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Saint se separo de él. Lo miro con sus manos sujetas a los hombros contrarios. —Asesiné a alguien... ¡Sé que era alguien malo...! Sé eso.— El alto cierra puños en los hombros del contrario. —Pero siento como si hubiese matado a miles de personas en una batalla cuando sólo fue a una.— Él admite. Mirándolo a la cara. Debatido. Su boca abierta con las cornisas estiradas como una sonrisa pero no es una sonrisa la que está dibujada en su boca. Sino un mero arte de confusión con esos labios. Parpadea varias veces para evitar cualquier lágrima. No se espera que el zorro acupe sus gorditos cachetes en sus manos con sus pulgares bajo los ojos del contrario.
—¿Qué hay después de la caída?
—Zee... ¿En serio pides eso ahora?— Súplica el alto mirándolo con ojos tristes y un pequeño puchero ya que sus cachetes abultan su pequeña boquita. Como pequeña gracia, el zorro sonríe con sus labios gentilmente para brindarle confianza. Alzando sus cejitas.
—El levantamiento.— Saint dice.
—Si quieres la venganza entonces este no será tu primer asesinato. Si quieres venganza debes endurecerte aquí,— Zee toma una de sus manos para acoplarla bajo la suya. Coloca estas contra su pecho. En el área del corazón. Mueve las manos de ambos en un suave circulo. Como una pequeña danza. Ambos viendo sus manos. La danza culmina con el cierre invisible del círculo. —y aquí.— El zorro saca el dedo acusador del alto para colocarla contra la cien del alto. Indicando la mente. Ambos se ven a los ojos.
—¿Entiendes?— Ese zorro de nueve colas culmina la lección. El chico alto se le queda viendo y asiente la cabeza repetidas veces. Van bajando sus manos.
—Pero tengo otra pregunta.— Pide el alto. Al otro no se le ocurre nada más que decir así que se le queda viendo con la cabeza algo echada para enfrente en orden de que el más pálido le cuente. —El beso de ahora. ¿Fue por consolación o no?
—No. De hecho mientras estuve en "mi lecho de muerte" o en "mi hora de reflexión antes de morir" como quiera que se llame esa fase que es peor que la adolescencia... Estuve pensando en ti. Sé que soy la persona a quién le gustas. Estuve pensando en nuestro pasado juntos. Cómo nos conocimos. Cómo siempre eres extremadamente bueno y yo soy un hermoso zorro que busca de tu compañía cada vez más. Amo tu amistad conmigo. Me gusta cómo me tratas aunque sé que eso suena egoísta... Y me gustó el sentimiento de correr hacia a ti si estás en peligro. Ya van dos veces.
—Espero no acostumbrarte.
Ambos ríen un poco. El zorro frunce el ceño. —Pero acabo de recordar algo de lo que no te he hablado.
—¿Qué es?
—... No puedo tener relaciones sexuales. O al menos no he podido desde que tengo conocimiento. Todos mueren en el acto. Mi poder es succionar energía. Cuanta más energía succione cuánto más fuerte soy. Es una maldición.
Saint se le quedo viendo con ojos tristes.
—Lo entenderé si no quieres estar conmigo. No podré satisfacerte--
—Eso no me importa.— Saint lo abraza. Rodeando su cuello con sus brazos para hundir su pequeño rostro en el hombro derecho del contrario. Zee permanece quieto. Estático en el abrazo. —No me importa el placer sexual por ahora. Simplemente quiero estar contigo y compartir más abrazos cómo estos.
—Los humanos,— Zee bufa una sonrisa ahora poniendo sus manos en aquella espalda ancha pero no enorme. —son interesantes.
Vuelven otra vez a la horca. Todos los zorros seguían ahí. La pareja estaban tomados de la mano mientras se acercaban a la horca con miradas determinantes. Moi los vio desde arriba de la casa y sonrío. Cuando ya estaban a la vista de todos, se soltaron de manos aunque no quisieran.
—Ya muero por tomar tu mano otra vez.— Le susurra el zorro al contrario quién ríe cabizbajo y se suben a la horca. Todos los zorros aplauden y aumentan sus gritos de justicia. Zee los mira a todos seriamente.
—¿El nuevo alcalde no va a mostrar su rostro?— Dice Zee para bufar una sonrisa. —¡Entonces celebremos nosotros a por una justicia culminada!— Anuncia el pelinegro. Todos vuelven a gritar y a aplaudir. Moi ríe aunque su voz no pueda ser escuchada. Y aplaude con sus cejitas alzadas. Saint sonríe ahora mirando al zorro. Quién también lo mira con una sonrisa.
🦊
La celebración se llevó a cabo y para la noche, las llamas de un fuego en una gigante fogata dejaban flotar sus pequeños destellos anaranjados. Muchos bailaban o comían carne cocinada de pájaros en muchas mesas afueras de sus casas. Los niños jugaban con otros niños. La mayoría con sus colitas afuera y imitando el acto de la horca que vieron.
Moi bailaba frente a la fogata, dando una voltereta con su cabello girando con ella atentamente iluminado por el fuego. Había acortado su traje hasta arriba de sus rodillas con unas botas estilo invernales y sonreía. Siendo vista y aceptada tranquilamente por el pueblo.
—Hermana.— Su hermano la llama con un tono muy tierno y amigable deteniéndose frente a ella para ofrecerle una mano. Ella la toma para bajar de la butaca con un pequeño brinco y se van a bailar con las demás personas. Ahí mismo a unos pasos adelante. Se colocaron hombro a hombro y unieron codos para tirar una patada hacia adelante en unísono con las demás personas. Retrocedieron las patadas para caminar cuatro pasos hacia atrás y dar un brinco en el cuál cruzaban un pie tras el otro para chocar zapatos con el compañero de danza. Todos rieron ante ese baile.
Saint miraba todo. Sentado en una butaca algo lejana. Con su teléfono móvil fuera. Miró a los hermanos bailando felizmente. Antes de mirar el teléfono.
Saint: Mamá, creo que llegaré en la mañana. Estoy en la casa de un amigo. ¿Podrás estar sola? No le abras a papá. Por nada del mundo.
Envía el texto y mira con preocupación el teléfono. Una cola frondosa rodea el móvil. Arrebatandólo de sus manos. El alto alza la mirada.
—¡Zee!— Él llama con un tono de injusticia. —Devuélvelo. Estaba texteandole a mamá.— Pide estirando su mano.
—Dejáme pensarlo. Mm, nop.— El zorro se sienta a su lado y Saint intenta arrebatarlo de su cola pero el zorro alza su cola en demasía con una sonrisa sarcástica y atrapa la muñeca del alto con otra cola para jalarlo a que quede acostado en su regazo.
—¿Qué...?— Saint iba preguntando, pero Zee le da una nalgada con otra cola.
—Ya fue suficiente con la tristeza de antes. Vamos a bailar.
—Pero yo no quiero bailar.— Se retuerce el alto. El contrario lo voltea así que la cabeza del otro queda acostada en su regazo. Ambos se miran. El alto con las cejas alzadas.
—¿Quieres que hagamos otra cosa en vez de bailar?— Zee tienta con una sonrisa.
—¿Cuál es el baile?— Inmediatamente pregunta el otro con una nerviosa sonrisa. El otro sonríe y lo jala de la muñeca a que quede sentado rápidamente.
—Ven.
Zee le indica al levantarse y el otro lo sigue.
Mientras tanto, Laizza ya estaba acomodándose en la cama de la choza a quién pidió compañía esa noche. Ella trepó la cama con sus rodillas (ya en ropa interior negra) antes de voltear y quedar sentada en su trasero con sus manos apoyadas tras su espalda.
—¿Y bien? ¿Te gusta lo que ves?— Ella le pregunta a Gulf quién ya vestía solamente boxers.
—¿Quieres que te mienta?— Él se burla con una sonrisa.
Ella chistea sus labios. Él camina hacia ella con sus brazos no fornidos pero con buena masa y abdomen no tan marcado pero de buen aspecto. Ella sonríe coqueta cuando él va trepando su cuerpo.
—Si puedes hacer vestidos, apuesto a que puedes hacer mucho con esos dedos.— Ella dice, acostándose en su espalda. Él queda a su nivel. Sus manos a los lados de la cabeza de ella. Ambos con miradas coquetas. —Sabes que sí.
Ella sonríe y él le da la vuelta, alzando el trasero de ella un poco. Ella gime cuando él despliega besos en su cuello.
Más lejos de ellos, cuelga un infame vestido... Un vestido rojo como la sangre. Un vestido pedido y hecho para cierto humano.
*N/A: 😍El vestido~. Espero les haya gustado y ¿veremos a SaintZee bailar en la prox? Ya quiero escribir eso 🥰😍😍*
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