𝗢𝟮-𝗣𝘂𝗲𝗱𝗲𝘀 𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝗮𝗹 𝗰𝗵𝗶𝗰𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗮𝘀

Laboratorios S.T.A.R.

14:16 p.m.

Joey miraba aún sin creer que realmente había funcionado el empalmador cuántico y menos podía creer que tuviera de frente al prometido de la doctora Snow: Ronnie Raymond. Recordó las pocas palabras que compartieron cuando llegó con su padre a ver al acelerador que todavía permanecía apagado en ese momento. Fue una conversación de menos de 7 diálogos así que el hombre le resultaba un completo desconocido.

Llámenlo chismoso, pero en ese momento los estaba mirando desde el umbral de la puerta con la mitad de su rostro apenas asomándose.

—Tus signos parecen ser normales. —Escuchó hablar a Caitlin con un tono que demostraba su profesionalismo y después se volvió ternura—. Excepto que tienes una ligera fiebre de 38.1

—Caitlin, estoy bien, lo prometo. —Le aseguró el pelinegro

—Lo sé pero necesitamos las... —Las palabras de la doctora se quedaron en el aire cuando sintió las manos de Ronnie tomarla del rostro y posar sus labios sobre los de ella.

—Sí, justo cuando olvidé lo raro que era entrar cuando están juntos. —Les interrumpió Cisco entrando a la enfermería. 

—Puedes acostumbrarte de nuevo. —Bromeó ella con una sonrisa de ensueño y Joey sonrió para sus adentros; su amiga había recuperado una pieza que le hacía demasiada falta.

—Me acostumbré a que Taylor suene ocasionalmente por aquí. —Respondió encogiéndose de hombros—. Seguro puedo con ustedes de nuevo.

Ronnie frunció el ceño levemente.

—¿Quién es él? —Preguntó al notar a un joven que estaba afuera de la habitación.

—¿Él? Él fue quien terminó de crear el empalmador que los separó a ti y al Profesor Stein. —Respondió Cisco con una sonrisa emocionada—. ¡Hombre, ven aquí!

Joey cerró sus ojos un momentos mientras tomaba una profunda bocanada de aire y dejarlo salir. Pero finalmente entró a la enfermería, su pulso no estaba acelerado, quizás estaba un poco inquieto, pero no llegaba a los nervios que usualmente siente cuando estás a punto de hablar con un fantasma.

Bueno, se le puede considerar como un resucitado, pero no como un muerto. 

—Joseph Zimmermann. —Se presentó extendiendo una mano hacia el mayor quien gustoso la recibió.

—Ronnie Raymond. —Respondió con una sonrisa—. Sabes, tu rostro me es familiar... estuviste aquí el día que se encendería el acelerador de partículas, ¿Verdad?

Joey asintió con una sonrisa mientras recordaba ese día con un poco de nostalgia. Fue el día que en que su vida terminó de volverse aún más extraordinaria de lo que ya era.

—El mismo, recordarás también que vine con mi padre.

—Por supuesto, el legendario Walter Zimmermann. —El calificativo que Ronnie dijo provocó en Joey un calor en su pecho. Claro que su padre era legendario, y estaba tan orgulloso de ser su hijo.

—Sí, lo es. —Susurró con una sonrisa.

—¿Cómo está él?

—Bien, de maravilla. —Respondió sonriente.

¿Cómo decirle que después de que el acelerador explotó le cancelaron muchos trabajos y proyectos a futuro, las revistas de ciencia ya no lo elogiaban como antes e incluso se podía decir que el mundo de los intelectuales lo abuchean como al Doctor Wells? Para nada iba a decir eso. No importaba cuantas personas se lo dijeran, para él su padre era, seguía y seguiría siendo su máximo ídolo.

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Más tarde ese mismo día.

15:35 p.m.

—Viaje en el tiempo. —Dijo Harrison Wells.

—Si los últimos 5 meses me han probado algo es que puede existir lo que sea pero, ¿El poder viajar a través del tiempo?

—Bueno, las mejores mentes de la historia de la humanidad han enfocado su genio colectivo a resolver ese problema. 

—Y, ¿Eso es posible? —Preguntó Joe cauteloso.

—Sí, es posible. —Respondió el Doctor Wells con simpleza—. Pero problemático por que asumiendo que se puedan crear las condiciones necesarias para hacer ese viaje, bueno ese viaje estaría lleno de obstáculos potenciales. Del principio de auto consistencia de Novikov por ejemplo.

—Espera, ¿Ahí qué dijo?

—Si viajas en el tiempo para cambiar algo entonces termina siendo el factor casual de dicho evento. —Respondió Barry.

—Como en... Terminator. —Comparó Cisco y Joe hizo un gesto de entender de lo que estaban hablando.

—O el tiempo es elástico, este es mutable por lo que cualquier cambio continuo crearía una línea del tiempo alternativa. 

—Como en Volver al futuro. —Dijo esta vez Joey y ahora Joe lo señaló a él.

—También vi esa. Pero, ¿Cuál es la respuesta?

—Tal vez sea un hombre listo Joe, pero si me está pidiendo que le dé una teoría en progreso sobre cómo viajar en el tiempo temo que no puedo hacerlo.

—Hay otra persona con quien podrían hablarlo. —Comentó Cisco—. Martin Stein.

La plática tenía a Joey un poco tenso, y no solo a él; podía notar como el Detective West también se miraba un poco inquieto con respecto al tema, después de todo, habían tocado ese rumbo en su última llamada telefónica y ahora que el Doctor Wells había confirmado que era posible ir a un punto incierto de la historia, no pensaba en otra que no fuera en eso.

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Departamento de Policía de Ciudad Central.

13:45 p.m.

Miraba la pantalla de la computadora con el ceño levemente fruncido, queriendo saber la razón de aquellas muestras, sobre todo por que una persona que ella conocía muy bien y la otra resultaba no ser identificada, y eso era desconcertante.

Jessica no entendía por qué razón la computadora tenía un análisis de Barry guardado.

El sonido de la puerta del laboratorio la hizo levantar la mirada.

—¿Todo bien? —Preguntó Joe entrando al laboratorio.

—En realidad sí y no. —Respondió ella.

Joe la miró arqueando una ceja.

—¿Pasó algo? —Pregunta curioso.

—Creo que Barry está enfermo o algo así. —Desde que lo vio en los Laboratorios S.T.A.R. decidieron hablar sobre estas cosas en privado—. Es extraño que siendo un meta-humano se enferme de algo que requiera análisis de sangre. No digo que sea imposible, pero me sorprende el hecho de necesitar una muestra.

Por un segundo Joe no supo cómo reaccionar, sabía muy bien de qué iban esos análisis ya que Cisco y Joey habían estado ahí el día anterior analizando una muestra que terminó demostrando que era de un Barry Allen adulto.

—Bueno, quizás los meta-humanos desarrollan sus propias enfermedades. —Se sacó eso de la manga o de quién sabe dónde pero pareció convencer a Jess quien hizo un sonido de aprobación.

—Pudiera ser, pero nunca he visto a Joey enfermarse. —Comentó frotándose su mentón con su dedo índice—. Tendría que consultarlo con el equipo y estar preparada por si en algún momento mi hermano se enferma... pero lo haré después, en estos momentos tengo otras cosas en mente.

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Residencia Zimmermann.

20: 24 p.m.

—Provecho amigo. —Joey se incorporó y regresó la bolsa de croquetas en su cajón de la alacena.

En agradecimiento, Apolo lo miró con sus grandes ojos marrones antes de acercarse a su plato y comenzar a comer.

Había terminado su día de labor en los Laboratorios S.T.A.R. y ahora estaba en su casa alimentando a su perro y a punto de sentarse en el sillón con un bol lleno de palomitas listo para ver algo en la televisión cuando su teléfono comenzó a sonar.

—¿Ahora quién podrá ser? —Musitó con un poco de cansancio.

 Revisó el número y frunció el ceño levemente antes de responder.

—¿Qué sucede Cisco? —Sus ojos se abrieron con pánico y se levantó de golpe tirando el bol en el proceso—. Voy en seguida.

Fue a su habitación y poco después bajó usando unas converse de botín color negros listo para salir directo a los Laboratorios S.T.A.R. cuando vio a su perro acercarse a las palomitas y comenzar a comérselas.

—Apolo no te comas eso. —Regañó Joey a su can—. Te dará diarrea, y no quiero que papá te mande a dormir afuera por mi culpa.  

El Beagle levantó la mirada mirando a su dueño y moviendo su cola. Joey lo observó pensando qué hacer con él, si lo dejaba dentro probablemente le haría un desastre con todo lo que pudiera alcanzar y si lo dejaba afuera se largaría a caminar hasta quién sabe dónde.

Tener un perro en plena adolescencia era un completo desafío.

Finalmente, y después de un debate consigo mismo decidió que no podía dejarlo solo.

—Apolo, daremos un paseo. —Anunció saliendo por la puerta con el can en sus brazos.

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Laboratorios S.T.A.R.

20: 49 p.m.

—Dense prisa, las heridas de Barry comienzan a sanar con los fragmentos debajo de su piel. —Dijo el Doctor Wells.

Tan pronto como llegó se puso manos a la obra y comenzó a ayudar a Caitlin a retirar los fragmentos de acero que se encontraban incrustados el pecho, hombros, vientre y en todo el delantero del cuerpo de Barry. A lo que le fue contado, un grupo militar intentó llevarse a Ronnie, Barry apareció en escena  y le fue tendida una trampa.

—Es como esa vez que pisé un erizo de mar. —Cisco recibió una mirada poco agraciada de Barry—. Solo que mucho peor.

—No creo que un erizo de mar sea peor que esto. —Musitó el más joven del grupo.

—Solo, solo por favor no me orines. —Pidió Barry apretando los dientes.

—Sabes que es un mito, ¿Cierto?

—Soy tan estúpida. —Comenzó a hablar Caitlin, su voz sonaba como un reproche a ella mismma—. Jason Rusch, el estudiante que ayudó al Profesos Stein con su investigación de F.I.R.E.S.T.O.R.M. dijo que ejército se llevó el material del profesor cuando él desapareció. Debí saber que fue el general Eiling.

—No es tu culpa. —Le dijo el Doctor Wells para tranquilizarla—. Él aún cree que tiene la llave para tener un arma humana, que en este caso son ustedes 2. —Dijo refiriéndose a Barry y Ronnie.

—Es bueno que desconozca los poderes de Joey. —Comentó por primera vez Ronnie ganándose la mirada del menor—. ¿Se imaginan todo lo que haría con él?

Zimmermann frunció el ceño imaginando lo que podría suceder.

—Me gustaría saber para estar más alerta en caso de que algún día él lo sepa. —Comentó.

Harrison tomó algo de aire, pensando en lo que estaba por decir; no era fácil decirle a un chico de 21 años que su poder iba más allá de solo crear artefactos y hacerlos interactuar o explotar. Joey podía hacer más, y si bien en el pasado empleó sus poderes para acabar con vidas, no era ni la mitad del calibre de sus habilidades en un nivel más alto.

—Joey, tu habilidad para manipular y controlar dispositivos tecnológicos te convierte en un recurso único... —Comenzó—. Pero al mismo tiempo en alguien que podría ser, en las manos equivocadas, una herramienta de destrucción masiva.

El menor asiente, procesando lo que le decía el Doctor Wells. Nunca había considerado su poder desde esa perspectiva.

—Con tecnokinesis, tienes el potencial de hackear sistemas complejos, desactivar redes de defensa, interrumpir infraestructuras críticas... —Hizo una pequeña pausa—. Podrías, en teoría, dejar una ciudad entera sin electricidad o tomar el control de armamento militar. Ahora imagínate lo que alguien como Eiling, un hombre que quiere control absoluto, haría si tuviera a alguien como tú bajo su mando.

Joey volvió a asentir aún impactado, era obvio que sus poderes, por tratarse de una kinesia, le daban un alcance aún más grande del que ya poseía. No fue hasta que escuchó hablar a Barry que volvió a la realidad.

—Él no es así, Doctor. —Alcanzó a decir recostado aún en la camilla antes de sonreír—. Joey es bueno, sé que no haría algo como eso.

Dios, su sonrisa... no importaba si mostraba su hermosa y natural dentadura o solo una leve curva; para Joey no había sonrisa más brillante y encantadora que la de Barry Allen, y el solo hecho de poder verla limpiaba todos sus días grises.

—¿Te das cuenta de que hasta podrías crear un Jaeger? Como en Titanes del Pacífico. —Joey juró que por un segundo los ojos de Cisco brillaron con cierta emoción—. ¿Se lo imaginan? Un robot gigante con armamento de última tecnología y...-

Estaba tan emocionado imaginando cómo sería estar en la cabina de uno de aquellos enormes robots que por un momento se olvidó de la situación. El equipo lo estaba mirando de diferentes maneras; Barry aún en la camilla lo miraba incrédulo, el Doctor Wells mantenía una ceja arqueada, Caitlin y Ronnie tenían el ceño levemente fruncido y confundidos. 

Y Joey estaba pálido de solo imaginar que podría hacer algo como eso.

—O... no, claro. —Dijo inmediatamente—. Creo que no es momento para hablar de monstruos dimensionales y robots colosales.

—No, no lo es. —Dijo el menor con un brillo de inquietud en su ojos. 

Decidió seguir con su labor de sacar las espinas bajo los quejidos de dolor del velocista. Barry trataba con todas sus fuerzas de no quejarse tanto, pero maldición, dolía demasiado pero tener a Joey con él le transmitía cierta calma que hacía menos su dolor. De repente sintió como si jalaran el cobertor que abrazaba el colchón de la camilla, el castaño mayor, ya con menos fragmentos se incorporó un poco y vio a un adorable Beagle en 2 patas y apoyándose en la camilla. Se trataba de ese adorable perrito que vio hace unos 3 meses atrás, ¿Cómo se llamaba? ¿Beethoven? ¿Jake? ¿Coraje?

—Apolo, no. abajo. —Ordenó el dueño del can. 

¡Eso es! ¡Apolo! Así es como se llama ese hermoso perro que parecía tener baterías infinitas y que ahora se encontraba pidiendo su atención mientras comenzaba a soltar pequeños gemidos de un cachorro.

—Tranquilo. —Le dijo Barry bajando un poco la mano para acariciar la cabeza del perro quien al sentir la mano desconocida comenzó a olerla.

Barry sonrió al sentir la lengua del cachorro en su mano, aunque había acariciado perros en el pasado, jamás había tenido uno. Nunca había experimentado lo que era tener un cuadrúpedo corriendo a tu lado y todos lados, un amigo que lo esperara al volver a casa, alguien que le hiciera compañía cuando se sentía solo.

—Es muy lindo. —Elogió el velocista, sacándole una sonrisa a Joey quien miró a su perro.

Zimmermann suspiró mirando a su can quien estaba aparentemente encantado con la atención que el rayo le estaba dando.

—De acuerdo. —Dijo, su voz sonando resignada—. Quédate con Barry mientras Caitlin y yo lo terminamos de curar.

Tanto Zimmermann como Snow continuaron retirando los fragmentos del cuerpo de Barry quien ya no se mostraba quejoso o adolorido hasta que finalmente terminaron, fue entonces cuando Cisco notó algo en el menor.

—Oye, Joey.

—¿Qué sucede, Cisco? —Preguntó dándose la vuelta.

—¿Estabas por irte a dormir o algo así?

Joey hizo un pequeño meneo de cabeza.

—Más o menos. —Respondió no dándole mucha importancia a la pregunta del latino—.  ¿Por qué?

—Por que estás en pijama y usando solo tus converse. —Dijo el pelilargo.

Esa simple respuesta provocó una reacción en Joey quien abrió sus ojos con sorpresa al mismo tiempo que un pequeño calor subía por su cuello a su rostro. 

—¿Qué? —Miró su ropa y en efecto, estaba usando una camiseta de manga larga color rojo ladrillo con el número 24 y el apellido "Stilisnki" en blanco en la zona de la espalda junto a unos shorts deportivos color negro.—¡Verdammt!

•─────⚡─────•

Al día siguiente.

Lunes 14 de julio.

El equipo estaba reunido en el córtex comunicándose con Barry y Ronnie quienes estaban tratando de rescatar al Profesor Stein luego de haber sido secuestrado por Eiling y ser llevado a unas viejas instalaciones fuera de las registradas por el gobierno y el ejército militar.

Pero las cosas se vieron un poco complicadas cuando lograron sacar al profesor de donde estaba ya que los hombres del general se movieron en seguida y lanzaron una especie de bomba de fósforo que obligó  a Barry a correr para removerlo mientras Ronnie y Martin se escondieron entre la maleza para no ser encontrados.

Tendremos que fusionarnos otra vez. —Escuchó decir a Ronnie por el comunicador.

—Ronnie, no. —Dijo inmediatamente Caitlin, su voz delatando su evidente preocupación.

Si no lo hacemos, moriremos.

—Escúchenme. —Llamó el Doctor Wells a los 2—. La última vez que se combinaron ambos pelearon, esta vez no. Acepten el cambio, acepten el balance, acepten uno al otro.

Después de unos segundos que se sintieron como una eternidad, el prometido de la doctora habló.

Caitlin, no importa que pase, solo no olvides que siempre te amaré.

Por un momento ella cerró sus ojos asimilando sus palabras; la idea de volver a perderlo no era algo que ella quisiera volver a sentir, y menos cuando esta vez,  podría ser para siempre.  Se mordió su labio inferior tratando de evitar quebrarse ahí mismo, sin embargo, cuando Joey puso una mano en su hombro soltó un largo suspiro al mismo tiempo que una lágrima traicionera bajaba por su mejilla derecha. Finalmente aceptó que Ronnie podría ya no ser el mismo.

•─────⚡─────•

Unos minutos más tarde...

—Dios mío. —Susurró mirando la quemadura en el costado de Barry ignorando por completo el formado abdomen del velocista.

No era el momento de deleitarse con la vista.

—Estaré bien, Joey. —Le dijo para que no se preocupara demasiado—. Solo se ve peor de lo que es.

—No me digas, Barry. —Ironizó el chico. 

Los 2 dirigieron la mirada al lugar de donde venía el sonido de los pasos, pasos que eran de la fusión entre Ronnie Raymond y Martin Stein. Los pies de Caitlin se movieron sobre sus tacones y la llevaron frente al hombre. 

—Ronnie, o  Stein. —Su voz denotaba confusión, no sabiendo si su amor podía escucharla.

—Soy yo Caitlin. —Respondió Raymond—. Somos ambos, de algún modo.

En ese momento Cisco y el Doctor Wells aparecieron con ellos.

—La aceptación es algo poderoso. —Comentó Wells.

—¿Lo suficiente para revertirlo? —Preguntó Barry desde su espacio.

Ronnie pareció hablar con el Profesor Stein en su mente ya que después de un momento volvió a hablar. 

—Podríamos intentarlo. —Con eso, Caitlin se alejó un poco de él.

Cuando todo el equipo estuvo en una buena distancia, el cuerpo de F.I.R.E.S.T.O.R.M. comenzó a brillar seguido de una hermosas e incandescentes que bailaban a todo su alrededor y en solo unos segundos ambos hombres se encontraban separados.

Ahí estaban ambos hombres, separados pero aún necesitando del otro para poder vivir.

—Yo creo que estamos entendiendo esto muy bien. —Comentó el profesor con cierto entusiasmo.

Caitlin no pudo contenerse y se acercó a abrazar a su prometido quien la envolvió con sus brazos tras separarse un momento, este la miro con una mezcla de emoción y nerviosismo, estaba por decirle algo que probablemente la pondría triste. Al menos así fue hasta que la propia doctora habló. 

—Tranquilo. —Le dijo comprensiva—. Lo entiendo, tú debes irte.

Raymond parpadeó incrédulo.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó.

Snow sonrió con sinceridad, pero sus ojos brillaban con tristeza; no lo estaba perdiendo, pero tampoco lo tendría. Y eso era algo que le dolería por un buen rato.

—También estoy conectada a ti. —Respondió ella con una sonrisa.

•─────⚡─────•

En alguna parte de Ciudad Central.

19:09 p.m.

El viento soplaba tranquilamente por el parque de Ciudad Central, algunas flores se desprendían de los árboles y parecían bailar mientras eran llevadas con gracia hacia el suelo. Hace un rato el equipo fue a despedir a F.I.R.E.S.T.O.R.M. ya que ambos irían a un lugar donde esperaban que pudieran ayudarlos para separarlos.

—¿Crees que puedan ayudarlos?. —Interrogó Joey refiriéndose a Ronnie y al Profesor Stein.

—Eso espero. —Contestó Barry con las manos en los bolsillos de su campera—. Ambos merecen ser felices con las mujeres que aman.

—Todos Barry. —Enfatizó el menor—. Absolutamente todos merecemos ser felices sin importar con quién.

—Lo sé. —Correspondió al comentario del de ojos pardos.

Y es cierto, todos merecemos ser felices en la vida, a veces con el amor de tu vida, familia, amigos o simplemente con uno mismo; pero nadie, merece sufrir por siempre, por que al final de la tormenta, sale el sol. Y el sol debe brillar para todos.

Un pequeño silencio se instaló entre los 2 siendo roto únicamente por el sonido de alguna canción que se escuchaba a lo lejos.

—Cambiando el tema, ¿Cuándo te irás a la universidad? —Preguntó Barry de forma casual.

Esa pregunta taladró fuerte en la cabeza de Joey, los recuerdos de la noche en que Caitlin le contó cosas de más estando bajo los efectos del alcohol se sintieron frescas en su memoria.  "pienso que es por que no pasarás tanto tiempo en los laboratorios con nosotros... ni con él" .

Se obligó a mantener la compostura para no sonar incómodo o dar indicios de saber algo. 

—En 2 semanas. —Dijo, su voz en un tono neutro—. Las clases comienzan después pero quieren poner a prueba a los que pasamos el examen. Ya sabes, quieren asegurarse de que realmente tengamos el conocimiento justo para ver si valió la pena habernos aprobado.

—Estoy seguro de que lo harás increíble. —Comentó dedicándole una sonrisa que solo disparó el pulso de Joey como una pistola—. Solo me gustaría saber si no es demasiado para ti... ya sabes, que en algún punto no sientas que no eres lo suficientemente bueno.

El menor frunció el ceño antes de mirarlo y Barry se dio cuenta de que pudo haber dicho algo que se pudiera malinterpretar.

—Lo que intento decir es que has demostrado ser extraordinario. —Se apresuró en decir, poniendo sus manos al frente—. Solo quiero que sepas que si necesitas ayuda, los Laboratorios S.T.A.R. tienen sus puertas abiertas para ti.

—Tranquilo, estoy bien con eso. —Respondió con una suave sonrisa—. Ya era hora de terminar lo que comencé, además, a ustedes les vendría bien un descanso de mi, ¿No crees?

—No digas eso, no sientas que tienes que irte y que estaremos bien con eso. —Su voz salió un poco más suave de lo habitual—. Por que ninguno lo estará, en serio. Nos harás falta.

—¿En serio? —Preguntó, sus mejillas se coloraron de un hermoso color rojo bajo y sus ojos con un pequeño brillo.

—En serio. Sabes que cuando necesites de alguien que te ayude estoy yo, ¿Cierto? —Barry le ofreció otra sonrisa—. No importa la hora, solo llámame y estaré gustoso de ayudarte.

Demonios, esa jodida sonrisa de nuevo. Brillante y hermosa, capaz de encender una chispa en medio de una nevada, de iluminar el cuarto más oscuro y hacer que las piernas de Joey tambaleen como la gelatina.

Miró de nuevo a Barry sonreírle y supo que era el momento, no podía seguírselo guardando por más tiempo. 

—Barry tengo algo que decirte. Y sé que es probable que muchas cosas cambiarán entre nosotros, pero no quisiera que del mal modo. 

El castaño más alto detuvo su andar para mirarlo de frente con esos ojos oceánicos que estaban ahogándolo por semanas.

—Te escucho. 

Barry imaginó una pregunta, una duda o algo similar a sonidos y palabras, pero definitivamente  no esperaba un gesto. Con un movimiento lento pero decidido, los brazos de Joey lo estaban rodeando tomándolo completamente desprevenido y llevándolo de lleno a la sorpresa.

—Joey... —Susurró viendo como el menor escondía su rostro en su pecho como hace semanas atrás lo hizo cuando él mismo lo abrazó para consolarlo.

Zimmermann respiró profundo, y finalmente comenzó a hablar. 

—Te quiero. —Admitió finalmente, su voz temblando ligeramente por la emoción y el dolor de saber lo que pasaría—. Te quiero mucho.

Barry sintió un pequeño calor instalarse en sus mejillas y pecho, era una confesión que lo desbancó un momento, realmente no imaginó que algo así sucedería y no sabía qué hacer o cómo reaccionar. Finalmente sus brazos se movieron solos envolviendo al menor y dejando salir una oración similar a esa.

—También te quiero Joey, eres un gran amigo.

Claro, amigo. ¿Cómo puede una simple palabra doler más de lo que puede doler una frase? ¿Cómo puede una simple palabra a la que se la lleva el viento, pesar miles de toneladas cuando la sientes caer de golpe? ¿Cómo se resiste a eso? Joey deseaba la respuesta en ese momento, especialmente por lo que estaba por hacer. 

—Ese es el problema... —Musitó—. Te quiero pero no como un amigo, o un compañero de trabajo, yo... te quiero de una forma que no debería. Y créeme, he intentado no sentir esto que siento, en verdad he tratado de fingir que no está ahí, pero es inútil.

Barry abrió sus ojos claramente impactado, su corazón estaba comenzando a acelerarse como un tren que comienza un viaje, sus facciones formaron una mueca de confusión y sorpresa mientras su cabeza comenzaba a armar una idea de lo que seguiría.

—No es algo que busqué, ni algo que pensé que sucedería. —Continuó Joey—. Pero aquí estoy, diciéndotelo con todo el respeto del mundo y el valor que pude reunir.

Estaba con sus ojos cerrados, rezando por que Joey no dijera aquello que estaba sospechando que diría, no quería escucharlo de sus labios. Suficiente tenía con sus responsabilidades como héroe, su trabajo, su conversación con Caitlin la noche del karaoke. Era demasiado.

No quería actuar por mero impulso y hacer algo que pudiera complicar todavía más las cosas entre ellos, pero fue imposible cuando el chico habló.

—Me gustas, Barry Allen. —Confesó finalmente, con su voz a punto de desmoronarse como un castillo de arena.

El calor que sintió cuando abrazó a Barry se convirtió inmediatamente en un frío cuando el velocista lo tomó por los hombros y lo alejó un poco de él, dejando un espacio entre los 2. Un silencio ensordecedor se apoderó de ese momento y Joseph sintió como sus propios latidos le estaban empezando a doler con ese gesto, su garganta se apretó como los nudos de un zapato y sus ojos, 2 represas que luchaban por contener el agua que estaba amenazando con escapar y empapar su rostro.

—Joey... —Comenzó, su tono suave y lleno de cuidado—. Eres un chico increíble, y no sabes cuánto valoro todo el tiempo que hemos pasado juntos. Eres brillante, amable y... bueno, alguien muy especial.

Joey escuchaba con atención todo lo que el velocista estaba diciendo, sintiendo como cada fibra de su cuerpo se sacudía con cada palabra, normalmente la gente lo elogiaba por sus cualidades intelectuales y sus bastos conocimientos sobre la ciencia, pero que alguien elogiara sus cualidades como sus emociones y personalidad eran algo a lo que no se terminaba de acostumbrar.

Por su lado Barry hizo una pausa, sintiendo cómo el peso de sus palabras se acumulaba.

—Pero... yo... no puedo corresponderte de la manera que quieres. —Soltó sintiendo como esas palabras le estaban provocando una mala sensación en su interior—. No se trata de ti, créeme, porque cualquier chico sería afortunado de tener tu amor. Es solo que... hay cosas en mí que todavía no entiendo, cosas que necesito resolver antes de poder ser honesto contigo o incluso conmigo mismo.

¿Han sentido cómo por un rechazo, por muy amable que suene, sus corazones aún así se rompen? Eso es lo que Joey Zimmermann estaba sintiendo en ese momento. El menor sintió como si algo dentro suyo se desgarrara despacio, como una viaja tela cuando se le tira con demasiada fuerza, sus manos temblaron y su dientes se apretaron.

El silencio que siguió fue denso, quizás más pesado que el anterior. A la distancia, el lejano sonido de una canción acompañaba la escena, el aire estaba cargado de una mezcla de emociones que lo hacían imposible de respirar.

De repente, el silencio se rompió con la voz de Barry.

—Joey, yo... yo- —Se detuvo de golpe, sintiendo una presión en el pecho cuando escuchó ese pequeño primer sollozo.

—Lo sé. —Se limpió con el puño de su sudadera del RED Tour.

—No tienes de idea, de lo que tu amistad significa para mí.

—No lo digas. —Pidió en voz baja, quizás sabiendo que si hablaba saldría un roto sonido—. Barry, no quiero que lo digas, me encantaría ser más que eso.

—Lo último que quiero es lastimarte. —Dijo finalmente, su voz sonando más como una súplica que como una frase—. No te mereces esto, eres increíble Joey, puedes tener al chico que quieras... pero, yo...

—Sé que nunca podrás corresponderme por que tú... amas a alguien más. —Soltó una pequeña risa mientras bajaba la mirada—. Y no te culpo, ella es una gran chica.

Por un momento algo en Barry se agitó inquieto, recordando como su confesión de amor de hace años había dejado una pequeña barrera entre él y la morena. Y ahora, una misma confesión de amor estaba levantando una barrera entre ellos, pero algo en Barry se mostraba inquieto, como diciéndole que debía decir algo. 

—Joey, yo... —Comenzó a decir, pero el menor lo detuvo.

—Ya sé lo que vas a decir, tranquilo. —Sonrió, su labio inferior siendo mordido para no romperse y llorar en ese mismo momento, frente a Barry—. Solo... hagamos como que esto no pasó en realidad... por favor.

—Joey... —Intentó a acercarse, en serio quería hacer o decir algo; verlo en ese estado le estaba generando una molestia en el pecho, era como un pequeño piquete que le estaba rozando su corazón con la punta.

—Perdón... —Su voz salió completamente rota junto al primer sollozo—. Debo irme.

Necesitaba irse de ahí lo antes posible, huir de la mirada del mayor para ver si solo así su dolor podía desaparecer por que estando cerca de Barry no podía respirar, pero tenía que hacerlo. 

Por su lado, el velocista se quedó en su lugar, viéndolo correr lejos del dolor... lejos de él. 

And I can't breath without you, but I have to.

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