»Vampiresa Oculta

Character of the day:

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»Capítulo Veinticuatro:
Vampiresa Oculta
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Dereck detuvo el auto a unas cuadras después de la casa de la fiesta de anoche, donde supuestamente estaría Ethan esperándonos, pero no había nadie ahí, era simplemente una cafetería Justo a lado de un callejón que no se miraba para nada confiable.

—Vamos.—dije segura y bajando del auto.

Nos adentramos a el estrecho callejón con la esperanza de encontrar a Ethan por alguna parte y no a un drogadicto haciendo de las suyas. Y cuando el callejón en el que estábamos se unía con otro en una intersección, fue entonces que encontramos al castaño de espaldas a nosotros, mirando el suelo de cemento.

Su ropa estaba desgarrada casi por completo, su camiseta colgaba débilmente de su cadera y sus pantalones podrían ser una nueva moda de jeans rasgados y claro, no me sorprendió que estuviese descalzo y con los pies sucios. Lo que en cambio me preocupo a montones fue verlo con algunos cortes profundos de garras en su espalda y brazos, incluso había rastro de sangre que escurría hasta sus piernas. Ethan estaba en terribles condiciones, y todavía debíamos lidiar con aquel asunto de Homicidio.

—¡Ethan!—exclamé con una fuerte presión en el pecho y corrí hasta el.

—¡Alexa no!—me grito Dereck.

Ethan giró su cabeza hacia nosotros y reveló la monstruosidad de su rostro, ojos azules brillantes y colmillos que sobresalían de su boca sangrienta. Mis piernas frenaron al verlo así y a los pocos segundos trataron de retroceder. A pesar de esto no podía quitarle los ojos de encima, mi mejor amigo se veía... como una bestia.

Para mi buena suerte, Dereck me tomo fuertemente del brazo y me arrastro a unos metros detrás de él, Justo en el momento en el que Ethan inicio aquella metamorfosis de hombre lobo que solo había llegado a ver en películas de ficción. Sus huesos tronaban y se rompían para adaptarse a una forma en cuatro patas y hocico alargado, con esto, lo último que tenía de ropa se destruyó y cayó al piso.
Se escuchó a los cuatro vientos sus alaridos humanos y como estos se volvían en gruñidos bestiales.

—¿Que le ocurre?...—pregunté asustada.

—Esto le pasa a los hombres lobo después de su primera luna llena. Tienen el poder de cambiar por completo a lobos.—me respondió Dereck.

Y tal como dijo, pronto tuvimos a un lobezno gris y grande de ojos azul brillante frente a nosotros, gruñéndonos y seguramente pensando en mutilarnos ahí mismo.

—¡Corre, Alexa!—me ordenó Dereck.

Su gruñido no me hizo pensarlo dos veces y corrí de vuelta al auto tratando de no caer o resbalar. Pero a comparación mía, Valeritte alzó ambas manos y con un grito de guerra creó una barrera morado brillante que detuvo a Ethan de atacar a Dereck.
Me detuve en seco cuando la idea de, dejar a mis amigos solos peleando junto a un hombre lobo, rondo por mi cabeza. Carajo, soy una Kadima, no puedo huir.

—¡¿Que haces Alex?! ¡Corre al auto!—me grito Dereck con terror.

—¡La Barrera no resistirá más tiempo, ambos deben irse!—exclamó Valeritte aún con sus manos en el aire y una mueca de esfuerzo que poco a poco se desvanecía.

Analice la escena unos segundos más, pero el tiempo era crucial ahora, así que cerré mis ojos y traté de regular mi respiración y los latidos de mi corazón. Entonces sentí el calor llegando de muy profundo mío y recorriendo mis venas rápidamente.
Cuando volví a abrir los ojos, Valeritte soltó un último grito antes de que las decenas de golpes y rasguños de Ethan lograran desvanecer la barrera. Me miró irreconocible y monstruoso, así que respire hondo y con ambas manos canalicé mi poder en el lobo que se estaba lanzando a mis amigos.
Fue como si una descarga de fuego hubiese salido por mis manos para golpear con fuerza al lobo, mantuve ese momento por varios segundos hasta estar segura de que lo había detenido.

Joder, nunca me había sentido tan poderosa.

Cese el fuego y trate de ver más allá del humo que brotaba del piso de cemento que ahora estaba derritiéndose por el calor, como un camino de lava que guiaba directo al final del callejón. Forcé mi vista, deseando no haber matado a Ethan.
Un silencio increíble atravesó mis oídos y cuando las espesas capas de humo se iban, vi al castaño tirado sobre la pared, ya en su forma humana y con bastante rastro de suciedad y cenizas por el cuerpo. Sentí un alivio gigantesco y corrí hasta él para poder abrazarlo con fuerza.

—¡Eth!—chille en sus brazos.

—¿Que paso?—murmuró debilitado.

Mire su rostro y me alegro ver de nuevo sus ojos marrones y su boca totalmente normal y corriente.

—Cocine lobo asado.—bromee mientras lo ayudaba a poner de pie.

—¿Están todos bien?—escuche la voz de Val detrás mío.—Eso fue masivo.

—¿Alexa estas bien?—pregunto con angustia Dereck, como si hubiese corrido hasta donde me encontraba. Le dediqué una mirada de alivio y sonreí, sus nervios se calmaron rápido.

—¡Vaya, vaya, eso también es digno de verse!—río la rubia señalando que Ethan se encontraba desnudo por completo.

—¡Mierda!—exclamó Ethan y se cubrió con ambas manos sus partes íntimas.

Regrese mi mirada a el castaño para toparme con la sorpresa de que la piel donde antes había heridas, ahora estaba ¿curado?
Pero mi repentino interés por mirar el cuerpo desnudo de Ethan pareció despertar cierta molestia en Dereck.

—¿Que tanto miras ahí, pervertida?—pregunto con un tono medio de enfado y me cubrió los ojos con ambas manos, jalandome ligeramente hacia el y lejos de Ethan.

Me queje y trate de zafarme de sus manos en mi cara para poder explicarme:
—¡No seas tonto Dereck!—gruñí.—Mira el cuerpo de Ethan.

—Si tuviera curvas y senos, lo pensaría.—refunfuñó y se cruzó de brazos para mirar a otro lado.

—Sus heridas ya no están.—dijo Val.—¿Como es posible?

—¿Que?—pregunto Dereck.

—¿Habré sido yo?—cuestione con confusión.

—Pues... quizá canalizaste tu poder en ayudar a Ethan que literalmente lo sanaste en todos los sentidos.—murmuró Valeritte con asombro.

—Cool.—me sonrió Dereck.

—Si, si, si muy cool, claro, ¿podría alguien darme aunque sea un pantalón?—interrumpió Ethan.

Dereck sonrió burlón y chasqueó los dedos para aparecer un conjunto de ropa sobre el chico que ahora estaba limpio y sin rastro de haber sido terriblemente golpeado por una oleada de fuego.

—Ahora... ¿Como que asesinaste a Hailey Thumann?—pregunté alzando una ceja y acorralándolo contra la pared.


E T H A N ' S      P O V

Sentía como una fuente de poder inimaginable me recorría por completo, era casi como si la luna me cantara a susurros y su luz me hechizara y me diera esta fuerza y esta jodida necesidad de correr por todo el mundo. Entonces mi pierna se rompió, dolía como el demonio, pero ese solo era uno de 205 huesos más. Cada uno me hacía gritar más fuerte, y no solo eso, sino que también comenzaba a notar los cambios externos en mi cuerpo. El pelo salía de mi piel de manera exagerada y mis manos se deformaban como las de un lobo.

Grite una última antes de soltar mi primer gruñido como lobo. Mire a mis alrededores, aun seguía dentro del círculo que Dereck se había encargado de hechizar para evitar que lograra salir. Pero siendo lobo, lo único que deseaba más que nada en ese instante era romper las piedras y liberar esta repentina furia.
Escuché el crujir de las ramas de un arbusto y eso me puso aún más de malas. Cuando volví mi vista al frente, ahí estaba un hombre joven de no más de 30 años, con una piel blanca que desee desgarrar. Me miró frívolo con sus ojos sangrientos y sonrió de manera tétrica.

—¿Servirá de distracción el lobo novato?—preguntó.

—Sin duda.—una voz se unió, era una chica más joven con los mismos ojos tétricos que el anterior.

Sus planes eran desconocidos para mi en ese momento y mi deseo de muerte era incontrolable en ese punto de la noche.

—¿Se han encargado Christian y Diana del reclutamiento?—pregunto el mayor, aún retándome con  esa mirada escarlata.

—Tal como lo ordenó la Reina.—dijo un tercero.

Gruñi a los caras pálidas con ferocidad y trate de romper la barrera con empujones y rasguños, apenas si logre hacer una diferencia. Entonces el primer hombre dijo:
—Libérenlo.

Los otros dos "mortales" empujaron con una fuerza descomunal dos de las piedras que me rodeaban, aparentemente Dereck había hecho indestructible aquel círculo, pero solo de adentro para afuera.

Cuando salí despavorido a atacar a aquellas raras personas fue demasiado tarde, se habían ido en un segundo.
Pero eso no me detuvo, mi ira y mi sed de muerte comenzaban a dominar mi mente, en verdad que actuaba como un lobo salvaje.

Causando caos y destrucción llegué a un par de calles cerca de los suburbios, fui atraído por la música de una casa en específico, así que me acerque por detrás en los arbustos del hogar. Había una chica y un chico, este último empinaba con brusquedad un recipiente de vidrio sobre la boca de la chica, era un líquido rojo espeso que ahora pasaba por la garganta de la pelirroja.
Sin saber que ocurría salí de los arbustos con una entrada tenebrosa y gruñidos de bestia, el chico me miró y descubrí que el también tenía aquellos ojos rojos. La chica, en cambio, gritó aterrada al verme. De pronto el chico había desaparecido justo frente a mis narices y solo quedaba la pelirroja. Yo deseaba... atacar y ella era la única presente.

Así que destroce su cuerpo a rasguños y mordí su cuello hasta matarla, mi boca estaba llena del sabor de su sangre pero era demasiado tarde para detenerme, Hailey había muerto descuartizada.

Después de ver lo que había hecho regresé a mi forma humana y corrí como demente al bosque para perderme en el y si era posible, morir en el.

Miré mi reflejo en el río del bosque y fue cuando vi que el color de mis ojos había dejado de ser amarillo.

A L E X A ' S     P O V

—¿Y donde dejaste el cuerpo?—pregunté aún atónita por la historia que acaba de contar.

—Ese es el problema, Gray...—nos miró avergonzado.—Cuando regrese por el, ya no estaba...

—Detente ahí, amigo.—interrumpió Dereck con una expresión de confusión, algo en verdad no le cuadraba.—Así que nos estás diciendo que... ¿Perdiste un cadaver?—Ethan asintió avergonzado.—Increíble, en verdad que eres imbecil.

—¿Acaso eres sordo Dereck? ¿O quizás idiota?—interrumpió Val.—Ethan literalmente nos acaba de decir que le paso a Hailey.

—¿Enserio?—pregunto Eth.

—Chico pálido y de ojos rojos dandole sangre a una mortal y después dejando que la asesinaran a sangre fría.—recapituló.—Esto no es nada más ni nada menos que obra de Vampiros.

—Claro... los malditos vampiros que Morgan envió.—murmuró molesto.

—Lo que nos dice que—Val hizo una pausa y sonrió victoriosa.—Hailey está viva.

—El problema es que ahora es un vampiro.—dijo Dereck.

Imposible. Literalmente me había congelado en el tiempo pensando en bucle que Hailey Thumann, la pelirroja más perra del instituto, es ahora un vampiro. Todo gracias a que se había desencadenado una serie de problemas iniciados por mi, pues si no fuera por mi Morrigan no hubiese enviado vampiros al mundo mortal y estos no hubieran llegado a Hailey ni a Ethan ni a todas las otras personas que seguramente atacaron durante su estadía.

La mayor de mis preocupaciones ahora eran: ¿Ahora que carajos haré? Y por favor que alguien me diga que mierda le diré a Claire.

—Tenemos que encontrarla antes de que haya probado la sangre, sino es que ya lo hizo.—dijo Dereck.

Un artefacto mágico parecido a una brújula nos guiaba hacia Hailey. Según Valeritte, sólo es necesario una gran capacidad de concentración para enfocar a la persona que buscas y la brújula te llevará a ella, como siempre, es un invento de Faes bastante útil e ingenioso.
Repentinamente la luminosidad que salía del vidrio de la brújula se apagó, dejando las manecillas unidas en una sola dirección. Un edificio abandonado en los bajos suburbios de la ciudad.

—Siempre van a los lugares abandonados.—señaló Dereck.—La soledad los llama de alguna manera.

Bajamos del auto sin quitarle la mira al imponente edificio que amenazaba con derrumbarse en cualquier Segundo, dude unos instantes en seguir adelante con el plan pero lamentablemente, nunca me permitiría hacer una cosa tal como esa.

Nos adentramos al lugar no sin antes recibir cada uno, una linterna aparecida por Dereck.
Al estar dentro lograbas escuchar ratas escabulléndose entre la basura y los escombros y cómo se desprendía el cemento de las columnas que se supone deberían sostener todo este lugar. Mire las cosas que había a mis alrededores y no pude evitar pensar que quizás alguna vez había sido un edificio de apartamentos, pero ahora no quedaba nada más que basura y muebles viejos.

—Tal vez debamos separarnos.—dije cuando note lo grande y espacioso que era el lugar.

—¡Por Dios! ¿Que no ves películas, Gray?—se quejo Ethan con una clara mueca de desagrado a lo que había dicho.

—¿El hombre lobo está asustado?—bromeé con una sonrisita burlona y el chico me miró con cara de molestia.

—La Kadima conmigo, el cachorro asustado contigo.—le dijo Dereck a Valeritte.

—Te patearía el trasero apenas salgamos de esta pocilga, pero tienes suerte de que soy un lobo decente.—aseguró mientras Valeritte lo empujaba a la fuerza hacia la dirección contraria a nosotros.

Nos separamos y comenzamos a adentrarnos cada vez más y más a el tenebroso lugar. Aun no podía creer que Hailey estaba aquí dentro.

—Carajo, ¿que es ese olor?—se quejó con una mueca de asco y cubrió su nariz con el torso de la mano en la que llevaba su linterna.

Pase la luz sobre las columnas y muros y claramente se miraban hongos y zonas con manchas dudosas, baje la luz de la linterna hasta el piso y no pude evitar soltar un grito que Dereck logró cubrir con su mano. En el suelo, entre los escombros, yacía un cadaver que a juzgar por el aspecto y el aroma a muerte, no era muy reciente que digamos. Pero no solo era la impresión de ver un hombre muerto pudriéndose en el abandono, sino ver como las ratas comían los restos como si fuera un festín sangriento. Aquella escena me hizo pensar en lo tétrico y tenebroso que podría llegar a ser el hecho de morir.

—Probablemente a estado aquí por días.—comentó Dereck aun con su mano en mi boca.—Un vagabundo que vino a morir en las comodidades de un lugar que ya estaba muerto.—Retiró con cuidado su mano y regresó a su caminata por el lugar, enseguida trote hasta él cuando note que nos alejábamos.

Así seguimos por varios segundos en un silencio difícil de describir, puesto que por una parte no queríamos hacer el menor ruido y por la otra parte, queríamos romper el hielo y decir lo que sea. O al menos yo me sentía así, cada que miraba al chico de reojo, no podía evitar pensar lo lindo que era.

Pero entonces el ruido estruendoso de el vidrio romperse me hizo saltar y tropezar con una silla que estaba tirada por ahí, por suerte Dereck estaba ahí para sostenerme.
Los débiles rayos de luz que se lograban filtrar por entre las ventanas rotas del edificio, me permitían admirar el increíble color azul verdoso que tenían sus ojos. Literalmente me había robado el aliento con una mirada. Su brazo rodeaba mi cintura y su mano se aferraba a mi cuerpo para no hacerme caer, era el contacto que había estado deseando, y aunque no fuera mucho, me calmaba tenerlo.
Sus ojos fueron tentados por mis labios y los miró un poco antes de apartar la mirada y ayudar a incorporarme.

Seguido de esto, Dereck ilumino la dirección de donde había venido aquel ruido, resulta que había sido todo causa de una rata y un espejo.

—Veo que eres fácil de asustar, ¿eh?—dijo burlón, apuntando con la linterna a mi rostro e inmediatamente logrando que me quejara por el brillo.

—Cierra la boca, te aseguro que mojaste tus pantalones.

—¿Quieres ver?—pregunto en forma de broma y eso me hizo hacer una mueca de asco y reír brevemente.

Después de aquello el silencio regresó, y en verdad creí que no volveríamos a cruzar palabras hasta dar con Hailey, pero en cambio, Dereck rompió el silencio con algo sorprendente:
—Ve conmigo al baile de disfraces de la escuela.—me dijo.

Lo miré atónita y enseguida reí entre nerviosa y divertida, porque era claro que debía ser una broma ¿no?

—No bromees, Langford.—le respondí aún con una sonrisa que ocultaba lo sorprendida que estaba.

—No lo hago.—me aseguró deteniéndose de pronto y mirándome a los ojos fijamente.—Quiero que vayas conmigo.

—Sabes que iré con Colton, literalmente lo hemos planeado por días.—le recordé pero a juzgar por su expresión no le importó lo de Colton.—Me ayudarías con Colton y yo con tu asunto de libertad, ¿recuerdas el trato, cierto?

—¿Y aún quieres seguir con eso?

Hubo otro silencio breve, pues no me esperaba esa pregunta y para ser honesta, no sabía con exactitud la respuesta. ¿Si quiera me sigue gustando Colton?

—Si—respondí después de un rato y con cierto tono de duda.

Sonrió como si mi respuesta hubiese sido la que esperaba, y burlón dijo:
—Eres una terrible mentirosa.

Estaba por replicar ante aquella falsa acusación, cuando vimos a alguien brincar desde el piso de arriba por un hoyo en el techo. Cayó con firmeza y agilidad Justo frente a nosotros. Iluminamos su rostro y notamos los ojos rojos y los labios rojos llenos de sangre, habíamos encontrado a nuestra vampiresa.

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