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1 DÍA DESPUÉS (En la noche)

Zee estaba en el bar nocturno al que iba cuando necesitaba acostarse con alguien por dinero. Tenía una estrella azúl pintada en su ojo derecho y otra estrella azúl de un tono súper claro pintada en la quijada derecha rozando con sus labios. Él vestía una camisa negra repleta en brillo dorado. Las mangas en las muñecas cerraban con un negro fuera del brillo.

Unos pantalones negros ajustados puestos, y unas botas militares. Ahora mismo se la pasaba como un lobo solitario tomando vodka de un pequeño vaso de cristal. Una mirada deprimida en su rostro. Recordó el evento del hospital de las pasadas 24 horas:

FLASHBACK:

—Me temo que tardará en despertar. La quemadura fue grave. Gracias a Dios lo trajiste a tiempo.— Un doctor le cuenta en un pasillo a Zee. Ambos posicionados al lado del gran ventanal que expone a Saint durmiendo en su camilla. Reposando allí con la mitad de su rostro cubierto en vendajes. Durmiendo. Uno que otro cable conectado a su brazo izquierdo de una máquina a su lado.

El zorro suspiró con preocupación y miro el ventanal. Viendo a su buen vecino dormir. Sus labios eran el mayor gesto de preocupación en su rostro. Dado a que estos se encontraban en una fina línea tensa cuyos bordes eran curvos.

—Puedes entrar a hablarle. Seguro se sentirá cómodo si--

—Iba a entrar de todos modos sin o con su permiso, pero gracias. Lo hizo más fácil.

Zee le sonríe con sarcasmo pasando de él con ojos gigantes súper burlones. Entró a la habitación de Saint para caminar a la camilla. Rodeo la camilla con gran lentitud. Mirándolo de pies a cabeza en un lento análisis. Hasta detenerse por completo al lado de la cabeza del contrario. Lo siguió observando.

—Mírate. ¿Estás feliz? Esto es lo que consigues por ser bueno...— Zee se queja con él. Su mentón temblando. Lágrimas amenazan con dejar sus ojos. —Al final sales herido tú. Y el dolor arrastra a tus seres queridos también. Es una mierda ser bueno y es una mierda ser el malo de la película.

Zee ríe con ironía. Pero ya sus lágrimas están cayendo. Él deja de sonreír para mirar con tristeza a su buen vecino.

Se agarra de la baranda de la camilla con una fuerza azotadora para acercar su rostro al oído izquierdo de su buen vecino. Temblando de la rabia.

—Será mejor que despiertes... No te salve para nada. En mi hogar solía haber un dicho: ¿Qué hay después de la caída?— Zee susurra.

FIN DEL FLASHBACK.

"El levantamiento."

En la actualidad, Moi indirectamente continúa el dicho con lenguaje de señas al estar en frente a su espejo con su cabello suelto en ondas caídas, una camisa verde de mangas cortas, una falda crema súper suave que le llega a los tobillos y tenis blancas. Su mano derecha teniendo sus nudillos agachados pero su pulgar bajo su dedo acusador, formando la "T" en el abecedario de señas. Su mano izquierda tenía todos sus dedos encurvados hacia su pulgar, creando un pequeño círculo con la mano. Formando la "O". Así que las últimas dos palabras de 'Levantamiento' estaban formadas.

Ella sonrío al espejo con sus labios al haber repetido la frase que sus padres siempre le inculcaban a ambos y se alejó de ahí para caminar a la  puerta de su choza. La abrió y la repostera ya la esperaba ahí con una sonrisa. Vistiendo una falda más abajo del ombligo, con una camisa corta de mangas largas vino, sandalias y su cabello en ondas más abajo de sus pechos.

—Wow. Así que la ropa humana se ve tan sedosa. ¿Dices que podré probarme tus ropas?— La chica morena se emociona cubriéndose la boquita con ambas manos dando pequeños brincos en su sitio. Moi se emociona así que sonríe porque no puede hablar, y pone un dedo contra sus propios labios en indicio de: «Shh.» a lo que la chica mira a todas partes con una sonrisa y asiente a su dirección.

—Seré discreta. De acuerdo.— Dice la morena y ambas van adentro. La morena pudiendo llenar la choza con risas que la otra no podía.

FLASHBACK (Del Hospital):

—Así que, ya sabes lo que va después de la caída.— Zee le dice en el oído a Saint. Retrocede poco a poco su rostro. Pero, Saint no ha despertado.

Eso lo deprime aún más. —Tal vez ni me estés escuchando.— Dice el zorro en un triste murmuro. —Qué falta de respeto viniendo de una buena persona, ¿no?— Zee le dice con ironía en una triste burla para mirarlo con más lágrimas.

Retrocede por completo y se retira a paso rápido. Caminando con pasos bruscos. Sin ver... Ni notar...

Que los dedos izquierdos de Saint se movieron contra la camilla. Al menos dieron un pequeño brinco. O contrayeron sus músculos como en un espasmo. Después de ese  pequeño brinco, se deslizaron un poco a la izquierda. Estrujando la "piel" blanca de la camilla. Como si estuviese buscando otros dedos. Pero no había ninguno.

Se desespero un poco. Frunciendo el ceño. Gruñendo. Pero aún no era capaz de abrir sus ojos. Sus dedos dejaron de buscar a por los del zorro. Se detuvieron en un suave desliz. Sus músculos volvieron a destensarse. Sus cejas se relajaron.

FIN DEL FLASHBACK.

Así que, en eso estaba pensando Zee. En cómo su buen vecino no había despertado. Volvió a beber de su vodka con algo de irritación hasta que un chico chocó contra su espalda haciendo que el cuerpo del zorro se echase para adelante. Derramando un poco de su vodka tanto sobre su mano como sobre la barra.

—Oye, ¿Qué carajos?— Zee pregunta todo rudo al darse la vuelta, pero congela sus palabras al ver a un chico muy mal golpeado temblando. Mirándolo con miedo. Él frunce el ceño.

—Zee. Por favor. No dejes que ese hombre me lleve.

—Si el pide todos los días por ti, no puedo hacer nada amigo. No soy un prostituto del club. Solamente vengo a conseguir dinero, lo sabes.— Zee dice, todo ignorante.

—Por favor, Zee.— El chico súplica todo lloroso agarrándose de los hombros del zorro.

Un hombre gordinflón vestido formalmente con un bastón en mano entra al bar nocturno con una barba blanca. Mirando por alrededor.

Zee lo mira.

—¿Ese es él?— Pregunta el zorro.

—Sí.— El chico dice con miedo, asintiendo varias veces.

—De acuerdo, te puedo ayudar.— El zorro dice. Con indiferencia. Y voltea a mirarlo. —A cambió, me deberás un favor.

El zorro es astuto. Siempre lo ha sido. Cobra todos los favores. El chico con el rostro lleno de moretones asiente su cabeza en su dirección con algo de miedo. El zorro sonríe en su dirección con una sonrisa muy maligna antes de tomar de lo poco que sobraba de su bebida.

No tardó mucho en aparecerse frente al viejo hombre durante la caminata de este. Guardaespaldas del hombre voltearon a ver al chico en sorpresa por el descaro de detener al señor en plena caminata. El zorro estaba, como entrada, caballerescamente otorgando su mejor perfil al señor. Sus muñecas cruzadas contra su espalda baja.

—Creo que,— El zorro va diciendo mientras alza el mentón para darle una seductora mirada al viejo. La estrella azul que dibujo en su quijada oscureciendo por la sombra que su nariz otorga. El viejo hombre se le queda viendo. —si coges con el chico de moretones la vas a pasar mal. Yo te puedo dar un mejor tiempo.

Zee dice en una encantadora sonrisa de labios ya que mezclo una mentira con una verdad. Era un cincuenta-cincuenta. Esa tentadora propuesta hizo al viejo mirarlo de cabeza a pies. Moviendo su boca (la cuál achicó como en un puchero) hacia la izquierda por completo. El zorro sonríe porque ha visto esa mirada antes. Esa mirada pensativa es una farsa. Aprendió que esa mirada significaba la certeza de que la persona aceptaría el trato. Sólo que se vería pensativa al principio.

🦊

La espalda del viejo señor no tardó en volar por el aire hasta chocar contra el duro bloque gigantesco llamado "pared trasera" del club. Jadeó en pleno golpe horizontal para caer así mismo al suelo rocoso.

—¡¿Qué carajos?!— El hombre pregunto.

—No me gustan las injusticias.— Zee dice ahora caminando hacia él con las manos dentro de sus bolsillos. Cuello encorvado para adelante. Se detiene frente al jadeante hombre para ponerse de cuclillas. Lo agarra del cabello en un puñado y bruscamente lo obliga a sentarse. —¿Golpear jovencitos? ¿Acaso no pudiste ser un ganaster cuando joven?

—¿Te refieres a "gánster"?

—¿Así lo dicen los humanos? Ah. Lo siento. No preste mucha atención en la explicación sobre ustedes.

Zee le dice para finalmente darle un cabezazo que provoca que el hombre se quede con la cabeza echada hacia atrás. Gruñendo con dolor. El viejo se cubre la nariz. Sintiendo la sangre desbordar.

—Creo que es por eso que no dejan de maravillarme.— El zorro murmura pero por su mente recobra una viva imagen de sus recuerdos en dónde veía a Saint sonríendole en grande.

En el vivo recuerdo, el alto parecía estar parado frente a Zee en medio de una carretera.

—Vamos, ¿qué tiene de malo ser bueno?— Saint dice. Entonces frunce el ceño en su sonrisa. —¡Tú siempre eres bueno conmigo, Zee! ¿O acaso alguien te forzó a ser bueno conmigo?

—Nadie ha hecho eso.— Zee habla en el recuerdo más sin embargo no se ve a él mismo en el recuerdo. —Me gusta ayudar. Pero tú te lastimas ayudando.

—No me importa si me duele, mientras las personas me digan un "gracias" o estén bien.

Saint responde con una pequeña risa al final que se torna en cámara lenta hasta finalmente desaparecer. Significa que ya el zorro había terminado de revivir esa imagen nostalgica.

—Hace un rato dije que no me gustaban las injusticias. Cuando yo ni siquiera creo en lo injusto ni lo justo.— Murmura el pelinegro con sus ojos perdidos en el suelo rocoso a poca distancia de sus zapatos. Él bufa una triste risa. —Ese chico... Me está afectando.— Dice Zee, como si tratase de bromear pero no puede. El viejo señor sigue jadeando.

Así que el zorro lo mira con indiferencia. —Señor.— Él llama y al hombre mirar abajo, se encuentra con un zorro. Un exacto zorro. Sentado ahí con sus patitas negras. Y sus ojos dorados viendo fijamente al viejo. Las ropas del zorro estaban bajo las patas de este. Quién tenía las puntiagudas orejas enderezadas.


—Qué...— El viejo no se podía explicar lo que veía. Y menos aún cuando el zorro se puso en sus cuatro patas y revelo que su cola no era una sola. Sino nueve. Nueve hermosas colas que se regocijaban como hojas balanceandose de lado a lado en el aire. El hombre abrió la boca en grande. Completamente en shock. —¡No puede ser!— Gritó el hombre. El zorro brinco sus patas traseras a una mejor presición para correr hacia el hombre unos tres pasos adelante y tomar los cuatro dedos de la mano derecha dentro de su pequeña boca.

—¡NO! ¡AGH! NO.— El hombre grita.

Zee ya tenía sus colmillos clavados en los dedos de aquel hombre. Los arrancó en un jalón y se fue corriendo.

—¡No, MIERDA! ¡MIERDA! No debí decirle a mis guardaespaldas que me dejaran a solas con esa cosa.— El hombre dice. Temblando del miedo y del dolor con jadeos mientras que la sangre cae como cascada de sus dedos cortados.

  🦊

  Zee apareció en el hospital caminando con los pies sucios. Tenía una chaqueta por encima que le llegaba hasta las rodillas. Se abrazo con ella por el frío. Su maquillaje de estrellas había desaparecido. Llegó a la habitación de Saint y al abrirla se sorprendió. Viendo al alto estar sentado en la camilla. Este mirando la luz de la luna a tráves de la ventana.

Al verlo despierto, el zorro alzó una ceja en sorpresa y caminó hacia él. —Saint.— Llamo el zorro al llegar a la camilla. El alto se congeló en su lugar antes de darse la media vuelta en su sitio. Se dio la media vuelta con una lágrima dejando su ojo izquierdo.

—Dime Zee, ¿cómo está mamá? ¿Cómo está mi mamá?— Súplica respuestas el alto sujetándose fuertemente a la chaqueta del zorro. El zorro vuelve a impresionarse.

—Ella está bien. Pero, pensé que estarías llorando por lo que te ocurrió--

—Gracias a Dios.— Se alegró primeramente el sentado ahora dejando de sostener su chaqueta para ponerse cabizbajo. Su mentón arrugado por tener su labio inferior bajo el superior. —No creas que no lloro por lo que me sucedió.— La voz del alto se rompe. Limpiándose una lágrima. —Pero necesitaba saber sobre mi mamá... Gracias, Zee. Sin ti...— Saint se gira dos veces en un micro-segundo para mirarlo, aunque al final se queda cabizbajo. —ambos habríamos estado en un hospital o muertos.

Zee se le queda viendo. Con un suspiro.

—La única razón por la que no he molido a tu padre a golpes,— Cuenta el zorro. —es porque no puedo hacerlo sin tú permiso. No se sentía correcto hacerlo sin tu permiso.

—Fue mi padre. ¿No? Él me hizo... ¿Esto?— Saint mueve una de sus manos frente a la mitad de su rostro vendado. Con tristeza.

—Lo siento, Saint.

—... Te doy mi permiso.

—¿Qué?

Ahora el alto lo miró con firmeza. —Te doy mi permiso de molearlo a golpes..., pero yo voy contigo.

Saint proclama. Mirándolo con fiera. Un rostro tan determinado que sus sentencias parecían de promesa. El zorro se le quedó viendo con una pequeña sonrisa que se colaba a su boca.

—Bien. Pero primero descansarás un día más en el hospital. Luego vamos.

Promete el zorro.

—De acuerdo.— Saint dice en su dirección. Zee le sonríe con sus labios y le limpia la lágrima con un suave desliz de su pulgar derecho. —No me gusta cuando las personas buenas lloran. Porque no se lo merecen.

Dice el zorro en un murmuro. Saint se le queda viendo a la cara con ojos cristalinos y sollozos que dejan su boca... De vez en cuando.

*N/A: Espero les haya gustado😘

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