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—Hermanos y hermanas!— El Sacerdote llamaba. Parado en una horca dónde los sentenciados a muerte son solicitados a ejecución. Para los zorros, la horca es tan normal así como legal para ellos debido a que es un castigo instruido desde que son pequeños. Todos los zorros se reúnen alrededor de la horca acompañados de sus amistades o queridos familiares. Claro había uno que otro solitario que sólo iban por curiosidad. Parecía la mismísima estatua de Río de Janeiro llamada "Cristo Redentor" por cómo sus brazos estaban tendidos en el aire a los lados de su cuerpo aún vistiendo la chaqueta blanca. Una sonrisa de pokér en su rostro. —La ejecución del traidor que mató a nuestro señor alcalde será hecha hoy. Su expulsión acabo de ser nula.

Todos los zorros ingenuamente aplauden en alegría. La panadera y amiga de Moi estaba entre la multitud al lado del zorro prostituto, Gulf. Ella miraba con irritación a las personas. Tal parece que el zorro prostituto no tiene la misma irritación pues  su rostro es uno muy desinteresado aunque si los está mirando es por disgusto.

—¡¿Cómo pueden estar aplaudiendo?!— Desafía la chica. Todos dejan de aplaudir para mirar en su dirección. Gulf se pasma en su lugar cubriéndose la mitad del rostro con su abanico rojo de líneas vectoreanas doradas.

—¡Laizza! ¿Por qué abriste tu bocota justo ahora?— Susurra Gulf, pasmado, ella ignora su comentario para mirar toda desafiante al sacerdote.

—¿Qué haces vestida así, mujer? ¿La ceguera la llevas en tus palabras en lugar de mirar cómo las demás están vestidas?— Juega el sacerdote. Burlándose de los pantalones que viste Laizza. Ella viste pantalones estilo urbano con unas sandalias y una camiseta corta que muestra su ombligo y brazos. Su cabello ondulado.

*(N/A: Ejemplo del pantalón)*

—A mí me importa un bledo lo que opines de mi ropa. Sólo debo decir que es un descaro que quieran a alguien que vengó las injustas violaciones de jovencitas al matar a un violador que teníamos como alcalde.— Opina Laizza. Los murmullos no se hacen esperar entre las personas quienes gritan quejas o insultan a la zorrita. Gulf los mira a todos pasmado por su reputación. Se aleja pasito a pasito (sin voltear) de Laizza, con sus ojos cerrados en medias lunas. —Yo no la conozco~.— Él miente con una voz animada pese a que es baja como un murmuro.
—¡¿QUÉ DIJISTE?!— Laizza le grita al zorro prostituto y este ríe un poquito en el abanico. Alejándose.

—Todos queremos ver la muerte del zorro traidor, zorra. Así que tu opinión no importa. Porque esto se llevará a cabo dentro de ¡una hora!— Informa el zorro sacerdote con los brazos alzados a los lados de su cuerpo. De nuevo. La zorrita Laizza chasquea sus labios con irritación pero Moi llega hasta ella. Tomándola el brazo.

—¡¿Quién me está...?! Oh, Moi.— Laizza llama con una sonrisa al ver a su amiga ahí parada. Incluso toca las suaves manos de Moi. —Estás aquí. Aunque, tu hermano será enviado a la horca.— Ella va contando con tristeza.

Moi asiente su cabecita repetidas veces con una mirada determinante. Saint se para detrás de ella así que Laizza alza la mirada. Es alto así que destaca bastante. La mitad de su rostro estaba vendada. —Lo vamos a salvar. Por eso vinimos aquí.— Saint se presenta con una sonrisa.

—¿Eres el novio de Moi?— Laizza pregunta con una sonrisa.

—Eh... ¡Eh!— Moi trata de decir mientras niega con la cabeza repetidas veces.

—No, a mí... Me gusta otra persona.— Saint dice rasgando su nuca con una sonrisa nerviosa.

—Oh bueno. ¿Cuál es su plan, chico humano?— Laizza les sonríe. Abierta a ayudarlos si eso debe hacer.

🦊

A Saint lo acomodaron en una celda. Así que el chico zorro estaba sentado mirando la pared de enfrente con aborrecimiento. Un pelito de su cabello parado hacia arriba en una curva linea.

—Estoy a unos minutos de morir y no sé qué hacer...— El zorro murmura mirando a ambos lados. —¿Reflexiono sobre todas las cosas malas que hice en mi vida o...?— Entonces le viene un recuerdo a la cabeza. Es tan rápido que se va así mismo como llega. Es una imagen del buen vecino sonriendo bajo la luna.  —¿o lo que pudo ser mi vida?— Él dice ahora abriendo una de las palmas de sus manos.

FLASHBACK (Hace 4 años):

Zee estaba en la recepción para rentar una casa del vecindario. Estaba hablando con el dueño, que tenía su propia oficina. Sentadito ahí frente al hombre.

—Bien, la casa 8. Serían unos 420$. Por cierto, que largo cabello tienes.

Para esas, Zee aún no se había adaptado al mundo humano así que llevaba su larga cola de caballo sobre su largo cabello oscuro, vistiendo pantalones de tela suave pegados a la piel con unas botas estilo invierno, chaqueta frondosa de piel lobo y una camisa negra holgada en el pecho.

—Qué larga barba tienes tú.— El zorro le dice. Poniendo una pequeña bolsa en el escritorio.

—No tengo barba.— El viejito dice acariciando su mentón con un dedo acusador y un pulgar.

—Lo sé. Es sólo que quise tener algo qué decir.— El zorro le dice con una sonrisa astuta. El viejo bufa una risa sarcástica antes de jalar la pequeña bolsa hacia él de antiguo decoro con estar amarrada por una pequeña soga. Abre la pequeña bolsa y ve monedas de oro. Su boca casi cae.

—¿Qué es esto? ¡No es ni dinero estadounidense!— El hombre grita, sorprendido. Sin creérselo.

—¿Me quiere decir que no lo quiere?

—¡Al revés! Lo quiero.— El hombre dice. Sin dejar de ver la pequeña bolsa.

Saint estaba entrando al lugar, diciendo: —Señor, no tengo los quinientos dolarés de renta para esta semana, pero prometo esforzarme para--

—Sí, sí. Siempre dices lo mismo.— El viejo dice. Sin restarle importancia.

Sin embargo, el zorro mira sobre su hombro al chico. Ambos se miran. Saint sonríe con sus labios amistosamente. Pasa por su lado y le ofrece su dinero americano al hombre. —Déjalo por ahí.— Simplemente dice el hombre.
—D--De acuerdo.— Saint dice y va a colocar el dinero americano bien apilado a una esquina de no ser porque el zorro le alza una mano.

—Stop. (Detente.)— Dice el zorro en inglés con una mano alzada (todos sus cinco dedos alzados). La mirada baja. Tanto el señor mayor deja de mirar las monedas de oro y el chico detiene su mano encima del escritorio. Ambos lo ven con curiosidad. Después de ese mandato en inglés, el zorro alza la mirada. Totalmente enfocada en el buen vecino. Con una pequeña sonrisa. —Te lo pagaré. Esto bastará.

Zee saca una moneda del pequeño bolso.

—¿Qué? No, espera eso sería una moneda menos-— El hombre mayor va diciendo. Pero Zee caso ni le hace y brinca la moneda en su mano. Mientras la moneda rotaba en el aire (siguiendo justo la altura del buen vecino en el fondo) hasta volver a caer en la palma abierta del zorro.

—¿Eso es oro...? ¿Verdadero...?— Pregunta el joven. Impresionado.

—Pues sí.

—Vamos, tendrías que haberte ido a un lugar mejor que--

El hombre mayor le da un golpecito en la nuca. Por lo que el chico se encorva tocándose la nuca con un: «Auch».

—Dices que podía irme a un lugar mejor.— Zee dice mientras que el hombre mayor niega la cabeza ante ese dicho. Tratando de convencer a su nuevo cliente de no irse. Saint francamente asiente con la cabeza. Algo apenado.

—De todas maneras no me iré. Y sea una moneda menos o no, insisto en que su renta sea pagada.

El zorro dice antes de levantarse. Haciendo sonar la silla. Se retira sin más palabras por lo que el buen vecino se le queda viendo con asombro. Cuando salió del lugar caminando sin mirar atrás... Escucho una voz al fondo además del sonido de la puerta abriéndose una vez más. —¡Vecino! ¡¿Qué puedo hacer por ti?!— Saint grita con dos manos abierta a los lados de su boca.

El zorro se da la vuelta en su sitio. Y mira al chico. Ceño fruncido.

—¡No me tienes que agradecer!— Zee le grita con ambas manos a los lados de su boca y se da la vuelta de nuevo para retirarse.

—¡Pero hiciste un buen acto por mí!

El zorro vuelve a detenerse. —No se va a rendir, ¿no?— Él murmura antes de darse la vuelta.

—¡¿Y eso qué?!— Zee grita.

—¡Me siento en deuda!

—... Pfft. ¿Los humanos son pegajosos después de un favor...? Bien. ¡ENSEÑAME SOBRE EL DINERO AMERICANO!

—¡¿ERES EXTRANJERO?!

—¡SÍ!

Saint sonríe y va corriendo hacia el contrario con una sonrisa. Muy emocionado con el extraño. Se tambalea cuando va llegando hacia el contrario, pero el zorro se mueve a un lado y lo toma de una muñeca cuando este iba a caer. Saint se congela en su lugar con la respiración agitada. Mirando al suelo con temor. Enderezando su espalda para quedar al nivel del extraño. Ambos se miran a los ojos. El sol los ilumina por completo. Zee no ha soltado su muñeca.

—Soy muy torpe. Gracias. Mm,— Saint se quita la mano de encima al retrocederla. Eran extraños después de todo. —soy Saint.

—No pedí tu nombre.

—¿Oh? Oh, es cierto... Pero... Creí... Que...— Saint comienza con el ceño fruncido sin poderse creer esa actitud directa.

—Pero soy Zee.— El zorro como quiera dice su nombre. El chico sonríe, con sus labios.

—Hola, Zee. Espero nos llevemos bien.

FIN DEL FLASHBACK.

—¿Acaso estoy pensando en ti porque... Quiero imaginar cómo hubiera sido mi vida contigo?

Zee murmura antes de acostarse en la butaca como un bebe. Rodillas en el pecho, trasero alzado, y se saca sus colas para cubrirse enteramente con ellas en su sueño.

—Sí, tal vez... Debería hacer eso en los últimos momentos que me quedan.— Él dice con aborrecimiento y tristeza en su voz.

*N/A: 🥺Ay~. Espero les haya gustado, ya vimos cómo se "conocieron" por casualidad del destino. A Laizza yo la imagino como la actriz Baifern Pimchanok pero ustedes la pueden imaginar cómo deseen🥰

🦊Lamento la tardanza, tuve unos días muy desanimados y no me podía concentrar. Trate de añadir humor también jeje, cuídense~*

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