𝗢𝟳-𝗛𝗮𝗹𝗹𝗼
Martes 8 de abril.
Departamento de policía de Ciudad Central.
12:34 p.m.
El día estaba relativamente normal, sin meta-humanos, sin crímenes y libre de caos; Eso debería ser considerado bueno pero realmente para Barry Allen resultaba bastante inquietante, sobre todo cuando su vida iba a la velocidad de la luz.
El bullicio habitual del Departamento de Policía de Ciudad Central llenaba el aire mientras los oficiales y detectives se movían de un lado a otro, ocupados en sus tareas diarias.
El castaño se encontraba en el laboratorio, revisando unos informes, aunque su mente estaba dividida entre su trabajo y los recientes acontecimientos que habían sucedido desde casi perder sus poderes, Jess descubriendo su identidad secreta, y saber que hoy tendría más descubrimientos sobre Joey Zimmermann.
Era mucho en que pensar.
De repente, el sonido de la puerta abrirse lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y era Jessica quien se acercaba, a su lado venía un hombre que Barry reconoció de inmediato, aunque solo lo había visto en revistas científicas y en la televisión.
—Barry, quiero presentarte a alguien muy especial. —Comenzó hablando la castaña—. Este es mi padre, Walter Zimmermann.
Apenas Barry escuchó el nombre, sus ojos se abrieron con sorpresa y admiración. Frente a él, estaba Walter Zimmermann, un hombre de unos cincuenta y tantos años, con una presencia imponente pero amigable. Su rostro mostraba una mezcla de sabiduría y experiencia, y su porte reflejaba la confianza de alguien que ha dedicado su vida a la ciencia y la innovación.
—Barry Allen, ¿Cierto? —Preguntó Walter con una sonrisa cortes—. Es un gusto conocerte.
Barry tenía una sonría que apenas podía contener, estaba frente a uno de los más grandes científicos de la última década, quería decir algo pero maldición, no podía, la euforia no le dejaba articular ni el menor monosílabo o siquiera un diptongo.
—Para nada Señor Zimmermann, el gusto es mío. No, es un honor conocerlo. —Se apresuró a decir el hombre más joven—. He leído mucho sobre sus trabajos. Su investigación sobre la fusión nuclear y las energías renovables es fascinante.
Walter sonríe amablemente sintiendo simpatía por el joven forense que se mostraba más que feliz de verlo en vivo y a color.
—Gracias, joven. —Le agradeció con humildad ofreciéndole su mano a Barry para estrecharla—. Me alegra saber que mis trabajos han llegado a oídos de la nueva generación de científicos y expertos forenses.
Barry estrecha la mano de Walter, sintiendo la calidez y la firmeza en su apretón. Es un momento breve, pero significativo para Barry, quien siempre ha admirado a personas como aquel hombre, que han dedicado su vida a cambiar el mundo a través de la ciencia.
Jessica observaba la interacción entre su amigo y su padre con una sonrisa y en silencio. Sabe que su padre tiene un impacto en las personas que lo conocen, y ver a Barry tan impresionado no era una sorpresa para ella. Muy a diferencia de su hermano que a veces se incomodaba por la presencia de personas que pudieran admirar a su padre o a ella, ¿Por qué? Jamás lo supo, Joey jamás le quiso hablar sobre eso.
—Papá, Barry es uno de los mejores forenses de Ciudad Central, y ha estado ayudándonos mucho aquí en el CCPD. —Intervino la única mujer del lugar—. Pensé que sería bueno que se conocieran, dado que ambos podrían tener más en común de lo que piensan.
Barry se sintió halagado por las palabras de Jessica, pero también notó un tono en su voz que indicaba el verdadero motivo de aquella reunión había comenzado. Era el momento para hablar de Joey Frederick Zimmermann.
—Siempre he admirado a los científicos que, como usted, no solo buscan respuestas, sino que también intentan mejorar el mundo. —Elogió sonando casual.
Walter asiente, complacido por la admiración de Barry.
—Gracias, Barry. Jessica me ha hablado mucho de ti. —El hombre sonríe de manera seria, pero comprensiva—. Y, bueno como ella dijo, tenemos algo importante que discutir, algo que involucra a mi hijo Joey.
El corazón de Barry se aceleró un poco al escuchar el nombre de aquel chiquillo siendo mencionado por Walter. Sabía que la conversación que se avecinaba sería crucial y, probablemente, revelaría más secreto sobre el enigmático joven que, desde el momento que había visto sus ojos achocolatados, había capturado su curiosidad.
Pero solo eso, su curiosidad.
Mientras se preparaban para hablar, Barry no pudo evitar sentir una mezcla de emociones: admiración por Walter Zimmermann, y una creciente ansiedad por lo que estaba por descubrir sobre Joey y cómo esto podría cambiar todo lo que sabe sobre Ciudad Central y su historia con su primer gran héroe.
•─────⚡─────•
Laboratorios S.T.A.R.
12:39 p.m.
Las cosas en el córtex se notaban relativamente tranquilas, el equipo Flash monitoreando las cámaras y observando que no hubieran meta-humanos o criminales realizando robos, secuestros, etc. Y no sería un problema ya que sabían que en un flash su héroe estaría en el lugar del caos, o al menos cerca ya que no faltaba el momento en que se terminaba pasando unas cuadras a causa de su velocidad.
Pero ese no era el caso, en estos momentos el equipo Flash se encontraba localizando a un castaño de ojos marrón que estaba desaparecido desde hace casi medio año. Todos estaban concentrados pero eso no significaba que no hubiera tensión en el aire, sobre todo en una doctora que era la menos convencida de querer hacer esto.
—Muy bien, creé un radar que nos permita localizar las frecuencias de energía y excesos de uso de aparatos tecnológicos. —Comenzó explicando el latino—. Aún debo realizarle unos ajustes para aumentar el radio en caso de que Joey pueda estar en una ciudad vecina, o en un punto más lejano.
Harrison Wells, quien observaba desde su silla de ruedas, mantenía una postura seria, como si estuviera anticipando cualquier posible resultado.
—Es un buen comienzo Cisco. —Comienza hablando mientras se acerca, su tono serio y autoritario—. Pero recuerda, debemos estar un paso delante de Joey. Antes de irse su poder había avanzado con rapidez y ahora es probable que maneje con mayor control la tecnología.
Cisco asintió y regresó su vista a la pantalla, poniendo en práctica su sistema recién creado; desde que el doctor Wells les dijo sobre comenzar a buscar al hijo de Zimmermann se empeñó en diseñar una red para localizar frecuencias de electrónica.
Se giró un momento para observar a la castaña quien había estado en silencio, su postura rígida y tensa, la mirada fría y se mantenía apartada a un lado. Preocupado por su semblante decidió acercarse a ella y asegurarse que estuviera bien.
—¿Está todo bien Cait? —Su tono suavizado y discreto—. Has estado muy callada. Más de lo habitual.
La doctora Snow apretó sus labios, como si intentara reprimir lo que quería decir, pero en realidad no sabía qué expresar en ese momento exacto. Las palabras estaban atoradas en su garganta y como en una presa de agua, se estaban acumulando y era difícil tenerlas retenidas.
—No sé si debemos hacer esto. —Respondió evitando el contacto visual—. Es decir, ¿Estamos seguro de que esto es lo correcto?
Cisco se dio la vuelta por completo para fijar su atención en ella, en los ojos de Cisco se podía ver una mezcla de sorpresa y algo de tristeza.
—¿De qué hablas? —Le preguntó evidentemente intrigado.
Trataba de mostrarse seria, segura de lo estaba pensando y diciendo, pero le resultaba bastante complicado abrirse en momentos como esos, sobre todo cuando eran demasiadas emociones acumuladas y que querían escapar.
—Creo que deberíamos dejarlo en paz... —Hizo una pausa y respiró hondo—. Es él quien decidió irse,
Cisco frunció el ceño no muy convencido por que dijo la doctora, la miró detenidamente dándose cuenta de que su rostro reflejaba lo afligida que estaba ella.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres que Joey aparezca?
—No es que no quiera eso, simplemente yo... —Decidió mirar finalmente al pelo largo—. No puedo. No tengo el valor de verlo a la cara.
—Caitlin...
—...No puedo evitar recordar cómo eran las cosas antes de que él se fuera. Joey siempre intentaba acercarse a mí, intentaba ser amable, y yo... —Aunque intentaba mostrarse seria y profesional el brillo de sus lagrimales y el quebrar de su voz la estaban delatando—. Yo no le di la oportunidad. Siempre estaba tan ocupada, solo me limitaba a curarlo y explicarle cosas sobre sus poderes y su salud.
El ingeniero guardó silencio y prestó atención a una de sus mejores amigas, comprendiendo lo que le estaba diciendo. Su compañera de trabajo se estaba desahogando, sabía que se sentía mal, y él quería mostrarle que estaba para ella, para apoyarla y escucharla.
—Al lado nuestro Joey era como un niño, pero tenía este enorme deseo de encajar, de ser parte de algo. Cada vez que intentaba acercarse, yo... lo apartaba. No era intencional, pero tú sabes que lo de Ronnie lo sentía todavía reciente. —Parpadeó un par de veces antes de que unas diminutas lágrimas bajaran por sus mejillas—. Recuerdo que varias veces lo vi irse con los ojos tristes, y no hice nada para remediarlo.
Harrison Wells observaba a la genetista con una mezcla de comprensión y preocupación. Él sabía sobre la situación de la chica y los problemas que estaba enfrentando por su pasado y en su propias acciones, dispuesto a que Caitlin no se siguiera lamentando, decidió intervenir.
—Todos cometemos errores doctora Snow. Lo importante es que ahora tienes la oportunidad de enmendar las cosas. Joey ha pasado por mucho, y podría necesitarte más de lo que crees. No dejes que la culpa te impida ayudarlo ahora.
En un intento de calmarse, cerró los ojos por un momento, procesando las palabras de Wells. Su jefe tenía razón, pero eso no hacía que el sentimiento de culpa fuera menos pesado; recordar todas esas veces que el menor quiso ser su amigo y ella alejándolo o comportándose de forma distante, era algo que estaría presente en su cabeza por un rato.
—Solo espero que no sea demasiado tarde. —Admitió por fin, su voz temblorosa pero su mirada decidida—. Quiero ayudar, realmente quiero hacerlo. El no se merecía ese trato mío, quiero enmendar las cosas.
Cisco se acerca y coloca una mano en el hombro de Caitlin, dándole un apoyo silencioso y una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro, una sonrisa tranquilizadora.
—No eres la única que tiene arrepentimientos, Cait. Todos hemos hecho cosas que desearíamos cambiar. Pero si algo he aprendido de trabajar en este equipo, es que siempre hay una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Joey merece esa oportunidad, y tú también.
La sonrisa de Cisco pareció tener un efecto positivo ya que después de unos breves segundos la castaña asintió, tratando de dejar atrás el peso de su pasado. No podía cambiar lo que hizo, eso era seguro, pero estaba decidida a hacer lo correcto ahora.
—Gracias Cisco, lo necesitaba. —Su rostro mostraba gratitud.
—Bien, creo que es hora de comenzar a buscar a Joey Zimmermann. —Dijo Harrison con los labios curveados.
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Departamento de Policía de Ciudad Central.
13:50 p.m.
Los 3 adultos decidieron moverse a una mesa del laboratorio donde hay bancos y solo Jessica se sienta. La atmósfera era diferente a un principio siendo más íntima, pero también cargada de tensión. Barry sabía que esta es su oportunidad para obtener respuestas sobre Joey, y sus ojos se enfocan primero en la castaña y luego en su padre.
—He escuchado algunas cosas sobre Joey, pero necesito saber más. —Dijo el velocista con seriedad—. Antes de la explosión del acelerador... ¿cómo era él? ¿Qué le pasó exactamente?
Padre e hija intercambiaron una mirada, como si ambos estuvieran debatiendo sobre cuánta información deberían compartir con Barry. Finalmente, Walter asiente y toma la iniciativa.
—Joey... mi Joseph siempre fue un niño especial. —Comenzó el hombre con una voz profunda y neutral—. Desde pequeño, mostraba una inteligencia fuera del promedio en un niño y también demostró tener un corazón inmenso. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, a defender a quienes lo necesitaban. No importaba a quien o quienes, él siempre estaba para todos.
Barry escuchaba atentamente, notando la emoción en la voz de Walter mientras recordaba a su hijo.
—Antes de la explosión del acelerador de partículas, Joey estaba estudiando ingeniería en tecnología. —Añadió Jess con la voz suavizada—. Quería ser como papá, seguir sus pasos y hacer una diferencia en el mundo a través de la ciencia, la tecnología y cualquier avance por mínimo que fuera. Todo bien hasta ahí, ¿De acuerdo?
Barry asintió, intentando procesar la información. Sin embargo, lo que más le intrigaba era saber cómo Joey pasó de ser un joven con un futuro prometedor a un cazador de meta-humanos fugitivo.
—La noche que el acelerador de partículas explotó yo estaba ahí. —Siguió Walter comenzando a sentir una molestia en el pecho—. Vine a Ciudad Central para ver como Harrison Wells encendía el acelerador.
—¿Recuerdas que les hablé de eso a Iris y a ti? —Barry asintió—. Les dije que iría para ver a mi padre, y Joey también asistió esa noche.
—¿Y qué pasó después de la explosión?
Walter tomó una honda respiración antes de continuar, sabiendo que lo que estaba a punto de decir no sería fácil de escuchar.
—La explosión del acelerador de partículas... cambió a Joey, otorgándole habilidades que ninguno de nosotros podía entender al principio. La tecnokinesis... la capacidad de controlar la tecnología con su mente. —Hizo una pausa y se relamió los labios—. Al principio, Joey estaba asustado, no entendía lo que estaba pasándole a su cuerpo y nosotros tampoco, pero también se mostró emocionado.
Barry se mostró un poco impresionado, debió suponer que aquel hombre sabría de la existencia de los meta-humanos, por que lo sabía, ¿Verdad? No quería decir algo que pudiera sonar contraproducente. Instintivamente miró a Jess quien le sonrió con timidez, pudiera ser que ella olvidó ese diminuto detalle.
—Quería usar sus poderes para el bien, para ayudar a la gente, como siempre lo había soñado. —Continuó Zimmermann.
Jessica baja la mirada, recordando el momento en que su hermano comenzó a cambiar, mientras tanto su padre seguía relatando la historia de su hermanito.
—Al principio todo iba bien. —Continuó, su tono volviéndose cada vez más serio, estaban llegando a la parte oscura de la historia—. Atrapaba criminales, los entregaba a la policía y ellos se encargaban del resto, pero cuando comenzaron a aparecer los meta-humanos, las cosas cambiaron drásticamente.
En efecto, Walter Zimmermann sí sabía de los meta-humanos.
—Joey comenzó a ver el alcance de sus poderes. —Intervino Jess con un hilo de voz—. Enfrentó metas realmente peligrosos cuando era él quien protegía a Ciudad Central. FingerGun, Leech, Jurassico, por mencionar algunos.
—Veía a los criminales y meta-humanos como una amenaza, una que necesitaba ser detenida.
Por un momento, Barry sintió una mezcla de asombro y preocupación. La imagen de aquel castaño de ojos pardo, siendo un cazador de meta-humanos, eliminando a aquellos que él consideraba peligrosos, chocaba con la imagen del chico amistoso y alegre que había estado formando en su mente desde que Cisco le había mostrado aquella fotografía en los Laboratorios S.T.A.R.
—¿Por qué lo hacía?
Walter suspira, esta era una parte delicada del pasado de su hijo y hablar de eso solo significaba poner más sal a la herida, una que nunca pudo cerrar ni mucho menos cicatrizar.
—Joey pensaba que no había otra opción. —Respondió con una mezcla de dolor y resignación—. Creía que estaba protegiendo a la ciudad, que estaba evitando que ocurrieran más tragedias. Pero cuanto más se adentraba en esa vida, más se distanciaba de quien era realmente. Se volvió frío, distante...¿Conoces el término antihéroe?
Barry asiente, no es que la palabra le resultara nueva o extraña dentro de su vocabulario, la conocía muy bien y sabía lo que significaba. Sin embargo, no esperaba usarla tan pronto.
—Tienen conductas como las de los héroes, pero sus métodos suelen salirse de la forma convencional en que lo haría un verdadero héroe.
—Exacto. Eso era lo que hacía Joseph...Creía que al matar a esos meta le hacia un favor a Ciudad Central...
Con cada palabra que decían Walter y Jess, Barry sentía un nudo formándosele en el estómago. Ahora entendía por qué el equipo Flash había sido tan reservado sobre Joey, y por qué su nombre nunca se mencionaba. Pero también comprendía que detrás de esa imagen que se formaba en su mente, había un joven que, alguna vez solo quería hacer el bien y probablemente se perdió en el camino.
—Intenté ayudarlo, hacerle ver que no tenía que lidiar él solo con la carga. —La voz de Walter tembló por un momento—. Pero no quería escucharnos... se enojaba y terminaba en desastres.
—¿Y ahora? ¿Dónde está Joey?
Jessica y Walter se miraron nuevamente, esta vez con una tristeza profunda en sus ojos. Indecisos sobre quien debía tomar la palabra, finalmente Jess decide hablar.
—No lo sabemos. Después de todo lo que pasó, él simplemente... desapareció. No hemos tenido noticias desde entonces. —Deja escapar un sollozo pero se mantiene firme—. Pero sé que está ahí fuera, en algún lugar. Y sé que, de alguna manera, todavía hay esperanza para él.
Barry se quedó en silencio, asimilando todo lo que hasta el momento había escuchado. Ahora entendía con más claridad por qué Joey era un tema tan delicado, pero también sintió una ola de emociones que comenzaban a brotar de él, había una determinación de encontrar a Joey, de ayudarlo a encontrar el camino de vuelta a sí mismo.
—Voy a ayudarles. —Dijo finalmente.
Walter y Jess dirigieron sus miradas al castaño en el momento que dijo aquello. Jessica se mostraba incrédula y esperanzada, mientras Walter se notaba claramente impresionado por la determinación con la que le había hablado el chico.
—¿Qué? —Musitó el hombre.
—Lo que escuchó señor Zimmermann, se que no será para nada fácil pero no significa que será imposible.
El mayor se quedó en silencio un momento, en su mente había un pequeño debate que no parecía querer llegar a algo; por un lado agradecía y apreciaba la valentía y sinceridad con la que Barry hablaba, y por el otro lado no quería involucrarlo en un asunto como este, ya que se trataba de algo familiar. Estaba dividido en ese momento y sabía cual elección podría a ser la correcta, aunque lo cierto es que en la vida, todas decisiones no llevan a algo: Un resultado inesperado.
Pudiera ser que Barry no fuera su hijo, pero no por eso no podía evitar sentirse protector y cauteloso con aquel joven.
—Joven Allen, yo...
—Barry, llámeme Barry. —Le interrumpió Barry con una sonrisa, la emoción aún estaba instalada en su pecho.
Walter sonrió y regeneró su monólogo. El chico le agradaba.
—Barry, agradezco tus palabras y tu ofrecimiento para ayudarnos a encontrar a Joey. Pero no me gustaría preocuparte por algo que, francamente, no es tu responsabilidad.
El castaño más joven movió en negación sin bajar la sonrisa de su rostro dejando en claro que no retrocedería, al contrario, la decisión en sus ojos solo se intensificaba. Algo dentro de él, una sensación inexplicable, lo estaba empujando a seguir adelante, a involucrarse en la vida de este chico al que ni siquiera conoce. Pero, a la vez, siente una conexión que no puede explicar.
Por que enserio, no la puede explicar.
—Lo sé, sé que esto no me involucra, pero siento que debo hacer esto. Joey... ni siquiera lo conozco, pero después de escuchar su historia, después de saber lo que ha pasado, siento que debo hacer algo. No es solo por ayudar, es algo más... algo que no puedo entender.
Jessica, que había estado escuchando en silencio, observó a Barry con una mirada penetrante. Notó la sinceridad en sus palabras, y aunque ella misma estaba en un mar de dudas y miedos respecto a su hermano, sabía que su amigo era alguien que podría marcar la diferencia y ayudarlos a encontrarlo.
—Barry, siempre has sido así. Siempre has querido ayudar a los demás, incluso cuando no tienes todas las respuestas. Me recuerdas a él. —Sonrió, aunque se podía contemplar la clara nostalgia que estaba sintiendo—. Si crees que puedes hacer algo por Joey, entonces... tal vez deberíamos dejar que lo intentes.
Walter dejó escapar un suspiro, miró detenidamente a su hija y al juzgar por su rostro, parecía estar de acuerdo. Sin embargo, aún tenía sus reservas sobre el hecho de que Barry se involucrara, pero al ver la pasión y la determinación en ese muchacho y, por un momento, algo que le recordó a sí mismo cuando era más joven. Finalmente, asintió de manera lenta, sin borrar la preocupación en sus facciones.
—Está bien, Barry. Si realmente sientes que esto es algo que debes hacer, no te detendremos. Pero quiero que entiendas una cosa: Joey no es el mismo chico que conocimos. Es peligroso, y no quiero que te pongas en una situación de la que no puedas salir.
Barry asintió, sabiendo que Walter solo quiere protegerlo, pero también siente que, por alguna razón, debe encontrar a Joey. No solo por él, sino porque hay algo más, algo que aún no logra comprender.
Quizás sea por que es un meta bueno, aunque incomprendido.
—Lo sé, señor Zimmermann. Pero tengo que intentarlo. —Dijo el forense, su voz firme y decidida—. Y conozco un lugar donde sé que nos proporcionarán ayuda.
—¿Dónde?
—En Laboratorios S.T.A.R. —Respondió Barry.
•─────⚡─────•
Estación de trenes.
14:00 p.m.
El bullicio y ruido de los pasajeros que subían y otros que bajaban inundaban toda la estación de lado a lado haciendo lucir el lugar más vivo de lo que ya era.
La puerta del último tren en llegar abrió sus puertas anunciando que era el momento de salir; infló sus mejillas con aire y lentamente lo dejó escapar en el momento que bajó del vagón y comenzó a caminar entre la multitud de pasajeros al mismo tiempo que llevaba una mochila colgada en uno de sus hombros y en el otro lado arrastraba una maleta de ruedas.
Es oficial.
Estaba de nuevo en Ciudad Central.
El lugar donde todo comenzó.
Mientras se movía entre las personas, una lluvia de dudas, incertidumbres y preguntas caía sobre él con la sofocación suficiente como para ahogarlo ahí mismo, ¿Cómo estará su padre? ¿Y Jess? ¿Lo extrañarán? ¿Qué habrá cambiado en la ciudad? Y sobre todo, ¿Cómo estará su bolita de pelos? ¿Lo reconocerá?
Su cabeza estaba en desorden en ese momento, era como si un tornado estuviera dentro de su cabeza y estuviera haciendo que sus pensamientos de desincronizaran. Era inteligente, y quien lo conocía lo confirmaría, pero justo ahora, no sabía qué hacer con exactitud.
Sabiendo que no podía esperar más tiempo, tomó una decisión, solo esperaba no arrepentirse.
—Primera parada, mi casa.
FIN DEL ACTO DOS.
Laboratorios S.T.A.R
18:30 p.m.
—Entonces ese chico, Barry Allen, con quien conversé hace un rato, es Flash y la explosión que hubo hace unos días en la costa fue una meta-humana que hacía volar las cosas y al morir, su cuerpo se sobrecargó y explotó. —Comentó Walter mirando al castaño corriendo en la caminadora que Cisco había diseñado especialmente para probar la velocidad.
—Correcto Walter. —Respondió Harrison Wells—. Ciertamente la señorita Sans Souci tenía una habilidad un tanto peligrosa, pero no merecía el final que tuvo.
—Fascinante. —Murmuró su mejor amigo—. No el final de la chica, sino Barry.
—¿A qué velocidad puede correr? —Preguntó Jess con curiosidad mientras miraba a Caitlin—. ¿Creen que ya alcanzó su velocidad máxima?
—Hasta ahora ha logrado alcanzar los 700 km/h. —Respondió la castaño rojiza—. Aunque creemos que puede correr todavía más rápido.
—¿Y cuáles son las consecuencias de alcanzar esas velocidades? —Prosiguió Zimmermann—. ¿Existen riesgos a nivel molecular o biomecánico?
—Sí, los riesgos son significativos. —Respondió el latino mientras Barry bajaba de la caminadora y se dirigía a la puerta—. A medida que Barry alcanza velocidades más altas, hay un aumento en la fricción y la resistencia del aire, lo que podría causar un impacto significativo en su cuerpo. Hemos tenido que desarrollar un traje especial equipado para minimizar el riesgo.
Todo el grupo salió del cuarto de entrenamiento y regresaron al córtex. Ahora que habían decidido alimar asperezas y resolver los malosentendidos, tanto el equipo Flash como los Zimmermann dejaron de lado sus diferencias; esto con un fin común: Encontrar a Joey.
—¿Qué pasa con la resistencia del tiempo? —Formuló Jess caminando a un lado de Barry—. ¿Hay efectos en la percepción temporal cuando te mueves a esas velocidades, Barry?
—Sí, definitivamente. —El velocista tenía una sonrisa al responder eso—. Mi percepción del tiempo se distorsiona. A velocidades extremadamente altas, puedo procesar información y reaccionar mucho más rápido que una persona normal, lo que me permite evitar peligros y tomar decisiones rápidamente.
En su mente llegó el recuerdo de las primeras horas que recién había despertado cuando vio en camara lenta como unas tazas de café en Jitters caían al suelo.
Estaba por hablar cuando de repente escuchó algo que no había imaginado nunca oir en los Laboratorios S.T.A.R.
Ladridos de perro.
Inmediatamente, debajo de la consola principal salió un beagle de tamaño mediano, con una energía y presencia que dejaba en claro que era un cachorro en adolescencia.
—¿Apolo? —Musitó la forense claramente confundida—. ¿Qué haces aquí?
Se agachó a la altura del perro para acariciar su cabeza y este, luego de unas caricias se disparó a correr al rededor de Walter y el resto de los adultos para terminar fuera del córtex. No tardó y regresó corriendo como si estuviera jugando, aunque en realidad lo estaba haciendo.
Pero esta vez no entró solo.
—¿Apolo cómo llegaste a..quí? —Walter apenas pudo terminar esa última palabra antes de mirar la figura que tenía enfrente—. No. Debe ser una broma.
—Imposible. —Articuló la doctora incrédula.
—Es...
—Hermano. —Completó Jess lo que Cisco estaba por decir. Frente a ella no estaba otro que su pequeño hermanito.
—Hallo. —Dijo este con una sonrisa casi indetectable.
Joseph Frederick Zimmermann estaba de vuelta.
Ay no sé, como que sentí medio aburridillo este capítulo jaja. Pero no sé ustedes, díganme, ¿Qué les pareció?
¿Qué creen que sucederá ahora? Se vale hacer teorías.
Y como aviso, dejaré al fic en un punto donde escribiré y me concentraré en hacer promoción al fic, pero tranquilos; que cuando menos se lo esperen habrá actualización.
¡Los amo!
¡EdgarRios fuera!
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