8
A la mañana siguiente, estaban devuelta en el entrenamiento. En casa del zorro. Sala de estar. Moi dormía tranquilamente en la cama de su hermano, sus rodillas bajo su cuerpo, el trasero en el aire y sus manos como almohada. Sus nueve colitas algo desaliñadas pero estaban fuera. Ella vestía una camisa azuleja de mangas largas al igual el pantalón de dormir. Su cabello negro lacio.
Saint estaba de espaldas a su mentor y lanzó un puño desde su posición para darle en las costillas, pero su mentor tomó su muñeca con la misma rapidez del lanzamiento. Dado a que estaba detrás de él, se le acercó al oído. Ojeando su puño con los ojos entrecerrados.
-No sólo tengas un sólo objetivo,- El mentor le dice para realizar un rápido movimiento en el que mueve su propia mano libre a la cadera izquierda del alto. Deteniendo su mano (en forma de hoja cortante: posición en la que los cuatro dedos de la mano están alzados a excepción del pulgar. De modo que el golpe sería feo.) Saint mira de reojo la mano con algo de tensión. -porque caerás en la trampa del enemigo sin esfuerzo alguno.
-Bien.- Saint asiente la cabeza, y saca su muñeca del agarre el contrario al voltear para quedar frente al zorro en un rápido movimiento con una mirada feroz. El contrario ni se inmuta. Saint hace hojas filosas con sus manos (la posición) para darle un rápido empujón al zorro con esos dos golpes. El zorro se desbalancea hacia atrás, y Saint se agacha para dar una vuelta giratoria en la que saca una patada, pero Zee no hace más que darle una patada en la nariz para escuchar el crujir de algo romperse.
-¡Oh! Mm.- Saint jadea cubriéndose la nariz con una mano. La sangre escurriendo de entre sus dedos.
-Oh. Lo siento. ¿Me pase de la raya?- Zee murmura ahora colocándose en una rodilla para revisarlo. Saint lo mira sin destaparse la nariz.
«Sabía que mentía. Podrá dar golpes duros, pero sí se preocupa durante los entrenamientos.»
Saint piensa mientras observa el rostro preocupado del otro. Está tan cerca. Sus rostros están demasiado cerca.
-Mentiroso.- Saint murmura.
-¿Qué?- El zorro pregunta todo neutral en un lento parpadeo antes de alzar la cabeza en cámara lenta.
El alto lanza una patada en cámara lenta con un gruñido, para tumbar al zorro al suelo. Haciendo que este caiga con la cabeza contra el suelo. Sus cachetes temblaron con la presión de la tenis del alto. Quién se puso de pie sin quitar la tenis de la cabeza del zorro.
La sangre del alto cayó en pequeñas gotas sobre el rostro del zorro. Quién lo miró desde el suelo. Viendo al testarudo de su subordinado sonreírle a pesar de tener sangre bajando de su nariz rota y roja.
-Eres un mentiroso.- Repite el buen vecino. Aunque con una sonrisa. -Podrás golpear, pero sí te preocupas si lastimas a las personas durante un entrenamiento. Así que, basándome en todo lo que dijiste, me levanté.
El zorro sonríe. -¿Qué hay después de la caída?- El mentor pregunta.
-¿El entrenamiento?
Zee se inclina hacia adelante para jalar a Saint hacia él y los voltea para poner a Saint debajo de él.
-El levantamiento.- Le dice el zorro.
Ambos permanecen viéndose. Con las respiraciones agitadas. El alto aprisionado entre los brazos del zorro cuyas manos están apoyadas a los lados de su cabeza.
Debido a la respiración agitada sus bocas se abren y cierran repetidas veces.
Pero los ojos de ambos... Podrán pestañar a por segundo y aún así, no se quitan la mirada de encima.
-Dímelo ahora. ¿Te sientes atraído por mí?- Zee pregunta.
-¿A qué viene esa pregunta?- El contrario frunce un poco el ceño mientras que se le queda viendo.
-Tus reacciones. Algunas de ellas hacia mí. Así que dime.
El zorro tienta. Tomando las rodillas del contrario (con las manos bajo esas rodillas) para subirlas a las caderas del contrario y enrollarlas ahí en un suave movimiento.
«¿A qué viene esto? En un momento estamos peleando. Termino con una nariz sangrante. Al otro me pregunta si él me gusta. ¿Qué tipo de historia comedia-romantica es esta?»
Saint se pregunta en la mente con ojos alterados. Enormes.
-Aún no sé por qué... Preguntas eso.
-¿Dices que malinterprete todo?
-... ¿Tal vez?
-¿Y por qué me ocultaste esto?
Zee ahora pregunta mirando abajo. Saint mira y el zorro ha jalado del cuello de su camisa negra para ver el moretón del pecho. Saint suspira. Cerrando sus ojitos presionados al ser descubiertos.
-Tan sólo no quería preocuparte.- Él se disculpa, alzando la mirada.
-¿Sabes lo grave que es esto? Eres un humano.
-Al menos ya no me duele como ayer. ¿Todas esas preguntas fueron para distraerme?
-De hecho, está posición... ¿Puedo mecerme en ti?
-¿Qué?
El zorro trata de demostrarle a lo que se refiere, haciendo una simulación de embestidas contra su entrepierna que brinca el cuerpo del alto en las pequeñas embestidas.
-¡Espera, espera! ¿Qué haces?- El alto pregunta durante las simulaciones de embestidas.
El zorro se detiene con el ceño fruncido.
-Me meceo.
-Pero eso fue...- Saint comienza a pensar mientras mira abajo como su parte baja esta contra la de Zee. A través de los pantalones. -Ah. Es como cuando los perros comienzan a fornicar con los peluches o personas.
-Me gustaría que estuvieras boca abajo...- Dice el zorro en un murmuro.
-No vas a mecearte conmigo. Voy a salirme para que no tengas esos instintos raros.- Saint le dice. Saliéndose de debajo del chico para sentarse frente a este con las rodillas alzadas contra su pecho y los brazos recostados contra sus rodillas. El zorro suspira. Desanimado.
-Entonces... ¿Esas preguntas de antes... Iban en serio?- Saint va preguntando.
-Además de ser una distracción: sí. Realmente quiero saber.
-Oh... Pues... Yo estoy...- Saint iba contando, jugando a presionarse las yemas de sus dedos. Con la mirada baja.
Cuando la televisión a la que nunca prestaron atención transmitió algo interesante:
-Estamos aquí en la Gasolinera Tashbarg. Dónde un lunático dice que quiere explotarse él y los rehenes dentro de la tienda.
Habla un reportero en la televisión mirando con una sonrisa burlona a la cámara mientras se ríe por él mismo llamar al atacante un "lunático". El atacante estaba fuera de la tienda con una bolsa de explosivos enrollada a su pecho. Vistiendo todo de negro. Como un ladronzuelo. Y en botas negras.
El atacante camino hacia el reportera y lo jaló de un brazo.
-¡¿Qué?! No, a mí no. ¡A mí no!- El reportero dramáticamente le gritaba a la cámara sin soltar el micrófono mientras ridículamente era arrastrado por el atacante. La gasolinera estaba llena de autos vacíos por el incidente. Era pequeña y grisácea. El suelo rocoso estaba algo sucio.
-Oye. ¿Crees que debamos ir?- Saint dice. Ahora poniéndose de pie.
El zorro se pone de pie. -¿Seguro que puedes? Tú moretón...
-Tranquilo. Seguro puedo.
Promete el alto. El zorro se lo piensa. Por unos segundos. Antes de asentir. Todo pensativo. Preocupado, mayormente. -De acuerdo.- Él dijo.
Saint sonríe con sus labios y se van corriendo de la casa.
Moi no se despierta ni con el portazo que los chicos dieron después de salir. Ella sólo hace de sus manitas unos puñitos para soltarlos de nuevo en un bostezo y usa sus nueve colas como una sábana.
🦊
Minutos después, el hombre en la gasolinera vuelve a salir afuera para echar un vistazo.
Y frunce el ceño al ver a una figura con ropaje negro estar cerca de una camioneta dorada ajena. Tirando el surtidor de combustible a un lado por lo que un charco de gasolina se esparce por el suelo.
-¡¿Y TÚ QUIÉN ERES?!- Grita el chico.
-Aunque te diga mi nombre,- Va hablando el chico mientras se saca una paleta de la boca y se da la vuelta para humedecer la paleta dentro del hueco del auto para acceso a gasolina. Saca la paleta de ahí con una sonrisa y saca un encendedor de uno de sus bolsillos para prenderle fuego a la paleta.
Es Saint.
El chico guarda el encendedor con la paleta encendida en fuego.
-¿Sabes? Encontré esta paleta dentro de esta camioneta. Tome una porque habían muchas. Espero que el dueño no se moleste. Ah, no. De hecho. Hay muchos paquetes de dulces en los asientos traseros. Es tu camioneta, ¿no?
-Quién carajos...- El hombre mira con desesperación a Saint. Quién se adentra la paleta con fuego a la boca. -¡¿ESTÁS LOCO?!
Grita el hombre.
Saint rueda los ojos con unas risas internas al tener la paleta en la boca. El fuego ya apagado en su interior.
-Dime. ¿Por qué quieres matar a muchas personas inocentes contigo?
Saint pregunta como distracción.
El camarógrafo de antes parecía haber estado en una camioneta a una esquina. Parado frente a las puertas abiertas de al camioneta. Pero Zee estaba ahora encima de esa camioneta de cuclillas. Y había noqueado al camarógrafo con una de sus nueve colas. Todas las colas se unieron para trepar el cuerpo noqueado del camarógrafo al techo de la camioneta. Sigilosamente. Incluso tomó la cámara.
Para cuando el lunático miro a la izquierda, sólo vio a un simple Zee sin colas que estaba trepado en el tejado de la camioneta con el camarógrafo acostado a su lado.
Zee alzó la mirada de la cámara para saludarlo con dos dedos.
-Peace. (Paz.)- Se burla en inglés.
El hombre mía de nuevo al chico de enfrente cuya nariz estaba moretonada con sangre y chupaba la paleta de gasolina.
-Solamente no quiero morir solo...- El lunático admite en una desquiciada pero triste sonrisa con un rostro desorientado. -¡¿NO PUEDEN DEJARME HACERLO?!
-Si quieres morir, hazlo tú. Es tú decisión.- Saint enciende el encendedor para tirarlo al charco de gasolina bajo una de las gomas de la camioneta por lo que esta se va prendiendo en fuego cuando Saint se agarra a una de las ventanas de la camioneta para difícilmente tirarse al suelo con impulso tal cuál columpio y va deslizándose por el suelo rocoso (bajo la camioneta) en cámara lenta.
Viendo cómo el fuego se refleja en sus oscuros ojos mientras él pasa y al salir de la camioneta, acaba la noción lenta pues empieza a correr directamente hacia el hombre. Tirando a un lado la paleta.
Zee viéndolo todo. Atento.
-¿Preguntaste quién soy?- Saint tienta y alza una rodilla en forma de que le va a patear las bolas por lo que el hombre presiona sus piernas cerradas, cerrando sus ojos.
El alto nota eso, y decide bajar la rodilla para darle la vuelta hombre y rodearlo del cuello con un brazo.
Las puertas de la gasolinera eran de cristal. Así que él pudo ver a los rehenes. Habían niños. Ancianos. Padres y madres. Todos asustados. De rodillas. Temblando.
-¿Cómo ibas a ser tan egoísta?- Saint cuestiona. Al ver todas esas inocentes personas. El hombre sólo jadea. Saint traga hondo para evitar llorar de la rabia. Asiente su cabeza. Para ser fuerte. Baja la mirada y vuelve a alzarla. -No soy nadie pero una persona que quiere ayudar a los demás.
-¡¿QUÉ CARAJOS?!- El hombre grita, pero Saint le patea una de las piernas para que este caiga de rodillas y le da un golpe en la nuca que lo noquea al sueño.
Zee sonríe con sus labios desde su lugar.
Por la camioneta andar en llamas, todo el lugar comienza a explotar. Saint y Zee vuelven a preocuparse.
Saint corre a las puertas de la gasolinera. Trata de abrir, pero al parecer el hombre las cerraba cada que salía. Cosa que hace que el chico se desespere.
-Saint, ¡debemos salir!- Zee grita desde la camioneta.
-¡NO LOS DEJARÉ AQUÍ!- Saint le grita mirando en su dirección.
Él vuelve a mirar las puertas y comienza a darle puños al cristal. Puño tras puño. Desgarrando sus nudillos con sangre que se plasma en el cristal como simple jugo líquido. Con gruñidos.
-¡ARGH! ¡DEBO SACARLOS O ESTO HABRÁ VALIDO PARA NADA! ¡DEBO SACARLOS! ¡DEBEN VIVIR!- Saint grita, sin dejar de dar puños por más sangre que este estampando en esa puerta. Por más que grite. Por más lágrimas de desesperación que suelte.
Zee se le queda viendo.
En cámara lenta. Recuerda cuando él mismo se acostó con el alcalde de su aldea para vengar a todas las jóvenes de su hogar y cómo el único agradecimiento fue su expulsión.
Saint sigue golpeando la puerta.
«Tengo un vecino que es muy bueno,» Zee recuenta en su mente. Viendo al chico gritar mientras sigue golpeando la puerta. «le gusta ayudar a las personas sin recibir nada a cambió. Es amable. Y a pesar de que es guapo, no se suben los humos a la cabeza con su apariencia.»
Saint grita en frustración. Los autos detrás de él, explotando.
-Tranquilo. Gracias por haber venido a salvarnos.- Una mujer agradece. Abrazando a su hijo pequeño a su pecho.
Saint detuvo sus puños. Mirándola con dolor.
-¿Qué?- Él murmura.
-Gracias por haber venido.- El niño agradece, llorando. Todos comienzan a agradecer.
-No. Esperen. Aún... ¡Aún puedo salvarlos--!
Saint iba diciendo cuando Zee rompe la puertas con todas sus nueve colas unidas. Posando al lado del alto en menos de un segundo. El alto agranda sus ojos en su sitio. Viendo las colas. Todos ocultan sus ojos tras sus brazos para cubrirse de los vidrios así que no vieron las colas.
Zee las guardó.
Saint lo miro.
-Ya no queda tiempo. Hay que salir.- Él dice. Sin mirarlo.
Saint solloza. Viéndolo a la cara con algo de felicidad.
-¿Qué esperas? Saquemos a estas personas.
Zee vuelve a repetir.
-¡Oh, sí!- Saint asiente y se mueven a recoger personas.
*N/A: 😳🦊🙈🙀 ¿Qué les pareció? Porque a mí me gustó varias cosas que puse aquí y la tensión algo sexual del SaintZee jajaja~. Aún debo dar la historia de cómo y por qué a Saint le gusta Zee. Espero les guste 😘🥵*
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