Capítulo 1 🍒
Los pasos se escuchaban en el pasillo solitario de aquel edificio, con cierto grado de alcohol en su sistema no muy consciente de lo que iba a suceder minutos después, el chico era guiado por el sensual pelinegro quién lo tomaba fuertemente de la muñeca guiandolo hacia la puerta de su apartamento.
Aunque Jungkook preferia follar a sus conquistas en algún motel, algunas veces solía llevarlos a su apartamento, donde podía usar los " juguetes sexuales"a su antojó y no tenía que preocuparse por los gemidos de sus sumisos pues su vecino de al lado solía estar constantemente de viaje.
- ¿Es aquí?- interrogó el chico de cabellos rubios relamiendose los labios sonteniendole la mirada al adonis que tenía enfrente suyo, descaradamente deslizó sus manos sobre la fina tela que ceñía su fornido cuerpo acercando su aliento sobre los labios del pelinegro, ansioso por probarlos y mordelos.
Pero el mayor lo apartó bruscamente con una sonrisa socarrona empotrandolo contra la pared sin ninguna sutileza, tomándolo de las muñecas colocándolas arriba de su cabeza.
- ¿En que quedamos? creo que fui muy claro en el bar, los besos en la boca están prohibidos- susurrandole al oído con voz firme y grave.
El chico asintió decepcionado, aunque estaba de acuerdo con ciertas reglas que el pelinegro le había advertido tajantemente, se quedaría con ganas de probar aquellos labios rojisos que tanto deseo le provocaban.
Jungkook noto la mirada de decepción del chico, quitó una de las manos que sostenían sus muñecas bajo lentamente hasta su cintura y la aprisionó con fuerza susurrandole nuevamente al oido- si te sirve de consuelo aunque no puedas saborear mis labios te comeras toda mi polla hasta que tú garganta quedé seca.
El chico trago grueso ante las palabras lascivas del profesor, aunque no era su primera vez en este tipo de " juegos sexuales", no le quitaba sentirse nervioso y excitado ante el aura dominante de aquel hombre que había conocido en la página de Tinder.
El pelinegro acarició suavemente la mejia del chico deteniéndose sobre sus labios, rozandolos con la punta de sus dedos mientras presionaba con su mano izquierda los muslos del rubio haciendolo jadear.
- Tienes un buen culo, redondo y firme justo como a mí me gusta- exclamó con voz grave presionando su pelvis contra el rubio haciendo movientos circulares,
una corriente de placer hizo estremecer al chico al sentir alquel bulto duro presionando sobre su sexo.
- Lo pregúntare por última vez ¿Estas seguro de ser mi perra está noche? porque después que entres a mi apartamento no habrá marcha atras, te follare tan duro y tan mal que tú culo pedirá clemencia - dijo lamiendo tortuosamente el cuello del chico.
- Estoy seguro- murmuró el rubio sobre los dedos del mayor que se habían detenido sobre sus labios, síntiendo ese calor con sabor a ron que se habian impregnado en las manos del pelinegro.
Jungkook aparto sus mano bajandola hacia la mandíbula del rubio, levantandola con firmeza haciendo que el chico lo mirará directo hacia esos hermosos orbes cafés.
- Debes repetir 'si amo'- ordenó con voz grave.
- Si amo- dijo el chico sin vacilar, su miembro empezaba a calentarse ante las caricias impudicas del mayor.
El pelinegro sonrió ladino satisfecho con la respuesta del chico, ansioso por la piel que estaría totalmente a su merced, Jungkook solía ser muy rudo en la cama y muy selectivo con las parejas que escogía, obvio siendo un perfecto dios griego de buena estatura, musculoso cuerpo, rostro armoniosamente simétrico ,sonrisa perversa, aliento mentolado y una gruesa polla de 27 cm, él se podía dar el lujo de escoger a la pareja que el quisiera.
Siendo abiertamente bisexual gustaba tanto de mujeres como de hombres, aunque muy pocas mujeres habían retozado sobre sus sábanas, la mayoría solían ser chicos de su misma edad, tenía una gran debilidad por su mismo sexo, los prefería de complexión delgada, cintura pequeña, nalgas redondas y suaves, rostro inocente pero mirada traviesa, los chicos son su mayor debilidad porque para él que son más fáciles de domar en la cama, y las paredes de su culo abrazan exquisitamente a su exigente polla.
El pelinegro abrió la puerta principal de su departamento, tomado al chico de la cintura, acariciando suavemente su espalda dejándolo en medio de la sala.
- Espera un momento- ordenó mientras el rubio observaba un hermoso gato blanco que bostezaba perezosamente sobre su cómoda cama afelpada.
La sala estaba totalmente pulcra, el sofá más grande con sus cojines acomodados simétricamente, los colores crema y gris parecían reinar en las paredes del lugar,
una lámpara de lava se movía amorniosamente sobre la mesa principal en medio de los muebles color caoba, y un olor a incienso, sándalo para ser más específico emanaba de la habitación principal.
- Ya estoy aqui- dijo el pelinegro con un trozo de tela de seda escarlata en las manos, ordenó al chico que se diera la vuelta mientras vendaba sus ojos con sumo cuidado.
- Vamos entrar a mi habitación y por ningún motivo deberás quitarte la venda que te he impuesto- le dijo al oido mientras le mordía el lóbulo de la oreja con fuerza, sacándole un quejido lastimero al chico.
- Si amo- exclamó el chico sin protestar, mientras el pelinegro sacaba unas esposas de su bolsillo derecho, y se las ponía al rubio, el menor se sobre exaltó al sentir el metal helado apresando sus muñecas.
Lo guío hasta la habitación, donde lo haría suyo y el rubio debía acatar sus órdenes sin oponer la más mínima resistencia, lo último que el chico se percató fue el olor a cera de velas calientes antes que la puerta principal se cerrará, no había marcha atrás...
La noche transcurrio rápidamente, el profesor había despachado al chico en horas de la madrugada pidiéndole un taxi, y este se había marchado rumbo a su casa, quitó las sábanas con rastro de sangre y las coloco en la lavadora colocando unas limpias sobre el colchón, se dirigió a cocina y le dio de comer a su gato y luego se metío a la regadera, faltaba solo una hora y media para su larga jornada en la preparatoria donde trabajaba y se le estaba haciendo tarde, Jungkook no solía tener encuentros sexuales entre semana porque le afectaba su diciplinado horario laboral, pero esta vez había hecho una pequeña excepción, pues ya llevaba más de un mes sin follar y el siendo sexualmente activo y un insaciable lo necesitaba.
Luego de arreglarse, tomo las llaves de su automóvil se dirigió al estacionamiento rumbo a la preparatoria, no sin antes pasar por un café, moccachino para ser más exactos, sus favoritos, al llegar a la escuela estaciono su auto y se dirigió a la sala de maestros, iba recorriendo los pasillos con su semblante serio ante la mirada lujuriosa de muchos adolescentes calenturientos que babeaban por él.
Jungkook impartía las materias de matemáticas e historia aunque la ultima era temporal mientras cubria al profesor que estaba bajo licencia médica, la primer clase la impartía a las siete en punto, pero aún le quedaban quince minutos antes de ir al salón, se sentó en su escritorio a degustar el café que había comprado y noto que había un paquete de rosquillas de canela
sobre el mueble, aunque no tenía ninguna nota pudo notar el olor a perfume de vainilla en él, seguramente alguna de sus alumnas lo habían ido a dejar antes de su llegada, Jungkook no aceptaba regalos de nadie sin excepciones, no le gustaba involucrarse con colegas ni mucho menos sus alumnos, aunque él había dejado muy claro que no aceptaba ningún tipo de regalos, estos no dejaban de aparecer de vez en cuando, ya sea en la sala de maestros o en su escritorio cuando llegaba a los salones, como la vez que le habían dejado una caja con un dildo de chocolate o la vez que habían amarrado un sostén y unas bragas rosa sobre la silla de su escritorio.
¿Cual era el destino de esos regalos? obviamente terminaban en el basurero,
una opción muy frívola y poco educada departe de Jeon, pero era la única manera de dar entender que las posibilidades de sus admiradores eran nulas y si aceptaba algún presente daba incapie a darles falsas esperanzas de estar en medio de sus piernas, aunque claro estaba también su lado egocéntrico y narcisista.
Antes de terminar de beberse el café, recordó que su amigo Mark le había llamando la noche anterior, diciéndole que hace poco había regresado de los Estados Unidos, pues se había ido de viaje por algunos años con su esposa e hijo por cuestiones laborales, pero que se encontraba de regreso para atender los negocios que tenía en Seúl.
Mark había inscrito a Taehyung en la misma preparatoria donde laboraba el pelinegro y le había encomendado que cuidara de su hijo.
A Jungkook le agrado tener noticias de su amigo después de tanto tiempo, Mark habia sido el mejor amigo de su hermano Yoongi desde que Jungkook estaba pequeño cuando Mark se casó Yoongi fue el padrino de bodas de Mark. Luego nació Taehyung y los años que le siguieron Jungkook estuvo presente en todos sus cumpleaños, la última vez que el pelinegro vio al menor fue cuando tenía ocho años.
El mayor entro al salón cerrando la puerta con su semblante serio, Jeon tenía la fama de ser un maldito petulante hijo de perra, que no tenía compasión en aplazar la materia si no se tomaban las clases en serio, era el más odiado de todos los maestros de la institución pero también el más deseado, la fantasía de muchos, no solo por su atractivo físico y el notable bulto que se marcaba en sus pantalones, si no también por sus
"gustos exóticos sexuales" fama que solía circular por los pasillos pues ya era bien sabido por muchos de su página de Tinder y sus sensuales fotos.
No era sorpresa que el joven profesor era la crítica y la desaprobación de muchos pero también las fantasia de sus alumnos, más de alguno se masturban con sus fotos o se imaginaban totalmente desnudos sobre el frío escritorio recibiendo azotes por el sexy profesor o tragándose su semen después de una agotadora felación, pero eso eran anecdotas pecaminosas muy aparte de lo que estaba a punto de suceder.
Los alumnos guardaron silencio cuando el pelinegro entro al salón, rápidamente cada quien tomó asiento, mientras el los observaba con desaprobación debajo de esas pobladas pestañas que hacían suspirar a cualquiera, esta vez el ardiente profesor portaba una camisa azul marino que marcaba muy bien sus musculoso pecho y unos pantalones color crema ajustados de fina tela que hacían resaltar más el bulto en medio de sus piernas, una vista jugosa ante la vista de los adolescentes lujuriosos.
Jeon no pasó desapercibida la manera como sus alumnos solían verle la mayor parte del tiempo haciendo que muchos se sonrojaran, y realmente no quería saber lo que ellos se imaginaban cada vez que lo observaban como calenturientos hormonales que eran,
el pelinegro carraspeo sacando de su transe morboso a muchos, ordenando que sacaran su libro de historia que la clase estába a punto de empezar.
Cinco minutos habían trascurrido desde que la clase había comenzado, el mayor estaba de espaldas escribiendo en el pizarron ante los murmullos y risas de algunos, quienes se delietaban con la hermosa vista del trasero duro y perfectamente amoldado sobre el ajustado pantalón del profesor.
El mayor dejo de escribir ante las murmuraciones de los alumnos haciéndolos que guardarán silencio,
cuando retomo la vista nuevamente al pizarrón, la puerta fue tocada dos veces y se abrío lentamente ante la mirada curiosa de los alumnos y el desconcierto del sexy profesor.
Era un hermoso chico de cabellos azules, esbelta figura, cintura de infarto, muslos redondos muy bien formados, labios gruesos y hermosas pestañas largas y castañas.
- Lamento llegar tarde- dijo el chico timidamente mordiendose los labios que brillaban por su bálsamo sabor a cereza.
- ¿Taehyung?- exclamó Jeon sorprendido al reconocerlo, el hijo de su mejor amigo Mark había crecido y demasiado bien para que negarlo.
Nadie se imaginaba que aquel hermoso chico con rostro de angel, cuerpo de infarto sería la perdición de Jeon y el deseo de más de alguno en el salón 1B.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top