𝗢𝟲-𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝘆𝗼 𝗻𝗮𝗰𝗶 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗿𝗮

Lunes 16 de junio.

Residencia Zimmermann.

07:21 a.m.

El silencio reinaba en la casa en ese momento, su padre ya había partido hacia su trabajo, Jess regresó a su departamento después de que finalmente hubieran arreglado su problema con las termitas (lo habían arreglado desde más tiempo pero ella no se iba por su hermano) y eso lo dejaba completamente solo a excepción de Apolo quien sino estaba ladrando estaba mordiendo alguno de sus chillones juguetes a los que por cierto ya deberían de haber reemplazado.

La suave luz del sol entraba por las cortinas de la habitación de Joey, iluminando las paredes decoradas con posters de sus cantantes favoritos, mientras que en el baño una bailable melodía comenzó a resonar en las paredes y junto con ella, una voz llena de sentimiento.

El chico estaba bajo la regadera permitiendo que el agua terminara de despertarlo al mismo tiempo que cantaba una de sus canciones más personales e íntimas.

My mama told me when I was young, "we are all born superstars".

La potente voz de Lady Gaga acompañaba a Joey en ese momento de liberación y completa calma, estaban a mediados de junio, un mes con mucho significado. Desde la ducha hasta vestirse, cada movimiento estaba en sintonía con el ritmo de las música.

—"There's nothing wrong with loving who you are" she said, cause he made you perfect babe.

Mientras se secaba el cabello con una toalla, sus labios seguían moviéndose al compás de la melodía.

So hold your head up girl, and you'll go far, listen to me when I say.

Y su estrofa favorita llegó.

I'm beautiful in my way, cause God make no mistake, I'm on the right track baby, I was born this way.

Con un cepillo en mano, simulando ser un micrófono, se movía ligeramente por el cuarto mientras saltaba y se terminaba de preparar para ir a disfrutar su día. Era en momentos como esos en los que todo se sentía tan bien y tan simple, como si nunca hubiese recibido aquella onda de radiación que cambió su vida en todos los sentidos. Cada día era un nuevo desafío, pero con su equipo y el resto de las personas en su círculo social, las cosas no tenían por qué ponerse feas y de ser así, sabía que no estaría solo. 

Nunca lo estaría.

Cuando la canción llegó a su fin, se estaba dando una última mirada al espejo contemplando su atuendo del día de hoy. Una camiseta blanca con las letras T.S. una sudadera gris ceniza, jeans negros y converse de color grafito. Con una sonrisa se da una vuelta en el enorme reflejo antes de ir hacia un cofre donde guarda sus accesorios y pone su mirada en uno en particular: Un anillo.

Su sonrisa que hace unos minutos era de pura emoción, ahora era melancólica y nostálgica. Era un día muy importante para él, un día que lo marcó de sobre manera, hoy hace 4 años aceptó quien era en realidad, el verdadero Joey, sin filtros ni máscaras.

FLASBACK

Un nervioso Joseph de 17 años estaba sentado frente a su padre; Walter permanecía en silencio procesando las palabras que acaba de escuchar, su hijo acababa de contarle algo que él ya suponía desde un tiempo pero que había estado esperando el momento en que el adolescente le confirmara algo. Pero viendo aquel anillo de arcoíris su mente se aclaró y no hubo sospecha alguna.

El silencio era sepulcral, tenso y pesado siendo roto solamente por las manecillas del reloj que avanzaban en un tik tak que parecía extender el tiempo casi al grado de no sentir como si este pasara. Pero entonces, el mayor habló.

—Lo sé... Dijo Walter con una voz tranquila, pero emotiva.

—¿En serio? —Preguntó el menor completamente incrédulo y su padre asintió.

—Desde que tenías 7 años. —Respondió su padre—. No dejabas de escuchar a Britney Spears o a Madonna. Decías que Vogue era tu canción favorita.

Joseph miró al suelo sintiéndose completamente avergonzado a medida que Walter hablaba.

—No negaré que la idea no me encantó. —Confesó—. No es algo que un padre espera oir de sus hijos.

En un movimiento decidido, Walter se levantó de su silla rodeándola y acercándose a su hijo, mientras la mente del menor estaba en un completo balance entre el miedo y la tristeza; su cabeza se llenaba de imágenes donde su padre lo enviaba con especialistas, psicólogos e incluso a un servicio militar alemán, la idea le aterraba pero ya lo había aceptado. 

Entonces lo que siguió lo tomó desprevenido.

Joey sintió como todo a su alrededor dejaba de temblar y parecía recomponerse cuando sintió los brazos de su padre rodearlo.

—Pero eso no quita seas mi hijo, y te sigo amando a pesar de todo.

Lentamente sus ojos comenzaron a picarle mientras escondía su rostro en el pecho del adulto y comenzaba a llorar.

—Tenía mucho miedo... —Dijo entre sollozos aferrándose a su padre. Miedo a que me odiaras...

—Nunca pienses eso... —Le dijo para tranquilizarlo acariciando su cabello—. Nunca podría odiarte, jamás. Te amo mi niño. 

Y yo a ti papá... 

FIN DEL FLASHBACK

Una sonrisa se curvó en sus labios y casi como un reflejo tomó el anillo y se lo colocó antes de salir en dirección a la calle a disfrutar del día. Born This Way finalmente había terminado pero en la cabeza de Joey, esa canción seguía sonando; esa junto con otras tantas formaban parte de su banda sonora que lo impulsaron a ser libre y sin ataduras.

Por que eran más que solo canciones.

Eran sus himnos.

•─────🏳️‍🌈─────•

Central City Picture News.

12: 34 p.m.

—No puedo creer que este sea tu nuevo trabajo. —Joey miró a la morena que ahora estaba almorzando—. ¿Quién nos hará los mejores cafés y lattes ahora? 

—También extrañaré Jitters, pero al mismo tiempo estoy emocionada. —Dijo ella con una sonrisa—. Es un gran paso para mí y mi carrera.

El menor sonrió, cuando volvió sabía que debía dar una muy buena excusa para justificar sus 5 mese fuera el mapa, finalmente dijo que se escapó a Ciudad Costera en busca de nuevas aventuras y juraría que nunca en su vida había tirado tanta labia al momento de inventar una historia así. Por fortuna le creyó.

Ahora estaba ahí, con su hermana hablando con Iris en su nuevo trabajo como periodista, parecía como si nunca se hubiese ido y agradecía que el Doctor Wells le hubiese dado el día para poder disfrutar de lo bonito del arcoíris.

—Ambos sabemos que lo harás increíble. —Le animó Jess—. Eres una periodista en potencia, y tu blog lo confirma todo.

El único varón de los 3 asintó observando con completa admiración a su amiga. La idea que Iris comience una faceta en su vida le resulta fascinante y se siente orgulloso por ella, pero al mismo tiempo tenerla en frente le produce una diminuta punzada en el pecho; después de todo estaba conversando con el amor platónico de su crush.

Y eso duele como la Scheiße.

Agitó su cabeza en el momento que esos pensamientos lo invadieron y recordó que no era un día para llorar, era un día para recordar el momento en que decidió ser valiente y amarse a sí mismo. A final de cuentas, Iris no tenía la culpa de que Barry sintiera lo que sentía. Con ese pensamiento en mente decidió integrarse de nuevo en la conversación.

—¿Cómo van las cosas con Eddie? —Se animó a preguntar e inmediatamente la sonrisa de Iris se ensanchó—. Supe que ya te mudaste a su departamento.

—De maravilla, tenemos una vida bastante activa.

—Todo gracias a mí y a mi buen gusto. —Se pavoneó Jess con un meneo de cabello—. Por cierto, me gustaron mucho los aretes.

Después que Iris recibiera el regalo de su amiga cuando se mudó, decidió usarlo esa misma noche y como resultado al día siguiente se quedó en la cama casi todo el día agradeciendo que su turno fuera durante la tarde, Eddie por su lado llegó más que tarde al departamento de policía y como agradecimiento por el obsequio, ambos le dieron a Jessica un juego de aretes de plata y un collar con un dije de luciérnaga. 

—Me alegra saber eso. —Dijo West.

—Cuida a ese hombre Catalina. —La forense le dio un suave apretón en su mano y la futura periodista asintió.

—Prométeme que me visitarás en mi hora de descanso... —Iris puso su mano libre sobre la de su amiga—. Los 2. Solo eso pido.

—Así será, y no te preocupes. Te prometo que te mantendré al tanto con todos los chismes que sucedan en Jitters. —Aseguró Jess—. Ese lugar siempre será parte de ti, Iris.

—Gracias chicos, ustedes tienen algo que hace que cualquiera los adore al instante.  

—Para celebrar este hito en tu vida, propongo hacer una celebración. —Propuso Joey con entusiasmo. 

—Me encanta la idea. —Aprobó Jess—. Celebrar que nuestra amiga, está a punto de volverse la más perra del periódico.

Ante esas palabras la morena mostró su perfecta dentadura mientras reía despacio, en serio que ese par era auténtico; eran inteligentes, observadores, cuidaban cada detalle en muchos aspectos y eran poseedores de corazones bondadosos y con mucho que ofrecer. Tenían sus distintivos que los hacían ser diferentes en uno comparado con el otro, Jess por ejemplo era una chica directa, con los pies en la tierra y con un sentido de protección casi maternal con los que amaba y cuidaba. Joey por otro lado era más soñador pero siempre en la realidad, cuidadoso para no decir algo que pudiera sonar contraproducente o incluso hiriente. 

Eran distintos pero similares al mismo tiempo; eran como el agua y el aceite, venus y marte, el ying y el yang. Eran Jessica y Joseph Zimmermann.

Ya con eso lo decía todo.

•─────🏳️‍🌈─────•

Laboratorios S.T.A.R.

15: 37 p.m.

La última misión resultó ser completamente sencilla; comenzando por el Doctor Wells quien fue atacado en su propia casa y tras una investigación descubrieron que se trataba de un exempleado de Laboratorios S.T.A.R. llamado Hartley Rathaway y quien a palabras de Cisco, era el favorito de Wells.

A diferencia de los villanos de días pasados, no era un criminal fácil de vencer o un meta-humano, se trataba de una mente maestra que había creado guantes especiales diseñados para crear ondas de alta frecuencia sonora; mismos que usó para pelear con Flash y que para su infortuna, fue incapacitado inmediatamente y fue llevado a la tubería. Ahora el equipo podía tener un pequeño respiro para descansar.

Una vez en el córtex, el silencio reinaba siendo roto únicamente por el sonido de las máquinas que emitían ciertos zumbidos, pero se sentía una ausencia. Un aura de frescura, aquella suave y armónica voz, y ocasionalmente la música de la rubia.

Faltaba alguien más y eso era imposible de ignorar.

—Oigan, ¿Dónde está Joey?

—Le di el día. —Respondió el doctor Wells desde su silla—. Me comentó que hoy habrían una serie de eventos relacionados al mes del orgullo.

—¿Mes del orgullo? —Preguntó haciéndose el desentendido mientras fruncía el ceño—. ¿Qué es eso?

Caitlin y Cisco parpadearon incrédulos por la pregunta de su amigo, intercambiaron miradas y después las regresaron a Barry. 

—No hablas en serio. —Dijo Cisco no creyendo la aparente ignorancia de su amigo—. Estás jugando.

—Pienso lo mismo. —Continuó la doctora—. El mes del orgullo es para celebrar la diversidad y a las personas de la comunidad.

Barry se rasca la nuca sin querer parecer que ya sabe del tema. Le resulta difícil hablar de aquello. 

Mientras transcurre el día, la conversación giraba en torno a Joey y su valentía. Cisco, siempre el primero en elogiar a sus amigos, comenzó a elogiar al menor con entusiasmo.

—En serio que Joey es increíble. No solo es bueno en la tecnología, sino que además ha encontrado la fortaleza para ser él mismo en un mundo que a menudo no acepta lo diferente. ¡Eso es admirable!

Caitlin asintió con una sonrisa. 

—Totalmente. La forma en como ha sabido manejar desde sus poderes hasta su identidad es digna de respeto.

—Estoy de acuerdo con ustedes. —El Doctor Wells se unió a la conversación—. Todos deberíamos aprender aunque sea un poco de Joey. 

Barry sonrió débilmente al escuchar aquellos cumplidos de sus amigos, pero una incomodidad se instaló en su pecho. No es que no estuviera de acuerdo; al contrario, sabía que Joey era un joven realmente valiente digno de respeto y admiración. Pero esa admiración se veía entrelazada con sus propios sentimientos de inseguridad, ¿Podría llegar a ser igual de valiente?

A medida que seguían elogiando los logros de Joey y su resistencia en medio de la adversidad, Barry se sintió como un completo intruso en ese momento. Cada palabra que sus amigos decían le hacía recordar su propia lucha interna, una batalla entre lo que sentía y lo que consideraba, era lo correcto. La admiración que sentía por el menor era abrumadora pero al mismo tiempo era... confusa.

—Sí, es impresionante como su fuerza y valor lo han llevado tan lejos. —Interrumpió suavemente—. Pero ¿Eso no es difícil? Quiero decir, ser así de visible y exponerse a tantas opiniones y juicios.

El silencio que siguió a continuación fue ensordecedor. Todos se voltearon para verlo haciéndolo sentirse incómodo en su silla. Cisco tenía el ceño levemente fruncido, sin entender qué es exactamente a lo que su amigo se refiere. Caitlin y el Doctor Wells, por otro lado parecieron haber captado el significado de esas palabras. 

—Es cierto Barry, ser valiente no siempre es fácil, pero creo que es la única manera de vivir plenamente. —Respondió ella—. Y Joey finalmente encontró ese camino.

—Sí claro... —Murmuró en voz baja—. Es solo... me pregunto si podré ser tan valiente como lo es él. 

—¿Por qué no lo serías? —Cuestionó Cisco con cierta preocupación—. Todos tenemos batallas Barry. Lo importante es no dejar que el miedo nos detenga, y enfrentes cada problema con la cabeza en alto.

Orgullo, valor, juicios, diferente...

Esas palabras que fácilmente pueden crear una frase motivacional, justo ahora resonaban en la mente de Barry como las campanas de una iglesia. Claro que sabía lo que significaba el mes del orgullo: Un mes dedicado a celebrar la diversidad, la comunidad, la aceptación y sobre todo el amor. Sin embargo, cada vez que pensaba en aquello una mezcla de sentimientos de alojaban en su interior.  

En su tiempo en la universidad le tocó ver algunos eventos de ese tipo entre algunos compañeros; solían estar coloridos, con música vibrante y las risas de personas que se abrazaban y convivían mostrando su autenticidad sin reservas. Era un espectáculo que irradiaba alegría, complicidad, euforia y demás emociones, pero a él lo hacía sentir vulnerable. Ver a tantos ser felices y únicos en su propia piel despertaba en él una necesidad de apartarse e ir a distraerse en sus propios deberes y compromisos académicos.

¿Podría haber sido la envidia de ver a otros ser ellos mismos?

Mientras el equipo seguía conversando sobre aquello, se permitió perderse un momento en sus pensamientos. Sabía que admirar a Joey por ser quien era el primer paso para un lazo inquebrantable de amistad, su verdadero desafío era saber si podría algún día, encontrar su propio camino hacia la aceptación y la valentía. Sin embargo, lo más inquietante en todo esto era el hecho de que los sentimientos por Joey ya no era solo de amistad, respeto y cariño. Se estaban convirtiendo en algo, algo más profundo, y eso le aterraba.

•─────🏳️‍🌈─────•

Presa de Cleveland.

20:34 p.m.

Joey detestaba el tráfico, esos momentos en los que a veces uno más prisa tiene por llegar a su destino y como por obra de este mismo, las circunstancias parecieran alinearse para que las cosas cambien el ritmo y dirección de lo que uno tiene en mente.

Tenía al rededor de 20 minutos atorado entre los autos y otros vehículos. En otros momentos estaría pasando por en medio de los autos, pero no haría eso; había visto como muchos conductores sufren accidentes por su propia imprudencia y no quería pasar por una situación similar. Por eso prefirió permanecer en su sitio, miró su reloj táctil mirando la hora, estaba casi 40 minutos atrasado; había una fiesta para jóvenes que al igual que él, celebraban su orgullo de ser quienes son y era ahí a donde quería ir.

Soltó un resoplido de frustración dejando caer su frente al volante de la moto cuando el grito de una mujer lo puso alerta y para su sorpresa vio un auto cayendo al vacío junto a un rayo que rescató a la fémina.

Era Barry, pero ¿Qué hacía él ahí?

—¿Qué demonios? —Musitó dentro de su casco.

Llevó la vista hacia el frente para ver como los demás conductores salían de sus autos y corrían esquivándolo para no golpearlo.

Se quitó el casco y comenzó a caminar a pasos largos para ver qué sucedía. Se congeló cuando vio a un encapuchado con un par de guantes que parecían lanzar ondas sonoras a larga distancia, también vio a Flash esquivando sus ataques.

Joey frunció el ceño ante lo que vio, ¿A caso ese sujeto dejó que Barry lo desarmara? Y de ser así, ¿Por qué? Sus preguntas se disiparon cunado vio al velocista llevarse las manos a sus oídos. Al inicio no entendió la razón hasta que escuchó a aquel hombre hablar.

—Tuve la idea la verte platicar con Harrison. —Comenzó a explicar poniéndose de pie—. El usar las bocinas de tu traje para asesinarte.

Joey sintió como si el suelo se sacudiera bajo sus pies, o quizás era él sintiendo que se desmayaría por lo que acaba de oír, pero lo siguiente que escuchó lo impulsó a salir de su escondite. 

—Esa sensación, son tus órganos desgarrándose. —Barry comenzó a toser sangre—. Y tú activaste la frecuencia cuando las desactivaste. En ajedrez se llama un ataque descubierto, no lo ves hasta que es muy tarde.

La frecuencia se detuvo dejando a Barry en posición fetal en el suelo y a un desconcertado Hartley Rathaway que no entendía que había pasado. El sonido de unos pasos en el pavimento lo regresó a la realidad en un segundo viendo a un joven ayudando a Flash a ponerse de pie. 

—¿Jo..? —El ojo verde no terminó su frase cuando vio una onda de sonido dispararse hacia ellos, en un instinto o por mero impulso lanzó al menor para que el impacto no lo tocara para nada.

—¡Barry! —Gritó Joey antes de ponerse a la defensiva delante del velocista—. No te atrevas a dar un paso más. —Amenazó y en respuesta el de lentes sonrió con hipocresía.

—¿Pero qué tenemos aquí? ¿Tu novio vino por ti, Flash? —Preguntó burlesco Rathaway.

El de ojos pardos apretó los labios conteniendo la furia que comenzaba a brotar de su interior como un incendio forestal que amenaza con quemar todo a su alrededor. Su mandíbula comenzó a tensarse y sus dientes a rechinar casi como si quisieran sacar chispas. En otra situación le habría gustado escuchar eso.

—Joey... tienes que irte. —Musitó Barry con un hilo de sangre en su labio. 

Pero Joey lo ignoró. No iba a irse, no sin su amigo.

—Veo que ahora le abren las puertas de Laboratorios S.T.A.R. a cualquiera. —Comentó observando el anillo de que abrazaba al dedo del menor.

Zimmermann tomó una profunda respiración en un intento por contener sus impulsos, ese hombre estaba rosando una línea muy delgada que, si cruzaba, podría no salir en una pieza. Su día había estado perfecto hasta ese momento, y hubiera preferido cualquier otro escenario en lugar de estar ahí, escuchando los clásicos comentarios de un detractor. Y menos de uno que estaba haciendo un caos.

Quería golpearlo en la cara, pero se estaba aguantando las ganas ya que si permitía que su ira lo dominara, no acabaría bien.

 —Recuerdo haber leído que en los años 80 la homosexualidad era vista como una enfermedad... una blasfemia. —Hizo una pausa—. No entiendo en qué momento de la humanidad dejó de verse como eso.

—Estás caminando en un camino peligroso. —Advirtió sin el menor atisbo de suavidad—. Te recomiendo que cambies la dirección.

—Quien debería cambiar su dirección eres tú, y todos esos fenómenos. —No hizo caso, y Joey no se haría responsable de lo que pudiera pasar ahí mismo.

—Última oportunidad. 

Hartley lo apuntó con sus guantes listo para acabar con él cuando de pronto estos comenzaron a humear con fuerza; estaban siendo sobrecargados. Intentó quitárselos pero antes de siquiera intentarlo estos ya habían chispeado provocándole serias quemaduras en sus manos lo que hizo que terminara en el suelo retorciéndose del dolor, un dolor que no se comparaba al que Joey sintió al ver a Barry casi morir.

Alzó la mirada y ahí estaba ese pixel acercándose cual jaguar al acorralar a su presa.

—Tienes razón, soy un maldito enfermo, ¿Pero sabes algo? No lo cambiaría por nada del mundo. —Su voz sonaba sombría y su andar era lento—. Y aún si pudiera nunca lo haría, no importa si lo amo a él o a quien sea... siempre pondré mis manos en alto... por que yo nací de esta manera.

Sin esperar respuesta alguna, dejó que su pie derecho hablara por él. Había impactado contra el rostro de Rathaway dejándolo inconsciente en ese mismo instante.

Se giró y su mirada se suavizó de golpe al ver como el velocista que se encontraba tambaleando mientras se ponía de pie.

—Barry... —Se acercó y de inmediato se colocó para que el mayor pudiera apoyarse en él y tener mejor estabilidad—. Tranquilo, todo estará bien. Aquí estoy.

•─────🏳️‍🌈─────•

Laboratorios S.T.A.R.

21: 21 p.m.

Joseph estaba sentado en una silla del córtex, hace un rato llegó y el equipo lo puso al corriente con lo que pasó a lo largo del día y no pudo evitar sentirse bastante mal, una parte de él diciendo que debió de haber estado al lado del equipo en lugar de haber estado paseando por las calles de Ciudad Central.

—¿Estás bien?

El menor se encogió de hombros.

—No mucho. —Respondió sin ganas—. De haber sabido que habría tanto caos no habría puesto mis propios intereses por delante. 

Cisco puso su mirada en Joey, el chico se miraba triste y estaba cabizbajo.  

—No es tu culpa Joey y lo sabes. —Le dijo con firmeza—. Esto podría haber pasado cualquier otro día y la situación podría haber sido la misma, no te atormentes por eso amigo.

—Lo sé, pero no es por eso que estoy así. Bueno quizás en parte, pero no por completo.

—Fue por lo que Hartley dijo, ¿No es así? —Joey le dirigió la mirada, sus ojos brillando por la incredulidad—. Lo escuchamos a través de su comunicador. Todo lo que te dijo.

El menor desvío la mirada sintiéndose descubierto.

—No quería hacerlo, Cisco... —Susurró—. No quería golpearlo, lo juro. 

—Oye, está bien. —Puso una mano en la espalda del menor—. A todos nos pasa. No siempre podemos contenernos, menos cuando hay un idiota como Hartley cerca.

Cisco sonrió cuando vio la pequeña sonrisa que se formó en los labios de Joey junto a la pequeña carcajada, ver a Zimmermann en color gris no era algo que uno estuviera feliz de ver.

—Nunca te cansarás de darme ánimo, ¿Cierto?

—Nah, ni en un millón de años. —Respondió antes de pasar un brazo por los hombros de Joey atrayéndolo en un abrazo—. Eres como un hermanito para mí.

Se quedaron en silencio un momento, disfrutando de la compañía del otro. Era un silencio cómodo donde no era necesario hablar ya que esa muestra de apoyo hablaba por sí sola, sin embargo ese silencio no tardaría en ser roto.

Berry se detuvo en seco al ver a Cisco y Joey abrazados en el córtex. La imagen lo tomó completamente desprevenido, y una extraña sensación comenzó a formarse en su estómago, era una mezcla de incomodidad junto a algo más profundo, algo que no sabía como explicar.

Había visto a Cisco mostrarle su apoyo y amistad a Joey con anterioridad y nunca había sentido algo así. Pero esta vez, era diferente; ver el alivio en el rostro del menor y la forma en que su cabeza descansaba en el hombro del latino le hizo preguntarse, por qué, de repente, sintió como si él estuviera de sobra en esa escena. Era algo difícil de explicar, y mucho más de nombrar.

No eran celos, o al menos se decía a sí mismo mientras intentaba ignorar aquel nudo se estaba formando en su pecho.

Intentó apartar la mirada, darse la vuelta e irse, pero no podía. Ver a Joey con una pequeña sonrisa mientras se aferraba al ingeniero y como Cisco acariciaba su espalda con tanto apoyo, le provocaba una punzada de inquietud. Se recordó a sí mismo que Joey era libre de recibir el apoyo de sus amigos, que Cisco siempre está ahí para todo el que no necesite. Pero eso no quitaba ni un gramo del peso de aquel sentimiento que aplastaba su estómago.

Respiró hondo, decidido a que lo mejor era no interrumpir ese momento. Sin hacer el menor ruido se dio la vuelta y antes de comenzar a caminar lanzó una última palabra hacia ellos. Joey y Cisco se separaron y solo entonces pudo sentir que pudo respirar, no sabía que fue eso que se había formado en la boca de su estómago pero quizás algún día sabría lo que significaba.

 Pero por ahora, se lo guardaría en silencio, sin imaginar que ese incómodo nudo era solo un indicio de que, para él, Joey ya era una parte importante y esencial para su vida y que ya empezaba a significar algo más de lo que debería.

Hola a todos :3

Primero quiero decirles que lamento si me retrasé un poco, honestamente no imaginé que me tardaría mucho escribiendo este capítulo, que debo confesar. No me termina de convencer del todo.

Segundo, este estaba programado para ser el fin del acto 3, sin embargo decidí que sea el siguiente capítulo el que cierre y demos inicio al acto 4.

Tercero, ¿Cómo sienten que van las cosas con Barry? ¿Muy lentas? ¿Muy aburridas? Si es así háganmelo saber. Esto me enseña que quizás estoy metiendo demasiado relleno y no quero eso.

Cuarto, Sentí mucha satisfacción con el golpe que Joey le dio a Hartley, aunque originalmente no sería así la escena.

Quinto, no olviden votar y comentar que les ha parecido este capítulo.

Nos leemos luego.

¡Edgar Ríos fuera!







































































































































Había un silencio abrupto en aquella habitación de aspecto futurista salvo por el suave zumbido que generaban el prototipo de taquiones que yacía en el pecho de Harrison Wells. 

—Absorción de la fuerza de velocidad al 35% e incrementando. 

—No me estoy estabilizando. No logro mantener mi velocidad, viene y se va y no puedo controlarla, Gideon, ¿Por cuánto tiempo más el aparato de taquiones será viable?

—Cálculos inconclusos. Lo lamento Doctor.

—Tranquila Gideon.  

Miró nuevamente a Gideon, cuyos datos, aunque precisos, no parecían ser acertados de acuerdo al interés que estaba sintiendo en ese momento. Estaba tratando de calmarse, y no enojarse pero ante esa situación solo tenía una sola alternativa. Gideon no era la única con él en esa habitación, había otra mente que podría, no solo ser más eficaz, sino también le podría ayudar a llevar el prototipo de taquiones al siguiente nivel sin ningún inconveniente; sin embargo, lo estaba pensando mucho para usarla.

Esta otra inteligencia era un tanto... diferente.

Esperaba no arrepentirse. 

—Gideon toma un descanso. —Dijo y cuando la inteligencia se desvaneció murmuró aquel nombre con cierta vacilación—. Activando a Juno. 

Una luz comenzó a resplandecer en la habitación y de esta emergió otra interfaz. Esta, a diferencia de la seriedad y formalidad con la que se presentaba Gideon, mostraba un aspecto completamente diferente; esta mostraba un rostro con los rasgos suavizados, algunas luces de colores iluminando su aspecto y una voz animada, casi burlesca y bromista se escuchó.

—¡Vaya, vaya! Pero si es el mismísimo Eobard Thawne, ¿Es enserio que necesita de mi asistencia? —Cuestionó vacilante con una sonrisa—. Pensé que prefería las cosas más... serias y aburridas.  

—Juno, no solicité tu asistencia para una de tus bromas. —Le cortó con la voz seca, en un intento de conservar la calma—. Necesito que me ayudes con la optimización del prototipo de taquiones, y algo más... experimental. Algo que Gideon no tiende a ser.

Una pequeña risa se escuchó.

—Claro, claro, ya sabes que me fascina lo experimental. —Dijo Juno sonriendo—. Pero, ¿Qué obtengo a cambio?

Eobard apretó los puños en ese momento, sabía que activar aquella inteligencia solo le traía dolores de cabeza, aún se preguntaba cómo alguien podía llegar a soportarla.

—Tendrás acceso total a la red de los Laboratorios S.T.A.R. ¿Eso te parece bien?

Juno asintió entusiasmada.

—Siempre es un placer hacer negocios contigo Eobard.

Aquella I.A. comenzó a procesar la información, y en un instante, varias proyecciones aparecieron en pantalla, mostrando esquemas de optimización que superaban las sugerencias de Gideon. Era evidente que Juno trabajaba a una velocidad y creatividad que bordeaban lo caótico, pero justamente eso era lo que Eobard necesitaba. La energía que proyectaba su voz y el despliegue de datos eran un claro contraste con la precisión fría de Gideon.

—Si me das unos 20 minutos , no solo mejoraré la estabilidad del prototipo de taquiones, sino que también incrementaré su rendimiento y optimización en un... —Pensó en lo estaba por decir—. ¿Qué te parece un 60%?

—Me parece perfecto.

—Pero debo advertirte, puedes sufrir un par de efectos secundarios que incluyen jaqueca, cansancio rápido, saturación de energía, y una muy baja probabilidad de morir. —Juno rió suavemente—. Nada peligroso supongo.

—Hazlo. —Le ordenó—. Y por favor llámame Doctor Wells, Harrison Wells.

—¡Ay, pero eso suena muy aburrido! —Se quejó la inteligencia—. Eobard, cariño sabemos que no eres muy fan del anonimato. Además, mi creador no me programó para mantener identidades ocultas, salvo la de él y su círculo. Y tú, no entras en esa lista.

Eobard se quedó en silencio, con esas palabras de Juno resonando en su mente. Esa libertad en Juno, en poder identificar a las personas con un simple escaneo ponía las cosas aún más complicadas, con su identidad al descubierto por ella podría vincularlo a otros eventos o personas en su vida.

—¿Sabes lo peligroso que podría resultar si alguien se entera de mi verdadera identidad?

Juno hizo un movimiento de cabeza. —¡Oh, vamos! Lo que más me gusta es el drama. Y claro, también el peligro. Imagina esto, un hombre del futuro haciéndose pasar por alguien más en el presente... me encanta.

Se llevó a una mano a su sien y la sobó en el proceso, su paciencia estaba desapareciendo y eso no era bueno, pero se vio obligado a respirar profundo. Sabía que, a pesar de la frivolidad de Juno, tenía que manejar la situación con mucho cuidado.

—Entiende que hay mucho en juego aquí. Más que un juego de identidades. Muchas personas podrían salir heridas si no mantengo en secreto mi verdadera identidad. Tengo objetivos Juno y no puedo permitirme el tener distracciones.

—Lo entiendo "Doctor Wells". Pero quizás debería preguntarse algunas cosas. —Insinuó Juno con seriedad, algo poco usual en ella—. ¿Por qué te importa tanto lo que otros piensan? ¿No estás aquí para deshacerte de las limitaciones impuestas por el pasado?

Thawne se quedó analizando las palabras dichas por ella, era cierto que él mismo se estaba encargando de romper las cadenas de su historia y modificar su futuro a modo controlar su destino. Pero no por eso iba a actuar sin pensar. 

—Lo que estoy tratando de hacer es que Flash se forme ¿Entiendes? —Le dijo—. Y para eso necesito que trabajes conmigo. Ayúdame estabilizando el prototipo de taquiones y, a cambio, prometo devolverte con tu creador.

Por un momento los ojos de Juno brillaron y asintió varias veces, su expresión era la de un niño cuando recibe una buena noticia o un regalo. 

—¡Trato hecho! Pero no prometo no divertirme en el proceso. —Advirtió con una sonrisa de oreja a oreja.

El otro velocista sonrió con satisfacción mirando aquel traje amarillo con rojo.

—Descansa Juno, te lo mereces.

—Adiós "Doctor Wells". —Dicho esto último Juno cerró sus ojos con una sonrisa mientras lentamente de desvanecía.

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