23

Los chicos fueron llamados en cierto momento a las tantas de la noche y ahora Saint lloraba sentado frente a la camilla en la que reposaba su herida vecina. Ella estaba gravemente herida con apuñaladas fatalmente por su estómago... Una máscara respiratoria mientras reposaba. Ojos cerraditos.

—Srta. Mipples.— Saint llama entristecido. Sigue llorando cabizbajo.

Su mama está a su lado y ella se siente mal por el noble corazón de su hijo. A decir verdad nadie lloraría por un vecino al menos que se conozcan muy bien o que hayan compartido demasiado como para sentirlo como alguien de la familia. Para el joven que se quebraba en aquella silla a pesar de tener a su madre reconfortándolo, la srta. Mipples era como una abuelita para él.

Zee estaba afuera de la puerta mirándolos con mucha tristeza. Podía sentir el dolor de su pareja con mucha intensidad. Debido a que los zorros podían sentir parte del dolor de sus parejas. El doctor le estaba hablando así que el zorro trata de volver a mirarlo para prestarle atención.

—Su amigo menciono algo de que la srta. Mipples tenía hijos, pero...— El doctor baja su voz un poco. —ellos ya murieron hace años atrás. Un accidente de auto.

Informa el doctor. Eso impacta al zorro.

—Ella decía que no la visitaban...— El zorrito trata de decir aunque su voz está dolida.

—Probablemente tenía mala memoria. No podía recordar.— El doctor sugiere. El zorro se exalta. Parpadeando sus rojitos ojos antes de volver a mirar por la ventana de su puerta a su devastado novio que llora allí dentro con la mama.

  🦊

    Pasa una hora para cuando la srta. Mipples débilmente abre sus ojitos. Lo primero que ve es a Saint dormido a su lado con la cabeza sobre el colchón de la camilla. Brazos sirviendo como almohada. La mama de él estaba reposando su cabeza en la espalda de su hijo. Durmiendo también.

La srta. Mipples parpadea severas veces. —Mi niño...— Ella murmura y le acaricia el cabello a Saint... Quién parece estar profundamente dormido.

Ella sonríe con debilidad.

Mira a su derecha y encuentra a Zee parado ahí. —Hola, srta. Mipples. ¿Cómo se encuentra?— El zorro se sienta a su lado mirándola con mucho cariño y gentileza. Ella sonríe suavemente.

—Qué afortunada soy. Me está visitando un guapo ángel.— Ella trata de bromear con una sonrisita que saca una sonrisita del zorro.

—¿Me dice como fue su atacante?— El zorro pregunta.

—No le llegue a ver bien su cara... Solo sé que era alto. Y que ya había matado a alguien. Su cuchillo tenia mucha sangre.— Ella cuenta moviendo un poco sus manitas.

—Oh. Srta. Mipples, no se esfuerce.— El zorro suavemente le sostiene sus manitas sobre la camilla. Las suelta con mucho respeto igualmente como cuando las tomo.

—Ah. Sí. Es mi instinto de chismear.— Ella se disculpa pasando su lengua severas veces por sus labios mientras mira a otro lado. Pensativa. —Disculpa, joven. No llegue a ver su rostro.

—No se disculpe. Trataré de averiguarlo más después.— Zee dice. La viejita se le queda viendo con curiosidad.

—¿Por qué quieres saber tanto de él, joven?— Ella pregunta con una sonrisita.

—Solamente quiero.— Responde todo simple el zorro brincando sus hombros con una sonrisa de labios. La srta. Mipples sonríe con debilidad.

—Oh. Disculpa si me duermo, Zee,... Es que no me siento muy bien.— Ella dice. Parpadeando lento.

—Descuide. Usted descanse.— Zee cariñosamente la reconforta.

Ella se duerme, y el zorro ve dormir a la ancianita junto a su amado e la madre de este. ¿Lucían todos los humanos como bebés al dormir? No afligen a nadie. No insultan. No se quejan. Dormían todos tranquilos. Tal vez cuando todos están durmiendo es cuando todos estamos realmente unidos. El zorrito miro a su hermoso humano descansar.

Se levanta de la camilla. Toma una frisa más de las que los enfermeros colgaron en el estante a una esquina de la habitación y cubre a ambos su amado y la mama de este. Con mucha delicadeza. Colocándola hasta sus hombros. El humano parpadea sus ojos y agarra la muñeca de izquierda de su chico zorro apenas este restauraba su espalda de estar agachado.

Ambos se miran a los ojos. Zee se pone de cuclillas frente a él. Mirándolo a los ojos. —¿Qué pasa, pequeño?— Pregunta su chico zorro.

—¿A dónde vas?— Murmura el humano en bajo. Acariciándole los dedos al otro.

—Voy a salir a patearle el trasero al hombre que le hizo esto.— Zee murmura.

—Dejáme ir contigo--

—No es necesario, Saint. Deberías descansar aquí con ella.

—Quiero ir contigo... Por favor.

Le ruega el humano en una voz bien bajita con sus párpados en un suave rojito por haber llorado. Zee le acaricia un cachete entonces.

—Ven conmigo,— Él suspira. —pero deberemos ser silenciosos.

—Tú eres el que siempre hace ruido.— Coquetea Saint con una triste sonrisa brincando sus cejitas aunque sigue dolido. Zee ríe un poquito.

—Vamos.— Indica el zorro. Ambos se toman de las manos para irse y la mamá de Saint permanece con la frisa puesta mientras que los jóvenes enamorados se van.

🦊

Entraron a una habitación dónde las ropas originales de los pacientes son puestas en estantes para ser lavadas. Zee huele mucho el aire dentro de la habitación. Haciendo un arduo trabajo con sus fosas nasales. Hasta que llega a la ropa de la ancianita. La toma. Está llena de sangre por las apuñaladas. Entonces se pega la ropa contra su propio rostro. Inhalando el olor.

Saint se queda cerca a la puerta. Viendo como su novio zorro inspecciona con el sentido del olfato. Y vaya que los animales tienen un buen olfato. Esto servirá como rastreo hacia el hombre.

Las voces de unas enfermeras exaltan al chico humano. Quien voltea hacia la puerta, pero resulta que las enfermeras están pasando de la habitación, chismeando.

—En ese mismo vecindario se encontró a una joven muerta también; así que no solo la anciana fue atacada.— Chismean las enfermeras.

Saint deja de mirar a la puerta para voltear hacia su chico zorro. Zee deja de olfatear para voltear hacia el humano. —Creo que ya lo tengo.— Anuncia el zorro cambiando sus ojos a amarillo.

—Vamos por él entonces.— Sonríe Saint antes de abrir la puerta para ir adelantándose. El zorro coloca la ropa de la ancianita en el espacio dónde estaba. Sigue a Saint en cuanto puede.



Parten hacia una pequeña casa en un campo. Abandonada. Ambos asoman sus cabecitas detrás de un arbusto dentro de un enorme bosque gigante. Viendo con curiosidad las luces prendidas de la casa y absurdamente cubriendo sus cabecitas. —Woah. Realmente luce como esos de las películas de terror en dónde los asesinos tienen un sótano y viven aislados de todos para que no puedas gritar.— Saint va contando. En sus últimas redacciones agranda los ojos con terror.

—Pareces saber mucho de eso. Con... Detalle.— El zorro dice. Fingiendo una voz de traumado un poco asustado.

—Veo muchas películas y series de eso.— Sonríe tiernamente Saint antes de volver a mirar la casa. El chico zorro también voltea a mirar la casa. Ambos permanecen con sus miradas puestas ahí.

   🦊

   Entran a la casa con pasos lentos. De puntillas. La puerta estaba abierta de todos modos. Aunque ¿Quién carajos deja la puerta abierta? Siguen adentrándose. Alertas. Van pasando por la cocina y el hombre sale de la cocina posicionándose detrás del humano. Amenazando su garganta con un cuchillo. Saint siente el filo amenazar su suave piel y alza las manos a los lados de su cabeza en rendición.

—¿Son de la policía? ¿Cómo me encontraron?— El hombre es uno con cabello en trenzas aunque es asiático y tiene un diente de oro (oro falso) con una camisa blanca de tiras mugrosa y boxers rojos demasiado cortos. Revelando sus peludas piernas. Zee estaba frente a ellos así que voltea con impresión. Serio incluso.

—Te agradeceré que dejes de amenazar la garganta de mi hombre.— Zee trata de hablar moderadamente pero hay un destello de rabia en sus ojos por la amenaza hacia su novio.

El hombre sigue amenazando la garganta del humano. Con mucha fuerza. Tanta que Saint aprieta sus labios.

—Díganme quiénes son.

—Suelta a mi hombre.

—¡Díganme!

El zorro se frustra y ilumina sus ojos en amarillo. —Te lo advertí.— Él dice y saca sus nueve colas para darle un golpe en el rostro con una de sus colas y con la otra alejar el cuchillo de la garganta de su novio. Tirando el cuchillo a un lado.

Al Saint ser librado, él hace una pirueta sobre un pie para darle en el pecho al hombre con una patada.

Aquel asesino vuela un poco por el aire hasta dar contra la puerta de la casa. Cae sobre su espalda todo adolorido.

Saint baja la pierna con la que lanzo la patada y camina hacia el asesino con un rostro decidido. Se pone de cuclillas frente a él con un rostro amenazante. Aquel psicópata abre los ojos. Topándose cara a cara con el intruso humano que ahora mismo le daba una sonrisita.

—Ese diente... Aunque sea oro falso debió costar mucho, ¿verdad?— Saint pregunta y adentra dos dedos dentro de la boca del hombre para sacudir el diente de lado a lado.

—¡AGH! ¿QUÉ HACES?— Grita aquel "pobre" psicópata aunque ni se puede entender bien. Se agarra a los hombros de Saint. Retorciéndose.

—Te voy a llevar con la policía, pero antes... Quiero que sufras de la misma forma,— Saint sujeta un lado de su rostro para ejercer más fuerza en quitarle ese diente dorado. Se lo arranca y por tanto el hombre comienza a llorar. —en que lo hizo mi abuela.— Tanto cariño le tenía el humano a la srta. Mipples que ya hasta la llamaba abuela.

Zee se acerca a su novio. Amenazante con sus nueve colas afuera. Él se pone de cuclillas al lado de Saint.

—Sin duda alguna,— Comienza a decir Saint mirando a su novio con una bonita sonrisa de labios. Ambos miran al hombre que sufre, con sonrisas. —¡nos vamos a divertir!— Ambos novios dicen a la vez con locura en sus tiernos rostros.








Resulta que la estación de policía recibió en esa misma noche al asesino todo atado en luces navideñas parpadeantes con el rostro pintado como el de un payaso y sus trenzas teniendo pergaminos coloridos de todos los colores.

Los policías lo encontraron sentado en la sala de espera. Puesto ahí. El pequeño grupo de policías de tres que lo encontró ahí, sonrieron.

Huh. Mata a su novia por obsesión y nos lo entregan en el mismo día. ¿Quién rayos nos lo entrego?— Dice uno de los policías con una sonrisa.

Ninguno de los tres policías ven cómo a unos pasos fuera de las puertas de cristal, están Saint y Zee mirando su obra hecha. Ambos reposando sus espaldas sobre una patrulla. Brazos cruzados al igual tobillos. Sonrientes con su obra venganza terminada.

—Es gratificante que ahora vaya a prisión.— Dice Saint.

—Muy gratificante.— Suspira Zee con alivio.

Ambos se miran a los ojos con sonrisas. La de Saint mayormente siendo una coqueta de labios.

—Somos un gran equipo.— Dice Saint dandole un suave puñito en el pecho.

—Tú eres el mejor.— Zee le cuenta.

Saint sonríe. Inclinan sus rostros y Saint lo besa. El beso es suave, pero lo prolongan... Se toman suavemente de los cachetes.

—¿Vamos a casa?— Pregunta Zee mordiéndose el labio inferior. Sus rostros súper cerca.

Saint asiente repetidas veces mientras se toman de las manos y frota su naricita contra la del zorrito. Sacando las orejitas de este.

Ríen como los enamorados que son y vuelven a irse corriendo.


*N/A: Al menos nuestra ancianita es una luchadora y sigue vivita. Ya estamos llegando a la final, NOOOO. Jajaja espero les haya gustado este tierno cap con algo de acción🥰*

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