—¿Serías mío por siempre?
La pregunta del psicópata se repite en los oídos del piel dorada una y otra vez. Con un eco que sobrepasa con más fuerzas la primera voz antes de su segundo acompañante de mismo contenido. Se repiten como olas. Mientras que los chicos del sótano se mantienen una mirada. Una mirada que los cala a ambos. Una mirada incitante a la vez que, es sólo una mirada. Permanecen con sus ojos en el uno al otro incluso si no sale ni una palabra de las bocas de ambos. Los dedos de la mano que el psicópata ha aferrado a uno de los barrotes sucios aprietan con mucha fuerza la barra. El piel dorada mueve involuntariamente su pecho de arriba a abajo (aunque suave) por su respiración agitada. Su boquita entreabierta abriendo y cerrando ese huequito entre sus labios.
—¿Estás fuera de tu mente? ¿Por qué querría ser tuyo? ¡Sácame de aquí!
Gulf le da una patada a los barrotes frente a él provocando que el contrario se separe de la jaula con un suspiro frustrado. Su mirada cabizbaja. Los barrotes vibranpor la patada. Creando un sonido bizarro entre todas las barras de metal que vibran. El sonido es tanto que suplanta la voz del piel dorada para los oídos del psicópata. Todo ese metal vibrante que al vibrar parece tener gemelos en un sólo cuerpo lo aturde. Él va levantando la vista y mira al suplicante Gulf.
—¿No quieres ser mío?
—No, por favor...
—La única razón por la que sigues vivo y coleando es porque me pareces conocido...
Es ahí cuando Gulf alza sus cejas en rendición un poco. Sus ojos se vuelven cristalinos. El agarre que él tenía en los barrotes se afloja un poco.
—Eso no hace sentido,— Gulf le dice en un bufido triste. —cómo puedes conocer a un desconocido. Está todo en tu cabeza. Dejáme ir.
Gulf suena como si tratara de convencerlo de una realidad distinta a la que el psicópata cree. El psicópata coloca sus manos encima de las del piel dorada..., mirándolas con mucha atención como un niño pequeño viendo a su jueguete favorito con anhelo.
—No nos conocemos. Sin embargo siento que he tocado estas manos antes.
—¡Eres un enfermo!— Gulf separa su mano de la del psicópata para darle a la barra de enfrente. Una vez le da con la palma de su mano derecha, jadea. Ha creado un corte rojo en el centro de su palma. —Ah...— Él jadea ahora retrocediendo su mano para verla. Tiene sangre. Sangre de tipo que se ve aguada y brillosa. Es pequeño el corte. El pús filoso con el que se cortó gotea los restos de una poca sangre que se quedó ahí.
—¿Fue un corte profundo?— Mew pregunta.
—No fue nada...— Gulf hace de su mano un puño para lucir firme.
—Se te va a infectar. No haré nada para esa entonces si no quieres de mi hospicio.
Mew se levanta del suelo para limpiar las palmas de sus manos en un leve aplauso que consta de mover una mano arriba y la otra abajo con las palmas unidas. Gulf lo observa desde abajo.
—¿Me vas a dejar aquí de nuevo?
—Para qué preguntas si ya lo sabes.
—No me gusta aquí. Por favor, sacáme. Me ire y no le diré a nadie lo que me pasó aquí sólo...— Gulf vuelve a agarrarse de un barrote con su mano libre para agitar la jaula. Al ver que no hay reacción de la jaula, vuelve a bajar su mano. Rendido. —no le diré a nadie.
Él vuelve a suplicar mirando al psicópata a los ojos. El psicópata se pone de cuclillas frente a él con una sonrisa.
—Vaya. Qué lindo eres suplicando. Pero, spoiler para ti y todos los fantasmas que nos estén viendo:— Mew susurra lo último con una sonrisa burlona ahora poniendo ambas de sus manos a los lados de su boca como si fuese a ocultar algo. —no~te~voy~a~dejar sa~lir.— Mew hace un ritmo de cada palabra para en la última cantar las tres letras restantes y se echa a reír. Bajando sus manos.
Gulf suspira cabizbajo en frustración. Mew ríe ahora poniéndose de pie de nuevo con sus manos dentro de sus bolsillos.
—Te daré comida y agua..., pero no te dejare salir ni te curare eso. Ya que no necesitas de mí.— Mew hace un puchero "dolido" deslizando un dedo bajo uno de sus ojos simulando una lágrima. Cuando su dedo llega a su mejilla, le saca la lengua con un muy infantil sonido antes de irse de ahí, subiendo los escalones con un rostro indiferente.
La puerta se cierra y Gulf ha quedado solo de nuevo. El piel dorada reposa su espalda contra los barrotes. Mirando todo rendido a las escaleras.
Mira abajo a su herida en la palma derecha que abre para su disposición.
FLASHBACK
Gulf llega al altar. Cabizbajo y tímido. Con una sonrisa. El hombre frente a él sonríe en grande.
—Luces hermoso.— Él hombre le mímica.
—Tú más.— Gulf le mímica en una sonrisa. Súper contento. Se toman de las manos gentilmente... Gulf desplazando las suyas en las de aquel hombre cuyo rostro aún no era completamente mostrado.
FIN DEL FLASHBACK.
Gulf llora ahora cerrando su mano de nuevo. La sangre bajo sus dedos.
🦢
Mew está fuera de la puerta del sótano. Con su espalda reposada contra la puerta. Él alza su mano derecha en disposición a su vista con una repentina nostalgia. Una nostalgia que ni conoce.
—¿Por qué siento que esta no es nuestra primera vez juntos?— Mew pregunta viendo su mano.
Baja su mano de enfrente de su rostro para suspirar. —Ese chico me está afectando.— Él dice con un rostro traumado antes de sacudir su cabeza para sacudirse esos pensamientos y seguir por el pasillo.
PASARON DOS DÍAS y Gulf estaba completamente débil. Su frente sudada. Todo de él estaba sudado. Apenas podía mirar a su alrededor. Su herida estaba fatal se había puesto amarilla.
Mew apareció en su campo de visión. Primero borroso. Luego bien. Él traía un plato de comida y vestía una camisa blanca de botones con unos pantalones negros.
—Al parecer tienes fiebre.— Mew le dice con una sonrisa. —Ya hiciste pipí veo.— El psicópata mueve su vista a los pies del contrario y alejado de este hay tres o cuatro charcos amarillos. La camisa de botones blanca estaba manchada por la suciedad del piso.
—No veo que hayas hecho popo. Ah, ¿te estás aguantando para que no te de vergüenza si lo veo?— Mew pregunta con una sonrisa.
—Por mí te jodes.— Gulf le dice débilmente.
—Esa boca de nuevo. Me gusta que seas agresivo.
Mew se burla antes de tomar un puñado de arroz en su cuchara y darle de comer a Gulf. Este se rehusa por más que Mew le ofrezca la cuchara.
—Al parecer hoy te sientes muy mal como para comer. Ayer comías lo más bien.
—Me duele la cabeza...— Gulf dice ahora abriendo sus ojos para mirarlo.
Mew se le queda viendo con algo de preocupación en los ojos. Algo había en esos ojos que denotaba su preocupación. Pero decidió actuar indiferente con una sonrisa grande:
—A lo mejor te duele por el hambre.— Él juega.
—¡No tengo hambre! Ya dejáme en paz.
Gulf le da un manotazo a la cuchara volando todo el arroz hacia el suelo. Mew mira el arroz caído en aquel sucio suelo.
—Oye.— El pelinegro llama ahora con un tono amenazante. Él deja a un lado el plato para adentrar un brazo entre los barrotes y tomar el cabello de Gulf para jalar su cabeza hacia atrás.
—¡Agh!— Gulf respinga por el jalón viéndolo con miedo.
—Si quieres que te deje morir por enfermedad sólo dímelo.— Mew le amenaza.
—Para qué decirte lo obvio.— Gulf le gruñe.
Mew se le queda viendo por su abstinencia y lo suelta, tirándolo hacia atrás por lo que Gulf cae con su mano metida en uno de los charcos de orín. Él llora alejando su mano de ahí temblorosamente porque le daba asco.
Mew patea el plato de comida.
—Ahora sí que no te voy a dar de comer ni de beber. Maldito malagradecido.— Mew le gruñe antes de subir las escaleras.
Gulf lo mira sumido en desesperación y llanto. Él llora, alzando sus rodillas para cruzar sus brazos contra sus piernas y hundir su rostro ahí.
PASAN DOS DÍAS MÁS y Gulf ya no puede pensar con claridad. Aún está a una esquina de la jaula con su cien derecha reposada contra los barrotes. Está aturdido con su propio dolor.
Mew llega a la jaula de nuevo. Se pone de cuclillas para abrir la jaula de nuevo, y tomarlo de los brazos para sacar al piel dorada de ahí.
—No... Dejáme...— Gulf murmura sin fuerzas.
Mew lo abraza a su pecho, para cargarlo de los muslos. Los brazos del piel dorada acomodados en los hombros del contrario. Él llora débilmente con su cabeza reposada en el rostro del contrario. Las fuerzas no le quedaban. Estaba herido y enfermo. Dolido tanto física como mentalmente. Mew se lo acomoda en su agarre para darles la vuelta. De manera indiferente sube las escaleras. Se lo lleva como a un niño pequeño. Subiendo escalón por escalón con el piel dorada rebotando en su pecho por cada subida en esos escalones. Mew está a dos pasos de la puerta, mira el pasillo durante la caminata y sale del sótano. Cerrando la puerta detrás de ellos.
Los gruñidos de la criatura se hicieron escuchar una vez más, y aunque en aquel manto de oscuridad tras las escaleras no se pudiese ver nada con claridad, había un contraste que se movía de lado a lado. Un cuerpo enorme si se podía detallar. Pero la oscuridad no la mostraba por completo.
🦢
FLASHBACK:
Se escuchaba una discusión en el tejado de una casa. Una discusión entre dos hombres. Algo estruendosa. Fuera de sí. Peleaban sobre algo que a lejos de la ventana de la casa, no se escuchaba. Todo estruendo acabo con dos gruñidos adicionales cuando la pareja que discutía eran Gulf y su pareja. Que desde una vista súper lejos, ambos lucían como hormigas en el tejado. Gulf vestido en una camisa blanca mientras que el esposo todo de negro.
Gulf toma al de negro por el cuello con ambas manos, ambos parecen girar en sus talones en un forcejeo hasta que el piel dorada empuja al de negro fuera del borde del tejado. Se escucha el resbalón de las suelas de los zapatos del contrario al este ir volando desde el borde del tejado agitando sus brazos de manera circular como para tener balance, pero ya es muy tarde. Cae en el aire.
Se escucha el estruendoso sonido de la caída de un cuerpo.
Gulf se tira de rodillas, viendo abajo todo devastado. Llorando en agonía. Su pecho se contrae y vuelve a echarse para enfrente de manera agitada. Sus hombros comienzan a brincar por sus sollozos.
Él grita el nombre de su esposo... Pero a vista lejana, no se escucha.
A vista cerca, como una cámara filmando una escena de película, él pega un grito bizarro que sí se escucha. Con sus ojos cerrados.
FIN DEL FLASHBACK.
Gulf despertó débilmente. Sus ojos retirando el párpado hacia atrás en cámara lenta para dejar al expuesto sus irises en su esclerótica blanca. Él está acostado en una cama con un pañuelo en su frente y una camisa marrón de mangas largas puesta. Al parecer Mew lo había cambiado de ropa. Se miró la palma derecha y esta estaba vendada con una mancha amarilla mezclada en rojo en la venda.
—No te iba a matar de enfermedad.— Mew le dice. Sentado a su lado. Gulf lo mira con el ceño fruncido. Extrañado. Él se aleja un poco del psicópata con los impulsos de su mano libre. Lo mira con miedo y indignación. —Hay muchas maneras interesantes que morir.— Mew le menciona lo última con una sonrisa.
—Me sacaste de aquella jaula...— Gulf murmura. —¿Por qué?
—No te acostumbres. Podría volver a ponerte allí. Pero, necesito limpiarlo. Lo orinaste.
Mew le reprocha con un puchero. Gulf se le queda viendo con desagrado sin saber qué decirle a ese psicópata. Pero, al menos, le curó la mano.
Gulf mira a su psicópata con determinación y se lanza a salir de la cama, agitado, pero Mew lo toma de los talones en un brusco jalón que lo hace jadear. De ese brusco jalón, lo toma de uno de sus hombros por más que el piel dorada sacuda sus hombros y basta de otro jalón, para arrojarlo a la cama.
Él trepa su cuerpo aunque Gulf lanza patadas repetidas con un puño repetitivo, pero Mew lo agarra fuertemente de la mano herida. Ocasionándole dolor. Gulf grita ahora dejando de luchar. Su mano agarrada es colocada a un lado arriba de sus cabezas.
—¡Ah! ¡Duele, duele! Suelta.
—Deja de ser tan obstinado y te soltaré.
—Dejaré de ser obstinado.— Gulf llora con su rostro contra la cama. Sus ojos cerrados. Sus mejillas rojas.
—¿Dejarás de serlo?— Mew le insiste, tomándolo del mentón para que este lo vea a la cara. Gulf tiembla su mentón con sus ojos cristalizados. Él solloza así que trata de asentir la cabeza incluso durante el agarre.
—Buen chico,— Mew le sonríe ahora restregando sus dedos por la boca del piel dorada. La estruja hacia arriba por lo que la boca del piel dorada se abre con sollozos, los dedos del pelinegro contra ellos. —muy buen chico.
Repite el hombre ahora soltándolo de la mano herida. Permanecen mirándose a los ojos.
*N/A: Aunque con excusas, el wey ayudo a Gulf de una muerte feita. Espero les haya gustado😘 Ya para el siguiente veremos a la hermana de Mew (que creí me daría tiempo para este cap pero no me gusta hacer que los capítulos sean muy largos) y mostraré finalmente el pasado 😉*
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