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CAPÍTULO QUINCE
IT'S GOOD TO BE BAD
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1722

         EL ECO DE un cuervo resonó por el tenebroso y oscuro bosque donde las ramas llenas de espinas bailaban con el viento y las hojas secas volando por los aires gracias al frío aire de invierno.

De pronto, en medio del silencio se escucho el grito ahogado y pausado de una persona que buscaba aire pero el sonido era amortiguado. No fue hasta que segundos después la tierra del suelo de aquel tétrico cementerio salió volando por los aires junto a trozos de madera igual a que hubiera una bomba en el interior sepultada.

Los pocos animales que rondaban por la zona corrieron despavoridos para no ser testigos de la delgada y pálida mano con largas uñas que salió de las profundidades mostrando como poco a poco una pelinegra de aspecto perturbador y moribundo salía a duras penas de su propia tumba.

Sintiéndose ligera, fría y vacía logró salir sin mucho esfuerzo pese a la resequedad en su garganta que le pedía a gritos un líquido para saciar su sed. No le importo ensuciar de fango uno de sus vestidos favoritos pues la interrogante de lo que ocurría era lo único que reinaba y atormentaba su mente.

Se quedó sentada en el suelo, desorientada, viendo a su alrededor teniendo cierto sentimiento de familiaridad con el lugar pero no podía recordar absolutamente nada.

No fue hasta que su vista cayó en un viejo roble, ubicado en una no muy alta colina a lo lejos, creando un contraste hermoso con la luz de la luna mientras sus raíces tenían manchas carmines.

Una fuerte brisa la golpeó quedando extrañada por no haber tenido ni siquiera un escalofrío pese a que llevaba mangas cortas. Frunció el ceño viendo su cuerpo percatándose de que estaba más pálida de lo normal, al punto de que varias de sus venas eran visibles pero en lugar de tener un color azul o morado común, estas eran grises.

Soltó un suspiro tembloroso girando lentamente al lugar de donde salió topándose primeramente con una enorme lápida de piedra con sus alrededores llenos de rosas blancas, ahora destruidas por su propia profanación.

Con sus ojos comenzando a aguarse y un creciente nudo en su garganta, leyó con terror lo que estaba grabado ahí.

IRIS VANDELIZE
AMADA NOBLE Y ESPOSA
1704 — 1722

Abrió la boca espantada sin poder dejar salir algún sonido pero aún así la cubrió incrédula a lo que sus ojos veían. O eso intentaba, puesto a que entre más ganas tenia de llorar y más rápido bajaban las lágrimas de sus ojos, su vista se volvía de un potente color rojo. Llevo sus manos a la cara llenándose las manos de sangre en un intento de limpiarse, notando que provenía de sus propias cuencas, pero lo que la aterró de verdad era que no tuviera alguna herida o sentimiento de dolor.

Se acercó a gatas a su tumba, incrédula, pero apenas estando a una distancia considerable, todas las rosas a su alrededor se marchitaron sin más.

No fue hasta que sintió una presencia a sus espaldas — que antes no hubiera notado — que giró desesperada en busca de ayuda o una explicación. Tenía que ir al palacio y decirle a Elio que nos estaba muerta, que todo había sido un error.

Solo quería refugiarse en sus brazos para ser consolada y despertada de aquella pesadilla.

Cuando volteo completamente se encontró con una mujer hermosa, de blanca piel de porcelana, con pequeños pero hermosos ojos verdes y estructura ósea envidiable envuelta en una capa. Iris ladeó su cabeza confundida de la presencia de aquel ángel que solo le sonreía de forma triste.

La extraña se acercó lentamente a ella y acarició su mejilla con delicadeza.

— Oh, pequeño condesa, esto no es una pesadilla. — Anunció despacio dispuesta a soltar la peor bomba — Usted en realidad esta muerta.

La de aspecto descuidado por todo el ajetreo que causó salirse de aquel ataúd sintió como su labio inferior comenzaba a temblar mientras nuevas lágrimas se instalaban de sus orbes ahora rojos viendo por último su tumba y así, finalmente, dejó escapar un grito lleno de dolor y sufrimiento.

Y, a muchos kilómetros de distancia, el duque de escocía tuvo un cosquilleo en la parte trasera que le erizó gran parte del cuerpo escuchando un lamento muy bajo, casi inaudible.

Se detuvo un momento dejando de andar en círculos y observar nuevamente el retrato de su esposa, la mujer que amaba, la mujer que enterró esa mañana. Sus ojos otra vez se llenaron de lágrimas y sin contener la furia e impotencia terminó de beber el fuerte licor desgarrando su garganta para posteriormente lanzarlo al suelo estrellándolo en muchos trozos.

Mientras dos vidas se alejaban y eran destruidas por lo único que podía separarlos de su matrimonio. La persona culpable de aquella tragedia se encontraba a unos cuartos de distancia oyendo el sufrimiento de Elio hasta notar una ráfaga de aire y tierra que venía del bosque, más exactamente de el panteón, avecinándose hacia el castillo y cuando este lo atravesó vino acompañado de un grito completamente lleno de tristeza y desespero haciendo que a una de las ventanas de su habitación se le hiciera una minúscula, pero visible grieta.

Miró con curiosidad aquel fenómeno pero le duró poco la distracción, pues, casi de inmediato volvió a tomar su copa de vino brindando en sus adentros por su hazaña y en cómo nunca, ninguna sospecha recaería sobre si. Acababa de crear uno de los mayores misterios de toda Europa que pasaría a la historia.

Y también a un monstruo sin piedad, ni corazón y con una difícil saciedad de sangre.











2020


Se sentía extraña desde la fiesta zombie, más blanda, quien sabe, un sentimiento extraño que de alguna forma la hacía sentir nostalgia a Iris, y eso la enfermaba bastante.

Más por todo lo que había ocurrido el fin de semana, un montón de melodramas revueltos con sentimientos extraños.

Era una muerte viviente, de supondría que al tener la mayoría de sus órganos sin función, lo que la hacía humana, su cerebro que la llenaba de sentimientos ya no lo hacía y duro siglos de esa forma. Incluso podía considerarse una completa psicópata.

Al principio de su inmortalidad era una tortura vagar por el mundo sin emoción, miedo, tristeza o felicidad, estaba perdida y rota que construyó un muro a su alrededor que nadie podía atravesar solo para darse cuenta que no la cambiaria ni podría hacerlo. No sentía amor, ni deseo. Quiso creer qué tal vez el afecto no entraba en su lista pero lo hacía, al final lo que mantenía sus relaciones amistosas era la costumbre a ellas.

Pero algo. Algo cambio esa noche.

Fingió una respiración profunda saliendo de sus pensamientos adoptando una actitud diferente a la pensativa y miró con una mueca sorpresiva junto a una ceja alzada a su acompañante — al que oía hablar pero realmente no lo escuchaba — que terminó por contar aquella historia soltando cada frase con veneno y burla.

— Ahora tiene sentido porque se dejaron de seguir en Instagram. — Chocó la parte trasera de su mano con su palma como si hubiera hecho un gran descubrimiento mientras que la pelinegro frente a él asentía frenético.

— Yo no lo vi venir... Aún tenían fotos juntos.

Bucky la señaló obvio pero igual confundido por toda la habladuría referente a los rumores de ruptura de una de las parejas de su grado.

— Pues ella me contó que aún no quería dejarlo como ganado libre porque Penelope y Victoria tienen el ojo puesto en él.

Nicolette abrió los ojos sorprendida mientras pensaba en el poco amor que se tenía la chica. Entendía ese tipo de sentimiento de posesividad, pero de eso a seguir fingiendo qué hay fuego en un desierto, era triste.

— Eres un chismoso. — Lo señaló divertida por toda la información que soltó en poco menos de quince minutos.

Bucky la miró ofendido poniendo una mano en su cintura.

— Mi pecho no es bodega. — Se libró de culpa — Y te encanta oírme, no te hagas la santa.

La chica asintió de acuerdo. Tampoco iba a mentir tan descaradamente.

— Si, tienes razón. — Admitió — Bueno, ahora, no hables.

Lo silencio y este de acuerdo para no arruinar el plan asintió apretando más el gorro de su sudadera jalando las cuerdas a sus costados para después acomodar sus lentes oscuros. Lo único que lo delataría sería su altura, y por eso mismo fue rápidamente a las gradas para tomar asiento en un lugar no muy visible.

Nicolette y Bucky, o ahora "Becca" charlaban animadamente pasando desapercibidos hasta que Addison apareció por la puerta acompañada de Amanda, el objetivo de la nueva junta para por decidir qué harían respecto a su caso y con Jackson. No había pasado mucho tiempo pero igual Nicolette comprendió que necesitaba algo de tiempo y espacio para asimilar todo el ruido que se haría en su nombre y no era una carga fácil de sobrellevar cuando no estabas acostumbrada a ese tipo de atención.

Sonrió leve al ver a la anterior nombrada en forma de saludo pero igual casi de forma inmediata y cuando la castaña de pelo corto se la regresó y apartó su mirada de la de ella, Nicolette de regaño internamente al recaer en que sus sentimientos volvían y la estaban cambiando.

Y todo gracias a cierta persona.

Seguía sin poder pasar de largo el hecho de que llegaba a sentirse más humana estando cerca de Wyatt y aunque al principio había preferido ignorarlo, con la nueva información sobre los mates y sus cursilerías lobunas, la dejó con un vuelco en el pecho que el tiempo solo se ha encargado de llenar de angustia.

Y de no ser por ese detalle, tal vez no se hubiera sentido en parte culpable por querer soltarle toda la sopa a Vlad. Aún pensaba en cómo decirle, primero aclararía sus sospechas y de ser cierto, buscaría la forma de revelarle al vampiro aquella debilidad lobuna sin involucrarse a ella misma y terminar empalada para herir a Wyatt, aunque aún quería buscar más a fondo, si había algo mejor guardaría ese sucio secreto solo para ella dejando a los vampiros fuera de eso.

Aunque no todo iba mal, tenía casi completa — si no es que toda — la confianza del chico Wølf en ella y vaya que le sacaría provecho, hasta la última gota. El fin de semana no pudo verlo más ya que la fiesta de Dalia se canceló en el momento en que la alcaldesa ordenó un toque de queda por protección hacia los lobos, no con esas palabras pero si leías su comunicado entre líneas lo daba a entender muy descaradamente.

Y eso solo fue la punta del iceberg, definidamente esos días no fueron los mejores.

Aún recordaba aquella noche a la perfección. Tanto como el aroma a loción de coco inundando sus fosas nasales estando entre los brazos de aquel apuesto hombre lobo junto a las caricias leves que dejaba en sus brazos reconfortándola junto a pequeños escalofríos en su nuca dejándola ensoñada y con una sensación hormigueante en la punta de sus dedos. En fin, junto a él, los gritos parecían estar en un segundo plano de su realidad y cuando sintió la perdición en ese profundo contacto visual fue cuando alguien la tomó rápidamente del brazo de forma brusca alejándola del de vestimenta púrpura y desaliñada perdiéndose entre el gentío que corría sin cesar por todos los alrededores.

Cuando volvió a la realidad — costándole unos cuantos parpadeos —, notó que Zed fue él que la arrastraba por el lugar apresuradamente y a los pocos segundos igual recayó en la peliblanca que también llevaba del otro brazo. No paso mucho cuando se deslizaron por entre unos pilares algo viejos y de aspecto peligroso que encontraron una puerta oxidada y vieja que hace cincuenta años era la salida de emergencia de aquel edificio abandonado y daba salida a un callejón oscuro pero que a fin de cuentas, al extremo de este se podía ver claramente el límite con Seabrooke.

— Huyan de aquí ¡rápido! — Musitó agitado tratando de controlarse ante la situación — Son las únicas humanas aquí, no las pondré en riesgo.

Y sin más, les cerró la puerta en la cara uniéndose a la turbulencia allá dentro.

Mientras las palabras de Zed hacían eco en su cabeza saliendo de su recuerdo, por último vio a Addison en cámara lenta siendo muy notorias las lágrimas bajo sus ojos y temblores por todo su cuerpo, más sin detenerse a consolarla o algo parecido, la tomó desprevenida por su estado de shock y al igual que Zed, también la arrastró hacia la ciudad color rosa.

Volvió su atención al presente donde una Addison más recuperada del incidente de aquella noche lanzaba al aire un discurso hacia las chicas sobre lo importante que era estar unidas y lo que había ocurrido con el caso de Amanda los últimos días.

Nicolette miró a su alrededor y aunque había una clara separación entre zombies-humanas y lobas, reconocía la valentía de la peliblanca por incluirlas aún a pesar de lo asustadas que estaban todas por el asesinato al chico zombie.

Y a ella más que a nadie le constaba que no fue culpa de un lobo, y para evitar más altibajos con Wyatt, fingía conformidad con ellas, necesitaban alguien que creyera en ellas y no las viera como bestias pulgosas.

— Estos días estuvimos juntando las firmas y podemos decir que ya tenemos suficientes para que lo suspendan.

La voz de Addison y los aplausos por las chicas la hizo volver en si poniendo su atención al asunto presente.

— ¿Suspender? — Exclamó no muy alto con una mueca, pero aún así logró capturar varias miradas que la hicieron vociferar más alto su inconformidad — Creí que al menos lo expulsarían. ¿Qué más ganamos con eso? — Se descruzó de piernas tomando una pose más inclinada.

— Bueno, — Addison sonrió amable mientras que Bree y Eliza observaron a la pelinegra con duda y molestia — se sabrá el porqué y así más chicas tendrán cuidado con él.

— Entonces ¿Solo hay que asumir que lo seguirá haciendo? — Dijo incrédula pero sin perder su tono calmado — Podemos-

Antes de poder proponer algo, la morena de lentes la interrumpió.

— No, Nicolette. — Bramó sería — Es decisión de Amanda y ella eligió hacer esto.

La anterior nombrada, ya comenzando a molestarse torció los labios. Aunque estaba algo desconectada, ese día no se sentía ella misma, la parte que solo insultaba y apenas dejaría que le dirigieran una mirada, era como humo.

La hacía estar irritable el no entender su propia cabeza.

— Pero no le preguntaron a las demás que fueron agredidas por él. ¿Qué tal si ellas quieren quemarlo vivo? — Dijo de forma tal casual, como si hubiera expresado su deseo por comprar algodón de azúcar en la feria.

— No haremos eso. — La freno en seco ahora la chica zombie a lo cual la pelinegra rodó los ojos.

Bucky para ese momento ya estaba tomando del brazo a su amiga para evitar iniciar una pelea, la conocía perfectamente y con ella la paz y el diálogo nunca eran la respuesta, de levantaba todos los días escogiendo el camino de la violencia.

En tanto, Addison volvió al centro también queriendo evitar otro conflicto con Nicolette robando protagonismo dejando a las verdaderas afectadas de lado, solo para demostrar que tiene razón, cuando no era así.

— Exacto, ya está todo solucionado. — Seguía intentando parecer amable — No hay que llegar a tantos extremos. — La vampiresa en ese instante puso una cara de incredulidad total — Es una ciudad tranquila... — Explicó — Si hacemos un revuelo grande tendremos a la policía encima de nosotras y no podemos arriesgar a las lobas... Ni a las zombies ahora. — Añadió dando a entender rápidamente su punto. — Igual, hablaré con Zed, y el cómo presidente estudiantil podrá apoyarnos a vetarlo de eventos y deportes.

Nicolette se cruzó de brazos aburrida.

— Es una idea muy tonta. Te hace falta malicia. — Murmuró y ante ello Addison sintió enojo junto con impotencia haciéndola apretar la carpeta donde estaban todas las firmas.

La peliblanca era muy paciente, y en cierto sentido ya le estaba encontrando el modo a la de vestimentas oscuras y ya podía controlar situaciones incómodas o sobrellevar a la chica pero cómo odiaba esa frase.

Se la habían repetido desde siempre. Ella quería verle el lado amable y bueno a todo y todos, darles la oportunidad que sus etiquetas se las quitaron, toda su vida escucho como todos a su alrededor le decían que tuviera más malicia, que no todos eran tan buenos como ella ni tendrían las mejores intenciones, pero de no ser así como es, ella misma, los zombies seguirían siendo repudiados y los lobos tal vez estarían encarcelados o muertos al no poder encontrar la piedra lunar.

— No. — Manifestó firme — A ti te hace falta bondad.

Ante aquella seguridad y tono, Nicolette abrió los ojos y boca asombrada por su atrevimiento.

« Con que la chica equestria quiere
sacar las garras... » pensó mientras se ponía de pie lentamente sin que "Becca" pudiera detenerla.

— ¿Qué dijiste? — Se acercó amenazante.

Antes de que Addison pudiera abrir la boca, esta vez Bree se puso frente a ella protegiéndola cuando vio que empezó a dudar en su respuesta al ver a la pelinegra para nada contenta.

— Lo que oíste. No necesitamos más perras, queremos buenas personas dispuestas a cooperar a un cambio. — Puso las manos en su cintura confrontándola — Tu solo quieres desastre para poner tu nombre en el y recibir aplausos.

Nicolette quedó callada, por primera vez en mucho tiempo no supo que decir, nunca había recibido ataques tan directos, usualmente los lanzaba cuando estaban con la guardia baja, más ahora parecía que cada una había ensañado una discusión y sus argumentos no pararían.

— Esto no se trata de mi. — Explicó en voz baja.

— Y justamente por eso no deberías opinar. — Eliza terminó con un aplauso y sonrisa hipócrita.

La vampires hasta ese punto mantenía el control solo por Wyatt y porque esas chiquillas eran sus amigas, si volvía a meterse con ellas ¿Qué tan mal parada podía quedar?

Mordió su labio indecisa varios segundos hasta que el orgullo pudo con ella.

« Al Diablo » pensó.

No podía perder su reputación así como así en un instante por esas chicas que no eran nadie a lado de ella. Y pese a que no estaba al cien, al menos fingiría por ese momento.

— ¿Qué? ¿Quieres pelear? — Dio largos pasos hacia ella amenazante, pero al segundo pudo sentir un brazo en su cintura que la levantó levemente del suelo deteniéndola.

Y con dicho ajetreo a "Becca" se le cayeron sus lentes oscuros revelando su verdadera identidad.

— ¡¿Bucky?! — Preguntó una Addison confundida — ¿¡Qué haces aquí!?

El chico solo atinó a saludar incómodo y con una sonrisa nerviosa mientras que la de piel blanquecina negaba lentamente con los ojos cerrados.

— ¿¡Por qué lo trajiste!? — Gritó exaltada Eliza — Esto es solo para mujeres. — Recalcó sus últimas palabras pausadamente.

— ¡Nos está apoyando!

— ¡Si! — Asintió este auxiliando a la pelinegra — Te firme la cosa esa. — Señaló la carpeta en manos de Addison.

— ¿¡Ves!? — Lo señaló obvia la peliverde — Ni sabe porque luchamos.

— ¿Y por qué luchamos, eh? — Frunció el ceño, ahora si ya estaba enfurecida — ¿Por una tonta suspensión?

— Nicolette-

Ella ya se había guardado mucho todo ese rato, ya no tendría pudor.

— ¿Qué más tenían planeado? — Preguntó sarcástica — ¿Darle una palmada en el trasero y acusarlo con su mami?

— No quieras mover las cosas, porque así no son. — Addison se colocó frente a ella deseando que todo parara sin tener idea de qué solo era el inicio.

La platinada no era para nada así, pero estaba cansada y harta de permitir que la pisotearan sin defenderse por lo que Eliza al verla tan vulnerable le dio unos cuantos consejos para hacerse más dura, irónico a lo que dijo antes Bree.

— No te metas conmigo Madre Teresa, porque no podrás. — Susurró lo último sacando una leve sonrisa retadora por parte de la porrista.

— ¿Quieres volver a discutir porqué eres una mala mujer?

La ojicastaña abrió los ojos asombrada por la postura y atrevimiento que la dulce chica había tomado en su contra. Pobre. Incluso varías chicas en las gradas la miraron entre con miedo y estupefactas.

* PONGAN PLAY A LA CANCIÓN *

Are we gonna have a problem? — La empujó apartándola de su rostro volviéndose intimidante — Did zombies eat your brain? — Le lanzó una mirada a Eliza y esta tenía una mueca indignada por aquel estigma social — You've come so far. Why now are you yanking on my chain? — Puso las manos en jarra — I'd normally slap your face off. — La señaló con la palma y Addison retrocedió dos pasos — And everyone here could watch. — Ahora extendió sus manos señalando a su alrededor — But I'm feeling nice. — Sonrió hipócrita con una mano en su pecho comenzando a acercársele — Here's some advice. Listen up, biatch! — Chocó su hombro con el de Addison de forma brusca posicionándose en el centro del lugar moviendo sus caderas con Bucky y las Ace's detrás de ella uniéndosele casi de inmediato.

— I like! Lookin' hot, buying stuff they cannot — Delineó su cuerpo — I like! Drinkin' hard, maxin' Dad's credit card — Las chicas la miraron curiosas del porque la descripción a si misma — I like!Skippin' gym, scaring her. — Señaló a la platinada burlona — Screwing him. — Guiño el ojo hacia Willa sabiendo que se refería a su hermano — I like! Killer clothes — Se quitó rápido su saco caminando veloz hacia el grupo de Addison — Kickin' nerds in the nose! — Lanzó una patada al aire haciendo que Bree se inclinará hacia atrás.

If you lack the deuce... — Señaló a Addison pero esta vez se dirigía hacia las demás en las gradas — Go play duck duck goose, let your mommy fix you ice cream. Woah! — Los cinco azotaron sus melenas en las caras de sus contrincantes que notaron como la pelinegra las denigraba — Or come hang with me, — Se señaló comenzando a llamar a las demás a su lado — And tonight we'll be... Dirty dancing with the football team!

Ante su lasiva y divertida propuesta varias de las presentes se acercaron queriendo parecerse y pertenecer a ese mundo. A fin de cuentas era Nicolette, de las chicas más populares y más de una quería codearse y parecerse a ella.

Woah!
Woah!
Woah!

Honey, whatcha waitin' for? — Abrió sus brazos hacia las demás — Welcome to my Wicked World — Sonrió malvada — It's time for you to prove you're not a loser anymore — Pusieron una "L" en sus frentes en dirección a Addison y sus amigas — Then step into my Wicked World...

* PONGAN PAUSA *

Nicolette sonrió malvada aún con los brazos extendidos con su invitación llena de falsa amabilidad. Pero varias ya habían caído en sus redes y aunque al principio Addison creyó que el gran discurso que dijo sobre no darse la espalda unas a las otras era una gran idea, ahora veía que no servía de nada cuando alguien más te ofrece a portarte mal y lucir "cool" en un grupo social.

Además, la primera pelea hace unos días las hizo estar de lado de Addison por la poca empatía que mostró Nicolette con el asunto de Amanda, pero al estar de lado de la porrista en un principio las hizo creer que de verdad Jackson pagaría por lo que hizo más Nicolette ahora tenía razón, Addison ofrecía soluciones de burbuja y Jackson seguiría saliéndose con la suya.

La peli plateada miró molesta a la pelinegra mientras negaba con los brazos cruzados y está simplemente le sonrió hipócrita. Todavía faltaba el peor golpe. No volvería a permitir una humillación así ni de ninguna otra forma sin tener lágrimas a cambio.









Miró por décimo quinta vez su reloj en los últimos diez minutos a la vez que golpeteaba impaciente su tacón en aquel pasto sintético esperando a que la práctica de fútbol terminara.

Debía aprovechar ahora que Wyatt no se unió al equipo.

Cinco minutos más tarde finalmente el silbato sonó aturdiéndola un poco pero lo dejó pasar ya que la emoción por su plan era mucho mayor al zumbido que quedó en su oído izquierdo.

Rápidamente saco las gotas lacrimógenas de su bolso y colocó la mayor cantidad posible en sus pupilas para simular un buen llanto y como no podía fingirlo ya que las suyas eran de sangre tenía que recurrir a otros extremos.

Limpio de sus mejillas las gotas que se desbordaron luciendo como lágrimas secas y fingió su mejor expresión de melancolía, bajando su cabeza y hombros en una de las gradas cerca de los vestidores de hombres. Y aunque hubiera querido acercarse más, el intenso olor a calcetines sucios y sudor lo hacían imposible.

Cuando el equipo se acercó para ir directo a las duchas, ella pudo ver de reojo como su víctima ya llevaba rato reparando en su presencia y el quedarse al último le decía que iría con ella. Y no se equivocó, cuando la mayoría de chicos había entrado a los vestuarios, Zed se acercó a Nicolette cauteloso.

— Hey Nikki... ¿Qué haces aquí? — Preguntó extrañado pero igualmente amable.

— Necesitaba despejarme... — Susurró evitando su mirada lo cual lo alertó de inmediato.

— ¿Todo bien? — Se sentó junto a ella.

— Si claro, yo... — Suspiró — Todo bien — Hizo un intento de sonrisa.

— ¿Paso algo? — Insistió preocupado.

— Nada que te importe. — Ahora la chica hizo un puchero, si actuaba demasiado dulce sería demasiado falso.

— Pues, créeme que lo hace. — Sin que ella lo notará, Zed tomó su mano libre para después darle un leve apretón — Y mucho.

Nicolette, algo conmocionada por su acción sacudió levemente su cabeza regresando a su plan, por lo que primero vio sus manos unidas y después lo miró a los ojos llorosos por falsas lágrimas. Luego fingió apenarse por esa acción y se separó de él.

Apretó sus labios luciendo indecisa.

— Las chicas son el problema... — Soltó como si fuera una gran carga — No podemos enfrentar el verdadero problema si ellas aún no lo ven... — Espetó con impotencia — Solo quiero ayudar... — Su puchero volvió dando indicios de querer llorar, por lo que rápidamente el chico se acercó a ella acariciando su cabeza y después su hombro intentando darle consuelo.

— ¿Qué pasó? — Preguntó cauteloso.

Ahora ella lo miró seria, con impotencia.

— La situación, es que si mando a la mierda a un chico que estaba acosándome... Entonces soy una perra.

Ahora, Zed solo podía verla perplejo y agobiado.

» — También lo intentó conmigo, Zed. — Sollozó —No tiene límites, es un peligro para todas.

El peli verde, aún con esa expresión de angustia la atrajo hacia el en un abrazo meciéndola de lado a lado, apoyándola mientras oía cómo ella lloraba en su pecho cuando en realidad un sonrisa de victoria era lo único que adornaba su bello rostro.

En ese momento estaba matando a dos pájaros de un tiro, con Zed también de su lado, Addison sufriría más e igual Willa. Esa noche en la fiesta zombie notó la intensidad con la que miraba a la pareja, seguro que gustaba de Zed.

* PONGAN PLAY *

Guys fall at your feet. — Sonrió coqueta por el pasillo sintiéndose increíble — Pay the check, help you cheat... — Enumeró hacia las chicas que la seguían con fascinación por los corredores ganándose varias miradas de otras indecisas en unirse.

Nicolette vio a lo lejos a Addison en su casillero, por lo que se le fue encima rápidamente colocando su brazo en el cuello de la platinada en un tipo de abrazo brusco.

All you, need to know some dead weight has to go. — Señaló con su cabeza a Eliza, segura que tenía que ver con su nueva actitud — That freak's, not your friend I can tell in the end — Las señaló a todas sus amigas, las cuales le dieron una mirada fastidiada — If she had your shot she would leave you to rot.

Con un movimiento tosco soltó a la porrista y se abrió paso entre las demás exageradamente para después verlas por debajo de su hombro encogiéndose inocente.

— 'Course if you don't care — Volvió a girarse hacia ellas fingiendo lástima con su séquito detrás que también tenían ahora una postura presumida — Fine! Go braid her hair maybe Sesame Street is on... — Sonrió con burla señalando el otro extremo del pasillo y ahora volteó su mirada a los demás en el lugar, a excepción de los chicos.

Woah!

Or forget the creep — Invitó nuevamente a las chicas que faltaban de unírsele que ahora la escuchaban con las interés — And get in my car, let's go tear up someone's lawn. — Sonrió divertida tomando las manos de dos chicas que lucían indecisas llevándoselas consigo, pero antes de irse totalmente miró sobre su hombro a Addison y su grupo — See, you don't have it... Watch this!

Mostró al aire la expulsión de Jackson del equipo de natación.

* PONGAN PAUSA *

Addison observó boquiabierta aquel papel con la firma de la directora tratando de entender cómo Nicolette logró conseguir esa expulsión como si nada en pocas horas cuando la directora le puso demasiadas trabas a ella para si quiera suspenderlo uno o dos dos de la escuela.

Pero con esa victoria de la pelinegra, las pocas chicas que faltaban de unírsele sin dudarlo más, la siguieron.








Nuevamente en el gimnasio, varias chicas se encontraban al rededor de Nicolette pidiendo consejos y contando anécdotas de citas fallidas mientras entre algunas de ellas se trenzaban en cabello.

— Entonces la novia de mi novio lleno mi buzón de mensajes diciéndome "perra". — Relató una de las tantas, en tanto, la vampiresa la observó con los ojos entrecerrados.

— Si, bueno ¿Qué esperabas?

Ante su comentario varías de las presentes soltaron una carcajada a la vez que otras vociferaban que debería terminar con esa supuesta relación cuando de repente un grupo anormal de chicas, conformado por dos lobas, una zombie y dos humanas entró con un semblante serio, pero la que más resaltó fue la peliblanca de aspecto abatido.

Y Nicolette sonrió al saber de que se trataba.

Todas las presentes estaban al tanto de la pelea entre las dos chicas pero eso no les impidió ser poco empatizas y preguntar el porqué del estado de la ojiazul.

— ¿Todo en orden? — Preguntó una castaña de ojos verdes con camisa de cuadros.

— Quise hacer una junta con el comité... — Inició en un susurro — Para mostrar las firmas y que suspendieran a Jackson, pero Zed me dijo que no.

La pelinegra ensanchó su sonrisa.

Claro que iba a ir corriendo con alguien quien tuviera poder en la escuela, en este caso, el presidente del consejo estudiantil, el que movía las influencias, líderes de clubes y grupos, además de ser la mano derecha de la directora. Y tuvo suerte de llegar a derramar falsas lágrimas antes que Addison y convencerlo de que seguirla a ella sería mucho mejor opción ya que tenía un plan más eficaz para el asunto de Jackson, y por lo visto, la había escuchado.

— Bueno, hay más opciones. — Una pelirroja en la multitud intentó animarla — Podemos apoyarnos de la idea de Nikki.

La nombrada se irguió tal cuál pavo real con una sonrisa presumida, pero fue ignorada por la platinada que aún seguía fuera de órbita por lo ocurrido con su novio.

— Él me dijo que no, ni siquiera me dejó terminar de explicarle... — Para el momento Willa ya tenía una de sus manos acariciando el hombro de su amiga intentado reconfortarla, pero cuando esta le respondió con una sonrisa por su acto se alejó (sin ser tan obvia) ruborizada.

Pero gracias a la carcajada burlona cierta italiana en la multitud su momento se bloqueó.

— Debes sentirte tan estúpida ahora... — Varias de las presentes le dieron una mirada de reportaje por su elección de palabras pero esta no les dio importancia y simplemente se encogió de hombros.

Addison sintiendo de golpe todo lo que ocurrió en día se acercó a grandes zancadas fuera de órbita.

— ¡¿En serio no hay nada de empatía en tu cuerpo?! — Gritó exasperada — ¿Nada que te guste de mi?

De tantos problemas que había entre ellas, la porrista ya comenzaba a creer que la chica traía algo en contra suya, pues, desde su regreso no había hecho algo más que ser un dolor de cabeza. Y aunque tenía sus buenos ratos, y ella dejaba pasar los malos por su amigo Wyatt, su paciencia había llegado al límite.

— Me gusta cuando estás triste. — Respondió con seriedad totalmente cínica.

— Okey, basta. ¡Fuera de aquí! — Señaló la salida.

— No. — Se cruzó de brazos tranquila pero luego cambió de opinión — Ahora vuelvo.

Addison rodó los ojos al oír su respuesta mientras su tacones se oían alejarse, no sin antes pasar por el lado de Eliza chocando hombros bruscamente.

— Bueno, este contratiempo tal vez nos retrase un poco Amanda, pero te aseguro que haremos algo. — Volvió a su tono amable queriendo recuperar la compostura — Esto no nos va a desanimar, hay que pensar en algo para-

— ¿De que me perdí? — Retumbó nuevamente la voz de Nicolette por el gimnasio haciendo que Addison contará hasta tres mentalmente a la vez que se preguntaba cómo es que volvió tan rápido.

— Por favor, Nicolette. Intento ser profesional aquí.

— Entonces, escucha mis ideas. — Atacó con un bagel por la mitad con la mano. — O si no-

— ¿O si no, qué? — Explotó.

* PONGAN PLAY *

Addison — Honey, whatcha waitin' for? — Se acercó a la pelinegra intentando lucir amenazante — Welcome to my candy store — Se dirigió con esperanza hacia las demás en las gradas — You just gotta prove you're not a badass woman anymore — Nicolette bostezo — Then step into my candy store...

Y nuevamente, sin dejarse de la ojiazul, se puso enfrente de ella acaparando la atención.

Nicolette — You can join the team

Addison — Or you can be a bitch and moan — La confrontó.

NicoletteYou can live the dream — Sonrió a su público convencedora.

AddisonOr you can die alone

AmbasYou can fly with eagles or if you prefer keep on testing me and end up like her

Woahhh

AddisonHoney, whatcha waitin' for

NicoletteShut up Addison!
Step into my wicked world.

( Willa, Bree, Eliza, Wynter — Time for you to prove
You're not a lame ass anymore
Then step into my candy store )

AmbasIt's my candy store
It's my candy
It's my wicked world
It's my wicked
It's my candy world
It's my wicked store

Las dos chicas se miraron extrañadas por la última confusión de palabras pero eso no impidió que Nicolette empujara lejos a Addison para ella seguir con su plan protagónico alcanzando ambas manos al aire robando su pequeño show.

Nuevamente, la platinada estaba por acercarse y reclamarle por su innecesaria confrontación pero fue interrumpida por la mismísima Amanda con una postura más decidida.

— Nicolette, estoy contigo. — La nombrada expandió su sonrisa — Quiero que ese malnacido pague por lo que me hizo, por la humillación que tuve que pasar por su culpa.

La miró enternecida.

— Elegiste bien.

La ex rubia, agobiada por lo que ocurría prefirió abandonar el lugar buscando un poco de aire y alivio con cierta mujer loba que la fue a seguir.

Bree observo la dirección en la que huyó su mejor amiga con preocupación cuando el comentario sarcástico de la persona que detestaba en ese momento la hizo girar nuevamente.

— Vaya, deberían hacer que deje de ver telenovelas dramáticas.

La morena se acercó molesta.

— No puedo creer que fuiste capaz de algo así.

— ¿En serio? — Espetó confusa — Porque la verdad pude hacerlo peor.







Ambos dejaron sus bandejas del almuerzo en aquella mesa de piedra para posteriormente mirarse nerviosos sin saber muy bien que decir o hacer próximamente.

Wyatt inhalo y abrió para boca para decir algo, ante la acción Nicolette lo miró con una sonrisa creciente pero el chico prefirió seguir en silencio al no tener algo inteligente que soltar. En tanto, la pelinegra dejó salir un muy leve bufido observando dudosa sus manos, ella fue la que le propuso sentarse juntos esa vez, lejos de todos teniendo mas privacidad y charlar igual que en la fiesta zombie con el propósito de indagar más sobre los lobos y aclarar las dudas que la carcomían por dentro, pero no sabía cómo iniciar esa conversación, quería ser directa y dejarse de tonterías de una buena vez pero las palabras simplemente no salían.

Wyatt había aceptado mucho antes de que ella terminara su propuesta y casi parecía que lo había secuestrado ya que solo lo apartó de los demás reclamándolo. Pero poco o nada le importo, ahora tenía problemas y mucho estrés encima, necesitaba un hombro donde apoyarse para poder desahogarse y ella era la persona indicada para la tarea, así se iría ganando su confianza poco a poco.

Carraspeó entre-lanzando sus dedos cuando un rayo de luz paso por su mente.

— Mmm hace poco... — Comenzó — Noté que al final decidiste no estar en el equipo de football. ¿Todo bien? — Recargó la palma de su mano en su mejilla.

En tanto el hombre lobo sentía mariposas y explosiones en su estómago al ver la preocupación de su mate por él.

— No mucho, sinceramente. — Dijo por lo bajo — La reputación de los lobos ya estaba mal desde que iniciaron los asesinatos pero con la fiesta zombie... — Suspiró pesadamente — No odian.

— ¿Y si lo hizo un lobo? — Preguntó luciendo dudosa.

— No, no, no. — Aclaró rápido — No somos de cazar cosas muertas, si sabes a lo que me refiero. — Intentó bromear pero pronto se dio cuenta de su error — ¡Es decir, tampoco vivas! — Habló ansioso de manera veloz — No comemos humanos, no están en nuestra dieta, ni vivos ni muertos. Te lo puedo demostrar, el otro día comí algo llamado pasta.

Nicolette rió genuinamente por su torpeza, era adorable la forma en que se esforzaba tanto en que ella tuviera una buena opinión de él.

— Confío en ti, Wyatt. — Dijo suave tomándolo del dorso de su mano.

Iba a finalizar su perfecta actuación con una sonrisa radiante pero esta salió torcida por el terrible mal sabor de boca que la inundó, estaba siendo una hipócrita.

Él ni reparó en ese detalle, pues solo podía observarla con un brillo especial en sus ojos con el corazón latiendo desenfrenadamente.

— ¿Y-Y qué tal el club de física?

Antes de que su cita se cancelara, el chico mitad lobo le había pedido consejos a su mejor amiga humana, Addison, para saber que decir o cómo iniciar conversaciones y aunque le faltaba práctica creía estar dando en el blanco, pues en realidad si le interesaba todo lo que tuviera que ver con su mate.

— Bien, no tanto como quisiera pero los cerebritos ya me aceptan y es un progreso. — Sonrió segura — El profesor aún no me da trabajos tan... — Intentó buscar la palabra correcta — Fundamentales, pero mientras pueda aportar en algo, por mi está bien. — Se encogió de hombros.

— De lo que se pierde. — Dijo en un tono indignado — Eres muy lista, mucho más de los que están en ese torpe club, seguro.

Nicolette borro su sonrisa y junto sus cejas mirándolo añorada preocupándolo por su repentino cambio.

» — ¿Dije algo malo? — preguntó temeroso pero a ella regresó una sonrisa leve y negó con su cabeza rascando la parte trasera de esta.

— No, es solo que... Nadie me había dicho algo así.

El chico elevó sus cejas incrédulo.

— No es posible. ¿Cómo? Debes tener de las mejores calificaciones del grado. — Ella asintió contenta por notar esos detalles pero nuevamente volvió su mueca seria al recordar el problema.

— Al participar en concursos de belleza y preocuparme por mi apariencia, tu entiendes. — El asintió — Las personas asumen que no tengo cerebro. — Se encogió de hombros resignada.

Siempre era la misma historia con los jodidos estereotipos, no entendía porque el mundo creía que la belleza estaba peleada con la inteligencia cuando bien podía ser ambas sin ningún problema.

— Pues yo creo, que los descerebrados son ellos.

Nicolette en ese instante giró en su dirección chocando miradas perdiéndose en esos bellos ojos cafés cubiertos por gruesas pestañas que la miraban con adoración sintiendo cada fibra de amor en sus palabras. Si estuviera viva seguramente tendría un sonrojo por todo su rostro. Entonces, cuando cayó en cuenta de esos detalles parpadeó rápidamente concentrándose en lo que era y en lo que era él, un enemigo más de su especie.

Sonrió nerviosa rompiendo el ambiente.

— Si, bueno, cualquiera lo creería después de que uno de ellos confundió "campo" con "espacio" en las entidades físicas. — Rió leve por su broma pero la cara de su acompañante era de total extrañeza.

— ¿El que de qué?

Nicolette lo miró comprensiva.

— Si, mira: El campo es una representación de la distribución espacio-temporal de una magnitud física, o sea que podemos medir en ese entorno cada punto del mismo espacio para cada instante del tiempo, como una carretera con un automóvil a ciento ochenta kilómetros por hora. — Wyatt tenía el ceño fruncido intrigado — En cambio el espacio físico es el lugar donde se encuentran los objetos y en el que los eventos que ocurren. Son similares, pero no iguales ya que este tiene una posición y dirección relativas además de tres dimensiones lineales las cuales...

Wyatt no estaba entendiendo nada de lo que salía de la boca de su acompañante pero un día la escuchaba con suma atención totalmente embobado notando como la emoción al hablar de un tema que dominaba la hacía feliz y esa era la vista más hermosa del planeta ante sus ojos. Podría escucharla hablar horas y horas y jamás se aburriría.

Así continuaron el resto del receso entre charlas amenas y demás temas triviales como la mención de sus nuevas amigas o seguidoras, no veía la diferencia y el como entre ella y Zed lograron presionar a la directora para que sacara del equipo a Jackson y que pronto verían la forma de cómo expulsarlo, el estaba encantado por su repentino cambio y el cómo estaba ayudando a las demás sin fines de lucro. Hasta que lastimosamente para el de mechón blanco su hora de descanso llegó a su fin y se despidieron con un leve abrazo donde fue ahí que Nicolette recayó en la piedra inusual que descansaba en el pecho del chico.

Pensó en cómo preguntarle por el cuándo el chico se ofreció a acompañarla hasta su aula por lo que en el camino intentó sacarlo como algo casual e irrelevante.

— Oye ¿Y para qué sirve tu collar? — Cuestionó — Vi cómo brillaba... ¿Es mágico o algo así? — Habló con un deje de burla.

Wyatt pensó en cómo explicarle su naturaleza, pues aún era fecha que varios de sus amigos no lo comprendían.

— Es algo de lobos. — Rascó su nuca — Es como si fuera la fuente de nuestro lado... Animal, — Dudó— aunque nacemos siendo así, pero llegada una edad los lobos más viejos de la manada nos dan estos collares, están hechos con la piedra lunar. — Relató — En sí, podría decirse que nos vuelven hombres lobo.

La pelinegra abrió la boca sorprendida. Había encontrado una mina de oro.

— Entonces sin el eres... ¿Humano?

Wyatt quedó mudo, era su mate y le confió — y lo seguiría haciendo — cualquier secreto que tenga que ver con él pero aún no quería soltarle esa bomba y asustarla, lo mejor era mantener el perfil bajo, por ahora.

— Podría decirse...

Nicolette sonrió, ya tenía algo. El par no se había dado cuenta que ya habían llegado al salón de la chica hasta que recayeron en los demás estudiantes haciendo montón queriendo entrar que se despidieron ahora con un simple movimiento de mano.

Antes de que el chico se fuera completamente, ella giro a sus espaldas y asintió con una pequeña sonrisa para finalmente entrar a su clase.








Hojeo por tercera aquel libro grueso buscando algo que pudiera usar a su favor pero al no encontrar nada, harta y con su vista cansada soltó al aire un gruñido cerrando de golpe aquel escrito con las reglas de la escuela.

Zed la miró asustado por el repentino sonido en seco.

— No es posible que el acoso sexual no esté incluido en ninguna parte. — Musitó molesta mirándolo con seriedad — ¿Qué creyó el autor? Que todos eran de cartón o algo así.

Masajeo sus cienes mientras que el chico igual suspiró rendido cerrando más despacio el volumen dos.

— Eran otros tiempos, antes muchas conductas estaban muy normalizadas. — Expresó de forma singular recordando cómo era la vida y las calles hace cincuenta años. Él siempre respeto cualquier forma de vida como un igual pero había muchos sin respeto si quiera por su madre. Sacudió su cabeza concentrándose en el presente — Pero eso ya no importa, las cosas cambiaron y ahora estamos aquí para remediar el mundo que nos dejaron los adultos. ¿Y sabes algo? Me alegro codearme con la generación que está cuestionando todo y gritando para exigir sus derechos.

Nicolette asintió frenética tocando su frente, era justo lo que necesitaba escuchar para no mandar todo a la muerda y rendirse en ese momento. Porque podrá ser anticuada y un vejestorio en edad pero mentalmente estaba muy bien adaptada a la época a la que ahora pertenecía.

De cierta forma, el zombie logró dar en el clavo con sus palabras, no pudo decirlo mejor y se sentía tan identificada pero por razones obvias no podía decírselo.

Suspiró

— Estanos haciendo historia. — Se encogió de hombros — Vamos a remodelar para las siguientes generaciones y bueno, ustedes los inmortales.

Ambos rieron, cuando repentinamente la chica ajena a su alrededor sintió como alguien la tomaba del hombro sorprendiéndola. Volteó rápidamente extrañada de no haberla notado para luego lanzarle una mirada suspicaz.

— ¿Si? — Alzó una de sus cejas analizándola.

Era una chica baja de estatura, de cabello rubio sujeto en una coleta y ojos verdes, algo pequeños, adornados por unas gafas junto a un aspecto descuidado con su vestimenta deportiva.

— Tengo un problema. — Dijo seria luciendo decidida.

— Creí dejar en claro que no soy psicóloga.

— No quiero sermones, ni terapias. — Aclaro veloz siguiendo firme y ahora Nicolette la vio interesada — He ido... Con un psiquiatra desde los once años, cuando mi profesor de gimnasia abusó de mi... No quiero palabras de apoyo.

Ambos seres sobrenaturales quedaron helados ante la confesión, pero no paso mucho para que las miradas incómodas que la rubia le lanzó al peli verde de reojo lo hicieran entender que quería más privacidad.

— Y-Yo, e-eh, seguiré investigando te diré si encuentro algo.

Y cómo un rayo salió disparado de la biblioteca dejándolas en su charla. Nicolette seguía en la misma posición observando perpleja a la ojiverde sin saber que decir o hacer, hasta que la más baja tomó la iniciativa de sentarse frente a ella y pedirle ayuda desesperadamente mientras le contaba su historia.









— No lo se, de verdad creo que está cambiando. — dijo con una sonrisa recordando todas sus acciones los últimos días. Suspiro preparado para lo que diría — Dejando el asunto de mates de lado... Creo que de verdad me gusta esta Nicolette...

El chico de cabello verde a su lado trago duro.

— Creo que debería decirle que es mi mate. — Decidió el hombre lobo recibiendo el apoyo del zombie de cabello largo. — Tendría que invitarla a salir... Otra vez — Dijo agobiado — ¿Alguna buena idea? — preguntó el del mechón blanco esta vez en dirección a Zed, pues por su experiencia con Addison le pareció buena idea dirigirse a él.

El más alto lo miró dudoso varios segundos hasta que una idea cruzó por su mente.

— Se cursi, a las chicas les gusta eso. Derrama miel. — Explicó sencillo sabiendo que eso era lo último que podría hacer con ella.

— Mmm no creo que Nicolette sea de esas. — Ladeó la cabeza pensativo el moreno mientras que el zombie de cabello largo concordó con él.

— Confía en mi, hombre. — Dejó un leve golpe en el hombro de su amigo antes de notar que la nombrada estaba cerca de ellos — Mira, ahí está. — la señaló — Deberías aprovechar.

Wyatt giró sobre sus hombros viendo que efectivamente estaba ahí la chica y que justamente se acercaba a ellos. Giró hacia sus amigos nervioso preparando sus palabras cuando de repente sintió un pequeño toque en su hombro.

— Hey Wyatt. — saludo con sus blancas perlas al aire cortándole la respiración por varios segundos.

De igual forma lo extraño puesto que tenía una sonrisa cuando a esa distancia podía olfatear el olor a ira emanando de ella.

— ¿S-Si?

— Salgamos esta noche. — Exclamó de forma seria y veloz dejándolo sin palabras.

Volteo a ver a los chicos los cuales estaban igual o peor que él.

— C-Claro... — sonrió nervioso.

— Cool — Dijo simple y miró a los otros dos igual sería — Zed, — Este la saluda — mendigo — Llamo a Bonzo el cual gruñe — ,nos vemos. — Y sin más que decir se marchó como si nada.

— Bueno, eso fue... — Comenzó Zed.

— ¿Raro? — Levantó una ceja el de pelo largo.

— Fácil... — Corrigió el menor de los tres.







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