𝗢𝟯-𝗟𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗳𝗶𝗴𝗶𝘁𝗶𝘃𝗼

Miércoles 26 de marzo.

Ciudad de Detroit. 

06:20 a.m.

El viento soplaba por las casi despejadas calles de la ciudad de Detroit, el sol todavía no se asomaba para iluminar los edificios por lo que las farolas aún seguían encendidas a modo de iluminar las aceras. El cielo se encontraba en un color azul semioscuro, con nubes grisáceas que eran acompañadas con una delicada llovizna que mojaba todo lo que tenía debajo suyo creando una atmósfera simplemente perfecta para que aquellos que aún estaban en los brazos de Morfeo, no salieran de ellos.

Pero no con todos era la situación, algunos ya estaban despiertos preparándose para irse al trabajo o al colegio, otros estaban probablemente siendo despertados por abruptas y ruidosas alarmas, y otros que eran amantes del deporte y la salud física salían a trotar como era el caso de un joven.

El rocío caía con suavidad sobre su sudadera, capucha y rostro, pero no le importaba; estaba concentrando en su andar. Con cada paso que daba a un charco creaba una pequeña salpicada que mojaba sus tenis y parte de sus pants, su boca se mantenía cerrada y su vista mirando hacia el frente, el viento golpeando su rostro y revolviendo parte de los cabellos que sobresalían de su capucha no parecían inmutarlo ni un poco.

Trotar era parte de su rutina desde hace un tiempo, desde que se adaptó a Detroit hace unos 4 meses; trotar 6 kilómetros era algo que le resultaba des estresante y satisfactorio.

Cuando concluyó su recorrido decidió que lo mejor era volver a casa, si se le puede llamar casa al sitio donde estaba refugiándose.

Un edificio de un aspecto del siglo pasado, debía tener unos 20 años, viejo pero acogedor, así era lo que tenía frente suyo, entró a él para tomar el ascensor de rejillas e ir a su piso. Cuando salió del elevador caminó por el pasillo hasta llegar a la puerta número 24. Saco su llave de su bolsillo para abrir la puerta y entrar en su pequeño hogar.

Cuando cerró la puerta Joey miró su apartamento: Paredes blancas con varias manchas esparcidas dando indicios de que no las pintaban en un tiempo, una televisión pequeña pero a color y Joey agradecía por eso, el lugar también contaba con una nevera, un baño con regadera, un pequeño balcón, ventanas con los cristales manchados y una que otra rata corriendo por ahí.

Caminó por el comedor que eran únicamente en una mesa y 2 sillas, entró a su habitación la cual estaba hecha un desastre, ropa tirada en el suelo, prendas colgadas en un viejo armario y algunos postes de sus artistas favoritos eran la decoración de ese lúgubre sitio. A medida que caminaba por los rebollones de ropa iban cayendo más prendas, su sudadera fue puesta en un gancho adherido a la pared, se retiró su camiseta deportiva junto a sus pants, tomó una toalla blanca y se adentró al baño para tomarse una ducha rápida.

Cuando salió se seco y vistió con algo más cómodo, una camiseta gris de los Rolling Stone, unos jeans oscuros y rasgados, una chaqueta de mezclilla y sus converse negras. Antes de salir, revisa su laptop que alguna vez explotó en su cama asegurándose de que la información que tiene recopilada este bien protegida. Tomó su billetera, sus llaves, una gorra azul y se colgó una mochila negra al hombro.

—Otro día, otra oportunidad.

•─────⚡─────•

La campana de puerta sonó indicando que habían entrado a la cafetería.

—Buenos días Joseph. —Saludó el mayor con una cálida sonrisa—. Lo de siempre, ¿Verdad?

En respuesta a esa pregunta, Joey sonrió con cortesía y asintió.

—Buenos días señor Collins. —Respondió el menor—. Y sí, lo de siempre.

El castaño camina por el lugar hasta llegar a una mesa en una esquina lejos de las miradas curiosas de las personas, e incluso algunas chicas siempre se reunían para verlo en el establecimiento, pero él las ignoraba.

Si supieran que a Joey le gusta lo mismo que a ellas.

Cuando se sienta en su mesa de siempre, se quita su gorra y algunos mechones de su castaña cabellera caen como dominó sobre su frente. Espera unos segundos y el señor Collins regresa con un plato de wafles y una taza humeante de café.

—Fruta fresca y crema de avellanas. —El amable señor le dejó un plato con fresas y rebanadas de plátano junto a un recipiente con una pasta chocolatosa—. Provecho Joseph.

—Muchas gracias señor Collins. —Respondió Joey con una leve curva en sus delgados labios.

Collins se retira y mientras Zimmermann desayuna rápidamente escuchando las noticias de manera atenta y a su vez lee el periódico buscando algo que pueda llamar su atención, ya sea algún criminal buscado o algo en la sección de escándalos.

—Hola. —Escucha que lo llaman, Joey se gira y frente a él hay un chico de cabello oscuro, ojos marrón y una linda sonrisa—. ¿Cómo va todo?

Joey sonrió cuando vio de quién se trataba, en lo que llevaba frecuentando aquella cafetería él se había convertido en un buen amigo con quien podía conversar y ser más relajado; le gustaba la cercanía de ese muchacho.

—Hola Andrew, bien supongo. Ya sabes, sobreviviendo.

El contrario sonrió, la forma en como ese castaño le respondía le era muy graciosa, adorable y tierna. Y eso era una de las muchas cosas que le gustaban de Jo.

—Oye Joseph...Quería saber si tú... —El chico se pasó la mano por su nuca en señal de nerviosismo—. Querías hacer algo en la tarde...Ya sabes como ir al cine.

Cuando escuchó aquello, Joey no pudo evitar sentir lástima y hasta cierto punto algo de tristeza, durante un tiempo Andrew había intentado acercarse con otras intenciones a él; sin embargo, el menor siempre le dejaba en claro que no estaba interesado en tener una relación y eso resultaba frustrante ya que el castaño era un buen muchacho con un gran corazón. A veces quería corresponderle y dar un nuevo paso con él, pero su pasado seguía persiguiéndolo como un demonio y temía que algún momento, el de ojos chocolate saliera lastimado.

—Drew...Ya sabes mi respuesta, yo solo te veo como un amigo.

—Y ya lo acepté Jo. —Confesó Andrew con una sonrisa triste—. Pero eso no significa que no podamos salir como amigos, ¿No crees?

Cuando el mesero dijo eso, Joey pareció meditar un segundo sus palabras, en todo el tiempo que estaba viviendo en aquella ciudad no había pasado un momento en que pudiera relajarse de tantos deberes que él mismo se había impueto, y ahora que se le presentaba esta oportuniad no quería desaprovecharla, Drew era un buen amigo y no quería ser grosero al rechazar su invitación. Así que, decidió aceptar.

—Tienes razón, necesito distraerme un rato, el cine suena bien.

Andrew sonrió emocionado y miro al menor con una sonrisa. —Pasaré por ti a las 7, tengo entendido que hoy sales más temprano de tu trabajo.

—7:30 mejor, así tengo tiempo para cambiarme y ponerme algo menos...informal.

•─────⚡─────•

Joey llega a una tienda de tecnología de segunda mano, donde arreglan electrodomésticos y venden piezas en buen estado. El lugar es pequeño pero adecuado para su trabajo, hay estantes llenos de piezas sueltas de todo tipo y para cada aparato existente. El dueño, Frank, es un hombre de edad media con anteojos y de complexión robusta, cuando levanta la mirada observa a su empleado y lo recibe con una sonrisa desde el mostrador.

—Joseph, justo a tiempo. Tengo un par de computadoras que necesitan arreglos urgentes. —Dijo el mayor y el castaño menor asintió en respuesta.

—Entendido Frank, en seguida las reviso. —Joey pasó a la parte trasera de la tienda, se quita su chaqueta y se acerca a una mesa donde descansan las computadoras—. Muy bien, veamos a estas bellezas.

Estira sus dedos y comienza a desmontar una de las máquinas con mucho cuidado, por un segundo se asoma para asegurarse de que Frank no lo esté mirando y aprovecha para hacer uso de sus poderes y acelerar el proceso de reparación. Mientras repara las computadoras escucha las noticias locales en la televisión de la tienda y lo que escuchó llamó su atención de sobre manera.

Se reporta un nuevo escándalo de corrupción en la oficina del alcalde. Fuentes anónimas han entregado lo que parecen ser documentos donde se confirma la participación del gobierno en actos de secuestro y desvío de fondos, todo parece indicar que esto es obra de un Anonymous que está destripando los más oscuros secretos que se han especulado durante los últimos 10 años.

Cuando Joey escuchó esa nota sonrió con suavidad y una pequeña chispa de luz iluminó sus ojos por un momento.

—Creo que mi trabajo en serio esta dando resultados. —Susurró y regresó su vista a las computadoras para terminar de repararlas. Cuando terminó con su labor las probó por un rato a cada una confirmando que finalmente estaban funcionando con normalidad—. Muy bien, ya quedaron.

Se levantó de la mesa y las llevó con Frank para que las viera y como era de costumbre, el hombre tenía una sonrisa de satisfacción al ver que estaban como nuevas, o al menos trabajando como debería una computadora nueva. 

—¡Maravilloso! Siempre haciendo un excelente trabajo. —Le elogió Frank contemplando las maquinas y el menor en respuesta sonrió con un tenue rojo en sus blancas mejillas.

—No es para tanto Frank, solo hago mi trabajo. —Respondió modesto, aunque él sabía que había usado sus habilidades para hacer su trabajo más sencillo y efectivo; normalmente no los utilizaba, ya que prefería usar sus propios conocimientos en tecnología para arreglar los aparatos que le eran puestos en frente suyo, pero a veces, cuando no tenia muchos ánimos para romperse la cabeza, dejaba que su tecnokinesis hiciera su magia y le permitiera arreglar todo más rápido.

Aunque eso nadie lo sabía ni debía saberlo.

La tarde pasa rápido hasta que llegan las 06:30 de la tarde y es hora de cerrar, como es de costumbre Joey ayuda a Frank a cerrar el local y se despide de aquel hombre que le dio el trabajo de reparar máquinas que no parecen tener solución.

Comienza con su andar y al pasar por un parque, se detiene unos segundos y contempla el paidaje, las bancas mojadas, los árboles goteando el agua que caía sobre sus verdes hojas, los juegos estaban ausentes de niños debido a lo mojados que estaban y varios charcos esparcidos por todos lados.

Era una vista placentera, pero más placentero fue oir una comversación de una pareja de la tercera edad.

—Nadie sabe quién es, pero está logrando lo que siempre quisimos como pueblo: Exhibir la corrupción del gobierno. —Dijo el señor con un café en una de sus manos, mientras de la otra tomaba a quien Joey suponía, era su esposa.

—Después de tanto tiempo dejarán de robarle al pueblo...Esperemos que el cambio sea real. Detroit merece un respiro de tanto mal. —El menor sonrió, realmente su trabajo estaba comenzando a florecer.

Camina otro poco hasta llegar a una para da de autobuses y espera pacientemente su autobús para bajar frente a su edificio, la lluvia sigue cayendo con suavidad por toda la ciudad y Joey agradece por eso; los tiempos de fríos eran sus días favoritos. Cuando pasa su autobús sube y se sienta cerca de una venta atento para que no se pase su parada, ya le había pasado algunas veces cuando recién había llegado a Detroit. 

Al pasar por las calles y lugares que ya conocía de memoria ya ubicaba donde quedaba su edificio, pagó su pasaje y bajo por la puerta trasera, cruzó la calle y se adentró a la enorme edificación.

•─────⚡─────•

Llegaron las 7:25 y Joey salió de su departamento vistiendo una camiseta de mangas largas color negro con el núnero 13, unos jeans de color azul claro y unas converse blancas. cuando baja el ascensor y llega a la puerta del edificio se encuentra a Andrew parado con una sombrilla y una sonrisa.

—Hola Jo. —Saludó el más alto.

—Hola Drew, ¿Llevas mucho esperando? —Andrew negó.

—Acabo de llegar, ahora, ¿Estas listo?

Joey asintió con una sonrisa, se acercó a su amigo a modo de que la sombrilla los cubriera a los 2 y comenzaron con su andar para ir a un cine ubicado en el centro mientras conversaban de camino al mundo de las películas, las palomitas y las parejas que se escapaban para encontrarse en lo oscuro de las salas.

—¿Qué tal tu día? —Preguntó Drew con curiosidad—. ¿Tuviste mucho trabajo?

—Lo normal, computadoras rotas, vendimos algunas piezas. —Se encogió de hombros—. Ya sabes, lo habitual cuando vendes piezas de segunda mano.

—Debe ser un poco aburrido.

—Lo es. —Confesó Joey—. ¿Qué hay de ti?

—¿Qué puedo decir? Otra vez soy el empleado del mes. —Presumió Andrew orgulloso de sí mismo, su felicidad pareció contagiar a Joey ya que él también sonrió.

—Pues felicidades, yo no puedo presumir algo como eso, por que no hay otro empleado. —Se contestó a su propia pregunta.

•─────⚡─────•

La película había terminado y ahora Joey y Drew caminaban hacia la salida mezclándose con las personas que salían y entraban del cine. El mayor comentaba animadamente sobre la película que acaban de ver: "Capitán América: El Soldado del Invierno".

La brisa nocturna de Detroit es fresca, y las luces de los edificios cercanos iluminan las calles.

—¡Vaya película! —Excamó Andrew con entusiasmo—. Las escenas de acción fueron increíbles, ¿no crees?

Joey lo miró y asintió con una sonrisa.

—Sí, definitivamente. Fue buena.

—¿Buena? Jo, esa película fue perfecta, se merece un 10 cerrado. —Regresó su mirada a su acompañante—. O dime, ¿Qué calificación le darías?

—Como película general un 9.1, como película de super héroes, un 9.3. —Respondió Joey con simpleza.

—¿Qué, hay escalas para películas de super héroes? —Preguntó Andrew divertido.

—No estoy seguro, pero me pediste una calificación y acabo de darte una.

—¿Y en qué te basas para ese puntaje?

—En el punto de vista científico. Habían cosas que no me cuadraban del todo.

—¿Cómo qué? —Interrogó el mayor mirando a Joey con curiosidad.

—Bueno, para empezar, el Helicarrier de SHIELD. La tecnología de propulsión que usan, esas enormes turbinas...No estoy seguro de que algo así pudiera mantenerse en el aire con tanta estabilidad, especialmente con ese tamaño y peso.

Drew asintió. —Nunca lo había pensado. ¿Qué más?

—La forma en que Bucky sobrevive a su caída y es transformado en el Soldado del Invierno. Las mejoras cibernéticas son impresionantes, pero en la vida real, los tejidos humanos no se integrarían tan fácilmente con la tecnología. Además, el control mental... es mucho más complicado de lo que muestran. ¿Entiendes lo que digo?

El mayor sonrió y negó apenado, realmente nunca entendía lo que Joey decía cuando las palabras ciencia o tecnología entraban por sus oídos. El chico parecía hablar en un dialecto cuando comenzaba a explicar ese tipo de temas que lo entusiasmaban y provocaban un brillo de emovión en sus ojos.

—Me encanta escuchar tu perspectiva. —Confesó Andrew—. Haces que la ciencia suene tan fascinante.

El más delgado de los 2 dejó escapar una risa nerviosa y un rojo se tiñió sobre sus mejillas.

—Supongo que es la emoción. Pero, sinceramente, la película fue entretenida y bien hecha. Solo que mi cerebro no puede evitar analizar estos detalles.

Mientras caminan, el sonido del tono de Spider-man comenzó a sonar, era el teléfono de Drew. El chico lo revisó y al ver el contacto, respondió.

—Hola Emma, ¿Qué ocurre?... entiendo, no te preocupes. Yo te las compro... también te quiero...Stone estoy ocupado... ¿QUÉ? ¡No! ¡Solo fuimos al cine! —Cuando el chico colgó la llamada miró a Joey— ¿Qué?

—Aquí hay algo. —Insinuó Joey con diversión.

—Claro que no, no empieces carpíntero.

—Oye con mi apellido no, Garfield. —Dijo Joey con diversión.

Ambos comienzan a reír bajo la sombrilla.

—Entiendo si primero quieres que pasemos a dejarte. —Dijo Andrew y el castaño menor negó con suavidad.

—No, para nada. Te acompaño.

—Eres increíble, Jo. A pesar de todo lo que has pasado, sigues queriendo ayudar a los demás.

Joey lo miró con una sonrisa melancólica, en el tiempo que llevaba viviendo en Detroit, Andrew se había convertido en uno de sus mejores amigos y confidente, le había contado casi todo de su vida; su infancia, la pérdida de su madre y hermano, los traumas que eso le trajo, su dificultad para adaptarse con las personas de su edad, y demás; obviamente omitiendo el accidente del acelerador y que tenía poderes.

—Solo trato de hacer lo correcto. Todos tenemos algo que aportar, ¿no?

—Y lo haces Jo, lo haces.

•─────⚡─────•

La conversación continúa mientras compran los rollos de papel craft y otros materiales que le fueron pedidos a Drew, mientras hablaban de ciencia, tecnología y la vida en general, o al menos Joey. Finalmente, llegan al edificio del menor dando por finalizada la salida.

—Gracias por salir conmigo, Jo. Siempre es genial pasar tiempo contigo.

—Por favor, Drew, llámame Joey. —Pidió el menor y el mayor sonrió mientras asentía.

—Entiendo. Nos vemos pronto... Joey. —Dicho eso último, Andrew comienza a caminar hacia su casa.

Joey se dirige a su apartamento, sintiendo un leve alivio por haber tenido una noche normal en medio de su caótica vida. Entra a su hogar, cierra la puerta detrás de él y entra a su habitación, se quita su ropa y toma una ducha de agua tibia, quizás el edificio era viejo pero no estaban ausentes de tener un calentador.

Cuando sale del baño se coloca una camiseta vieja y un pantalón de pijama, de su mochila saca una pequeña libreta, la abre y con una pluma comienza a redactar como le fue en su día.

...Finalmente, decidí aceptar salir con Andrew, fuimos al cine y siendo sincero me divertí. Necesitaba distraerme de todas mis responsabilidades y él me ayudó a olvidarme un rato de mis problemas. Es un gran amigo y espero que encuentre el amor que espera recibir.

También espero poder llegar hasta el fondo de todo lo que ocurre en Detroit. Hoy tuve la fortuna de oír a una pareja de viejitos expresando su alegría y eso solo hizo que mis ganas por ayudar a las personas de la ciudad, aumentara.

No sé cuánto tiempo más me quedaré aquí, por que sé que en algún momento me encontrarán y tendré que afrontar mi pasado. Extraño a mi padre, a mi hermana, pero sobre todo, extraño a mi pequeño Apolo.

Gracias chismografo por oirme. Eso ha sido todo en lo que me pasó durante el día.

Cerró el libro y esta vez, se recostó en el colchón tomando una ligera sabana de color verde olivo, miró a la ventana y contempló el brillo de la plateada luna que se colaba entre las persianas iluminando parte de su cuarto. El estruendo de los truenos resuena por dentro y lentamente comienza a sonar el sonido de la lluvia golpeando los cristales creando un sonido perfecto para relajarse y lanzarse a los brazos de Morfeo para poder descanzar.

—Un paso a la vez... —Con eso último, Joey cierra sus ojos y se duerme, sabiendo que al día siguiente enfrentará nuevos desafíos, pero con la determinación de seguir adelante.

Así era la vida de un fugitivo.


Holaaa lectores ❤️ aquí les traigo un vistazo a la vida de Joey y su ubicación, ¿Qué creen que pase más adelante? ¿Creen que logren encontrar a Joey? ¿O él decidirá volver al lugar donde comenzó todo?

No olviden votar y comentar qué les pareció el capitulo.

Nos leemos en el siguiente capítulo. Los amo.

¡EdgarRios fuera!

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