»Al Descubierto

Character of the day:

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»Capítulo Veintiuno:
Al Descubierto
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A L E X A ' S      P O V

—... ¿Estará muerta?...—murmuró Nath.

—...mmmh...—dudó mi tía.—... No lo creo, esta respirando.

—¿Entonces es un zombie?—dijo Nath.

—... Tu hermana no es tan fea, cielo.

¡¿DISCULPA?!

Me levante de mi estado de shock con el ceño fruncido y una cara de ofendida.

—¿¡Tan fea!?—repetí sus palabras.—¡¿Es enserio?!

Nath y Janeth se partieron de risa entre sí.

—Sólo bromeaba, cariño.—me dijo Janeth riéndose.

Tal vez estuviese jugando pero yo no estaba para nada en modo de soportar bromas.

—¡Acepta que parecías un zombie, Alex!—me reprochó Nath con una gran sonrisa.

—Tu parecerás zombie después de que te alcance.—la amenacé para después lanzarle una almohada que logró esquivar fácilmente.

—¡Fallaste, cara de zombie!—me dijo y luego salió corriendo antes de que pudiera ir por ella.

Tome mi almohada sobrante y cubrí mi cara con esta para después gritar de desesperación.
Luego me tire de nuevo en mi cama, esta vez boca abajo.

Janeth se sentó a la par mia y posicionó su mano en mi cabeza.

—¿Alex, que te pasa?—me pregunto preocupada.—Estás mas rara de lo normal.

—Gracias por el cumplido.—dije sarcásticamente.

—Alexa, sabes que puedes contarme.—me dijo.

Perfecto, entonces veamos, ¿Por donde empiezo? ¡Ah, si! Básicamente tengo un genio mágico que siempre ha sido una jodida molestia, pero luego mi amiga Fae nos encerró en un cubo de Kendra y discutimos por unos minutos, pero por alguna razón nos besamos y luego me confesó que en verdad quería hacerlo y estuvimos a punto de volver a besarnos. ¡Y ahora muero de confusión!

—Estoy bien, Janeth.—le respondí finalmente.

—¿Así que solo le gritaste a tu almohada porque es divertido?

—Si, es divertidisimo, ahora ¿Podrías dejarme sola? Tengo muchísimo sueño.—le mentí de mala gana.

—Como digas, Zombie-Lexa.

Gruñí en un puchero y ella también salió corriendo. Solo logré escuchar "Así gruñen los zombies, ¡cuidado!".

No sé qué mierdas ocurría conmigo hoy. Sólo se que deseaba tanto dormir y olvidarme de esto por un buen rato.

Jos me había confundido con ese... beso.
Además de que claro, lo que me dijo después no me ayudó en nada.

Quiero decir, nunca había considerado la idea de tener algo con Jos... pero ahora... tal vez exista una muy MUY pequeña y mínima posibilidad de que tal vez yo lo considere un poco.

¡Y carajo, eso me aterra!

No quiero volver a salir de este cuarto, literalmente no quiero volver a verlo nunca más. Me moriría de vergüenza.
Y el hecho de que este "viviendo" en mi casa empeora las cosas.

Aunque fue una buena noticia que no haya podido acompañarme a casa. Me escribió un mensaje que decía que tenía que ir a tutorías de Biología.

¡Bendita Biología!

Pero bueno, eso no ha sido lo único malo que me ha ocurrido hoy.

Alonso Villalpando me escribió diciéndome que no podríamos ir al baile de disfraces juntos. Esto sin duda era obra de Hailey.

Y no lo sé, el hecho de que mi pelirrojo favorito prefiera estar con Hailey antes que conmigo me rompe el corazón.

Había centrado todo mi tiempo en tratar de detener a Morrigan que ni siquiera me preocupe por el problema principal para mi, o al menos el problema por el que Jos y yo hicimos el trato.

"Conquistar a Alonso Villalpando", de pronto la posibilidad de lograrlo se miraba cada vez más y más lejana.

Rodeé en la cama cubriéndome con las sábanas y terminando hecha un taco.

Un taco con un ingrediente sorpresa: Desgracia.

Suspire pesadamente.
Troné los huesos de mis dedos uno por uno, sintiendo un placer indescriptible, y solté un gigantesco bostezo.

Joder, que buena siesta.

Abrí mis ojos de manera perezosa y me sorprendí al ver la oscuridad que teñía mi habitación.

¿Qué no era de día hace unos minutos?

Busqué a ciegas mi móvil entre las sábanas de mi cama hasta que por fin lo encontré. Lo encendí para revisar la hora y la luz de la pantalla atacó violentamente mis pupilas.

—¡Demasiado brillante!—me quejé con molestia.

Volví a abrir los ojos, esta vez dispuesta a ver la hora.

—¿¡9:45 de la noche!?—me exalté.

¿¡Qué carajos ocurre conmigo!? ¡Literalmente dormí casi siete horas!

Entonces un pensamiento aún más preocupante que dormir siete jodidas horas seguidas abrumó mi mente.

...Jo-der

—¡La tarea!—exclamé con preocupación.

Salte de la cama y resbale torpemente con mi propio cargador del móvil, me levante como pude casi en segundos y salí disparada nuevamente en busca de mis cosas.

—Carajo... carajo...—musitaba con los nervios carcomiéndome.

Me estaba yendo terriblemente mal en clases, por alguna razón siempre me quedaba dormida en media explicación o me concentraba pensando en alguna idiotez. Y si no pasaba Economía o cualquier otra materia, Janeth iba a colgar mi cabeza en la sala.

Saqué mis libros y cuadernos, y con desesperación busqué los de Economía.

Un recuerdo fugaz de la profesora diciendo lo muchísimo que tendríamos de tarea para hoy hizo que quisiera gritar y llorar.

Entonces, como una señal divina, mi teléfono sonó.

Dudé varios segundos sobre si tomarlo o no, porque bien podría ser una distracción o tal vez algo importante.

—Sólo será un segundo...—me dije antes de tomar el móvil y responder la llamada desconocida.—¿Hola?—hable.

—¡Tienes que venir, ahora!—exclamó.

Apenas si podía escucharla, sonaba música a todo volumen, pero sabía que esa era Claire.

—¿Claire?... ¿¡Qué pasa!? ¿¡Estás bien!?—pregunté con preocupación.

—¡Calle Sainthood, número 203!—me exclamó.

—¿Que? ¿Sainthood?—pregunté.

De fondo se escuchó en la línea como una voz varonil gritaba el nombre de Claire, para después escuchar a mi amiga decir: "¡Aléjate de mi, bastardo!" Y colgar.

¡Mierda! Claire esta en problemas y lo único que me dio es una maldita calle. ¡Puede haber miles de esas en toda la puta ciudad!

Enseguida escribí la dirección en mi teléfono, y no voy a mentir, me sorprendió ver que solo hay una calle Sainthood.

—Vaya...—susurré perpleja.

Me puse un par de tenis y una abrigada sudadera, y salí al rescate de mi amiga pelirroja, obviamente haciendo el menor ruido posible, no quería que Nath y Janeth me notaran.

Pero claro, gracias a que aún no tengo un auto porque son jodidamente costosos para mi billetera (y porque falle el examen de conducir), me vi obligada a "conducir" en mi confiable bicicleta.

Es una pena que no pueda conducir mi motocicleta, haría un ruido espantoso si quisiera.

—En serio tengo que conseguirme un auto pronto.—me dije.

C L A I R E ' S P O V
40 Minutos Antes

—Presiento que no terminare de estudiar para el examen de mañana.—dije una vez que Grayson estacionó su motocicleta frente a la gigantesca casa de Jessica Ryder.

Había gente entrando y saliendo de la casa con vasos rojos (No precisamente llenos de jugo de manzana)

'¿A quién mierda se le ocurre hacer fiestas a mitad de semana durante exámenes?'

Un asqueroso sonido nos hizo mirar hacia un par de chicos, uno acababa de vomitar sobre los zapatos del otro.

—¡Oye imbécil, ¿Que te ocurre?!—le gritó el rubio.—¡Maldito ebrio de mierda!

Santo cielo ¿Porque mierda su vomito es azul?

Cerré mis ojos con un repentino escalofrío y me escondí en la espalda de Grayson.

—Que simpáticos.—dijo sarcásticamente el castaño.

Me quejé con un puchero al recordar que yo había accedido a venir a esta boba fiesta.

Quiero decir, me gustan las fiestas, pero no me gusta dejar de estudiar por ir a una.

—Creo que no debí venir...—dije comenzando a agobiarme con los miles de pensamientos sobre lo mal que podría ser no estudiar para Álgebra.

Recargué mi cabeza en la espalda de Grayson y me quejé.

—¿No fuiste tú la que me convenció de venir a la fiesta?—me preguntó mirándome sobre su hombro.

'Mala decisión'

—...Gray...—volví a quejarme en un puchero.—Mis padres van a castigarme para toda la vida.

—¿Por una mala nota en Álgebra?

Lo miré reflexiva e intentando tranquilizarme.

—Claire, detesto las fiestas casi tanto como los pepinillos.—me dijo logrando sacarme una breve risa.—Pero por alguna mística razón lograste traerme a una.

—Una muy mística razón basada en sobornos y hamburguesas gratis por una semana.—detallé riendo al recordar todo lo que le había propuesto al castaño con tal de venir. Grayson rio conmigo al mismo tiempo que asentía.

—Así que, ya que estamos aquí, ¿Porque no me muestras que hacen las chicos populares en fiestas cómo estás?—preguntó con una sonrisa que conllevaba diversión.

—Eso implica que debas ser un chico popular por una noche.—le advertí.

—Tomaré el riesgo.—aseguró valiente.

Le mantuve varios segundos la mirada, y sentí una corriente eléctrica que me obligo al instante a olvidarme de cualquier problema que pudiese estar teniendo.

—Sígueme, Blake.—dije sonriente.

Me saqué el casco rojo y baje de la motocicleta con una gran velocidad, Grayson no tardo en seguirme, por lo que trotó hasta mi para poder tomar mi mano.

—¡Thunman! ¡Blake!—nos saludó Erick del equipo de Wrestling.—¡Que bueno que llegan!

—¡Si chicos, hay bebidas en la cocina!—mencionó Henderson.

Nos adentramos en la casa, la música era tan fuerte que era imposible escuchar cualquier otra cosa que no fuese Spicy de Charli XCX.

Había gente en todas partes. Algunos charlando y otros comiéndose vivos cuál pedazos de chuleta (Algo bastante asqueroso de ver, si me preguntan).

—¿Ahora que?—preguntó Grayson mirando a sus alrededores.

Logré visualizar la piscina de Jessica Ryder en el patio trasero, uno que otro se lanzaba en ropa interior y reían a carcajadas, luego miré la mesa de la  siendo ocupada por un grupo de personas que jugaban BeerPong.

Las memorias de todas las fiestas a las que había asistido golpearon mi mente y una enorme sonrisa se formó en cara.

Las fiestas eran divertidas siempre y cuando no fuesen una noche antes de un examen.

—Creo que tengo una idea.—musitó Grayson, respondiendo a su misma pregunta. Lo miré y temí al ver su maliciosa sonrisa.

Me tomó fuerte de la mano y me guió casi corriendo en dirección hacia la piscina.

—¡Ahora nos divertimos!—exclamó

—¡No voy a meterme al agua, Blake!—me quejé cuando noté sus intenciones, literalmente pase horas peinando mi cabello ¡y nadie va a arruinarlo!

—¿Y vas a dejarme a mi con toda la diversión?—exclamó.

Cada vez estábamos mas cerca y no podía zafarme de él.

'¡Mi bendito cabello! ¡No!'

Grayson se giró y me cargo en un rápido movimiento.

—¡Grayson, por favor!—chillé.—¡Mi cabello es demasiado hermoso para morir así!

El chico rió a carcajadas.

—Seguro se ve mejor empapado.—aseguró.

Ya estábamos en la orilla de la alberca, y yo en esos momentos, me había rendido completamente.

—¡Grayson te juro que si me sueltas voy a...!

—¿Besarme?—me interrumpió.—Por favor, hazlo.

Alzó sus labios hacia mi, haciendo boca de pato.

—¡No juegues conmigo, Gray!—le dije harta.

Grayson rió al verme cuál niña pequeña a punto de estallar en llanto.

—Tranquila, frambuesita.—se burló.—¿Realmente crees que te dejaría caer?—me preguntó y por fin pude tranquilizarme.—Si crees que dejaré que los otros chicos te vean empapada y con toda tu ropa pegada a tu cuerpo...—me susurró de manera jodidamente sexy.—Entonces estás loca.—prosiguió mirando mis labios y yo me perdí en los suyos.—Porque el único que te verá empapada, seré yo... contigo en tu ducha.

'Que raro, de pronto tengo ganas de bañarme'

Me puso de vuelta en el suelo, aún dándome esa mirada que podría enamorar a cualquiera.

Le sonreí, puse una mano en su pecho y me acerqué hasta sus labios.

—Quizá luego...—le susurré.

Y con todas mis fuerzas empuje al chico dentro de la piscina.

Su última expresión me hizo estallar en carcajadas, al igual que a todos los presentes.

Emergió del agua con el cabello despeinado y una expresión de sorpresa en el rostro.

'Así es como yo me hubiese visto'

Enseguida sentí un terrible remordimiento por haberlo tirado al agua, después de todo el no lo había hecho conmigo.

Me acerqué a la orilla para extenderle la mano.

—Por favor no te enfades conmigo—supliqué en un puchero, a la vez que Grayson nadaba hacía mi.

—¿Recuerdas lo que dije hace un momento?—me dijo serio y sacudiendo el agua de su cabello.

—¿Qué jamás dejarías que...

—Exacto, te mentí.

Tomó mi mano y me estiro con fuerza hacia la piscina.
Mojando mi ropa, mi cabello y hasta mi preciado teléfono.

'Touché, Grayson... Touché'

20 Minutos Antes

—¿Quieren unírsenos?—preguntó Kath mirándonos con ojos grandes.

—¿Sobre que cosa?—pregunté.

—Estamos jugando 7 minutos en el cielo.—sonrió pícara a Grayson.—Deberían entrar.—dijo esta vez insinuándose al castaño.

'¡Pero que zorra de mierda!'

—No gracias Kath, estamos bien.—le dije con una sonrisa falsa al mismo tiempo que enganchaba el brazo de Grayson con el mío para terminar entrelazando nuestras manos.

—¡Vamos Claire!—insistió.—¿No estarás celosa de que alguien más te gane a este bombón?

Reí falsamente.

—Ay Kath, estar celosa es de chicas inseguras, no sé si te sientas identificada, pero yo estoy bastante bien.—le dije.—Grayson y yo jugaremos.

—Perfecto.—sonrió maliciosa.—Estamos jugando en la sala.

Dijo para después guiarnos hasta el grupo de personas sentadas en círculo en medio de la sala.

Grayson me detuvo un segundo.

—No tienes que hacer esto para demostrar nada, Claire.—me dijo.

Lo miré por unos segundos, realmente pensando en su consejo, pero mi ego botó a la basura sus palabras.

—No intento demostrar nada, es un juego y solo eso.—le dije con una sonrisa.

—¡Blake!—llamaron a Grayson.

Ambos nos giramos y ahí estaba Keith Dylan, uno de los chicos con los que Grayson solía hablar muy seguido en los pasillos de la escuela.
El pelinegro le hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera.

De pronto la mandíbula de Grayson se tensó. Y susurró algo que no logré escuchar.

—Enseguida vuelvo.—me dijo.

Lo miré irse por entre la gente y entrar a una habitación.

—¿A donde fue Grayson?—me preguntó Kath.

Yo seguía pensando en eso. Todo había sido tan... extraño. Grayson parecía molesto.

—Volverá...—respondí mirando por donde se fue.

—Pues más vale que lo haga, todos los estamos esperando.—me dijo.

—Deberían empezar ya, yo iré por algo de beber.—le dije a la de rulos.

Me encaminé hasta la cocina en busca de algo libre de alcohol. Mis padres me iban a matar si llegaba oliendo a cerveza o algo peor.

—¿Buscas algo en especial, Thunman?—me preguntó un chico.

No recordaba su nombre, pero se apellidaba Carrigan y era un muy amigo de Chace Murray.

'Literalmente otro fuckboy'

—Sólo agua.—le sonreí para después seguir buscando.

Este chico no me daba buena espina.
Ninguno de los amigos de Murray en realidad.

—Es tu día de suerte, Claire.—me dijo.—justamente compré un par de jugos de zarzamora para aquellos como yo que no toman alcohol.

—¿Tú no tomas?—cuestioné sin poder creerlo.

'Tiene toda la finta de que se acaba tres botellas de vodka por si solo'

—¡Vamos Claire! ¿Qué no vas esta linda carita angelical que me cargo?—me preguntó para después hacer una cara de Niño bueno.

Reí al verlo.

'Bueno al menos es un fuckboy divertido'

—¿Tienes más de esos jugos?—le pregunté.—En verdad que no encuentro nada para beber.

—Claro Claire, lo que sea para ti.—me dijo amigable.

Se acercó a la nevera y buscó hasta la parte de atrás de esta y sacó una botellita de vidrio con una etiqueta que decía: "Zarzamorea".

—Gracias.—le dije no muy convencida.

Espero no agarrar alguna enfermedad intestinal después de esto.
Pero joder, en verdad que estoy sedienta.

La abrí y le di un largo trago, por poco y me la termino.

—Así es Claire, tómala.—me dijo.

Reí ante lo que dijo.
No se porque pero me había parecido jodidamente gracioso.

'Joder ¿porque los colores son más brillantes?'

—¿Te cuento un secreto, Claire?—me dijo Carrigan.

—¿Qué cosa?—susurré y abrí grandes los ojos.

—Acércate más.—me ordenó.

Me abalancé sobre el, rodeando su cuello con mis brazos.

—¿Así?—pregunté deseosa por saber ese secreto.

'Mierda, mierda, mierda estoy muy mareada'

Carrigan posó sus manos casi tocando mi trasero.

—No deberíamos estar tan cerca, mi novio Grayson podría molestarse conmigo.—le susurré.

—¿Entonces estarían a mano, no?—me dijo acercándose a mis labios.

—¿Porque?—pregunté sin siquiera notar lo cerca que estaba.

—Ya sabes, por el asunto ese en el que Grayson te engaña.—me dijo.—Si tu lo engañaras estarían a mano.

—¿Mi Grayson hermoso me engañó?—pregunté con un puchero.

Las luces comenzaban a dañarme la vista y todo daba vueltas.

—Si pero no importa, puedes cobrar tu venganza conmigo, preciosa.—me dijo.

¿Entonces Grayson... me engaña?... Pero... el me quiere ¿no es cierto? Nos queremos.

—¿Con quien se besó?—pregunté separándome de Carrigan y tomando un plátano que estaba ahí en la cocina —¡Voy a golpear a esa pitufa!—lo amenacé con el plátano.

'Pitufa es una palabra divertida'

Carrigan rió al verme.

—El no se beso con nadie, tontita.—me Dijo.

—¿Entonces?

—El te apostó. Grayson y Chace te apostaron.—aseguró.—Hoy alguno de los dos debía cogerte duro.

Recordé lo que Grayson me había dicho hace unos minutos. Sobre qué sería buena idea que me quedara a dormir con el, así no tendría que lidiar con mis padres...

¿Pero el solo me usaba?

—Y yo sólo le hice el trabajo fácil a ambos.—me dijo.—Ese jugo te va a poner bastante alocada en un par de minutos más.

Por milésima vez sentí como mi corazón se estrujaba con fuerza.

—Dame tu teléfono.

—¿Qué?

—Si voy a ponerme como loca necesito que alguien me ayude.—asegure.

Miré que Grayson salía de aquella habitación con Chace, este último se fue en otra dirección, y cuando Grayson vio que yo lo estaba viendo puso una expresión de temor. Luego vio a Carrigan y esa expresión se intensificó aún más.

—¡Dame ya tu teléfono!—le dije.

El chico obedeció, y antes de perder por completo la conciencia marque el número de la única en quien podía confiar.

J O S ' S     P O V
15 Minutos Antes

Pose mis manos en su jodidamente delicioso culo. Mordió mi labio de una manera excitante y desabrochó con una habilidad sorprendente mi pantalón.

—¿Estás hambrienta, no es cierto?—le dije tomando su barbilla para obligarla a mirarme.—Como una maldita loba...—sonreí de lado y me lancé sobre su labio inferior, mordiéndolo con cuidado pero con un deseo implacable.

Bajé por su cuello y me estanque en su pecho. Carajo su sostén estaba que explotaba.

—Esto debe ser rápido, Jos.—me dijo en un quejido de placer cuando rocé mi entrepierna con la suya.

Me sacó la camiseta y la lanzó por algún lado de la habitación.

—Seguro que si.—dije hundiendo mi nariz en su cuello y acariciando sus gigantescos senos. Ella enredó sus dedos en mi cabello.—No quiero molestar a tu "atemorizante" novio.

—Oh, mi novio es bastante atemorizante, Canela, te lo aseguro.—me dijo.

—Pues te presentaré algo mas atemorizante... algo que te hará gritar por más.—le aseguré.

La habitación era oscura, pero podía ver su sedienta expresión de lujuria.

Tomé su pequeña cintura y la recosté en la cama. Metí una de mis manos bajo ese apretado sostén y acaricié directamente su endurecido pezón.

'Vaya... si son naturales, quien lo diría'

Baje por su plano abdomen, dejando besos por todo su cuerpo conforme avanzaba.

—Abre las piernas.—le ordene.

Ella vaciló y me miró lujuriosamente.
Acto seguido, abrió las piernas para mi.

—Más.—dije ronco.

Me obedeció. La tela de sus bragas comenzaba a re estirarse, pero aún no era suficiente.

—Aún más...

Tardó unos segundos en obedecer.
Ahora sus bragas de encaje estaban completamente estiradas, intentando ocultar la feminidad de la pelirroja.

—Perfecto.

Tomé sus piernas y la atraje hasta mi, ella comenzó a tocarse los pechos como desquiciada.

—Jos, hazlo, joder....—gimoteó.

Resbale las bragas por sus piernas y relamí mis labios.

—Aún no...

Me incliné hasta poder estar frente a frente con aquella parte que ya estaba tan mojada e hinchada y llena de deseo por ser jodidamente follada.

Comencé con círculos lentos con mi lengua, apretando los grandes glúteos de la pelirroja.

—Joder...—gimió mordiendo su labio.

Metí dos dedos dentro de ella, al mismo tiempo que me devoraba su mojada intimidad.

—Oh, Jos... ¡Jos!—gimió aferrándose con una mano a las sábanas de la cama y con la otra despeinando mi cabello.

Entonces una irritante voz en mi cabeza interrumpió con mi trabajo.

_Jos ¿Dónde estás? Creo que Claire está en problemas_

Me detuve en seco.

Tenía que ser una puta broma... ¿Qué acaso no puedo coger en paz?

Ignore su petición y seguí entre las piernas de la pelirroja.

_Jos ¿¡Dónde mierdas estás!? ¡Tengo que encontrar a Claire!_

Volví a detenerme con un gruñido y me incorporé de nuevo en la cama.

—¿Qué pasa?

'Escúchame Alexa, Claire esta bien, ¿Quieres saber como lo sé? ¡Porque ésta conmigo! Así que deja de molestar por una jodida vez en tu vida'

—Nada—le respondí.

Alexa me ponía furioso, tan furioso que podría cogerme a la jodida Claire y romperla en Segundos.

Baje mis pantalones y mis bóxers y miré a la pelirroja.

—¿Querías que lo hiciera rápido, no?—le pregunté.

Me posicioné sobre ella y entré bruscamente. Claire gimió fuertemente en mi oído.

—¿Así te gusta carajo?—le pregunté aun molesto por lo de Alexa.

Seguí embistiéndola una y otra vez con una furia y fuerza descomunal, Claire gemía a gritos.

Cuanta suerte teníamos de que la música de la fiesta estuviese alta.

Enredo sus piernas alrededor de mi cintura y desabrocho su sostén dejando al descubierto sus gigantescos pechos.

Mordí mi labio y llevé a mi boca uno de ellos.

Todo iba bien hasta que la puerta de la habitación se abrió de golpe y la luz proveniente de afuera nos iluminó.

—¡Lo siento, no pudimos contenerlo!—gritó la amiga de Claire, quien nos había dicho que cuidaría la puerta.

Intente aclarar mi vista parpadeando varias veces, y vi como un chico venía hasta mi y me daba un buen golpe en la cara.

'¡Porque carajos siempre es en la cara!'

Después me tomó del pelo para obligarme a mirarlo de nuevo y volvió a darme un puñetazo más.

—¡Carajo idiota, fue Claire la que quiso revolcarse conmigo en primer lugar!—le dije furioso.

Subí mis pantalones y me los abroché como pude.

—¿Claire?—cuestionó la chica de la puerta.—¡Ella es Hailey, cretino!

—...¿Hailey?—cuestioné aún mareado por el golpe.

—¡Alonso por favor no te vayas!—le exclamó.

Hailey fue hasta el con el cuerpo envuelto en una sábana e intentaba abrazarlo pero Alonso bloqueaba cada uno de sus débiles intentos.

—Olvídalo, Hailey.—dijo el pelirrojo con una furia increíble.

—¡Por favor perdóname!—suplico.

Alonso negó con la cabeza, noté como sus ojos querían cristalizarse.

—Se acabó...—murmuró.—Terminamos Hailey.

Enseguida Hailey estallo en llanto y cayó de rodillas frente a Alonso, intentando tomarlo de la mano.

—Perdóname, Alonso... en verdad lo siento... yo... ¡Yo te amo Alonso, no puedes hacerme esto!—comenzó envuelta en lágrimas.

Una lagrima resbaló por la mejilla del chico y enseguida trató de desviar la mirada de la pobre pelirroja.

—Tú nunca sabrás lo que es amar, Hailey.—le dijo.—Al menos no conmigo.

Carajo...

Tomé mi camiseta y mi billetera para intentar caminar en dirección a la puerta.

—¡Suerte con su rompimiento!—dije con una falsa sonrisa e intente escapar de ahí lo antes posible pero Alonso volvió a darme otro buen golpe más.

—Tú date por muerto, Canela.—me amenazó, mirándome furioso con su par de ojos azules.

Y el pelirrojo se fue, dejando a todos con la respiración congelada.

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