menos a un simple licántropo.

Vlad estaría tan decepcionado de ella en estos momentos.

Al recordar al pelinegro pensó seriamente en lo que haría después y también en lo que estaba por hacer, otra cosa que se obligaba a si misma a cometer antes de que algo que después no pueda arreglar salga a la luz.

Realmente no le dolería ganarse el desprecio de Addison por robarle a su novio, ni tampoco cargar con esa etiqueta por un largo rato, ya que, Zed no le desagradaba en ese sentido realmente, era apuesto, capitán del equipo de football, una gran influencia entre los zombies más jóvenes, presidente estudiantil, agradable con ella pero en serio y un montón de etcéteras que lo colocaban como un tipo perfecto. Más las cosas ahora no estaban a favor de ninguno para intentar algo, de ninguna forma.

Aunque poco a poco — por culpa suya — el brillo que antes había en los ojos del de cabello verde por su novia se extinguía, Nicolette sabía que aún había algo de amor ahí y el que ella se lo quitara por un caprichoso pleito de mujeres sería algo... Cruel. Además ella también comenzaba a de tener aquellos "no se que" con Wyatt junto a tantas preguntas que no estaba dispuesta a interrumpir hasta averiguar si su inexistente alma y corazón aún albergaban aunque sea un poco en su cuerpo muerto y hacerla sentir algo de verdad después de tres siglos.

Por eso odiaba los sentimientos. Se había acostumbrado tanto a vivir sin ellos —y pese a que no en un futuro cercano admitiría que los extrañaba— que ahora que volvía a tener dichas sensaciones se sentía tonta todo el tiempo, no lograba reconocer la mayoría, todo era confuso y comenzaba a actuar por impulso a ellos.

Como en ese momento. No quería que por nada del mundo Wyatt supiera que había cierto coqueteo de "tira y afloje" con Zed y por ello debía terminar y alejarse completamente del no muerto, al menos hasta que las aguas se calmen y mantener el asunto de Amanda dentro de lo profesional.

No lo haría tan directamente puesto que realmente nunca hubo nada significativo entre ambos pero los dos lo sabían y no sería justo para nadie seguir con ese torpe juego.

Y aunque lo más probable es que Wyatt jamás se enteré de Vlad, ella si lo tenía muy presente y la cosa llamada conciencia —que estuvo dormida en su cabeza por muchos años— la molestaba e incomodaba con ello y por lo mismo también hablaría para cortar ese lazo sexo-afectivo.

Miro a pocos metros como el alto chico habría su casillero encontrándose con la pequeña caja de color verde que dejó dentro de el hace pocas horas. El no-muerto frunció el ceño leyendo la tarjeta por lo que ella preparada se acercó a grandes zancadas hasta colocarse a su lado.

— Hey...

— Hey. — Devolvió el saludo con una sonrisa hasta que señaló el pequeño obsequio — ¿Acaso tu...?

La pelinegra asintió.

— Ábrelo, por favor.

Zed, emocionado por el presente, rasgo el papel de regalo revelando de a poco un casete. El chico lo tomó mirándola curioso.

— Es más un favor lo que quería pedirte. — Aclaró rápido.

— Vaya, cada vez disfrazas mejor las peticiones. — Dijo sarcástico cruzándose de brazos expectante.

— Si, bueno... — Carraspeó — Es que prometí enseñarle sobre películas y música a Wyatt... — Ante el nombramiento del licántropo Zed se removió incomodo en su lugar, cosa que la vampira ignoro — Entonces cree este casete con canciones... Ya sabes... Algo cursis y pensé en que podrías escucharlo con Addison y después darme tu opinión.

Trago duro al terminar dirigiéndole una mirada expectante. Soltó una indirecta, muy directa, ya estaba hecho.

El chico por otro lado suspiró sintiéndose decaído al recordar que Nicolette era la mate de Wyatt, uno de sus amigos y que además el estaba con Addison, pero igual se dijo a sí mismo que era un estúpido por experimentar el anterior sentimiento.

— Claro, si... — Salió de su trance y rascó su nuca — Yo te aviso.

Nicolette suspiro con una suave sonrisa sincera.

— Gracias, Zed.

Aunque en medio de la conversación aquella pequeña frase se pudo interpretar como algo casual que le dices a un amigo después de que acepta hacerte un favor, en realidad Nicolette soltó el agradecimiento por todo el apoyo del zombie en ella recordando las veces que su grupo hablaba mal de ella o querían alejar al lobo de sus garras y él realmente fue el único que desde un principio estuvo ahí.

— Gracias a ti... — Soltó en aquel mismo tono sintiéndose igual, tal vez por hacerle ver que las personas vienen disfrazadas de muchos colores y apariencias y que muchas veces las mejores tienes envolturas más gruesas que otras, o tal vez por reformar aquel lado que no sabía que tenía, como el apoyar al que no lucía como el héroe del cuento pero que por mucho tenía la razón. Luego de varios segundos parpadeó ligeramente aturdido — Por el obsequio, quise decir.

Nicolette asintió.

— No hay de que.

— Y supongo que... Te veré luego o algo así. — Expreso en un tono desinteresado en tanto ella asintió igual de lejana.

Incómodos y largos segundos pasaron antes de que el más alto suspirara pesadamente dispuesto a confesarle todo el revoltijo que causó en su vida desde que la conoció.

» — Nicolette yo-

— ¿Qué moño queda mejor con un traje vino? — Antes de poder decir algo, fue interrumpido por un Bucky agitado dos dos lazos elegantes en cada mano — Quiero algo sutil, pero extravagante y ostentoso. — Manifestó en su tono presumido de siempre hasta que gracias a Nicolette recayó en la presencia de cierto peliverde haciendo una mueca de fastidio y asco, gesto que el más alto igual respondió rodando los ojos.

La pelinegra evitando que el ambiente fuera más desagradable, se volvió hacia Bucky rápidamente cambiando de tema.

— ¿El color del traje es cómo sangría o mulberry?

— Más como violeta burdeos.

— Entonces el azul con detalles plateados. — Señaló el de la mano izquierda y Bucky asintió feliz y de acuerdo con la elección — ¿Qué me ibas a decir Zed? — Preguntó expectante esperando que no fuera tan importante pero Zed prefirió callar al ver que Bucky no se alejaba, además de que si decía algo muy sugerente no dudaba en que fuera con Addison, a fin de cuentas era su primo.

Volvió a suspirar derrotado.

— Quería decirte que... Hoy te ves bien. — Ante aquella confesión, Bucky abrió los ojos de más, sorprendido por aquel cumplido sugerente hacia su amiga y el no-muerto regañándose internamente por no disimular mejor, intento arreglarlo — Es decir, diferente, no diferente mal, diferente favorable, muy bien, excelente. — Murmuró nervioso haciéndola sonreír de forma torcida algo extrañada despertando aún más la curiosidad del ex-animador por la relación de ambos.


Pero cuando el pelinegro de rizos giró para pedirle a su amiga una explicación con la mirada, esté noto a lo que se refería el zombie.

— Él... Tiene razón... — Asintió lento — ¿Es un nuevo rubor? — Preguntó con una mano en su barbilla ¿O finalmente decidiste hacerme caso y broncearte un poco? — dijo con burka y Zed sintiéndose extra se despidió con una pequeña sonrisa de Nikki la cual correspondió y luego reaccionó a las palabras de Bucky tocándose la cara.

— Mmm sigo con mi rutina de siempre.

— Que extraño, no estás tan pálida como de costumbre, tienes más color... Te sienta bien.

Intento disimular sus nervios. No entendía que le ocurría.

— Oh... gracias. De seguro fue porque desayuné en el balcón hoy. — Dijo con una sonrisa que intentaba calmar su preocupación.

A pocos metros, el zombie pensaba en lo ocurrido, Zed se sintió rechazado, fue algo que no había experimentado en mucho tiempo, desde que los zombies eran odiados más exactamente, puesto que se había esforzado para ser el chico perfecto para seguir evitándolo, incluso comparándose con un humano cualquiera, más no había forma de esconder su verdadera naturaleza monstruosa. Incluso por su mente paso el momento en que conoció a Addison, si en lugar de la rubia hubiera estado ahí Nicolette ¿Hubiera sido igual que con su actual novia?

Negó rápidamente negando eso, era un completo idiota, pero no podía dejar de pensar en Nicolette y el que Bucky haya arruinado el momento donde pudo aclarar ciertas cosas lo molestó. Por lo que antes de alejarse completamente del par, giró sobre sus talones con una falsa cara de lastima.

— Ahm, por cierto Bucky — Llamó al chico, el cual, puso una cara hastiada — El baile no se pospondrá, se canceló oficialmente, es una pena — Se encogió de hombros observando con cierta satisfacción la cara de desilusión del chico a la vez que dejaba caer sus moños al suelo — Lo lamento.

Siguió su travesía ahora con una sonrisa que se expandió al escuchar cómo el ex animador lloriqueaba aparentemente en los brazos de Nicolette.







Apretó preocupada el antiguo teléfono entre sus manos esperando que Dalia no escuchara su platica con su pelirroja amiga, aunque a estas alturas ya estaba arrepintiéndose de soltarle aquello, pero no sabía a quién más recurrir.

— No lo entiendes, algo latió dentro de mi. — Mordió sus uñas angustiada.

¡¿Estas embarazada?! — Preguntó espantada en la otra línea.

— Agh por Lucifer, — Gruñó molesta — claro que no. — Negó asqueada — Me refiero a... Mi corazón.

No tienes corazón... — Hubo silencio —Literalmente.

— Exacto. No se que sucede, no puedo decirle a Vlad. — Estaba a un paso de tener una crisis —  Aunque lo tuviera no tendría porque latir.

Esto está mal. — Nicolette asintió sintiéndose tonta al instante al recaer en que Vanessa no la veía.

— Y lo peor es que... Cuando volví a casa y estuve lejos de él, dejo de hacerlo.

Recordó amargamente la misma sensación de cuando el veneno vampiro inundó su cuerpo en el momento en el que su cita con Wyatt había concluido y lo dejó en la reserva prohibida.

Voy en camino. — Y sin más colgó la llamada.

— ¡No! No vengas... — Era inútil, estaba hablando sola.

Colgó el teléfono ahora peor que antes, sus problemas aumentaron al menos un cincuenta por ciento. Amaba a Vanessa y sabía que sus intenciones era buenas pero una cosa era alimentarse y verse en el mundo vampiro y otra muy diferente tenerla en Seabrooke. A la condesa sangrienta rodeada de hombres lobo. Sería una masacre total.

Y en parte fue su culpa, no podía decirle que comenzaba a enamorarse de un licántropo, lo mataría y a ella también o tal vez estaba exagerando, pero no quería probar su suerte con su impulsiva amiga. Entonces le inventó que comenzaba a tener sentimientos por un chico, un humano. Cosa que igual no dejo de ser preocupante.

Hace unos años, una vampira de nombre que se prohibió volver a mencionar, cayó rendida ante un mortal y quiso convertirlo en contra de su voluntad. Ella fue condenada y ambos tuvieron un trágico final a manos de Vlad.

Se deslizó por la pared hasta caer al piso.

¿Qué iba a hacer?

En tanto, del otro lado de la ciudad, más específicamente en aquel bosque prohibido donde residían los licántropos, el dueño de los pensamientos de cierta vampira leía un sobre en sus manos.

La correspondencia había llegado hacia el lugar que les asignaron los humanos para vivir pero por obvias razones preferían no volver a poner un pie en aquellas calles, pero por mera coincidencia, él había pasado casualmente cerca y al dar un vistazo notó una carta en la que antes fue su puerta y dio un brinco de felicidad al ver el nombre del remitente.

Fue rápidamente a la cueva y abrirla junto a Willa, la cual tenía la misma emoción, pero al tiempo los mellizos notaron que aquella carta era exclusivamente para él.

Era su hermano Johan, lo felicitaba por finalmente encontrar a su mate y explícitamente expuso que junto a su manada ya iban camino a Seabrooke únicamente para conocerla.

Noticia que no pudo hacer más feliz a la manada.












Holaa, algo de tiempo sin pasar por aquí
weno solo quería decirles que se acerca el
fin del acto uno y va a estar reee picante,
ya estoy emocionada ahhhh.



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2908200326081991

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