6- Eri


Es de madrugada, casi las 4 a.m., e Izuku seguía sin dormir. Había acabado su trabajo hace horas, pero no dejaba de observar al rubio acurrucado en su cama durmiendo plácidamente. Se quedó dormido a media lectura, al ver esto, el mayor le saco el libro que reposaba sobre su pecho y lo cubrió con las sábanas para que no tuviera frío. Desde entonces no le había quitado el ojo de encima, lo veía respirar con calma aunque aún tenía el ceño fruncido, esto lo hacía reír, aún dormido era un gruñón.

El tiempo se le iba volando con solo verlo ahí sin hacer nada, que extraño, parecía todo un acosador acechando a su víctima pero poco le importaba. Se encontraba algo cansado, más no con sueño, estaba acostumbrado a no dormir por las noches así que solo tomo uno de los libros que hace tiempo tenía pendientes por terminar y se puso a leer echando alguna que otra mirada al cenizo.

Escucho un quejido que lo hizo levantar la vista hacia la cama. Prestó atención y se dió cuenta de que el rubio se movia inquieto pero sin abandonar la posición en la que se encuentra. Dejo el libro sobre el escritorio y se levantó para ir a verlo más de cerca. Se agachó para quedar a su altura, su rostro se veía dolido y triste, se pregunto con que estaba soñando, debía ser algo realmente malo ya que había empezado a llorar en silencio, las lágrimas solo caían amargamente.

No hizo nada, solamente lo veía, la imagen era tan deleitable para él, vulnerable, débil, destruido. Le fascina, se imaginaba esa misma cara mezclada con placer, tenerlo debajo suyo, gritando y llorando. Era un pensamiento algo contradictorio si hace unas horas le había negado a hacerlo cuando fue el mismo Katsuki el que se ofreció, pero fue por eso que no lo acepto. Quería que de verdad fuera su deseo el acostarse con él y no por acto reflejo para complacer al peli verde.

Si, era alguien bastante brusco a la hora del sexo, pero jamás a obligado a alguien para que se acueste con él. Katsuki se ofreció, pero fue porque le obligaron a entender que así sobreviviría en este mundo.

- Mamá... - balbuceó el rubio en un murmullo.

A Izuku no le pareció nada raro que estuviera soñando con su madre. Bien sabe por lo que tuvo que pasar, en cierto modo, compartía su dolor. Su madre murió hace relativamente poco y nunca tuvo un padre presente, solo una persona que había tomado ese papel y agradecería por siempre por cuidar de él y su mamá.

Un sobresalto por parte del cenizo lo hizo volver a la realidad. Katsuki había despertado de golpe encontrándose con unas orbes esmeraldas que lo observaban con curiosidad. Se levantó y quedó sentado, su respiración estaba algo agitada, el cuerpo tenso y tembloroso, el sueño no era más que un recuerdo que seguía aún vivido en su cabeza. Se dió cuenta de que tenía la cara húmeda por las lágrimas y las quito con prisa, volvió su vista hacia el costado y el peli verde seguía ahí, mirándolo.

- ¿Qué mierda me ves? - cuestionó sin querer verse tan débil frente a alguien como él.

- Solamente cómo lloras por tu madre. - dijo como cosa de todos los días. Katsuki frunció el ceño con enojo. - Para que sepas, no me estoy burlando. - aclaro levantándose y yendo al escritorio para sentarse viéndolo desde su lugar.

- No, claro que no. - dijo con sarcasmo.

- Yo también perdí a mi madre. No me parece motivo de burla. - dijo con mucha seriedad sorprendiendo al menor. - ¿Te sorprende que tenga sentimientos? - pregunto con ironía.

- Mentiría si dijera que no.

- Pues los tengo. - no dijo nada más. La habitación quedó en completo silencio, Bakugō había desviado la mirada con incomodidad mientras que Midoriya permanecía viendo sin descanso al rubio. - ¿No volverás a dormir? - dijo por fin en medio del silencio.

- ¿Que te importa? - volvió a ver al peli verde y este parecía tener toda la paciencia del mundo esperando a que le conteste a su ritmo. Chasqueó la lengua molesto. - Cuando tengo pesadillas no puedo volver a dormir. - hablo después de un largo rato.

- Entiendo. - si, lo entiende. Ah tenido pesadillas desde que tiene memoria, pero aprendió a vivir con ellas sin interferir en su vida. Bueno... Si bastante en su cordura, pero eso es aparte.

- ¿Tu por qué carajos no duermes? - el oji esmeralda se hizo el tonto y sonrió poniendo cara de no saber de qué habla. - Estás ahí sentado desde que salí del baño. No soy idiota. ¿Crees que no me di cuenta? - el más alto rió y no dijo nada. Eso le confirmo que tenía razón. - ¿Qué eres? ¿Un búho o un murciélago? ¿Duermes de día y estás despierto en la noche? - pregunto con sarcasmo. Era solo una broma pero el silencio de Izuku le hizo dudar. El rubio lo miro con impresión. - Mierda, ¿En serio?

- No soy un búho o murciélago, pero si, rara vez duermo en las noches. Tomo siestas en la tarde. - explico.

- ¿Por qué? - pregunto sin entender.

Izuku se encogió de hombros con desinterés: Me gusta disfrutar de la noche. A mi manera, claro. - aclaro pero Katsuki seguía con incertidumbre en sus ojos. Soltó un suspiro. - Mis días son muy ruidosos. Prefiero dormir cuando tengo oportunidad para... evitar el ruido. El silencio de la noche me calma.

- Pero ayer... no dormiste nada. - no se habían separado en casi todo el día desde que lo trajo ese lugar.

- No, si dormí en la noche. Sabía que no tendría tiempo de tomar una siesta. - el menor seguía sin entenderlo bien pero no pregunto más. - ¿A ti que te calma? - quiso saber.

Katsuki iba a negarse a responder pero se dió cuenta de que tal vez así pasaría más rápido el tiempo.

- Cocinar, creo. - hablo bajo pero el peli verde lo escucho perfectamente.

- Lo imaginé. Eres muy bueno. - comento.

- Era un platillo simple. No es para tanto.

- Te ví hacerlo. Tienes talento. - reconoció con sinceridad. En circunstancias normales, Katsuki inflaría el pecho con orgullo y presumiría ese talento, pero esta no es una circunstancia para nada normal, así que no dijo nada y solo se encogió de hombros. - ¿Quieres dar un paseo? - el rubio frunció el ceño.

- ¿A dónde? - pregunto con desconfianza.

- Al jardín. No siempre me quedo en mi habitación. Te gustará. - el menor no estaba seguro de si aceptar o no. Pensaba que se aburriría de estar solo sentado en la cama y no hacer nada, podía retomar la lectura pero no estaba de humor. - Hace frío. Será mejor que te abrigues. - no prestó atención a las réplicas del rubio y saco un abrigo para dárselo junto con un par de pantuflas y una bufanda.

Katsuki se resigno y tomo de mala gana el abrigo. Se lo puso y camino con las pantuflas puestas hasta el más alto que ahora tenía una camiseta de manga larga. Creyó que se pondría otra cosa pero lo desconcertó verlo abrir la puerta para salir.

- ¿No dijiste que hace frío? - cuestionó.

- Si, así es. - vio la duda en sus ojos escarlata cuando lo recorrieron. - Me gusta el frío. - aclaro.

- ¿Tu no te enfermas? - el peli verde rió mientras veía al más bajo salir.

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Sin duda hacia frio, el aire seguía húmedo por la reciente lluvia, al menos no había mucho viento. El cielo empezaba a despejar las nubes y se podían ver las estrellas y la luna. Era agradable.

Bakugō casi no hablaba, apenas daba un si o no a las preguntas del oji verde, o gruñía por algún comentario. Solo se dedicaba a observar el bello jardín iluminado por la tenue luz de luna. Sin duda entiende por qué le gusta tanto al brócoli con ojos más la noche que el día.

- A Eri-chan le encanta jugar aquí. - le contaba varias cosas sin importarle si lo escuchaba o no.

- ¿Es tu hija? - es la frase o pregunta más larga que dijo en todo el rato.

- Quisiera. La conocí hace año y medio. - dijo con nostalgia.

- ¿La adoptaste?

- Algo así. Más bien la salvé de su verdadero padre.

Flash back

Hace año y medio

Dentro de la mansión Midoriya donde estaban pasado por un tiempo difícil debido a la muerte de su jefa hace 6 meses, la situación para todos no era la más fácil. Los enemigos de Inko se aprovechan de su muerte para atacar, formaban alianzas en contra de los Midoriya. Pero estos últimos no se quedaban atrás.

Si, Midoriya Inko había muerto, pero había quedado a su amado hijo a cargo de todo. Varios socios lo cuestionaban al pensar que era muy joven para manejar tal responsabilidad, pero les cerró la boca a todos y cada uno cuando vieron el manejo profesional que Izuku mostraba.

- ¡Izuku! Todoroki y Yaoyorosu volvieron. - dijo una apurada Ochaco cuando entro de golpe al despacho del primero.

El peli verde no dijo nada y se sacó los lentes levantándose al escuchar el aviso. Kirishima, quien estaba con él a su lado, lo siguió. Los tres fueron a la sala de juntas donde se encontraron con los demás, incluyendo a los recién llegados.

- ¿Qué encontraron? - pregunto sin rodeos. Quería acabar con ese tipo lo más pronto posible.

- Es peor de como lo sospechamos. Cada vez tiene más niños que usa para probar las drogas, el tráfico de drogas, personas, armas, entre otras. Puso en tu contra varios de los socios que Inko-sama creía eran los más fieles. - contaba el bicolor.

- Los Yakusa están incontrolables. No logré acceder lo suficiente a la base de datos. Necesito más tiempo. - explico la azabache tecleando en su computadora.

- Ese desgraciado Overhaul. Ni siquiera muestra la cara, maldito cobarde. - golpeo la mesa exaltando a más de uno. - Yaoyorosu, no puedo darte más tiempo. Necesito saber dónde van a estar. Ya. - exigió.

- Tal vez si accedo desde otro lado... - pensaba en voz alta. Aunque parecía imposible, Momo tecleo aún más rápido que antes mientras leía al mismo tiempo los códigos. Pasaron unos tortuosos minutos pero la peli negro se detuvo haciendo que todos los presentes la miraran con impaciencia, sobre todo Izuku. - Lo encontré... - sonrió ampliamente y miro a su jefe. - ¿Recuerdas la cabaña abandonada de la última vez?

- Pero esa cabaña la revisamos varias-

- Déjala hablar. - ordenó Izuku interrumpiendo a Kirishima. Este obedeció.

- Es cierto. Ya habíamos ido, por eso están ahí ahora. No esperarán que vallamos a un lugar donde creímos no había nada. - explico con entusiasmo.

- Momo-chan es muy lista. - halagó Toga.

Izuku sonrió: Es verdad. - concordó con ella. - Eijirō, avisa a todos. Nos vamos en media hora. Y traigan a Mirio. - dijo firme saliendo de la sala.

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Midoriya y los demás estaban yendo en camino al lugar que les había dicho Yaoyorosu. Esta junto con Ochako y Todoroki se quedaron en la mansión, ellos no hacían este tipo de trabajo.

Dejaron las camionetas a más de un kilómetro de distancia de su objetivo. No podían arriesgarse a que el enemigo los vea así que iban a paso apresurado y con la guardia en alto ante cualquier peligro.

- Floppy. Dime qué ves. - hablo por el auricular en su oído.

- *Alcanzo a ver la cabaña. Hay guardias en los alrededores pero no son demasiados.* - escucho la voz de la chica que se encuentra sobre la copa de los árboles. Era una escaladora innata. Su verdadero nombre es Asui Tsuyu, una chica joven de cabello y ojos verde oscuro, altura baja, muy simpática y curiosa.

- Avísame de inmediato si cambian su posición.

- *Entendido.* - cortó la comunicación.

- Me alegra que me llamaras. Hacia mucho que no salía. No hay muchos trabajos interesantes últimamente. - comento Togata Mirio, el primo de Izuku. Un hombre alto y musculoso, rubio y ojos azules, es alguien bastante alegre y optimista.

- Di lo mismo cuando empiecen a dispararte. - dijo el peli verde sin mirarlo.

- Sino no sería divertido. Hahaha. - demasiado optimista. Podían torturarlo y jamás borrarían la estúpida sonrisa que siempre lleva.

Quiere mucho a su primo pero a veces es algo inaguantable.

Estaban a varios metros del objetivo, todo su equipo estaba escondido entre los árboles evitando ser vistos. Se dividían grupos según sus personas de confianza que dirigía cada quien a los suyos. Eijirō, Mirio e Izuku estaban los tres solos, el último esperaba el momento preciso para dar la orden proceder.

- *Midoriya-chan. Están cambiando. Todos hacia mi izquierda.*

- Recibido. Pueden proceder. Sean discretos. Y te lo estoy diciendo a ti, Toga.

- * ¡¿Ah!? ¡¿Por qué solo a mi?!* - reclamo la rubia.

- *Porque gritas como perra en celo cada vez usas las navajas.* - se burló Dabi.

- *¡Oye! ¡Es mi esposa de la que hablas!* - dijo un enojado Twice.

- Hablen de esto después. ¡Avancen! - ordenó y todos cortaron la comunicación para escabullirse entre los árboles y comenzar el primer ataque.

Ni siquiera dieron aviso y empezaron a cortar las cabezas de todos los guardias que rodeaban la gran casa. No les dieron tiempo ni a gemir de dolor que ya habían acabado con todos.

- Eso fue muy rápido. - se quejó Toga decepcionada estando todos reunidos con Midoriya.

- Tendrás tiempo para tus locuras adentro. - le dijo Dabi con desinterés.

- Floppy. - llamo y en una fracción de segundo se encontraba bajando del árbol y yendo a su lado esperando órdenes. - Busca una entrada. - la chica asintió y se alejó del lugar.

Sabían los puntos de acceso más fáciles de la casa. Pero por eso mismo debian ser precavidos, Overhaul pudo haber tomado precauciones para dificultar la entrada.

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El baño de sangre fue inevitable. Los cuerpos esparcidos por todas partes, las paredes y hasta el techo manchados con la sangre de sus enemigos.

- ¿Ya estás satisfecha? - pregunto Dabi con los brazos cruzados viendo bailar felizmente a Himiko con su esposo a mitad de la sala como si no hubieran cadáveres rodeandolos y tuvieran música de vals.

- Por ahora. - respondió divertida sin apartar la vista de su amado. El azabache rodó los ojos.

En otra parte de esa misma casa, Izuku y los demás hacían lo posible por entrar al búnker prácticamente recién instalado del líder Yakusa. No podían escapar, se aseguró de eso rodeando el perímetro, pensó que tal vez podía escapar yendo bajo tierra pero después de revisar vio que era imposible que lo hicieran sin que él lo notase.

- ¿Puedes verlo? - pregunto viendo la pantalla de computadora siendo sostenida por Inasa donde se comunicaba con Momo.

- *Perfectamente. Solo conecten los cables, yo haré el resto.* - dijo mirando con detenimiento el tablero cuando le quitaron la cobertura.

Kirishima conectó los cables que le indicaron y retrocedió viendo a la mujer informática trabajar.

- ¿Él sabe lo que hacemos ahora? - quiso saber.

- *Parece que no. No logro ver resistencia del otro lado y desactivé las cámaras.*

- Me alegro. - esbozo una macabra sonrisa. Izuku adora las sorpresas.

Se escucharon pitidos desde el tablero.

- *Ya casi~ * - hablaba mientras presionaba las últimas teclas. - *¡Lo descifre! Pueden entrar.* - aviso haciendo aún más feliz al Midoriya.

No esperaron más y entraron con precaución, no se podían dar el lujo de bajar la guardia ahora. No lograban ver mucho, estaba oscuro y silencioso, pero sabían que estaban ahí escondidos como ratas. Hasta que algo los alertó, había movimiento, leve, pero suficiente para saber dónde estaban.

Creyendo que podían atacarlos, el enemigo avanzó tirando a matar. La Mafia Midoriya esquivaba los ataques, golpes y disparos, era difícil con la poca iluminación pero se las arreglaban.

Les tomo mas tiempo de lo esperado, no era cualquier enemigo, pero lograron someter a todos. Izuku tenía debajo suyo a Overhaul con un arma en la cien y una navaja rozandole el cuello. El peli verde sonreía complacido viendo la derrota en sus ojos. Lo levantó y lo dejo de rodillas mirando al frente.

- Háganlo. - ordenó a los suyos y estos enterraron sus cuchillos en la yugular de los Yakusa. Overhaul quiso apartar la vista pero Izuku no lo dejo. - Míralos. - lo hacia ver morir a sus compañeros uno a uno, lentamente.

- Solo mátame.... ¿Que esperas? - adora cuando suplican, pero aún no le daría el gusto.

- ¿Dónde estaría lo divertido entonces? - susurro soltando una risita que hizo estremecer al mayor. - Pero descuida, recibirás un trato especial. - dijo apartándose para ponerse frente a él. - Toga... - el de la mascarilla logro ver la silueta de una pequeña chica que entraba al lugar con una gran sonrisa y el rostro iluminado de alegría con manchas de sangre en su ropa.

- ¿Si~? - dijo al llegar al lado de su jefe.

- Hora de división. - aviso mirando de reojo a la rubia que puso una expresión entusiasta. - Retírense. - hablo por lo bajo pero siendo escuchado por todos y obedecieron.

Mirio sabía lo que venía, así que dejó la luz encendida, cerró la puerta y se retiró.

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Como si se tratase de un lienzo en blanco, Toga Himiko movia sus navajas con gracia como si se tratasen de pinceles. Overhaul deseaba internamente la muerte, pero esta no llegaba, ya no sentía sus extremidades, apenas podía mover la cabeza, hasta respirar le dolía.

Izuku observa todo sentado, cruzado de piernas y recargando su mejilla en su mano derecha. Tenía una sonrisa tranquila, la llamada "hora de diversión" era la señal que usaba para que la chica lo entretuviera torturando a otros. Un gusto personal, también le encanta hacerlo él mismo, pero se deleitaba al solo observar el sufrimiento que provoca Toga, tiene un talento para la tortura inigualable.

- Izu-kun~. Ya no se mueve. - dijo quejándose pensando que la diversión había acabado.

- Revisa su pulso. - la rubia coloco día dedos en el cuello del hombre inconsciente.

- Apenas siento algo. Está casi muerto. - dijo tirando del oscuro cabello y agitando la cabeza buscando despertarlo.

- No hay nada más que hacer. Ponle el suero. - se encogió de hombros pero sabía que lo que viene ahora lo disfrutaría tanto como ella.

Toga lo soltó y guió sus manos a los bolsillos de los cuales saco un pequeño frasco y una jeringa que lleno con el líquido.

- Gritará mucho. - advirtió viéndolo de reojo.

- Eso espero.

La rubia no se hizo del rogar e inyectó el suero enterrando la aguja sin cuidado en el costado de su cuello para luego alejarse y sentarse al lado de Izuku. No pasó más de diez segundos cuando los gritos desesperados inundaron el lugar. Ese líquido era un método de tortura que implementan para cuando la víctima no quiere hablar, el dolor era indescriptible, hace que tus órganos internos se deshagan lentamente como si los derritieran, sienten su cabeza siendo partida en millones de pedazos, cientos de agujas pinchando sus ojos, entre otras cosas.

Era el último recurso, casi nunca terminaba con la muerte pero en este caso si. Aunque tomaría tiempo, esa era la mejor parte, el proceso era tan lento como doloroso. Toda una obra maestra.

- Buen trabajo, Toga. - halagó acariciando su cabeza. La chica cerro los ojos sintiendo la caricia.

- ¿Te divertiste? - pregunto volviendo a verlo.

- Mucho. Gracias. - se levantó y Himiko lo siguió hasta la salida.

Abrieron la puerta del búnker y se encontraron con Kirishima y Togata que parecían esperarlos.

- ¿Se divirtieron? - dijo irónico el pelirrojo con una sonrisa de medio lado.

- No tienes idea. - respondió la rubia limpiando la sangre de su mejilla para probarla y con este se retiró.

- Izuku. - el nombrado miro a su primo, este parecía muy serio. - Tienes que ver algo. - solo dijo eso y camino mientras el peli verde lo seguía junto con Eijirō.

Llegaron a la sala donde vio que aún habían un par de cuerpos que no habían sido "desaparecidos". A Midoriya le llamo la atención cuando noto a Twice y Tsuyu frente a algo mientras le hablaban tiernamente.

- Asui-san. - llamo Mirio y la nombrada se dió vuelta dejando a la vista una niña albina con el rostro demacrado, muy delgada y ropas andrajosas. - Es la hija Overhaul. - explico. - La usaba para probar las drogas que vendía.

A Izuku se le revolvió el estómago. Le alegraba saber que ese desgraciado murió de la forma más dolorosa. Se acercó a la niña paso lento, se puso de rodillas para quedar a su altura pero la albina no parecía inmutarse.

- ¿Cómo te llamas? - pregunto tan suave como pudo.

- Eri. - susurro. La niña no lo miraba.

- Mate a tu padre. ¿Que me dices a eso?

- Midoriya-chan...

- Silencio. - no levantó mucho la voz pero aún así sonó amenazante. - ¿Y bien? ¿Que me dices? - volvió a preguntar.

Eri por fin levantó la cabeza y el mayor pudo apreciar los bellos pero apagados ojos rojos de la pequeña.

- Él no es mi padre. - hablo muy bajo en un hilo de voz.

- Me alegro de que pienses eso. - sonrió cálidamente sorprendiendo un poco a la niña. - Vendrás conmigo. - no fue sugerencia, la tomo en brazos pero Eri no opuso resistencia y se la llevó a la camioneta que habían acercado.

Desde entonces la pequeña Eri vivió con la Mafia Midoriya entre personas que a pesar de ser asesinos lunáticos, la trataban como lo que era, una niña pequeña que necesitaba amor familiar, cosa que jamás había tenido.

Tomo un tiempo pero Eri ya se sentía en casa. Ahora tenía una familia que la quería y valoraba, no podía estar más feliz.

Fin Flash back

Katsuki miraba sorprendido al mayor, le alegraba que al menos esa niña hubiera sido rescatada a tiempo, no como él.

- ¿Por qué... Por qué la salvaste? - si, le alegra, pero le parece difícil de creer.

- Eri-chan no es la única. La mayoría de mis amigos son rescatados. - ¿Está hablando de personas o de perros? - Por eso estás aquí.

- ¿Yo? Tu no me salvaste. Prácticamente me compraste. Fui parte de un estúpido trato.

- ¿Prefieres estar con Tomura antes que conmigo? - pregunto obvio.

- ¿Quien querría estar con ese enfermo? - dijo retórico.

- Katsuki, no te necesito. Fácilmente pude haber rechazado la oferta y conservar mi territorio. Tengo varios especialistas en bombas.

- ¿Y por qué carajos aceptaste? - pregunto histérico.

Izuku se encogió de hombros: Es personal. Tal vez te diga algún día. - respondió dejando atónito al rubio que gruñó molesto divirtiendo al más alto.

El sol comenzaba a asomarse formando un bello amanecer. Ambos se quedaron parados admirando los colores brillantes que producía la mañana. Hacia mucho que Katsuki no veía el amanecer, había olvidado lo hermosos que eran.

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Pequeees! Que onda???

Que les pareció??? (ʃƪ^3^)

Que les parece hasta ahora???

Voten y comenten!

No leemos luego 👋😘

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