𝗢𝟮-𝗨𝗻 𝗱𝗶𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗵𝗲𝗿𝗼𝗲

Martes 19 de marzo.

Departamento de Policía Cuidad Central.

08:00 a.m.

Caminaba con pasos seguros dentro del edificio donde trabajaba, el sonido de sus pasos provocados por sus botas se veían opacado los por las voces de los demás trabajadores como detectives, policías y demás; pero no le importaba, al contrario eso la motivaba a ser una mejor forense con cada día que pasaba.

La noche anterior se había quebrado en los brazos de su mejor amiga y se había desahogado lo suficiente para que hoy pudiera ser nuevamente aquella dama de hierro que solía ser la mayor parte de su vida.

Jessica Zimmermann no era de quedarse en el suelo más de 2 minutos.

Mientras se dirigía al laboratorio saludaba a la mayoría de agentes e internos incluyendo a la secretaria e intendentes de limpieza. Cuando llegó a aquella puerta de cristal la abrió y para su sorpresa su compañero de trabajo ya estaba ahí.

—Imposible. —Susurró ella incrédula de ver al castaño en el laboratorio—. Hoy lloverá.

—Buenos días Jessica. —Saludó Barry con una sonrisa.

Jess hizo una pequeña mueca.

—¿Qué rayos te pasó? Jamás llegas temprano. —Cerró la puerta y colgó su abrigo negro.

Barry en respuesta se encogió de hombros con una tímida sonrisa.

—¿Qué puedo decir? Mis amigos me dicen el señor puntual.

Jessica lo miró como no creyendo lo que había dicho, es bien sabido que el castaño era terrible con los chistes y sobre todo para improvisar con ellos; aún recordaba cuando contó el chiste del cerdito y enteramente nadie se río.

Despacio movió su cabeza en señal de negar confirmando que aquello no le había parecido gracioso, sin embargo sonrió un poco apreciando el esfuerzo del castaño por querer hacerla reír.

Barry sabía a medias sobre la desaparición de Joey.

—Supe que ganaron la trivia, felicidades. —Dijo rápido Barry para cambiar el ambiente un poco.

La castaña sonrió por aquello, orgullosa de que su equipo alcanzó la victoria.

—Gracias a nuestro equipo, menos Eddie que no le atinó a ninguna respuesta. Él debió ser el comodín, no yo.

—No pudo ser tan malo.

Cuando Barry dijo aquello, Jessica inmediatamente le dirigió la mirada.

—Le tocó una pregunta que decía "¿Cuál de estos es Charmander?" Y tocó a Gabumon.

—Debió ser muy divertido entonces.

—Estresante es la palabra que yo usaría.

—Bueno, Jess quería disculparme por haberme ido tan repentinamente. —Se disculpó Allen y en respuesta Jess hizo un movimiento de mano para indicarle que no se preocupara.

—Tranquilo, te entiendo perfecto, pero dime ¿Cómo te sientes? ¿Mejor? —Preguntó ella y el castaño la miró extrañado.

—¿Yo? Bueno, ya estoy mejor. —Responde no sabiendo qué decir exactamente—. ¿Por qué la pregunta?

—Después de que sufrieras de diarrea en plena trivia creo que cualquiera se preocuparía por el estado de salud de tu intestino y tu trasero. —Respondió ella, en respuesta Barry abrió sus ojos de par en par y la miró incrédulo por lo que había escuchado.

—¿Diarrea? —Alcanzó a preguntar.

Jessica asintió. —Felicity dijo que tenías diarrea y que jurarías haber ensuciado tu ropa interior entonces decidiste irte corriendo a casa para cambiarte, pero no volviste. Debió ser muy grave.

—Dios... no puede ser. —Murmuró sintiendo el calor subir desde su cuello a sus mejillas, esparciéndose hasta tocar sus orejas.

Estaba completamente mudo por la respuesta, le dijo a la rubia que NO dijera algo como eso y es lo primero que hizo.

Grandioso, nada podía empeorar su mañana.

Mientras la castaña seguía hablando el teléfono de Barry sonó, por inercia lo sacó de su bolsillo y lo revisó; era un mensaje de Cisco.

"Asalto en el Museo de Ciudad Central, date prisa".

—No estoy diciendo que no cuides tu salud, al contrario, sé lo mucho que valoras tu vida y... —Le dio la espalda a su compañero y sintió una brisa de viento menear sus hebras—. Uy, ¿Abriste una ventana?

Se dio vuelta y para su sorpresa, el ojo verde había desaparecido, por instinto comenzó a mirar a todos lados dentro del laboratorio buscando algún rastro del castaño, pero nada.

Ningún rastro de Barry Allen, parpadeó unos segundos esperando no haber tenido una alucinación o en el peor de los casos, estaba desarrollando esquizofrenia.

—¿Barry? —Sondeó la forense en voz alta—. ¿Estás en el baño?

Al no obtener respuesta alguna, decidió sacar sus propias conclusiones.

—Bueno, quizás fue por pañales.

•─────⚡─────•

Museo de Ciudad Central.

08:05 a.m.

Normalmente las mañanas suelen ser tranquilas, con el sol saliente iluminando y pintando el cielo con los primeros rayos de luz, con las calles libres de malos acontecimientos y desgracias; para Ciudad Central no era el caso, no desde que comenzaron a aparecer los meta-humanos y muchos de estos cometían su ola de crímenes que iban desde asaltos a robos bien ejecutados.

Por suerte, había alguien que se comprometió a cuidar de Ciudad Central y a sus ciudadanos; y justo eso estaba por hacer.

Barry llegó a la ubicación que Cisco le dio. En la escena ya habían policías y ambulancias que estaban llevándose a los más afectados.

Sin perder tiempo se adentró al lugar y comenzó a observar en todos lados en busca de personas que pudieran seguir atrapadas. Buscó por todos lados alguna señal de un posible transeúnte que pudiera estar en peligro pero entonces pudo ver una silueta de espaldas.

Era una silueta femenina, vistiendo lo que parecía ser una falda larga de color azul Nilo, una larga cabellera negra cayendo como una cascada sobre su espalda. Se encontraba parada frente a una caja de cristal la cual simplemente dejó caer al suelo rompiéndose en el impacto y sacó un collar dispuesta a colocárselo en su cuello.

—¿Nunca te dijeron que no debías tomar lo que no era tuyo? —Bromeó Barry y la fémina se dio la vuelta mirando al rayo. 

Su rostro estaba cubierto por un velo de color negro, además de llevar puesto un top de color purpura. Se mantenía en silencio solo mirando al hombre que tenía frente suyo de una forma fría y calculadora, Barry notó eso y antes de que pudiera moverse ella levantó su brazo derecho y unos vendajes se lanzaron como látigos a golpear a Barry, por fortuna para el velocista esquivó cada uno de los golpes y en un instante logró someter a la mujer.

 —¿No crees que deberías volver a tu sarcófago? —Bromeo el velocista con la meta-humana sometida.

—Podría hacerlo, pero le quita lo divertido a robar un museo. —Barry iba a responder a eso cuando en su hombro aterrizó un saltamontes.

Luego otro. Y otro.

—Espero que sepas lidiar con las plagas. —Y en cuestión de segundos un enorme ejercito de insectos comenzó a volar en dirección a Barry rodeándolo provocando que soltara a aquella mujer.

Barry ¿Estas bien? ¿Que está pasando? —Escuchó a Caitlin hablar desde el comunicador pero estaba mas ocupado en intentar quitarse aquellos invertebrados de encima que estaban revoloteando a su alrededor.

—Saltamontes. —Alcanzó a decir Barry antes de soltar un quejido de dolor cuando sintió un pequeño pellizco en su rostro.

Aquellos animales estaban comenzando a morder su piel.

A esto y más se expone uno cuando decide usar sus poderes para hacer el bien.

Se expone a peligros que podrían acabar con su vida en un chasquido de dedos, se dejan abandonados eventos y reuniones de suma importancia o familiares, se deja a un lado la vida social y otras cosas a as que uno esta tan acostumbrado a vivir.

Así es un día normal para Barry Allen cuando es el velocista escarlata que salva personas.

Así es un día como héroe. 

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Minutos después.

08:54 a.m.

Barry, ahora sin su traje y vestido con una camisa a cuadros, una chaqueta gris oscuro, jeans y sus converse negras; se acercó a analizar un insecto que yacía en suelo, era de color marrón y el castaño no tardó en identificar aquel bicho.

—Es una langosta. —Dijo él y su compañera frunció el ceño evidentemente confundida.

—No tiene sentido, ¿Qué haría una langosta en un museo? —Interrogó Jessica—. Específicamente en la zona de civilizaciones antiguas. Sobre todo por que esos insectos habitan zonas rocosas de África, Medio Oriente y Asia.

—Señorita Zimmermann, venga un momento.

—Voy enseguida Capitán Singh. —La castaña se apartó un momento de los hombres y se acercó a su jefe.

—Dices que ese meta-humano...¿Hizo aparecer un enjambre de estas cosas? —Murmuró Joe a la oreja de Barry cuando tuvieron un momento a solas.

—Así es Joe, casi la tenía cuando en un momento comenzaron a rodearme esas cosas y escapó. —Explicó el mas joven de los 2.

Sin saberlo, alguien estaba escuchando con atención lo que estaban hablando.

•─────⚡─────•

Laboratorios S.T.A.R.

13:56 p.m.

—Es ella. —Señaló Barry cuando distinguió la fotografía de la mujer que lo había atacado y se había fugado con el collar.

Cuando Caitlin y Cisco vieron la foto se quedaron boquiabiertos por la imagen, lenta y disimuladamente intercambiaron miradas completamente incrédulos.

—Mónica Robles, una arqueóloga y cazadora de tesoros. —Comenzó a decir Harrison Wells acercándose—. Ha robado numerosos artefactos a lo largo de su vida. A su vez sus poderes se basan en las propiedades de una de las entidades más simbólicas y representativas en la historia de la civilización egipcia: Las diosas de Egipto.

—No tardé ni 5 minutos sujetándola cuando ya estaba rodeado de langostas que comenzaron a morderme la cara. —Expresó Barry visiblemente frustrado por la situación—. Hay que ver la manera de acabar con esos insectos.

—Podría intentar crear un faro de luz para atraer a las langostas. —Comenzó a explicar Cisco—. Las langostas, al igual que muchos insectos, son atraídas por la luz ultravioleta. Esta atracción se debe a la sensibilidad de sus ojos a longitudes especificas de luz. Al diseñar un faro de luz ultravioleta se puede atraer a las langostas a una ubicación especifica.

—¿Como piensas hacer eso Cisco? —Preguntó Barry poniéndose una bandita en la mejilla derecha, en la zona donde le había mordido aquel bicho.

—Necesitamos cubrir un área de 100 metros cuadrados. Para eso necesitaremos una intensidad de luz de 100 lux, lo que se traduce en 100,000 lúmenes. Con lámparas UV de 100 lúmenes por watt, necesitamos 1000 watts en total.

—¿Cuantas lámparas necesitaremos? —Preguntó la doctora comenzando a calcular.

—Usaremos lámparas UV de 100 watts cada una, así que necesitaremos 10 lámparas en total. Vamos a montarlas en una estructura con reflectores para maximizar su potencia. —Respondió el latino con una sonrisa.

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Residencia Zimmermann.

20:35 p.m.

Walter se encontraba en su escritorio revisando unos documentos, tras el accidente del acelerador su carrera como científico e ingeniero se vio afectada, comenzando con su participación en varios proyectos con otros colegas quienes le cancelaron las propuestas que tenía a futuro, las revistas de ciencia que antes lo elogiaban, ahora lo abucheaban junto a Harrison Wells. Todo parecía indicar que su carrera estaba oficialmente acabada.

Sumando la desaparición de su hijo menor todo era un completo desastre en su mente casi todo el tiempo; por fortuna tenía 3 consuelos con él: Su hija, su nuevo trabajo y Apolo.

Ahora era un profesor en una escuela en Ciudad Central, y se le veía bastante relajado, le gustaba la ciencia, la física y todo lo relacionado; pero le gustaba más poder compartir sus conocimientos con los demás y que mejor que en un salón de clases donde las dudas y la curiosidad de los alumnos siempre estaba a flor de piel. Justo en esos momentos estaba calificando algunos exámenes cuando escuchó el sonido que indicaba que estaban tocando a su puerta.

—Adelante. —La puerta se abrió con un chirrido y por esta entró la hija de Zimmermann—. Hola hija, no te escuché llegar.

—Papá, tengo algo que contarte. —Habló Jessica cerrando la puerta detrás suyo.

—Por tu cara y tu tono de voz puedo decir que es algo bastante importante. —Walter bajó el examen que tenía en sus manos y lo puso sobre la mesa—. ¿De qué se trata?

La castaña jugaba con sus manos un poco nerviosa, no sabiendo como decirle lo que sus oídos habían atrapado, era un tema delicado que ninguno de los 2 quería abordar, su labio inferior se encontraba levemente presionado por sus dientes superiores en clara señal de nerviosismo, su respiración comenzaba a acelerarse mientras su pecho estaba golpeando y sobresaltándose. Si bien el tema no era nada nuevo para ella o su padre, preferían tenerlo a raya y no hablar sobre ello al respecto. Inhaló profundo y soltó un largo resoplido antes de comenzar a hablar, se puso firme y miró a su padre directo a los ojos con seriedad y preocupación.

—Es sobre los meta-humanos... parece ser que todavía quedan muchos más allá afuera.

La pluma que Walter Zimmermann tenía entre sus dedos se deslizó con cuidado hasta caer en el escritorio, y un silencio abrumador y desesperante invadió la habitación. Jessica sabía que esto podría pasar, y había decidido arriesgarse a mencionar aquello que juraron no volver a mencionar.

—Meta-humanos. —Dijo finalmente el mayor y su hija asintió—. ¿Por qué dices que todavía hay allá afuera?

—Hoy hubo un asalto en el museo de Ciudad Central y cuando llegué mi compañero de trabajo encontró una langosta. —Comenzó a explicar Jess y su padre la miró todavía más extrañado.

—¿Langosta dices? ¿Qué haría uno de esos animales en América? No tiene sentido.

—Lo sé, y eso es a lo que voy, hay otra cosa.

—¿Qué cosa? —Interrogó Walter poniendo todavía masa atención en su hija.

—Esa langosta...A lo que según alcancé a oír... pertenecía a un enjambre.

—¿Qué? Pero nunca se había visto esto desde... —Abrió sus azules como 2 lagunas mostrando su visible sorpresa y pánico—. Oh no.

—Creo que Sekhmet nunca se fue. Y ha vuelto dispuesta a llevarse la colección de piedras que recién llegó a Ciudad Central.

—Eso es imposible. Se supone que... —Titubeó un momento en decir aquel nombre, de solo decirlo su pecho se encogía del dolor—. Bueno, tú sabes a que me refiero. Él acabó con ella, nosotros lo vimos.

—Parece ser que no. Debió convertirse en arena justo cuando Joey estaba por hacerla mierda con una de sus armas. —Metió sus labios al interior de su boca cuando se dio cuenta de lo que dijo.

—Ese lenguaje Paulette. —Le  llamó la atención su padre y la chica rodó sus ojos en señal de fastidio.

—Lo lamento papá... —Se quedaron en silencio por unos segundos hasta que la propia Jessica se decidió a romperlo—. Entonces, ¿Qué haremos? Debemos avisarle al doctor Wells para que estén preparados. Aunque... la idea no nos guste.

—Tienes razón, ellos merecen saber.

•─────⚡─────•

días después.

Viernes 22 de marzo.

Laboratorios S.T.A.R.

19:56 p.m.

Con el collar de vuelta en el museo y la meta capturada ya todo había acabado.

—Esperemos que entienda el lenguaje de las langostas. —Comentó Barry mirando a la criminal encerrada en la recién creada prisión para meta-humanos de nombre, la "tubería".

La tubería es lo que antes fue el acelerador de partículas, solo que adaptado ahora para contener meta-humanos que fueran criminales.

—O el pársel. —Continuó Cisco dándose la vuelta con el resto del equipo en dirección al córtex.

Cuando estuvieron de regreso en éste, Barry se despidió diciendo que tenía algo pendiente y en un abrir y cerrar de ojos salió corriendo, fue entonces cuando Cisco suspiro con alivio y miró a su jefe y a la doctora.

—No es posible que esa mujer siga viva, Joey la mató.

—O eso nos hizo creer. —Dijo el doctor Wells desde la distancia—. Ella fue probablemente la meta-humano que más problemas nos causó a nosotros y al mismo Joey así que no pongo en duda que haya sobrevivido con algún recurso.

—Algunos dioses de la mitología egipcia podían transformarse en arena pura. —Relató el latino—. Quizás eso la salvó y nos hizo creer que Joey la pulverizó.

—¿Consideran que pudieron haberse salvado otros de los meta-humanos que Joey enfrentó? —Preguntó la doctora.

—Es una gran posibilidad doctora Snow, pero debemos estar al pendiente, Walter me llamó hace 2 noches para decirnos que tengamos cuidado.

Cuando la castaña y el pelilargo escucharon ese nombre no pudieron evitar tensarse un poco.

•─────⚡─────•

Lejos de Ciudad Central.

03:45 a.m.

"¡¿Mataste a ese hombre?! ¡¿Cómo pudiste Joseph?!".

Se removía incómodo en la cama, girando su cuerpo de un lado al otro con la esperanza de encontrar una posición cómoda entre el colchón, la almohada y la manta que lo cubría.

De sus labios solo escapaban monosílabos y bisílabos aún con sus párpados cerrados. Pese a que el clima era fresco había una fina capa de sudor formándose en su frente.

Estaba teniendo una pesadilla.

"¡Eres un asesino!".

La habitación estaba a oscuras, solamente con los rayos de la luna brillando a través de las persianas de las ventanas iluminando parte de la pared y un estante de ropa.

Su mente estaba vagando en un rincón igual, o más oscuro que la propia habitación donde se supone, estaba durmiendo.

Justo cuando parecía que los errores nocturnos se disipaban para dejar dormir al castaño, una última frase golpeó en su cabeza.

"No... tú no eres mi hijo...".

Joey Zimmermann se levantó de golpe de la cama soltando un grito corto pero lo suficientemente alto para despertar a una multitud de personas, llevó una de sus manos a su pecho y notó como este saltaba como si hubiese corrido un maratón junto un dolor que lentamente se instalaba en el área palpitante. Su frente se encontraba levemente húmeda por el sudor producido en medio de su ensoñación, sus ojos le picaban y todo su cuerpo temblaba del miedo.

Se sintió tan real que podía sentir la sangre de rodas esas personas en sus manos.

—Papá... Jess... por favor... —Susurró sintiéndose derrotado por los recuerdos de lo que fue un pasado destructivo y lastímero para él. —Perdónenme.

Despacio llevó  sus rodillas a su pecho y comenzó a sollozar en voz baja.

Bueno mis bellezas, espero que hayan disfrutado de este capitulo, honestamente no se que decirles, ¿Les gusto el capitulo de hoy? Los leo.

¡Nos vemos en la siguiente actualización!

¡Los amo!

¡EdgarRios fuera!

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