Capítulo 66 La ironía del Destino
Entre la agonía y el dolor que se sentía, Kazuyoshi daba lo mejor por retener sus lágrimas, sin embargo el nudo en su garganta solo empeoraba las cosas y como si su mente misma se dignara a acomodar más piezas del rompecabezas, piezas que desconocía que vivían en algún rincón de su mente. Los verdes ojos refulgieron al ver con claridad la silueta cansada y algo tambaleante de su padre, Ririka era más pequeña, por lo que corrió sin dudarlo ni un segundo a los brazos de su progenitor
— ¡Papi, has vuelto! —exclamó la pequeña con sus mejillas sonrojadas y sus verdes ojos brillantes de alegría— te he extrañado mucho papi, por favor ya no te vayas... —le pidió tocando con sus pequeñas manos el rostro de su padre
— ¿Se encuentra bien, padre? —recordó haber preguntado al notarle más silencioso que de costumbre, sin embargo la sensación de que no estaba bien seguía presente
— Estoy bien, mis pequeños —suspiró Kiyoshi dibujando una sonrisa en su rostro, pese al dolor que estaba sintiendo, con el pasar del tiempo le costaba respirar y su vista no le permitía observar con claridad a sus niños— ¿se han portado bien? ¿Ya han cenado?
— ¡Ya lo hicimos, papi! ¡Tamaki hizo un delicioso postre de pera, era tan suave que se derretía en mi boca!
— ¿En serio? ¿Tanto te gusta la pera? —rió el hombre alzando a su hija para situarla en un lado de su regazo— mi hermosa y dulce Ririka, cada día que pasa te veo más grande, curiosa y fuerte. Tal parece que has sacado un lado de tu padre —negó algo triste
— ¿Eso es malo? Yo soy hija de papi, así que es normal parecerme a él, pero también soy muy parecida a mi mami —declaró con una sonrisita que daba a demostrar su orgullo— ¡por eso creceré tanto...! ¡Para ser una mujer hermosa como mami!
— Si, sin duda lo harás. Serás fuerte y segura de ti misma, pero recuerda mi pequeña hojita, no importa cuan fuerte sea la brisa, la lluvia o el calor, debes seguir de pie y aferrarte a la vida, vive y crece para que así puedas florecer hermosamente —le pidió mientras acariciaba algunos mechones de su largo cabello verde
— Papi, no lo entiendo... —negó Ririka al haberse perdido en las primeras palabras— ¿acaso voy a desaparecer?
— ¡No! —exclamó Kiyoshi serio— eso jamás sucederá, ustedes siempre se mantendrán juntos, tal y como los guisantes ¿verdad?
— ¡Si, es verdad!
— Padre... —susurró Kazuyoshi con el ceño fruncido, ya que esa mirada que reflejaba cansancio, aquellas sonrisa que aparentaba estar bien y palabras confusas que aún escapan de su comprensión, todo eso lo hizo su madre antes de fallecer— usted también permanecerá con nosotros ¿verdad? Siempre estaremos juntos ¿no?
— Kazuyoshi... —su padre le conocía, sabía que siempre intentaba ser un niño fuerte por su hermana, sin embargo aquel ceño fruncido parecía querer ablandarse y reflejar miedo a lo incierto de sus palabras— hijo, ven aquí —le indicó para que sentara en el lado libre de su regazo— ¿por qué preguntas algo tan obvio? ¡Por supuesto que su padre siempre estará con ustedes!
— ¿Lo prometes?
— No necesito hacerlo, el solo estar a su lado o que recuerden mis palabras es suficiente —le tranquilizó dandole una palmaditas en la cabeza— Un padre siempre velará por sus hijos, incluso luego de la muerte hasta que ambos alcancen su persona destinada, solo ahí soltaré un suspiro de alivio y beberé un buen vino
— Entonces nunca tendrás que irte —sentenció su hijo mayor sorprendiéndole
— ¿Eh? ¿Por qué dices eso?
— Ririka jamás va a casarse, así que siempre te quedarás aquí padre —el tono empleado por Kazuyoshi reflejaba tanta seguridad que su progenitor tuvo que hacer todo un esfuerzo por no reírse
— ¡Claro que voy a casarme! ¡Con un chico muy lindo y gentil! —refutó la menor pellizcando la mejilla de su hermano— ¡Kazu-nii es quien nuncaaaaa va a casarse!
— No necesito tampoco hacerlo, me basta conmigo mismo —rió el ojiverde orgulloso al haber "ganado" esa partida
— ¡Entonces yo si voy a casarme, tendré mi familia y siempre les haré postres con pera!
— ¡Si yo no me caso, tu tampoco!
— ¡Eso no es justo!
— ¿Quién dijo que el mundo lo era?
— ¡Otra vez diciendo cosas raras de libros!
— ¡Se le llama inteligencia y buena retentiva!
— ¡No, se le llama no tener amigos!
— ¡Que baja, por eso eres un guisante!
— Niños... —les detuvo Kiyoshi al ver como ambos se lanzaban miradas matadoras— no está bien pelear entre ustedes, ya que siempre y a partir de ahora solo pueden confiar en ustedes mismos y Tamaki ¿lo entienden?
— Si, padre
— Creeré siempre en Tamaki, pero Kazu-nii siempre me engaña con alguna cosa —negó Ririka desconfiada
— Aún así, tu hermano jamás hará algo que pudiera lastimarte y aunque él no lo diga mucho... —siguió hablando esta vez en voz baja en su oído— Ririka es su mayor tesoro, eres irremplazable
— ¿De verdad?
— Si, de verdad
Kiyoshi se limitó en plasmar una sonrisa en su rostro al mirar la curiosidad brillar en los ojos de su hijo mayor, mientras una punzada de culpa le recordaba que desde ese momento, todo el peso de la familia y su hermana pequeña quedaban en sus hombros, ni siquiera él a su edad tuvo que afrontar tal cosa. Un niño no debería pasar por el dolor de ver partir a su madre y en unas horas a su padre, sin embargo un padre tampoco debía enterrar a sus hijos, si bien él nunca podría elegir el destino a seguir, creyó firmemente que había hecho lo correcto
— Ya es hora... —pensó para si misma al ver dormitar a su hija entre sus brazos, Ririka se dormía con facilidad al caer la noche— mi hija es sin duda la más linda, parece una muñequita
— Si, Ririka es la más hermosa de toda la mansión —coincidió Kazuyoshi orgulloso, solo en esos momentos podía ser completamente sincero— pero no voy a decírselo, no ahora
Los ojos verdes parpadearon levemente al ver aquella mirada en su progenitor, era como estuviera haciendo lo posible por quedarse allí, junto a ellos. Luego de eso, Kazuyoshi pudo ver a su padre levantarse y encaminarse hacia la habitación Ririka, allí el pequeño le ayudó a apartar las sabanas para que se recostara, dormía profundamente, tanto que ni siquiera sintió las manos de su padre apartar algunos mechones de su desordenado cabello, ni el beso gentil en su frente, siendo solo la respiración tranquila de la menor lo que llegaba a sus oídos
— Kazuyoshi ¿podrías esperar afuera un momento? —le pidió
— Si, padre —se apresuró en responder y acatar su pedido
¿Qué habrá sucedido? Kazuyoshi no podía saberlo con certeza, sin embargo cuando vio la silueta de su padre salir por la puerta, iluminado tenuemente por la luz de la lampara que alumbraba la habitación, por un instante fue como si su mirada estuviera cristalina y apretara sus labios con fuerza. ¿Por qué su padre quién siempre era alguien honesto, ahora mismo parecía estar diciendo muchas mentiras? Lo sabía, había dolor y miedo en aquellos ojos, tal y como su madre al pedirle que siempre se cuidaran mutuamente y crecieran como personas de bien
"¿Es acaso esto una despedida? No, padre es un hombre sano"
— Padre ¿aún extraña mucho a madre? —soltó finalmente aquella pregunta— ¿es tanto su deseo por verla que va a abandonarnos?
— ...Kazuyoshi ¿por qué piensas eso? —le devolvió Kiyoshi sin ningún rastro de molestia mientras se acercaba hasta su primogénito, para luego acuclillarse a su altura
— Porque padre se está comportando como mamá... —respondió el menor haciendo lo posible por mirar a su progenitor— ¿es esto una despedida? ¿Es más importante el amor de mamá que nosotros? —inquirió pese a sentir que su voz se iba rompiendo e inevitablemente las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas— padre, yo me esforzaré más... ¡creceré rápido y dirigiré la compañía! ¡Por eso...! ¿Podrías quedarte un poco más? ¡Estoy seguro de que mamá entenderá y esperará! ¡Pero no nos dejes, papá!
Todo se estaba desbordando, incluso si trataba de mantener una expresión fuerte, ya ni siquiera podía ver bien el amable rostro de su querido padre, la persona que más admiraba y respetaba, sin embargo Kiyoshi no respondió ninguna de sus preguntas, sino que solo le extendió sus brazos y sonrió apenado. Kazuyoshi le miró sin poder aguantarlo más y corrió hacia su padre, quien le estrechó en sus brazos y palmeó su cabeza, pero ahora habían claramente lágrimas en su rostro
— Kazuyoshi, eres mi hijo mayor y mi gran orgullo, pese a ser tan joven, eres incluso más maduro e inteligente de lo que yo a tu edad fui. Tienes una mirada aguda y por lo mismo, jamás permitan que te coloquen una venda, no veas lo que otros te digan que veas, ni creas lo que otros te digan que creas, solo tu mismo puedes decidir que creer y ver, pero así mismo se tan astuto que los demás no se den cuenta de que tu miras la verdad completa y no la mentira disfrazada de una verdad a medias ¿lo entiendes? —inquirió esta vez secando sus lágrimas
— Lo comprendo, padre —asintió el ojiverde serio— ¡haré todo lo que usted me diga siempre, por eso...!
— Perdón, tu padre no es tan confiable como crees, incluso alguien como yo tuvo que hacer una elección de vida. Kazuyoshi, no te pido que me comprendas, pero ambos deben saber que siempre los he amado y su madre también lo hizo hasta el final, todas las elecciones que tome me guiaron hasta aquí y no me arrepiento de ninguna de ellas, sin embargo creo que es tiempo de pasarte el listón
— ¿Soy yo quien debe seguir la carrera?
— Así es, pero no estarás solo hijo —rió el hombre al recordar que la mirada seria de Kazuyoshi era como la de su madre— creo firmemente en que ganarás esta carrera y cambiarás lo que yo no pude, sin embargo eres tú quien elegirá como vivir, no pienses que debes ser como tu padre, porque yo soy yo y tu eres tú. Es suficiente con que seas una versión mejor de ti mismo cada día y que también estés conforme de ello
— ¿Qué hay de Ririka? ¿Ella también estará a mi lado?
— Por supuesto que lo hará, ustedes son hermanos y fueron criados para apoyarse el uno al otro, ambos tienen el mismo valor y capacidad ante mis ojos, nunca permitas que te digan lo contrario, pues es seguro que el pequeño guisante podrá soportar todo, menos que hablen de su querido hermano mayor, esta es la familia que nació del amor de tu madre y mío, son la viva prueba de que viví en este mundo y amé hasta que me fue permitido, ahora ustedes deben seguir
— ...Daré lo mejor de mi, seré una mejor versión de mi mismo cada día y solo creeré en lo que yo vea y escuche, no permitiré jamás que mi familia sea tratada de menos, ni dudaré de las palabras de mi padre, la persona que más admiro y respeto
— Gracias, eso es suficiente para mi —asintió Kiyoshi mientras se encaminaban hacia la habitación de su hijo
Las mismas acciones de antes se repitieron, el mover las sábanas y meterse a la cama mientras su querido padre la arropaba y ordenaba su cabello, sus manos más grandes que las suyas se sentía tan bien hasta el punto de sentirse soñoliento. Ahora la mirada de su progenitor estaba cargada de cariño, pero también dolor, como si fuera a derrumbarse en cualquier momento, Kazuyoshi negó para si mismo y apartó aquellos pensamientos para recibir un último abrazo y beso de buenas noches
"Si detuviera a papá ahora ¿podré verlo mañana?"
— Hijo —le llamó una última vez desde la puerta— Te dejo a la familia en tus manos, pero principalmente a tu hermana, debes vivir de manera digna Kazuyoshi, en tus manos queda la memoria de tu madre y mi legado
Kazuyoshi siendo un niño de solo diez años no comprendió el porque de esas palabras que llevaban un gran peso por detrás, sin embargo no olvidó nada de lo dicho en aquella fría noche, noche que mantuvo su corazón agitado, pero que el sueño terminó por vencer una vez su padre desapareció por la puerta. Hubieron muchos arrepentimientos en su mente que perduraron por años, pero jamás se permitió sentir resentido u odio a su progenitor, ya que solo creería en lo que el veía y escuchaba
A la mañana siguiente la noticia de que el presidente del grupo Yamamotoyama había fallecido generaron un gran revuelo en Japón, haciendo que hubiera gran perdida en sus acciones, por lo que su abuela tomó una medida desesperada y solo dos horas más tarde, Kazuyoshi fue declarado heredero de manera oficial, mientras que ella tomaría las riendas de la compañía hasta que él estuviera listo para desempeñar su cargo, sin embargo esto levantó un gran debate que duró semanas e incluso meses
Kazuyoshi en su posición de heredero, protestó en cada oportunidad al respecto, pero solo recibió la misma respuesta que las familias cercanas y la prensa sante la pregunta de ¿Qué sucedería con la joven señorita Yamamotoyama Ririka? Sin embargo la anciana declaró que entre los deseos de su padre en el testamento, no estaba que Ririka heredara la compañía y fue desde ese mismo instante en que comprendió el significado de las palabras de su progenitor y supo que no podía confiar en ellos
"Vive de manera digna, Kazuyoshi. En tus manos queda la memoria de tu madre y mi legado"
La discusión sonaba lejana, pero poco a poco Kazuyoshi escuchó con claridad la voz de su hermana, en ella podía sentir el dolor y resentimiento hacia la mujer que durante años llamó "abuela" intentando así ganar algo de su cariño, sin embargo era peor el sentimiento en el ojiverde al recordar todas las veces que estuvo cerca de aquella asesina, el como esas manos manchadas de sangre le abrazaban y aquella mirada desdeñosa le observaba con "cariño" y "preocupación" ¿realmente era su nieto? ¿O solo una marioneta?
No, Kazuyoshi jamás se dejó influenciar por las palabras de nadie en la mansión y todos los planes de aquella mujer en alejarse de Ririka se vieron truncados, fingía acatar la orden, pero pronto encontraba una solución al problema. Es así como desde la muerte de su padre había vivido, cuidando de que aquella venda no le engañara y solo creyera en todo lo que confirmara por si mismo, aprendió a actuar como un zorro astuto y fingió ignorancia para pasar desapercibido
— ¡Yo no lo hice! ¡Kiyoshi fue quien decidió tomar ese camino! —le escuchó decir desesperada, tal vez ella misma deseaba convencerse de aquello
— ¿Realmente fue una limpia decisión? ¡¿Quién en su sano juicio ofrece un tazón de veneno, el cual si rechaza se lo darán a sus hijos?! ¡¡Era su hijo, su sangre!! —Ririka estaba furiosa y dolida por la verdad, ahora mismo eran más sus emociones lo que hablaban por ella que su razón
— ¡Si quieres buscar un culpable, mira la tumba de tu madre! ¡Fue ella la que arrastró a mi hijo a ese miserable final! ¡Ella me lo arrebató! ¡¡¡Ella lo asesino!!!
— Cállese de una maldita vez —habló una voz sorprendiéndoles— ¿cómo puede ser tan cínica? ¡Reconozca que mató a su hijo y a su esposa! ¡¡Reconozca que tiene sus manos llena de sangre inocente!!
— Kazuyoshi... —susurró la anciana estupefacta
— No vuelva a decir mi nombre, ni siquiera se atreva a considerarme su nieto —sentenció fulminante desde el suelo— usted ya no es nada para mi, pues lo único que me produce al verla es odio y asco al percibir el aroma a sangre en sus manos, el solo verla me hace recordar las lágrimas silenciosas de madre y el dolor profundo de padre ¿cómo podría siquiera pensar permanecer en una familia así? —rió sarcástico
— ¡Cariño, no es así! —intentó hablar la mujer— ¡todo lo hice por ti, por tu bien!
— ¿Mi bien? No intente usar esa lógica retorcida en mi, sé lo que ha hecho, el como se ha esforzado en ocultar el testamento de padre, donde es muy seguro que Ririka también haya sido declarada heredera, la muerte repentina de su testador ¿qué dijo que fue? ¿Un paro cardíaco? Desde ese momento supo que no podía confiar en usted, pero ¿qué debería hacer con esto? Mató a su propio hijo, mató a una mujer inocente que amaba de manera sincera a padre, esclavizó gente por medio de acuerdos que estaban destinados a fallar, usted solo puede ser como una araña, solo tiende trampas mientras escupe veneno
— ¿Has terminado? —inquirió la mujer seca y con una mirada hostil— no miento al decir que hice todo por ti, me aseguré de que tuvieras el camino libre para que pudieras correr sin limites ¿y es así como lo agradeces? No solo me traicionaste, sino que cuestionas mis decisiones y te empeñas en proteger a una maldita perra que no te aporta nada, es solo una existencia destinada a ser una herramienta, no tiene valor
— Púdrase —escupió Kazuyoshi al sentir la furia recorrerle
— Esperaba algo así, pero está bien mi niño —rió la anciana falsamente— puedes quejarte todo lo que quieras porque el destino ya ha sido escrito
— ¿Qué quiere decir con eso? —inquirió Tōjuro alerta
— Hoy en esta noche, Yamamotoyama Ririka... va a morir y en el momento exacto en que su corazón deje de latir y suelte su último suspiro, mi amado Kazuyoshi... —siguió hablando como si anticipara los hechos con gran felicidad y extasía— tu vas a olvidarlo todo, será como tomar un borrador y hacer desaparecer la existencia de a quien has considerado tu hermana menor
— ¡...!
— No me mires así, esto lo hago para que puedas ser un heredero adecuado —le explicó— los lazos familiares no aportan nada, ya que incluso estos pueden convertirse en puñales que se entierran en tu carne, no puedes confiar en la persona que un día juró amarte o en el hijo que prometió protegerte, todos son iguales y por eso deben pudrirse lejos, de esta forma podrás tener finalmente el futuro libre, todo será tuyo...
— ¡Está loca! ¡¿Cómo puede decir algo así?! ¡Quitarme a Ririka sería como sacarme el alma!! ¡Prefiero morir antes que vivir miserablemente por el resto de mi vida!
— Di lo que quieras, pero su muerte ya está escrita, incluso si derramas lágrimas o pides clemencia, nada podrá salvarla. Mejor ríndete ante lo decidido y di adiós a tu estúpido papel de hermano mayor, es el final —declaró con seguridad mientras les daba la espalda— dime Ririka ¿cómo crees que vas a morir?
— ...Podría esperar todo de usted —rió la peliverde amargamente, mientras Tōjuro se negaba a soltar su mano
— ¿Qué crees si de repente se oye un disparo? ¿qué si caes a un gran hueco para luego estrellarte contra el suelo? O quizás... ¿debería parecer un suicidio? —inquirió divertida hasta el punto de causarles escalofríos— podría darte un cuchillo y que te lo entierres tu misma, hasta ver como mueres ahogada en tu sucia sangre, si... algo así sería interesante
— Señora Yamamotoyama, si hay algo que puedo decir con certeza... es que jamás le daré el placer de arrebatarme la vida, usted no puede decidir el destino —soltó Ririka sosteniéndole la mirada con seguridad y orgullo, logrando solo enloquecerla aún más
— ¡Maldita seas, muere ya! —gritó la anciana sacando un arma de entre las mangas de su kimono
— ¡¡No no lo haga!! —rogó Kazuyoshi intentando levantarse, pero el mismo dolor de antes volvió a tumbarlo
— ¡¡¡Ririkaaaa!!! —exclamó Tōjuro tomándola entre sus brazos para recibir el impacto
El sonido del gatillo al ser apretado resonó en sus oídos, llenándoles de profundo terror, pronto los gritos desesperados de Kazuyoshi se hicieron presentes junto al golpe seco de ambos jóvenes al caer. Las lágrimas cayeron de aquellos ojos verdes mientras se negaba en creer lo que veían sus ojos, siendo la risa de aquella mujer que por años consideró su "abuela" soltar una corta risa para finalmente reírse como una completa desquiciada ¿por qué? ¿Por qué no pudo hacer nada para detenerlo? ¿Por que Ririka? ¿Por qué no podía ser él?
— Todo está bien, ya ha terminado... —habló la anciana luego de secarse las lágrimas que había dejado caer debido a la risa
— No estaría muy segura de eso...
— ¡¿Qué?! —exclamó pálida y girandose para ver en el suelo a la joven mirarle aburrida, mientras el chico le sostenía de la cintura y le dedicaba una mirada de completa ira— ¿cómo es que-? ¡Yo disparé! ¡Estás muerta!
— ¡Ririka!
— Me temo que debería comprobar el arma por si misma... —negó la peliverde sentándose sin mostrar ningún signo de estar herida
— ¡Eres una ilusión! ¡No estás aquí! —seguía diciendo la mujer, sin embargo las palabras murieron en sus labios al ver como el arma estaba vacía, no habían balas— ¡no, no puede ser!
— Lo es
— ¡Pero escuché el sonido del disparo! ¡Todos lo oyeron!
— Tal vez y no es usted realmente quien puede escribir el destino —Ririka le observó secamente mientras era ayudada por Tōjuro para levantarse— debería rendirse y solo reconocer todo lo que ha hecho, empezando por las personas que tiene bajo su poder
— ¡No, no he terminado! —gritó la anciana soltando el arma y buscando algo desesperadamente entre las mangas de su kimono— ¡no, no! ¡¿Por qué?! ¡No está!
— Ririka...
— ¡Kazu-nii! —exclamó al ver el rostro aún pálido de su hermano como si le costara creer que ella estuviera bien— ¿puedes levantarte?
— E...Eso creo, pero tu... ¿de verdad está bien? —inquirió con la voz temblorosa, incluso sus piernas las sentía torpes— por dios y si tienes consideración de mi corazón, no vuelvas a hacer algo así —le pidió mientras la apretujaba entre sus brazos sobreprotector
— Lo estoy, Tōjuro también se asustó mucho —respondió divertida al ver la expresión de clara preocupación en su novio
— Oye, mocoso —soltó Kazuyoshi más tranquilo— gracias por protegerla
— ¡Es mi debe como su-!
— Amigo, si
— ¿Qué deberíamos hacer ahora? —inquirió Ririka intentando centrarse en la mujer que ahora residía en el suelo balbuceando y tirando de sus cabellos cada cierto tiempo
Kazuyoshi miró en dirección al suelo y se sorprendió de no ser capaz de sentir ni un solo atisbo de lástima, al contrario, no le molestaría si una persona así viviera una completa miseria. Todo lo que él durante años consideró una familia u hogar, ahora y no lo percibía de esa forma, sino que el solo pensar en seguir dentro de aquel lugar le revolvía el estómago junto a la sensación de temor que aún recorría su cuerpo. No es fácil olvidar que tu hermana pudo haber sido asesinada frente a sus ojos y sin poder hacer nada
Su verde mirada se dirigió hacia Ririka y solo veía en ella a la pequeña que le perseguía por los campos llamándole "Yoshi-nii" y luego a la pequeña que le esperaba ansiosa a que terminara sus clases y siempre le llevaba galletas con un gentil "Kazu-nii" ¿por qué el destino tenía que ser tan cruel? ¿Acaso en cada vida tendría que experimentar una situación así? La felicidad no es algo fácil de alcanzar, pero estar siempre en constante dolor y cercanía a la muerte tampoco era un vivir justo
Ahora estaba seguro de que si Ririka hubiera resultado herida o muerto a manos de esa mujer, probablemente habría perdido la cabeza por completo y asesinado sin una pizca de misericordia, sin embargo eso tampoco sería justo ¿cómo pensaba pagar la vida que había arrebatado? Ponerle un fin era dar un castigo rápido, por eso viviría uno y mil infiernos hasta que su propio cuerpo muriera y su alma se siguiera arrastrando por perdón, tal y solo así podría sentir algo de alivio en su corazón
"No, no debo pensar así"
— Kazuyoshi —lloriqueó de repente sorprendiéndoles— ¿por qué? Por favor, dime ¿por qué todos me abandonan de esta forma? Tu abuelo, tu padre y ahora tú... ¿qué fue lo que hice mal? ¿En dónde me equivoqué? ¡Yo solo quería que nuestra familia fuera feliz! —sus ojos no reflejaban ni una pizca de luz de ellos, estaban vacíos, pero las lágrimas seguían cayendo
— Solo usted puede saber el punto en que se equivoco, pero nunca hubo felicidad en esta familia y los pocos rayos de ese sentimiento, fueron aplastados por usted misma —el resentimiento era claro en su voz y para la mujer fue como si un puñal se clavara en su corazón
— Si solo tuviera aquello conmigo... ¡podría arreglar esto! ¡Te haría feliz!
— ...Deténgase, usted está sola
Al igual que un fino cristal se rompe al caer al suelo, de esa forma fueron las palabras que abandonaron los labios de su amado nieto, su esperanza, lo único que aún le recordaba a su querido Kiyoshi, sin embargo Buda no tenía compasión de ella ¿por qué siempre tenían que arrebatarle lo más preciado? Ya no tenía un alma que sintiera, ni un corazón que deseara derramar más lágrimas. Nada es justo en este mundo y ahora mismo, solo quedaba como una mala villana que perdió de la manera más tonta
"Si la pluma no hubiera desaparecido, entonces yo... y tú..."
"La magia" así es como ella le llamaba, poco a poco iba desapareciendo, devolviéndoles a la misma habitación abandonada y descuidada de antes, sin embargo un ligero tintineo llamó su atención y pronto a su espalda pudo ver la silueta de una hermosa mujer de largos cabellos rojos, pero de mirada fría como la noche al igual que sus oscuras vestimentas, sonrió a poco tiempo al reconocerla, ahora lo comprendía todo y el porque las cosas habían tomado ese rumbo, ella nunca fue quien manejó los hilos del destino, no
— Que irónico es este escenario —rió amargamente— siempre estuve rezando porque la muerte llegara y se llevara lo que más odiaba, pero sin siquiera saberlo, siempre estuvo a mi lado, observando cada movimiento en mi tablero a la espera del momento exacto para derrumbar mi torre ¿no es así?
— Annistyn-san —susurró Ririka sorprendida de verla allí y además era como si la anciana también le conociera ¿por qué?
— Ririka, lo has hecho bien —soltó la pelirroja girándose hacia ella— ahora toma esto —añadió vez con aquellas horribles tijeras en mano
— ¿Qué? ¡No, no puedo hacer eso! —exclamó seria, ya que podría tener un gran resentimiento hacia ella y oido por haber asesinado a sus padres, pero jamás mancharía sus manos de sangre
— ...Esto no solo sirve para matar, lo recuerdas ¿verdad? Solo vas a cortar los lazos y liberarla...
— ¿Liberarla? ¿Por qué yo?
— Eres tú a la persona que más ha lastimado, pero sorprendentemente eres la única que no desea asesinarla
"¿Solo yo no quiero matarla...?"
Ririka volteó confundida en dirección a Kazuyoshi, pero el mismo solo bajó la mirada y se mantuvo en silencio, entonces miró a Tōjuro, quien negó para luego posar su mano en su hombro, si bien no era algo que le tocara hacer, siempre la apoyaría en la decisión que tomara. Al final el mismo destino era algo difícil de comprender, ya que antes ella tuvo que sufrir una y otra vez de abusos, sin embargo ahora mismo esa persona yacía ante sus pies a la espera de su decisión, una completa ironía
— Yo... no deseo matarla, pero eso no quiere decir que sea tan buena como para querer salvarla —confesó la peliverde sin rodeos— lo que ha hecho es imperdonable, las vidas que arrebató ya no regresaran, mis padres no volverán...
"Creo que puedo entenderlo ahora, lo que dijo Kyojuro en el pasado"
— Quiero que pague por todo lo que hizo y que no se salga con la suya, mi corazón no es tan bondadoso como para no desear que se arrastre y mendigue perdón. No puedo ser una heroína
— ¿Quién dijo que la salvarías? —inquirió Annistyn sorprendiéndola— algo así no merece recibir piedad, pero tampoco dejaré en tus manos que tomes su vida, por eso te ofrezco esto —añadió señalando las tijeras— corta los lazos y haz que comience su verdadero infierno, más allá lo de físico, será tan profundo que caerá en pedazos sobre su misma miseria, eso es... lo que el destino ha decidido para ella
Ahora lo entendía, haría algo similar a lo que sucedió con Rikuto, sin embargo esa persona reviviría todos y cada uno de sus pecados de manera más fría y severa, sería destruida por dentro. Ririka miró nuevamente a Tōjuro, pero en su mirada no reflejada ninguna duda o lástima, al contrario, parecía estar de acuerdo con la decisión y eso le hacia preguntarse ¿qué hubiera escogido si fuera Ruri? Eran la misma alma y compartían los mismos recuerdos ¿habría pedido clemencia?
"No, yo debo decidir como Ririka"
— Entiendo, eso haré —declaró sin demora y los ojos oscuros de la mujer se dilataron al escuchar su decisión
— ¡No, por favor no quiero eso! —exclamó la anciana arrodillándose y pidiendo piedad— ¡es verdad que te ignoré, pero no fui la única que te dañé! ¡Si quieres castigar a alguien, castiga a todos en la mansión!
Lo había olvidado, Ruri siempre tuvo una naturaleza amable y relajada debido a que conocía los eventos por venir, caminaba en tierra segura, sin embargo como toda persona ¿quién dijo que no tenía un lado oscuro? Tal vez no podía expresarse fisicamente, pero si habías puesto atención a sus técnicas sabrías que también podía ser cruel. La Ruri del pasado no era muy diferente a la Ririka actual, por eso sin importar el resultado, estaba segura de que la decisión siempre hubiera sido la misma ¿no?
— Cada acción caerá por su propio peso y puedo ver que será usted quien caiga más profundo junto a las personas que hicieron tanto daño, puedo saberlo con solo mirarla —siguió hablando con aquellos ojos verdes fijos en su enemiga— hoy se supone que iba a ser un día festivo, brindaría con alegría mientras se derramaba mi sangre ¿no es así? —inquirió con una sonrisa vacía mientras el sonido de las tijeras perforaba sus oídos
— ¡No puedes hacer esto! ¡Yo soy la cabeza de los Yamamotoyama y sin mi no son nada! ¡Nada! —exclamó con terror— ¡Kazuyoshi, no puedes permitir que me humillen así! ¡Soy tu abuela, tu sangre!
— No, usted es solo la asesina de mis padres —sentenció el mismo dandole la espalda— por favor, asegúrese de pedir sus disculpas en el infierno
— ¡Maldito traidor! ¡Eres igual que ellos! —gritó dejandose caer al suelo— no me hagas esto, no puedo terminar así...
— Señora Yamamotoyama ¿lo sabía? —inquirió Ririka acuclillándose a su altura mientras seguía visualizando los hilos que la rodeaban, todos oscuros y llenos de moho— al final hay personas que no merecen ser felicitadas, sino humilladas
Un reloj antiguo de fondo marcó dando la media noche y con cada repicar las lágrimas de aquella mujer seguían cayendo junto al sonido metálico de las tijeras que cortaron cada uno de los hilos que la rodeaban. Aquellos profundos ojos verdes, tan similares a los de aquella mujer que un día le tendió su mano pidiendo su amistad y aceptación, ahora era su hija la que se había encargada de quitarle todo y destruirla, si hubiera sabido que eso sucedería, la hubiera asesinado desde antes
— Tsubasa... —susurró mientras el infierno de sus pecados se cernía sobre ella, su juicio había empezado de la mano de la muerte
¡Hola a todas! Se que ha pasado un tiempo desde que publiqué (un mes) y me disculpo sinceramente, febrero no fue mi mes y tuve bastante presión por parte del trabajo, ya cerré un ciclo, así que estaré libre, pero decidí tomarme una semana de descanso y retomar con mayor alegría y fuerzas, gracias por la espera y deseo de todo corazón que tanto este capítulo como el de "Te querré por siempre" puedan alegrar su viernes, besos y abrazos y nos vemos en el próximo ¡bye!
Andysakurai15
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