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Zee llegó a su pequeña casa. Entró, cerrando la puerta detrás de él, y justo en ese momento una chica pelinegra de cabello largo lo acorrala contra la puerta. Asfixiandolo con un brazo sobre su garganta. Ella viste un traje negro corto con escote, botas, y ¿para qué mentir? Es hermosa.
—También estoy encantado de verte, hermana.— Ronronea el piel leche con una sonrisa de labios.
La chica retrocede con una mirada de preocupación y le habla en señas con ambas manos:
"¿Vas a volver a casa?"
A lo que él suspira.
—Sabes que me expulsaron de casa, Moi.— Zee le dice en ambos idiomas: lengua y lenguaje de señas antes de pasar de lado de su hermana quién baja la cabeza con preocupación.
—¿Ya comiste supongo?— Zee dice desde la cocina al ver un plato en la mesa con carne fresca masticada.
Ella voltea a verlo sobre su hombro con tristeza.
—Si no lo quieres, voy a...— Zee va levantando el trozo de carne con dos de sus dedos. Lo acerca a su boca. Sacando la lengua. Pero Moi llega a él a paso rápido y toma la carne entre sus labios. Tiernamente mirando a su hermano con esos redondos ojos que ella tiene.
—Bien. Es toda tuya.— Zee le dice con una sonrisa de labios. Le acaricia la cabecita a su hermana. Ella utiliza sus dedos para adentrar el trozo de carne a su boca mientras tímidamente come. Mirando abajo. Como una niña pequeña. —Oye, Moi,— Zee habla. Tocando en su hombro. Ella lo mira. —Ya que estás de visita, ¿vemos una película?— Él pregunta con ambos lenguajes y una sonrisa.
Ella sonríe con sus labios. Sus cachetitos llenos. Asintiendo la cabeza.
Zee le toma una de las manos aunque estas tengan los dedos rojizos por la sangre de la carne fresca, pero van a la sala de estar (al lado de la cocina) y caen sentados en el mueble. Zee con un suspiro y Moi con uno silencioso. Ambos viendo al techo con sonrisas. Se miran y ríen aunque la risa de Moi no se escucha.
—¿Y cuando te vas esta vez?— Zee pregunta.
"Mañana"
Ella dice con sus manos en una triste sonrisa de labios.
—Gracias por venir a verme cada semana, hermanita.
"Moi te ama"
Ella se menciona en tercera persona.
—Zee también te ama.— Él le cuenta con ambos su voz y manos y suavemente empuja la cabeza de su hermana a que quede reposada sobre su hombro derecho. Ambos con sonrisas.
Las heridas de Zee comenzaron a sanar calladamente...
🦊
Saint fue a su casa con sus manos hundidas en sus bolsillos. Subió en brincos los primeros tres escalones frente a la puerta de su pequeña casa para detenerse frente a la puerta. Saca su llave de uno de sus bolsillos, pero la puerta se abre antes de que él pueda incluso mirar la cerradura.
Él alza la mirada y su mamá esta ahí con una triste mirada. Un ojo teniendo un moretón. Estando hinchado y púrpura. Ella sonríe débilmente.
—Mamá. ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás así? ¿Quién te hizo esto?
Saint le cuestiona mirándola al rostro con toda la preocupación del mundo. Tomándola de los brazos. Sus ojos no tardan en cristalizarse.
—Lo siento, hijo...— Ella llora. —Lo siento.
—Qué...
Saint iba a preguntar, pero de momento no tarda en aparecer el culpable detrás de la madre azotando unos platos en la cocina.
—ESTA CASA SIGUE SIENDO UNA MIERDA. ¿PARA ESO CRÍAMOS A NUESTRO HIJO?— Un padre muy borracho habla detrás de ellos. Con una camisa gris y pantalones deportivos.
Saint se le queda viendo. Aturdido.
El hombre se desbalancea pero logra mirar a Saint. Entonces sonríe. —¡Hijo! Tu mamá me dio una segunda oportunidad.— Ríe el hombre. Todo desbalanceado. —¿Por qué no lo haces tú?— El hombre se sujeta de la gaveta de la cocina con ambas manos.
—No eres mi papá. Así que largo. No te quiero en mi casa. Largo.— Saint pasa de su madre con el cuidado de no lastimarla y toma al hombre de una muñeca para jalarlo a la puerta, pero su fuerza no es suficiente. El hombre ríe.
—¿Estás tratando de llevarme a la puerta?— El hombre se burla y basta con darle un empujón en su hombro derecho para hacer que Saint caiga en su retaguardia. Él se sujeta en el suelo para no caer completamente y mira con odio al hombre.
—Eres un hombre. ¿No? ¿Jalar de mi muñeca? Qué patético.
Saint se gira sin levantarse y le da un puño en el miembro. En cámara lenta. El hombre abre sus ojos en grande poniendo su boca en una pequeña "o" inclinándose hacia adelante para cubrir su miembro con ambas manos, pero en la inclinación se reduce la cámara lenta para destacar cómo Saint toma el cabello del contrario para inclinarlo más y vuelve todo a reducirse en cámara lenta para darle un rodillazo en la cabeza al hombre.
De ese rodillazo, pasa a tomarlo de la nuca de la camisa para jalar lo hacia el frente y el hombre flota en el aire. Pasando por encima de Saint hasta caer al lado del alto pelinegro con un gruñido.
La madre observa todo con admiración por su hijo. Su adorado hijo se pone de pie.
—No juzgo a mamá por aún extrañarte. Seguro debiste convencerla. Pero esta es mi casa y aquí,— Saint lo jala de la camisa para arrastrarlo por todo el suelo. —no eres bienvenido.— Él lo tira fuera de las puertas. El hombre rueda por los escalones con un gruñido.
Su mamá se queda contemplando el cuerpo de lo que alguna vez fue su segundo esposo.
—Vamos, mamá. No te quedes aquí. Voy a curarte eso. De seguro duele.— Saint le dice con mucho cariño. Adentrandóla a la casa.
El hombre bufa una risa a pesar de que tiene mucha sangre bajando de sus fosas nasales. —Ese maldito... Va a pagar.
Pasaron unos 40 o 50 minutos para cuando Saint estaba acostado en su cama con su mamá a su lado. Ambos viéndose a los ojos con pequeñas risitas. El ojo de ella teniendo algodón pegado con ungüento. Ella estaba poniéndole delineador rojo pasión a su hijo.
—Mamá.
—¿Mm?
—No le des más oportunidades a ese hombre. No vale la pena. Sólo te busca para tener un techo dónde dormir. Nada más. Entendiste lo que dije, ¿no?
—Tienes razón, hijo. No lo volveré a hacer.
Ambos ríen entre sí y ella termina con el pintalabios.
—¿Estoy guapo?— Saint pregunta.
—Siempre.— Ella le acaricia los cachetes.
«Mi mamá manejaba una tienda de maquillaje. Pero cuando papá murió, mi verdadero papá, algo en ella murió con él. Nadie quiso maquillarse en su tienda. Así que cada noche, dejo que ella me maquillé. No quiero que pierda su talento.»
Saint piensa con tristeza a pesar de que le sonríe a su madre y su madre le sonríe a él.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, Saint salió de la casa con otra ropa, pero chocó pechos con Moi.
—Oh. Lo siento. ¿Estás bien?— Saint le pregunta.
Moi se le queda viendo y asiente su cabeza con una pequeña sonrisa de labios. Pero, al ella mirarlo a los ojos, tuvo una visión:
En la visión Saint y Zee se estaban besando en una cama. A oscuras. Con la única luz de la luna. Saint bajo Zee, alzando los bordes de la camisa del piel leche entre los apasionados besos.
La visión acaba y Moi se sonroja con una sonrisita. Cubriéndose la boquita con una mano. Ella se va tranquilamente. Sonrojada. Los Kitsune podían tener diferentes poderes y el de ella era la visión.
Saint voltea a verla yéndose. Él brinca sus hombros con una sonrisa. Al voltear frente a él, pega un brinco del susto encogiéndose de hombros.
—¡Qué susto!— Saint dice.
Zee estaba ahora frente a él. En pijama. Un sombrerito puntiagudo de pijama que acababa con una bolita peluda blanca. Crocs, pantalones suaves y un suéter gris.
—Esa es mi hermana, vecino. Está de visita. Bueno, siempre lo está pero no se deja ver. No habla verbalmente. Se comunica con las manos.
—Woah, pues es muy hermosa.— Saint concuerda con una sonrisa.
—Gracias. Aunque si la quieres no te la dejaré tan fácil.
—No la quiero a ella.— Saint le dice. Negando con la cabeza en una tierna sonrisa. —Quiero a alguien que no sabe que lo quiero.
Zee hace una mueca de desagrado. —No me gusta cómo suena eso.
—¿Por qué? ¿No te ha pasado eso?
—No me fijo en nadie que no me quiera. Es una pérdida de tiempo.— Zee comunica ahora mirando todo el vecindario.
Saint parpadea varias veces. Uniendo sus dos propias manos tras su espalda.
—Zee, nunca te veo hablarle a nadie del vecindario,— Saint comienza. Sonrojado. Mirando al suelo. —más que conmigo... ¿Eso significa que te fijas en mi?
Saint le pregunta ahora mirándolo con una sonrisa mientras se apunta con un dedo al rostro. Sus cejas alzadas.
Zee alza sus cejas. —¿Eh?— Él pregunta ahora mirando con confusión al pelinegro.
—Eh, nada. Nada. Adiós, Zee. Cielos, podría llegar tarde a mi trabajo.— Saint dice. Revisandose su reloj antes de salir corriendo.
—Ahí va... De nuevo, corriendo. El beso y luego su pregunta. ¿Qué rayos con ese chico?— Zee se cuestiona antes de mirar al suelo por casualidad y, ve una tarjeta pequeña con el nombre de un salón de belleza.
—¿Él trabaja ahí?— Zee se pregunta. —Mm. Podría pasarme a por un recorte y hablar con él.
Zee le resta importancia. Sólo lo ve como un amigo y brinca sus hombros antes de alejarse de ahí.
*N/A: ¿Les gusto la hermana de Zee? En realidad la personaje la inventé al igual su nombre pero aún le debo poner una actriz. Espero les haya gustado el cap y vimos que Saint, por más tierno que sea, sí tiene fuerza 🙈 También, su preguntita jujum. Ya estamos llegando a cuándo Saint se convierte en Deadpool, lo prometo🙈🦊😎*
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