𝗢𝟭-𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗖𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗹
Dedicado a pan-con-nutella1 veo que está muy emocionada con el fic :3
Martes 5 de Febrero, año 2013.
Departamento de Policía de Ciudad Central.
09:40 a.m.
—Llegas tarde. —Habló la castaña con papeles en las manos y sin voltearse, ya sabía de quien se trataba, así que no necesitaba mirar. —Otra vez.
—Lo siento Jess. —Se disculpó apenado y con una sonrisa de nervios—. Problemas con la alarma.
—Eso mismo dijiste la semana pasada. —Jessica terminó de acomodar los papeles y los guardó en una carpeta—. Ya deberías pensar seriamente en comprar un gallo que te cante apenas salga el primer rayo de sol.
Barry se rascó su nuca en señal de pena y nerviosismo, su compañera de trabajo era una chica demasiado puntual. Él por otro lado, casi siempre estaba llegando tarde a todos lados y en repetidas ocasiones era regañado por la chica, o por el Capitán Singh.
—Lo tendré en cuenta. —Le dijo antes de quitarse la campera que traía puesta y la colgó en un perchero cerca de la puerta del laboratorio donde ambos trabajan—. ¿Qué haces?
—Terminando de acomodar los datos de las víctimas del tiroteo que hubo ayer. —Puso su palma izquierda para bostezar y tapar su boca—. Ordenes del Capitán Singh.
Por un momento, Barry sintió pena por su amiga, después de todo él dormía sus 8 horas, casi 10-esto por no escuchar su alarma-mientras ella dormía entre 6 a 7 horas, esto a causa de que se esmeraba en arreglarse.
No iba a decirle que la culpa era de ella por elegir que ponerse todos los días, había aprendido por las malas que no se debe cuestionar el por qué una mujer tarda tanto en verse bonita.
—Yo también lo odio, algunas veces. —Se apresuró en decir.
—Muy bien, creo que será mejor llevarle esto a su escritorio antes de que personalmente él me llame. —Tomó el folder entre sus manos y caminó directo a la salida—. Cuando regrese vamos analizar las huellas dactilares que encontramos, y no toques mis muffins, si lo haces lo sabré.
Esto último lo dijo al darse cuenta de las intenciones del castaño y no dudó en señalar los panes dulces que descansaban en su mesa.
—Pero si no iba a tocarlos. Ni siquiera los miré. —Se defendió tras ser descubierto—. Está bien, me atrapaste.
Jessica miraba a Barry con su ceño fruncido, pero después lo cambió a una sonrisa, así es como ellos suelen llevarse dentro de las paredes del laboratorio, eran juegos, bromas pesadas, y algunas veces malos chistes, éstos últimos por parte de Barry.
—El de chocolate es para ti. —Agregó antes de darse la vuelta y seguir con su camino—. Buenos días Detective West.
—Buenos días Jessica. —La saludó Joe y al ver que ella salió se giró para ver a Barry—. ¿Ahora qué pasó?
—Perdón Joe, creo que me quedé hasta tarde leyendo esto. —Se acercó a su maleta y de esta sacó un libro de gruesa pasta.
—¿No es ese el libro del que me hablaste?
Barry sonrió emocionado cual niño cuando recibe una recompensa por haber salido bien en alguna nota de la escuela.
—Sí, es el libro de la Teoría cuántica de Harrison Wells, voy por el capítulo 3 y cada vez se pone mejor, es tan emocionante como explica el proceso de comprimir los... —Se interrumpió a sí mismo cuando se dio cuenta que Joe no tenía ni la más remota idea de lo que decía—. Lo siento, creo que me emocioné demás.
•─────⚡─────•
—Buenos días Capitán Singh.
—Buenos días Señorita Zimmermann, ¿A qué debo su presencia en mi oficina?
—Le traigo los expedientes de las victimas del tiroteo de ayer.
—Muchas gracias señorita Zimmermann, usted siempre tan eficiente y dedicada a su trabajo. —La elogió Singh y en respuesta Jessica sonrió y pasó un mechón de su castaño cabello por detrás de su oreja derecha.
—No es nada Capitán, no todo el trabajo lo hago solamente yo. Barry también es muy eficiente y de mucha ayuda al momento de trabajar; incluso podría decir que más que yo.
—No niego que Allen es bastante bueno en lo que hace, pero es todo un caso; llega tarde y la mayoría del tiempo está metiendo la pata.
—Puede que a veces se retrase, pero eso nos puede pasar a cualquiera. —Dijo ella en un intento por defender a su amigo.
—Es la burla de la puntualidad, y aunque sea de nuestros mejores trabajadores no pienso seguir tolerando sus retrasos.
—Capitán...
—Por favor adviertale a Allen que si vuelve a tener otra falta quedará oficialmente despedido ¿Entendió señorita Zimmermann?
Jessica tragó en seco pero asintió con firmeza, no quería quedarse sin su compañero de trabajo, pero tampoco podía cubrirlo por siempre.
—Así lo haré Capitán.
—Así me gusta, ahora. —Hizo un gesto de mano—. Puede retirarse.
La chica asintió poniéndose de pie.
—Compermiso.
•─────⚡─────•
Laboratorios S.T.A.R.
12:30 p.m.
Los laboratorios S.T.A.R. eran enormes, los había visto en las fotos de las revistas que suele leer en su tiempo libre pero nunca imaginó las monstruosas dimensiones que tenían dichas instalaciones.
Hace casi 3 horas que habían llegado a Ciudad Central, pasaron al hotel donde se hospedarían a dejar sus cosas y ahora Joey estaba llegando a los famosos laboratorios S.T.A.R. donde les fueron entregados unos gafetes con sus nombres y ahora caminaba con su padre por la entrada.
Una vez dentro, los recibe un hombre de mediana edad que usa anteojos. Aunque aún estaba un poco lejos pudieron distinguirlo, y el chico sintió una gran euforia brotando desde el fondo de su ser.
Ese hombre, es el escritor del libro que él ha estado leyendo las últimas semanas, un pionero en la teoría cuántica y en como esta le traerá beneficios a la humanidad con su aplicación.
Era Harrison Wells.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca se acercó al padre del chico y procedió estrechar la mano de aquel hombre y se dieron un abrazo al mismo tiempo que palmean la espalda del otro.
—Harrison, es bueno verte viejo amigo.
—Lo mismo digo Walter, ha pasado tiempo desde que nos vimos la última vez en la inauguración del calibrador molecular. —Aparta la vista de su colega y la centra en el joven castaño que lo miraba emocionadamente—. Y veo que trajiste al pequeño Joseph. Bueno, ya no eres tan pequño, pero no has cambiado mucho.
Sonrío intentando contener su emoción.
—Tu padre siempre me habla de ti, dice que estás trabajando en una inteligencia que pueda ayudar a las personas, me recuerdas a mi cuando era joven.
Joey se rascó la nuca, en señal de nerviosismo; estaba frente a uno de sus ídolos de la ciencia y creador de una teoría que podría ayudar de sobremanera a la humanidad...¡Y sabe de su existencia!
Este día no puede empeorar.
Siente un toque en su hombro, es su padre quien le indica que el doctor Wells le llama, demonios: de la emoción no se dio cuenta que le hablaba.
—Perdón, pero... ¿Qué dijo? —El calor sube desde su cuello hasta llegar a sus mejillas, pasando a las orejas mientras suelta una risa nerviosa.
Wells se ríe, y Joey espera que sea con él y no de él.
—Dije, que si eso que tienes en tus manos es mi libro.
Bajó la vista y efectivamente, entre sus brazos llevaba el libro del doctor Wells. Levantó la mirada y ve como le extiende su mano.
—¿Puedo? —No lo pensó mucho y le pasó la pasta con 150 paginas, abre el libro y firma la primer hoja—. Aquí tienes.
El chico estaba en shock, sin saber qué hacer así que recurrió a confesar su admiración y respeto por el Doctor Wells.
—No sabe cuánto lo admiro, es una de mis grandes inspiraciones para ser un científico especializado en la biotecnología y la física cuántica como lo es usted. —Habló, y por lo rápido de su vocablo Harrison se vio un poco confundido, Joey había formulado un cumplido pero las palabras se le salieron como vómito provocando un audio casi inentendible.
Luego de un rato comenzaron a caminar mientras les daban un recorrido y les explicaban todo sobre los proyectos que Harrison Wells tenía a futuro, llegaron a un elevador para comenzar a bajar, al llegar abajo cruzaron otra puerta, pero esta era de acero. y ahí estaba, y a unos metros estaba el acelerador de partículas.
Joey miró incrédulo aquel aparato que resultaba ser más grande de lo que su mente visualizó. Eran dimensiones algo considerables para un artilugio cuya función se basa en la energía renovable.
Con mucho cuidado se acercó a verlo detenida y minuciosamente para no perder detalle de aquel instrumento.
—Es grande, ¿No crees? —Habla una voz a sus espaldas, estaba tan concentrado mirando el acelerador que no se percató que había más gente—. Perdón pequeño, no quería asustarte.
—Descuida, y creo que el perdón lo debería de pedir yo. —Sonrió con un poco de vergüenza—. Ando de aquí para allá como si estuviera en mi casa.
—Debes ser el hijo del Doctor Zimmermann, ¿Cierto? —Asintió—. Lo supuse por tu gafete.
"Pero claro, debí suponerlo". —Pensó en su mente.
—Así es, mi papá viene para ver como encienden el acelerador y decidió traerme. Es mi primera conferencia y presentación oficial para los medios científicos.
—En se caso, bienvenido a los laboratorios S.T.A.R. pequeño, mi nombre es Ronnie, Ronnie Raymond. —Le extiende su mano y en señal de educación, Joey regresa el saludo—. Soy el ingeniero al mando en la elaboración del acelerador.
—Un gusto Ronnie. —Unos zapatos, comienzan a sonar cada vez más fuertes.
—Aquí estás. —Una chica de cabello castaño rojizo se acerca, se le veía un poco molesta—. ¿Donde te habías metido Ronnie? Te he estado buscando por todos lados.
—Lo siento amor, el doctor Wells me pidió venir a conocer a su socio ¿Recuerdas que venía hoy?
La chica mira a Joey de arriba a abajo y el menor se siente incómodo en su lugar, de alguma manera ella lo estaba escaneando.
—¿Quién es él? —Preguntó la doctora.
—Es el hijo del doctor Zimmermann.
—Caitlin, que bueno que te veo. —Aparece el doctor Wells y a su lado viene el padre de Joey—. Quiero presentarles a Walter Zimmermann y a su hijo, Joseph.
El socio de Wells estrecha su mano con Caitlin, Ronnie y termina con un chico de cabello negro y debajo de los hombros y quien casi le disloca el hombro por la sacudida que le propició por su saludo.
—Cisco Ramón, es un verdadero gusto tenerlos en los laboratorios S.T.A.R., en serio admiro su trabajo, cuando iba en la universidad no me perdía ninguno de sus artículos de ciencia.
Joey puso sus ojos en blanco y un pensamiento invadió su cabeza.
—Ay no, otro fanático.
•─────⚡─────•
19:40 P.m.
—Muy bien, ya está terminado. —Habla el prometido de la doctora Snow—. Mañana será el gran día.
El acelerador está terminado, lo probaron y su funcionamiento es óptimo y adecuado. En 2 días será encendidio y comenzará un nuevo paso para la tecnología y la ciencia.
—Bueno Harrison, nosotros nos retiramos. —Habla Walter—. Realmente veo que cumpliste con tu más grande sueño, y eso me da mucho gusto.
—Gracias amigo, tú sabes que este siempre fue mi más grande sueño y haberlo cumplido significa mucho para mí.
Intercambian sonrisas y padre e hijo comienzan su andar.
—Walter. —Llama el doctor Wells.
—Te escucho Harrison.
Les dedica una sonrisa antes de irnos.
—Bienvenidos a Ciudad Central.
•─────⚡─────•
En algun parte de Ciudad Central.
21:09 P.m.
Jessica estaba terminando de secar su cabello con su toalla de baño cuando su teléfono sonó notificando que tenía un mensaje nuevo y por un segundo la inquietud la envolvió.
—Por favor, que no sea Singh. —Rogó a Dios o a quien fuera para que sus peticiones fueran escuchadas.
Abrió el mensaje y para su suerte, no era su jefe, sino su hermano.
"Adivina donde estoy"
Ella miró confundida el
mensaje y con el ceño fruncido, pero una foto le llegó y no tardó en reconocer el lugar donde su hermano estaba.
En el centro comercial de Ciudad Central, más específico en Big Belly Burguer.
"Sorpresa".
Abrió sus ojos de la sorpresa. Definitivamente diría que estaba incapacitada para no ir al día siguiente a su trabajo, es decir, Barry puede solo, quizás se caiga de la cama y llegue temprano, ¿Verdad?
¡¿VERDAD?!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top