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Moi fue hacia la casa de Zee y ya al entrar a la sala encontró una mesa rota con un gran boquete como si alguien hubiera caído con el trasero ahí dentro tal cual retrete. Miró todo y los muebles estaban volteados. Se sorprendió con su boquita en una muy curiosa "o" y adelanto la mirada hasta ver a Zee enseñándole a luchar a Saint. Estaban frente a ella. Frente a la mesa familiar de la casa.

El alto vestía una camisa blanca de mangas largas con unos pantalones deportivos que le llegaban a los tobillos mientras que Zee no vestía camisa. Vestía unos cortos azules que le daban forma a su trasero bien trabajado como melocotón. Sus fuertes piernas presionadas por pisar fuertemente el suelo. Ambos estaban sudados. Al parecer todo ese desastre que Moi observó era obra de ellos. Saint está tratando de mantenerse en su lugar, aunque ningún golpe lo había hecho sangrar y la mitad de su rostro estaba vendada. Débilmente alzando los puños frente a su rostro. Temblando.

—¿Tienes miedo de hacerme sangrar? No me has dado ningún golpe así y no soy una chica.— Saint dice con la voz agitada.

—Aunque fueses una mujer un entrenamiento es entrenamiento. Y si la chica quiere desafíarme no voy a vacilar. Simplemente no has sangrado porque eres duro y apenas estamos calentando.

Zee se aclara en una sonrisa mezquina, antes de correr hacia enfrente y brincar en cámara lenta alzando sus dos rodillas para toda la parte superior de su cuerpo hacia atrás y así, alzando más las rodillas hasta que ambas piernas están tendidas en el aire. Estas tocan el pecho de Saint y con la patada de ambos pies (como un fuerte empujón hacia atrás) suspenden en el aire el cuerpo del alto.

El cuerpo del alto levita un poco del suelo en cámara lenta. Sus brazos moviéndose como si buscara algo de qué agarrarse, su cabeza echada para atrás, hasta que cae al suelo en su espalda. Al caer en su espalda, toda noción lenta desaparece y comienza a toser. Se toca el pecho tal cuál gripe. Es ahí cuando lo que pidió le fue entregado en bandeja de plata: Sangre. No hizo más que cubrirse la boca con una mano para vomitar un chorro de sangre expulsada de su cuerpo.

Zee sonríe. Cayendo en sus mismos pies tras haber rodado en el aire después de la patada.

—Ah. Mira eso. Ya sangraste.— Zee le dice.

Saint lo mira mal. Alejando su mano ensangrentada de su rostro. Antes de sonreír con un bufido tembloroso. Sus ojos recaen en su mano ensangrentada. —Me pasa por hablar de más.— Comenta con ironía sin dejar de mirarse la mano. El zorro saca unos trozos de papeles del papel toalla colocado en la mesa no rota frente a ellos.  Él camina hacia el contrario para colocarse en una rodilla. Le comienza a limpiar la sangre que empapa mitad de su labio inferior. Lo hace en pequeños toques que pegan la sangre al papel toalla. Manchandólo de poco a poco.

Los ojos grandecitos del contrario miran los del otro. Esos ojos de enfrente están enfocados en la ejecución de la limpieza sangrienta. Hay ojos que denotan admiración, ojos que denotan veneración, pero los ojos con la más espectacular sensación son los ojos que denotan devoción.

«Que el universo me corrija si estoy mal,» pensaba Saint al mirar esos ojos no correspondientes. «pero lo que él dijo anteriormente no es del todo cierto.» Opina el alto antes de agarrarle la muñeca. Deteniendola en pleno acto. Cosa que causa que el Kitsune sigilosamente alce un poco el párpado superior ante la sorpresa. Sutilmente alza los ojos en un parpadeo de noción lenta.

Se miran a los ojos finalmente.

La boca del contrario algo limpia. Está todo serio. Cualquiera que los viese diría que la mirada es muy desafíante. Confrontante inclusive. El aire se tensa un poco. O así se siente por las miradas. La única chica en la casa alza sus cejitas en confusión. Observando a ambos con una exageración que consta de estar cambiando la mirada hacia su hermano y devuelta hacia el muchacho herido. Ella no sabía si ir hacia ellos o comunicarse con sus señas.

Hasta que el buen vecino ríe con simpatía. Vuelve a su amable ambiente. Cortando la tensión por completo.

—En una pelea real, Zee, no habrá nadie que me limpie la sangre. Y dado a que esto es un entrenamiento no lo hagas. ¿Sí?— El chico sonríe amablemente.

—Bien entonces.— Zee dice para cerrar el papel toalla en un puñado y llevárselo consigo mientras se levanta. No habiendo prestado atención a cómo el alto estiraba su manita en dirección al papel toalla sangriento. Abultando y desabultando su boquita como si algo quisiese decir. Con las cejas totalmente sumisas.

—No tengo que llevarte el...— Los murmuros bajos del alto no fueron escuchados. Así que el zorro tiró a la basura el papel. Se dio la vuelta con un suspiro y miró a su hermana.

—Hola, hermanita. Lamento que nos tengas que ver en tan desagradable estado.— Se refiere al zorro mirándose su propio sudor antes de mirar a su hermanita quién infla los cachetes.

"Te he visto empapado en fango, así que..."

Ella comunica en lenguaje de señas. Suspira en lo último para mirar al chico alto. Alza un poco sus párpados superiores en sorpresa. El chico alto sonríe con nervios.

—Desearía haber estudiado lenguaje de señas, la verdad...— Saint dice. Rascándose la nuca con una tímida sonrisa ahora paseando sus ojos por la nada hasta el suelo.


—Qué desconsiderado de los humanos. No estudian algo al menos que tengan que ver con ello. Aunque no los culpo. Es probable que yo no lo estudiara de no ser por mi hermana.

Comenta el zorro sin siquiera mirar al alto. Este lo mirara ante el comentario, pero lo ignora y se pone en pie para ofrecerle su mano a Moi. La chica alza las cejitas, viendo su mano.

—Ya nos habíamos visto antes. Pero espero nos llevemos bien.

Ella sonríe totalmente encantada y sacude manos con él. Con mucho entusiasmo. Zee se sorprende del entusiasmo de su hermana y sonríe con sus labios. Ella asiente con la cabeza.

—Aunque,— Va comentando el alto mientras voltea su rostro al zorro. Su mirada es correspondida. —estoy seguro que a ella no le harías daño en un combate. Es decir: es tu hermana.

—Eso depende si va en serio o no. Yo jamás le haría daño. Pero si ella quiere que peleemos a muerte algún día. No podré negar sus peticiones.

Opina el zorro con honestidad. Moi hace otro rápido asentir antes de sonreír.

—Oh...— Exclama en un murmuro el alto. Volteando a verla.

—Eres fuerte, pequeña mantis, pero aún debes aprender varias defensas.

—Me llamaste mantis por ser alto y largo, ¿no?

—Moi, si puedes por favor comenzar el entrenamiento.— Zee anuncia dando un aplauso como el estallido para comenzar. Retrocede tres pasos para ver la escena frente a él.

Moi camina hasta estar a una distancia de 9 metros frente al chico alto.

—Voy a pelear... ¿Con ella?— La pregunta del alto tiembla un poco por los nervios.

—Trata de seguir mi creencia: mujer o no, no importa eso cuando es tu enemigo quién quiere tu vida.— Recomienda el zorro en un tono de advertencia. Una recomendación válida. El alto la agrega a sus notas mentales antes de mirar a la hermana zorro.

—¿Qué hay después de la caída?— Ella pregunta en lenguaje de señas y Zee es quién traduce para el alto. Diciéndolo en voz alta.

El alto se queda pasmado en su lugar. Brinca sus nudillos hacia enfrente en un baile nervioso de manos frotando y despegando las yemas de sus dedos contra sus pantalones. Utilizando sus ojos para moverlos nerviosamente a los lados como un pensador. Obvio que no sabía la respuesta. —¿Sangre?— Pregunta, pensando que la respuesta seria algo cínico debido a la situación. Sus ingenuos ojos vuelven al rostro de Moi quién sonríe.

"La caída."

Ella expresa con sus manos en una amable sonrisa de labios antes de colocar una rodilla más enfrente de la otra. Moi corre hacia él y tira hacia atrás un codo, indicando un gancho derecho.

Saint se cubre con ambos brazos la cara para protección.

Ahí es cuando Moi revela que el movimiento del gancho es una farsa y le da un puño en las costillas seguido a que alza su pierna derecha bien en alto para darle una patada  al contrario. La patada voltea su rostro hacia la izquierda. En cámara lenta. Haciéndolo escupir una chorrada de saliva. La chica baja su pierna de regreso al suelo tan pronto la cámara lenta desaparece.

Saint está respirando de manera agitada. Sin darse la vuelta aún.

—Te falta prestar atención. Estar atento a los pequeños detalles que pueden ser tu perdición. Son en los pequeños detalles de tu enemigo, donde el Diablo trabaja.

Zee dice. —¡Una última ronda!— Él pide.

🦊

Después de la última ronda, Zee y Saint se quedaron en los escalones delanteros de la casa mientras que Moi quiso limpiar la casa. Estaban afuera sentados en el primer escalón. Zee estaba poniéndole una nueva venda. Ya casi la había terminado, por lo que estaba enrollando la última pieza de las vendas.

—Haces bien en ocultar tu dolor corporal. Pero puedo escucharte conteniendo tus jadeos. Ya no estamos en entrenamiento. Ni tampoco soy tu enemigo así que deja de actuar.

Saint suspira en una silenciosa sonrisa. Frotándose el área del pecho.

—Es cierto, mentor.— Saint dice. Ambos ríen un poco.

—¿Te duele tanto?— Zee pregunta. Mirando su pecho.

—Estoy bien.— Saint trata de convencerlo en una amable sonrisa de labios. Por lo que el zorro se le queda viendo con curiosidad. No puede comprender muy bien cómo o por qué el humano le estuviese ocultando su dolor.

Saint miró detrás de ellos y comenzó a reír. —Zee. Tu hermana.— Él llamo. Ante el llamado, se volteó el mencionado para ver cómo su hermana estaba brincando apoyada de sus nueve colas contra el suelo. Mientras que todo su pequeño cuerpo parecía ser inalcanzable, ella trataba de aplastar a una cucaracha con una raqueta de aplastar bichos. Estaba demasiado enfocada en matarla que sus "pasos" eran lo brincos de la cola para acercarse a la pared. La escena causa gracia en el zorro. Quién ríe un poco.

—Bueno, debería de partir.— Saint va diciendo mientras se pone en pie. El zorro se pone de pie viéndolo con preocupación.

—No, pero...

—Buenas noches, mentor.— Saint le desea con una rápida y nerviosa sonrisa antes de partir. El zorro se le queda mirando. En aquella noche cuya única luz proviene de la luz dorada de la casa por la puerta abierta. Permanece parado ahí como una estatua presintiendo que el buen vecino pudo haberse retirado sólo para evitar demostrar su dolor. Pero ¿con qué motivo?

*N/A: ¿Qué significado tiene que alguien oculte su dolor delante de otra persona? Eso Zee no lo reconoce de parte de humanos. Espero les haya gustado. Debo admitir que aunque este cap es en parte entretenido, no me había sentido bien para cuando lo estaba escribiendo así que mi cap favorito sigue siendo el anterior, del hospital. Espero les haya gustado y cuidense🦊

Pueden seguir mi página si no lo han hecho ;) es de traducciones de música mayormente pero iré haciendo vídeos con temas muy random y este en especial es sobre mis libros en Wattpad~

💓Lamento haberme tardado tanto en traerles el cap😘*

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